Pakalitha Mosisili

El 29 de mayo de 2006 se cumplieron ocho años desde el acceso a la jefatura del Gobierno del Reino de Lesotho de Pakalitha Mosisili, un estadista africano poco conocido, como quizá corresponda a la escasa relevancia de su país, pero que viene desarrollando una esforzada gestión centrada en la triple lucha contra la sequía, el sida y el subdesarrollo, tres adversidades que están diezmando su pequeña nación.

(Texto actualizado hasta mayo 2006)

1. Experto en idiomas africanos
2. Miembro del bando político de Ntsu Mokhehle
3. Un conflictivo debut como primer ministro
4. Relajación de las tensiones políticas y empeoramiento de los problemas del desarrollo


1. Experto en idiomas africanos

Miembro de una familia de notables tradicionales, recibió una esmerada educación en su distrito natal de Qacha's Nek, en la Tsoelike Higher Primary School y la Eagle's Peak High School, por la que se graduó en 1963. Posteriormente obtuvo el Cambridge Overseas School Certificate. En 1966, el año en que esta pequeña colonia británica incrustada en Sudáfrica y que hasta entonces recibía el nombre de Basutolandia adquirió la independencia como Reino de Lesotho y adoptó el sistema de la monarquía parlamentaria, con Moshoeshoe II de rey o Motlotlehi y Leabua Jonathan de primer ministro, el joven ingresó en la Universidad de Botswana, Lesotho y Swazilandia (UBLS) para especializarse en idiomas africanos

Desde 1967 desarrolló un activismo político en las filas del Partido del Congreso de Basotho (BCP), fuerza de orientación socialdemócrata que entonces encabezaba la oposición al Gobierno derechista de Jonathan y su Partido Nacional de Basotho (BNP). El BCP, liderado desde su fundación en 1952 por Ntsu Mokhehle, ganó las elecciones legislativas de enero de 1970, lo que llevó al primer ministro a imponer la solución dictatorial de anular los comicios, declarar el estado de emergencia, suspender la Constitución y enviar al rey al exilio, del que fue autorizado a regresar al cabo de unos meses, pero a condición de que se abstuviera de interferir en la política del Gobierno. Mosisili, al que la crisis política le alcanzó en la recta final de sus estudios universitarios, aunque consiguió terminar la diplomatura, fue uno de los cientos de opositores que sufrieron la detención y el encarcelamiento al socaire del estado de excepción.

A finales de 1971 el joven salió de prisión, pero tuvo que pasarse otro año confinado en el distrito de Mafeteng. En 1972 le fueron levantadas las restricciones a la libertad de movimientos y comenzó a ganarse la vida como profesor en escuelas de secundaria. En 1973 desplazó su actividad docente a la UBLS, como profesor de filología africana. En 1974 su adscripción al BCP quedó severamente restringida o bien hubo de ejercitarla en la clandestinidad a raíz de la prohibición del partido por Jonathan, que imputó a Mokhehle un intento de golpe de Estado.

A diferencia de otros militantes del BCP, que contestaron la cruenta represión desatada por el régimen del BNP con la lucha armada a través del denominado Ejército de Liberación de Lesotho, Mosisili parece que se concentró en su prometedora carrera académica. En 1976, al cabo de un año de estadía en la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos, para obtener el título de Master of Arts, empezó a dar clases en la Universidad Nacional de Lesotho y entró a formar parte de la Academia de Sesotho, que es el idioma bantú hablado por esta nación monoétnica, donde prácticamente el 100% de la población comparte la etnia sotho, basotho o basuto.

En 1978 Mosisili agregó a su currículum el título de Bachelor in Arts, que obtuvo de la Universidad de Sudáfrica (UNISA). Hasta 1979 fue miembro también del Comité Ejecutivo del Consejo Cristiano de Lesotho. En 1982 se sacó un Master in Education por la Universidad Simon Fraser de British Columbia, Canadá, y el año siguiente entró en la plantilla docente del departamento de idiomas xhosa y sotho de la Universidad Fort Hare de Alice, Sudáfrica. Durante una década ejerció como profesor y autoridad académica en esa casa de estudios y en las universidades de Southampton Transkei y Zululand. Fuera de las aulas estuvo activo en la Asociación de Investigación Educativa de Lesotho (LERA), la Asociación de Lenguajes Africanos de África Meridional (ALASA) y la Sociedad Pedagógica de África Meridional (SAPS).


2. Miembro del bando político de Ntsu Mokhehle

Este largo período de distanciamiento de Mosisili de la situación política de su país, que conoció las convulsiones del golpe de Estado del general Justin Lekhanya en 1986, el segundo exilio de Moshoeshoe II, seguido de su destronamiento en favor de su hijo, Letsie III, en 1990, y el nuevo golpe castrense del coronel Elias Ramaema en 1991, tocó a su fin en 1993, cuando el Consejo Militar aceptó celebrar las primeras elecciones parlamentarias en 23 años y entregar el poder al gobierno civil que saliera de las mismas.

Las votaciones del 27 y el 28 de marzo de 1993 dieron una aplastante victoria al BCP en detrimento del BNP, los jefes tribales y el poder regio: el partido opositor copó la Asamblea Nacional de 65 escaños, uno de los cuales fue para Mosisili, en representación de Qacha's Nek. El profesor de universidad fue nombrado ministro de Educación, Formación, Cultura, Deportes y Asuntos de la Juventud en el Gobierno que tomó posesión el 8 de abril bajo la jefatura del septuagenario Mokhehle.

Desde el principio, el Gobierno del BCP, pese a gozar de la más amplia legitimidad democrática, fue puesto contra las cuerdas por el antagonismo del antiguo partido hegemónico, el entorno palaciego, los militares y, aunque en otra línea, los sindicatos, que se movilizaron contra las reconversiones y las liberalizaciones en el pequeño sector industrial. La escalada de provocaciones del entente reaccionario formado por el joven rey Letsie, que no se resignaba a acomodarse al papel de monarca apolítico y protocolario, el BNP y el Ejército alcanzó su mayor cota hasta entonces el 14 de abril de 1994 con el asesinato por soldados amotinados del viceprimer ministro, Selometsi Baholo, y la detención de Mosisili y otros tres ministros, por cuyas vidas se temió. El incidente estuvo rodeado de confusión. Bien porque los soldados les dejaron marchar, bien porque consiguieron fugarse, Mosisili y sus compañeros de cautiverio se pusieron a salvo en Sudáfrica y Botswana, de donde retornaron al cabo de unos días, cuando parecía que la capital, Maseru, había recobrado la calma.

El desenlace de la crisis de abril fue, no obstante, engañoso. El 17 de agosto, el rey, con el respaldo del Ejército y el BNP, dio un golpe de Estado y de un plumazo disolvió la Asamblea, destituyó al Gobierno, suspendió la Constitución y nombró un primer ministro interino en la persona de Hae Phoofolo. Sin embargo, las presiones ejercidas por los gobiernos de Sudáfrica, Botswana y Zimbabwe obligaron al monarca a reponer el Gobierno congresista el 14 de septiembre. El 9 de febrero de 1995, luego de devolver Letsie el trono a su padre Moshoeshoe (quien justo un año después iba a perecer en un accidente de tráfico, fatalidad que convirtió otra vez en rey a su heredero dinástico), Mokhehle remodeló el Gabinete y nombró a su fiel Mosisili viceprimer ministro, cubriendo la vacancia dejada por el asesinato de Baholo el año anterior. Adicionalmente, Mosisili tomó la cartera de Interior y Gobiernos Locales.

En junio de 1997, en un contexto de disputas internas por el liderazgo del BCP y de acentuación de los rasgos autoritarios del provecto primer ministro, Mosisili secundó a Mokhehle en la decisión de abandonar el partido que había fundado hace casi medio siglo y poner en marcha una formación enteramente adicta, el Congreso de Lesotho por la Democracia (LCD), que mantuvo la titularidad del Ejecutivo al arrastrar a la mayoría de los diputados de la Asamblea. Luego, Mokhehle, en atención a su avanzada edad y su precaria salud, aceptó ceder el mando cuando terminara la legislatura en 1998. El designado para sucederle fue Mosisili, que el 21 de febrero de 1998 ganó la presidencia del partido en un congreso extraordinario celebrado en Maseru al ministro de Exteriores Kelebone Maope, por 1.086 votos contra 149.


3. Un conflictivo debut como primer ministro

Teniendo a Mosisili como cabeza de lista, el LCD disputó las legislativas del 23 de mayo de 1998 y, beneficiado por el sistema electoral mayoritario uninominal, repitió el éxito arrollador conseguido por el oficialismo cinco años atrás al capturar 79 de los 80 escaños en juego con el 69,7% de los votos. El BNP consiguió el escaño restante y el BCP se quedó sin representación. El 28 de mayo Mosisili fue investido por la Asamblea en el puesto de primer ministro en sustitución de Mokhehle (quien terminaría falleciendo en enero de 1999) y al día siguiente tomó posesión, pero el estreno institucional sólo fue el preludio de la más grave crisis política en la historia del país.

Nada más cerrarse las urnas el 23 de mayo, la oposición ya denunció ser víctima de múltiples irregularidades. La publicación de los resultados y la prolongación del Gobierno del LCD tuvieron el efecto de radicalizar las protestas. No obstante los certificados de limpieza emitidos por los observadores de la Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC) y de otras organizaciones internacionales, gobiernos y ONG, los partidos perdedores descalificaron las elecciones como totalmente fraudulentas y exigieron su repetición, así como la dimisión del flamante primer ministro.

Aunque esta vez el rey Letsie se abstuvo de intervenir, las agitaciones callejeras atizadas por el BNP y el BCP fueron a más, hasta sumir a Maseru en una anarquía de violencia y poner a Lesotho al borde de la guerra civil. Al comenzar septiembre, Mosisili, incapaz de apaciguar la ira de la oposición, caminaba por la cuerda floja. Una comisión internacional de investigación formada por expertos de Sudáfrica, Botswana y Zimbabwe, y encabezada por un magistrado del primer país, concluyó que, en efecto, se habían producido "serias irregularidades" en la mitad de las 80 circunscripciones, pero que habían sido fallos de tipo técnico, y que no tenía constancia de la comisión de un fraude deliberado. Al descartar la comisión el fraude, el primer ministro se aferró a su negativa a dimitir o a convocar nuevas elecciones.

El 11 de septiembre, mientras Mosisili asistía a una cumbre africana en Mauricio, la tensión se disparó al protagonizar una asonada un grupo de soldados desafectos. Los amotinados consiguieron la renuncia del alto mando del Ejército, y aunque negaron que estuvieran perpetrando un golpe de Estado, lo cierto fue que, con la ayuda de opositores civiles, comenzaron a bloquear los accesos a edificios del Gobierno. Estos hechos precipitaron el 22 de septiembre la intervención militar de Sudáfrica y Botswana a petición de Mosisili, quien no informó al rey de la operación. Los 800 soldados sudafricanos no fueron bien recibidos y tuvieron que emplearse a fondo para reducir a los rebeldes. Las refriegas, muy violentas, provocaron grandes destrucciones en Maseru y dejaron decenas de muertos en los dos bandos.

Es más que probable que en 1998 Mosisili salvara su puesto gracias al auxilio militar del Gobierno de Nelson Mandela, pero el precio de la defensa del orden constitucional fue muy elevado, por la pérdida de vidas y la destrucción de bienes. Como consecuencia, la economía nacional sufrió una recesión del 6% y el desempleo se disparó. Por otra parte, la opinión pública, por encima de las divisiones políticas, tendió a ver la violenta entrada de las tropas sudafricanas como una trasgresión flagrante de la soberanía nacional, en un país donde las etapas de crisis han solido estimular un debate sobre si Lesotho tiene viabilidad como Estado independiente o si le merecería la pena entrar a formar parte de un poderoso vecino que le rodea por completo y del que depende totalmente en el aspecto económico.

No obstante la catarata de reproches, Mosisili se las arregló para superar el delicado momento político. Ya en octubre, con la mediación de la SADC, acordó con los partidos de la oposición un marco de normalización que preveía la celebración de elecciones en 18 meses y medidas precisas para eliminar cualquier sombra de sospecha en el próximo escrutinio. En diciembre se constituyó una Autoridad Política Interina (IPA) en la que tomaron asiento todos los partidos, aunque éste no era el Gobierno interino de unidad nacional que reclamaba la oposición. Además, las elecciones anticipadas iban a terminar celebrándose más de un año después de la primera fecha convenida.


4. Relajación de las tensiones políticas y empeoramiento de los problemas del desarrollo

En lo que quedaba de legislatura, Mosisili enfrentó los problemas socioeconómicos de un país de desarrollo medio-bajo, montañoso y con muy poca tierra fértil que cultivar, pero que tenía en su potencial hídrico su mejor baza de futuro. En efecto, la operatividad en enero de 1998 de la fase 1B del Lesotho Highlands Water Project (LHWP), uno de los más vastos sistemas de canalización de aguas e irrigación del continente, debía a corto plazo no sólo paliar los efectos de la sequía y asegurar la autosuficiencia energética por hidroelectricidad, sino proporcionar pingües ingresos por la venta de agua a Sudáfrica.

Hasta que el LHWP empezara a surtir beneficios, los recursos dinerarios de Lesotho, un país con abultados déficits en el presupuesto del Estado, la cuenta corriente y la balanza de pagos, seguirían ligados fundamentalmente a los aranceles de la Unión Aduanera de África Meridional (SACU, junto con Sudáfrica, Botswana, Namibia y Swazilandia) y a las remesas de los miles de trabajadores basutos que laboraban en las minas de oro y diamantes sudafricanas, aunque la reestructuración del sector minero en este país, con los consiguientes despidos, ya estaba haciéndose sentir en el reino.

Por otra parte, en diciembre de 1999 el Gobierno se embarcó en un programa de nueve meses monitorizado por el FMI y centrado en el ajuste estructural y la estabilización de las principales variables macroeconómicas. Mosisili esperaba canalizar la asistencia crediticia del FMI en un programa trianual acogido al Servicio para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza, dirigido por el FMI a los Países Pobres Altamente Endeudados (PPAE/HIPC).

A las elecciones generales del 25 de mayo de 2002 Mosisili llegó perturbado por dos malas noticias. La primera era de índole personal y tenía un carácter trágico: el asesinato a tiros de su hijo menor, Maile, de 22 años, cerca de un club nocturno en Maseru. Tres hombres fueron detenidos y llevados a juicio acusados de ser los responsables de un crimen que, en apariencia, no tenía naturaleza política, aunque uno de los imputados era un teniente del Ejército; en 2003, el tribunal que los juzgaba los absolvió. La segunda mala noticia fue la ruptura con dos pesos pesados del LCD, Kelebone Maope y Shakhane Mokhehle –hermano de Ntsu Mokhehle-, que se fueron para fundar el Congreso Popular de Lesotho (LPC).

Sujetos al nuevo sistema electoral, de tipo mixto, con dos tercios de la nueva Asamblea Nacional de 120 miembros elegidos por el sistema mayoritario sobre candidatos individuales y el tercio restante por el sistema proporcional sobre listas de partidos, los comicios confirmaron que, pese al reguero de acusaciones desde los controvertidos acontecimientos de 1998, a las que últimamente estaban sumándose una serie de escándalos de corrupción en el LHWP (aunque, cosa infrecuente en la región, varios imputados, tanto funcionarios sobornados como empresarios sobornadores, terminaron siendo enjuiciados y sentenciados), Mosisili y el oficialismo seguían contando con la confianza de la mayoría de los basutos. Con un 54,9% de los votos, el LCD se adjudicó 76 diputados, seguido por el BNP con 21. Ocho partidos más se repartieron 23 escaños, produciendo el Legislativo más plural desde la independencia. La oposición reeditó las quejas, pero esta vez no hubo crisis poselectoral. Los monitores internacionales avalaron el carácter democrático de los comicios

El 4 de junio de 2002 Mosisili inició su segundo ejercicio como primer ministro de Lesotho. Desde entonces, la consolidación de la estabilidad política ha quedado opacada por el drástico agravamiento de los déficits coyunturales y estructurales, con un impacto brutal en los menos de dos millones de basutos. Para colmo de malas noticias, en diciembre de 2004 cerraron en cadena varias empresas de manufacturas textiles, poniendo fin a un pequeño boom en este sector exportador, debido al final de las ventajas arancelarias en el mercado de Estados Unidos.

Por una parte, la prolongación de la sequía por tercer año consecutivo obligó al gobernante a declarar el estado de emergencia en febrero de 2004, precisamente semanas antes de inaugurar la fase 1B del LHWP, y a solicitar al Programa Mundial de Alimentos (PMA) una asistencia urgente. Por otra parte, la pandemia del sida se extendió hasta el punto de que en 2005, según estimaciones, el 30% de la población adulta ya era seropositiva, marcando la tercera tasa más elevada del mundo detrás de Botswana y Sudáfrica. Las defunciones a causa de la enfermedad se dispararon a 30.000 al año. La tase de mortalidad anuló el crecimiento demográfico y la esperanza de vida al nacer cayó a los 44 años. En noviembre de 2005 el Gobierno emprendió un programa pionero en el mundo: la facilitación gratuita de autotests a todos los ciudadanos que desearan saber si eran portadores del virus HIV.

(Cobertura informativa hasta 1/4/2006)