Paavo Lipponen

Nació en pleno país lapón, en el extremo norte de Finlandia, junto a la frontera sueca. Sus padres, responsable de explotación forestal él y trabajadora de salud ella, le llevaron a vivir cuando todavía era niño a la ciudad de Kuopio, en la región lacustre del sudeste, y de ahí pasó a la capital, Helsinki. Durante un año estuvo estudiando en un colegio de Estados Unidos. Tras formarse como periodista en el diario Ylioppilaslehti entre 1963 y 1965, hasta 1967 trabajó de reportero freelance para la compañía de radiodifusión finesa YLE. Aquel año entró en el Partido Socialdemócrata de Finlandia (SDP) como investigador, secretario de asuntos internacionales y jefe de planificación de la Sección Política, actividades que desempeñó hasta 1979, cuando el primer ministro Mauno Koivisto le tomó a su servicio como secretario particular y asesor político.

Lipponen se desempeñó luego como director de la firma privada Viestintä Teema Oy (1988-1995), jefe del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales (UPI, 1989-1991) y presidente de la junta de supervisores de Outokumpu Oy, la principal compañía minera del país (1989-1990). Con el SDP fue diputado en el Eduskunta o Parlamento de marzo de 1983 a marzo de 1987 y de nuevo a partir de marzo de 1991, miembro del Comité y el Consejo del partido en 1987-1990 y 1990-1993, respectivamente, presidente de su sección de Helsinki en 1985-1992, miembro del Consejo Municipal de Helsinki en 1985-1995 y, finalmente, presidente del partido desde marzo de 1993 en sustitución de Ulf Sundqvist. En las elecciones legislativas del 19 de marzo de 1995 el SDP desplazó al Partido del Centro (Keskusta) de Esko Aho como principal fuerza política con el 28,3% de los votos y 63 de los 200 escaños, en los que fueron sus mejores resultados desde 1945.

Lipponen, que desde el 28 de marzo anterior se encargaba también de la portavocía del grupo parlamentario socialdemócrata, recibió el mandato del presidente Martti Ahtisaari para formar el nuevo Gobierno. El 13 de abril constituyó un gabinete de gran coalición, que recibió el apelativo de arco iris por su heterogeneidad ideológica, con un cómodo respaldo parlamentario de 144 escaños e integrado, además de por el SDP, por el Partido de la Coalición Nacional (KOK, conservador) de Sauli Niinistö, el Partido Popular Sueco (SFP, liberal) de Ole Norrback, la Alianza de Izquierda (VAS, en la que los ex comunistas son mayoría) de Claes-Johan Andersson, y la Liga Verde (VIHR, ecologista) de Tuija Brax.

Cabeza visible de los partidarios de la Unión Europea (UE), de la que Finlandia era país miembro desde el 1 de enero del año presente, Lipponen compuso un frente gubernamental procomunitario con la intención de superar la imagen de tibieza y divisiones ofrecida por el ejecutivo saliente de Aho. Aunque la muy izquierdista VAS se incluía entre los euroescépticos, Lipponen y el SDP, en cuyo seno tampoco faltaban las reticencias sobre el particular, se aseguraron de su apoyo tras consensuar un plan de lucha contra el desempleo, que con una tasa del 17% de la población activa era el segundo más elevado de Europa Occidental después de España, y que constituía el gran reto pendiente luego de la recuperación de las principales variables económicas.

El Gobierno de Lipponen hizo suyo un consenso bastante general en los actores económicos privados sobre la participación de Finlandia en la Unión Económica y Monetaria de la UE, de la que, por ejemplo, desde 1992 estaba exenta Dinamarca y de la que en 1997 se autoexcluyó Suecia, países que este momento poseían también gobiernos de mayoría socialdemócrata. Esto es, Lipponen no consideraba suficiente la plena integración en el Mercado Interior Único, que con la adhesión al Convenio de Schengen sobre la libre circulación de personas el 19 de diciembre de 1996 (en vigor desde el 25 de marzo de 2001) quedó completada.

Tras conseguir que la VAS y la VIHR, hasta entonces hostiles a la idea, aceptasen la apuesta por la moneda única europea, Finlandia se presentó al Consejo Europeo de Bruselas, el 2 de mayo de 1998, con los criterios de convergencia (inflación, tipos de interés, deuda y déficit públicos, más la pertenencia al Sistema Monetario Europeo, al que el marco finlandés se sumó el 14 de octubre de 1996) estrictamente cumplidos, siendo de hecho junto con Luxemburgo los dos únicos estados miembros que no tuvieron necesidad de la interpretación flexible, aprobada a toda prisa por el Consejo ante la inminencia de los plazos y el deficiente balance global de la convergencia.

Lipponen presidió en el segundo semestre de 1999 su primer Consejo de turno de la UE, que registró los consejos europeos (cumbres) de Tampere, el 15 y 16 de octubre, dedicada a avanzar en la cooperación en asuntos de justicia e interior, y Helsinki, el 10 y 11 de diciembre, una cita triplemente histórica; en primer lugar, porque se aceptó la vieja candidatura de adhesión de Turquía, más las de Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria, Lituania, Letonia y Malta (esto es, la segunda oleada de ingresos que cerró la estrategia de apertura al Este iniciada en el Consejo de Essen en 1994); en segundo lugar, porque se acordó el arranque en enero de 2000 de una Conferencia Intergubernamental, varias veces postergada, dedicada a la urgente reforma institucional de la Unión; y, en tercer lugar, porque se aprobó la creación para 2003 de un cuerpo militar europeo para la gestión de crisis.

La Fuerza Europea de Intervención, o Fuerza de Reacción Rápida, que podría alcanzar los 60.000 soldados y que iba a contar con total capacidad logística y con elementos aeronavales, sin recurso alguno a los medios de la OTAN de ser necesario, se acogía al mecanismo de la cooperación voluntaria de los estados miembros y se concebía para misiones de interposición y de imposición de la paz en escenarios de conflicto europeos y, en un sentido general, para las denominadas misiones Petersberg definidas por la Unión Europea Occidental (UEO) en 1992. Desde el punto de vista institucional, en la capital finlandesa se dio luz verde también a los nuevos órganos políticos y militares de carácter permanente: un Comité Político y de Seguridad, un Comité Militar y un Estado Mayor.

El proyecto, embrión de un ejército europeo y sustanciación de la Política Europea de Seguridad y de Defensa (PESD) en ciernes, correspondió íntegramente a la Presidencia finlandesa, lo cual era muy digno de resaltar al no pertenecer Finlandia a la UEO y seguir optando este país nórdico por la no alineación exterior y la defensa propia, si bien la asociación con la OTAN en 1994 y el estatus de observador en la propia UEO en 1995, obtenido como consecuencia del ingreso en la UE, habían puesto fin de hecho a la neutralidad estricta iniciada en 1948 en el contexto de la Guerra Fría. Por otro lado, el gobernante finlandés, en tanto que presidente de turno del Consejo, participó en Helsinki el 22 de octubre de 1999 en la IV Cumbre Rusia-UE, junto con el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, el alto representante de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), Javier Solana, y el presidente ruso, Vladímir Putin.

El 23 de octubre y el 27 de noviembre de 1998 el Gobierno de Lipponen, a fuer de su amplia mayoría parlamentaria, superó sin problemas dos mociones de confianza como respuesta a las interpelaciones del Keskusta al SDP sobre su papel en la decisión gubernamental el año anterior de recortar una multa de dos millones de dólares a Ulf Sundqvist, como supuesta compensación de las pérdidas económicas generadas por un banco dirigido por él. Aunque el asunto invitaba a más que fundadas sospechas de amiguismo político, la virulencia empleada por el partido de Aho apuntaba a un intento de perjudicar al SDP en vísperas de las elecciones legislativas del 21 de marzo de 1999.

Los comicios registraron unos resultados de equilibrio entre el reconocimiento del buen hacer económico y el arraigo de las posiciones anticomunitarias. La coalición de Lipponen registró una pérdida global de cinco escaños y el SDP salió el más perjudicado con una caída al 22,9% de los votos, lo que se tradujo en 51 escaños. Sin embargo, los cinco socios del Gobierno encontraron positiva la experiencia iniciada en 1995, de manera que Lipponen reeditó la coalición el 15 de abril. En las segundas elecciones de Finlandia al Parlamento Europeo, el 13 de junio de 1999, el SDP cayó al tercer lugar tras el Keskusta y el KOK, que ya en las legislativas había sido el partido gubernamental más beneficiado. Es noviembre de ese año Lipponen fue reelegido para un nuevo trienio como uno de los vicepresidentes de la Internacional Socialista.

Después de haber crecido a una media anual del 4,8% en el último quinquenio, la economía finlandesa, que había alardeado de su altísima competitividad y su fuerte apuesta por las exportaciones de bienes relacionados con las nuevas tecnologías, se desplomó en 2001 a rebufo de los atentados del 11 de septiembre y la crisis de la nueva economía basada en los valores tecnológicos. Ese año el PIB creció un raquítico 0,7%, la tasa más baja de la UE después de la alemana. A cambio, la inflación, del 1,6%, figuró entre las más bajas de la UE. En cuanto al desempleo, ya se había recortado a la mitad con respecto al abrumador registro heredado en 1995, si bien la dotación de puestos laborales siguió siendo ampliamente insuficiente en varios sectores, haciendo que la tasa global de paro se estabilizara en un pertinaz 9%.

Político ampliamente respetado por su competencia, seriedad, capacidad para el diálogo político e impecable talante democrático, Lipponen fue reelegido presidente del SDP hasta 2005 el 7 de junio de 2002, justamente a la semana de producirse el primer contratiempo en su exitosa coalición arco iris, la más duradera fórmula de Gobierno desde la Segunda Guerra Mundial: el 31 de mayo se retiró el único ministro de la VIHR, en Medio Ambiente, como protesta por la aprobación parlamentaria de una propuesta de los demás partidos del Ejecutivo para dar luz verde a la construcción de la quinta central nuclear en Finlandia.

El año 2002 cerró con una débil tendencia a la recuperación económica y un balance mucho más satisfactorio de las cuentas públicas, las más saneadas de la UE detrás de Suecia. Lipponen acudió a las elecciones generales del 16 de marzo de 2003 con bastantes posibilidades de vencer por tercera vez consecutiva, si bien las encuestas anunciaban una disputa muy reñida con los centristas, que acaban de dotarse de un nuevo líder, la ex ministra de Justicia Anneli Jäätteenmäki.

Lipponen y los socialdemócratas empezaron su campaña hablando de continuidad de las políticas económicas, centradas en la salvaguardia del superávit fiscal, la estimulación del crecimiento y la creación de empleo, y de suscitar un debate político sobre la posible incorporación de Finlandia en la OTAN, dados los drásticos cambios en la escena internacional desde los años noventa del pasado siglo. Pero Jäätteenmäki, con pugnacidad, arrojó al proscenio preelectoral y convirtió en piedra de la polémica un tema candente de política exterior, la crisis internacional de Irak, que iba a terminar influyendo decisivamente en los resultados de los comicios, y que, con posterioridad a los mismos, iba a hacerle trastabillar a ella, con desenlace dimisionario, en tanto que flamante primera ministra.

La líder centrista aprovechó el general sentir contrario a una guerra que se presumía inminente para adoptar un discurso pacifista y para criticar a Lipponen por, en su opinión, no dejar patente la posición oficial del país de solucionar la crisis en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU. Más aún, Jäätteenmäki, basándose en ciertas informaciones confidenciales del Ministerio de Exteriores, acusó a Lipponen de estar en conversaciones secretas con Estados Unidos sobre la posible inclusión del país escandinavo en la relación de naciones adheridas a la coalición internacional contra Irak. Lipponen replicó que su contrincante sólo pretendía confundir al electorado removiendo una situación muy compleja que obligaba a Finlandia a hacer un esfuerzo de ecuanimidad y de responsabilidad considerables, frente a un serio conflicto internacional que estaba afectando a las relaciones transatlánticas entre Estados Unidos y la UE, y a la misma PESC de la UE, expresando de paso todo el apoyo de su Gobierno al secretario general de la ONU y a labor de los inspectores de desarme en Irak.

Cabe preguntarse por el resultado de las elecciones si no hubiera terciado esta controversia de campaña, ya que el Keskusta, por unos pocos miles de votos, adelantó al SDP y, por ende, ganó el derecho a intentar formar gobierno en primer lugar. La derrota dejó un regusto dulce a Lipponen, ya que su partido recibió exactamente la misma cuota de voto que cuatro años atrás y, de hecho, incrementó su representación en dos escaños, hasta los 53. El Keskusta le ganó la partida con el 24,7% de los votos y los 55 escaños.

Sin rencores, Lipponen expresó su disposición a gobernar en coalición con Jäätteenmäki, ya que, a fin de cuentas, en sus respectivos programas había más puntos de convergencia que de desencuentro. Así las cosas, el 17 de abril Lipponen, el más duradero primer ministro finlandés desde la Segunda Guerra Mundial (los 31 gobiernos habidos entre 1944 y 1995 duraron unos 19 meses de media), cesó en sus funciones con la toma de posesión de Jäätteenmäki al frente de un ejecutivo de mayoría tripartito, en el que el SDP recibió el mismo número de ministerios, ocho, que el Keskusta, y el SFP las dos carteras restantes. Lipponen, además, obtuvo la presidencia del Eduskunta, liberada por Jäätteenmäki, en la que fue investido el 22 de abril.

(Nota de edición: esta biografía fue publicada en 5/2003. Tras dejar la jefatura del Gobierno de Finlandia, Paavo Lipponen fue presidente del Eduskunta entre el 22/4/2003 y el 20/3/2007. En 6/2005 cesó como presidente del SDP, siendo sucedido por Eero Heinaluoma).