Jacek Majchrowski

Polonia es la nación aledaña de Ucrania, víctima de la invasión rusa de febrero de 2022, que más refugiados está recibiendo y dentro de ella Cracovia se ha destacado como una de las ciudades que con más intensidad se ha volcado en la acogida de las riadas de civiles que huyen de la guerra.

Su veterano alcalde, Jacek Majchrowski, partiendo de la experiencia del programa municipal Cracovia Abierta, concebido para la integración de los inmigrantes, viene movilizando los recursos del Ayuntamiento y llama a la solidaridad de los vecinos, los cuales están respondiendo a este desafío humanitario con una generosidad acorde a su formidable magnitud. En poco más de un mes, la segunda ciudad de Polonia ha visto crecer su población un 20% por la llegada de más de 150.000 ucranianos desplazados, a los que Majchrowski llama "nuestros invitados". Estos desterrados forzosos, en su mayoría mujeres, ancianos y niños, encuentran aquí una eficiente infraestructura de recepción, asistencia y alojamiento, montada a toda prisa pero bien organizada y atendida por un ejército de voluntarios. La misma les permite no solo sobrellevar con condiciones dignas el abandono en tan dramáticas circunstancias de sus hogares y su país, sino también empezar a integrarse en la vida escolar, laboral y social de Cracovia, mientras dure su expatriación involuntaria.

La gran urbe del sur de Polonia, cruzada por el Vístula y capital del voivodato de Malopolska, se sitúa en la región histórica de Galitzia, cuya parte oriental está en Ucrania, sobrepuesta a los oblasts de Lviv (Leópolis), Ternopil e Ivano-Frankivsk. Hasta la Segunda Guerra Mundial, estos territorios ucranianos, junto con la región de Volinia al Norte, formaron parte de la República Polaca, lo que explica la afinidad cultural y la conexión afectiva entre las poblaciones eslavas de los dos lados de la frontera. El eje Przemyśl-Rzeszów-Tarnów-Cracovia es en estos momentos un vasto corredor humanitario donde cientos de miles de ucranianos son atendidos y hospedados en edificios públicos y privados, incluidas viviendas particulares. Un esfuerzo sin precedentes desde instituciones como la dirigida por el alcalde Majchrowski, vocero de la sociedad multicultural, y un sentimiento de fraternidad por parte de los polacos que, no obstante el gigantesco aflujo de personas, han hecho innecesario levantar campos de refugiados.

Esta respuesta contrasta con el blindaje fronterizo aplicado por el Gobierno de Varsovia cuando la crisis migratoria, protagonizada por ciudadanos extraeuropeos y provocada artificialmente por Bielarús (con intenciones de "guerra híbrida", según los países de la UE afectados), en la segunda mitad de 2021.


(Texto actualizado hasta 12/4/2022)

De 75 años, Jacek Majchrowski es un doctor en Derecho y profesor de Ciencias Jurídicas que durante muchos años impartió clases en la Universidad Jaguelónica de Cracovia, de cuya Facultad de Derecho y Administración fue decano en los años de la transición desde el régimen comunista al sistema democrático. Es asimismo un reputado historiador y experto en el período de la II República Polaca (1918-1945), sobre el que ha escrito varios libros. Militó en el partido único comunista, el Obrero Unificado Polaco (PZPR), hasta su baja en 1981, decepcionado por la declaración de la ley marcial por el general Jaruzelski. Aspirante sin éxito a un escaño del Sejm en las elecciones semilibres de 1989, una década después se integró en la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD), confluencia socialdemócrata de los sucesores transformados del extinto PZPR, y entre 1996 y 1997 presidió el voivodato de Cracovia, división provincial existente hasta que en 1998 fue incorporada al nuevo y más extenso voivodato de Malopolska (Pequeña Polonia).

Fue en las elecciones municipales de 2002 cuando Majchrowski ganó su primer mandato de alcalde de Cracovia, al que encadenó sucesivamente un segundo en 2006, un tercero en 2010, un cuarto en 2014 y un quinto en 2018. A lo largo de su dilatada trayectoria, Majchrowski, que en estas dos décadas se ha mantenido como edil independiente, con su militancia en la SLD suspendida, ejecutó un ambicioso programa de renovación urbana, modernización de infraestructuras de transporte y comunicaciones, construcción de equipamientos públicos y ampliación de servicios municipales, destacándose las intervenciones en las áreas deportiva y cultural. Las ampliaciones del aeropuerto internacional Juan Pablo II Cracovia-Balice y la puesta en servicio en 2008 de la primera línea del Tranvía Rápido de Cracovia (KST) contribuyeron a dinamizar el turismo local. El tercer mandato fue particularmente fructífero por la inauguración de tres instalaciones emblemáticas: el Centro de Congresos ICE Kraków, el Museo de Arte Contemporáneo de Cracovia—MOCAK y el pabellón deportivo más grande del país, el Tauron Arena Kraków.

En 2015, siendo además vicepresidente de la Asociación de Ciudades Polacas, Majchrowski fue elegido copresidente anual del Consejo de Municipios y Regiones de Europa (CMRE), adjunto al español Íñigo de la Serna, alcalde de Santander, y figuró entre los promotores de la candidatura reeleccionista de Bronislaw Komorowski, del partido centrista Plataforma Cívica (PO), como presidente de la República, en una votación que fue sin embargo ganada por el opositor Andrzej Duda, del partido derechista Ley y Justicia (PiS). Por otro lado, en 2013 Francia honró al alcalde polaco concediéndole la Cruz de Caballero de la Legión de Honor.

Promotor de una "ciudad abierta"
En las elecciones municipales de octubre de 2018 Majchrowski se presentó por quinta vez consecutiva al cargo de alcalde de su ciudad. Respaldado por una coalición de fuerzas del centro y la izquierda entre las que figuraba la asociación política afín Cracovia Amigable (PK), la PO, la SLD y el Partido Popular Polaco (PSL), el titular se impuso en la segunda vuelta de noviembre a una contrincante 31 años más joven, Malgorzata Wassermann, miembro del partido conservador, el PIS, que dirigía el Gobierno nacional desde 2015. En la elección simultánea del Consejo Municipal (Rada Miasta) de 43 miembros, el Comité Electoral de Votantes Cracovia Cívica (KWW-OK) que apoyaba a Majchrowski se alzó primero con una mayoría absoluta de 23 escaños, seguido por el PiS, primer partido individual, con 16 representantes. Dominik Jaskowiec, de la PO, fue investido presidente de la Rada Miasta. En esta administración, Majchrowski pasó a tener como tenientes de alcalde a Andrzej Kulig, Jerzy Muzyk, Boguslaw Kosmider y Anna Korfel-Jasinska.

Desde su puesta en marcha en 2016, el alcalde Majchrowski estuvo intensamente involucrado en el programa Cracovia Abierta (Otwarty Kraków), iniciativa que, partiendo de la realidad de Cracovia como uno de los municipios polacos con mayor porcentaje de extranjeros con permiso de residencia válido, se proponía favorecer el clima de integración de los habitantes de origen foráneo, poniendo el foco en el combate a las situaciones de discriminación, racismo o xenofobia en los espacios públicos. Cracovia Abierta vio la luz meses después de desencadenarse la gran crisis de los refugiados sirios y de otros países de Oriente Medio y África en ruta hacia la Europa del norte, Alemania en particular, frente a la cual Polonia y sus socios del Grupo de Visegrado respondieron con una política de puertas cerradas, hostil a las cuotas de reasentamiento obligatorias adoptadas por la UE.

Implicando a los distintos departamentos municipales, las ONG y las asociaciones vecinales, y marcando el contraste con la fuertemente restrictiva estrategia sobre inmigración del Gobierno nacional del PiS, el Ayuntamiento cracoviano diseñó elementos como un Pack de bienvenida y una Guía para extranjeros residentes en la ciudad, el Punto de Información para Extranjeros, el Punto de Atención al Emprendedor Extranjero y la línea de ayudas Pequeñas Subvenciones. También, creó el título de Embajador del Multiculturalismo en Cracovia, el Centro Multicultural de Cracovia y el Observatorio de Multiculturalidad y Migraciones (OWiM).

Majchrowski fue uno de los 11 alcaldes firmantes, en 2017 en Gdansk, de una declaración de la Unión de Metrópolis Polacas (UMP) sobre cooperación intermunicipal en materia de migración. Bajo el lema "integración=seguridad", la UMP estableció entonces un Equipo Permanente para la Migración y la Integración que, con el apoyo del ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones, declaró su voluntad de "desarrollar e implementar planes de acción local en el campo de la integración de los inmigrantes, con el objetivo de construir estándares básicos en las áreas de educación, empleo, seguridad, cultura, bienestar social y salud". Asimismo, Cracovia participó en Comprensión Mutua, Respeto y Aprendizaje (MURAL), proyecto de seis entidades y organismos de otros tantos países europeos, vigente entre 2018 y 2019, que estuvo liderado por el British Council y tuvo financiación del Programa Derechos, Igualdad y Ciudadanía (REC) de la Comisión Europea.

Cracovia como modelo de acogida a los refugiados de guerra ucranianos
La pandemia del coronavirus ya supuso, como en todas partes, un reto muy duro para el gobierno local conducido por Jacek Majchrowski, que debió aprobar partidas extraordinarias de ayuda social y plantear nuevos mecanismos de resiliencia urbana. En 2020 Cracovia tenía registrados 41.000 residentes extranjeros sobre una población de 780.000 personas censadas, que superaban los 1,4 millones si se consideraban los 41 municipios de la aglomeración conocida como el Área Metropolitana de Cracovia.

A la capital del voivodato de Malopolska y segunda ciudad de Polonia comenzaron a llegar las primeras familias ucranianas que huían despavoridas de la guerra tan solo unas horas después de lanzar Rusia la invasión militar a gran escala de su país el 24 de febrero de 2022. En los momentos iniciales, el alcalde Majchrowski orquestó la respuesta institucional a una urgencia humanitaria que, resultaba evidente, no había hecho más que empezar e iba a adquirir unas enormes proporciones en los siguientes días y semanas.

Con la máxima celeridad, el Ayuntamiento instaló centros de recepción, carpas para servir comidas calientes y puntos de reparto de víveres, y se puso a habilitar diversas instalaciones municipales para dar cobijo provisional a los refugiados. Paralelamente, Majchrowski, quien se declaraba sobrecogido por el drama, apeló a los vecinos a proveer todo tipo de material de emergencia, como botiquines de primeros auxilios, medicamentos, desinfectantes, sacos de dormir, mantas, ropa de invierno, linternas, baterías y generadores eléctricos, así como productos de limpieza, utensilios de higiene y alimentos no perecederos. Los ciudadanos respondieron masivamente a la llamada volcándose con los recién llegados por tren o por carretera, cuyo número aumentaba rápidamente; casi todos venían con muy escasas pertenencias, o literalmente con lo puesto. Una atención especial merecían los más pequeños, obsequiados con juguetes y apoyados junto con sus padres por educadores y psicólogos infantiles. Los primeros jardines de infancia y guarderías temporales abrieron sus puertas.

Tan solo una jornada después del estallido de la guerra, el Ayuntamiento de Cracovia convocó una colecta popular de regalos de todo tipo; en cuestión de días, los cracovianos pudieron fletar un centenar largo de camiones y autobuses con casi 800 toneladas de presentes y bienes de servicio doméstico que fueron distribuidos en Lviv y otras ciudades ucranianas. También, se abrió una cuenta bancaria para recoger donaciones en metálico. Otra cobertura para los refugiados era la posibilidad de vacunarse contra la COVID-19 en cualquier punto de vacunación de Cracovia.

A las labores de asistencia más perentorias no tardaron en sumárseles una serie de medidas para hacer más llevadera la estadía en Cracovia de los desplazados. Así, el Ayuntamiento les eximió de pagar las tarifas del transporte público y el estacionamiento de vehículos, y les puso todos los medios para obtener el número de identificación personal PESEL (trámite burocrático esencial en Polonia, requerido a todo nacional o residente extranjero) y el estatus UKR de refugiado de guerra. Una vez obtenido el código PESEL y registrados como UKR, los refugiados, de acuerdo con la Ley especial aprobada por el Sejm el 9 de marzo y con efecto retroactivo al 24 de febrero, podían permanecer legalmente en Polonia durante 18 meses, recibir asistencia médica regular, acceder a un abanico de beneficios sociales o montar un negocio.

Quienes no satisfacían el requisito de mostrar un pasaporte o documento de identidad sellado por la guardia fronteriza, podían de todas maneras solicitar el registro de su estancia en Polonia, a fin de obtener el PESEL, cuya posesión incluía una prestación en efectivo y única de 300 zlotys (64 euros) por persona para cubrir las necesidades inmediatas más básicas. En Cravovia, el Tauron Arena centralizó la gestión administrativa de la descomunal contingencia, que incluía la necesidad de reescolarizar a los niños, casi ninguno de los cuales conocía el idioma polaco.

Proporcionar un alojamiento habitacional no meramente interino a las decenas de miles de refugiados, en muchísimos casos familias enteras, que estaban arribando a Cracovia era la tarea más compleja. Majchrowski, su equipo de gobierno y los concejales emprendieron una búsqueda exhaustiva de plazas, para su uso inmediato o con un acondicionamiento previo, en el parque de inmuebles de titularidad municipal, los de otras administraciones públicas y entre las propiedades de empresas, sociedades y particulares privados, todos ellos invitados a contribuir al esfuerzo humanitario. Además, la Ley Especial adoptada por el Gobierno concedía contraprestaciones económicas (de 40 zlotys por persona y día) a las personas físicas o jurídicas de Polonia que proporcionaran alojamiento y sustento a los refugiados. Electrodomésticos como lavadoras, neveras y cocinas eléctricas eran igualmente requeridos. La generosidad de miles de propietarios privados, unidos así al ejército de voluntarios que arrimaba el hombro sobre el terreno en las labores logísticas, permitió que los desplazados pudieran tener un techo y un entorno doméstico dignos, haciendo innecesario levantar campamentos al raso.

El 11 de abril el Ayuntamiento de Cracovia informó que hasta la fecha había gastado 20,5 millones de zlotys (4,3 millones de euros) en ayudar a los refugiados de Ucrania, unos 150.000, instalados en la ciudad, donde antes de la guerra ya vivían 60.000 personas de esa procedencia (aparte, ACNUR calculaba que los refugiados ucranianos ingresados en toda Polonia desde el 24 de febrero ascendían a los 2,6 millones, si bien no todos manifestaban su intención de permanecer aquí). El grueso de dicha cantidad correspondía a los fondos de reserva anticrisis, dotados con 19 millones de zlotys en el presupuesto municipal de 2022. En su informe de actuaciones humanitarias, el consistorio detallaba que los números PESEL facilitados ascendían a 12.400, que se habían preparado 1.400 ofertas de trabajo y que 6.100 jóvenes ucranianos ya estaban estudiando en escuelas de la ciudad. En cuanto a la cuenta bancaria municipal, esta había recaudado por el momento 55.000 zlotys. El Ayuntamiento también informó que en Cracovia, al igual que en otras ciudades polacas, grupos de refugiados ucranianos estaban participando en tareas de limpieza de parques y jardine de sus poblaciones de acogida, como muestra de agradecimiento por la solidaridad de sus anfitriones.

(Cobertura informativa hasta 12/4/2022)