Mahamat Idriss Déby

Chad experimentó el 20 de abril de 2021 un insólito sobresalto político de gran magnitud y con implicaciones inciertas: su presidente murió tras resultar herido mientras dirigía a sus tropas en el campo de batalla y el hijo de este asumió de inmediato la jefatura del Estado al frente de una junta militar. La sucesión del mariscal Idriss Déby, de 68 años, 31 de ellos en el poder virtualmente omnímodo, por el teniente general Mahamat Idriss Déby, de 37, acontece cuando el país centroafricano vive su enésima rebelión interna y el conjunto de la vasta región comprendida entre el desértico norte de Malí y la cuenca del Lago Chad, compartida con Níger, Nigeria y Camerún, sufre los ataques de las bandas yihadistas afiliadas a Al Qaeda o el Estado Islámico.

Bajo la enérgica férula de Déby padre, un dictador de hecho que nunca vaciló en lanzar al Ejército contra adversarios hostiles aquende o allende las fronteras nacionales, Chad se convirtió en el puntal del G5 del Sahel, desde hace años sumido en una grave crisis de seguridad, siempre en estrecha alianza con Francia. La transferencia automática del poder a Déby hijo, apodado Kaka, un soldado profesional fogueado en el combate a las órdenes de su progenitor, no supone cambios en esa estrategia, pero sí abre interrogantes sobre el futuro político que aguarda a Chad. El país viene de tener un sistema pseudodemocrático, con elecciones cada cinco años (la sexta y última, celebrada solo nueve días antes del magnicidio) que el mandatario fallecido ganaba como un rutinario formulismo, y ahora inicia una transición de 18 meses férreamente controlada por el Ejército, al que nunca han faltado recursos y pertrechos dentro de las penurias propias de uno de los estados más pobres del planeta. Más acuciante es saber el desenlace de la ofensiva relámpago del Frente para la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT), guerrilla no islamista surgida en Libia en 2016 y que pretende conquistar N'Djamena bajando desde el norte. Detener y derrotar al FACT, tal como su padre hizo con pasadas rebeliones, es ahora la tarea más urgente de Mahamat Déby.

Aunque esquivo a las cámaras, el joven retoño presidencial, protagonista de una secuencia de ascensos castrenses bastante espectacular, ya era una figura bien presente en la reciente escena maliense, dominada por las operaciones militares contra insurgentes y terroristas de toda laya. Mandaba el contingente expedicionario chadiano que desde 2013 persigue al yihadismo en Malí codo a codo con los efectivos galos y dirigía el cuerpo de seguridad que entre otras misiones sensibles daba protección a su padre, por lo que en realidad debería dar explicaciones por su impropia muerte, se supone que al ser alcanzado por fuego enemigo.

Tras comunicar la luctuosa noticia a la nación, los uniformados anunciaron la creación de Consejo Militar de Transición (CMT), formado por 15 generales de conocida lealtad y con Mahamat Déby a la cabeza, la suspensión de la Constitución y la disolución de la Asamblea Nacional, que llevaba sin ser renovada desde 2011 (había previstos comicios para octubre de este año) y donde el partido del régimen, el Movimiento Patriótico de Salvación (MPS), gozaba de hegemonía. Además, se cerraron las fronteras terrestres y aéreas, y se impuso el toque de queda. Fue ignorada la estipulación constitucional sobre la asunción de la Presidencia interina por el titular de la Asamblea Nacional en caso de vacancia en la jefatura del Estado, tras lo cual tendrían que convocarse elecciones presidenciales en un plazo comprendido entre los 45 y los 90 días. A Déby le secunda como vicepresidente de facto el número dos del CMT y jefe adjunto del Estado Mayor del Ejército, general Djimadoum Tiraïna.

Para la oposición civil, muy debilitada tras décadas de represión arbitraria, lo sucedido el 20 de abril viene a ser un autogolpe o un "golpe dinástico" que fuerza una "heredad" en familia del mando estatal incompatible con los valores republicanos. Golpe que sin embargo no ha sido condenado en el exterior. El episodio chadiano recuerda vivamente lo sucedido en la República Democrática del Congo en 2001, cuando el presidente Laurent Kabila cayó asesinado en una situación de guerra y fue sucedido por su hijo, Joseph Kabila, sin ningún miramiento legal. La sucesión paterno-filial en la presidencia de una república africana ya se produjo en Togo en 2005 y en Gabón en 2009, aunque en aquellos casos se guardaron las formas constitucionales, inclusive la colocación de unos presidentes interinos de paja. Es un escenario que se prefigura en Guinea Ecuatorial y, posiblemente también, en Camerún y Congo-Brazzaville.

En sus primeros pronunciamientos, la junta militar y su presidente mezclan la retórica patriótica y el avance de intenciones políticas. Déby y los generales han sido rápidos en convocar el Marco Nacional para el Diálogo Político (CNDP), una instancia de interlocución con la sociedad civil creada por el anterior mandatario, y en emitir una Carta de Transición, que pasa a ocupar el vacío jurídico dejado por la suspensión de la Constitución de 2018 y que define como órganos rectores de esta fase temporal al CMT, el Consejo Nacional de Transición -con 93 miembros designados por el presidente del CMT, esto es, Déby- y el Gobierno de Transición. Ya el 21 de abril los militares decidieron que los ministros del Gabinete permanecieran en sus puestos a título provisional. El 26 de abril la junta nombró primer ministro del Gobierno de Transición a una figura conocida, Albert Pahimi Padacké, del Reagrupamiento Nacional por la Democracia en Chad-El Despertar (RNDT-le Revéil), quien ya fuera el último primer ministro con Déby padre entre 2016 y la abolición del puesto en 2018, amén de candidato presidencial en las elecciones de 2006, 2011 y 2021, quedando ahora en segundo lugar con el 10,3% de los votos.

La aduladora presentación del nuevo líder publicada por la web de la Presidencia de la República retrata a Mahamat Déby como "la encarnación del dinamismo del Ejército Nacional de Chad, el cual rejuveneció sus filas y se profesionalizó gracias a la atrevida reforma efectuada con manos maestras por su jefe supremo, el mariscal de Chad Idriss Déby Itno, quien durante su vida movió cielo y tierra para dotar a su país de un verdadero ejército nacional, un ejército que es hoy el orgullo de África". El panegírico añade sobre Déby hijo: "El hombre es reservado; una reserva que esconde cualidades humanas excepcionales. Sus hermanos de armas reconocen en él un alto sentido de la responsabilidad, a un oficial republicano dotado, un soldado patriota que sabe llevar a cabo su misión sin importar su envergadura. Seguramente sean sus cualidades lo que pesó en el Consejo a la hora de elegir a la persona capaz de liderar los destinos del país, en este contexto en que se enfrenta a varias amenazas terroristas y de seguridad".

Con propia voz, Déby, que el 23 de abril recibió los espaldarazos del presidente francés Emmanuel Macron ("Francia nunca permitirá que nadie, ni hoy ni mañana, cuestione la estabilidad e integridad de Chad") y del alto representante de la UE Josep Borrell ("La estabilidad de Chad es una pieza fundamental para toda la región") en los solemnes funerales de Estado en N'Djamena, asegura que "nuestro objetivo es defender la integridad del territorio y evitar que el país se hunda en el abismo de la desestabilización y la nada". Sostiene que el CMT "trabajará para consolidar la democracia, asegurar la paz y garantizar la seguridad", y que en modo alguno pretende "confiscar" el poder, el cual entregará al Gobierno salido de unas elecciones "libres y democráticas" dentro de 18 meses. Asimismo, ha rechazado de plano el ofrecimiento, posiblemente propagandístico, realizado por el cabecilla del FACT, el ex ministro Mahamat Mahdi Ali, de declarar un alto el fuego y abrir una mesa de diálogo en aras de una "solución pacífica".

El 2 de mayo se conocieron los ministros del Gobierno Padacké con el rechazo de la oposición civil, que considera al nuevo (y viejo) primer ministro una personalidad acomodaticia al régimen de Idriss Déby. De paso, desde estos sectores se señala directamente al nuevo hombre fuerte de Chad como el responsable de los asesinatos el pasado 28 de febrero de la madre, el hijo y otros tres familiares del candidato presidencial Yaya Dillo Djérou, disparados por soldados de la Guardia Presidencial cuando irrumpieron en la casa del opositor para detenerle por cargos de subversión. También apuntan que en el seno del Ejército, una institución en absoluto monolítica, hay mucho malestar por el curso de los acontecimientos. Por el momento, Mahamat Déby solo hace frente a presiones moderadas de Francia y la Unión Africana, que le instan a acelerar el retorno al orden constitucional, a desmilitarizar la transición y a que se abstenga de reprimir a los manifestantes que no le aceptan como jefe del Estado. En el plano socioeconómico, la junta no ofrece ninguna expectativa a los miles de jóvenes malienses que no encuentran empleo, en un país en recesión al que bombear petróleo no le sirvió para despegar, y que no ven más salida que emigrar a Europa.

(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 6/5/2021. Para más información, puede consultarse el documento «Protagonistas de los golpes de Estado en el África Occidental francófona (2020-2023)», actualizado hasta el 15/9/2023).

El hijo menor del presidente chadiano Idriss Déby, siguiendo los pasos de su padre fallecido, es un hombre de formación y mentalidad militares, habituado al mando de tropa y fogueado en el combate a campo abierto, pero a diferencia de él, al menos hasta ahora, carece de experiencia en la dirección de los asuntos del Estado. Tampoco se le conocen funciones en el Movimiento Patriótico de Salvación (MPS), el partido del régimen fundado por Déby y hegemónico en el arco político.

Entre finales de los años noventa y la primera década del siglo, mientras su progenitor consolidaba su férula autoritaria a raíz de deponer en 1990, siendo un coronel rebelde, al dictador Hissène Habré por la vía de una ofensiva guerrillera emprendida desde Sudán, el joven recibió la educación secundaria en la red de escuelas militares conjuntas de Chad y en el Liceo Militar de Aix-en-Provence. A su regreso de Francia fue inscrito en la Escuela de Oficiales Inter-Armas de N'Djamena.

En 2007, cuando tenía 23 años, Mahamat perdió en trágicas y oscuras circunstancias a su hermano cuatro años mayor, Brahim. El primogénito del presidente, graduado en administración de empresas y hombre con fama de agresivo y pendenciero, fue encontrado muerto en un suburbio de París, con su cuerpo golpeado y cubierto de polvo químico antiincendios. Se habló de un intento de robo con asalto y de un ajuste de cuentas en el submundo del hampa, sin motivaciones políticas. Déby había tenido planes de promoción política para Brahim, pero su conducta violenta y escandalosa, que dio pie a acusaciones de matonismo y a una condena por la justicia gala a seis meses de prisión por posesión de drogas y de un arma ilegal, le habían hecho caer en desgracia. Un poco antes de este suceso, el más discreto Mahamat, quien al parecer se tomaba muy en serio su carrera militar y mostraba cualidades de mando, empezó a asumir responsabilidades en el Ejército Nacional Chadiano (ANT) a instancias de su padre, quien dispuso para él una apretada sucesión de ascensos.

Heredero de una élite guerrera
Primero oficial al mando de diversas secciones y compañías de la Dirección General del Servicio de Seguridad de Instituciones del Estado (DGSSIE), cuerpo de élite que en 2005 había reemplazado a la Guardia Presidencial, Mahamat fue promovido sucesivamente a comandante, teniente coronel, coronel, general de brigada y, en 2015, con tan solo 31 años, a general de división. Lejos de exponerse poco como un militar de despacho o de vigilancia interior dedicado a la represión política de la oposición civil, Déby hijo se curtió pronto en los campos de batalla, escenarios bélicos crónicamente presentes en Chad porque Déby padre tanto era propenso a enviar a sus tropas a luchar en conflictos de diversa naturaleza en la vecindad africana (República Democrática del Congo, República Centroafricana, Malí, Camerún, Nigeria) como encajaba insurgencias domésticas que buscaban derrocarle, al igual que él había hecho con Habré en 1990. En este sentido, Mahamat Déby heredó el dinamismo de su padre, un dictador que no obstante sus obligaciones institucionales como presidente y máxima autoridad civil de la República solía desplazarse a los frentes militares en calidad de general y comandante en jefe, para inspeccionar a las tropas o dirigir personalmente las operaciones bélicas.

Los extractos de prensa informan que el hijo del presidente tuvo su bautismo de fuego en abril de 2006 durante el exitoso operativo montado por el ANT para la defensa de N'Djamena, blanco de la ofensiva de la alianza de grupos guerrilleros Frente Unido por el Cambio Democrático (FUC). Hasta el final cuatro años después de la guerra civil, victoriosa para el Gobierno en los planos militar y diplomático, Déby tomó parte en otras acciones contra el FUC y los frentes rebeldes que le sucedieron, la Unión de Fuerzas por la Democracia y el Desarrollo (UFDD) y la Unión de Fuerzas de la Resistencia (UFR). En particular, las fuentes citan la batalla de Am Dam, en la región sudoriental de Sila, un enfrentamiento de envergadura entablado en mayo de 2009 y en el que efectivos de la DGSSIE emboscaron una gran columna de la UFR, infligiendo a los rebeldes cuantiosas bajas. Déby mandó soldados sobre el terreno recién ascendido a general de brigada y a las órdenes del general Hassan al-Gadam al-Djineddi, jefe del Estado Mayor del ANT.

Una vez dispersadas las últimas subversiones en enero de 2010, Déby fue recompensando con el mando de los escuadrones blindado y de guardaespaldas de la DGSSIE. Desde 2012 se encargó personalmente de la seguridad del Palacio Presidencial de N'Djamena, pero la siguiente misión de combate no iba a tardar en llegarle al todavía veinteañero. Al iniciarse 2013, provisionalmente pacificado el territorio nacional y zanjada la cruda disputa con Sudán por el patrocinio de las respectivas oposiciones armadas, el presidente decidió que Chad debía involucrarse a fondo en la defensa de Malí, país amigo del oeste con el que no compartía frontera, en situación desesperada por la pérdida de las principales poblaciones del norte y algunas de la región central a manos de la doble rebelión tuareg y yihadista. Las autoridades de N'Djamena se movilizaron del lado del Ejército francés, el cual lanzó en el norte de Malí un fuerte dispositivo de ataque, la Operación Serval, luego reestructurado como Operación Barkhane, para derrotar a las bandas islamistas que avanzaban hacia el sur y que el Ejército maliense, mal pertrechado y desmoralizado por la turbulenta situación política en Bamako, era incapaz de detener.

Mahamat Déby fue nombrado comandante en jefe adjunto de las Fuerzas Armadas Chadianas en Intervención en Malí (FATIM), cuerpo expedicionario del ANT que se reveló como un sólido puntal de Serval/Barkhane, distinguiéndose por su combatividad y eficacia en el duro teatro de operaciones del desierto. Nominalmente supeditado al general de división Oumar Bikimo pero el verdadero jefe de las FATIM en la práctica, el hijo del presidente adquirió protagonismo en la batalla de Tigharghar o de Adrar de los Ifoghas, en la región de Kidal, donde entre febrero y marzo de 2013 una potente fuerza franco-chadiana mató o capturó a más de 300 milicianos de las organizaciones yihadistas Ansar Dine, MUJAO y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM), previamente expulsadas de las ciudades de Gao, Konna, Diabaly, Douentza y Timbuktu.

En septiembre de 2014 Déby asumió la dirección general de la DGSSIE, en 2015 ascendió a general de división y en octubre de 2018 llegó a general de cuerpo de ejército, con insignia de cuatro estrellas. No mucho después, en junio de 2020, su padre el presidente fue elevado a la dignidad castrense de mariscal.

(Cobertura informativa hasta 1/1/2021)