Rodrigo Chaves Robles

En las elecciones presidenciales de 2022 los costarricenses han optado por confiar en la promesa de un drástico cambio de rumbo nacional formulada por Rodrigo Chaves Robles, postulante del Partido Progreso Social Democrático (PSD). Chaves, un economista con una dilatada trayectoria de tecnócrata del Banco Mundial que ha enfrentado acusaciones de encarnar un nuevo populismo con aires broncos así como un escándalo por "insinuaciones sexuales", ya dio la campanada al quedar segundo con el 16,78% de los votos en la primera vuelta del 6 de febrero, por detrás del ex presidente (1994-1998) José María Figueres Olsen. En la segunda vuelta del 3 de abril, Chaves, con sus mensajes anti-establishment de la enmienda a la totalidad de los gobiernos de las últimas décadas y la denuncia de "la corrupción de los mismos de siempre", coronó su condición de candidato estrella y rompedor doblegando al experimentado Figueres, aspirante del centrista Partido Liberación Nacional (PLN) y figura intensamente asociada a la institucionalidad republicana, con el 52,84% de los sufragios.

En su programa para Costa Rica, Chaves combina planteamientos considerados tanto conservadores, al decantarse por la estabilidad financiera contenida en la rigurosa Reforma Fiscal de 2018, que él quiere aplicar "sin excepciones", ajustando el gasto cuando la deuda pública exceda el 50% del PIB (ahora supera el 70%), como progresistas, al anunciar una mayor presión tributaria a las rentas altas e incidir en un modelo de "desarrollo sostenible multidimensional" que pone el ojo en la reducción de la pobreza e incorpora un firme compromiso con el medio ambiente. Hace un especial hincapié en la creación de empleo (2021 terminó con una tasa de paro del 13,7%) y la reducción del trabajo informal, a través de una bajada de las cotizaciones al Seguro Social, y se propone descalabrar la corrupción mediante una Ley de Promoción de las Denuncias que gratificará económicamente al que denuncie irregularidades en su entorno. "Denunciar a los corruptos será un acto patriótico y muy buen negocio", celebra en su programa Chaves, quien también se presenta como el "tsunami que va a barrer y sacar la basura de esta patria".

El mandatario electo, aunando criterios liberales y sociales, preconiza asimismo aliviar el coste de la canasta básica "a punta de decretos", crear un sistema único de pensiones, moderar los salarios de los funcionarios, eliminar trámites burocráticos para montar negocios, lanzar una criptomoneda pública, digitalizar los servicios del Estado y transparentar todas sus actuaciones. Considera "indispensable" el acuerdo firmado con el FMI por 1.778 millones de dólares y que persigue reducir el déficit fiscal (el 5,2% en 2021), pero aspira a "mejorar" sus metas. "Con humildad acepto el compromiso que este día representa. Juré por mis padres hacer un Gobierno digno y competente para volver a la prosperidad", tuiteó Chaves al conocer su victoria en el balotaje del 3 de abril.

El éxito en las urnas del candidato outsider del PSD refleja el repudio del electorado, al menos aquel que se ha movilizado y rehuido la elevada abstención, al Gobierno saliente de Carlos Alvarado Quesada, del que Chaves fue fugaz y polémico ministro de Hacienda entre 2019 y 2020, y cuyo legado merece la casi unánime consideración de negativo. Esto, a la luz del resultado cosechado por el candidato del oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC, centro-izquierda), Welmer Ramos González, quien con menos del 1% de los votos quedó en una remota décima posición.

El 8 de mayo de 2022 Chaves, de 60 años, sucederá al dos décadas más joven Alvarado, rodeado de la expectación nacional habitual en estos casos y obligado a buscar respaldos parlamentarios para sacar adelante su plan de Gobierno, pues su partido debuta en la Asamblea Legislativa de 57 miembros con solo una decena de diputados, nueve menos que el PLN. Es la misma situación que encaró en las elecciones de 2018 el ahora extraparlamentario PAC de Alvarado. Este se despide con un balance de gestión lastrado por la crisis pandémica, el elevado desempleo, la contestación social y escándalos políticos erosionadores como el de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD) y los indicios de infiltración del narco en la Asamblea.

(Texto actualizado hasta 6 de abril de 2022)

Miembro de una familia numerosa fundada por un talabartero (según el diario local La Teja, Rodrigo Chaves Arguedas fue también un militante liberacionista y hombre de confianza del presidente José Figueres Ferrer, padre a su vez de José María Figueres Olsen, al que sirvió como chófer y guardaespaldas) y una maestra de escuela, tras terminar el bachillerato en su San José natal comenzó estudios en la Universidad de Costa Rica, pero pronto los dejó para ganarse la vida en Estados Unidos. Allí, empezó con pequeños empleos temporales y aprendió el inglés, para luego, en paralelo a la adquisición de una formación académica superior, trabajar como gerente de banca privada y consultor externo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Banco Mundial. En 1988 inició la carrera de Economía en la Ohio State University (OSU), de donde egresó con el título de Ph.D. in Economics en 1993. Previamente, en 1986, contrajo matrimonio con Monika María Hempel Nanne; la pareja iba a firmar el divorcio en 1996 luego de tener una hija en común.

De las aulas de la OSU Chaves pasó directamente al funcionariado internacional del Banco Mundial, en cuyas plantillas ejerció ininterrumpidamente durante 27 años y de paso conoció a la que en 2012 iba a convertirse en su segunda esposa, así como madre de su segunda hija: Signe Zeicate, una economista letona que en la actualidad trabaja en el Servicio de Gestión de Deuda (DMF) de la organización con sede en Washington, DC. El costarricense adquirió un perfil de especialista en la evaluación de mercados financieros de países emergentes y la formulación de estrategias micro y macroeconómicas para corregir desequilibrios fiscales, impulsar el desarrollo y reducir la pobreza. Su gestión de servicios de asesoría y programas de asistencia financiera abarcó numerosos países en desarrollo de América Latina, Europa oriental y Asia, de manera señalada Indonesia y Timor-Leste. Fue precisamente una investigación de campo sobre pobreza y pequeñas empresas rurales realizada en Indonesia en 1992, con la ayuda de una beca del Harvard Institute for International Development (HIID), la que le abrió a Chaves de par en par las puertas del Banco Mundial.

Desde agosto de 2013 Chaves fue el director del Banco Mundial (Country Director) para Indonesia, luego de fungir como Sector Director del Departamento de Reducción de la Pobreza y Gestión Económica para la Región de América Latina y el Caribe (LCSPR), y anteriormente como Senior Manager para Política Económica de la misma región (LCSPE). Desempeñándose en esta última unidad, en 2010, el Banco Mundial reconoció su labor otorgándole uno de sus anuales Diversity & Inclusion Leadership Awards, correspondientes a la séptima edición.

Ministro de Hacienda comprometido con la Reforma Fiscal
El 30 de octubre de 2019 el funcionario y tecnócrata del Banco Mundial fue designado por Carlos Alvarado Quesada, presidente de Costa Rica desde el año anterior, como nuevo ministro de Hacienda. Chaves, una persona desconocida por el público nacional, sustituía a Rocío Aguilar Montoya, quien había dimitido una semana atrás cuando la Contraloría General de la República recomendó que se le impusiera una sanción administrativa de 30 días con suspensión en el cargo por haber pagado bonos de deuda pública sin la autorización de la Asamblea Legislativa. Alvarado explicó que, al nombrar a Chaves, un experto en la "eficiencia del gasto y la inversión", buscaba "ratificar el compromiso de nuestro Gobierno con la estabilidad fiscal y poner un acento especial en materia de reducción de la pobreza y eficiencia de los presupuestos". Así, el flamante ministro tendría que diseñar el Presupuesto Nacional de 2021 teniendo muy presente la contención del gasto público para podar déficit (superior al 6% del PIB) y hacer más manejable la deuda (en torno al 53% del PIB), así como colocar una emisión de eurobonos en los mercados.

Chaves dio por concluida su prolongada carrera de funcionario del Banco Mundial, donde había transcurrido casi la mitad de su vida, y el 26 de noviembre de 2019 tomó posesión de su nuevo e importante despacho oficial en San José. Al debutar en el Gobierno costarricense, Chaves hizo suyo el mandato conferido por el presidente Alvarado de cumplir con la regla de la disciplina fiscal, contener el crecimiento del gasto público, reducir las cargas presupuestarias, expandir la base de recaudación, perseguir la evasión tributaria y corregir las brechas que dañaban el tejido social. Se trataba de implementar debidamente la controvertida Ley 9.635 del Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, aprobada por la Asamblea en diciembre de 2018.

El conocido coloquialmente como Plan Fiscal o Reforma Fiscal, objeto de un fuerte rechazo sindical y socialmente impopular, era una verdadera reforma estructural articulada en cuatro componentes: la reforma de la Ley del Impuesto sobre la Renta para imponer a las rentas pasivas de capital un gravamen del 15%; la creación en Costa Rica del Impuesto al Valor Agregado (IVA); la aplicación estricta de una regla de "responsabilidad fiscal" para limitar el crecimiento de los gastos corrientes en función del ratio anual deuda pública/PIB; y el ajuste de los salarios de los funcionarios del Estado. Los dos primeros pilares buscaban aumentar inmediatamente los ingresos para reducir el déficit a corto plazo, mientras que el tercero y el cuarto apuntaban a la consecución de la consolidación fiscal en unos plazos más largos.

Desde el primer día como responsable de Hacienda, Chaves se señaló por su defensa ardiente de la Reforma Fiscal, pero también por una secuencia de salidas de tono, sobrepasando los cauces discursivos y programáticos de la Administración Alvarado, que le perfilaron como una especie de verso libre del Ejecutivo, desligado de las directrices de su superior institucional y dedicado a difundir opiniones más bien particulares, todo en un contexto nacional desapacible que empeoró por la emergencia sanitaria de la COVID-19. Especial repercusión tuvieron su propuesta de gravar con una "contribución solidaria" a todo salario superior a los 500.000 colones, fuera privado o público, para sufragar el socorro social a los damnificados económicos del coronavirus, la cual fue inmediatamente rechazada por el presidente, y la publicación de una carta a Alvarado solicitando su "veto parcial" a una ley aprobada por la Asamblea que eximía a las municipalidades de la famosa regla fiscal en tiempos de pandemia. Estos y otros pronunciamientos para la polémica se enmarcaban al parecer en el celo ejecutivo de Chaves, que quería realizar los objetivos de la Reforma Fiscal con todo rigor, sin excepciones de ningún tipo.

La controversia sobre la oposición a la "inaceptable" permisividad fiscal temporal con los ayuntamientos, producida casi a renglón seguida de la propuesta de la "contribución solidaria" por el coronavirus, desató la crisis definitiva entre Alvarado, molesto por la unilateralidad de su ministro, y Chaves, quien precisamente ahora sufrió un ataque de apendicitis que requirió su hospitalización de urgencia. Así, el 28 de mayo de 2020 Chaves presentó su renuncia en respuesta a la solicitud transmitida por el presidente, el cual le había dicho que ellos dos tenían "estilos diferentes en la manera de trabajar". Alvarado confió el Ministerio de Hacienda a Elián Villegas Valverde, hasta entonces director ejecutivo del Instituto Nacional de Seguros (INS).

Candidatura presidencial y escándalo por presunto acoso sexual
Una vez fuera del Ejecutivo, Chaves no tardó en marcar distancias de la gestión del Gobierno del que por un semestre largo había sido destacado miembro. Por de pronto, nada más ser despedido, el economista recomendó seguir una "ruta" en materia de Hacienda para atenerse escrupulosamente a la Reforma Fiscal, también en coyunturas tan difíciles como la presente: el Gobierno, entre otras cosas, debía recortar sin demora "todos los gastos superfluos", "entrarles" a los presupuestos de las instituciones autónomas, reducir los superavits allá donde se presentaran, y revisar los "destinos específicos" fijados por "legislaturas de muy atrás en el tiempo" y que suponían "comprometer" los recursos tributarios del país. Para Chaves, aquel no era "un momento de negociar con la regla fiscal para lograr objetivos que no son consistentes con la necesidad de mantener una posición fiscal responsable y con la necesidad de evitar una quiebra, un default, de parte del Estado costarricense".

Además de menudear las críticas, crecientemente duras, a la labor de Alvarado y el Gobierno del PAC, el ex ministro se dedicó a aclarar o desmentir pormenores del trasfondo de su renuncia. Sus proposiciones en materia económica adquirieron también el tono de quien hace oposición política y divulga al público un embrión de programa electoral. Las señales fueron en aumento y el 7 de julio de 2021 Chaves anunciaba su decisión de presentarse candidato en las elecciones presidenciales de 2022. Lo hacía por cuenta del Partido Progreso Social Democrático (PSD), agrupación extraparlamentaria de tendencia vagamente centrista o centroizquierdista fundada en 2018 por Luz Mary Alpízar Loaiza, una ingeniera química que anteriormente había sido secretaria general del Partido Nueva Generación.

En su presentación como candidato a la Presidencia, Chaves diagnosticó que Costa Rica estaba "en crisis" y necesitaba "patriotas para rescatarla". Según él, las prioridades absolutas eran reactivar la economía y generar bienestar en la población. Para el PSD, estas metas requerían un modelo de "socialdemocracia moderna, en la cual el concurso del sistema capitalista y las demandas de sociedades más justas conducen la forma de organización y el modo en que se toman las decisiones".

Cuando Chaves se lanzó a la carrera presidencial, su candidatura no pasaba de testimonial, con una intención de voto, apuntaban los sondeos, no más allá del 2%. Entonces, lideraban las encuestas dos aspirantes potentes con experiencia en estas lides: el derechista Fabricio Alvarado Muñoz, del Partido Nueva República (PNR), y el ex presidente centrista (1994-1998) José María Figueres Olsen, del Partido Liberación Nacional (PLN). Por detrás de ambos, aunque bastante más destacados que el ex ministro de Hacienda, aparecían la conservadora Lineth Saborío Chaverri por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), el centrista Rolando Araya Monge por Costa Rica Justa (CRJ) y el izquierdista José María Villalta por el Frente Amplio (FA). Únicamente una cosa parecía clara: el ganador de la elección del 6 de febrero de 2022, con una eventual segunda vuelta el 3 de abril, no sería el candidato del partido del Gobierno, el PAC, el diputado y ex ministro de Economía Welmer Ramos González, al que los sondeos ponían incluso a la zaga de Chaves.

Chaves, por tanto, arrancó su precampaña presidencial sin generar ningún entusiasmo visible en los electores. Muchos comentaristas de prensa y políticos de la oposición señalaban que el ex ministro, pese a su discurso de rechazo a la actuación de Alvarado, difícilmente podía pretender encarnar el cambio radical en Costa Rica desde el momento en que se erigía en paladín de una reforma, la fiscal, que cuando fue aprobada en 2018 concitó un vasto rechazo social y actualmente seguía siendo uno de los catalizadores de los movimientos de protesta contra las decisiones económicas del Gobierno. El candidato quería que Costa Rica volviera a ser "el país más feliz del mundo" y tomó como lema de su campaña la expresión Yo me como la bronca.

Peor aún –aunque solo en apariencia- para las perspectivas electorales de Chaves, menos de dos meses de presentar su postulación, el 30 de agosto de 2021, el periódico La Nación publicó que en octubre de 2019 el Banco Mundial había abierto un expediente sancionador al por entonces su director para Indonesia. El motivo: unas acusaciones de acoso sexual presentadas en 2018 por dos antiguas trabajadoras del organismo, subalternas suyas. Las "insinuaciones sexuales" y un "patrón de comportamiento inapropiado no deseado" habrían tenido lugar entre 2008 y 2013, y ello, luego de la pertinente investigación interna conducida por el Departamento de Ética y Conducta Empresarial, había sido considerado "acoso sexual" por el Tribunal Administrativo del Banco Mundial. Según La Nación, la sanción a Chaves, comunicada el 28 de octubre, había consistido en un traslado a un puesto de menor rango, con bloqueo de ascensos y aumentos salariales por tres años. Las denunciantes, disconformes, apelaron al Tribunal, que inició una revisión del caso. Chaves habría optado entonces por marcharse del Banco Mundial; solo dos días después de serle notificada la sanción, llegó su nombramiento por Alvarado como ministro de Hacienda.

Chaves refutó lo publicado por La Nación y la presidenta del PSD, Luz Mary Alpízar, no sin cierto malestar, aceptó sus explicaciones. El escándalo siguió coleando durante meses, pero, para sorpresa de muchos, no tuvo ningún efecto negativo en el rendimiento del político en las encuestas; al contrario, parece que le dio notoriedad y le ayudó, poco a poco, a despegar. Aspecto llamativo, este asunto y la profusión de quejas por el regusto machista y "misógino" de algunos de los comentarios del candidato fueron paralelos a una progresión constante en su intención de voto, que tomó una velocidad de galopada imparable al iniciarse 2022. La incorporación a las listas del PSD de la periodista televisiva Pilar Cisneros Gallo, famosa por sus críticas incisivas a la clase política y ahora candidata a un escaño de la Asamblea, favoreció a ojos vista las posibilidades de Chaves, quien se hacía acompañar en su fórmula por el consultor financiero Stephan Brunner Neibig como candidato a primer vicepresidente y por la médico Mary Munive Angermüller como candidata a segunda vicepresidenta.

Para el señalado, la imputación de acoso sexual era uno de tantos "ataques y mentiras" que buscaban desacreditarle. En su versión de los hechos, precisada en su web de campaña, Chaves explica que las funcionarias del Banco Mundial que en efecto le denunciaron no alegaron "tocamientos de ningún tipo, contacto físico forzado, propuestas indecorosas, comentarios vulgares o soeces, ni propuestas de favores sexuales", sino que se limitaron a describir actos o comentarios intrascendentes, "bromas" y "chistes" todo lo más, que eran parte de su "estilo gerencial". También, había que tener en cuenta las "diferencias culturales" y el hecho de que él, "como muchos costarricenses", es un hombre "efusivo, extrovertido y conversador". Chaves asegura que la investigación interna del Banco Mundial concluyó con que "no hubo acoso sexual", aunque, "desde el punto de vista de los investigadores", él, al parecer, sí tuvo "un comportamiento impropio para un alto ejecutivo del Banco Mundial". La sanción se produjo, pero por "comportamiento inapropiado, que no es acoso sexual", puntualiza.

En cuanto a si renunció al Banco Mundial en relación con este hecho, también es falso: él se despidió del organismo tras 27 años de servicios "para regresar a Costa Rica a cuidar a su madre gravemente enferma y para atender un llamado del presidente de la República para asumir el Ministerio de Hacienda". "Mirándolos a los ojos, puedo decirles que nunca he tocado indebidamente, insultado o incomodado de forma intencional a ninguna mujer. Tengo mi consciencia muy tranquila", zanja Chaves en su web.