Pavel Filip
Primer ministro (2016-2019)
El decimosexto primer ministro de la Moldova independiente es ingeniero mecánico de formación, especialidad que estudió en el Instituto Politécnico de Chisinau -hoy, Universidad Técnica de Moldova (UTM)- en los años postreros de la URSS. En 1991 fue contratado por la sociedad Bucuria, una empresa estatal del sector alimentario que fue privatizada en 1994 y donde fungió sucesivamente de ingeniero jefe, jefe de división, subdirector general de producción y tecnología, y, a partir de 2001, director general. En 2008 Filip dejó Bucuria para llevar la dirección general de Tutun-CTC, la mayor compañía tabacalera moldava. Además, en 1996 completó un posgrado universitario, un diploma en Gestión Internacional, impartido por el Instituto IMI-NOVA de la capital del país.
Su entrada en la política nacional se produjo en enero de 2011, cuando aceptó ser ministro de Tecnologías de la Información y Comunicaciones en el segundo Gobierno de coalición alineado entonces por el primer ministro desde 2009, Vlad Filat, del Partido Liberal Democrático de Moldova (PLDM). Filip, afiliado el año anterior al Partido Democrático de Moldova (PDM), formación de centro-izquierda que iba a ser admitida en la Internacional Socialista y a recibir del Partido de los Socialistas Europeos (PSE) el estatus de asociado, se mantuvo en este puesto gubernamental durante cinco años.
En todo este tiempo, el PLDM y el PDM fueron los pilares de cuatro gobiernos de coalición, conducidos sucesivamente por los primeros ministros Filat, Iurie Leanca (desde abril de 2013), Chiril Gaburici (desde febrero de 2015) y Valeriu Strelet (desde julio de 2015), todos miembros del PLDM. Esta confluencia de fuerzas europeístas, anticomunistas y de signo liberal en el capítulo económico se llamó sucesivamente Alianza por la Integración Europea, Coalición pro-Europea, Alianza Política por una Moldova Europea y, desde julio de 2015 y de nuevo, Alianza por la Integración Europea.
El 29 de octubre de 2015 el Gobierno Strelet sucumbió a una moción de censura lanzada por la primera fuerza del Parlamento en la oposición, el Partido de los Socialistas de la República de Moldova (PSRM, ganador de 25 de los 101 escaños de la Cámara en las elecciones de noviembre de 2014), al calor de la ola de manifestaciones populares, atizadas por los partidos de la izquierda, en protesta por el deterioro de la situación económica y los escándalos de corrupción que venían asaltando al oficialismo. El Gabinete cayó gracias a la defección del PDM que presidía Marian Lupu, quien endosaba a Strelet una implicación directa en el escándalo de la fraudulenta desaparición del sistema bancario de aproximadamente 1.000 millones de dólares al cambio, cantidad exorbitante que equivalía a la octava parte del PIB moldavo. Filip, en tanto que primer vicepresidente del PDM, fue copartícipe de la decisión de Lupu de romper con el PLDM, cuyo líder seguía siendo el ex primer ministro Vlad Filat, ya desaforado, detenido y en trance de ser llevado a juicio acusado de ser el cerebro del gigantesco desfalco bancario.
En estas circunstancias, el presidente de la República, el independiente Nicolae Timofti, nombró primer ministro en funciones a Gheorghe Brega, viceprimer ministro y miembro del Partido Liberal (PL), el tercer socio del Ejecutivo saliente, a la espera de que los partidos del resquebrajado oficialismo o bien una coalición alternativa le presentaran un candidato a la titularidad. Como los restantes miembros del Gabinete, Filip, destacado por su paternidad de la Estrategia Digital Moldova 2020, decisiva para el desarrollo de las redes nacionales de telefonía móvil e Internet, continuó llevando su ministerio con carácter provisional.
El PLDM, el PDM y el PL no consiguieron llegar a un consenso y dieron por finiquitada la Alianza por la Integración Europea, que estalló definitivamente el 4 de enero de 2016 al no ponerse de acuerdo sus miembros sobre la investidura de Ion Sturza, quien ya fuera primer ministro por unos meses en 1999, designado por Timofti el 21 de diciembre. Entonces, irrumpió en escena el polémico magnate y ex diputado Vladimir Plahotniuc, considerado un oligarca muy influyente en las altas esferas políticas, financieras y empresariales. Plahotniuc deseaba reanudar su carrera política en las filas del PDM, del que se había apartado voluntariamente en octubre para que, según dijo entonces, no le acusaran de interferir en las investigaciones judiciales del escándalo bancario que iban a costarle una condena carcelaria a Filat. Para los manifestantes antigubernamentales, Plahotniuc era un potentado de mala reputación cuyas maniobras entre bambalinas tenían mucho que ver con la corrupción masiva que padecía el país.
Con el visto bueno de Lupu y Filip, Plahotniuc dispuso un arreglo con una escisión socialdemócrata del Partido de los Comunistas de la República de Moldova (PCRM), anunciándose entonces a bombo y platillo una nueva mayoría parlamentaria capaz de gobernar. El 13 de enero Plahotniuc se presentó a Timofti como aspirante a primer ministro, pero el presidente vetó la candidatura con el argumento de que Plahotniuc no reunía "los criterios de integridad necesarios". Otro candidato alternativo designado por Timofti, Ion Paduraru, arrojó la toalla a las pocas horas de recibir el encargo presidencial.
Tras esta sucesión de reveses, el PDM acordó con el PLDM y el PL investir primer ministro a Filip, quien el 15 de enero recibió el aval de Timofti. La selección de Filip fue duramente criticada por el líder del PSRM, Igor Dodon, el cual puso de relieve las estrechas relaciones personales del nuevo Gobernante con el denostado Plahotniuc; de hecho, los dos eran vicepresidentes del PDM.
Los socialistas no pudieron impedir la asunción del Gabinete Filip, pero, junto con la plataforma cívica Dignidad y Justicia (DA) y el grupo de la izquierda populista prorrusa Nuestro Partido (PN), no se privaron de tomar parte en la violenta acción de protesta desarrollada el 20 de enero por 20.000 furibundos manifestantes ante las puertas del Parlamento de Chisinau, donde los más exaltados consiguieron irrumpir saltándose el cordón policial, mientras en su interior se desarrollaba la sesión de investidura. El nuevo Gabinete Filip obtuvo los votos del tripartito saliente más los de 14 comunistas disidentes, 57 diputados en total, si bien solo incorporaba a ministros del PDM, el PL e independientes, por lo que técnicamente era de minoría.
Filip procuró apaciguar el intenso malestar de la calle presentado un ambicioso programa de inversiones públicas en vivienda e infraestructuras de transporte y comunicaciones, en un país pequeño, económicamente vulnerable, territorialmente partido (por la separación de facto desde la guerra de 1992 de la autoproclamada y rusófona República del Transdniéster), geopolíticamente oscilante entre la UE y Rusia, y el farolillo rojo del continente en cuanto a PIB por habitante.
En los meses y años que siguieron, el Gabinete Filip se vio sacudido por varias dimisiones ministeriales forzadas por los interminables casos de corrupción y por el abandono, en mayo de 2017, del PL de Mihai Ghimpu, a raíz del arresto del alcalde conmilitón de Chisinau, Dorin Chirtoaca, por fiscales anticorrupción. Filip remedió parcialmente su debilidad parlamentaria sumando al Ejecutivo al Partido Popular Europeo de Moldova (PPEM, con ocho diputados), agrupación formada en 2015 tras dejar el PLDM por el ex primer ministro Leanca, quien recibió el puesto de viceprimer ministro para la Integración Europea en enero de 2018. Además, se hizo notar el influjo determinante de Vladimir Plahotniuc, no obstante carecer de cargos en el Gobierno, sobre todo desde que en diciembre de 2016 sucediera a Marian Lupu como presidente del PDM. El 27 de julio del mismo año el primer ministro sobrevivió con comodidad a una moción de censura parlamentaria.
Sin embargo, el mayor contratiempo para Filip fue la derrota de la corriente europeísta en las elecciones presidenciales de octubre y noviembre de 2016. Entonces, el líder de la oposición, el socialista prorruso Dodon, batió a la centrista y ex ministra de Educación Maia Sandu, quien fuera miembro del PLDM y ahora concurría en nombre de su propia formación, el Partido Acción y Solidaridad (PAS). Durante la campaña electoral, Dodon afirmó que dentro de sus limitadas prerrogativas constitucionales procuraría cambiar las prioridades estratégicas de la república ex soviética, frenando su curso de integración en la UE y apostando por las relaciones preferenciales con Rusia.
En concreto, el sucesor de Nicolae Timofti proponía someter a referéndum la continuidad del Acuerdo de Asociación suscrito con la UE en 2014 y que solo llevaba unos meses en vigor, así como su eventual reemplazo por la entrada del país en la Unión Aduanera Euro-Asiática que Moscú apadrinaba en la Comunidad de Estados Independientes (CEI). El objetivo fundamental de Dodon era conseguir el levantamiento de las sanciones comerciales -muy lesivas para las exportaciones vitícolas, florón del agro moldavo- que el Kremlin había impuesto a Chisinau para penalizarle por su preferencia europea. Sin embargo, el nuevo presidente socialista no pretendía sacrificar el régimen de tránsito sin visado de los ciudadanos moldavos por el Área de Schengen ni las ventajas del libre comercio con la UE, logros que eran el eje de la propaganda del Gobierno.
Desde la Presidencia, oficina que, de acuerdo con el sistema de tipo parlamentario, disponía de una capacidad ejecutiva supeditada a la del Gobierno, Dodon propició ciertamente un viraje relativo en la política exterior de Moldova con su búsqueda de unas relaciones cordiales con Rusia. También, obstaculizó la labor gubernamental de Filip con una serie de movimientos, infructuosos, para conseguir el final anticipado de la legislatura y el adelanto de los comicios, y bloqueando el nombramiento de varios ministros del Gabinete designados por el primer ministro. Hasta septiembre de 2018, sus vetos y negativas costaron a Dodon tres suspensiones temporales de sus funciones presidenciales por orden del Tribunal Constitucional.
A pesar del reguero de dificultades, el Gobierno Filip consiguió llegar al final de legislatura. En las elecciones legislativas del 24 de febrero de 2019 el PSRM, a cuyo frente Dodon había dejado paso a la ex primera ministra (2008-2009) Zinaida Greceanii, volvió a ser la fuerza más votada y con ímpetus redoblados, saltando del 20% al 31% de los votos y de los 25 a los 35 escaños, pero el PDM de Plahotniuc también experimentó un fuerte ascenso, hasta el 23,6% de los sufragios y la treintena de diputados, 11 más. Tercera fue la Plataforma Ahora (ACUM) formada por el PAS de Maia Sandu y el Partido Plataforma Dignidad y Verdad (PPDA) de Andrei Nastase.
Pavel Filip y su esposa Tatiana son padres de dos hijos.
(Cobertura informativa hasta 1/3/2019)