Mishal Al Sabah

 

 

En Kuwait, el 16 de diciembre de 2023, por segunda vez en algo más de tres años, el príncipe heredero ha accedido al trono tras el óbito del emir en ejercicio. El jeque Mishal Al Ahmad Al Jabir Al Sabah, de 83 años, sucede a su hermanastro Nawaf, fallecido a los 86 después de ser hospitalizado por una dolencia no precisada y quien en septiembre de 2020 había sucedido a su vez a otro hermanastro de la familia reinante, Sabah, muerto con 91 años tras 14 de emirato. A diferencia de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, escenarios de importantes relevos generacionales en la última década, la cautelosa monarquía kuwaití, ajena a decisiones audaces y polémicas como las que vienen adoptando sus vecinos, se resiste a transmitir la jefatura del Estado o el liderazgo político, sea de iure o de facto, a un príncipe más joven que aporte visión y dinamismo.

La senectud de los últimos príncipes herederos, que limita drásticamente el horizonte vital del cabeza de turno de esta monarquía constitucional del Golfo cresa en hidrocarburos, conservadora y prooccidental, es un hándicap que se añade a un problema aún mayor: el de los continuos encontronazos entre el Gobierno, férreamente controlado por los Sabah, y la Asamblea Nacional, donde a falta de partidos políticos —prohibidos por ley— sí han venido operando una serie de facciones ideológicamente diversas junto con un grueso de diputados sin filiación aparente. Así, con sus interpelaciones e incluso mociones de censura a determinados ministros, la mayoría de los 50 diputados elegidos directamente por el pueblo (otros 16 legisladores son nombrados por el Gobierno) hacen del kuwaití uno de los parlamentos más indóciles e independientes del mundo árabe. Aunque el contexto no es democrático, este dinamismo parlamentario dibuja una suerte de dialéctica Gobierno-oposición a menudo borrascosa.

Como príncipe heredero en el último trienio, Mishal ha jugado el papel director de las respuestas del Gobierno para evitar que el control parlamentario con dimensiones de severo escrutinio acabe en destituciones forzosas capaces de minar el virtual monopolio ejecutivo de los Sabah. Esta estrategia, más pragmática y maniobrera que expeditiva o autoritaria, viene consistiendo en una combinación de remodelaciones ministeriales, dimisiones de los responsables objeto de críticas, renombramientos dilatorios y disoluciones de la Asamblea, seguidas de la convocatoria de elecciones anticipadas. 

Así, en julio de 2022 Mishal, en virtud de una delegación parcial de poderes constitucionales por el emir Nawaf debido a su enfermedad, nombró al jeque Ahmad Nawaf Al Ahmad Al Sabah primer ministro en lugar del cabeza del Gobierno desde finales de 2019, el jeque Sabah Al Jalid Al Hamad Al Sabah, dignatario reiteradamente fustigado por los parlamentarios y que había vuelto a presentar la dimisión, esta vez asumida como irreversible por el emir, en abril anterior. Al nombramiento de Ahmad Nawaf le precedió en un mes la disolución de la Asamblea, decretada por Mishal en nombre de su hermanastro. En septiembre de 2022 hubo elecciones generales con menos de dos años de legislatura servida, en octubre siguiente Mishal ratificó a Ahmad Nawaf como primer ministro, en marzo de 2023 repitió el renombramiento y en abril del mismo año Mishal volvió a disolver la Asamblea y a convocar comicios para junio porque el Tribunal Constitucional había dictaminado la invalidez de las votaciones de 2022. Tras las elecciones, todo por enésima vez, el primer ministro Ahmad Nawaf presentó la renuncia, el príncipe heredero se la aceptó y acto seguido este volvió a encomendarle la formación de otro Gobierno.

Al igual que los jeques Nawaf (2020-2023), Sabah (2006-2020) y Jabir (1977-2006), el jeque Mishal figura entre la decena de hijos varones de Ahmad Al Jabir Al Ali Al Sabah, décimo cabeza del linaje dinástico iniciado en 1752 y dirigente de un país que hasta 11 años después de su muerte, en 1961, no obtuvo la condición de Estado independiente a partir del protectorado británico. Los cuatro hermanastros tenían distinta madre y la de Mishal era Maryam Marit Al Huwaila, una de las 15 esposas del jeque Ahmad. Séptimo de la prole masculina, Mishal quedó huérfano del padre a los nueve años y luego fue instruido en el Reino Unido para ocupar un puesto eminente en el aparato de seguridad del Emirato. 

Entre 1967 y 1980 Mishal dirigió los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior, indica su sucinta hoja oficial de vida, que no reanuda la relación de cargos hasta abril de 2004, cuando su hermanastro mayor el emir Jabir, prácticamente incapacitado para gobernar a raíz de un derrame cerebral, le nombró subjefe de la Guardia Nacional Kuwaití, posición tenida previamente por el jeque Nawaf. Desde su creación en 1967, el cuerpo paramilitar tenía como comandante a otro jeque de la extensa parentela de Mishal, Salim Al Ali Al Sabah. Sin embargo, el puesto de Salim era más que nada ceremonial y el mando efectivo de la Guardia Nacional recaía en Mishal. 

Estos 24 años de oscuridad en la biografía del jeque cubren la traumática experiencia de 1990-1991, siete meses en los que la familia real hubo de escapar a la carrera de la invasión de Irak y luego permanecer exiliada en Arabia Saudí, hasta que la coalición internacional encabezada por Estados Unidos restableció el statu quo quebrado por Saddam Hussein. Tras la liberación por los ejércitos occidentales, los Sabah, además de enfrentar una costosa reconstrucción material, se vieron obligados a introducir reformas democratizadoras para hacer del Emirato, absolutista de facto, una monarquía constitucional y parlamentaria no meramente sobre el papel. 

Mishal siguió siendo el número dos nominal de la Guardia Nacional Kuwaití hasta el 8 de octubre de 2020, fecha en que adquirió la condición de príncipe heredero, el sucesor designado por su hermanastro Nawaf. Este, tras 14 años como príncipe heredero, primer viceprimer ministro y ministro del Interior, se había convertido en emir el 30 de septiembre anterior de resultas de la muerte de Sabah, el cual había subido al trono en enero 2006 luego de haber ejercido el mando real desde finales de la década de los noventa a causa de los achaques e incapacitaciones del jeque Jabir, muerto a los 79 años, y del jeque Saad Al Abdullah Al Salim Al Sabah. Este último, primo segundo de los cuatro hermanastros Al Jabir, había sido primer ministro hasta 2003 y, solo durante unos días, emir en enero de 2006: postrado por la enfermedad, Sabah le había sucedido en ambas posiciones para luego fallecer en 2008 a los 78.

En tanto que príncipe heredero, por cierto que el más añoso de las monarquías de todo el mundo, Mishal empezó a adquirir visibilidad en las misiones internacionales, en parte compartidas con sus deudos jeques, los primeros ministros Sabah Al Jalid y Ahmad Nawaf Al Ahmad Al Sabah, al tiempo que el emir Nawaf, un jeque de siempre discreto, se sumía en la oscuridad. Prolongando la línea tradicional de la política exterior kuwaití, caracterizada por los enfoques moderados, diplomáticos y conciliadores, Mishal estuvo en el centro de los procesos de interlocución y mediación del Consejo de Cooperación del Golfo que en enero de 2021 desembocaron en la reconciliación, tras cuatro años de ruptura, entre Qatar y Arabia Saudí, el potente reino vecino, a cuyo liderazgo regional Kuwait esta totalmente supeditado. 

Asimismo, a Mishal se le supone involucrado en la concepción y ejecución de la Kuwait Vision 2035, plan estratégico nacional que procura tomar posiciones de cara a un mundo paulatinamente desvinculado del petróleo y descarbonizado, lo que incluye desarrollar las energías renovables y potenciar el sector de los servicios financieros. Actualmente, Kuwait, con 2,6 millones de barriles diarios, es el noveno productor mundial de crudo y el quinto de la OPEP, tras Arabia Saudí, Irak, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Su Índice de Desarrollo Humano es inferior al de los Emiratos, Bahrein, Arabia Saudí y Qatar.

Nada más comunicarse el óbito de Nawaf el 16 de diciembre de 2023, el Consejo de Ministros, con arreglo a la Constitución y la Ley de Sucesión, nombró emir a Mishal. La proclamación fue efectiva de inmediato y el 20 de diciembre, continuando con el procedimiento constitucional, Mishal prestó juramento ante la Asamblea Nacional. Ahora, el emir dispone de un plazo de hasta un año para comunicar su elección del jeque de la familia reinante que pasará a ser el nuevo príncipe heredero.

El séptimo emir del Kuwait independiente ha tenido siete hijas y cinco hijos con sus dos esposas, Nuria Sabah Al Salem Al Sabah y Munira Badah Al Mutairi

(Cobertura informativa hasta 20/12/2023)