Janez Jansa

En marzo de 2020, tras dos ejercicios gubernamentales, siete años de oposición parlamentaria y una sinuosa peripecia judicial, Janez Jansa, líder del conservador Partido Democrático (SDS), volvió a ser el primer ministro de Eslovenia por tercera vez, al frente de una coalición mayoritaria de cuatro partidos.

Antiguo disidente anticomunista, inspirador de la Constitución democrática, uno de los protagonistas de la primavera eslovena que condujo a la separación unilateral de Yugoslavia y el ministro de Defensa responsable de la exitosa defensa territorial cuando la breve guerra de independencia en 1991, Jansa tuvo que esperar 14 años para convertirse en el jefe del Gobierno de este pequeño Estado alpino y mediterráneo. En todo ese tiempo, Jansa estuvo a la zaga de los antiguos dirigentes comunistas reconvertidos Milan Kucan y Janez Drnovsek, y fue reiteradamente acusado de ser un político intransigente y radical, con pulsiones sectarias y populistas.

El SDS ganó las elecciones de 2004 con una plataforma de derecha donde se daban confusa cita el nacionalismo, el europeísmo, el proatlantismo –uno de los puntos fuertes de su líder, reconocido experto en temas de seguridad y defensa-, el liberalismo y la cuestión social. El primer Gobierno Jansa consolidó a Eslovenia como el país de la antigua Europa del Este más avanzado en desarrollo económico y humano, y aseguró la estabilidad financiera y monetaria que permitió la entrada en la Eurozona en 2007, pero no solucionó la disputa territorial con Croacia y volvió a suscitar imputaciones de intolerancia ante las críticas. La denuncia de haber cobrado comisiones ilegales de un contratista de armas finlandés pivotó sobre la campaña de las votaciones de 2008, terminadas en un empate técnico pero de todas maneras desfavorable para el SDS. Jansa transfirió el poder al socialdemócrata Borut Pahor justo cuando el país, muy dependiente de las exportaciones a los socios comunitarios, entraba en un prolongado período de anemia económica y recesión.

En 2011 Jansa, un político obstinado y pugnaz, vio abrírsele un juicio penal por el caso de los sobornos empresariales y, al mismo tiempo, cómo Pahor le entregaba en bandeja el adelanto electoral al someterse a una moción de confianza parlamentaria con el resultado adverso cantado de antemano. Los comicios que siguieron fueron ganados con sorpresa por un partido novísimo, la Eslovenia Positiva (PS) de Zoran Jankovic, el cual sin embargo fue incapaz de formar gobierno. Surgió entonces la alternativa del cabeza del SDS, quien en febrero de 2012 articuló un Gabinete de centro-derecha animado por cinco partidos, tres de ellos socios de su anterior Gobierno. La vuelta de Jansa al Ejecutivo esloveno acontecía en unas circunstancias de debilidad personal, por su juicio abierto, el mediocre rendimiento electoral de su agrupación y las frías relaciones con el presidente de la República, Danilo Türk, así como de precariedad nacional. Para sacar a Eslovenia de la depresión económica, que malograba la prosperidad alcanzada, y atajar la espiral del déficit y la deuda, el gobernante prescribió una severa disciplina fiscal.

El segundo Gobierno Jansa no se sostuvo más que un año. En febrero de 2013, erosionado por unas fuertes protestas populares y el impacto social negativo de un paquete de austeridad que tampoco conseguía atajar el descalabro financiero, el primer ministro vio desintegrarse su Gabinete de coalición y finalmente sucumbió en una moción de censura de la oposición, debiendo dejar paso al equipo de Alenka Bratusek. Al menos, Jansa pudo reivindicar el logro de haber ahorrado a Eslovenia la humillación de convertirse en el sexto país de la Eurozona en solicitar el rescate crediticio. A continuación, el ex gobernante fue condenado a dos años de prisión por soborno y empezó a cumplir su sentencia, un cuarto de siglo después de su paso por las cárceles yugoslavas, pero en 2015 el Tribunal Constitucional anuló el juicio y lo dejó en libertad. Entre tanto, el SDS siguió en la oposición parlamentaria, desde 2014 contra el Gobierno de centro-izquierda de Miro Cerar.

Para las elecciones de 2018, Jansa abrazó con entusiasmo los planteamientos del líder derechista de la vecina Hungría, Viktor Orbán, de rechazo tajante a la inmigración irregular, cierre hermético de las fronteras a los refugiados y nacionalismo identitario, con lo que volvió a concitar las acusaciones de populismo y xenofobia. También, arremetió contra las "fuerzas oscuras" del "Estado profundo", detrás supuestamente de su persecución judicial. Este discurso duro y antielitista le reportó ganancias a su partido, que volvió a ser el primero de Eslovenia, pero la falta de aliados le privó de las llaves Gobierno, al que llegó la nueva coalición centroizquierdista de Marjan Sarec.

En enero de 2020 Sarec renunció por la falta de apoyos parlamentarios y entonces Jansa presentó al presidente de la República, Pahor, una fórmula de gobierno que reunía a cuatro partidos y sí disponía de mayoría en la Asamblea. El 3 de marzo esta invistió por tercera vez primer ministro, con 61 años, a Jansa, que expuso una serie de objetivos económicos y sociales poniendo sordina a la retórica ideológica. Su aparente apuesta ahora por un centro-derecha moderado viene a enfriar las expectativas de que Ljubljana pueda hacer piña con las capitales del Grupo de Visegrad. Un aspecto a tener en cuenta es que Jansa, quien mantiene una excelente relación con sus colegas del Partido Popular Europeo, no está identificado con el lenguaje euroescéptico.


(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada el 10/3/2020. El Gobierno de Janez Jansa quedó en minoría parlamentaria el 17/12/2020 y fue descabalgado tras las elecciones generales del 24/4/2022, en las que el partido del primer ministro, el SDS, se vio desplazado al segundo puesto por el Movimiento Libertad, GS, de Robert Golob. El 25/5/2022 la Asamblea invistió a Golob nuevo primer ministro).

1. Militante por la democracia y la soberanía de Eslovenia
2. Dirigente de la DEMOS y ministro de Defensa en la guerra de independencia
3. Líder del SDS y paso a la oposición a los liberales de Drnovsek
4. Victoria electoral y conversión en primer ministro
5. El primer Gobierno Jansa (2004-2008): realizaciones nacionales y polémicas personales
6. Proceso por presunta corrupción, caída del Gabinete Pahor y retorno al Ejecutivo en 2012
7. Un segundo Gobierno truncado y una condena judicial anulada
8. Nueva primacía legislativa en 2018 y tercer Gobierno de coalición en 2020


1. Militante por la democracia y la soberanía de Eslovenia

Hijo de un antiguo miembro de la Guardia Nacional (Domobranci), la milicia paramilitar eslovena de corte fascista que luchó del lado de los ocupantes alemanes e italianos contra los partisanos comunistas de Tito durante la Segunda Guerra Mundial, nació y creció en la entonces República Socialista de Eslovenia, parte de la República Federativa Socialista de Yugoslavia. El suyo era un entorno familiar conservador y nacionalista, aunque la naturaleza del régimen político imperante imponía la autocensura hasta en los ámbitos más privados.

Recibió la instrucción escolar en las localidades de Zalna, Grosuplje y Sticna antes de matricularse en la Facultad de Sociología, Periodismo y Ciencia Política de la Universidad de Ljubljana, por la que se graduó en 1982 en la especialidad de Estudios de Defensa. Para disgusto del padre, quien no debió de inculcarle su anticomunismo visceral para no comprometer la seguridad de la familia, el muchacho se mostró activo en la Liga de la Juventud Socialista de Eslovenia (ZSMS) y al alcanzar la mayoría de edad fue admitido en la Liga de los Comunistas Eslovenos (ZKS), la rama republicana de la Liga de los Comunistas Yugoslavos (SKJ), el único partido legal a nivel federal.

Pertenecer al partido del régimen abría las puertas de la promoción social y profesional, así que, tras terminar sus estudios universitarios, Jansa fue admitido como burócrata en la Secretaría de Defensa de la República. En 1982 fue nombrado presidente del Comité para la Defensa Básica del Pueblo y la Autoprotección Social, un órgano adscrito a la ZSMS. Un año después, la presentación en una conferencia de la ZSMS de un informe en el que se mostraba muy crítico con las condiciones materiales y los reglamentos del Ejército Popular Yugoslavo (JNA), el cual no reflejaba bien el carácter multinacional del Estado y acusaba una tendencia proserbia, levantó tal polvareda que el citado comité de defensa intervino sin contemplaciones: el documento fue tachado de "contrarrevolucionario" y prohibido, y todas las copias del mismo quedaron confiscadas.

Este incidente marcó el principio de la disidencia de Jansa, hasta entonces un aspirante a apparatchik del sistema comunista legado por Tito, en el que ya se atisbaban las primeras grietas. Vigilado por la Seguridad del Estado y con sus participaciones públicas restringidas, Jansa tuvo que abandonar su puesto directivo en la ZSMS y en 1985 se encontró con una acusación formal de la Fiscalía Militar de Ljubljana en relación con su polémico informe. Fue sometido a interrogatorios y vio retirado su pasaporte, pero el fiscal levantó la acusación y el juicio no llegó a celebrase. Con todo, su nombre se hizo más presente en las listas negras del poder y Jansa se encontró con que nadie quería darle empleo o brindarle un medio de expresión periodística.

El futuro primer ministro se refugió en el activismo político y social que afloró en Eslovenia en estos años. Inspirado por el ex banquero Niko Kavcic, miembro notorio, aunque marginado, de la corriente reformista del comunismo esloveno, tomó parte en los embrionarios movimientos ecologista, pacifista, de defensa del idioma esloveno y de objeción de conciencia al servicio militar. Durante un tiempo esquivó a las autoridades y acertó a ganarse la vida como programador de aplicaciones informáticas, en la firma de software Mikrohit, y guía de excursionistas de montaña.

A finales de 1986 se integró en la edición de una revista mensual impresa por los estudiantes de la Universidad de Ljubljana, el Journal for the Criticism of Science, y al año siguiente reanudó la publicación de artículos sobre temas como la democracia y la soberanía nacional en la célebre gaceta Mladina, órgano de prensa de la ZSMS que, con audacia creciente y un estilo corrosivo inconcebibles en las otras repúblicas yugoslavas, se proponía desmontar una serie de tabús del Estado, el partido y el Ejército, llegando a convertirse en el portavoz señero del movimiento contestatario en Eslovenia. Columnista habitual de Mladina era por ejemplo el filósofo Slavoj Zizek.

También en 1987, Jansa fundó con unos amigos una pequeña empresa de ensamblaje de ordenadores clónicos, MikroAda, que además de proporcionar ingresos profesionales a sus dueños ofrecía servicios técnicos y un espacio de cenáculo a las agrupaciones reivindicativas que proliferaban en la república. En la primavera de 1988 Jansa e Igor Bavcar, un coadjutor de la Facultad de Sociología, publicaron en forma de libro de memorias y sin el permiso de las autoridades el diario de Stane Kavcic, antiguo dirigente de la ZKS destituido en 1972 como presidente del Consejo Ejecutivo o Gobierno de la República Socialista a causa de sus posturas liberales. Las instalaciones de MikroAda en Ljubljana sirvieron también de imprenta clandestina para un opúsculo decididamente subversivo, el llamado Documento de Trabajo sobre la Constitución de Eslovenia, obra colectiva de un grupo de escritores, juristas y sociólogos fuertemente crítico con el sistema.

Este texto, que pretendía ser el precursor de la Carta Magna de la futura Eslovenia soberana y democrática –en efecto, lo fue-, recibió la condena del entonces presidente del Comité Central de la ZKS, Milan Kucan, no obstante tratarse de un dirigente moderado, y de los mandos militares. Por si fuera poco, el joven disidente aspiraba a ser elegido presidente de la ZSMS, que desde 1986 admitía a no miembros del partido, con la propuesta de que la organización se hiciera completamente independiente de la ZKS y aglutinara a todos los movimientos juveniles de la sociedad civil. Las autoridades comunistas que seguían las directrices del Gobierno federal de Belgrado decidieron que Jansa, bastante afamado a estas alturas, había rebasado su Rubicón: el 31 de mayo de 1988 la Seguridad del Estado le detuvo a él, a dos compañeros periodistas de Mladina y a un sargento mayor que había sido su topo en los medios castrenses, y encerró a los cuatro en la prisión militar de Metelkova, sita en la capital.

Sin solución de continuidad, se montó un juicio sumarísimo y a puerta cerrada por la acusación de poseer y pretender revelar documentos militares clasificados como de alto secreto, en particular una serie de informaciones sobre la situación operativa y la disposición para el combate de las unidades del JNA desplegadas en la república, que, al parecer, distaban de ser óptimas. Se asegura que durante dos meses Jansa estuvo encarcelado en condiciones realmente duras, incomunicado, sin agua para lavarse y hasta privado del excusado. Los procesados tampoco tuvieron derecho a una defensa legal propiamente dicha. A finales de julio, Jansa, el redactor David Tasic, el editor de la revista, Franc Zavrl, y el sargento Ivan Borstner comparecieron ante el Tribunal Militar de Ljubljana para escuchar sus sentencias condenatorias: a Jansa y Zavrl les fueron aplicadas sendas penas de 18 meses de prisión, Tasic fue castigado con cinco meses y a Borstner le cayeron cuatro años.

Pero el que fue conocido como el Proceso de los Cuatro, o Proceso JBTZ, por las iniciales de los apellidos de los encausados, se volvió contra sus organizadores, ya que provocó un fuerte rechazo popular y extendió la demanda de la democracia multipartidista a sectores de la sociedad eslovena que hasta entonces habían permanecido silentes o pasivos. Ljubljana conoció las primeras manifestaciones masivas de signo opositor desde la instauración del régimen comunista, y un grupo de editores de publicaciones y organizadores de los llamados movimientos alternativos puso en marcha el Comité para la Defensa de los Derechos de Janez Jansa, que muy pronto cambió de nombre y pasó a llamarse Comité para la Defensa de los Derechos Humanos, con Igor Bavcar a su frente. Entre tanto, la ZSMS había celebrado su elección interna pese al encarcelamiento de Jansa, quien, disgustado por que no se hubiese pospuesto el proceso, optó por romper amarras con la organización.

La apelación de Jansa y sus compañeros de infortunio sirvió para retrasar la ejecución de sus sentencias durante casi un año, tiempo en el cual disfrutó de libertad limitada. El 11 de enero de 1989 tomó parte en la presentación de la Alianza Democrática Eslovena (SDZ), la primera organización política de estructura partidista aparte de la ZKS. Animada por estudiantes, profesores de universidad, intelectuales y campesinos, y presidida por el sociólogo Dimitrij Rupel, la SDZ se presentó como una abanderada de la democracia multipartidista en Eslovenia, aunque por el momento se guardó de esgrimir un discurso rupturista de la federación yugoslava para no dar pábulo a una intervención represiva del JNA. Ideológicamente, se orientaba al centroderecha.

A principios de mayo de 1989, cuando planeaba hacer un alegato en su defensa en un acto público y después de que el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos amenazara con llamar a la desobediencia civil si los cuatro reos no eran exonerados de sus condenas, Jansa fue arrestado de nuevo e internado en la cárcel de máxima seguridad de Dob, cerca de la ciudad de Mirna. Al punto, los simpatizantes del prisionero protestaron en la calle y las autoridades, que empezaban a dar muestras de flaqueza, decidieron trasladarle a un centro penitenciario con un régimen más flexible en las proximidades de Ljubljana. Sin embargo, la presión popular arreció y en septiembre, no habiendo cumplido ni la tercera parte de su condena, Jansa fue excarcelado como medida de apaciguamiento. Su sentencia quedó revocada y el caso fue cerrado.


2. Dirigente de la DEMOS y ministro de Defensa en la guerra de independencia

Tan pronto como recobró la libertad, Jansa reanudó sus actividades oposicionistas, lo cual coincidió con la apertura de los primeros cauces al multipartidismo en Eslovenia. Pasó a dirigir el equipo editorial del semanario Demokracija, principal ágora del movimiento soberanista junto con Mladina, y se integró en el liderazgo de la SDZ en calidad de vicepresidente. El 8 de diciembre de 1989, cuando Kucan y otros dirigentes comunistas de pensamiento liberal estaban a punto de romper con la SKJ y de convertir a la ZKS en una formación socialista democrática, la SDZ se coaligó con otros cinco partidos de la pujante oposición no comunista bajo la sigla DEMOS. Los socios del partido de Jansa, de derecha, centro e izquierda, eran los Cristianodemócratas Eslovenos (SKD), la Alianza de Campesinos Eslovena (SKZ, luego llamado Partido Popular Esloveno, SLS), los Verdes (ZS), la Alianza de los Pequeños Empresarios (SOS) y la Alianza Social Demócrata de Eslovenia (SDZS), fundada en febrero.

De cara a las elecciones libres del 8 y el 22 de abril de 1990, Jansa se presentó candidato en las listas de la DEMOS para uno de los 80 escaños de la Cámara Sociopolítica de la Asamblea. La coalición opositora, haciéndose eco de las aspiraciones de la mayoría de la población, recolectó el 54,8% de los sufragios y se adjudicó una mayoría absoluta de 47 escaños frente a los 14 obtenidos por el principal heredero de la ZKS, el Partido de las Reformas Democráticas (ZKS-SDP). Con una cuota del 9,5% de los votos y ocho escaños, entre ellos el de Jansa, la SDZ quedó definida como el tercer partido de la DEMOS, por detrás de los SKD y la SKZ

En tanto que jefe del partido más fuerte de la DEMOS, el democristiano Lojze Peterle fue designado para presidir el primer Gobierno pluralista de Eslovenia, que se constituyó el 16 de mayo de 1990 con la participación de los SKD, la SKZ, la SDZ, el ZS y un quinto socio izquierdista que había participado en los comicios desligado de la DEMOS, el Partido Liberal (LS), que era una reconversión de la extinta ZSMS. Considerando su conocimiento de los asuntos militares, a Jansa le fue reservado un puesto de alta responsabilidad, el Ministerio de Defensa, mientras que sus conmilitones Rupel (quien se había pasado del LDS al SDS) y Bavcar asumieron las carteras de Asuntos Exteriores e Interior, respectivamente. Además, la presidencia del Legislativo recayó en otro miembro del partido, France Bucar.

En definitiva, la SDZ, que ofrecía el cuadro de dirigentes más carismáticos y preparados de la DEMOS, tomó bajo su responsabilidad la mayoría de las puestos clave del nuevo marco institucional y en un momento crítico del proceso soberanista, ya que la república seguía formando parte del Estado yugoslavo y las autoridades federales elevaron la advertencia de que no iban a tolerar la usurpación de competencias propias, sobre todo en los ámbitos de la seguridad, la defensa y el control de aduanas, y mucho menos una aventura secesionista. El cometido de Jansa era el más delicado, pues debía sacar a la embrionaria Defensa Territorial eslovena de la jurisdicción del JNA y convertirla en una fuerza que hiciera honor a su nombre en caso de necesidad.

El Gobierno de la DEMOS y el presidente de la República, Kucan, se pusieron de acuerdo para arrancar un proceso independentista que al principio fue cauteloso y, en apariencia, estuvo abierto a algún tipo de arreglo con Belgrado para mantener los nexos en el marco de una confederación, pero que luego, al constatar la voluntad hegemónica de Serbia -y al recibir gestos aleccionadores desde Europa Occidental-, apuntó a la secesión plena, con todas las consecuencias. Eslovenia se adentraba en un peligroso vericueto de confrontación directa con el poder federal, crecientemente cooptado por el eje serbo-montenegrino, y en diciembre de 1990, pocos días antes del referéndum que respaldó masivamente la posibilidad de una declaración unilateral de la independencia, Jansa, Peterle y Bavcar anunciaron la creación de la Primera Brigada Especial de la República de Eslovenia (MORIS), núcleo de un nuevo sistema de defensa nacional que pasaba por la transformación de la Defensa Territorial en unas verdaderas Fuerzas Armadas eslovenas.

25 de junio de 1991, desoyendo las advertencias de Belgrado, la Asamblea de Ljubljana proclamó unilateralmente la independencia de la República de Eslovenia. Esta fue la chispa que encendió el conflicto armado con las autoridades federales, ya plenamente identificadas con los propios objetivos nacionales de Serbia, y el 27 de junio la Defensa Territorial sostuvo los primeros choques con las tropas federales por la posesión de los puestos fronterizos, en los que, inesperadamente, el JNA fue rechazado. En la llamada Guerra de la Independencia de los Diez Días, detenida el 4 de julio gracias a la intervención diplomática de la Comunidad Económica Europea, que fue decisiva para la firma tres días después de los Acuerdos de pacificación de Brioni, perdieron la vida 44 soldados yugoslavos y 19 eslovenos, y en ella pudo verse a Jansa actuando como comandante de operaciones, vestido con el uniforme de campaña.

Cabe decir que si la pequeña Eslovenia no siguió el destino inmediato de la vecina Croacia (invadida y amputada territorialmente en una guerra brutal con miles de muertos y desplazados) fue en parte por la determinación y la profesionalidad mostradas por los efectivos de la Defensa Territorial, lo que por otro lado dejó un elocuente testimonio del trabajo realizado por Jansa y sus colaboradores en el Ministerio de Defensa. Pero la sorprendente victoria eslovena obedecía a otro motivo: que la república más occidental, más centroeuropea que balcánica, de Yugoslavia no albergaba minorías étnicas serbias susceptibles de ser incluidas en el proyecto nacional panserbio del régimen de Slobodan Milosevic en Belgrado. Esta circunstancia anulaba la motivación ideológica o la agresividad combativa de las tropas federales de origen serbio y montenegrino reclutadas para aquella causa.


3. Líder del SDS y paso a la oposición a los liberales de Drnovsek

Jansa continuó como ministro de Defensa durante tres años más, tiempo en el cual el país, a raíz de los Acuerdos de Brioni, se deshizo de la presencia militar yugoslava, abandonó las instituciones federales de un Estado ya moribundo, se mantuvo a salvo de las guerras que devastaron las antigua repúblicas hermanas de Croacia y Bosnia-Herzegovina, y vio reconocida internacionalmente su independencia de facto, proceso que coronó en mayo de 1992 el ingreso en la ONU. El antiguo activista juvenil guió la transformación de la Defensa Territorial en unas modernas Fuerzas Armadas homologables a las de otras democracias europeas, con sujeción al control parlamentario, dependencia del servicio militar obligatorio (aunque el debate sobre la profesionalización fue abriéndose camino) y asunción del concepto de seguridad colectiva, tarea que le llevó todo su mandato y que recibió como mejor aval la participación de Eslovenia en el programa de la OTAN Asociación para la Paz.

Por lo que se refiere a la militancia política, su conservadurismo en el terreno económico, así como su carácter impulsivo, propenso en ocasiones al exabrupto verbal, le fueron distanciando a Jansa de Rupel y Bavcar, partidarios de las reformas liberales y menos preocupados que él por el impacto social de la transición al sistema de libre mercado. En el otoño de 1991, después del choque armado con Belgrado, la SDZ se desintegró en tres grupos.

La facción encabezada por Jansa se escindió y a principios de 1992 se unió a la SDZS que lideraba Joze Pucnik, el candidato presidencial de la DEMOS que había perdido ante Kucan en las elecciones del año anterior. Como reacción a la espantada anterior, el grupo mayoritario de Rupel y Bavcar se constituyó en Partido Demócrata (DS) y en 1994, junto con el ZS, iba a terminar fusionándose, aunque no sin dejar sendos residuos contrarios a la operación que retuvieron las respectivas siglas, con el heredero de la ZSMS, el LS, dando lugar a la Democracia Liberal de Eslovenia (LDS). Un tercer grupúsculo, los Nacional Demócratas (ND), también fue pasto de las subdivisiones y uno de sus sectores terminó uniéndose a los democristianos de Peterle.

La DEMOS, cumplida su misión histórica, fue oficialmente disuelta el 30 de diciembre de 1991. En cuanto a la SDZS, no fue ajena a las recomposiciones que afectaron al sistema de partidos esloveno en el período inmediatamente posterior a la declaración de la independencia, tal que adoptó el nombre de Partido Social Demócrata de Eslovenia (SDS). Sin embargo, su doctrina, donde se daban mano la desconfianza con las recetas económicas neoliberales, la defensa de un rol protector del Estado, la preservación de la memoria anticomunista y un patriotismo compatible con las aspiraciones europeísta y atlantista, siguió confundiendo a la opinión pública, lo que achicaba sus posibilidades electorales.

Jansa y el SDS continuaron en el nuevo Gobierno de amplia coalición formado por el jefe de los liberaldemócratas, Janez Drnovsek, en mayo de 1992 después de dimitir Peterle, el cual se orientó a la izquierda al descolgarse del mismo democristianos y populares, y al incorporarse los ex comunistas del SDP. Al SDS le fue francamente mal en las segundas elecciones generales, las del 6 de diciembre de 1992, cuando estuvo a punto de no alcanzar el listón del 3% que aseguraba la representación parlamentaria. Entonces, se eligieron los 90 miembros de la Cámara Estatal de la nueva Asamblea de Eslovenia y los socialdemócratas sólo arañaron cuatro escaños con el 3,3% de los votos, registro más exiguo que el obtenido por el DS de Rupel e incluso los verdes del ZS. En enero de 1993 Drnovsek renovó el Ejecutivo con la adición, otra vez, de los SKD.

El varapalo en las urnas precipitó la renuncia de Pucnik como presidente del SDS y su sustitución en mayo de 1993, en el III Congreso del partido, por Jansa, quien había conservado su escaño y que ahora se encontró con todo el camino libre para imponer sus tesis decididamente derechistas, las cuales, por lo que se veía, no le parecían chirriantes con la denominación socialdemócrata del partido. El liderazgo enérgico de Jansa acabó con las trifulcas internas y perfiló al SDS como una fuerza partidaria de la economía de libre mercado y del sistema capitalista, pero no al precio de sacrificar el Estado del bienestar y de generar flagrantes injusticias sociales. Los socialdemócratas ponían un especial énfasis en la inversión pública en educación, y en política exterior pedían que no se escatimara ningún esfuerzo para conseguir las entradas en la OTAN y la Unión Europea a unos años vista.

De hecho, el programa del SDS no difería mucho del elaborado por la LDS, pero lo que de verdad caracterizaba a Jansa y los suyos, y dificultaba su colaboración con el partido de Drnovsek, era su oposición visceral al SDP y sus pequeños aliados de la izquierda, que eran socios del Gabinete y que en 1993 convirtieron su alianza permanente, la Lista Unida (ZL), en un solo partido, la Lista Unida de Social Demócratas (ZLSD), bajo el liderazgo de Janez Kocijancic. Al parecer, Jansa encontraba intolerable que un partido con pasado comunista le disputara la etiqueta socialdemócrata, por más que la formación que dirigía no fuera percibida como tal en el exterior. Así, la Internacional Socialista declinó la petición del SDS de ingresar como miembro pleno, y por contra admitió a la ZLSD como única representante de Eslovenia. Desairado, Jansa se aproximó a las internacionales de partidos centristas y conservadores. Por este lado se le miró con otros ojos y el SDS obtuvo sendas membresías en el Partido Popular Europeo (PPE), la Unión Demócrata Internacional (UDI) y la Internacional Demócrata de Centro (IDC).

El quehacer gubernamental de Jansa terminó abruptamente el 28 de marzo de 1994, cuando la Asamblea aprobó en contra suya una moción particular de censura a iniciativa de Drnovsek. El jefe del Gobierno resolvió desembarazarse de su ministro de Defensa al cabo de una serie de denuncias contra elementos de la brigada MORIS, que seguía existiendo como unidad de élite del Ejército, y de la Policía Militar por abuso de autoridad y violaciones de derechos constitucionales. El incidente que precipitó la remoción de Jansa fue el arresto con malos tratos de un antiguo agente del Ministerio del Interior a manos de unos enmascarados que resultaron ser soldados.

El escándalo no surgió de la nada, ya que Jansa ya venía siendo acusado por el entorno del presidente Kucan de politizar el Ministerio de Defensa, de seleccionar para el escalafón castrense a oficiales con criterios de lealtad personal más que de aptitud, de transgredir la separación precisa de las esferas civil y militar, y hasta de estar implicado en oscuras tramas de contrabando de armas. El defenestrado reaccionó sacando al SDS de la coalición, movilizando a sus partidarios en la calle, defendiendo la correcta actuación de los hombres a sus órdenes (al parecer, el civil interceptado por los militares encapuchados intentaba sonsacar secretos militares, extremo que, irónicamente, recordaba el caso del suboficial Ivan Borstner cuando la Primavera Eslovena de 1988) y acusando de revanchismo a Kucan y otros dignatarios del "establishment" ex comunista. Drnovsek y la LDS fueron metidos en el mismo saco, y en lo sucesivo serían considerados unos antagonistas ideológicos con los que era imposible asociarse. Jansa acuñó el término fuertemente peyorativo de Udbomafia para referirse a los antiguos funcionarios comunistas que seguían ostentando posiciones de poder sin haber cambiado de mentalidad ni de métodos.

Para Jansa, la mejor defensa era un buen ataque, y aunque su estilo agresivo y tremendista le aparejaba simpatías en todo el arco de la derecha y el nacionalismo, el sosegado público esloveno sacó en claro que los partidos del Gobierno se entregaban con fruición a peleas pueriles por parcelas de poder y que los ministerios de Defensa e Interior se espiaban mutuamente. Reelegido al frente del SDS en el IV Congreso del partido en mayo de 1995 (ocasión que aprovechó para dejarse absorber el grupúsculo nacionaldemócrata que subsistía desde la implosión de la SDZ en 1991), Jansa afrontó con confianza las elecciones legislativas del 10 de noviembre de 1996. El paso a la oposición le resultó muy rentable al SDS, ya que rebotó hasta el tercer puesto, tras la LDS y el SLS, con el 16,1% de los votos y 16 escaños, sin faltar el de Jansa. Se hizo notar la capacidad del SDS para succionar voto a los SKD, la fuerza más cercana ideológicamente, y al Partido Nacional Esloveno (SNS) de Zmago Jelincic, lista de la derecha patriótica radical que había sido la sensación en los comicios de 1992 pero que ahora se desinfló.

En 1997 Jansa se sumó al consenso básico de los partidos parlamentarios sobre una reforma de la Constitución para ir asimilando el acervo comunitario en el período de preadhesión a la UE, y batalló infructuosamente para que la Asamblea aprobara una ley que impidiera a los antiguos prebostes comunistas ocupar cargos de responsabilidad públicos (de haber prosperado tal norma, ni Kucan ni Drnovsek habrían podido continuar en sus puestos). Por otro lado, en noviembre de aquel año el aspirante del partido, Jozef Bernik, se estrelló frente al muy popular Kucan en las elecciones presidenciales. Entre 1997 y 1998 Jansa encabezó también la delegación eslovena en la Asamblea Parlamentaria de la OTAN.

Jansa no perdonaba a Drnovsek por haber instigado su despido por la Asamblea en 1994. Así, a comienzos de 1998 no cejó hasta que el primer ministro se sometió a un voto de confianza parlamentaria; la moción tuvo lugar en mayo y Drnovsek salió airoso. En noviembre hubo elecciones municipales y el SDS se alzó como el segundo partido del país con el 17% de los votos. En diciembre, con porfía redoblada, Jansa instigó una moción de censura contra Drnovsek postulándose a sí mismo como primer ministro alternativo, pero el dirigente de la LDS volvió a superar la prueba.

La sed de poder del líder socialdemócrata fue parcial y temporalmente mitigada como resultado de la crisis gubernamental de abril de 2000, cuando la espantada del SLS dejó al Gobierno en minoría y el equipo de Drnovsek ya no fue capaz de obtener la confianza de la Asamblea. Entonces, articularon una mayoría alternativa el SDS y el SLS+SKD, que era el nombre provisional del nuevo partido conservador surgido de la fusión de las formaciones de Franc Zagozen y Lojze Peterle. Uno de los dirigentes del SLS+SKD, Andrej Bajuk, el cual no iba a tardar en escindirse para formar su propia agrupación, Nueva Eslovenia-Partido Popular Cristiano (NSi), recibió el mandato de formar el Gobierno de la llamada Coalición Eslovenia (KS), que inició su andadura el 3 de mayo.

Jansa volvió a encargarse del Ministerio de Defensa y en el semestre escaso que gobernó no dejó de suscitar polémica por su práctica de colocar a altos oficiales que le eran afines en puestos clave de las Fuerzas Armadas, con las consiguientes imputaciones de sectarismo ideológico. Se destacó también por participar en la elaboración de la nueva Doctrina de Defensa nacional y del Plan de Acción que debía asegurar la inclusión de Eslovenia en la segunda ampliación de la OTAN a los antiguos países del bloque comunista.

El segundo paso de Jansa por el Ejecutivo resultó efímero, ya que las elecciones legislativas del 15 de octubre de 2000 se encargaron de poner las cosas en su sitio. La LDS obtuvo una resonante victoria, aunque no alcanzó la mayoría absoluta, y el SDS descendió ligeramente, al 15,8% de los sufragios y los 14 escaños, si bien conquistó el segundo puesto en la Asamblea gracias al severo retroceso de los popularcristianos. Drnovsek volvió a presidir el Ejecutivo desde el 17 de noviembre en compañía de la ZLSD y el SLS+SKD, dejando al SDS en la estacada. Claro que Jansa tampoco quería saber nada de compartir el poder con la LDS y la izquierda, prefiriendo coordinarse con la NSi de Bajuk en la oposición y mantener abiertos los cauces de diálogo con el SLS+SKD, que a fin de cuentas era un aliado natural.

Jansa se pasó toda la legislatura asegurando a sus huestes que a la siguiente ocasión iría la vencida. En el VII Congreso del SDS, en mayo de 2001, fue reelegido presidente por cuarta vez consecutiva, y el 19 de septiembre de 2003, luego de discriminarse como el único político esloveno de peso que en vísperas de la guerra apoyó sin ambigüedad la invasión estadounidense de Irak, y de pedir el sí en el doble referéndum del 23 de marzo sobre el ingreso en las organizaciones euro-atlánticas, consiguió que el Consejo del SDS aprobara el cambio de nombre de la formación: en lo sucesivo, la sigla tradicional designaría al Partido Democrático Esloveno, abreviadamente, los Demócratas Eslovenos.

Jansa justificó la mudanza por razones prácticas, para librar de malentendidos a las relaciones con los partidos socios del PPE, la UDI y la IDC, que seguían mostrando cierta perplejidad por compartir palestra con un grupo que se llamaba a sí mismo socialdemócrata. Explicó también que el SDS era un partido centrista que enfocaba su interés en la situación de las clases medias, a las que presentó como víctimas frente a la minoría de privilegiados que habían hecho un lucro abusivo durante el período de transición al capitalismo, clase de nuevos ricos que a su vez vinculó a las antiguas élites comunistas.

El razonamiento tenía algo de alambique retórico. A pesar de que el programa del partido no fue modificado, lo que Jansa pretendía era pasar página al apego sentimental al concepto social y deshacerse de algunas alforjas, en particular la defensa prioritaria del Estado del bienestar, que sólo podía costearse con una fuerte presión fiscal, crecientemente impopular. Más liberal que nunca, el SDS quería presentarse a las próximas elecciones generales como la referencia inexcusable del centroderecha esloveno y como la única alternativa sólida a la LDS, que, casi sin interrupción, había vertebrado el Ejecutivo desde 1992.

En la primavera de 2004 el pequeño país centroeuropeo cerraba un ciclo histórico con las entradas sucesivas en la OTAN (29 de marzo) y la UE (1 de mayo), y aunque el mérito principal había que reconocérselo a los liberaldemócratas, Jansa y los suyos estaban en su derecho de reclamar una cuota de agradecimientos. El SDS aseguró que Eslovenia afrontaba una nueva etapa y que había llegado el momento de mandar a su rival del centroizquierda a la oposición.


4. Victoria electoral y conversión en primer ministro

Precedida por el resultado, nada alentador (el 17,7% de los votos, bastante por detrás de la LDS y la NSi), de las primeras elecciones al Parlamento Europeo del 13 de junio, la campaña de las legislativas del 3 de octubre de 2004 se le presentó completamente abierta al SDS. Aunque a título personal Jansa era más popular que el sustituto de Drnovsek (saltado a la Presidencia de la República en diciembre de 2002) en la jefatura del Gobierno, Anton Rop, visto como un gobernante eficiente pero un tanto gris, las encuestas decían que el SDS y la LDS se disputaban codo con codo una mayoría que, forzosamente, dadas las características de los sistema de partidos y electoral, éste de tipo proporcional, tendría que ser simple.

Los últimos sondeos no anduvieron finos, ya que el SDS se adjudicó una victoria rotunda con el 29,1% de los votos y 29 diputados, sepultando las expectativas de la LDS (22,8% y 23) de seguir gobernando apoyándose en la ZLSD de Borut Pahor. Los observadores señalaron que en el electorado terminaron prevaleciendo las ganas de probar un nuevo equipo dirigente y no tanto el deseo de deshacerse de unos liberaldemócratas que, a fin de cuentas, dejaban un legado globalmente positivo. Además, durante la campaña Jansa había rebajado la retórica anticomunista y los tonos nacionalistas característicos de su discurso, que en estos pasados años tampoco dejó de meterse con los inmigrantes. La moderación en las formas le permitió a Jansa mejorar sus posiciones entre los votantes de centro.

Como cabeza de la lista más votada, Jansa se dirigió directamente a la NSi de Bajuk y al SLS (nombre definitivo de los populares tras culminar su fusión con los democristianos) de Janez Podobnik, quien meses atrás había sacado a sus ministros del Gobierno saliente y recortado la mayoría de que gozaba Rop, para negociar la formación de un Gabinete que descansaría en una mayoría parlamentaria de 45 escaños, exactamente la mitad de la Cámara baja de la Asamblea, lo que no era precisamente una garantía de estabilidad. Era necesario sumar un cuarto socio y este sólo podía serlo el pequeño Partido Democrático de los Pensionistas Eslovenos (DeSUS, de centroizquierda) de Anton Rous, que aportaba cuatro diputados y que por tanto iba a seguir desempeñando la función de bisagra tras haber asistido a la LDS en la pasada legislatura.

Siguiendo el procedimiento institucional, el 4 de noviembre el presidente Drnovsek encargó la formación del nuevo Gobierno a Jansa, quien lo tuvo listo para el día 23. El SDS se reservó los ministerios de Exteriores (para Rupel) e Interior (para Dragutin Mate) y en total obtuvo ocho carteras. La NSi recibió cuatro puestos (entre ellos, Finanzas, para Bajuk), el SLS, tres (con Podobnik en Medio Ambiente), y el DeSUS, uno (Defensa, para Karl Erjavec). La Cámara Estatal invistió a Jansa el 9 de noviembre con 57 votos a favor, ocho más de los sumados por el cuatripartito, y el 3 de diciembre hizo lo propio con el Gabinete.

En sus primeras alocuciones como primer ministro, Jansa se refirió a la necesidad de vigorizar el crecimiento económico y la inversión foránea, lo que tendría que pasar por una bajada general del impuesto sobre la renta y por una reforma del mercado laboral para flexibilizar las contrataciones y abaratar el despido. El PIB había avanzado un 2,2% en 2003, algo menos que en los años precedentes, y la previsión para 2004 mejoraba ese ritmo en un punto como mínimo.En líneas generales, el país, paradigma de la estabilidad, progresaba: de la hornada de nuevos miembros de la UE, Eslovenia era el que más se aproximaba a la media de los 25 en cuanto a la renta por habitante, terreno en el que ya había rebasado a Portugal y Grecia.

El nuevo gobernante subrayó también la necesidad de acelerar las privatizaciones y de perseverar con las disciplinas antiinflacionaria y presupuestaria, para tener el déficit público contenido por debajo del 3% del PIB y así poder entrar en la eurozona en la fecha prevista de 2007, aunque en medios económicos generó inquietud su intención de elevar las pensiones (la reclamación básica del DeSUS) hasta equipararlas con los salarios medios. La medida, como la promesa de la menor fiscalidad, no casaba muy bien con el compromiso de ahorro y austeridad. En política exterior, el primer ministro debutante prometió fortalecer los lazos con Estados Unidos y mejorar las relaciones con Croacia, que se encontraban en la picota a causa de una serie de litigios, arrastrados desde la disolución de la antigua Yugoslavia, sobre la demarcación fronteriza de la bahía de Piran, en el extremo noroccidental de la península de Istria y en la parte sur del golfo de Trieste, y sobre la explotación de los recursos pesqueros en aguas del Adriático.


5. El primer Gobierno Jansa (2004-2008): realizaciones nacionales y polémicas personales

Los cuatro años del primer Gobierno de Jansa tuvieron un desarrollo hasta cierto punto paradójico, pues una serie de incontestables logros de gestión se vieron ensombrecidos por otro reguero de polémicas muy personalizadas en el primer ministro. En el terreno económico, se hizo notar la positiva evolución del crecimiento, que se acercó al 5% de media; del empleo (la tasa de paro trepó del 6,4% en 2004 al 10,1% en 2005, pero a finales de 2008 ya había retrocedido a los niveles de partida); del déficit de las cuentas públicas, inferior al 2% del PIB y de hecho reducido a cero en 2007; y de la deuda pública, achicada al 22% del PIB. La inflación anual, en cambio, subió, del 2,5% en 2005 al 5,5% en 2008, fundamentalmente por culpa del encarecimiento del petróleo. El PIB por habitante pegó un considerable salto en el cuatrienio, reduciendo la distancia, todavía grande, que le faltaba para alcanzar el promedio de la UE.

La estabilidad financiera y monetaria permitió culminar la transición a la divisa única europea en la fecha prevista del 1 de enero de 2007. Con la desaparición del tólar, Eslovenia se convirtió en el primer Estado miembro de la ronda de ampliación de 2004 que ingresó en la Eurozona. 2007 terminó siendo un año fasto para la determinación de Ljubljana de formar parte del grupo de países europeos más integrado con la adopción del Acuerdo de Schengen; así, desde el 21 de diciembre, los eslovenos ya pudieron circular libremente por todos los espacios terrestres, marítimos y aéreos de la UE.

El euro y Schengen pusieron un preámbulo inmejorable para la conducción por Jansa de la presidencia de turno del Consejo Europeo en el primer semestre de 2008. La Presidencia eslovena se trazó cinco prioridades para estos seis meses: avanzar en la ratificación del Tratado de Reforma, desarrollar el capítulo de la Energía y el Clima; la implementación de la Estrategia de Lisboa para el desarrollo económico de la Unión; las relaciones con los Balcanes; y el Diálogo Intercultural. En este período, bastante apacible en comparación con las tormentas de todo tipo registradas en los años precedentes (y con las que iban a desatarse años después), Ljubljana inauguró la capitalidad del Año Europeo del Diálogo Intercultural, mientras que el Consejo Europeo, entre otras resoluciones en diversos terrenos, dio luz verde al proyecto francés de crear una Unión para el Mediterráneo como prolongación del Proceso de Barcelona. En este punto concreto, Eslovenia, al igual que Alemania y la Comisión Europea, expresó claramente su oposición al proyecto original del presidente Nicolas Sarkozy, que era crear una organización, la Unión Mediterránea, sólo abierta a los países ribereños de Europa, el norte de África y Oriente Próximo.

Por otro lado, en abril de 2008 vino la firma del Acuerdo de Estabilización y Asociación con Serbia, paso propiciado con ahínco por el Gobierno Jansa a modo de reparación a Belgrado por la postura mayoritaria en el seno de la UE abierta a reconocer la independencia de Kosovo, declarada en febrero con la aquiescencia de Washington y Bruselas, pero siempre que el territorio ya soberano continuara bajo vigilancia internacional, supervisión que la nueva misión EULEX Kosovo, para el refuerzo del imperio de la ley, vino a subrayar. El 5 de marzo Eslovenia, para disgusto de las autoridades serbias, fue la primera ex república yugoslava en reconocer la independencia de la anterior provincia serbia (Croacia le siguió días después).

Entretanto, siguió su curso la ratificación, país por país, del Tratado de Lisboa, firmado por los 27 en diciembre de 2007. El proceso experimentó el sobresalto -aunque subsanado meses más tarde- del primer referéndum irlandés, el 12 de junio, que tuvo un resultado negativo. El 1 de febrero de 2005 el Parlamento esloveno había sido el tercero de la UE, tras el lituano y el húngaro, en ratificar el nonato Tratado de la Constitución Europea. Ahora, transcurridos tres años, el 29 de enero de 2008, el Legislativo de Ljubljana figuró también entre los primeros en ratificar el sucesor del fracasado instrumento constitucional, el Tratado de Reforma o de Lisboa.

En las relaciones con el exterior, Jansa mantuvo un único frente de desencuentro: Croacia. Las espadas por el contencioso fronterizo con Zagreb continuaban en alto porque el Parlamento del país vecino, a diferencia del esloveno, se negaba a ratificar el acuerdo suscrito en 2001 por el primer ministro Drnovsek y su homólogo de entonces, Ivica Racan, que definía las demarcaciones de la frontera por tierra y mar. El Acuerdo Drnovsek-Racan satisfacía la reclamación eslovena de un corredor marítimo en la bahía de Piran, pese a no tener estas aguas de nueva soberanía una conexión costera, hasta aguas internacionales en el mar abierto, pero en Croacia el planteamiento político predominante era que la disputa fuera zanjada por el Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya.

El malestar de la parte eslovena era mayor desde 2003, cuando el Parlamento croata aprobó establecer en una vasta extensión del Adriático una denominada Zona de Protección Ecológica y Pesquera (ZERP) de uso exclusivo por Croacia, pero de la que los pescadores eslovenos extraían el 40% de sus capturas. La respuesta de los legisladores de Ljubljana llegó en octubre de 2005 declarando a su vez zona de protección ecológica todo el cinturón costero esloveno y el lecho marino de la plataforma continental. Zagreb reaccionó airadamente, hablando de violación de su soberanía territorial.

Jansa fue presionado desde la oposición por el SNS de Jelincic y desde el propio Gobierno por el SLS del ministro del Medio Ambiente, Podobnik, para que se mantuviera firme frente a Croacia y, si fuera necesario, no dudara en bloquear las negociaciones para su ingreso en la UE. El primer ministro rehusó llegar a tanto por el momento y en agosto de 2007 estableció en Bled un principio de acuerdo con el primer ministro croata, Ivo Sanader, para la resolución de diversas disputas bilaterales, entre ellas la delimitación de la frontera marítima. En particular, se habló de trasladar la cuestión al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Sin embargo, Jansa no encontró apenas respaldo político doméstico para esta vía y el problema continuó sin ser resuelto.

Tras el fiasco del Acuerdo de Bled, Jansa y Rupel empezaron a poner trabas a la apertura de nuevos capítulos en el proceso negociador entre Bruselas y Croacia, aunque a principios de 2008 ofrecieron levantar toda obstrucción a cambio de la renuncia a implementar la ZERP; Zagreb tomó al vuelo el ofrecimiento y el 10 de marzo anunció que no activaría esta zona marítima de protección ecológica y pesquera.

En la política estrictamente interna, Jansa dio un importante paso en falso en 2005 cuando su proyecto de implantar en Eslovenia el tipo único del impuesto sobre la renta, el controvertido flat tax, piedra angular de la prometida rebaja fiscal, topó con una enérgica contestación social, expresada en nutridas manifestaciones populares. En septiembre de 2006 el Gobierno desistió de aplicar el flat tax con el argumento de que los nuevos cálculos económicos revelaban que este impuesto tan favorecedor para las rentas altas no iba a beneficiar tanto al crecimiento como se había creído en un principio.

Una tónica constante, desde el primer día de gobierno, fueron las malas relaciones con el popular presidente de la República, Drnovsek, quien llegó a tachar a Jansa de "príncipe de las tinieblas" y de gobernante "totalitario". Las elecciones presidenciales del 21 de octubre de 2007, a las que no se presentaba Drnovsek, enfermo de un cáncer terminal, plantearon a Jansa la oportunidad de colocar en la jefatura del Estado, un puesto subordinado a la Asamblea y el Gobierno pero no irrelevante al incorporar un rol en las relaciones exteriores, a un hombre de su color político o cercano. La candidatura del oficialismo recayó en el veterano ex primer ministro democristiano Lojze Peterle, quien tras su salida del SLS se había apuntado a la NSi de Bajuk. Sin embargo, en la segunda vuelta del 11 de noviembre quien se impuso fue el aspirante independiente respaldado por los Social Demócratas (SD, ex ZLSD), el jurista y diplomático Danilo Türk.

La contundente derrota de Peterle fue interpretada por todo el mundo como un duro revés político para Jansa, máxime porque uno de los partidos que había apostado por Türk era el pequeño DeSUS, su socio del Gobierno. La incertidumbre política, precisamente cuando Ljubljana se preparaba para asumir el semestre europeo, fue lo suficientemente intensa como para obligar a Jansa a solicitar la confianza de la Asamblea, en una moción que tuvo lugar el 19 de noviembre y que el gobernante ganó por 51 votos contra 33. El primer ministro vinculó la moción de confianza, cuyo desenlace zanjó la posibilidad, suscitada por él mismo, de una renuncia del Gabinete, no al resultado de la elección presidencial, sino al endurecimiento de la oposición practicada por los SD de Borut Pahor, quienes, según él, estaban pintando a su Gobierno y al conjunto del país "como si esto fuera Bielarús" o algún otro régimen autoritario.

Nada más ganar esta votación, Jansa se puso a hablar de intensificar la lucha contra la criminalidad financiera y las concentraciones ilegales de capital en manos de magnates particulares. Dicho y hecho, policías y fiscales emprendieron una campaña de investigaciones contra algunas de las más grandes compañías privadas del país. La oposición de centro-izquierda, después de acusar al Ejecutivo de interferir en la libertad de prensa y de ser intolerante con las críticas de sus adversarios en democracia, valoró la súbita campaña anticorrupción como un mero golpe de efecto de cara a las elecciones generales del 21 de septiembre de 2008. Sin embargo, el siguiente escándalo de corrupción le estalló a Jansa directamente en las manos.

La polvareda la levantó el 2 de septiembre, faltando 19 días para los comicios, un reportaje emitido por la radiotelevisión finlandesa YLE, donde se aseguraba que en 2006 Jansa, altos cargos del Ministerio de Defensa y varios representantes políticos habían percibido 21 millones de euros en sobornos de un contratista de armamento del país nórdico, Patria, con la intermediación de ciertos hombres de negocios. Un tribunal finés ya estaba investigando la ramificación eslovena de este presunto caso de cobro de comisiones ilegales por la adquisición de 135 vehículos blindados para el Ejército de la nación alpina. El contrato de compra presentaba una factura de 278 millones de euros.

La Oficina del Primer Ministro salió inmediatamente al paso de las imputaciones, que tachó de "falsas y absurdas", y conminó a la YLE a probar lo denunciado o a retractarse. Medios de prensa afines al Gobierno y el SDS vincularon la difusión de la noticia a una conspiración urdida por periodistas y políticos de la izquierda para hacer daño electoral. De viva voz, Jansa en persona salió a defender su honorabilidad y a arremeter contra los profesionales que en 2007 habían firmado una Petición contra las Presiones Políticas a los Periodistas Eslovenos, manifiesto que no dudó en ligar a lo propalado ahora por el medio finlandés. El 11 de septiembre la Radio Televisión (RTV) pública eslovena replicó con otro reportaje que buscaba desmontar la implicación de Jansa en el atribuido caso de corrupción.

Los ecos del escándalo quedaron amortiguados y Jansa quedó exento por el momento de líos con la justicia, pero el caso Patria pesó inevitablemente en el proceso electoral. El 21 de septiembre, contrariando los últimos sondeos que apuntaban al mantenimiento por el SDS de una ajustada mayoría, el partido del primer ministro se vio superando por los SD, convertidos en la primera fuerza del país con el 30,4% de los votos y 29 escaños. En realidad, cabía hablar de empate técnico, pues los demócratas pisaban los talones a los de Pahor con el 29,3% de los votos y 28 escaños; de hecho, el SDS había sacado algunos miles de votos más que en 2004, luego no podía hablarse de castigo en las urnas a la formación conservadora.

Lo que había era una fuerte subida de los socialdemócratas debido al hundimiento del LDS, ahora liderado por Katarina Kresal. Indudablemente, buena parte del electorado centroizquierdista y progresista de la antigua formación gobernante, huérfana del liderazgo carismático del difunto Drnovsek, se había decantado por los ex comunistas. En tanto que cabeza del partido más votado, correspondió a Pahor la tarea de formar el nuevo gobierno, tarea que completó en un mes largo tomando como socios de coalición al LDS, el DeSUS y la nueva agrupación social liberal Zares, escindida del primero. El 21 de noviembre de 2008 caducó el mandato gubernamental de Jansa con la asunción del Gobierno Pahor.


6. Proceso por presunta corrupción, caída del Gabinete Pahor y retorno al Ejecutivo en 2012
En 2009 Jansa, nuevamente líder de la oposición, criticó en duros términos el acuerdo alcanzado en Estocolmo por Pahor y su colega de Croacia,
Jadranka Kosor, para someter el conflicto fronterizo de la bahía de Piran a un panel de arbitraje internacional cuyo dictamen sería vinculante para las partes. El compromiso bilateral permitió el levantamiento por Eslovenia del bloqueo que desde diciembre anterior venía aplicando a la apertura de 14 nuevos capítulos de las negociaciones de adhesión de Croacia a la UE. El SDS, junto con el SLS y el SNS, instó a votar no en el referéndum nacional sobre la cuestión convocado por la Asamblea para el 6 de junio de 2010. Pero la consulta, con un 51,5% de síes, fue ganada por el Gobierno del centro-izquierda.

El bofetón en las urnas, comparable –aunque en esta ocasión las posiciones del eje oficialismo-oposición estaban invertidas- al resultado adverso de las presidenciales de 2007, suscitó serias dudas sobre las opciones del SDS, que había ganado con autoridad las europeas de junio de 2009, de cara a las elecciones generales que tocaban en 2012. Dos meses después, en agosto de 2010, Jansa encajó otra mala noticia, esta con serias repercusiones políticas y personales: la apertura por la fiscalía del Tribunal del Distrito de Ljubljana de una acusación formal en su contra por aceptar en 2006 del fabricante de armas finlandés un millonario soborno a cambio de la adjudicación del suministro de 135 vehículos blindados para el Ejército esloveno. De esta manera, el escándalo Patria volvió a la más rabiosa actualidad.

La fiscal, Branka Zobec Hrastar, incriminó también a otras cuatro personas: los empresarios Walter Wolf e Ivan Crnkovic, ambos sospechosos de ofrecer el soborno, más un anterior colaborador de Jansa, Joze Zagozen, y el oficial del Ejército Tone Krkovic, a su vez sospechosos de embolsar el cohecho para su jefe. Como era de esperar, el político opositor negó con vehemencia la acusación y se reservó el derecho a defender su honor en los tribunales. Aunque Jansa tenía este frente judicial abierto, los vientos políticos volvieron a soplar a su favor en mayo de 2011, cuando el DeSUS, a causa de una disputa con los SD por la reforma del sistema de pensiones, abandonó el Ejecutivo y dejó a Pahor en minoría parlamentaria. Un mes más tarde, en junio, la situación se complicó aún más para el primer ministro con la marcha también del partido Zares, a rebufo del resultado negativo del referéndum múltiple que, entre otras cuestiones, preguntó a los ciudadanos por el proyecto de ley de prolongar la vida laboral de los trabajadores de los 63 a los 65 años.

Consciente de que al SDS se le abría una gran oportunidad para recobrar el poder, Jansa pasó al contraataque. Por un lado, empezó a concebir una moción de censura para tumbar un Gobierno en la cuerda floja y provocar el adelanto electoral a este mismo año. Por otro lado, intentó desactivar el cargo por corrupción que pesaba sobre él presentando contra su acusadora, Hrastar, una denuncia por abuso de poder, pues según él la fiscal había "fabricado" las evidencias que le servían de base para su imputación.

En julio de 2011 Jansa sufrió un doble contratiempo en esta batalla judicial. Primero, su nombre fue señalado por el fiscal vienés que investigaba una rama austríaca del caso Patria como el principal destinatario de los presuntos sobornos empresariales. Días después, la Fiscalía General del Estado esloveno desestimó la denuncia penal interpuesta contra Hrastar (quien acababa de renunciar al caso, transferido a un colega de la fiscalía). Jansa acudió entonces al propio Tribunal del Distrito de Ljubljana, que tampoco vio fundamento para emprender acciones legales contra Hrastar. El fallo denegatorio iba a ser confirmado en octubre por el Tribunal Supremo.

El 5 de septiembre, finalmente, arrancó en el Tribunal del Distrito de Ljubljana el juicio penal contra Jansa y los otros cuatro procesados. El cargo concreto contra el ex primer ministro era "complicidad en la entrega o aceptación de soborno o de promesas de soborno a cambio de mediación". Sus tribulaciones judiciales, sin embargo, no le impedían a Jansa ejercitar plenamente sus derechos políticos. Al final, el SDS no tuvo que promover la moción de censura porque fue Pahor quien aceptó someterse a la confianza de la Asamblea. La moción se votó el 20 de septiembre y, tal como se esperaba, el primer ministro la perdió. El 21 de octubre el presidente Türk disolvió la Asamblea y convocó elecciones para el 4 de diciembre.

Los comicios anticipados depararon una desagradable sorpresa a Jansa. El SDS, contra todo pronóstico, retrocedió al 26,2% de los votos y los 26 escaños, y vio birlada la primera posición por un partido de corte social liberal que no tenía ni dos meses de vida, la Lista de Zoran Jankovic-Eslovenia Positiva (LZJ-PS), receptora del 28,5% de los votos y 28 diputados. Zoran Jankovic era un pujante empresario, dueño de una próspera cadena de supermercados, y político independiente que desde 2006 había adquirido popularidad como alcalde de Ljubljana. En una humillante tercera posición quedó el partido principal del Gobierno saliente, el socialdemócrata, con el 10,5% de los sufragios y una decena de escaños.

El 5 de enero de 2012 el presidente Türk designó primer ministro a Jankovic, quien partía con un principio de acuerdo con los SD, el DeSUS y otro partido de nuevo cuño, la Lista Cívica de Gregor Virant (DLGV, liberal), pero el 11 de enero la Asamblea, inesperadamente, rechazó la nominación. Türk se resistió a dar el siguiente paso lógico, que era trasladar la encomienda gubernamental a Jansa, aduciendo que el político derechista carecía de "plena legitimidad" para dirigir el país al tener abierto un proceso judicial.

Sin embargo, el 25 de enero una coalición formada por el SDS, la DLGV de Gregor Virant, el SLS de Radovan Zerjav, la NSi de Ljudmila Novak y el DeSUS de Karl Erjavec, que en conjunto sumaban 50 escaños, cuatro por encima de la mayoría absoluta, puso sobre la mesa la candidatura del líder de la primera de las formaciones. Entonces, Türk ya no tuvo más remedio que nombrar primer ministro a Jansa. El 28 de enero de 2012 este recibió el visto bueno de la Asamblea por 51 votos contra 39 y el 10 de febrero tomó posesión junto con los restantes miembros del Gabinete, pentapartito. De los 12 puestos ministeriales, el SDS se conformó con cuatro, los de Interior, Educación, Asuntos Sociales e Infraestructuras. Los líderes partidarios Zervaj, Novak y Erjavec recibieron sendos puestos de viceprimer ministro en adición a sus carteras, respectivamente Economía, Eslovenos en la Diáspora y Asuntos Exteriores. El quinto cabeza de facción, Virant, fue investido presidente de la Asamblea.


7. Un segundo Gobierno truncado y una condena judicial anulada

El segundo ejercicio de Jansa como primer ministro de Eslovenia fracasó prematuramente. Para empezar, al iniciarse 2012 la coyuntura económica y financiera era muy delicada porque Eslovenia, ya golpeada con un retroceso del PIB del -7,5% cuando el embate de la crisis global en 2009, veía cómo se esfumaba un bienio de débil crecimiento positivo y recaía en la recesión, que este año iba a alcanzar el 2,6%. La severa contracción era el resultado del estancamiento de las exportaciones, el hundimiento del consumo interno y el paquete de recortes por valor de 800 millones de euros y otras medidas de austeridad que el Gobierno se vio obligado a adoptar para cumplir los objetivos de consolidación fiscal urgidos desde la UE, que desde 2009 tenía abierto a Ljubljana un procedimiento por déficit excesivo.

La hacienda eslovena pasaba por grandes apuros al tener que pagar desorbitados intereses de la deuda emitida para poder financiarse y tras la gravosa inyección de liquidez, de 380 millones de euros, en Nova Ljubljanska Banka, la mayor entidad financiera del país y, como el resto de bancos principales, agujereada por los créditos fallidos y los activos tóxicos. A lo largo de 2012 cundió el temor a que Eslovenia pudiera convertirse, tras Grecia, Irlanda, Portugal, España y Chipre, en el sexto país de la Eurozona obligado a solicitar un rescate financiero, escenario humillante que Jansa no se cansó de negar.

A Ljubljana, Bruselas le pedía, además de medidas fiscales contra el déficit, que en 2012 registró la tasa del 4% frente al 6,6% de 2011, una serie de reformas estructurales en el sistema financiero, el sistema de pensiones, el mercado laboral y la seguridad social, pero parte de la oposición parlamentaria insistía en someter estos cambios a referéndum. A partir de noviembre de 2012 el Gobierno hizo frente a una fuerte agitación en las calles, con manifestaciones y disturbios que alcanzaron una intensidad no vista en el pequeño país adriático desde la separación violenta de Yugoslavia en 1992. Los eslovenos protestaban por los recortes del Gobierno, el deterioro de la calidad de vida y el aumento de las desigualdades sociales, pero también contra la venalidad y las trapacerías de la clase política.

Además del formidable desaguisado económico, que malograba los grandes progresos realizados por la nación de la antigua Europa del Este con los niveles de riqueza por habitante más avanzados en la UE de 27 miembros, al despuntar 2013 en Eslovenia se estaba gestando también una profunda crisis política cuyos prolegómenos eran los líos judiciales de Jansa por su presunta corrupción. El detonante de la trifulca lo pusieron las alegaciones de la Comisión para la Prevención de la Corrupción (KPK), organismo que el 8 de enero publicó los resultados de una investigación, emprendida tras los comicios de 2011, a los líderes de las siete principales fuerzas parlamentarias en relación con sus declaraciones de ingresos y patrimonio. En su informe de conclusiones, la KPK señalaba a dos de los dirigentes escrutados, Jansa por el SDS y Jankovic por el PS, como responsables de violar de manera reiterada la ley de transparencia al haber ocultado al público una serie de haberes particulares. En su caso, Jansa no había podido justificar el origen de 210.000 euros que aparecían en sus cuentas.

La reacción, fulminante, del opositor Jankovic fue renunciar a la presidencia del PS, en la que fue sucedido por Alenka Bratusek, a fin de preparar su defensa legal y demostrar su inocencia frente al informe de la KPK. Pero al primer ministro, en cambio, no se le pasaba por la cabeza dimitir. La actitud porfiada de Jansa, aferrado al argumento de la "irracionalidad" que supondría dar por amortizado el Gobierno en mitad de la emergencia económica, terminó por dinamitar la coalición gobernante.

De inmediato, Gregor Virant lanzó un ultimátum: si el primer ministro no cedía el timón a otro miembro del SDS o como mínimo no se sometía a una moción de confianza, su partido, la DL (nuevo nombre abreviado de la DLGV), se retiraría del Ejecutivo. El 23 de enero, toda vez que Jansa había ignorado el aviso, Virant materializó su amenaza con la marcha de sus dos ministros, Janez Sustersic en Finanzas y Senko Plicanic en Justicia, y su propia dimisión como presidente de la Asamblea. El paso a la oposición de Virant y los otros siete diputados de su grupo dejó al Gobierno en minoría, vulnerabilidad parlamentaria que se agravó dramáticamente entre el 22 y el 25 de febrero al dar portazos también el DeSUS de Erjavec y el SLS de Zervaj; a este último, Jansa le acusó de haber sido "el peor ministro de Economía en la historia de Eslovenia"..

El Gobierno de Jansa, reducido al SDS y al NSi de Novak, no podía sostenerse y sólo le restaba recibir la puntilla institucional, una moción de censura que fue cocinada a toda prisa por Bratusek, Erjavec, Virant e Igor Luksic; este último era el nuevo jefe de los SD en sustitución de Pahor, elegido en diciembre de 2012 presidente de la República frente al titular aspirante a la reelección (Türk), y el candidato del SDS, el ex ministro de Educación Milan Zver, quien quedó tercero. Se trataban de los mismos cuatro partidos que tras las elecciones de 2011 habían intentado constituir un Gobierno de centro-izquierda y que ahora volvían a colaborar a raíz del informe de la KPK. Se decidió que la moción de censura, de carácter constructivo, incluyera el nombre de Bratusek como candidata a formar el Gabinete sustituto. Los cabezas de facción estaban de acuerdo en que era necesario evitar un adelanto electoral en estos momentos de incertidumbre aguda sobre las opciones financieras que tenía Eslovenia.

El 27 de febrero, sin sorpresas, los promotores de la moción forzaron la caída del Gobierno Jansa con 55 votos a favor y 33 en contra. Simultáneamente, Bratusek fue designada por la Asamblea para encabezar el nuevo Gobierno de coalición, que descansaría en una mayoría parlamentaria de 49 diputados.

Una vez descabalgado del Gobierno y mandado de vuelta a la oposición, Jansa quedó expuesto a las diligencias del juicio por presunta corrupción que tenía abierto desde 2011 en base a unas acusaciones que para él eran "totalmente inventadas". Ya en febrero de 2012 la que fuera fiscal del caso Patria, Branka Zobec Hrastar, había demandado por falsedad y difamación al primer ministro y a su abogado, Franci Matoz, en relación con la denuncia criminal por abuso de poder que estos le habían interpuesto a ella y que acabó siendo desestimada por los tribunales.

El 5 de junio de 2013 el Tribunal del Distrito de Ljubljana sentenció que el ex primer ministro y los coacusados Tone Krkovic e Ivan Crnkovic eran culpables de solicitar un soborno de alrededor de 2 millone