Joseph Boakai

 

Las elecciones liberianas de 2023 han marcado un hito democrático en el país que hasta hace dos décadas se proyectaba al mundo como paradigma de todas las sevicias de la dictadura, la guerra civil y la violencia étnica en África. Joseph Boakai, del opositor Partido de la Unidad (UP), se impuso a doble vuelta sobre el presidente aspirante a la reválida, George Weah de la Coalición por el Cambio Democrático (CDC), completando así la primera alternancia electoral en Liberia. 

La victoria de Boakai, un administrador de empresas de 78 años que entre 2006-2018 fuera vicepresidente de la República a la diestra de Ellen Johnson-Sirleaf, se ve realzada por dos aspectos: la justedad y limpieza del proceso electoral, elogiado por la UE, la CEDEAO y Estados Unidos; y el igualmente alabado fair play del antiguo astro futbolístico Weah, quien se apresuró a felicitar a Boakai. La deportividad del mandatario perdedor es tanto más notable porque en el balotaje del 14 de noviembre su adversario le arrebató la Presidencia por tan solo 20.000 papeletas, en términos porcentuales, el 50,6 para el opositor y el 49,3 para el oficialista; en la primera vuelta del 10 de octubre, con una veintena de candidatos concurriendo, la diferencia entre ambos fue incluso menor, de cuatro décimas, favorable esta vez a Weah. 

Para Boakai, su éxito en 2023 supone además la revancha democrática por el resultado de las elecciones de 2017, cuando él era el postulante del Gobierno y Weah el de la oposición. Entonces, también él acató sin rechistar el veredicto de las urnas, ahorrándole al país tensiones y potenciales disturbios, tan frecuentes en los procesos electorales africanos cuando los perdedores denuncian e impugnan con o sin razón. Ahora en 2023, hubo algunos incidentes durante la campaña para la primera vuelta; luego, la proclamación de Boakai quedó enlutada por un atropello múltiple en Monrovia de una muchedumbre de jubilosos partidarios del UP, con el balance de tres muertos. Boakai tendrá que hacer frente al hándicap legislativo, pues en la Cámara de Representantes su partido ha perdido nueve de los 20 escaños que tenía, mientras que la CDC ha mejorado su mayoría simple.

El presidente electo, que hasta el 22 de enero de 2024 no asumirá el cargo, ha basado su campaña en la promesa de "rescatar" a sus poco más de cinco millones de paisanos, en su gran mayoría golpeados por la precariedad y la pobreza, de los embates del encarecimiento de los alimentos, la corrupción y mala administración, la cual achaca al Gobierno saliente. Ha acuñado el acrónimo AREST con cinco conceptos clave de su programa: agricultura (el área en la que lleva toda la vida trabajando desde los sectores público y privado), carreteras, educación, saneamiento y turismo. Para él, es un trágico contrasentido que un país tan rico en recursos minerales (hierro, oro, diamantes), forestales (caucho, madera) e hídricos, con uno de los suelos más fértiles de África, siga siendo incapaz de brindar al grueso de sus habitantes seguridad alimentaria. La prometedora economía de Liberia quedó prácticamente destruida por la guerra civil que concluyó en 2003. Años después, hasta 2013, las tasas de crecimiento del PIB fueron elevadas y tras la COVID-19 el ritmo de la producción vuelve a superar al de la demografía, pero Liberia, muy deficitaria en capital humano, infraestructuras e inversiones, permanece rezagada en el grupo de países de más bajo desarrollo humano. 

Por otro lado, Boakai, a diferencia de Weah y tal como reclaman amplios sectores de la sociedad, es favorable a establecer un tribunal especial que investigue y juzgue por crímenes de guerra a una serie de figuras del pasado conflicto armado que no han rendido cuentas por sus actos y que, al contrario, ocupan posiciones eminentes en el sistema político.

(Texto actualizado hasta 27 noviembre 2023)

 

 

A diferencia de los últimos presidentes liberianos, Joseph Boakai no nació en la capital Monrovia sino que procede de una remota aldea del condado de Lofa, en el interior selvático del país. Miembro del grupo étnico kissi y de fe cristiana baptista, pasó por las aulas del College of West Africa y en 1972 se tituló en Administración de Empresas por la Universidad de Liberia. El político evoca sus orígenes como un ejemplo de niño pobre hijo de campesinos analfabetos que, con tesón y esfuerzos, consiguió labrarse una educación superior y prosperar en un entorno hostil para los jóvenes de su extracción social. Entonces, el Estado africano, desde su surgimiento pionero en el continente en 1847 como una fundación de esclavos libertos venidos de Estados Unidos, estaba dominado a todos los niveles por la élite minoritaria de los américo-liberianos, quienes se consideraban a sí mismos culturalmente superiores a los habitantes autóctonos del país.

Dicha hegemonía, en el terreno político expresada por el Gobierno dictatorial del True Whig Party (TWP, el partido único y partido-Estado más antiguo del mundo), fue violentamente liquidada en 1980 por el golpe de Estado del sargento Samuel Doe, como Boakai miembro de una de las etnias nativas sojuzgadas históricamente, quien se proclamó presidente de la República y estableció un nuevo régimen despótico y corrupto. Antes de este golpe militar con consecuencias de revancha social, Boakai ya había conseguido introducirse en el colectivo de no américo-liberianos que ocupaban posiciones funcionariales de cierto relieve. Así, en 1973, durante la Presidencia del luego ejecutado William Tolbert y recién casado con su esposa Kartumu, fue contratado como administrador por la Liberia Produce Marketing Corporation (LPMC). A raíz de la toma del poder por Doe, Boakai ascendió a director gerente de esta agencia estatal. En 1983 Doe le nombró ministro de Agricultura con la misión principal de aumentar la producción de arroz, alimento esencial de la canasta básica.

En 1985 Boakai abandonó el Gobierno y en los siete años siguientes se empleó en la asesoría técnica de proyectos agrícolas, en Liberia y otros países africanos, que contaban con apoyo de la FAO, el Banco Mundial y otros organismos internacionales. En 1992, en plena brutal contienda entre facciones armadas que un lustro después iba a desembocar en la victoria electoral del señor de la guerra Charles Taylor, Boakai se convirtió en director de la Liberia Petroleum Refinery Company (LPRC), empresa del Estado que nominalmente acataba al precario Gobierno Interino de Unidad Nacional presidido por Amos Sawyer. Más tarde, prestó nuevas consultorías internacionales y ocupó numerosos cargos corporativos en el sector privado, donde montó empresas como la LUSU Resource Corporation y Agromachines Liberia. Adicionalmente, perfiló sendas facetas de activista social, organizador eclesiástico seglar y filántropo. Según las encomiastas semblanzas oficiales, estuvo bastante involucrado en el desarrollo social de su condado natal, una de las regiones más atrasadas de un país ya de por sí abrumadoramente pobre.

Boakai se dio a conocer en la política nacional de cara a las elecciones generales de 2005, a las que se presentó como el compañero de fórmula presidencial de Ellen Johnson-Sirleaf, veterana ejecutiva bancaria y funcionaria de la ONU que en 1997 había sido derrotada en las urnas por Taylor, actualmente exiliado en Nigeria y reclamado por crímenes de guerra y contra la humanidad por el Tribunal Especial de Sierra Leona. Por aquel entonces, Liberia confiaba en poder estrenar una nueva institucionalidad democrática y pasar página definitiva a 23 años de gobiernos depredadores, guerras civiles y odio interétnico, con su terrible balance de cientos de miles de muertos y mutilados, y la destrucción generalizada de infraestructuras, recursos económicos y equipamientos básicos. 

El dúo, portando la esperanzadora promesa de la reconstrucción de un país devastado en todos los sentidos, para lo que aportaban su experiencia gestora y sus buenos contactos con los donantes internacionales de fondos, concurrió por el Partido de la Unidad (UP), formación de corte liberal auspiciada por ex altos cargos del TWP. En la segunda vuelta del 8 de noviembre de 2005 Johnson-Sirleaf y Boakai, con el 59,4% de los votos, se impusieron a la fórmula rival de la Coalición por el Cambio Democrático (CDC), que integraban George Weah, as retirado del fútbol, y Rudolph Johnson. El 16 de enero de 2006 Boakai tomó posesión de la Vicepresidencia de la República, puesto que iba parejo a la presidencia del Senado y para el que fue reelegido por otros seis años en las votaciones del 11 de octubre y el 8 de noviembre de 2011. En esta ocasión, el adversario institucional de Boakai por la CDC fue Weah, ya que la candidatura presidencial para batirse con Johnson-Sirleaf correspondió a Winston Tubman, un sobrino del penúltimo presidente del TWP, William Tubman.

La Constitución impedía a Johnson-Sirleaf, octogenaria en ciernes, postularse por tercera vez a la Presidencia. Boakai expresó su deseo de competir en nombre del oficialismo en 2017 y su candidatura fue proclamada por el UP. Aunque era copartícipe del legado positivo de Johnson-Sirleaf, la primera presidenta elegida de África, en términos de reconciliación nacional, estabilidad democrática, paz social y avances legales en la protección de las mujeres y las niñas, Boakai tenía que enfrentar las acusaciones al Gobierno del UP sobre corrupción, nepotismo, falta de oportunidades laborales y perpetuación de los severísimos déficits socioeconómicos. Había unas profundas ganas de cambio, sobre todo entre los jóvenes, y estos votaron en masa a su ídolo deportivo, George Weah, que volvía a ser el abanderado de la CDC. 

En la primera vuelta del 10 de octubre de 2017 el opositor se apuntó el 38,4% de los votos y le sacó 10 puntos a su contrincante del Gobierno. En la campaña para la segunda vuelta, la mandataria saliente dijo que adoptaba una postura neutral y que se abstenía de apoyar a ninguno de los dos candidatos, si bien dejó entrever mayores simpatías por Weah, acaso para mejorar su imagen en su despedida, con el consiguiente enfado en el UP. El balotaje tuvo lugar el 26 de diciembre y Weah, sin sorpresa, se llevó la Presidencia con un contundente 61,5% de los votos. Boakai aceptó sin rechistar su derrota en limpia y justa liza, y el 22 de enero de 2018 se despidió del Ejecutivo, donde la oficina vicepresidencial pasó a una mujer, Jewel Taylor, a la sazón anterior esposa del condenado y encarcelado ex presidente Charles Taylor.

(Cobertura informativa hasta 1/2/2018)