Juhan Parts
Primer ministro (2003-2005)
El primer ministro de Estonia bajo cuyo mandato tuvieron lugar, en la primavera de 2004, los ingresos de su país en la OTAN y la UE constituye uno de los casos más espectaculares en la Europa contemporánea de entrada súbita en la política seguida, en cuestión de meses, de una victoria electoral y de la llegada a la jefatura del Gobierno. Con 36 años, en un país que acostumbra a dotarse de dirigentes políticos inusualmente jóvenes, Juhan Parts asumió el poder en abril de 2003 al frente del partido liberal Res Pública y con una agenda intensamente proeuropea que luego topó con el enfriamiento del entusiasmo popular por el ingreso en la UE. Una serie de dimisiones ministeriales y el enfrentamiento con el principal socio de su ejecutivo tripartito, el partido de la Reforma, precipitaron su dimisión en el ecuador de la legislatura en marzo de 2005.
(Texto actualizado hasta marzo 2005)
1. Un contable del Estado metido a político
2. Llegada a la jefatura del Gobierno en un tiempo récord; las entradas en la UE y la OTAN
3. Desgaste prematuro en el poder, ruptura de la coalición y dimisión
1. Un contable del Estado metido a político
Tras completar la educación secundaria en la escuela Gustavus Adolphus de su Tallinn natal emprendió la carrera de Derecho en la Universidad de Tartu, por la que se licenció en 1991. Jugador de fútbol ocasional en el Club Toompea de Tallinn, en 1992, con 26 años, fue reclutado por el Gobierno de Edgar Savisaar, el primer ejecutivo nacional desde la independencia de la URSS en 1991, para hacerse cargo de la Subsecretaría General del Ministerio de Justicia. En tanto que responsable de una oficina funcionarial en la alta administración del Estado, Parts desempeñó su cometido durante seis años sin afectarle las importantes mudanzas experimentadas en la composición partidista y el sesgo ideológico del Ejecutivo. En total, sirvió con ocho gobiernos, cinco primeros ministros y otros tantos ministros del ramo.
En mayo de 1998, rigiendo el Gobierno centroizquierdista de Mart Siimann, Parts dejó el Ejecutivo para ponerse al frente de la Auditoría General del Estado, una oficina encargada de fiscalizar las operaciones financieras y las cuentas presupuestarias del Gobierno. En los cuatro años siguientes, investigó y llegó a denunciar determinados desvíos de fondos públicos a entidades financieras en bancarrota, y además puso en tela de juicio algunos borradores de los presupuestos y balances de gastos elaborados por el entonces ministro de Finanzas, Siim Kallas. Aunque sus cuestionamientos atañían fundamentalmente a la metodología contable empleada, Kallas y otros responsables le acusaron de inmiscuirse en las políticas del Gobierno.
En enero de 2002 cayó el Gobierno de coalición que presidía Mart Laar, de la derechista Unión Pro Patria (Isamaaliit), y Kallas, líder de uno de los tres partidos que lo integraban, el de la Reforma Estonio (Reformierakond), fue capaz de reorganizar el Gabinete junto con el Partido de Centro Estonio (Keskerakond) con el objetivo de servir de puente hasta las elecciones generales del año siguiente y de paso conseguir el remate de las negociaciones con la Unión Europea (UE) para la adhesión del pequeño país báltico en 2004.
Parts tenía mandato como auditor general hasta la primavera de 2003, pero el 8 de agosto de 2002 presentó inesperadamente la carta de dimisión al presidente de la República, Arnold Rüütel, con la explicación de que deseaba embarcarse en la política en las filas de un partido de reciente aparición, la Unión por la República-Res Pública (ResP), luego llamado más brevemente Partido Res Pública. Fundado el 7 de diciembre de 2001 a partir de un club político que remontaba su existencia a 1989 y liderado por Rein Taagepera, un doctor de Física proveniente de la diáspora estonia que había permanecido exiliada durante la dominación soviética, el ResP se presentaba a la opinión pública como un partido de centroderecha moderno, no doctrinario y tecnocrático, interesado sobre todo en los aspectos económicos con arreglo a los esquemas liberales.
Parts añadió que su intención era alcanzar la jefatura de la formación y encabezar su lista de candidatos en las próximas elecciones legislativas. En efecto, en el primer congreso ordinario del ResP, celebrado el 24 de agosto, Parts fue elegido presidente del partido con la aquiescencia de Taagepera y ninguna contestación, ya que todos los aspirantes al puesto se retiraron del proceso en cuanto el jurista confirmó su postulación. Sólo en este momento Parts abandonó su condición de desconocido para el gran público, en su país prácticamente y fuera de él absolutamente. Pero en el contexto del fluido sistema político estonio, caracterizado por el trasiego de siglas partidistas, las regulares recomposiciones de gobierno y los vaivenes electorales (todo lo cual ha permitido a las principales opciones ideológicas y proyectos políticos llevar a la práctica sus programas y propuestas), una arribada tan tardía a la liza política como la suya no iba ser óbice para optar a una buena oportunidad de llegar al poder y, a la postre, lograr tan ambicioso propósito.
2. Llegada a la jefatura del Gobierno en un tiempo récord; las entradas en la UE y la OTAN
El triple salto de Parts a la política profesional, al liderazgo de un partido y a la jefatura del Gobierno no pudo ser más vertiginoso. El suyo fue un caso casi sin parangón en la reciente historia europea, sólo comparable a los del ex monarca búlgaro Simeon Sakskoburggotski y del ex gobernador bancario letón Einars Repse, que se convirtieron en primeros ministros de sus países en julio de 2001 y noviembre de 2002, respectivamente. Como Parts, Repse era un outsider de la política aupado a la dirección del país por decisión de un sector del electorado que no se conformaba con ver repetir en el Gobierno a las fórmulas y los rostros conocidos.
Parts se lanzó a la campaña de las elecciones legislativas del 2 de marzo de 2003 con un programa no especialmente peculiar y circunscrito a las líneas de pensamiento del centroderecha estonio, a saber: más economía de mercado, desregulaciones y privatizaciones; la consecución de unos presupuestarios superavitarios; el mantenimiento de la ley de ciudadanía, que exigía a los residentes no hablantes del idioma estonio la superación de unos tests lingüísticos y culturales para obtener su naturalización; y, la culminación de los esfuerzos reformadores para poder entrar en la UE y la OTAN en la primavera de 2004. Como no podía ser de otra manera en un partido nuevo, no faltaron los llamamientos a erradicar la corrupción.
Las encuestas preelectorales indicaban que en las urnas se iba a dirimir básicamente una pugna entre dos opciones, la representada por el ResP de Parts, conservadora-liberal y resuelta a culminar las reformas estructurales de la economía, y la representada por el Keskerakond de Edgar Savisaar, centroizquierdista y socialmente orientada. La liza se saldó en un virtual empate, con el 25,4% de los votos y 28 escaños para los centristas, y el 24,6% y 28 escaños para los republicanos. En puridad, correspondía a Savisaar el primer intento de formar gobierno, pero Parts anunció que su partido no iba a negociar con el Keskerakond porque le parecía una fuerza "populista". Éste, a su vez, emprendió conversaciones con el Reformierakond de Kallas, adalid del liberalismo y la reducción del impuesto sobre la renta, y la Unión Popular Estonia (Rahvaliit, ERL) de Villu Reiljan, defensora de los subsidios agrícolas, que eran los partidos tercero y cuarto más votados. Parts y Kallas se pusieron de acuerdo para elaborar unos presupuestos generales del Estado equilibrados que incluyeran un descuento de dos puntos, del 26% al 24%, en el tipo único del impuesto sobre la renta.
El 27 de marzo los tres líderes ultimaron un acuerdo para el reparto de las cuotas de poder en las instituciones del Ejecutivo y el Legislativo, y el 2 de abril, un día después de recibir la cortés negativa de Savisaar habida cuenta del entendimiento logrado por sus oponentes, el presidente Rüütel se dirigió a Parts, como el cabeza de la segunda lista más votada, con el encargo de formar el Gobierno. El 7 de abril el Riigikogu o Parlamento invistió a Parts con ese mandato, el día 9 Rüütel aprobó la composición del Gabinete y el 10 el designado y sus ministros prestaron juramento de sus puestos. La coalición tripartita capitaneada por Parts descansaba en una mayoría parlamentaria de 60 escaños sobre 101 y las trece carteras ministeriales fueron repartidas casi equitativamente: cinco para el Reformierakond, cuatro para el ResP y cuatro para el ERL. Todo ello aconteció en vísperas (16 de abril) de la solemne firma por Rüütel en Atenas del Tratado de Adhesión de Estonia a la UE.
Quien, si no le asaltaba en el camino una crisis de gobierno (extremo en absoluto descartable, en un país que estrenaba su undécimo gobierno en trece años), iba a ver en el cargo la conversión de Estonia en Estado miembro de la UE el 1 de mayo de 2004 y casi al mismo tiempo, unas semanas antes, de la OTAN, asumió las tareas de, primero, ganar para el sí el referéndum sobre el ingreso en la UE convocado para el 14 de septiembre del año en curso, y, hasta el final de la legislatura en 2007, reforzar el dinamismo económico con la bajada de los impuestos, extender la excelencia educativa a todos los jóvenes en edad escolar y hacer también mayores inversiones en la seguridad pública y la lucha contra la delincuencia.
Parts no iba a ser la excepción de la dinámica política de inestabilidad, siempre superada, eso sí, por los mecanismos de la democracia parlamentaria, por la cual ningún primer ministro estonio ha conseguido terminar su mandato electoral, pero por lo menos gobernó el tiempo suficiente como para ver realizadas sus tareas más perentorias. La consulta del 14 de septiembre de 2003 sobre la UE tuvo un resultado afirmativo con el 66,8% de los votos y una participación del 64%. Entusiasmado, Parts declaró aquella misma noche, nada más confirmarse el triunfo del sí: "Estonia ha regresado, para bien, a Europa". El 29 de marzo de 2004 el primer ministro se unió en el edificio del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en Washington a sus colegas de Lituania, Letonia, Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia y Eslovenia para la entrega al secretario de Estado Colin Powell del instrumento nacional de adhesión al Tratado del Atlántico Norte, del que es custodio el Gobierno de Estados Unidos. Y por último, el 1 de mayo, bajo la Presidencia irlandesa del Consejo, tuvo lugar la entrada en la UE, que fue celebrada con una reunión especial en Dublín de los mandatarios de los 25 estados miembros.
La realización de los dos grandes objetivos del Estado estonio en política exterior, que debían poner término a las últimas aprensiones concernientes a la seguridad y el desarrollo tras medio siglo de ocupación soviética y de anulación de la soberanía nacional, se solapaban a un panorama económico bastante bonancible, siendo la tasa de crecimiento anual superior al 6%. En ese mismo ejercicio, 2004, el balance de las administraciones públicas fue positivo en un 1,8%, superávit que en la UE de 25 miembros sólo mejoraron Dinamarca y Finlandia (19 estados registraron déficit, en algunos casos muy abultado), mientras que la deuda pública quedó constreñida al 5,4% del PIB, un valor excepcionalmente bajo, de imposible logro por la práctica totalidad de los socios europeos y que de hecho figuraba entre los más reducidos del mundo. La moneda nacional, la kroon, cotizaba con el euro de manera estable, pudiendo ingresar en el Mecanismo de Tipo de Cambio (ERM II) el 28 de junio de 2004 a la vez que el litas lituano y el tólar esloveno. En otras palabras, Estonia cumplía holgadamente los tres criterios de convergencia financiera y monetaria fijados por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE.
Sin embargo, existía una tendencia inflacionista que impedía certificar la preparación de Estonia para la adopción del euro en 2007. La tasa media anual iba a pasar del 3% en 2004 al 4,1% en 2005, por encima de la media europea. El repunte de los precios y la pertinacia de un nivel relativamente alto de desempleo, afectando a entre el 9% y el 10% de la población activa, eran motivo de un descontento social que pudo manifestarse en las elecciones del 13 de junio de 2004 al Parlamento Europeo, cuyos resultados cayeron como un jarro de agua fría sobre Parts y sus socios cuando aún resonaban los ecos de las eufóricas declaraciones de los pasados meses.
Con un nivel de abstención altísimo, del 73,3%, que arrojó dudas sobre el acendrado europeísmo de los estonios, el tripartito gobernante fue severamente penalizado y sólo consiguió ganar uno de los seis eurodiputados en juego, para los reformistas. El partido del primer ministro vio evaporarse la mayor parte de la cuota electoral ganada 16 meses atrás y retrocedió hasta el 6,7% de los sufragios, la sexta posición. El triunfador de la jornada fue el proeuropeo Partido Socialdemócrata (SDE), antes llamado partido Moderado (Mõõdukad), de Ivari Padar, que cosechó el 36,8% de los votos y tres eurodiputados.
Parts negó que los resultados de las europeas fueran el reflejo de un corrimiento a la izquierda del sentir de los electores y un voto de castigo al Gobierno, y achacó el misérrimo nivel de participación y los malos resultados para el oficialismo a la desmotivación del votante proeuropeo, que era mayoritario, mientras que los minoritarios euroescépticos se las habían arreglado para monopolizar la militancia a pie de calle y hacerse oír bien alto en los espacios de comunicación. Los defensores al mismo tiempo del Gobierno y de la UE, simplemente, no habrían acudido a votar. Sin embargo, Parts reconoció la comisión de errores, como destinar demasiado tiempo a las cuestiones europeas en el discurso gubernamental y minusvalorar las críticas de la oposición, que influyeron en las votaciones. Con todo, el primer ministro estaba convencido de que tras el verano los vientos volverían a soplar en su favor, algo que desmintió una encuesta sobre intención de voto realizada en septiembre, la cual otorgaba al ResP un share de tan sólo el 5%.
Ese mismo mes, la decisión del Gobierno de retirar el controvertido monumento erigido en la localidad de Lihula en honor de los miles de voluntarios estonios que combatieron en las SS nazis contra los soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial mereció las felicitaciones de los socios europeos, la OSCE y Rusia, pero desató una ola de actos vandálicos contra memoriales del Ejército soviético por parte de militantes de la extrema derecha nacionalista. La polémica en torno a la consideración que merecían los combatientes estonios aliados de Hitler, si patriotas o si criminales de guerra, contribuyó a enrarecer el ambiente en detrimento de la posición de Parts, que el 18 de septiembre recibió la confianza de los suyos al ser reelegido al frente del ResP.
3. Desgaste prematuro en el poder, ruptura de la coalición y dimisión
El proceso de erosión del Gobierno se hizo más evidente el 9 de septiembre con la dimisión del ministro de Asuntos Económicos y Comunicaciones, el reformista Meelis Atonen, al no conseguir el respaldo de Parts y el resto de colegas del Gabinete para su plan de renovar el contrato de servicio con la compañía de transporte marítimo que tenía el monopolio de las líneas de ferry de pasajeros entre la Estonia continental y la isla báltica de Saaremaa. A mediados de octubre, un sondeo periodístico concluía que Parts era considerado por los ciudadanos el cabeza de partido más "inexperto" y "arrogante" del país. El aludido replicó que "dos años en política es un tiempo demasiado corto para ser conocido por la gente".
El siguiente tropezón llegó a principios de noviembre con la admisión por el ministro de Defensa, Margus Hanson, también del Reformierakond, de la información de que un caco le había robado en su propio domicilio y estando él dentro, mientras dormía en su habitación, un maletín que contenía unos documentos clasificados del Gobierno. Confrontado a las lógicas acusaciones de negligencia, Hanson no tuvo otro remedio que presentar la dimisión el día 10 de dicho mes.
La verdadera génesis de la caída del Gobierno de Parts hay que buscarla en la mudanza producida en la cúpula del Reformierakond a finales de noviembre, cuando el nuevo ministro de Asuntos Económicos y Comunicaciones, Andrus Ansip, relevó como líder de los reformistas a Kallas, que se marchaba a Bruselas para ejercer de vicepresidente de la Comisión Europea para Asuntos Administrativos. La partida de Kallas dejó a Parts sin un valedor decisivo de su proyecto de fusionar los partidos ResP y Reformierakond, habida cuenta de sus similares programas y manifiestos, y que estaba contenido en un memorándum firmado en enero.
Con la mirada puesta en las municipales de 2005 y las legislativas de 2007, el primer ministro estaba ansioso por alumbrar un gran partido de centroderecha, reformista y liberal, que confiriera estabilidad al Ejecutivo, crónicamente dependiente de las fórmulas de coalición, rara vez duraderas, y que guiara con criterio unánime el camino para el ingreso a medio plazo en la zona del euro. La consecuencia automática del ascenso de Ansip al liderazgo reformista fue la congelación de la iniciativa de fusión con el ResP, lo que repercutió negativamente en las relaciones entre los socios del Gabinete. Irritados, Parts y los suyos empezaron a objetar abiertamente el plan de recortar el tipo único del impuesto sobre la renta, que era uno de los ejes del acuerdo de coalición de marzo de 2003, al menos su aplicación ahora, y por ende a cuestionar el borrador de los presupuestos generales de 2005. Según los reformistas, el equilibrado presupuesto nacional podía asumir perfectamente la rebaja fiscal, sin arriscar el superávit alcanzado por primera vez en 1997. Tan seria era la trifulca que los observadores pensaban que el Gobierno no iba a llegar con vida a 2005.
Los pronosticadores erraron el cálculo en algo menos de un trimestre. El 8 de febrero de 2005, la decisión de Parts de prescindir de Kristiina Ojuland, vicepresidenta del Reformierakond, como responsable de Asuntos Exteriores después de que la Policía de Seguridad averiguara que su ministerio había extraviado de manera inexplicable cerca de un centenar de documentos confidenciales, fue acogida con perplejidad por la opinión pública, que tenía fresca en la memoria el extraño robo al ministro Hanson, y con gran enfado por Ansip, que amenazó con romper la coalición. Los platos rotos ya no podían recomponerse: el 21 de marzo, los reformistas votaron con la oposición en una moción de censura al joven ministro de Justicia, Ken-Marti Vaher, miembro del ResP, acusado de extralimitarse con su propuesta de establecer un sistema de cuotas con el número de casos por corrupción en la función pública que los fiscales regionales tendrían que abrir cada año.
Puesto que Parts había cerrado filas con Vaher, defendiendo la utilidad de su plan para la lucha contra la corrupción y rechazando vehementemente las comparaciones con las purgas estalinistas, de infausto recuerdo entre los estonios, la caída del ministro le arrastró automáticamente a él: nada más prosperar el voto de censura contra Vaher, Parts anunció su renuncia y la disolución de la coalición gobernante. "El tiempo de este Gobierno ha expirado. Podemos hablar del fin de las actividades de la coalición y del de la labor del actual Ejecutivo", declaró en el hemiciclo. La resignación fue tramitada el 24 de marzo y siete días después el presidente Rüütel, tras ser informado por los representantes del Reformierakond, el ERL y el Keskerakond de su capacidad para forjar una coalición de mayoría, encomendó a Ansip la formación del nuevo Ejecutivo. Con la asunción de Ansip el 13 de abril de 2005, Parts puso término a un ejercicio como primer ministro que había durado casi exactamente dos años.
Al poco, Parts presentó la dimisión también como presidente del ResP, cargo para el que el congreso del partido celebrado el 6 de mayo escogió a Taavi Veskimägi, un dirigente de tan sólo 30 años que había sido el ministro de Finanzas en la mayor parte del período gobernado por Parts. Posteriormente, Veskimägi dirigió con brío un proceso de fusión orgánica con la Isamaaliit que el 4 de junio de 2006 desembocó en la Unión Pro Patria y Res Pública (IRL), con él mismo y su equivalente en la Isamaaliit, Tõnis Lukas, de copresidentes. Parts, que mantenía la condición de diputado, aceptó trasladar su filiación al nuevo partido.
Juhan Parts estuvo casado con una magistrada de justicia con la que tuvo dos hijos. Tras su divorcio se emparejó con Daisy Tauk, una abogada diez años más joven que él.
(Cobertura informativa hasta 1/8/2006)