Naoto Kan

El 8 de junio de 2010 Japón ha estrenado su sexto primer ministro en cuatro años con la asunción de Naoto Kan, nuevo jefe del Partido Democrático (Minshuto, de centro social-liberal) en sustitución del dimitido Yukio Hatoyama. Hasta ahora viceprimer ministro y ministro de Finanzas en el Gobierno de coalición aupado al poder tras las históricas elecciones de 2009, Kan procede, a diferencia de la mayoría de sus conmilitones, de los sectores izquierdistas que convergieron en el Minshuto, donde desde 1996 ha venido ejerciendo un liderazgo intermitente y accidentado. Kan, un político popular identificado con la reforma antiburocrática, ya ha anunciado un plan de ajuste fiscal para contener el colosal endeudamiento público, que junto con la deflación amenaza la débil recuperación económica, aunque su reto clave es más personal: si será capaz de consolidar su liderazgo y dar una continuidad y estabilidad a la institución que encabeza, convenciendo de su solvencia a unos votantes que ya han visto romperse varias promesas electorales de corte social.

(Texto actualizado hasta junio 2010)

1. Diputado socialdemócrata y fundador del Sakigake
2. Regreso a la oposición y las idas y venidas al frente del Minshuto
3. Viceprimer ministro y ministro de Finanzas en el primer Gobierno demócrata
4. Primer ministro sucesor del dimitido Hatoyama en un contexto crítico


1. Diputado socialdemócrata y fundador del Sakigake

El segundo hijo de un ejecutivo empleado en una industria local del vidrio en la ciudad de Ube, al sur de la isla de Honshu, en 1970 se graduó por la Facultad de Física Aplicada del Instituto de Tecnología de Tokyo y al año siguiente pasó las pruebas que le cualificaron para trabajar como abogado y agente de derecho de patentes. Mientras ejercía su especialidad jurídico-científica, a partir de 1974 al frente de su propia oficina de patentes, el joven se involucró en el activismo social de base, abrazando causas como el ecologismo y el feminismo, y se introdujo en los ambientes políticos de izquierdas. Era una época en que las dos agrupaciones principales de esta tendencia ideológica, el Partido Socialista de Japón (Shakaito) y el Partido Democrático Socialista (Minshato), estaban arrinconadas en la oposición por la hegemonía del gobernante Partido Liberal Democrático (Jiminto), de signo conservador.

Pese a su edad, temprana para los cánones japoneses, Kan se propuso convertirse en miembro de la Dieta o Parlamento cuando estaba al filo de la treintena. Lo intentó sin éxito en tres elecciones consecutivas: las de 1976 a la Cámara de Representantes, las de 1977 a la Cámara de Consejeros o Senado, y las de 1979 de nuevo a la Cámara baja. Por fin se hizo con el escaño, de representante por Tokyo, en las votaciones del 16 de mayo de 1980, como uno de los tres candidatos ganadores del Partido Social Demócrata Unido (Shaminren), una pequeña formación surgida en 1978 de la fusión de dos grupos escindidos del Shakaito y que ya había conseguido entrar en la Dieta, con dos representantes, en los comicios de 1979. El Shaminren hacía gala de un programa radicalmente pacifista, antinuclear y contrario al convenio defensivo con Estados Unidos.

En los trece años siguientes, en los que fue reelegido tres veces consecutivas (en 1983, 1986 y 1990), Kan fue un humilde diputado izquierdista que no obstante conseguía hacerse notar en el hemiciclo por su ardiente defensa de la Constitución, que impedía a las Fuerzas de Autodefensa, versión limitada de unas verdaderas Fuerzas Armadas, desempeñar más misiones que las derivadas de la protección del suelo, el espacio aéreo y las aguas territoriales de Japón.

Esta discreta trayectoria, opaca al gran público, cambió drásticamente el 21 de junio de 1993, en pleno revuelo político levantado por un hecho parlamentario sin precedentes, la derrota en una moción de censura del Gobierno liberaldemócrata del primer ministro Kiichi Miyazawa. Ese día, Kan apareció secundando a un grupo de parlamentarios rebeldes del Jiminto en la presentación del Nuevo Partido Pionero (Shinto Sakigake), fuerza de corte centrista, reformista y con algún acento ecologista que proclamó la urgente necesidad de cambios en el modelo político japonés, desprestigiado en el último sexenio por los escándalos de corrupción. Kan aparecía como la figura más progresista, a la luz de su militancia hasta la víspera, en un grupo de modernizadores dominado por los escindidos del Jiminto, con el que habían roto tras ver ignorados por la vieja guardia liberaldemócrata sus llamamientos a limpiar el partido de corruptelas y abrirlo a la sociedad. Compañeros de aventura eran Masayoshi Takemura, presidente de la flamante formación, Yukio Hatoyama, un rico diputado nieto de primer ministro, su hermano Kunio Hatoyama y Shusei Tanaka, entre otros.

Compitiendo con desventaja por la bandera del cambio con otras dos formaciones noveles emanadas del Jiminto, el Nuevo Partido de Japón (Nihon Shinto) de Morihiro Hosokawa y el Partido de la Renovación de Japón (Shinseito) de Tsutomu Hata e Ichiro Ozawa, el Sakigake sólo capturó el 2,6% de los votos y 13 representantes en las elecciones anticipadas del 18 de julio de 1993, ocupando el octavo lugar en una Cámara fragmentada por la irrupción de nuevos contendientes en el contexto de la crisis del Jiminto.

Kan revalidó su escaño tokyota y al constituirse la Dieta, en agosto, fue elegido presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara, donde su partido y el Nihon Shinto formaron un único grupo parlamentario de 48 miembros. El 9 de ese mes, los tres partidos citados, más los socialistas del Shakaito, los budistas del Komeito, el Minshato y el Shaminren formaron el primer Gobierno de coalición sin presencia liberaldemócrata, con Hosokawa de primer ministro. Por el Sakigake, Takemura y Yukio Hatoyama obtuvieron puestos en el Gabinete, pero Kan se quedó en la Dieta, conduciendo el grupo parlamentario y desempeñando, a partir de la reforma electoral de 1994, el escaño por el nuevo Distrito 18 de Tokyo.

Tras la inesperada dimisión de Hosokawa en abril de 1994, Kan y sus colegas rechazaron reeditar la heterogénea coalición bajo el liderazgo del renovador Hata y a cambio aceptaron pactar con socialistas y liberaldemócratas para subir al Ejecutivo al jefe de los primeros, Tomiichi Murayama. En enero de 1996 Murayama dimitía a su vez y el tripartito siguió gobernando, pero con el presidente del Jiminto, Ryutaro Hashimoto, a su frente. El 11 de ese mes tomaba posesión el nuevo Gabinete Hashimoto, donde Kan debutaba en las funciones gubernamentales como ministro de Salud y Bienestar Social.


2. Regreso a la oposición y las idas y venidas al frente del Minshuto

Nada más posesionarse de su oficina, Kan reclamó la atención del público al sacar a la luz, con repercusiones explosivas, el cúmulo de irregularidades cometido por funcionarios del Ministerio para encubrir un caso grave de transfusiones de sangre contaminada con el virus HIV del sida a pacientes hemofílicos de la Seguridad Social nipona. El ministro admitió la responsabilidad del Gobierno en este doble escándalo, que sumaba la confabulación a la negligencia, sucedido en la década de los ochenta, y pidió disculpas directamente a las víctimas, un gesto de franqueza completamente inusual que fue aplaudido por la opinión pública y que, prácticamente de la noche a la mañana, convirtió a su protagonista en un político archipopular.

En mayo de 1996 el ministro anunció su intención de seguir a Hatoyama, secretario general del Sakigake, en su proyecto de crear una nueva formación con vocación opositora que incluyera a sectores descontentos del Partido de la Nueva Frontera (Shinshinto), fuerza surgida en diciembre de 1994 de la fusión del Shinseito, el Nihon Shinto, el Komeito y otras facciones menores, y cuyo presidente era Ozawa, objeto de crítica interna por su estilo de mando autoritario. El presidente del Sakigake, Takemura, no aprobaba esta operación, así que a últimos de agosto Kan, Hatoyama y una docena de diputados del Sakigake se declararon escindidos.Un mes más tarde, el 28 de septiembre, con la suma de los díscolos del Shinshinto y de otros tránsfugas socialistas, veía la luz el Partido Democrático de Japón (Minshuto), que a toda prisa organizó su campaña para concurrir en las elecciones anticipadas del 20 de octubre. Por de pronto, los demócratas se configuraron como la tercera fuerza de la Cámara baja con 57 representantes.

Puesto bajo el liderazgo dual de Kan y Hatoyama, con el primero, más dotado para la dialéctica parlamentaria, conduciendo la acción en la Dieta y el segundo haciéndose cargo del trabajo orgánico interno, el Minshuto nacía reclamando un "tercer polo liberal" y apelando al voto de los trabajadores de clase media y los jóvenes urbanos, especialmente los de las prefecturas de Tokyo, Hokkaido y Nagano. Sus aspiraciones estratégicas eran consolidarse como una alternativa al restablecido dominio de los liberaldemócratas y "declararle la guerra a la burocracia" a ellos vinculada, aunque su meta más inmediata era disputarle el electorado al Shinshinto, que sobre el papel compartía sus proclamas reformistas y regeneradoras.

En los comicios, ganados con autoridad aunque sin mayoría absoluta por la formación de Hashimoto, el duelo entre el Minshuto y el Shinshinto se zanjó en contra del primero, que hubo de conformarse con el 16,1% de los votos y 52 diputados, 104 menos que el segundo. El 7 de noviembre, a sabiendas de que no tenía ninguna posibilidad, los demócratas presentaron a Kan a la votación parlamentaria de investidura del primer ministro; con 52 votos, quedó tercero tras Ozawa (152 votos) y Hashimoto (262), quien fue por tanto confirmado en el puesto. A continuación, el copresidente del Minshuto causó baja en el Gobierno al constituirse el nuevo Gabinete monocolor del Jiminto.

El 16 de diciembre de 1997 Kan y Hatoyama arreglaron una reorganización del liderazgo: en lo sucesivo, el primero fungiría como presidente único del partido y el segundo sería el secretario general. En los meses siguientes, la pareja estuvo muy atareada, practicando una dura oposición parlamentaria al Gobierno Hashimoto y ensanchando la base de su partido, que se convirtió en el primero de la oposición al sumirse el Shinshinto en un imparable proceso de desintegración a causa de las trifulcas internas e irse muchos de sus miembros a las filas demócratas.

El 8 de enero de 1998 el Minshuto formó un grupo parlamentario único de 97 diputados, Minyuren, con otras cinco formaciones, todas las cuales contaban sólo con meses o incluso días de vida: el Partido del Sol (Taiyoto), de Hata; Desde Cinco (Furomu Faibu), de Hosokawa; La Voz del Pueblo (Kokumin-no-Koe), de Michihiko Kano; el Nuevo Partido de la Fraternidad (Shinto Yuai), de Kansei Nakano; y la Liga Reformista Democrática (Minshu-Kaikaku-Rengo), de Tatsuo Ozawa. Jornadas después, el Taiyoto, el Faibu y el Kokumin se fusionaban orgánicamente y daban lugar al Partido del Buen Gobierno (Minseito), con Hata de líder. Finalmente, el 12 de marzo, culminando el proceso de convergencia de este revoltijo de siglas, el Minshuto, el Minseito, el Yuai y el Rengo decidían constituirse como un todo con el nombre, también, de Partido Democrático de Japón. La flamante agrupación, que con tan variopintos orígenes amalgamaba sensibilidades liberales, social liberales y socialdemócratas, inició su andadura de manera oficial el 27 de abril de 1998.

La convención fundacional del nuevo Minshuto, clasificado por los observadores alternativamente como partido de centro y de centro-izquierda, eligió a Kan presidente, a Hata secretario general y a Hatoyama vicesecretario general. Kan era, decían las encuestas, no sólo la figura más popular del Minshuto, sino el político mejor valorado del país, mucho más que Keizo Obuchi, el grisáceo primer ministro liberaldemócrata que tomó la vez al dimitido Hashimoto, vencido por la crisis asiática y los malos resultados de unas elecciones senatoriales parciales.

Los más optimistas ya veían en Kan al próximo primer ministro de Japón, en un ambiente de final de época por la crisis aparentemente insoluble que tenía agarrotado al Jiminto. Pero transcurridos unos pocos meses, la divulgación por la prensa de detalles sobre su supuesta relación extramarital con una presentadora televisiva de 32 años, Yuko Tonomoto, dañó seriamente su imagen. El político y la periodista negaron tajantemente que mantuvieran un idilio, pero el escándalo estuvo servido. En 1999 el partido, para clarificar su liderazgo antes de los próximos comicios generales, abrió un proceso de elección interna al que se presentaron Kan, Hatoyama y un antiguo socialista, Takahiro Yokomichi. El 25 de septiembre, tal como se esperaba, Kan perdió la partida ante el hasta ahora número tres y fue descabalgado de la presidencia del partido.

Relegado a una posición sin dimensión mediática, la presidencia del Consejo de Investigación Política del partido, Kan se pasó un año en la sombra, aguardando la oportunidad de resarcirse en la singular relación, mitad de rivalidad, mitad de camaradería, que mantenía con Hatoyama. En septiembre de 2000 los dos dirigentes alcanzaron una transacción: Kan renunciaba a disputarle a Hatoyama la presidencia en la elección anual interna a cambio de su regreso a la cúpula del partido como secretario general. En septiembre de 2001 el tándem Hatoyama-Kan fue revalidado por sus conmilitones en la Dieta.

En estos tres años, el diputado fue testigo del importante aunque insuficiente avance del partido (127 escaños con el 25,5% de los votos) en las elecciones generales del 25 de junio de 2000, vueltas a ganar por el Jiminto pese a la impopularidad del primer ministro sucesor del fallecido Obuchi, Yoshiro Mori, y posteriormente del revés que supuso para los demócratas la irrupción en la jefatura del oficialismo de Junichiro Koizumi, quien reemplazó a Mori en abril de 2001. Dinámico y carismático, Koizumi cautivó a los japoneses con su imagen transgresora y de hombre inmune a la corrupción, y con sus promesas de atajar la crisis económica y sanear un sistema financiero enfermo mediante audaces reformas estructurales, incluso si ello supusiera enfrentarse con los burócratas conservadores de su propio partido. Se trataba de un enérgico discurso de renovación que quebró el monopolio demócrata del mensaje del cambio y que consiguió revertir las fortunas electorales del Jiminto, cuyo vaticinado ocaso quedó pospuesto.

El brío del primer ministro liberaldemócrata perjudicó al siempre suave Hatoyama, que de puertas adentro vio su liderazgo cuestionado. Kan no dudó en instigar las críticas y el 23 de septiembre de 2002 salió a retarle en la elección anual, pero fracasó. Acto seguido, Hatoyama impuso a un hombre de su confianza, Kansei Nakano, para la Secretaría General. Sin embargo, poco después, las circunstancias se aparejaron a favor de Kan: Hatoyama comunicó a los suyos el proyecto de fusionarse con el partido Partido Liberal (Jiyuto) de Ozawa y fue tal el rechazo concitado por su propuesta que el 3 de diciembre no tuvo más remedio que presentar la dimisión. El 10 de diciembre el puesto cimero recayó en las manos de Kan, ganador de la elección extraordinaria con 104 votos frente a los 79 recabados por el vicesecretario general, Katsuya Okada.

Irónicamente, Kan no canceló el proyecto de fusión con el Jiyuto y ésta quedó completada el 24 de septiembre de 2003, en vísperas de unas elecciones generales, las del 9 de noviembre, que el Jiminto, sólidamente conducido por Koizumi, ganó con una rotundidad rayana en la mayoría absoluta. Los demócratas se consolaron con su salto hasta los 177 diputados y su victoria, inédita, en la parte de los comicios realizada por el sistema proporcional, donde sacaron el 37,4% de los votos, 2,5% puntos más que sus adversarios conservadores, lo que era bastante alentador. Kan, reelegido en su circunscripción capitalina con el 57,4% de los votos –y derrotando con una ventaja de más de 50.000 votos a Kunio Hatoyama, el hermano de Yukio, que había vuelto al redil liberaldemócrata-, tendría que esperar a mejores tiempos para materializar su ambición de convertirse en el primer ministro de Japón.

El 10 de mayo de 2004 el Minshuto confirmó que tenía un problema de liderazgo con la dimisión forzosa de Kan, por segunda vez en un lustro, tras reconocer que en sus diez meses como ministro de Salud en 1996 no había abonado sus cotizaciones al sistema nacional de pensiones. Se trataba de una falta relativamente menor y de hecho bastante habitual entre los políticos japoneses, que solían incurrir en ella con frecuencia, siempre según ellos por simple "descuido" (el propio Hatoyama reveló que él también había faltado a sus aportaciones a la Seguridad Social, y nada menos que durante once años).

A pesar de que el Ministerio salió a disculpar a su antiguo titular presentando los impagos como un error administrativo fácilmente subsanable, Kan sacó a relucir su condición de budista contrito, que contradecía su fama de hombre temperamental e irritable (tanto, que le apodaban Kan el Colérico e Ira Kan, en referencia a la segunda película de la serie Star Trek, titulada La ira de Khan): a mediados de julio, a modo de expiación, se afeitó la cabeza, se colocó un hábito blanco y un sombrero cónico, y emprendió una peregrinación por los 88 templos de la isla Shikoku. Se trataba de un recorrido piadoso de 1.200 km que repetía el itinerario realizado en el siglo IX, de acuerdo con la tradición, por el monje Kukai, fundador de la escuela Shingon del budismo japonés. Los medios locales dieron pormenorizada cuenta de la ruta penitencial de Kan, quien se lanzó a las carreteras de Shikoku "en búsqueda del alma", dejando que los reporteros le fotografiaran en tan inusual guisa.

Transcurridas unas semanas, el diputado interrumpió la caminata religiosa para retomar las actividades políticas en Tokyo, pero se comprometió a volver a Shikoku todas las veces que fueran necesarias, haciendo sucesivas rondas de peregrinación, hasta completar su promesa religiosa. Este compromiso se mantuvo en firme aun después de comunicar el Ministerio de Salud que, tras hacer las oportunas indagaciones, resultaba ahora que el personal de Kan sí había efectuado sus pagos a la Seguridad Social.

El 10 de septiembre Kan fue nombrado por el nuevo presidente del partido, Katsuya Okada, ministro de Tierras en el llamado próximo gabinete del Minshuto, fórmula de visibilidad de la principal fuerza de la oposición que se inspiraba en la figura del shadow cabinet británico. Justo un año después, el 11 de septiembre de 2005, Koizumi obtenía para su partido una espectacular mayoría absoluta y hacía trizas las expectativas de poder de los demócratas, que retrocedieron al 31% de los votos y los 113 representantes. En Tokyo, Kan fue el único diputado opositor que aguantó en su circunscripción la avalancha liberaldemócrata.

La inesperada debacle electoral precipitó la dimisión de Okada y abrió amargos debates sobre qué era lo que el partido estaba haciendo mal. Sin embargo, las predicciones, apuntadas por varios comentaristas, sobre que el Minshuto sufriría deserciones en cadena a raíz del estropicio en las urnas, no se cumplieron. Tocaba elegir al nuevo presidente, el quinto desde 1998, y en la votación interna del 17 de septiembre de 2005 Kan se midió con Seiji Maehara, un telegénico y joven cuarentón procedente del Sakigake que encarnaba el recambio generacional. Su largo recorrido no le valió esta vez al 15 años mayor Kan, que fue derrotado por Maehara con sólo dos votos de diferencia, 96 contra 94.

La presidencia de Maehara fue harto breve: pillado en falso en un escándalo sobre la supuesta conexión entre diputados del Jiminto y un caso de fraude que afectaba a un proveedor de servicios de Internet, a la cual dio crédito basándose en un correo electrónico que resultó ser espurio, Maehara anunció su renuncia el 31 de marzo de 2006. A vueltas con la elección extraordinaria, Kan repitió envite y el 7 de abril volvió a fracasar, esta vez ante el siempre polémico y siempre potente Ozawa. Para hacer las paces, el nuevo líder nombró a Kan vicepresidente del partido y repuso en la Secretaría General a Hatoyama, quien había sido arrastrado por la dimisión de Maehara. El nuevo triunvirato del Minshuto activó una oposición más agresiva al Gobierno liberaldemócrata, que tras la marcha anunciada de Koizumi en septiembre de 2006 fue escenario de un verdadero desfile de primeros ministros, todos prematuramente consumidos y dimitidos, con los recambios sucesivos de Shinzo Abe (en septiembre de 2007), Yasuo Fukuda (en septiembre de 2008) y Taro Aso.

Así, Kan y sus conmilitones criticaron con dureza las controvertidas visitas de Koizumi al santuario shintoísta de Yasukuni, denunciaron el nacionalismo derechista de la política exterior de Abe y se propusieron impedir en la Dieta la prolongación de la misión de la Fuerza Naval de Autodefensa en el océano Índico para abastecer de combustible a las unidades de Estados Unidos implicadas en la campaña bélica en Afganistán, asunto que era la tarea más urgente de Fukuda y que los demócratas no dudaron en instrumentar a su favor tras hacerse con la mayoría de la Cámara de Consejeros en las elecciones parciales de julio de 2007. Con todo, Kan, a diferencia de lo que pensaba en su etapa de diputado izquierdista, era uno de los representantes demócratas más abiertos a una mayor presencia de las Fuerzas de Autodefensa en las misiones internacionales de seguridad.


3. Viceprimer ministro y ministro de Finanzas en el primer Gobierno demócrata

De todas maneras, la incapacidad del Jiminto para encontrar un líder fuerte y duradero tras el excepcional mandato de Koizumi era el mismo problema que tenía el Minshuto desde su fundación. El 11 de mayo de 2009 Ozawa siguió el camino de sus cuatro predecesores y presentó la dimisión, en su caso de resultas de la detención de un colaborador acusado de amañar los libros de contabilidad del partido para ocultar una donación empresarial ilegal de 35 millones de yenes. La caída de Ozawa era tanto más inoportuna porque el 30 de agosto tocaban las elecciones generales y las posibilidades de victoria, por lo menos antes del estallido del escándalo, eran altísimas para los demócratas, a quienes sólo podía beneficiar el descrédito sin precedentes que arrastraba el Jiminto en sus horas más bajas.

En tanto que vicepresidente, Kan fungió de presidente en funciones en el ínterin, hasta la elección del nuevo titular el 16 de mayo. Tras algunas dudas, decidió no competir esta vez, dejando la competición interna en manos de Hatoyama y Okada. El hasta ahora secretario general ganó la partida, tras lo cual nombró a Okada para sucederle como número dos, confirmó a Kan como vicepresidente y nombró vicepresidente también a Ozawa.

El hundimiento del Jiminto, presionado por la flojera de su enésimo líder, Aso, la profunda recesión económica -que el país, gracias a las medidas de estímulo fiscal del Gobierno, empezó a remontar en el segundo trimestre del año, pero sin garantías de que la contracción no regresara a corto plazo-, la deflación -tan dañina para el consumo-, la desmesura del déficit y la deuda públicos, el retroceso de los salarios y el aumento del paro -tendencia ésta que provocaba el máximo desasosiego entre la población-, se prometía histórico.

Así que Kan y sus compañeros esgrimieron el discurso de un "cambio de régimen" con acentos sociales, orientado al bienestar de las personas y a la expansión de la demanda interna para sacar a la economía del marasmo. Los demócratas prometían no subir los impuestos y eliminar toda una serie de tasas y tarifas, como las que afectaban a los conductores de vehículos y a la escolaridad infantil, además de ayudar a los padres con hijos pequeños mediante subvenciones directas. Las necesidades gastadoras y ahorradoras, que eran parejas, serían satisfechas con un profundo recorte burocrático y administrativo, antes que con emisiones de deuda. Y en la política exterior, el Minshuto advocaba un desenvolvimiento de Japón más autónomo de Estados Unidos y su paraguas militar, lo que entre otros cambios requeriría enmendar la Constitución para convertir a las Fuerzas de Autodefensa en unas verdaderas Fuerzas Armadas orientadas a la participación en las misiones de paz de la ONU.

El 30 de agosto de 2009, sin sorpresas, a fuerza de conocerse sondeos que vaticinaban este resultado, el Minshuto aplastó al Jiminto haciéndose con una mayoría absoluta de 308 representantes con el 42,4% de los votos. En la Cámara baja, Kan marcó su décimo mandato consecutivo. Los ganadores establecieron un acuerdo de coalición con el Partido Social Demócrata (Shaminto, nueva denominación del viejo Shakaito desde 1996) y el centroderechista Nuevo Partido Popular (Kokuminshinto), que aportaban una decena más de representantes y otros tantos consejeros, los suficientes para disfrutar de la mayoría absoluta también en la Cámara alta. El 16 de septiembre Hatoyama fue investido primer ministro por la Dieta y acto seguido se constituyó el primer Gabinete de Gobierno del Minshuto.

Kan fue nombrado viceprimer ministro y encargado, con el rango de ministro de Estado, de un ramillete de áreas: la Política Económica y Fiscal, donde se subordinaba al ministro de Finanzas, Hirohisa Fujii; la Política de Ciencia y Tecnología; y la Oficina de Estrategia Nacional, órgano de nueva creación, encargado de coordinar las políticas reformistas y de supervisar el aparato burocrático del Estado, cuya poda se perseguía. Desde su puesto tecnocrático, Kan quedó a salvo de la erosión de confianza popular que Hatoyama, en un tiempo récord, comenzó a sufrir sin cumplir siquiera su segundo mes en el poder. Esta tendencia negativa sacó a relucir los límites de la capacidad de liderazgo del dos veces presidente del partido, quien aportaba una visión humanista y casi idealista del servicio político, pero que no resultaba tan aplomado, pragmático y, llegado el caso, tajante como podían serlo Kan u Ozawa, este último, a la sazón, nuevo secretario general del partido en sustitución de Okada, ahora ministro de Exteriores.

Al flamante primer ministro empezaron a sobrevenirle reveses en cadena. En noviembre, se conoció que no había declarado a Hacienda los beneficios de una sustanciosa operación comercial privada, falta que vino a sumarse a la polémica de la denuncia de unas misteriosas donaciones a su fondo de campaña puestas a nombre de identidades que resultaron ser falsas.

Al mismo tiempo, Hatoyama se puso a dar largas a Estados Unidos, que le presionaba para que tomara una decisión sobre el futuro de su personal e instalaciones militares en la isla de Okinawa; Washington quería que el nuevo Gobierno nipón diera cumplimiento al acuerdo adoptado por Koizumi en 2006 para el traslado a Guam de los 8.000 marines que servían allí y la recolocación de la base aérea Futenma en otro punto de la isla, donde no causara inconvenientes a la población local. Pero en el Gabinete, los socios socialdemócratas exigían a Hatoyama que cumpliera su medio compromiso electoral y trasladara la base fuera de la prefectura o incluso fuera del país. Y mientras demoraba la solución de este complicado asunto, el primer ministro tenía que enfrentar las destemplanzas económicas y financieras.

Para poner coto a los exorbitantes déficit (previsión del 8% del PIB para 2010) y deuda (camino del 200% y la más abultada de los países industrializados) sin malograr los asomos, débiles, de recuperación productiva, Hatoyama y el ministro Fujii lanzaron un paquete de medidas que incluía un nuevo plan de estímulo fiscal anticrisis y la cancelación de algunas de las acciones de alivio social prometidas en la campaña, como la desgravación de la gasolina y la supresión de los peajes en las autopistas. Estas revocaciones aumentaron el desencanto del electorado, que castigó duramente a Hatoyama en las encuestas.

El Gobierno flaqueaba y al comenzar 2010 Kan, ahora mismo el dirigente demócrata con el caché político más consistente, hubo de ocupar una posición de responsabilidad más acorde con su peso. El 5 de enero Fujii presentó la dimisión con un cuadro clínico de hipertensión y agotamiento físico. Hatoyama se la aceptó y al día siguiente entregaba la sensible cartera de Finanzas a Kan, en añadidura a su capacidad de viceprimer ministro. El nuevo titular manifestó la conveniencia de un yen débil con respecto al dólar para relanzar las exportaciones, una necesidad irrenunciable mientras la persistente caída de los precios y los salarios unida al miedo al desempleo animaran más a ahorrar que a gastar, y eso pese a que el programa del Minshuto había explicado la conveniencia de reducir el peso del fluctuante comercio exterior en la economía nacional.

No siendo su perfil el de economista, la designación de Kan en pleno vendaval de cifras suscitó algunas reservas en el mundo financiero. Resultaba que el político visto como un látigo de burócratas, de natural vehemente y sin pelos en la lengua tenía que entenderse ahora con esos mismos funcionarios, en el Ministerio de Finanzas y el Banco de Japón, del que dependía la suavización de la política monetaria. Quien estaba considerado, por lo menos hasta ahora, un partidario de priorizar la política económica sobre la política fiscal llegó a tiempo para rematar los presupuestos corregidos y ampliados de 2010-2011, que fueron aprobados por la Cámara baja el 24 de marzo.

El paquete contemplaba gastos por valor de 92,3 billones de yenes y la mitad del mismo sería financiado con una emisión de bonos de 44,3 billones, luego otra intención expresada durante la campaña, no recurrir a la subasta masiva de deuda pública para ajustar los desequilibrios contables, era puesta en cuarentena. Al ministro le habría gustado subir los impuestos al consumo para compensar la pobre recaudación ordinaria del Estado, pero Hatoyama y otros miembros del Gabinete no estaban por la labor. Los presupuestos del próximo ejercicio fiscal entrañaban una subida del 9,8% en el gasto social y un recorte del 18,3% en los proyectos de obras públicas. Su objetivo fundamental, impedir que Japón cayera en otra recesión en los próximos meses.


4. Primer ministro sucesor del dimitido Hatoyama en un contexto crítico

El 23 de mayo de 2010 Hatoyama, tan hipersensible a las críticas como los tres últimos jefes de Gobierno del Jiminto, selló su destino político anunciando, tras meses de aparente vacilación, que el acuerdo de 2006 con Estados Unidos seguía en pie y que la base Futenma, por consiguiente, sería movida a otro emplazamiento en la isla de Okinawa. La confirmación oficial de lo que ya se sabía desde hacía semanas provocó la ruptura de la coalición con el Shaminto, que lideraba la ministra de Estado Mizuho Fukushima. Hatoyama fue invitado a marcharse desde múltiples frentes, y aunque Kan y otros dirigentes salieron a respaldarle, el acosado gobernante anunció su renuncia con una compungida puesta en escena el 2 de junio.

Tres ministros se perfilaban como posibles sucesores de Hatoyama al frente del partido y el Gobierno, los tres antiguos presidentes de la formación: Kan, el responsable de Exteriores Okada y Maehara, quien servía de ministro de Tierras, Infraestructura, Transportes y Turismo. Ozawa, el incombustible y problemático shogun en la sombra, no entraba en las quinielas porque en enero había encajado la investigación por la policía judicial de otro caso de opacidad tributaria que le afectaba de lleno, y porque Hatoyama, en su despedida, le había instado a que le imitara y cesara como secretario general en aras de la renovación del partido, cosa que hizo.

Okada y Maehara declinaron competir por la presidencia de los demócratas y expresaron su respaldo a Kan, quien el 4 de junio disputó la votación por el grupo de la Dieta con un contrincante testimonial, Shinji Tarutoko, el casi desconocido responsable del Comité parlamentario del Medio Ambiente, a quien Ozawa se apresuró a apoyar en un intento de mantener el ascendiente interno. A sus 63 años, Kan fue elegido por tercera vez presidente del partido por 291 votos contra 129, e inmediatamente después obtuvo la investidura de la Dieta: con 313 votos en la Cámara de Representantes y con 123 en la de Consejeros, derrotando sin problemas al líder del Jiminto, Sadakazu Tanigaki. Para secretario general del partido, Kan se decantó por el diputado Yukio Edano.

El 8 de junio, siguiendo con el formalismo constitucional, el emperador Akihito nombró primer ministro a Kan, que en su brevísima campaña promocional destacó sus orígenes no linajudos y su condición de "hombre ordinario", a diferencia de Koizumi, Abe, Fukuda, Aso y, por supuesto, Hatoyama. Ese mismo día tomó posesión al frente de su Gabinete, donde continuaban todos los ministros importantes y regresaban Fukushima y los socialdemócratas. En Finanzas, le cogió el testigo uno de sus adjuntos, Yoshihiko Noda, un conservador partidario de la disciplina fiscal. Aunque su objetivo político más inmediato era mantener la primacía del partido en las elecciones senatoriales del 11 de julio, que se prefiguraban como un referéndum sobre la gestión del Gobierno (en este sentido, el cambio de líder fue un revulsivo extremadamente positivo en las encuestas, donde los demócratas recuperaron de golpe todo el terreno perdido en los últimos meses), Kan insistió en que lo urgente era asegurar la reactivación económica, salir de la deflación y poner las bases para el arreglo del desbarajuste fiscal.

El 11 de junio el primer ministro advirtió que Japón corría un "riesgo de colapso" al estilo de Grecia si no ponía orden en sus finanzas y echaba freno a la emisión de deuda, que de seguir las cosas así podría perder la confianza de los mercados, con desastrosas consecuencias. "Han pasado veinte años desde el estallido de la burbuja económica a principios de los noventa (…) la gente ha perdido la confianza y teme las incertidumbres del futuro (…) Va a ser inevitable lanzar una completa reforma del sistema fiscal", afirmó Kan, dando a entender que no habría más remedio que subir el IVA (del 5%), tal como había preconizado como ministro.

En cuanto a la política internacional, donde iba a debutar al más alto nivel en los próximos días con su asistencia a las cumbres del G8 y el G20 en Canadá, quedaba claro que la alianza con Estados Unidos continuaba siendo la "piedra angular" de la diplomacia nipona y que la decisión que había costado el puesto a Hatoyama, la continuidad de las Fuerzas Armadas de aquel país en Okinawa, sería cumplida, en lo que invertiría "todos los esfuerzos". Eso sí, Kan también quería realizar la visión de su predecesor de construir unas relaciones de comunidad con los países vecinos de Asia, donde estaban los socios comerciales más fiables y provechosos de Japón, y donde ahora mismo se concentraba, con gigantes emergentes como China e India, el motor de la recuperación global.

El primer ministro japonés está casado desde 1970 con Nobuko Kan, una prima carnal, y es padre de dos hijos; el mayor, Gentaro, candidateó sin éxito a la Cámara de Representantes en las elecciones de 2003 y 2005. Según el diario Yomiuri Shimbun, Kan es un gran aficionado a los juegos de mesa tradicionales de su país, en particular el shogi, o ajedrez japonés, el go, de reglas simples pero rico en complicadas estrategias, y el mahjong, juego importado de china para el que en 1973 construyó y patentó una máquina de cálculo.

(Cobertura informativa hasta 20/6/2010)