Isa Mustafa

La elección en diciembre de 2014 como primer ministro de Kosovo de Isa Mustafa, jefe de la Liga Democrática (LDK) y anterior alcalde de Pristina, puso fin a medio año de parálisis poselectoral en el país más precario de los surgidos de la desintegración de la antigua Yugoslavia. El sucesor de Ibrahim Rugova, y Fatmir Sejdiu, en el liderazgo de la LDK ha devuelto a su partido al Gobierno tras cuatro años en la oposición y, como hasta 2010, en gran coalición con su rival en el campo albanokosovar, el Partido Democrático (PD), la fuerza más votada en los comicios de junio y cuyo líder, Hashim Thaçi, deja de ser primer ministro y pasa a ser responsable de Exteriores.

El nuevo pacto LDK-PDK, en el fondo dos partidos de ideología similar (un centro-derecha de credenciales nacionalistas, europeístas y social liberales), aporta a Kosovo un principio de estabilidad para ejecutar las grandes tareas pendientes desde la proclamación de la independencia en 2008, una realidad de facto pero que no tiene el reconocimiento de las Naciones Unidas. Kosovo, que continúa vigilado y tutelado por la comunidad internacional a través de las misiones KFOR (de la OTAN), UNMIK (de la ONU) y EULEX (de la UE), centradas en los aspectos de la seguridad y el imperio de la ley, arrastra una frágil situación económica que dificulta la múltiple lucha contra los "fenómenos negativos", en palabras de Mustafa, del paro, la pobreza, la corrupción y el crimen organizado.

El otro capítulo prioritario es el desarrollo del acuerdo de normalización de relaciones con Serbia, firmado en 2013 y que debe registrar nuevos avances, indisociables de la aspiración compartida del ingreso en la UE. En esta apuesta, Belgrado, que se niega rotundamente a reconocer como Estado soberano a la provincia perdida en 1999, lleva años de adelanto a Pristina, que aún tiene pendiente de firma el Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA) inicializado con Bruselas en julio de 2014. El entendimiento fluido entre Mustafa y Thaçi podría verse perturbado por los trabajos del nuevo tribunal especial que, en paralelo a la extensión del mandato de EULEX, juzgará los crímenes cometidos en la guerra de liberación de 1998-1999 y por tanto pondrá en el punto de mira penal las actividades armadas de la antigua guerrilla del UÇK, origen del PDK.

(Texto actualizado hasta diciembre 2014)

1. Experto financiero de la LDK
2. Primer ministro de Kosovo en 2014

1. Experto financiero de la LDK

Miembro de una familia albanesa, toda su formación transcurrió en su Pristina natal, en la entonces Provincia Socialista Autónoma de Kosovo, perteneciente a la República Socialista de Serbia, a su vez integrante de la República Federativa Socialista de Yugoslavia. En 1974, tras graduarse por la Facultad de Economía, donde más tarde se sacó el doctorado, inició una andadura profesional en la Universidad de Pristina como docente de su área de especialidad, la gestión de recursos financieros.

El arranque de su carrera política se remonta a 1984, cuando, siendo miembro de la Liga de los Comunistas de Kosovo (SKK), la rama provincial de la Liga de los Comunistas Yugoslavos (SKJ), resultó elegido presidente del Gobierno Municipal de Pristina, función que desempeñó hasta 1988. Luego dirigió el Instituto de Desarrollo de Kosovo. En 1989 Mustafa formó parte del Ejecutivo provincial de Rrahman Morina, presidente de la SKK y cabeza del sector del comunismo kosovar enfrentado al grupo de Azem Vllasi, su predecesor en el puesto, quien fue destituido por el hombre fuerte de Serbia, Slobodan Milosevic, por ser un obstáculo para sus planes de suprimir la amplia autonomía kosovar y someter la provincia al control directo del Gobierno serbio.

En este tenso período, Morina se opuso resueltamente a las tendencias soberanistas de la mayoría albanesa, comunidad de la que sin embargo era miembro, por lo que se ganó una reputación de títere de Milosevic, aunque eso no le ahorró ser destituido por las autoridades de Belgrado en vísperas de su fallecimiento en 1990, cuando el presidente serbio ejecutó en la provincia su plan de declaración de la ley marcial, disolución de la Asamblea kosovar y abolición de la autonomía. Los abusos del Gobierno de Serbia empujaron a Mustafa a las filas de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), el partido independentista albanokosovar que lideraba el intelectual y resistente pacifista Ibrahim Rugova. En 1991 Rugova, quien al año siguiente iba a ser elegido presidente de la República de Kosovo en unos comicios declarados inválidos por Belgrado, le reclutó para su Gobierno rebelde, encabezado por Bujar Bukoshi, como ministro de Economía y Finanzas.

Hasta el final de la década de los noventa, Mustafa desarrolló su misión política en el exilio europeo, repartido entre Alemania, Suiza, Eslovenia, Croacia y Albania. Mientras Rugova y otros dirigentes de la LDK permanecían en Kosovo intentando mantener a flote las estructuras de la República de Kosovo, crecientemente hostigada por las autoridades serbias y por el momento no reconocida por ningún gobierno extranjero, fuera del país el economista estuvo dedicado a levantar un sistema financiero kosovar capaz de sufragar las estructuras educativas y asistenciales paralelas que la LDK facilitaba a la población albanesa. De paso, esa organización financiera debía servir de base hacendística del futuro Estado kosovar, si es que este llegaba a realizarse algún día.

Para esos fines, el ministro confió fundamentalmente en las aportaciones y transferencias de los compatriotas de casa y los albanokosovares de la diáspora. Por sus actividades, plenamente subversivas para la justicia serbia, Mustafa se puso en el punto de mira del régimen de Milosevic, que emitió en su contra una orden de búsqueda y captura sin incidencia internacional. Mustafa se sentía a salvo y no solicitó el asilo político en los países europeos de acogida, a fin de poder retornar a Kosovo y reunirse con Rugova sin dilación en cuanto las circunstancias fueran favorables.

El final del exilio, como para otros miles de expatriados, llegó para Mustafa en 1999. Fue a raíz de la capitulación de Serbia ante la campaña de bombardeos aéreos de la OTAN y el despliegue de las fuerzas internacionales en la provincia, donde en 1998 habían comenzado los combates abiertos entre las fuerzas de seguridad serbias y la guerrilla separatista del Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), rival radical de la LDK y opuesto a sus tesis de resistencia no violenta. Sin embargo, una vez en casa, el economista se mantuvo al margen de la vorágine política instalada en Kosovo, convertido en una suerte de protectorado internacional pero manteniendo la soberanía formal de Serbia. Mientras, se avanzaba en la construcción de instituciones nacionales y se difería la solución negociada del futuro estatus permanente del territorio, cuestión altamente delicada en la que chocaban frontalmente los planteamientos de Pristina, que no se conformaba con menos que no fuera la plena independencia, y Belgrado, que insistía en que jamás aceptaría la pérdida de la provincia.

Durante siete años, Mustafa estuvo dedicado por entero a las actividades académicas, científicas y cooperativas. Volvió a dar clases de gestión financiera en la Universidad de Pristina, desarrolló labores de investigación y fue vicepresidente del Instituto RIINVEST, orientado a la promoción del tejido empresarial. También, integró la Junta del Banco Central (BQK) y tomó parte en diversos proyectos internacionales enfocados al desarrollo estructural de Kosovo.

En 2006 Mustafa regresó a la política como asesor principal del nuevo presidente de la República y líder de la LDK, Fatmir Sejdiu, el sucesor de Rugova, fallecido en enero de aquel año. Su retorno a la política representativa vino con los comicios municipales de noviembre de 2007, en los que contendió victoriosamente por su antiguo puesto de alcalde de Pristina con el candidato del Partido Democrático de Kosovo (PDK, la anterior ala política del UÇK), Fatmir Limaj. Al mismo tiempo tuvieron lugar las elecciones legislativas, pero aquí el PDK batió con autoridad a la LDK, cuyo líder, Hashim Thaçi, fue investido por la Asamblea primer ministro en coalición con la LDK. El profesor asumió la oficina municipal capitalina, en reemplazo de su colega de formación Ismet Beqiri, poco antes de la declaración unilateral de independencia del 17 de febrero de 2008, que, con gran enfado de Serbia, fue pactada por Sejdiu y Thaçi con la UE y Estados Unidos, y a la que siguió un reguero de reconocimientos internacionales, aunque la República de Kosovo no llegó a ser admitida como Estado miembro de la ONU.

Reelegido alcalde en noviembre de 2009, Mustafa vio crecer su peso político con rapidez y al cabo de unos meses se sintió fuerte para disputarle la jefatura de la LDK a Sejdiu. Este vio desplomarse su liderazgo a finales de septiembre de 2010, cuando el Tribunal Constitucional le obligó a dimitir como presidente de la República por haber compatibilizado el cargo institucional con la presidencia de su partido, simultaneidad que la Carta Magna prohibía expresamente. El alto tribunal no atendió el argumento de Sejdiu de que en la práctica no había ejercido las funciones de líder de la LDK. Mustafa lanzó el desafío a Sejdiu el 7 de noviembre de 2010, días después de dar portazo la LDK al Gobierno de coalición, donde entre otros departamentos controlaba el de Exteriores, y de perder el primer ministro Thaçi una moción de censura parlamentaria, lo que obligó a convocar elecciones legislativas anticipadas. La votación interna de saldó con victoria de Mustafa, que recogió 235 respaldos frente a los 124 del rival.

El flamante líder de la LDK comenzó encabezando la oposición al debilitado Gobierno Thaçi. Sin embargo, en las elecciones anticipadas de diciembre de 2010 el PDK revalidó su mayoría simple en la Asamblea, permitiendo a Thaçi formar un nuevo Gobierno de coalición en febrero de 2011, esta vez con la Alianza por un Nuevo Kosovo (AKR) de socio. El líder del PDK se las arregló para continuar gobernando Kosovo en minoría parlamentaria y abrir conversaciones directas con Serbia bajo mediación de la UE a pesar de las gravísimas acusaciones de actividades delictivas que le vinieron desde el Consejo de Europa.


2. Primer ministro de Kosovo en 2014

Al estar fuera del Ejecutivo, Mustafa no tomó parte en el diálogo de alto nivel Pristina-Belgrado, al que se sumó la nueva presidenta de la República, la independiente Atifete Jahjaga. Estas conversaciones desembocaron en abril de 2013 en el Acuerdo de Bruselas, hito que sellaba la normalización de las relaciones entre la República de Serbia y la República de Kosovo tras años de acusaciones mutuas y episodios de tensión y violencia, pero que no implicaba el reconocimiento por la primera de la independencia de la segunda.

No por ello dejó el dirigente opositor de alentar el entendimiento con Serbia y de arrimar el hombro en el esfuerzo colectivo para la inserción de Kosovo en las estructuras europeas, proceso arduo que tenía como jalón señalado el Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA) con la UE, antesala imprescindible de una futura solicitud del ingreso en el bloque, aun cuando varios estados miembros (ahora mismo cinco, España, Eslovaquia, Grecia, Chipre y Rumanía) siguiesen sin reconocer a Kosovo como Estado independiente. Las negociaciones del AEA arrancaron en octubre de 2013 y se dieron por concluidas en mayo de 2014; dos meses después, el AEA fue inicializado, pendiente todavía de firma. Por otro lado, en octubre de 2012 la LDK obtuvo el estatus de observador en el Partido Popular Europeo (PPE).

En las elecciones municipales de noviembre y diciembre de 2013 Mustafa cayó derrotado por tan solo 2.500 votos a manos de su contrincante del movimiento izquierdista Vetëvendosje (Autodeterminación), Shpend Ahmeti, abogado de un nuevo enfoque nacionalista de las negociaciones con Serbia, sin intromisiones de las potencias occidentales. En las elecciones legislativas del 8 de junio de 2014 la LDK contendió en solitario, al igual que había hecho en los comicios de 2001, 2004, 2007 y 2010, sin formar coaliciones o listas conjuntas con otras fuerzas políticas que sin embargo compartían buena parte de su discurso nacionalista, proeuropeo y moderadamente conservador, con apelaciones tanto al desarrollo social como a las reformas liberales de la economía. No así el PDK de Thaçi, que concurrió reforzado por cuatro partidos satélite.

Las quintas votaciones generales desde el final del control serbio no alteraron la relación de fuerzas creada en 2007 y favorable al PDK. Con el 25,2% de los votos y 30 diputados, los de Mustafa solo recortaron un poco su desventaja porcentual con respecto a los de Thaçi, pero la diferencia parlamentaria entre los dos rivales se mantuvo intacta en los siete escaños. Como en 2010, la tercera posición correspondió al movimiento Vetëvendosje. Thaçi se vio incapaz de conseguir aliados para formar un Gobierno mínimamente viable, pero no así Mustafa, que alcanzó un principio de acuerdo con la Alianza por el Futuro de Kosovo (AAK) del ex comandante del UÇK Ramush Haradinaj y la Iniciativa por Kosovo (Nisma) de Fatmir Limaj y Jakup Krasniqi, los cuales habían fundado esta formación derechista en marzo anterior tras romper con el PDK entre acusaciones de autoritarismo a Thaçi.

Los negociadores del proyecto de la llamada coalición LAN, que se recostaría en una mayoría parlamentaria de 47 escaños, pactaron que Mustafa fuera el presidente de la Asamblea y Haradinaj el primer ministro, cargo que el líder de la AAK ya había ocupado cuando la presidencia de Rugova en 2004-2005. En efecto, el 17 de julio Mustafa, con el voto de 65 diputados, incluidos los del Vetëvendosje y algunos de la Lista Serbia, se convirtió en el presidente del Parlamento en sustitución de Krasniqi. Pero el 21 de agosto el Tribunal Constitucional declaró nula esta elección al dar por válido el argumento del recurso presentado por el PDK, que argüía que por ley únicamente el partido más votado, es decir, él, podía proponer candidatos a presidente de la Asamblea y primer ministro, y que la mayoría articulada por la coalición LAN no valía para este procedimiento institucional porque la alianza opositora se había forjado después de los comicios, no antes.

Mustafa se vio apeado y Haradinaj, cuyo nombramiento como primer ministro por la presidenta Jahjaga ya había quedado en suspenso tan pronto como el PDK impugnó la elección del primero, preterido. Puesto que el PDK no hallaba aliados para remediar su minoría, el proceso poselectoral kosovar quedó en una situación de bloqueo. Aparentemente, la única solución era un Gobierno de gran coalición PDK-LDK, luego mayoritario, lo que iba a requerir que Thaçi y Mustafa hicieran borrón y cuenta nueva de cuatro años de reproches y zancadillas. Se llegó así a un pacto de las dos principales fuerzas políticas kosovares, en el fondo no muy diferentes entre sí en el plano ideológico, que agregó a cinco socios menores: el Partido Democrático Turco de Kosovo (KDTP), el Movimiento por la Unificación (LB, adalid de la Gran Albania), el Partido de la Justicia (PD, como el anterior, adlátere del PDK), la Alternativa Democrática de Kosovo (ADK) y la Coalición Vakat (representante de la minoría bosníaca).

El 9 de diciembre de 2014 la Asamblea, por 73 votos contra 38, eligió a Mustafa primer ministro para suceder a Thaçi, quien pasaba a hacerse cargo de la cartera de Exteriores con el rango de primer viceprimer ministro y que en virtud de los acuerdos de coalición firmados sería el candidato del oficialismo al puesto de presidente de la República en 2016. El PDK obtenía también la presidencia de la Asamblea, para Kadri Veseli. El nuevo Gabinete constaba de ocho ministros de la LDK, seis del PDK y uno de cada uno de los socios pequeños. Además de turcos y bosníacos, obtenía una representación significativa la minoría serbokosovar, a la que Mustafa y Thaçi reservaron el Ministerio de Administración y Gobiernos Locales, el Ministerio de Comunidades y Retornos, y uno de los puestos de viceprimer ministro.

En su discurso de fin de año, Mustafa no pasó por alto la frágil coyuntura económica que vivía Kosovo, país que antes de la crisis europea ya dependía vitalmente de las ayudas internacionales y las remesas de los emigrados, y reconoció los aún desmedidos niveles de pobreza, crimen organizado y corrupción, pero recordó la voluntad de su Gobierno de combatir estos "fenómenos negativos" a fondo así como de sacar a Kosovo, país de "espíritu, cultura y orientación europeos", recordó, de su "aislamiento" en la región balcánica. "Ciertamente, somos una de las naciones más optimistas, pero ya es hora de convertir nuestro optimismo en acción", afirmó el primer ministro.

Isa Mustafa está casado con Qevsere Mustafa y tiene tres hijos.

(Cobertura informativa hasta 1/1/2015)