Ricardo Alfonsín
Candidato presidencial (2011)
Solo a raíz de la muerte en 2009 de su célebre padre, el ex presidente Raúl Alfonsín —con quien guarda un gran parecido físico y gestual—, pudo el abogado radical Ricardo Alfonsín proyectarse como un político de relevancia nacional en Argentina. Aquel año, luego de un intento fallido en 2005 y de una postulación a gobernador de la provincia en 2007, ganó la diputación nacional por Buenos Aires bajo la sombrilla del Acuerdo Cívico y Social, amplia alianza del centro y la izquierda en la oposición al oficialismo kirchnerista, de la que la UCR era principal componente. En 2010, su corriente interna, Radicales por el Cambio, se hizo con el control del Comité del partido en Buenos Aires, logro que abrió la puerta a su candidatura para las elecciones presidenciales de octubre de 2011. Fracasado el intento de aglutinar un frente radical-socialista, Alfonsín viró al centro-derecha al apoyarse en el peronista liberal Francisco de Narváez, con quien formó la Unión para el Desarrollo Social (Udeso). Con un programa enfocado en la corrección de los déficits sociales y la "reparación" de las instituciones republicanas, el heredero del alfonsinismo encara las votaciones con unas expectativas de voto muy discretas.
(Nota de edición: esta biografía fue publicada el 11/10/2011. En las elecciones presidenciales del 23/10/2011 Ricardo Alfonsín quedó en tercer lugar con el 11,1% de los votos, situándose por detrás de la ganadora, Cristina Fernández de Kirchner, y de Hermes Binner. Alfonsín continuó activo en la política como diputado nacional por Buenos Aires hasta 2017 y presidente del Comité Provincial de la UCR de Buenos Aires en 2014-2016. Desde 2020 es el embajador de Argentina en España). |
1. Vástago discreto de Raúl Alfonsín
2. Ascenso político en las filas de la UCR
3. Candidatura presidencial en 2011
1. Vástago discreto de Raúl Alfonsín
Tercero de los seis hijos tenidos por el abogado Raúl Ricardo Alfonsín y la señora María Lorenza Barreneche, toda su etapa escolar transcurrió en su población natal, Chascomús, un tranquilo villorrio al sudeste de Buenos Aires. Tras dar clases de Educación Cívica en la misma Escuela Normal donde había terminado el bachillerato, y siguiendo la estela de su padre, inició la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), si bien la terminó en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Una vez titulado como abogado, entró a trabajar en el despacho jurídico de su progenitor, que por aquel entonces, en los primeros años setenta, ya era uno de los máximos dirigentes de la Unión Cívica Radical (UCR), entonces en la oposición al restablecido Gobierno de Juan Domingo Perón y luego al de su viuda, María Estela Martínez de Perón. Demócrata de pro y diputado nacional, Alfonsín padre tenía una trayectoria de luchador contra las sucesivas dictaduras militares, y dentro del radicalismo argentino encarnaba un ala progresista enfrentada al tradicionalismo conservador balbinista y próxima a la socialdemocracia europea.
En los lúgubres años (1976-1983) de la dictadura de las juntas de comandantes de las Fuerzas Armadas, Raúl combinó la defensa legal de los represaliados del régimen con un activismo político semiclandestino que le condujo al liderazgo indiscutible de la UCR. Ricardo, en cambio, mantuvo su militancia radical en un nivel muy discreto, concentrado en sus actividades profesionales como profesor de Educación Cívica en colegios de secundaria y vendedor de equipos para hornos industriales. En agosto de 1982, al poco de terminar la Guerra de las Malvinas, contrajo matrimonio con María Cecilia Plorutti, una paisana chascomusense dedicada a la pintura artística. La pareja iba a tener cuatro hijos, Lucía Victoria, Ricardo, Marcos y Amparo.
El 30 de octubre de 1983 Alfonsín sénior ganó las elecciones que le convirtieron en presidente de la nación con la misión ingente de arraigar la práctica democrática en Argentina, restablecer las libertades y enderezar la economía, terrenos todos destrozados por la nefasta dictadura militar. En el turbulento sexenio que siguió, Alfonsín júnior no salió del virtual anonimato que rodeaba a la familia del presidente, un estadista que exudaba austeridad, honestidad, espíritu de entrega e identificación con los valores republicanos, pero que suscitaba grandes dudas sobres sus capacidades como gobernante.
Hasta que un estallido social le obligó a adelantar en 1989 el traspaso de la banda albiceleste al mandatario electo, el peronista Carlos Menem, el Gobierno Alfonsín se estrelló con el ajuste económico, perdió estrepitosamente la lucha contra la hiperinflación, infló la deuda externa, soliviantó a las víctimas de la dictadura al limitar los juicios por violaciones de los Derechos Humanos a las cúpulas militares y encajó el doble desafío de las protestas de los sindicatos justicialistas y las asonadas de los sectores ultras del Ejército.
2. Ascenso político en las filas de la UCR
La inacción política de Ricardo se prolongó hasta 1993, cuando fue elegido miembro de la Convención Nacional de la UCR coincidiendo con el retorno de su padre a la presidencia del Comité Nacional, máximo órgano de conducción partidaria. El primer mandato electoral lo ganó en los comicios del 24 de octubre de 1999, cuando se hizo con el escaño de diputado en la Cámara de la populosa Provincia de Buenos Aires, un distrito difícil para el radicalismo al tratarse del bastión histórico del justicialismo. Las de 1999 fueron las elecciones generales que coronaron la nueva estrategia impulsada por Alfonsín padre, el cual, escarmentado por el alto coste político del controvertido Pacto de Olivos con Menem para introducir en la Constitución la reelección presidencial, había optado por aliarse con la pujante coalición de centroizquierda Frente País Solidario (FREPASO). Tras los excelentes resultados de las legislativas nacionales de 1997, la Alianza radical-frepasista se llevó ahora la Presidencia de la Nación en la persona de Fernando de la Rúa, desde 1996 primer jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y desde 1997 presidente de la UCR (cargo que volvió ahora a manos de Alfonsín).
En 1999 también, Alfonsín articuló una corriente interna de la UCR llamada Radicales para el Cambio (Rapaca), iniciativa que se inspiró en el Movimiento de Renovación y Cambio, la facción montada por su padre en 1970 para oponerse a Ricardo Balbín. Los Radicales por el Cambio sostuvieron un duro forcejeo con el aparato tradicional de la UCR de Buenos Aires, bien asentado en el Comité Provincial del partido. Los principales dirigentes de este colectivo eran Leopoldo Raúl Moreau, senador y presidente del Comité, Federico Storani, el ministro del Interior con de la Rúa, y Juan Manuel Casella, embajador de Argentina en Uruguay. Alfonsín hijo agotó su mandato legislativo provincial en 2003, cerrando cuatro años en los que Argentina había sufrido la peor crisis económica y financiera de su historia, y la peor convulsión política y social de la democracia. Liberado de responsabilidades institucionales, retomó la práctica de la abogacía en el bufete que compartía con el menor de sus hermanos, Javier Ignacio (un tercer hermano, Raúl Felipe, también era abogado, pero como Javier no se dedicaba a la política), e ingresó en el Comité Nacional de la UCR, donde se desempeñó como secretario de Relaciones Internacionales.
En aquel entonces, la UCR, bajo la presidencia de Ángel Rozas, intentaba levantar cabeza a nivel nacional tras la traumática dimisión de de la Rúa en diciembre de 2001 bajo el impacto del estallido social, acto seguido, la desintegración de la Alianza con el FREPASO y, como remate, la hecatombe electoral de octubre de 2003, cuando su candidato presidencial, Moreau, quedó en un humillante sexto puesto con el 2,3% de los votos y la presentada para la gobernación de Buenos Aires, Margarita Stolbizer, aun haciéndolo mucho mejor que el anterior, no pasó del cuarto lugar. El de Chascomús continuó batallando con el viejo alfonsinismo instalado en el Comité Provincial de Buenos Aires, cuya jefatura quería arrebatar, mientras proclamaba la ubicación de la UCR en el "centro-izquierda" del espectro ideológico y ofrecía una postura no beligerante, en la línea de la adoptada por su anciano padre (quien, a pesar no de figurar ya en los órganos ejecutivos del partido, seguía siendo su dirigente más influyente), frente al nuevo Gobierno nacional de Néstor Kirchner, líder de la agrupación peronista Frente Para la Victoria (FPV). Aunque aprobaba algunas de las actuaciones de Kirchner, en particular la cancelación y quita negociadas de las diversas cargas de deuda, Alfonsín distaba de sintonizar con los llamados Radicales K, una serie de dirigentes provinciales de la UCR abiertos a la concertación con el Ejecutivo nacional.
El 7 de septiembre de 2004 la carrera política de Alfonsín sufrió un parón a raíz de la trágica muerte de su hija menor de 15 años, Amparo, tras caérsele encima el vidrio de una puerta del colegio porteño donde estudiaba; la joven falleció en el hospital, donde no pudieron detener la hemorragia abierta en una pierna. Repuesto del terrible golpe, Alfonsín preparó su precandidatura a diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas parciales del 23 de octubre de 2005, apuesta que previamente, el 7 de agosto, debía superar una elección interna de carácter abierto. A las primarias radicales se presentaron las cuatro grandes facciones que articulaban el partido: además de los Rapaca, los dos principales sectores del alfonsinismo tradicional, la Corriente de Opinión Nacional (CON) de Storani y el Movimiento para la Democracia Social (Modeso) de Moreau, antaño rivales pero ahora aliados, más Intransigencia Radical, el grupo en torno a Stolbizer, diputada nacional de fuertes posiciones antikirchneristas y que días atrás, no obstante presidir el Comité Provincial de Buenos Aires, había perdido ante Alfonsín padre en las elecciones a primer delegado bonaerense del Comité Nacional, función que permitía a este presentarse (un paso que finalmente no dio) a la elección para suceder a Rozas al frente del citado órgano.
El 7 de agosto de 2005, con el 22% de votos, Alfonsín se colocó cuarto en la lista electoral por detrás de Pedro José Azcoiti (CON-Modeso), Francisco Ferro (Intransigencia Radical) y Vilma Baragiola (CON-Modeso). Celebradas las elecciones nacionales, sin embargo, sólo aquellos tres se hicieron con uno de los 35 escaños en juego, siendo la mayoría de las bancas para el FPV y el justicialismo no kirchnerista. A lo largo de 2006, en paralelo al rosario de recriminaciones de su padre, Alfonsín fue endureciendo el tono de sus opiniones sobre la gestión y las formas de Kirchner, al que reprochaba su escasa voluntad de diálogo con las demás fuerzas políticas, su intolerancia con las críticas y su "desdén por el asunto institucional".
De cara a las elecciones generales del 28 de octubre de 2007, Ricardo Alfonsín lanzó su candidatura a gobernador de Buenos Aires. La postulación se enmarcó en el respaldo que él, su padre y el grueso de la UCR (a excepción de la disidencia de Stolbizer) brindaron al economista Roberto Lavagna, ministro que había servido en gobiernos de distinto signo desde 1985 pero que sobre el papel era peronista, para su ambición presidencial. En el radicalismo bonaerense abundaban los simpatizantes de Lavagna, uno de los cuales, el actor Luis Brandoni, fue escogido por Alfonsín para acompañarle en la fórmula. Sin embargo, Lavagna ya había designado a un hombre de confianza para competir por la gobernación provincial, el ex ministro de Economía de Buenos Aires Jorge Sarghini. Unos y otros no se pusieron de acuerdo, de manera que a las elecciones de octubre se presentaron dos candidaturas lavagnistas: la de Alfonsín, por la UCR, y la de Sarghini, por Una Nación Avanzada, que era la coalición que a nivel nacional, con la incorporación del Movimiento de Integración y Desarrollo y el peronismo minoritario de Eduardo Duhalde, sustentaba a Lavagna para la Casa Rosada.
Al final, a los dos les fue francamente mal: Alfonsín sólo cosechó el 5,1% de los votos y Sarghini no llegó al 3%. Fueron ampliamente superados por Francisco De Narváez de la coalición Unión Pro Federal, la escindida Stolbizer por la Coalición Cívica (CC) y el vencedor, el kirchnerista Daniel Scioli. En las presidenciales, Lavagna no tuvo nada que hacer frente a la candidata del oficialismo, la primera dama Cristina Fernández de Kirchner.
El 31 de mayo de 2008 Alfonsín anunció a los medios que su padre se recuperaba en la Capital Federal de un tratamiento anticancerígeno recibido días atrás en una clínica de Estados Unidos, a donde se había trasladado tras diagnosticársele un tumor pulmonar. Sin embargo, el cáncer experimentó metástasis ósea y el 31 de marzo de 2009 el emérito estadista falleció a los 82 años de edad. La muerte del presidente de la restauración democrática fue recibida con vivas muestras de pesar por la sociedad y la clase política argentinas. La UCR, presidida entonces por el jujeño Gerardo Rubén Morales, atrajo un considerable movimiento de simpatía y el hijo del finado, hasta ahora conocido básicamente por su filiación familiar y no por su trayectoria política (circunscrita a la provincia de Buenos Aires y aun aquí poco vistosa), se convirtió en una figura de relevancia nacional.
A este espaldarazo personal no fue ajeno el partido, que de la noche a la mañana pasó a mirar a Alfonsín como su mejor cabeza de lista por Buenos Aires de cara a las elecciones legislativas parciales del 28 de junio de 2009. El 4 de abril, "conmovidos" por el fallecimiento del líder histórico y convencidos de que la "unidad" interna era su mejor "legado", todas las corrientes y dirigentes del radicalismo aceptaron que Ricardo Alfonsín les liderara en los comicios nacionales en la Provincia de Buenos Aires, renunciando así a librar una elección primaria.
La promoción de Alfonsín dentro de la UCR se enmarcó en una ambiciosa convergencia con otras fuerzas de oposición dispuestas a dar pelea al FPV a nivel nacional. Se articuló así el Acuerdo Cívico y Social (ACyS), gran alianza electoral de centro-izquierda que reunió a la UCR, la Coalición Cívica, el Partido Socialista (PS) y otras formaciones menores de ámbito provincial; la Coalición Cívica estaba formada a su vez por la Afirmación para una República Igualitaria (ARI) de Elisa María Carrió, Política Abierta para la Integridad Social (PAIS) y Generación para un Encuentro Nacional (GEN), el partido montado por Stolbizer. En la Provincia de Buenos Aires, la lista del ACyS quedó definida por Stolbizer en primer lugar, Alfonsín segundo y su conmilitón Mario Barbieri, tercero.
Con el 21,5% de los sufragios, el abogado, al segundo intento, consiguió la banca en el Congreso, en unas elecciones que fueron técnicamente ganadas por el ACyS al obtener más diputados y senadores (de los 127 y 24, respectivamente, en disputa) que el FPV, haciéndole perder así la mayoría bicameral sacada en los comicios de 2007. El nuevo grupo parlamentario de la UCR pasó a tener 43 diputados, consolidando su condición de segundo bloque de la Cámara. El 10 de diciembre siguiente, días después de tomar el senador mendocino Ernesto Sanz las riendas del Comité Nacional de la UCR, Alfonsín tomó posesión de su diputación, tras lo cual fue elegido vicepresidente primero de la Cámara baja.
3. Candidatura presidencial en 2011
A partir de aquí, Alfonsín se lanzó de lleno a preparar su candidatura presidencial en 2011. La empresa requería la asunción del control del Comité Provincial de la UCR en Buenos Aires, batalla que venía librando infructuosamente desde hacía una década pero que ahora ya estaba en condiciones de ganar. El actual titular del órgano era Daniel Salvador, del Modeso.
En la interna del 6 de junio de 2010 Alfonsín ganó la condición de primer convencional al Comité Nacional, mientras que en la elección del candidato a presidir el Comité, el platense Miguel Bazze, fiel escudero en los Rapaca, se impuso con rotundidad a Eduardo Santín, el aspirante avalado por Storani y Moreau. Santín contaba con el apoyo adicional de Julio César Cobos, antiguo gobernador de Mendoza y desde 2007 vicepresidente de la Nación, luego de aceptar la invitación por Cristina Fernández de secundarle en su fórmula presidencial, decisión que le había costado la expulsión partidaria. En abril de 2009 el tribunal de ética de la UCR había decidido mantener la membresía radical de Cobos meramente en suspenso, tal que podría reanudarla cuando finalizara su mandato en el Gobierno. Aunque Cobos, a estas alturas mal encarado con los Kirchner, confirmó que deseaba postularse en las presidenciales de 2011 en nombre de la UCR, la derrota de Santín en Buenos Aires prácticamente sepultó sus posibilidades.
Tras conocer su victoria en la elección de las autoridades provinciales del partido, el diputado nacional reiteró su deseo de reeditar la experiencia del ACyS en las próximas elecciones generales, aglutinando a todos los sectores del progresismo de centro-izquierda, radicales y socialistas, en torno a una candidatura suya que podría contar para vicepresidente con Hermes Juan Binner, gobernador de Santa Fe y dirigente del PS. Sin embargo, el colectivo de Carrió, denominado ahora Coalición Cívica-ARI, empezó a distanciarse del proyecto, hasta dar portazo al mismo. El siguiente paso en su eventual camino a la Casa Rosada lo dio Alfonsín el 28 de agosto en Córdoba con la presentación del Movimiento de Renovación Nacional (Morena), mitad corriente interna del radicalismo, mitad plataforma presidencial. En un alarde de optimismo, Alfonsín se mostró convencido de una victoria radical no sólo en 2011 ("vamos a ganar, no sé si en la primera o en la segunda vuelta"), sino también "en el 2015". Así se pronunció quien en todo, en el físico, la gestualidad y el tono, era la viva estampa de su padre.
El 3 de diciembre de 2010, ante 30.000 personas congregadas en la Avenida de Mayo de la capital porteña, Alfonsín lanzó oficialmente su precandidatura, que en estos momentos retaban en la UCR, aunque sin mucho énfasis, el vicepresidente de la nación, Cobos y el presidente del partido, Sanz. En un discurso señoreado por las invocaciones a la república, el federalismo y el progreso, el orador llamó al cierre de filas de "todas las fuerzas políticas comprometidas con las virtudes cívicas", mencionando expresamente a la GEN, el PS y el Encuentro Popular. El llamado cayó en saco roto: desintegrado el ACyS por el choque de ambiciones personales de los diferentes cabezas de facción, los radicales ni siquiera pudieron retener la colaboración de Binner y Stolbizer, quienes pactaron por su cuenta. Al final, sólo el minúsculo Encuentro Popular salió a respaldar al diputado.
El 7 de abril de 2011, a rebufo de la decisión de Sanz de no presentarse a la primaria interna programada para el 30 de ese mes, el Comité Nacional y el Comité Federal de la UCR proclamaron a Alfonsín candidato "oficial" para las elecciones de octubre, en las que iba a verse las caras con la presidenta Fernández, desde octubre viuda de Kirchner. A las pocas horas de esta decisión orgánica, Cobos tiró la toalla también. En el que fue su primer discurso de campaña, Alfonsín habló de "reparar el daño institucional que ha sufrido la República" bajo el Gobierno del matrimonio Kirchner y ratificó su voluntad de forjar alianzas, pero con coherencia ideológica. De las mismas descartó al Peronismo Federal (conjunción de sectores peronistas antikirchneristas) y a la Propuesta Republicana (PRO, centroderecha) del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri. Aunque los convidados definitivamente no estaban por la labor, lanzó una oferta postrera al socialismo y a la GEN.
Alfonsín se ahorró la primaria interna del 30 de abril, pero no las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas a que debían someterse todos los partidos que presentaban candidaturas electorales, las cuales tendrían lugar en agosto. Bloqueada una coalición con las fuerzas a su izquierda, Alfonsín, para reforzar su limitada chance, se lanzó a buscar apoyos en el campo del centro-derecha, del que hasta la víspera había renegado. Los halló en el diputado y empresario Francisco De Narváez, un justicialista de oposición que en los últimos tiempos había colaborado exitosamente con Macri en Buenos Aires, pero que arrastraba un reguero de acusaciones de irregularidades y corrupción.
La decisión de Alfonsín de aliarse con De Narváez, quien a cambio obtuvo del segundo partido del país el respaldo a su candidatura a gobernador de Buenos Aires, constituía un viraje estratégico que desconcertó a las bases del radicalismo y provocó malestar en su dirigencia. El movimiento cogió desprevenido a casi todo el mundo. El 18 de junio Alfonsín y De Narváez presentaron la Unión para el Desarrollo Social (Udeso), coalición que incorporaba también a un ramillete de microformaciones: los partidos Liberal, Nuevo, Popular, Federal, de Todos y Acción por la República, más la Unión Celeste y Blanco. En esta ocasión, Alfonsín afirmó que "lo mejor que le puede pasar a la Argentina es la unidad de peronistas y radicales". Para acompañarle en su fórmula, escogió a Javier González Fraga, presidente del Banco Central de la República durante el Gobierno de Menem. La reputación de González Fraga como economista "keynesiano" debía mitigar las murmuraciones en la UCR sobre un desembarco del liberalismo en la plataforma alfonsinista a costa del elemento social.
El 14 de julio Alfonsín presentó su programa de gobierno. Bajo los eslóganes de Abrile la puerta al futuro y Un hombre distinto, un país mejor, el pretendiente radical ponía el énfasis en el refuerzo de las instituciones republicanas, a su entender erosionadas bajo el kirchnerismo, la recuperación de la "confianza" internacional en Argentina como país "previsible", la revocación de cualquier norma "que conspire contra la posibilidad de ejercer la libertad de prensa", el lanzamiento de una "revolución educativa", la creación de un Sistema Nacional Integrado de Protección Social y la obligatoriedad por ley de la Asignación Universal por Hijo, entre otras medidas que en parte serían continuadoras de las "políticas sociales bien concebidas por el Gobierno". "Colocar el desarrollo sustentable en la agenda gubernamental", "terminar con la exclusión social" y "reconstruir la Argentina de la movilidad social ascendente" requerían una serie de políticas específicas de atención prioritaria y planes sectoriales dirigidos al colectivo infantil (Plan Crianza y Plan Hambre Cero), la primera vivienda (Plan Casa Joven), la salud pública, el agro, el sector energético, la seguridad urbana y la lucha contra la corrupción.
Las primarias nacionales, una especie de tanteo de las elecciones presidenciales propiamente dichas, tuvieron lugar el 14 de agosto y en las mismas Alfonsín, postulante único del radicalismo, quedó segundo con el 12,2% de los votos, a mucha distancia de la gran favorita, la presidenta Fernández (el 50,2%) y por delante, aunque con escasa ventaja, del justicialista Duhalde por el Frente Popular, el socialista Binner por el Frente Amplio Progresista y el también justicialista Alberto Rodríguez Saá por Compromiso Federal (Peronismo Federal más PRO). Hundida en la tabla quedó, con poco más del 3%, Carrió por la Coalición Cívica. El magro porcentaje de votos cosechado en las primarias atizó las críticas dentro de la UCR al experimento de la Udeso. En las semanas siguientes, los sondeos no ofrecieron mejores perspectivas a Alfonsín, que vio arrebatado el segundo lugar en las preferencias de los encuestados por Binner e incluso amagaba con ser rebasado por Rodríguez Saá.
(Cobertura informativa hasta 11/10/2011)