Kazimierz Marcinkiewicz
Primer ministro (2005-2006)
Tras licenciarse en Física por la Facultad de Matemáticas, Física y Química de la Universidad de Wroclaw, y tras completar un curso de posgrado en Administración Pública impartido por la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan, desarrolló la profesión de maestro de escuela primaria en su Gorzów Wielkopolski natal, una condición laboral humilde para un hombre con su titulación, aunque consecuencia de su negativa a afiliarse al Partido Obrero Unificado Polaco (PZPR), la formación comunista que detentaba el monopolio del poder y cuya membresía era imprescindible para acceder a los escalafones superiores del servicio estatal. Marcinkiewicz, durante la dictadura comunista, a lo más que llegó fue a director del centro escolar donde impartía docencia antes de involucrarse en la política opositora en el año crucial de 1989, cuando el régimen que encabezaba el general Wojciech Jaruzelski y el sindicato independiente Solidaridad, liderado por Lech Walesa, negociaron y pactaron la transición a la democracia multipartidista.
Marcinkiewicz se afilió a Solidaridad en 1983, cuando el sindicato se veía obligado a operar de manera clandestina y era objeto de la represión policial a raíz de su proscripción en diciembre de 1981 por la junta militar de Jaruzelski. Durante un tiempo se ganó la vida como editor de la gaceta cultural Pokolenie y del semanario católico Aspekty. En octubre de 1989 figuró entre los fundadores de la Unión Nacional Cristiana (Zjednoczenie Chrzescijansko-Narodowe, ZChN), una formación de derecha, vástago político de Solidaridad, reacia al liberalismo de mercado y que desde el principio fue vista como el factótum en el arco partidista de la Iglesia Católica polaca, que en los años siguientes ejerció una gran influencia en las políticas del Gobierno.
En los comicios al Sejm, o Cámara baja del Parlamento, del 27 de octubre de 1991 la ZChN fue, después de la Unión Democrática (UD, liberal) del ex primer ministro Tadeusz Mazowiecki y la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD, coalición organizada en torno a la ex comunista Social Democracia de la República de Polonia, SdRP), la tercera lista más votada con el 8,7% de los sufragios y 49 escaños. En la legislatura que siguió, la ZChN mantuvo una alianza parlamentaria, conocida como la "gran coalición", con otras tres fuerzas conservadoras, a saber, la Alianza Campesina (PL), la Alianza Cristiana Campesina (SLCh) y el Partido Cristiano Demócrata (PChD), y compartió el poder con ellas en los gobiernos presididos entre diciembre de 1991 y octubre de 1993 por Jan Olszewski, del Acuerdo de Centro (PC), y Hanna Suchocka, de la UD.
En julio de 1992, tras ejercer un bienio de superintendente de la Junta Educativa de Gorzów Wielkopolski, la trayectoria profesional de Marcinkiewicz experimentó un importante ascenso al debutar en las funciones gubernativas como secretario de Estado de Educación Nacional en el nuevo Gabinete formado por Suchocka y basado precariamente en siete partidos del centro y la derecha. Se trataba de un cargo de designación política pero de naturaleza técnica; en el Ministerio, Marcinkiewicz tenía como jefe directo a su colega de formación Zdobyslaw Flisowski. En total, la ZChN obtuvo seis carteras, la más enjundiosa de las cuales era la de Asuntos Económicos, que, junto con una de las dos vicejefaturas del Gobierno, fue para Henryk Goryszewski. Además, el presidente del partido, Wieslaw Chrzanowski, ostentaba la presidencia del Sejm.
El primer contacto del antiguo docente con la política gubernamental fue breve, ya que en las elecciones anticipadas del 19 de septiembre de 1993 su partido y las formaciones afines del bloque católico y anticomunista fueron barridas del Sejm, dónde acapararon la representación la triunfante SLD, sus socios izquierdistas, la UD y dos formaciones derechistas, el Bloque no Partidista de Apoyo a las Reformas (BBWR), montado por el entorno del presidente de la República, Walesa, y la nacionalista y populista Confederación por una Polonia Independiente (KPN). Marcinkiewicz abandonó el Ejecutivo el 26 de octubre, fecha de la constitución del Gabinete presidido por Waldemar Pawlak, del Partido Campesino Polaco (PSL), y dominado por la SLD de Aleksander Kwasniewski.
A lo largo de la década siguiente, Marcinkiewicz desarrolló su labor fuera de la atención del público, aunque su perfil político fue fortaleciéndose. En la profesión privada trabajó una temporada como consultor pedagógico y subdirector del Centro de Metodología del voivodato de Gorzów, que tenía su sede en la capital provincial. Siempre ligado a su patria chica, en 1994 Marcinkiewicz se convirtió en jefe de la sección regional de la ZChN en Gorzów Wielkopolski al tiempo que tomó asiento en la Ejecutiva nacional, que pasó a presidir Ryszard Czarnecki.
El salto de Marcinkiewicz a la política representativa se produjo en las elecciones al Sejm del 21 de septiembre de 1997, al ser uno de los 201 candidatos de la nueva coalición conservadora Acción Electoral de Solidaridad (Akcja Wyborcza Solidarnosc, AWS) que obtuvo el escaño. En 1997 la AWS se reveló como una exitosa tentativa del amplio arco de partidos del centro y la derecha surgidos del movimiento Solidaridad para, aprendiendo las lecciones del desastre electoral encajado cuatro años atrás, cuando este lado del espectro concurrió fragmentado, descabalgar del poder a la coalición de socialdemócratas y campesinos. La alianza había sido fraguada en junio de 1996 en el VIII Congreso Nacional del histórico sindicato, entonces acaudillado por el ambicioso Marian Krzaklewski, y hasta los comicios del año siguiente ganó la adhesión de una treintena larga de partidos y organizaciones, algunos de los cuales, como la ZChN, eran católicos confesionales y estaban nítidamente emplazados en la derecha.
Durante la legislatura que coincidió con el Gobierno asido por la coalición de mayoría formada por la AWS y la Unión de la Libertad (UW, sucesora de la UD), y pilotado por el economista Jerzy Buzek, Marcinkiewicz fue miembro y vicepresidente de las comisiones parlamentarias sobre Educación, Ciencia y Juventud, y sobre Reforma de la Administración. En añadidura, entre 1999 y 2000, Buzek le tuvo a su cargo en el Ejecutivo como jefe del Gabinete Político del Primer Ministro.
El 26 de marzo de 2001, en plena crisis de unidad de la AWS debido a los intentos del aparato sindical de dictar a Buzek y su equipo una política económica más gradualista en cuanto a las reformas liberales y la austeridad presupuestaria, a las dificultades para conciliar los puntos de vista de los prebostes de una coalición demasiado compleja y, en no menor grado, a la resaca de la derrota de Krzaklewski frente al socialdemócrata Kwasniewski en las elecciones presidenciales de octubre de 2000, Marcinkiewicz estuvo entre los dirigentes de la ZChN que se unieron a miembros de un socio saliente de la AWS, el Partido Popular Conservador (SKL), para poner en marcha la Alianza de Derecha (Przymierze Prawicy, PP), la cual proclamó su intención de mantenerse dentro de una alianza, la AWS, que hacía aguas pero que no tardó en romper amarras con la ZChN y su presidente, Marian Pilka, y en converger con un partido también de nuevo cuño cuyo nombre, Ley y Justicia (Prawo i Sprawiedliwosc, PiS), era una declaración de principios de lo más explícita.
Cuando dieron a conocer su iniciativa, los promotores de la PP anunciaron que el presidente de la flamante formación iba a ser el ministro de Cultura y Patrimonio Nacional, Kazimierz Michal Ujazdowski, y el jefe del grupo parlamentario, integrado por una veintena de tránsfugas, su tocayo Marcinkiewicz. El ideario y el programa de los aliancistas de derecha se enfocaban en el fortalecimiento del Estado en los ámbitos de la seguridad interna y la lucha contra la criminalidad común, la defensa de los valores familiares y la salvaguardia de la propiedad privada en una economía de mercado que no desatendiese las necesidades sociales.
En cuanto al PiS, se trataba de un proyecto echado a andar el 26 de abril en la forma de un comité nacional y concretado como partido el 9 de junio en una convención constitutiva por los hermanos gemelos Jaroslaw y Lech Kaczynski, también disidentes de la AWS, fundadores y jefes del PC, y dos legisladores curtidos en las luchas sindicales y políticas libradas por el círculo de Walesa antes de romper con él. Lech, además, era el ministro de Justicia desde junio del año anterior, pero a comienzos de julio de este 2001, después de fracasar las negociaciones multipartitas para recomponer la unidad del centro-derecha antes de las elecciones generales, fue cesado por Buzek. Marcinkiewicz y sus conmilitones procedentes de la ZChN y el SKL, así como un buen número de desertores del Movimiento por la Reconstrucción de Polonia (ROP) de Olszewski, decidieron unirse al PiS porque su plataforma ideológica coincidía casi exactamente con sus propios postulados.
Subidos a un discurso polemista y sin hacerle ascos al populismo, los hermanos Kaczynski preconizaban la dotación de amplias prerrogativas al Estado para descalabrar la corrupción, muy extendida en la función pública, las instituciones políticas y los actores económicos, castigar severamente la delincuencia –reforma del Código Penal mediante para, entre otros cambios, restablecer la pena de muerte-, reforzar el control de las fronteras nacionales, universalizar la asistencia sanitaria y la educación escolar, así como expandir la vivienda socialmente protegida, con cargo a los presupuestos del Estado, y divulgar las identidades de todos los que estuvieron a sueldo del régimen comunista como confidentes y agentes de la policía política. El libre mercado y las privatizaciones no se ponían en tela de juicio, pero se incidía en la transparencia del sistema y en los mecanismos de corrección social, así que algunos comentaristas no tuvieron reparos en hablar de un enfoque "izquierdista", incluso "socialista" de la economía.
En cuestiones de costumbres sociales, el PiS era muy conservador, con constantes apelaciones a la moralidad y una oposición tajante a la legalización del aborto, la eutanasia o los matrimonios homosexuales, en la línea de lo proclamado por el episcopado polaco y la Santa Sede. En política exterior, el partido era más atlantista que europeísta, estando su lectura del próximo ingreso en la Unión Europea (UE) restringida a la optimización de las ventajas para Polonia en forma de recepciones de fondos netos. En resumidas cuentas, el PiS propugnaba que la solución de los problemas de Polonia pasaba por una vuelta a los principios tradicionales de orgullo nacional, orden social, imperio de la ley y Estado protector.
En julio de 2001 Marcinkiewicz fue designado jefe del grupo de diputados del PiS y miembro de la Ejecutiva del partido. A pesar de su gran potencial electoral, su todavía cortísima vida impidió al PiS dar la campanada en las elecciones legislativas del 23 de septiembre de 2001, aunque la cuota que sacó, el 9,5% de los votos y 44 diputados, pareció más que meritoria. Además, en estos comicios, que depararon un éxito sin precedentes a la SLD y su satélite habitual, la Unión del Trabajo (UP) –si bien los ex comunistas no alcanzaron la mayoría absoluta-, el PiS hubo de competir por el enorme botín de votos conservadores desmovilizados por una AWS –últimamente denominada Alianza Electoral de Solidaridad de la Derecha (AWSP)- en vías de extinción con otras tres formaciones outsider en el sistema de partidos polaco: la Plataforma Ciudadana (PO), una opción más moderada animada por personalidades procedentes del BBWR, la UW y la AWS; la sección partidista del sindicato agrario Autodefensa de la República Polaca, Samoobrona, liderada por el carismático Andrzej Lepper y exponente de un conservadurismo rural anarquizante, demagógico y con asomos xenófobos; y, la Liga de las Familias Polacas (LPR) de Marek Kotlinowski, aún más escorada al ultranacionalismo y el clericalismo.
En la cuarta legislatura de la democracia Marcinkiewicz presidió la comisión parlamentaria del Tesoro y en 2003 recibió el premio "Ciberpolítico del Año", otorgado a personalidades políticas distinguidas por sus "brillantes aportaciones en beneficio de la sociedad de la información". Con todo, no dejaba de ser un político de segunda fila, desconocido por la mayoría de la población. En cuanto a su partido, éste fue apuntándose una serie de éxitos que auguraban un excelente rendimiento en las legislativas de 2005. En noviembre de 2002 Lech Kaczynski ganó la alcaldía de Varsovia y dos meses después entregó la jefatura del partido a su hermano. En las elecciones de junio de 2004 al Parlamento Europeo, celebradas mes y medio después del ingreso de Polonia en la UE, el PiS ascendió al 12,7% de los votos, quedó tercero tras la PO y la LPR, y aventajó a la SLD.
Tras estos comicios, la estela ascendente del PiS adquirió proporciones cometarias a medida que el Gobierno socialdemócrata de Marek Belka se hundía en el descrédito por la cascada de escándalos de corrupción, las deserciones partidistas, el disenso sobre la austeridad presupuestaria con el objeto de recortar el déficit público, la imagen de debilidad transmitida a la opinión doméstica con la aceptación del sistema de doble mayoría para las votaciones en las reuniones del Consejo de la UE -que era el último escollo antes del carpetazo al borrador de la futura Constitución Europea-, la impopularidad de la participación en la ocupación militar de Irak y la colocación del nivel de paro en el 18%. Con la SLD diezmada y agotada, y sus contendientes por la derecha perdiendo fuelle –la LPR- o tocando techo –Samoobrona-, el PiS se alzó como una alternativa de poder, pero rivalizando por ello, y con desventaja, según apuntaban los sondeos, con la más pragmática y liberal PO, que a priori parecía más capaz de atrapar voto transversal.
Con todo, en las parlamentarias del 25 de septiembre de 2005 el partido de Marcinkiewicz se adjudicó la victoria con el 27% de los votos y 155 de los 460 escaños del Sejm. De cerca le siguió la PO (24,1% y 133), y de lejos Samoobrona (11,4% y 56), la SLD (11,3% y 55, unos resultados que, aun siendo pésimos, no fueron la catástrofe anunciada), la LPR (8% y 34) y el PSL (7% y 25). Marcinkiewicz revalidó su acta de diputado, por Zielona Góra, circunscripción del voivodato de Lubusz. La participación, del 40,6%, fue la más baja en unas elecciones generales desde la transición a la democracia. Se vio claramente que el PiS, en buena parte, había basado su espectacular rebote en la succión del voto antes destinado al partido extremista que ahora dirigía Roman Giertych y a la centrista UW, cuyo sucesor, el Partido Democrático (PD, puesto en marcha en mayo por Wladyslaw Frasyniuk y que, entre otros, había conseguido el fichaje del propio primer ministro saliente, Belka), se quedó fuera del Parlamento. El PiS ganó el derecho a formar el nuevo Gobierno, que tendría que ser de coalición para ahorrarse las servidumbres de la minoría parlamentaria.
Puesto que Lech Kaczynski se postulaba, y con unas perspectivas inmejorables, para las elecciones presidenciales del 9 de octubre, el candidato natural al puesto de primer ministro era Jaroslaw, pero la posible victoria del primero produciría una situación verdaderamente insólita, susceptible de alimentar estupor incesante y comentarios maliciosos sobre dos titulares del Ejecutivo bicéfalo mutuamente sustituibles –los hermanos se parecían como dos gotas de agua y había que escrutar detenidamente sus fisonomías para acertar a distinguirles-; para sorpresa general, el escogido fue Marcinkiewicz, que fue presentado como uno de los mejores expertos economistas con que contaba el partido.
La decisión de designar a Marcinkiewicz fue retardada hasta conocerse el resultado de la ronda presidencial del 9 de octubre, en la que Kaczynski fue superado provisionalmente por Donald Tusk, cabeza de la PO, y constituirse el Parlamento electo. Independientemente del resultado final de la elección del nuevo jefe del Estado, Lech estaba comprometido con la campaña y, lógicamente, quedaba descalificado para formar gobierno, mudanza que tampoco podía quedar a expensas de aquel desenlace. Jaroslaw repitió que él no podía ser el recambio de su hermano. El 19 de octubre Belka dimitió formalmente y acto seguido el presidente saliente, Kwasniewski, nombró para sucederle a Marcinkiewicz, quien se declaró confiado en cerrar un acuerdo de coalición con la PO. De hecho, Tusk acogió positivamente su nombramiento.
Sin embargo, el choque de las respectivas ambiciones de poder, las heridas que estaba produciendo la liza presidencial y las fricciones mantenidas en la campaña de las legislativas, en la que el PiS elevó la bandera del tradicionalismo católico, arremetió contra el peligro "neoliberal" y prometió involucrar al Estado en la atención de los polacos con estrecheces -mientras que la PO se distanció de los compromisos de más gasto público y se explayó en la necesidad de hacer bien los deberes para poder acceder a la eurozona a unos años vista y de establecer un tipo único del impuesto sobre la renta-, terminaron por imposibilitar el consenso en torno a un programa de gobierno más allá de las coincidencias en las ganas de regenerar el sistema republicano, erradicar la corrupción y acometer reformas políticas. La victoria de Kaczynski en la segunda vuelta del 23 de octubre puso las negociaciones bipartitas más cuesta arriba y Tusk, pese a tener asegurado el no por respuesta, reclamó al PiS que retirara a Marcinkiewicz y designara a Jaroslaw Kaczynski.
El 31 de octubre, al filo del plazo legal y tras caer en saco roto el urgente llamamiento de Kwasniewski para que se creara un gobierno de mayoría so pena de convocar nuevos comicios, Marcinkiewicz, decepcionado, ya que había creído posible el acuerdo de última hora con los liberales para no tener que depender de un apoyo parlamentario tácito pero embarazoso de la LPR y Samoobrona, confirmó que no podía alinear un gabinete más que de minoría y monocolor –esto último, matizado, ya que ocho ministros eran independientes y algunos tenían perfil proempresarial-, cuya composición facilitó al presidente. Los no adscritos, calificados de "expertos" por Marcinkiewicz, recibieron cuatro carteras de peso: Exteriores, para Stefan Meller; Defensa, para Radoslaw Sikorski; Finanzas, para Teresa Lubinska; y Tesoro, para Andrzej Mikosz. El mismo día, Marcinkiewicz y sus 17 ministros tomaron posesión de sus oficinas.
El 10 de noviembre el Gobierno ganó la confianza del Sejm con 272 votos a favor y 187 en contra. Tal como se había esperado, aunque ello no dejó de suscitar aprensiones, sobre todo en la UE, que ya había llamado a la atención al PiS por su defensa de la pena de muerte y sus comentarios crudamente homófobos (el propio Marcinkiewicz, en una entrevista concedida al semanario Newsweek, se había referido a la homosexualidad como un comportamiento "contra natura" que amenazaba con "propagarse" en la sociedad y "contaminar" a los demás ciudadanos, cuya "libertad" verían "coartada"), y que se había aferrado a la perspectiva de la entrada la PO en el Ejecutivo, el equipo de Marcinkiewicz superó el trámite parlamentario gracias al respaldo de la LPR y Samoobrona, amén del PSL.
En su discurso al hemiciclo, Marcinkiewicz subrayó que el programa de su Gobierno era "muy pragmático porque la economía necesita soluciones pragmáticas, no ideológicas". Con ello se refería a las propuestas de campaña de reducir la presión fiscal a las empresas y –aunque sólo después de podar el déficit presupuestario- a los ingresos de los trabajadores, así como el IVA, mejorar la competitividad y el clima inversor, y seguir con las privatizaciones, pero con dos salvedades de peso: una serie de compañías consideradas estratégicas continuarían en manos del Estado y el proceso se acometería de manera limpia y transparente.
El gobernante vinculó el desarrollo económico, con la meta de un índice de crecimiento del PIB en 2006 no inferior al 5%, a la creación de empleo, una necesidad absolutamente perentoria, y a la corrección de las diferencias sociales mediante políticas públicas. También, albergaba la pretensión de desburocratizar la Administración y suprimir varias agencias internacionales que generaban excesivos gastos corrientes y que habían sido convertidas por el entorno de la SLD en nidos de corruptelas, para destinar lo ahorrado al gasto público en beneficio de los ciudadanos. En cuanto a los esfuerzos financieros y monetarios para la adopción del euro, Marcinkiewicz no quiso poner plazos, y de hecho consideró los cuatro años de legislatura que tenía por delante "demasiado poco tiempo" para decir adiós al zloty.
(Nota de edición: esta biografía fue publicada originalmente en 1/2006. El ejercicio de Kazimierz Marcinkiewicz como primer ministro de Polonia concluyó el 14/7/2006. Su sucesor en la jefatura del Gobierno fue Jaroslaw Kaczynski).