Jorge Sampaio

Tras ostentar durante tres años la Secretaría General del Partido Socialista (PS), en la oposición al Gobierno nacional, y durante cinco la alcaldía de Lisboa, mandato en el que basó su popularidad, el abogado Jorge Sampaio ganó en 1996 la elección directa a presidente de la República Portuguesa, cargo en el que sucedió y fue sucedido por los otros dos grandes nombres de la política contemporánea lusa, Mário Soares y Aníbal Cavaco Silva. Durante una década, mediada por la reelección de 2001, Sampaio ejerció sus funciones institucionales con un característico sentido de moderación y prudencia, aunque no estuvo libre de controversias.

Su cohabitación con los gabinetes del centroderechista Partido Social Demócrata (PSD), entre 2002 y 2005, se vio sacudida en 2004 por la intempestiva renuncia del primer ministro José Manuel Durão Barroso, designado al frente de la Comisión Europea. Entonces, en una polémica pero meditada decisión, el presidente optó por no convocar elecciones anticipadas y a cambio nombrar primer ministro al también socialdemócrata Pedro Santana Lopes. A los pocos meses, el incumplimiento por Santana de los compromisos en materia económica ante él asumidos empujó a Sampaio a, esta vez sí, disolver la Asamblea y poner un final abrupto a la legislatura. Tras los comicios, los socialistas, de la mano de José Sócrates, regresaron al Gobierno. En la actualidad, el respetado estadista portugués trabaja para el secretario general de la ONU como su enviado especial para la Lucha contra la Tuberculosis y su alto representante para la Alianza de Civilizaciones.

(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada originalmente el 8/9/2011. El ex presidente portugués Jorge Sampaio falleció el 10/9/2021 a los 81 años de edad).

1. Sucesor de Soares en el socialismo portugués
2. Un tranquilo primer mandato presidencial
3. El segundo quinquenio en la Presidencia: cohabitación con el PSD y la crisis Barroso-Santana de 2004
4. Actividades internacionales, filiaciones y publicaciones


1. Sucesor de Soares en el socialismo portugués

Hijo de un médico de la sanidad pública con ascendencia judía y de una profesora de inglés, sus estudios discurrieron en la escuela de primaria de Sintra, los liceos lisboetas Pedro Nunes y Passos Manuel, y, desde 1956, en la Universidad de Lisboa, por la que se licenció en Derecho en 1961. Debido a los imperativos profesionales del padre, parte de su infancia transcurrió en Estados Unidos y el Reino Unido. En la Universidad se destacó como activista estudiantil. Cuando las elecciones presidenciales de 1958, hizo campaña a favor del general Humberto Delgado, el candidato disidente que aglutinó tras su candidatura, derrotada con fraude, a las fuerzas opositoras al Estado Novo salazarista. En tanto que presidente de la Asociación Académica de Facultades de Derecho y luego secretario general de la Reunión de Interasociaciones Académicas (RIA), fue uno de los principales protagonistas de la denominada crisis académica de 1961-1962, que convulsionó a la dictadura.

En su práctica profesional de la abogacía, iniciada en 1962, intensificó las actividades cívicas y políticas, mientras ejercía de elocuente defensor de reos de delitos políticos en el Tribunal Plenario de Lisboa. Se presentó a las elecciones legislativas de 1969 en la lista de la Comisión Democrática Electoral (CDE), que integraban socialistas, católicos progresistas y republicanos, y que fue privada de toda representación, y en la edición de 1973 se sumó al boicot general de las fuerzas opositoras por considerar que no existían las mínimas garantías de limpieza en el escrutinio.

Tras la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974 fue uno de los impulsores del Movimiento de Izquierda Socialista (MES), el cual abandonó en diciembre cuando, en su primer congreso, esta agrupación decidió abrazar la ideología marxista-leninista y convertirse en un partido político. Identificado con el sector moderado del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), se vinculó al Grupo de los Nueve, canal de comunicación entre civiles y militares que en plena efervescencia revolucionaria propugnó una vía de respeto a las fórmulas parlamentarias.

En marzo de 1975 se integró en el IV Gobierno Provisional como secretario de Estado de Cooperación Internacional y entre sus cometidos figuró la dirección de las negociaciones con las colonias africanas en trance de acceder a la independencia. Adscrito siempre a posiciones moderadas, al cabo de unos meses cesó voluntariamente en desacuerdo con el radicalismo izquierdista de que hacía gala el primer ministro, el general Vasco Gonçalves. Antes de terminar 1975, fundó con otros políticos e intelectuales un grupo de reflexión política denominado Intervención Socialista

En 1978, a invitación de su fundador y secretario general, Mário Soares, Sampaio se afilió al Partido Socialista (PS), que en agosto de ese año fue apeado del Gobierno tras dos años de ejercicio como resultado de un choque institucional con el presidente de la República, el general Ramalho Eanes. El abogado echó el ancla en la alta política lusa en 1979, año en que fue elegido miembro del Secretariado Nacional del PS, en su III Congreso Nacional, y diputado de la Asamblea de la República por Lisboa, en unos comicios que fueron ganados por la alianza de centro-derecha liderada por el Partido Social Demócrata (PSD) de Francisco Sá Carneiro, investido primer ministro en enero de 1980.

Reelegido en los comicios anticipados de octubre de 1980, perdidos otra vez por el PS, no se presentó a los siguientes, los de abril de 1983, que proporcionaron a los socialistas una mayoría simple y permitieron a Soares regresar a la jefatura del Gobierno en coalición con el PSD. En esta época, Sampaio concentró su quehacer institucional en la Comisión de Derechos Humanos del Consejo de Europa, en Estrasburgo. Las elecciones de octubre de 1985 volvieron a dar la espalda a los socialistas, que, con António de Almeida Santos de cabeza de lista, encajaron un fortísimo retroceso en votos (un 15,3% menos) y escaños (44 menos); Sampaio fue uno de los 57 candidatos del partido que consiguió hacerse con el acta. El PSD de Aníbal Cavaco Silva, vencedor por mayoría simple, tomó las riendas del Ejecutivo sin socios de coalición.

En 1986, la renuncia a la Secretaría General por Soares, elegido presidente de la República, inauguró un largo período de convulsiones en el partido, que experimentó grandes dificultades para llenar el hueco dejado por el líder histórico. En la Asamblea, Sampaio reforzó su posición legislativa como número dos del grupo parlamentario socialista; en la ejecutiva del partido, como resultado del VI Congreso Nacional celebrado en junio y que dirimió la pugna por la Secretaría General entre Vítor Constâncio y el soarista Jaime Gama en favor del primero, se hizo cargo del área de Relaciones Internacionales.

El PS se sumió en una profunda crisis como resultado de las legislativas de julio de 1987, cuando, pese a su ligera recuperación en votos, fue literalmente barrido por el PSD, que obtuvo una mayoría absoluta de 148 escaños. Al arrancar la quinta legislatura de la democracia, Sampaio se aupó a la presidencia del grupo parlamentario y consolidó su posición en la dirección del partido, donde arreció la lucha entre facciones; en la misma, él se mantuvo fiel a Constâncio y sus tesis modernizadoras. En el VII Congreso del PS, en febrero de 1988, Constâncio superó el reto de la reelección y derrotó contundentemente a la minoría soarista crítica, pero su incapacidad para conseguir la unidad interna y la denuncia de que Soares, desde la Presidencia de la República, estaba interfiriendo en los asuntos internos del partido condujeron a su dimisión el 27 de octubre del mismo año.

Surgió entonces la figura alternativa de Sampaio, un dirigente con una imagen un tanto gris pero al que beneficiaron sus dotes comunicativas y su habilidad para no identificarse en demasía con alguna de las facciones del PS, si bien él representaba la tendencia mayoritaria, hasta ahora encarnada por Constâncio, que apostaba por reforzar la especificidad ideológica del socialismo como única manera para regresar al Gobierno y que renegaba de la experiencia soarista del bloque central, la coalición PS-PSD de 1983-1985. El 19 de diciembre de 1988 la plataforma de Sampaio, denominada Movilizar el PS, gobernar Portugal, ganó 850 adhesiones, casi el doble que su contrincante, Jaime Gama, en la elección de los delegados que debían conformar el VIII Congreso del PS. El mismo tuvo lugar el 14 y el 15 de enero de 1989, y a su término Sampaio, sin sorpresas, fue elegido secretario general frente a Gama, quien pese a su severa derrota en las primarias de diciembre insistió en disputarle el cargo. En marzo siguiente, en tanto que nuevo líder de la oposición, Sampaio fue nombrado por la Asamblea de la República miembro del Consejo de Estado, órgano consultivo del presidente de la República.

En las elecciones autárquicas (municipales) del 17 de diciembre de 1989, ganadas por el PS, Sampaio sumó a su mandato de diputado nacional el más influyente de presidente de la Cámara Municipal, esto eso, alcalde, de Lisboa. El 22 de enero de 1990 tomó posesión de su nuevo puesto, donde relevó al conservador Nuno Krus Abecasis, y en mayo siguiente, en el IX Congreso del PS, fue reelegido secretario general del partido con el 91% de los votos.

Animados por su excelente rendimiento en las elecciones europeas y autárquicas de 1989, y por la reelección en las presidenciales de enero de Soares –con quien Sampaio mantenía unas cordiales relaciones políticas e institucionales-, el PS y su secretario general afrontaron con gran optimismo las parlamentarias del 6 de octubre de 1991. Sin embargo, las encuestas no dieron la espalda al Gobierno en un contexto de fuerte crecimiento económico y al final los socialdemócratas volvieron a avasallar con una segunda e histórica mayoría absoluta, que convirtió en inane la ganancia por los socialistas de 6,9 puntos de voto y 12 escaños en una Asamblea reducida de los 250 a los 230 diputados. La amarga decepción electoral desató un vendaval de críticas internas al liderazgo de Sampaio, quien tuvo que aceptar la convocatoria de un congreso extraordinario. La Secretaría General quedó abierta a elección de nuevo y a la misma decidió presentarse el actual responsable del grupo parlamentario, António Guterres, de orientación más centrista.

La intención inicial de Sampaio fue contender con Guterres, pero las elecciones a compromisarios le fueron ampliamente desfavorables. El 3 de febrero de 1992 Sampaio renunció a presentarse de nuevo y el 23 de ese mes, el congreso extraordinario, décimo en el ordinal histórico, Guterres le tomó el relevo como líder de la agrupación. Sampaio se mantuvo en el primer plano de la política como diputado y alcalde lisboeta, mandato que renovó en las autárquicas del 12 de diciembre de 1993. En su condición de edil, desempeñó las funciones de presidente de la Unión de Ciudades Capitales de Lengua Portuguesa (UCCLA), vicepresidente de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), miembro de Consejo de Administración de la Conferencia Mundial de Alcaldes, presidente del Movimiento de Eurociudades, presidente de la Federación Mundial de Ciudades Unidas (FMCU) y miembro del Comité de las Regiones de la Unión Europea.


2. Un tranquilo primer mandato presidencial

El 7 de febrero de 1995 Sampaio anunció su postulación a la Presidencia de la República, de la que dentro de trece meses iba a despedirse Soares al expirar su segundo e improrrogable mandato de cinco años. El 15 de noviembre formalizó su candidatura ante el Tribunal Constitucional, al tiempo que dimitía como presidente de la Cámara Municipal de Lisboa; el nuevo alcalde fue João Soares, hijo de Mário y hasta entonces concejal de Asuntos Culturales. Con el respaldo de un amplio elenco de responsables políticos y personajes de la vida pública, Sampaio, que debía su renovada popularidad bastante más a su condición de alcalde que a la de dirigente del PS, llegó a la votación del 14 de enero de 1996 enfrentándose en solitario a un contrincante de la talla de Cavaco Silva, recién desalojado de la jefatura del Gobierno por Guterres como resultado de las elecciones legislativas del 1 de octubre, en las que el PS sacó los mejores resultados de su historia, rayanos en la mayoría absoluta.

Aunque Cavaco, respaldado por el PSD y el derechista Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP), era un hueso duro de roer, Sampaio prácticamente se aseguró la victoria al retirarse de la contienda Jerónimo de Sousa, postulado por los partidos Comunista y Ecologista, y Alberto Matos, de la marxista Unión Democrática Popular (UDP), lo que le aseguró el voto útil de la izquierda. Con el 53,9% de los votos, Sampaio se proclamó vencedor sin necesidad de la doble vuelta y el 9 de marzo tomó posesión como el décimo octavo presidente de la República Portuguesa, el quinto desde la Revolución de 1974.

Titular de un cargo fundamentalmente representativo y de prestigio aunque no decorativo, al reservarle la Constitución ciertas atribuciones relevantes en el proceso parlamentario, el afable Sampaio desarrolló su primer mandato sin mayores estridencias gracias a la ausencia de crisis de Gobierno y a la fluidez de sus relaciones personales con Guterres, al que encargó formar su segundo Gabinete tras repetir los socialistas victoria en las elecciones de octubre de 1999. Atrás quedó, por tanto, la falta de sintonía entre las dos instituciones del poder ejecutivo que caracterizó la cohabitación de Soares y Cavaco Silva entre 1986 y 1995, y anteriormente la década presidencial de Eanes, período posrevolucionario en que el caldeado clima político y la inestabilidad parlamentaria convirtieron la facultad presidencial de nombrar al primer ministro en un poderoso instrumento político.

En la escena internacional, Sampaio fue el anfitrión de eventos tales como la I Cumbre de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), celebrada en Lisboa en julio de 1996, la V Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), en diciembre de 1996 en la misma capital, y la VIII Cumbre Iberoamericana, en octubre de 1998 en Oporto. La política europea quedó en manos de Guterres, quien fungió de presidente de turno del Consejo Europeo en el primer semestre de 2000.

La gestión de la crisis humanitaria en la antigua colonia de Timor Oriental en 1999 y el proceso de transferencia a China de la soberanía sobre Macao, culminado en diciembre de ese mismo año, fueron asuntos también de la competencia del Gobierno, siendo la participación del presidente en ellos de tipo protocolario. En el caso de Timor, a donde Portugal despachó 750 soldados integrados en la misión que estableció el protectorado internacional sobre el territorio, la UNTAET, el histórico viaje de Sampaio a la capital, Dili, en febrero de 2000 simbolizó el compromiso del Estado luso con la soberanía e independencia de la ex colonia asiática, después de un cuarto de siglo de brutal ocupación indonesia. Por otro lado, el 4 de septiembre de 1997, Sampaio promulgó una reforma constitucional, la cuarta desde 1976, que enmendó en profundidad el articulado de la Carta Magna redactada después de la Revolución.

Con todo, el primer mandato de Sampaio registró dos sobresaltos, de alcance limitado, por cuestiones personales. Primero, el 25 de julio de 1996 el Tribunal Constitucional accedió a su petición de ser separado de sus funciones con carácter temporal al tener programada una operación del corazón. El "impedimento temporal" entró en vigor dos días después. Superadas la intervención quirúrgica, consistente en el reemplazo de la válvula mitral, y la convalecencia postoperatoria, el mandatario fue declarado el 7 de agosto por el alto tribunal nuevamente apto para desempeñar sus funciones y al día siguiente reanudó su actividad oficial en el Palacio de Belém. En el ínterin, las funciones del jefe del Estado fueron ejercidas por el presidente de la Asamblea, su viejo colega de partido António de Almeida Santos.

La segunda sorpresa se produjo a principios de 1998, cuando el presidente entró en conflicto con el almirante António Carlos Fuzeta da Ponte, jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, por su decisión de confirmar al general Aleixo Corbal en la jefatura del Estado Mayor de la Fuerza Área. Saltándose los formulismos, Fuzeta protestó por no haber sido consultado al respecto en una carta que transmitió, no al ministro de Defensa, José Veiga Simão, sino directamente al presidente de la República, quien era su superior en la cadena de mando. Sampaio zanjó el incidente cesando al almirante el 4 de marzo.


3. El segundo quinquenio en la Presidencia: cohabitación con el PSD y la crisis Barroso-Santana de 2004

El 25 de septiembre de 2000 Sampaio anunció la convocatoria de elecciones presidenciales para el 14 de enero del 2001, marcando como fecha límite para la presentación de candidaturas el 15 de diciembre. Dos días antes de terminar el plazo, él inscribió la suya con el aval de 13.000 firmas, más del doble de las legalmente necesarias. Sus méritos personales, traducidos en popularidad y prestigio, y la escasa entidad de sus adversarios en la liza pusieron en bandeja su reelección a Sampaio, que se impuso con el 55,5% de los votos, ahorrándose otra vez la segunda vuelta. Los derrotados fueron el socialdemócrata Joaquim Ferreira do Amaral (34,7%), el comunista António Abreu (5,2%), el izquierdista socialista Fernando Rosas (3%) y el maoísta António Garcia Pereira (1,6%). Antes de inaugurar su segundo mandato, Sampaio declaró que su principal reto para el próximo quinquenio iba a ser neutralizar el creciente desinterés de los ciudadanos por la política, según reflejaba la elevada abstención electoral, del 50,3%; en las presidenciales de 1996, la participación había sido 16 puntos mayor.

La virtual placidez de la presidencia de Sampaio topó con el desenlace de las elecciones parlamentarias del 17 de marzo de 2002, adelantadas por el jefe del Estado a petición de Guterres tras encajar el jefe socialista, ahora dimitido, unos desastrosos resultados en las autárquicas de diciembre de 2001. La victoria del centro-derecha se repitió ahora y el 20 de marzo Sampaio, siguiendo el formalismo constitucional, encargó formar el nuevo Gobierno al líder del PSD, José Manuel Durão Barroso, quien alineó un Gabinete de coalición con el CDS-PP.

El 30 de junio de 2004 Sampaio se encontró con la situación más comprometida de su mandato: el primer ministro Barroso le comunicó su decisión de renunciar al puesto para pasar a presidir la Comisión Europea, cargo que le ofrecían sus colegas de la UE; ante esta situación, el presidente, le recordaba Barroso, tenía dos opciones constitucionales: bien nombrar un nuevo primer ministro designado por el PSD, bien disolver la Asamblea y convocar elecciones anticipadas. El cesante, que justificaba su partida por "motivos de relevante interés nacional", no olvidó recordar a Sampaio su deseo de ser sucedido sin solución de continuidad por el alcalde lisboeta, Pedro Santana Lopes, ya que existía una mayoría parlamentaria capaz de agotar la legislatura en 2006. Además, era menester no alterar el programa de austeridad presupuestaria y ajuste fiscal emprendido por el Gobierno.

El PS, liderado desde hacía unos meses por Eduardo Ferro Rodrigues y consciente de que el viento soplaba a su favor, quería acudir a elecciones sin demora. La salida pretendida por Barroso, entregar el testigo a Santana, concitaba el rechazo también del sector más liberal de su propio partido, que desconfiaba del estilo frívolo del mediático alcalde y advertía en él pulsiones populistas. Sampaio compartía estas aprensiones sobre Santana, pero veía con más inquietud la alternativa de dar por agotada la legislatura y llamar a comicios; a su entender, esa salida perjudicaría los esfuerzos del Ejecutivo para sacar al país de la crisis económica y prolongaría la inestabilidad política. Estas valoraciones prevalecieron en la reflexión del presidente, que terminó plegándose a los deseos de Barroso. Las prisas por cerrar la insólita crisis de Gobierno le llevaron a descartar una tercera posibilidad, cual sería nombrar a un socialdemócrata que no fuera Santana. Pero esta opción habría supuesto una afrenta sin precedentes al todavía primer ministro y suscitado dudas de constitucionalidad, ya que Barroso y Santana tenían de su lado a la mayoría del PSD. No parece que Sampaio llegara a considerar nunca esa posibilidad.

La decisión fue tomada con gran disgusto en las filas socialistas y contrariando también el sentir de una mayoría de la población, según indicaban los sondeos. El 5 de julio Barroso envió la carta de dimisión a Sampaio y el 9 de julio, una vez completados los turnos de consultas formales con los responsables políticos y económicos, el presidente encargó la formación del nuevo Gobierno de coalición a Santana. Ahora bien, este tuvo que someterse a un riguroso pliego de condiciones; así, el jefe del Estado exigió a Santana la preservación de políticas fundamentales como la ortodoxia financiera, la lucha contra el déficit y la aportación a la construcción europea, así como el descarte para el Ministerio de Exteriores del titular de Defensa, Paulo Portas, el líder del CDS-PP, quien suscitaba recelos por sus anteriores posturas antieuropeas rayanas en la xenofobia.

El 11 de julio el PSD otorgó el mandato gubernamental a su ya presidente y el 17 de julio el nuevo Gobierno inició su andadura. La "dura" resolución para zanjar el brete institucional creado por Barroso tuvo un epílogo ingrato para Sampaio porque Ferro, alegando que la actuación de su colega de partido suponía una "derrota personal", presentó su dimisión irrevocable como secretario general del PS. Tras este mal trago, a Sampaio le quedaba confiar en que Santana cumpliera sus compromisos con el rigor presupuestario y las reformas estructurales de la economía. Sin embargo, en octubre, el primer ministro cambió drásticamente de discurso y, contradiciendo a su titular de Finanzas, anunció una bajada del impuesto sobre la renta, incrementos salariales para los funcionarios por encima de la inflación y una fuerte subida de las pensiones. El paquete de medidas dejó estupefactos a los agentes económicos y a la Comisión Europea, e irritó a buena parte de los creadores de opinión, que ya tenían en la diana a Santana y al que acusaron ahora de “irresponsable” y “electoralista”. Los sindicatos y los partidos de izquierda negaron que hubiera sensibilidad social en la iniciativa de Santana, la cual descalificaron como un ejercicio de retórica.

Los sondeos de opinión reflejaban un grado de descontento sin precedentes con la gestión del Gobierno y Sampaio, de manera sorpresiva y expeditiva, se hizo eco de ello. El 30 de noviembre de 2004, el presidente, a rebufo de la dimisión del recién nombrado ministro de Juventud, Deportes y Rehabilitación, Henrique Chaves, y en vísperas de la aprobación parlamentaria de los controvertidos presupuestos de 2005, comunicó a Santana su decisión, en virtud de sus prerrogativas constitucionales, de disolver la Asamblea y adelantar las elecciones generales. Un portavoz de la Presidencia notificó que el jefe del Estado creía que el primer ministro carecía “de las condiciones políticas indispensables para continuar impulsando a Portugal por una tendencia coherente, rigurosa y estable”.

El 10 de diciembre, Sampaio hizo el anuncio formal del final prematuro de la legislatura, convocó las elecciones para el 20 de febrero de 2005 y explicó que la interrupción del Gobierno se producía al cabo de “una serie de episodios” que habían afectado a la credibilidad del mismo, y a su capacidad de enfrentar los “retos estructurales del país” y de “movilizar a los portugueses”. El presidente no se anduvo por las ramas cuando denostó la “descoordinación”, las “contradicciones” y la “falta de consistencia” del equipo de Santana, todo lo cual había causado una “crisis de confianza en las instituciones y el Gobierno”. Obviamente molesto por la actuación y los comentarios presidenciales, Santana se resignó a anunciar la dimisión del Gobierno en pleno el 11 de diciembre, pero quejándose, a modo de agravio comparativo, de que Sampaio no hubiera intervenido de igual manera cuando fueron los socialistas de Guterres los que padecían inestabilidad, y también de que la mudanza la decretara el jefe del Estado justo cuando la economía empezaba a dar signos de recuperación y la inflación consolidaba su tendencia bajista.

Las elecciones generales de febrero de 2005 pusieron fin a la cohabitación bipartidista en el Ejecutivo luso al conquistar el PS una histórica mayoría absoluta de 121 escaños y convertirse su nuevo secretario general, José Sócrates, en primer ministro. El 24 de febrero Sampaio encargó a Sócrates la formación del XVII Gobierno Constitucional, el cual tomó posesión el 12 de marzo. Con prontitud, Sócrates, en cumplimiento de una promesa electoral, envió al Parlamento su propuesta de someter a referéndum la despenalización del aborto en las primeras 10 semanas de embarazo. El pleno de la Cámara dio su conformidad. Ahora, correspondía a Sampaio fijar la fecha y emitir la convocatoria de la consulta popular, pero el 3 de mayo el presidente rehusó hacerlo por considerar que no estaban "aseguradas las condiciones mínimas adecuadas para una participación significativa de los portugueses". De acuerdo con la ley, para que una consulta tuviera validez, la abstención no debía superar el 50%; en 1998, un primer referéndum sobre el aborto había fracasado al registrar una participación de sólo el 31%.

En su decisión, Sampaio, un agnóstico declarado que no tenía problemas de conciencia religiosa sobre esta cuestión, tuvo presente que los plazos legales le obligarían a convocar el referéndum en verano, tiempo en el que la baja participación estaba asegurada. Hacerlo después sería inviable, ya que en octubre tocaban las elecciones autárquicas y en enero las presidenciales. A Sampaio le habría gustado hacer coincidir la consulta sobre el aborto, el planeado referéndum de ratificación de la Constitución Europea y las elecciones autárquicas el día 9 de octubre, pero esa fórmula encontraba un impedimento constitucional. A finales de septiembre, la Asamblea aprobó una segunda propuesta de referéndum, pero el Tribunal Constitucional salió al paso y declaró nula la iniciativa.

En su mensaje de Año Nuevo de 2006, Sampaio, en la recta final de su ejercicio, aleccionó a los portugueses, animándoles a asumir las "reformas políticas, económicas y presupuestarias" que Portugal necesitaba con "urgencia" y evitar el escenario de un país "retrasado o resignado", y a contribuir, dejando atrás cualquier "actitud pasiva" o "nacionalismo arcaico", a la resolución política de la crisis europea [desatada por el fracaso del proyecto constitucional europeo], sin la cual [Portugal]] no podrá superar su propia crisis". Asimismo, el mandatario animó a participar en las elecciones presidenciales del 22 de enero. De las mismas salió triunfador Cavaco Silva, el viejo adversario parlamentario al que derrotó en 1996. El relevo institucional se produjo el 9 de marzo.


4. Actividades internacionales, filiaciones y publicaciones

Honrado en casa con el gran collar de la Orden Militar de la Torre y Espada, del Valor la Lealtad y el Mérito, y el gran collar de la Orden de la Libertad, el ya ex presidente inició su etapa de emérito de la República tomando asiento en el Consejo de Estado, aunque la comunidad internacional llamaba a su puerta.

El 15 de mayo, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, nombró al estadista portugués su primer enviado especial para la Lucha contra la Tuberculosis (Stop Tuberculosis, TB). El 26 de abril de 2007, el sucesor de ghanés en la organización, Ban Ki Moon, volvió a reconocer la valía de Sampaio para el servicio internacional, en este caso en el terreno del diálogo intercultural y la acción global contra el extremismo, nombrándole Alto Representante para la Alianza de Civilizaciones, con la misión de presentar el Plan de Implementación y coordinar las reuniones anuales de este nuevo foro puesto en marcha por la ONU con el impulso de sus copatrocinadores, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.

El ex mandatario portugués es miembro del Club de Madrid y de la Clinton Global Initiative (CGI). Su palmarés de reconocimientos incluye el Premio Europeo Carlos V, otorgado por la Fundación Academia Europea de Yuste (2004), el Premio Norte-Sur, del Consejo de Europa (2008) y el Premio Internacional Sevilla Nodo Entre Culturas, concedido por la Fundación Sevilla Nodo (2011). Posee asimismo varios doctorados universitarios honoríficos. De su copiosa obra ensayística, repartida entre libros personales, obras colectivas y publicaciones especializadas en Derecho, deben citarse los siguientes títulos: A Festa de Um Sonho (recopilación de textos políticos, 1991); Três Gerações de Políticos. Os Grandes Desafios no Limiar do Milénio (1994); Um Olhar sobre Portugal (testimonio-entrevista, 1995); Quero Dizer-Vos (balance personal del primer mandato, 2000); Com os Portugueses: Dez Anos na Presidência da República (balance íntegro de los dos mandatos, 2005); y The Road from Madrid to Istanbul and Beyond (2009), donde se explaya sobre el proyecto de la Alianza de Civilizaciones.

Jorge Sampaio está casado en segundas nupcias con Maria José Ritta, antigua modelo y ejecutiva de la aerolínea TAP Portugal, y es padre de dos hijos, Vera y André. Entre sus aficiones destaca el fútbol, deporte que ha practicado con asiduidad.

(Cobertura informativa hasta 1/9/2011)