Ewa Kopacz

Polonia, el país de la UE que mejor ha capeado la crisis económica, estrenó el 22 de septiembre de 2014 un nuevo Gobierno encabezado por Ewa Kopacz. La segunda mujer en alcanzar el puesto de primer ministro en Polonia fue designada por su partido de centroderecha liberal, Plataforma Cívica (PO), del que ha sido hasta ahora la número dos, y nombrada por el presidente de la República, Bronislaw Komorowski, para reemplazar a Donald Tusk, jefe del Ejecutivo en los últimos siete años y el próximo presidente del Consejo Europeo, cargo al que Tusk llega aureolado como uno de los más eficientes y constructivos gobernantes que ha tenido Europa en estos años de convulsiones.

Kopacz, una pediatra de profesión con la experiencia política que brindan cuatro mandatos de diputada, el ministerio de Salud (2007-2011) y la presidencia del Sejm (2011-2014) pero a la que se achaca falta de carisma, asume el reto de dar continuidad al liderazgo, tranquilo pero poderoso, de Tusk, de quien viene siendo una estrecha colaboradora de confianza. La PO, que gobierna en coalición con el Partido Campesino (PSL), afronta con incertidumbre las elecciones generales de 2015 por el desgaste que le suponen la disminución del crecimiento tras años de sorprendente vigor e inversiones modernizadoras, las medidas de austeridad fiscal para recortar el déficit (para los cívicos, los ajustes y las reformas liberales tienen prioridad sobre el gasto social) y los escándalos políticos.

Ahora, este oasis de estabilidad política y económica que en los años de Tusk ha sido Polonia, un país con nítidas credenciales euro-atlánticas y con capacidad de liderazgo regional, se ve también comprometido por las repercusiones negativas, en los terrenos comercial y de la seguridad, del conflicto bélico separatista instalado en la vecina Ucrania, que atiza Moscú. Kopacz ya ha anunciado un enfoque "pragmático" por Varsovia de la desazonadora crisis ucraniana, pero, para protegerse frente a una eventual amenaza rusa contra sus fronteras, Polonia acepta de buena gana adquirir peso estratégico como el espacio operativo de la nueva fuerza de reacción muy rápida de la OTAN. Por lo demás, la nueva gobernante ha mantenido la cautela de su predecesor y no ha querido poner fechas a la retrasada incorporación a la Eurozona.

(Texto actualizado hasta septiembre 2014)

1. Recorrido político en el partido Plataforma Cívica
2. Sustituta de Donald Tusk en la jefatura del Gobierno polaco


1. Recorrido político en el partido Plataforma Cívica

Hija de obrero mecánico y de costurera, nació en Skaryszew, localidad rural al sur de Varsovia, pero se crió y educó en la cercana Radom, capital del actual condado homónimo, perteneciente al voivodato Masoviano (Mazowieckie). En 1981, el año del apogeo de las protestas del sindicato Solidaridad contra el régimen comunista, que desembocaron en la declaración de la ley marcial por el general Jaruzelski, la joven se licenció en la Facultad de Medicina de la Universidad Médica de Lublin y adquirió una doble especialidad en medicina de la familia y pediatría. En los años siguientes desempeñó su profesión en los pueblos masovianos de Oronsko y Chlewiska; en este último, llevó las consultas del centro de salud local hasta 2001.

La futura primera ministra, apellidada de soltera Lis, contrajo matrimonio en 1983 con Marek Kopacz, un abogado que posteriormente ejerció de procurador público y fiscal adjunto en Skarzysko-Kamienna, población del voivodato Swietokrzyskie, además de dirigir un club de fútbol local, el Szydlowianka Szydlowiec. En 1998 Kopacz fue objeto de un atentado con bomba del que salió ileso y cuya autoría, nunca esclarecida, fue atribuida por la prensa a una banda de mafiosos contra la que la oficina del fiscal de Skarzysko-Kamienna estaba actuando. Ewa tuvo con su marido una hija, Katarzyna, antes de divorciarse de él en términos amistosos en 2008. Marek Kopacz iba a fallecer por causas naturales en 2013.

Las actividades políticas de la médica pediatra se remontan a la década de los noventa, como militante de la Unión de la Libertad (UW), partido centrista fundado en 1994 a partir de la fusión de la Unión Democrática (UD) del ex primer ministro Tadeusz Mazowiecki y el Congreso Liberal Democrático (KLD) de Donald Tusk. Kopacz dirigió la sección de la UW en el entonces voivodato de Radom, desde 1998 integrado en el nuevo voivodato Mazowieckie. Aquel mismo año ganó su primer mandato de representante popular en la Sejmik o Asamblea regional masoviana.

El empuje decisivo a la carrera política de Kopacz llegó en 2001. A principios de ese año, la facultativa estuvo entre la mayoría de miembros de la UW, entonces presidida por Bronislaw Geremek, que secundó a Tusk en su decisión de abandonar el partido, hasta el año anterior socio del Gobierno de coalición que encabezaban la alianza conservadora Acción Electoral de Solidaridad (AWS) y el primer ministro Jerzy Buzek , y de fundar una formación con un ideario y un programa reformistas y europeístas más orientados al centroderecha y la economía liberal de mercado. Surgió así la Plataforma Cívica (PO), que inicialmente se dotó de un liderazgo colectivo formado por Tusk, Andrzej Olechowski y Maciej Plazynski. Kopacz debutó en el Sejm o Cámara baja de la Asamblea Nacional con motivo de las elecciones generales del 22 de septiembre de 2001, a las que se presentó como candidata de los cívicos por la circunscripción de Radom. Los comicios depararon a la PO, beneficiaria natural de la desintegración y hundimiento de la derechista AWS, una cuota de 65 diputados, convirtiéndose en la segunda fuerza parlamentaria por detrás de la ex comunista Alianza de la Izquierda Democrática (SLD), cuyo líder, Leszek Miller, fue investido primer ministro.

En su primera legislatura, Kopacz se desempeñó como una discreta diputada de la oposición a los gobiernos izquierdistas de Miller y, a partir de mayo de 2004, Marek Belka. En estos años, su jefe de filas, Tusk, cimentó su crédito de político dialogante, pragmático e intensamente comprometido con la construcción europea, amén de menos preocupado por reparar los desgarrones en el tejido social polaco que de ajustar balances financieros con vistas a la futura adopción del euro, bajar impuestos, desburocratizar el Estado y acometer reformas estructurales como privatizaciones. Los cívicos, con 133 escaños, continuaron en la oposición tras las legislativas del 25 de septiembre de 2005. Estas fueron ganadas con mayoría simple por el muy derechista partido Ley y Justicia (PiS) de los hermanos gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, adalides de un nuevo y potente nacional-conservadurismo euroescéptico y enemigo jurado de la corrupción, lleno de acentos populistas, reaccionarios y clericales.

En su segunda legislatura, Kopacz adquirió más relieve parlamentario como presidenta del Comité de Salud y, desde enero de 2006, portavoz de esa área en el gabinete en la sombra alineado por Tusk. La relación de confianza alcanzada por los dos responsables políticos excedía con mucho este ámbito y tocaba de lleno los aspectos más personales. Así, en 2005 Kopacz se encargó de buscarle el mejor tratamiento hospitalario a la hermana de Tusk, Sonia, luego de sobrevenirle un grave accidente cardiocerebral.

La caótica gestión del Gobierno del PiS, que terminó naufragando prematura y estrepitosamente a causa de los escándalos domésticos, las refriegas europeas y las políticas sectarias impulsadas por los Kaczynski (Lech era el presidente de la República y Jaroslaw el primer ministro), puso en bandeja el esperado triunfo de la PO, adueñado ya de buena parte del gran caladero de votos del centro-derecha, en las elecciones anticipadas del 21 de octubre de 2007. Kopacz fue uno de los 209 diputados, a falta de 22 para alcanzar la mayoría absoluta, que la PO metió en la Sejm más simplificada, con sólo cuatro grupos parlamentarios, desde las elecciones plenamente democráticas de 1991. El 16 de noviembre Tusk formó su primer Gobierno en coalición con el Partido Campesino Polaco (PSL) y en su seno Kopacz tomó la cartera ministerial para la que estaba reservada desde hacía años, lógicamente la de Salud.

En noviembre de 2009 el nombre de la primera autoridad sanitaria de Polonia se coló en la prensa internacional por su negativa a comprar a la industria farmacéutica una partida masiva de caras vacunas contra la gripe porcina, declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud, alegando que la efectividad de dicho tratamiento no estaba suficientemente probada, que las compañías no se hacían responsables de los comprobados efectos secundarios de la vacuna y que esta cepa del virus H1N1 no era más virulenta o peligrosa que la gripe humana estacional. Desde la oposición, el PiS acusó a Kopacz de poner en peligro las vidas de cientos de miles de ciudadanos. El paulatino descenso del número de contagios (en agosto de 2010 la OMS declaró el final de la pandemia) y la baja mortalidad de la enfermedad en todo el mundo (en Polonia se diagnosticaron 2.000 casos y 181 fallecimientos, muchísimos menos que los ocasionados por la gripe común) terminó dando cierta razón a la ministra, cuyas quejas de alarmismo injustificado fueron asumidas por el primer ministro Tusk, el cual acusó directamente a los lobbies farmacéuticos de "crear histeria" entre la población por intereses comerciales.

Por otro lado, en junio de 2008 la ministra despertó las iras de los grupos pro-vida católicos, quienes pidieron su excomunión por haber dispuesto los medios para que una clínica de Gdansk le practicara el aborto a una muchacha de 14 años encinta de 11 semanas a raíz, según ella, de una violación, supuesto criminológico sí contemplado por la restrictiva ley polaca sobre el aborto. Posteriormente, en abril de 2010, Kopacz, quien también tenía experiencia profesional como forense, tuvo el doloroso trance de acompañar a los familiares de las víctimas fallecidas en la catástrofe área de Smolensk, accidente que entre otras segó las vidas del presidente Kaczynski y de varios altos cargos del Estado y las Fuerzas Armadas polacos, durante las operaciones de reconocimiento de los cuerpos efectuadas en Moscú por el comité médico judicial volado desde Varsovia.


2. Sustituta de Donald Tusk en la jefatura del Gobierno polaco

Kopacz fue reelegida diputada por tercera vez en las elecciones generales del 9 de octubre de 2011. Con 207 escaños, la PO, de la que ella venía siendo vicepresidenta desde hacía justo un año, repitió prácticamente sus resultados de 2007 y Tusk no tuvo problemas para reeditar la coalición de gobierno con el PSL de Waldemar Pawlak. Al arrancar la nueva legislatura, Tusk promovió a su estrecha colaboradora al cargo de mariscal (presidente) del Sejm, que constitucionalmente era el segundo más importante del Estado después del de Presidencia de la República. El 8 de noviembre de 2011, mientras su puesto en el Gobierno era adjudicado a Bartosz Arlukowicz, Kopacz fue investida presidenta del Legislativo polaco, en sustitución de su colega de formación Grzegorz Schetyna, por 330 votos contra los 150 idos al diputado del PiS Marek Kuchcinski.

El 14 de diciembre 2013 Kopacz quedó perfilada como la indiscutible número dos de la PO al ser elegida vicepresidenta primera del Consejo Nacional de la agrupación, de nuevo a instancias de Tusk y a costa de Schetyna, principal voz disidente en la jefatura de los cívicos e indisimulado rival interno de primer ministro. Tras este refuerzo de su visibilidad política, resultó natural que todo el mundo volviera su mirada a la austera mariscala del Sejm cuando el 30 de agosto de 2014 el Consejo Europeo de Bruselas se decantó por Tusk, presente en la cumbre, para suceder al belga Herman Van Rompuy como presidente permanente del Consejo Europeo a partir del próximo 1 de diciembre. Aunque algunos analistas señalaron como posible reemplazo de Tusk a Elzbieta Bienkowska, viceprimera ministra y ministra de Infraestructuras y Desarrollo, Kopacz parecía contar con muchas más posibilidades de convertirse en la segunda jefa de Gobierno surgida en Polonia desde el registro pionero de Hanna Suchocka, un miembro de la UD de Mazowiecki, quien fuera primera ministra entre julio de 1992 y octubre de 1993. Kopacz, Bienkowska y Hanna Gronkiewicz-Waltz, la alcaldesa de Varsovia, componían un trío femenino dentro del círculo político de confianza de Tusk.

El 3 de septiembre el Consejo Nacional de la PO resolvió proponer al presidente de la República, Bronislaw Komorowski, quien había sido dirigente del partido hasta su elevación a la jefatura del Estado en 2010, que considerara la designación de Kopacz como nueva primera ministra. Seis días después, Tusk presentó su dimisión formal, la cual fue aceptada por Komorowski el 11 de septiembre. Luego, el presidente, el 15 de septiembre, dirigió a Kopacz el encargo de formar el próximo Gobierno. En mitad del procedimiento institucional, el 10 de septiembre, Kopacz fue sobresaltada por el anuncio por parte de Grzegorz Schetyna, el correligionario al que había desbancado como mariscal del Sejm y luego como vicepresidente primero del partido, de que aspiraba a heredar de Tusk el liderazgo de la PO, antes no disputado abiertamente para no abrir peligrosas brechas en el oficialismo, de cara a las elecciones generales de 2015.

Tras años de envidiable resistencia (Polonia había sido el único Estado de la UE capaz de sortear los embates de la recesión desde el estallido de la crisis financiera global en 2008, aunque la gran tormenta de las deudas de la Eurozona había frustrado el propósito de jubilar el zloty en esta legislatura) y hasta de euforia económica (en 2011, por ejemplo, se creció un sensacional 5%, frente al 1,9% de media europea), la PO afrontaba la cita electoral de a un año vista con la incertidumbre que imponían, por un lado, la disminución del crecimiento, perjudicado por el virtual estancamiento que aquejaba al conjunto de la UE pero también por las medidas de austeridad aplicadas en casa para recortar el déficit y la deuda públicos, y, por otro lado, las repercusiones negativas de la reciente ola de escándalos en el oficialismo. Estas erosiones de la PO estaban dando alas al derechista PiS.

Lo normal sería que los mandos del Gobierno y el partido confluyeran en la misma persona, pero el pronunciamiento de Schetyna ponía de relieve las dudas que a algunos miembros de la PO les suscitaba la capacidad de Kopacz, pese a una cierta fama de mujer enérgica y emocional, para imponer autoridad en un partido dividido en facciones y conducirlo a la victoria en las próximas elecciones. El 22 de septiembre Komorowski nombró al nuevo Gobierno formado por Kopacz y sus 18 ministros de la PO, el PSL e independientes, que con este formalismo, jura mediante, entraba en funciones. El continunismo predominaba en la composición del Gabinete, donde sólo había cinco novedades. Las incorporaciones más señaladas eran las de Teresa Piotrowska en Interior, Cezary Grabarczyk en Justicia y, sobre todo, dadas sus implicaciones políticas partidistas y quizá también diplomáticas, el díscolo Grzegorz Schetyna en Asuntos Exteriores. Saltaba a la vista que Kopacz quería ablandar la actitud retadora de Schetyna dándole un asiento estelar en el Ejecutivo.

En Exteriores Schetyna tomaba el relevo a Radoslaw Sikorski, un ministro de alto perfil que en los últimos tiempos había focalizado la atención internacional sobre Polonia por sus contundentes declaraciones y su lenguaje rudo en cuestiones de política europea, y por sus presiones a los aliados de la OTAN, empezando por Estados Unidos, para que se trasladara un mensaje de mayor firmeza a Rusia por su injerencia militar en la crisis política de la vecina Ucrania. El conflicto armado que desde el mes de abril venía desarrollándose en la región separatista del Donbás estaba disparando las sensaciones de inseguridad en Polonia. Así que Varsovia acogía con los brazos abiertos las decisiones tomadas por la reciente (5 de septiembre) Cumbre de la OTAN en Gales, la cual había dado luz verde a un Plan de Disponibilidad a la Acción para defender a los aliados del flanco oriental, fundamentalmente Polonia y las repúblicas bálticas, de una eventual amenaza rusa contra sus fronteras.

El pilar de dicho plan era la creación dentro de la Fuerza de Respuesta de la OTAN de una nueva unidad de reacción muy rápida o "punta de lanza" (la llamada Fuerza Operativa Conjunta de Muy Alta Disponibilidad, VJTF), con capacidad para hacer un urgente despliegue disuasorio en caso de necesidad. Polonia contaba con que el grueso de esta unidad de alta preparación para el combate, con un máximo previsto de 4.000 soldados, tuviera como principal base de operaciones su territorio. Por lo demás, Sikorski se fue del Gobierno para tomar el puesto de mariscal del Sejm que Kopacz liberaba. La viceprimera ministra Elzbieta Bienkowska abandonó el Gabinete también porque había sido propuesta para comisaria de Mercado Interior en la próxima Comisión Europea presidida por el luxemburgués Jean-Claude Juncker. Kopacz la suplió por Tomasz Siemoniak, sin descargo de la cartera de Defensa, portada desde 2011. El otro viceprimer ministro y ministro de Economía desde 2012, el líder del PSL, Janusz Piechocinski, fue confirmado en su puesto en virtud de pacto de coalición, al igual que el titular de Finanzas, el independiente Mateusz Szczurek.

El 1 de octubre Kopacz compareció ante el Sejm para exponer los planes de su Gobierno hasta las elecciones de 2015 y solicitar de los diputados el voto de confianza. La nueva primera ministra reclamó de Estados Unidos un mayor compromiso, incluyendo la presencia de tropas sobre el terreno, en la defensa de Polonia, la cual, por su parte, tendría que elevar el gasto militar. Asimismo, anunció un enfoque "pragmático" de la crisis de Ucrania que daba prioridad a las consideraciones de seguridad nacional. "Apoyamos la dirección proeuropea de Ucrania, pero no podemos intervenir por los ucranianos, que tienen la responsabilidad de cambiar su propio país", explicaba Kopacz, quien no olvidó reiterar lo inaceptable de los cambios de fronteras "por la fuerza", como Moscú había hecho con Crimea.

Kopacz subrayó igualmente la continuidad de los esfuerzos para fortalecer la posición de Polonia en la UE. En particular, habló de la importancia de trabajar en aras de una "unión energética" y de llevar a buen puerto las negociaciones con Estados Unidos para la firma de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP), o Área de Libre Comercio Trasatlántico (TAFTA). Sobre la futura adopción del euro, mantuvo la línea de reserva practicada por Tusk: Polonia ya hallaría el momento oportuno para hacer la mudanza monetaria cuando la economía nacional estuviera bien enrumbada y cuando la Eurozona recuperase sus anteriores niveles de solvencia.

En cuanto a las cuestiones puramente económicas, la gobernante anunció una simplificación del impuesto sobre la renta y la adopción de una normativa especial anticrisis para, por ejemplo, contrarrestar los efectos, muy lesivos, del boicot impuesto por Rusia a las exportaciones alimentarias polacas. Esto era en respuesta a las sanciones económicas aplicadas por Bruselas como castigo al Kremlin por su anexión unilateral de Crimea y su asistencia a los rebeldes rusófonos del Donbás. Polonia había terminado 2013 con la deuda pública y el déficit públicos recrecidos al 55,7% y el 4% del PIB, respectivamente, frente al 54,4% y el 3,7% anotados en 2012. Ahora mismo, el país registraba una inflación interanual negativa de dos décimas y su tasa de paro era, de acuerdo con los datos del Gobierno, del 11,5%, coincidente con el promedio de la UE de 28 miembros. Poco después, la Oficina de Estadística Europea (Eurostat) publicó que en septiembre de 2014 el desempleo polaco había sido, sin embargo, del 8,7%.

Por lo demás, los observadores descartaron que Kopacz, en el año largo que tenía por delante hasta la conclusión de la legislatura –eso si la PO no decidía adelantar los comicios por cálculo electoral-, fuera a desviarse de los esfuerzos de consolidación fiscal mantenidos por Tusk. Sin embargo, se especuló con una posible mayor atención de las cuestiones sociales, nunca prioritarias para el muy liberal Tusk y supuestamente más importantes para Kopacz, dadas su especialidad y experiencia en los asuntos de la sanidad. Leído su plan de gobierno, Kopacz obtuvo el 1 de octubre la confianza de la Cámara por 259 votos contra 183, más siete abstenciones. Al cabo de una semana, la primera ministra recibió del ministro de Exteriores Schetyna el tranquilizador anuncio de que estaba dispuesto a no forzar una lucha por el liderazgo de la PO, por el momento todavía en manos de Tusk, en el tiempo que restaba hasta las elecciones generales de noviembre de 2015.

(Cobertura informativa hasta 8/10/2014)