John Key

En noviembre de 2008 el electorado de Nueva Zelanda ha puesto fin a nueve años de gobiernos laboristas presididos por Helen Clark dando la victoria al centroderechista Partido Nacional y catapultando al puesto de primer ministro a su líder, John Key, un antiguo tiburón del mercado de cambio de divisas convertido en multimillonario y que sólo lleva siete años en política. La misión prioritaria de Key es relanzar la economía del país kiwi, uno de los primeros del mundo desarrollado en sumirse en la recesión en el contexto de la gran crisis financiera global, que descansa en las exportaciones agrícolas y el turismo, para lo que ha prometido estímulos fiscales y más inversión pública.

(Texto actualizado hasta noviembre 2008)

 1. Trayectoria en el mundo de los negocios cambiarios
2. Irrupción en la política, ascenso al liderazgo del Partido Nacional y elección como primer ministro


1. Trayectoria en el mundo de los negocios cambiarios

Es hijo de emigrantes naturalizados, él británico y ella una judía austríaca que en 1939 había recalado en Inglaterra huyendo de la persecución nazi, los cuales, cuando nació él, regentaban en Auckland un pequeño restaurante que apenas les daba para vivir. A los siete años quedó huérfano del padre, muerto de un ataque al corazón, y quedó bajo el cuidado exclusivo de la madre, que se lo llevó a vivir junto con sus dos hermanas mayores a un barrio proletario de Christchurch, la principal ciudad de la Isla Sur. Allí, reanudó su educación primaria, en las escuelas Aorangi y Richmond, mientras su progenitora sacaba adelante a la familia trabajando de portera nocturna y empleada de limpieza.

El joven Key completó la educación secundaria en el Burnside High School de Christchurch en 1978 antes de emprender estudios comerciales en la Universidad de Canterbury, sita en la misma urbe, donde jugó en el equipo de rugby Canterbury Colts. En 1981 terminó la diplomatura con la especialidad en Contabilidad y acto seguido se puso a trabajar en la compañía de auditoría y consultoría McCulloch Menzies. Descontento con este primer empleo, en 1982 contrató con Canterbury International, sociedad subsidiaria de la compañía textil Lane Walker Rudkin (LWR), uno de los más importantes fabricantes de ropa del país, y basada en Christchurch. En los tres años siguientes, Key se encargó de expandir la red de franquicias comerciales de la LWR en Australia y Europa.

En 1985, deseoso de acrecentar su modesto patrimonio económico luego de contraer matrimonio con Bronagh Dougan, una antigua compañera de estudios y consultora de profesión, con la que iba a tener dos hijos, dirigió sus intereses profesionales al mercado de divisas, negocio que consideraba muy prometedor ahora que el Gobierno laborista de David Lange, en una medida de corte neoliberal, había puesto el dólar neozelandés en flotación cambiaria. Su nueva etapa profesional arrancó en Elders Merchant Finance, una operadora de moneda extranjera con sede en Wellington, donde se destacó como un agresivo agente de cambio y bolsa, dedicado a comprar y vender divisas con el ojo siempre atento a los tipos de cambio. Tres años después, en 1988, marchó a Auckland para incorporarse a la plantilla de la compañía financiera Bankers Trust, donde prosiguió sus lucrativas actividades especulativas por cuenta ajena.

En 1995, en mitad de la treintena de edad y convertido en un hombre adinerado, Key se unió a la multinacional de servicios financieros Merrill Lynch, que le colocó al mando de las operaciones de intercambio de divisas en Asia con despacho en Singapur. Su buen hacer en la plaza asiática le hizo merecedor de un rápido ascenso, a jefe de las operaciones cambiarias globales de la compañía, labor que pasó a dirigir desde Londres con un salario anual de 2,2 millones de dólares estadounidenses. En esta capital financiera, Key, según ha revelado él mismo a la revista neozelandesa Metro, se ganó el mote de "el asesino sonriente" por su habilidad para despedir sin miramientos a cientos de trabajadores de Merrill Lynch en 1998, cuando la crisis del rublo ruso ocasionó grandes pérdidas a la compañía, sin perder la jovialidad característica de su trato personal. Asimismo, en 1999, ingresó en el Comité de Mercado Cambiario del New York Federal Reserve Bank, quehacer en Estados Unidos que aprovechó para tomar clases de dirección de empresas en la Universidad de Harvard, aunque no recibió ninguna titulación.


2. Irrupción en la política, ascenso al liderazgo del Partido Nacional y elección como primer ministro

En 2001, Key, siendo responsable del área de mercados de deuda en Sydney, en un movimiento inesperado, voló a Nueva York y se presentó ante su directo superior, el alto ejecutivo G. Kelly Martin, para anunciarle su baja en Merrill Lynch tras seis años de servicios. Rico, bregado en el trato con magnates de las finanzas y funcionarios gubernamentales, y haciendo gala de un considerable don de gentes, el experto operador de divisas regresó a su país dispuesto a realizar una ambición acariciada desde la adolescencia: hacerse un nombre en la alta política neozelandesa y en las filas del partido al que siempre había votado, el Nacional (NP), fuerza de ideología conservadora liberal que desde los años treinta del siglo XX venía turnándose con el Laborista (NZLP) en la dirección del Gobierno del país oceánico. En estos momentos, los nacionales, desde las elecciones generales de noviembre de 1999, se hallaban en la oposición al Gobierno que encabezaba la laborista Helen Clark y su líder, Jenny Shipley, predecesora de la anterior como primera ministra, se disponía a entregar el mando a Bill English, su ex ministro de Finanzas.

Introducido en el NP por su presidente orgánico, John Slater, Key protagonizó en su seno una carrera fulgurante. En las elecciones del 27 de julio de 2002, mientras el partido encajaba el peor batacazo de su historia al perder 10 puntos de voto y 12 diputados, su multimillonario neófito se hacía con el escaño, uno de los 27 conservados por la formación conservadora, correspondiente a la restablecida circunscripción de Helensville, al noroeste de Auckland. Una vez en la Cámara de Representantes, Key asumió la viceportavocía de Finanzas del grupo parlamentario nacional, función auxiliar que preludió su inclusión en 2004 por el sucesor en octubre de 2003 del dimitido English, Don Brash, en el opposition front bench del hemiciclo; allí llevó la portavocía de Finanzas y dio la réplica al ministro laborista del ramo, Michael Cullen, labor que según los observadores realizó con bastante eficacia.

En los debates parlamentarios, Key se pronunció, de viva voz o a través de su voto en los proyectos de ley sometidos al pleno de la Cámara, sobre una serie de cuestiones de política interior y exterior. Así, se opuso a la creación de las uniones civiles de parejas de igual y distinto sexo, aunque por otro lado votó en contra de definir legalmente el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. También, en lo que coincidió con la primera ministra Clark, vislumbró la adopción del sistema republicano de gobierno a medio plazo. La contradicción asomó en sus opiniones sobre cuestiones tan candentes como la guerra de Irak y el cambio climático, dando pie a adversarios políticos y a comentaristas para achacarle falta de criterio en temas alejados de su experiencia profesional.

En el primer terreno, en 2003, manifestó que Nueva Zelanda debía hacer honor a su alianza de seguridad con Estados Unidos y el Reino Unido con el envío de tropas de combate, pero cuatro años después aseguró que de haber estado entonces en el Gobierno, el NP habría aplicado el mismo compromiso que Clark con la reconstrucción de Irak, restringido al envío por unos meses de una unidad de 60 ingenieros del Ejército; también en 2007, siendo ya líder del NP, el opositor fue duramente criticado por el NZLP por decir que la guerra de Irak estaba "terminada". En cuanto al cambio climático, en poco más de un año Key pasó de poner en duda la existencia de un calentamiento global a reconocer sus efectos potencialmente desastrosos.

En los comicios del 17 de septiembre de 2005 el NP experimentó una espectacular recuperación con el 39,1% de los votos, una ganancia de 18 puntos, y 48 escaños. El rebote, sin embargo, resultó insuficiente para ganarle la partida al NZLP, que con la sólida Clark al frente moderó su desgaste y, apoyado en 50 diputados propios y coaligado con los pequeños partidos Nueva Zelanda Primero (NZP), Progresista y Futuro Unido, renovó su titularidad del Gobierno. En Helensville, Key fue reelegido con una cuota de apoyos aumentada al 63% de los votos.

La tercera derrota electoral consecutiva en seis años, junto con el intento ahora por un periodista de publicar un libro en el que se desvelaban supuestas conductas deshonestas del dirigente, empujaron a Brash a renunciar al liderazgo del NP el 23 de noviembre de 2006. De inmediato, Key se perfiló como el máximo favorito para suceder al dimisionario, aun cuando sólo llevaba un lustro en el partido, pero el caso era que los sondeos le situaban como el responsable nacional más popular. Los medios de comunicación barajaron también los nombres de los diputados Simon Power, Gerry Brownlee, Katherine Rich y, sobre todo, Bill English, quien sin embargo limitó su ambición al puesto de vicelíder, hasta ahora ocupado por Brownlee. El 27 de noviembre, luego de ponerse de acuerdo Key, English y Brownlee, una asamblea especial del partido definió la nueva jerarquía del NP.

Con su elección, Key se convirtió en el duodécimo líder parlamentario del partido fundado en 1936 y el quinto en sólo nueve años, luego de los ejercicios de Jim Bolger, Shipley, English y Brash. En su primer discurso, el flamante líder de la oposición manifestó su deseo de robustecer la confianza y el "verdadero orgullo" de ser neozelandés, apoyar a las familias con hijos, estimular las iniciativas empresariales competitivas en una economía globalizada y dar pasos firmes en la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Sin mencionar su patrimonio personal, que la prensa local cuantificaba en 50 millones de dólares neozelandeses (unos 34 millones de dólares estadounidenses al cambio del momento), Key se refirió a sí mismo como un "desclasado" al que le habían "permitido desarrollarse" en Nueva Zelanda. La promoción de Key tuvo un impacto inmediato en los sondeos de intención de voto, que empezaron a sonreír a los nacionales; en mayo de 2007, el nuevo líder conservador ya superó a Clark como el favorito de los encuestados para gobernar el país.

De cara a las elecciones generales del 8 de noviembre de 2008, marcadas por las malas noticias económicas, con la declaración oficial de la recesión en el segundo semestre del año por primera vez desde 1998, la consiguiente destrucción de empleo y el aumento de la inflación hasta alcanzar su peor tasa, el 5,1% interanual, desde 1990, Key y los nacionales presentaron un plan de estímulo de la producción y el consumo sustentado en rebajas de los impuestos, descuentos también en las aportaciones voluntarias de los trabajadores al nuevo plan de pensiones KiwiSaver y mayores inversiones públicas en infraestructuras. Para contrastar su plan con el del NZLP que apostaba también por la política fiscal para sacar a la economía de la depresión, el NP subrayó que la financiación de los nuevos compromisos públicos con endeudamiento estatal se limitaría al máximo.

Key incidió en el mensaje del "cambio", pero también en el componente menos conservador de su plataforma centroderechista. En realidad, los nacionales compartían un buen número de planteamientos con los laboristas: la necesidad de regular las prácticas financieras desencadenantes de la actual crisis global; el mantenimiento de la prohibición del acceso a puertos o el tránsito por aguas territoriales neozelandesas de buques propulsados o armados con dispositivos nucleares; el no aumento del pequeño contingente de tropas destacado en Afganistán en labores de reconstrucción; o el cumplimiento de los compromisos nacionales en la reducción de las emisiones de efecto invernadero con arreglo al Protocolo de Kyoto, y más allá: el no hace mucho escéptico Key defendía ahora la posibilidad de eliminar la mitad de las emisiones contaminantes en los próximos 50 años.

El liderazgo fresco del NP, unido a la borrasca económica y al desgaste natural en el ejercicio del poder al cabo de una década de gobierno, marcaron el final del dominio laborista: con el 44,9% y 58 escaños, el partido de Key venció por mayoría simple y se situó en condiciones de formar el nuevo ejecutivo. "Hoy, los neozelandeses han votado por la acción, por una Nueva Zelanda más segura, más próspera y más ambiciosa", comunicó un sonriente Key la noche electoral tras conocer los resultados, mientras Clark anunciaba su dimisión al frente del NZLP tras 15 años de liderazgo.

El 19 de noviembre tomaban posesión Key y los miembros de su Gabinete monocolor, cuya estabilidad parlamentaria el primer ministro dio por asegurada tras negociar el respaldo de los pequeños partidos ACT, de derecha liberal, Futuro Unido, de centro, y Maorí, representante del 15% de neozelandeses miembros de esta etnia aborigen, todos los cuales aportaban 11 escaños. Bill English era el número dos del Gobierno nacional desde los puestos de viceprimer ministro y ministro de Finanzas. La asistencia a la XVI Cumbre de la APEC, en Lima los días 22 y 23 de noviembre, fue el primer compromiso internacional del trigésimo octavo primer ministro neozelandés.

(Cobertura informativa hasta 25/11/2008)