Emil Dimitriev

1. Colaborador del cuestionado Nikola Gruevski y número dos del VMRO-DPMNE
2. Primer ministro interino de Macedonia en cumplimiento del Acuerdo de Przino y regreso de la crisis política en 2016

1. Colaborador del cuestionado Nikola Gruevski y número dos del VMRO-DPMNE

Nacido en 1979, el año anterior a la muerte del líder yugoslavo Tito, en la entonces República Socialista de Macedonia, se formó como sociólogo en las facultades de Filosofía de la Universidad San Cirilo y San Metodio de Skopje y la Universidad de Belgrado en la vecina Serbia. Sin embargo, su práctica profesional, iniciada en la segunda década de existencia de Macedonia como Estado independiente, se desarrolló en las áreas administrativa, de recursos humanos y de relaciones públicas. En 2001 contrató con una compañía de su población local, Probistip, y cinco años después empezó a trabajar para el sector público como directivo de Hydro System Zletovica, importante proyecto de desarrollo hidroeléctrico, irrigación y provisión de agua potable puesto en marcha en la cuenca de este río, en la región nororiental del país, del cual se beneficiaría, entre otros municipios, Probistip.

Siendo miembro del partido liberal-conservador Organización Revolucionaria Interna de Macedonia-Partido Democrático para la Unidad Nacional Macedonia (VMRO-DPMNE), regresado al Gobierno tras las elecciones generales de julio de 2006 de la mano del joven Nikola Gruevski, en 2008 este último le incorporó al Ejecutivo nacional como viceministro de Defensa. En 2013, con 34 años, su rápida progresión en los escalafones de la formación gobernante le llevó hasta el peldaño cimero de secretario general, supeditado al líder, Gruevski, y en las elecciones de abril de 2014, cuartas consecutivas ganadas por el VMRO-DPMNE y sus aliados, ganó el mandato de diputado de la Sobranie o Asamblea. Al arrancar la legislatura, Dimitriev fue hecho presidente del Comité Parlamentario de Defensa y Seguridad así como del Grupo Parlamentario para la Cooperación con la Asamblea de Serbia.

Pese a no ostentar una posición descollante en las instituciones políticas de la República, Gruevski estaba considerado un colaborador de la máxima confianza del nueve años mayor Gruevski, quien terminó convirtiéndose en el más duradero primer ministro de Macedonia, cabeza de cuatro gobiernos consecutivos de coalición con la Unión Democrática por la Integración (DUI), partido representante de la nutrida minoría albanomacedonia.

Llegado al poder en 2006, cuando batió en las urnas a los socialdemócratas de Vlado Buckovski ofertando un programa de liberalismo económico, armonía entre la mayoría eslavomacedonia y los albaneses, y apuesta sin matices por los ingresos del país en la OTAN y en la UE (objetivos todos que suponían pasar definitivamente página a las credenciales profundamente nacionalistas y conservadoras del VMRO-DPMNE, en su momento exponente, como otros partidos protagonistas de la desintegración de la antigua Yugoslavia, del chovinismo etnicista), Gruevski fue capaz de encadenar cuatro gobiernos a pesar de los chisporroteos de inestabilidad política por los duros forcejeos parlamentarios con la Unión Social Demócrata de Macedonia (SDSM) en la oposición y los escándalos de corrupción que golpeaban al oficialismo.

Además, el desempleo se mantenía en unos niveles estratosféricos (la tasa superó el 30% hasta 2013) y la aspiración de la doble admisión en la UE y en la OTAN se vio bloqueada por la negativa de Grecia a dar su brazo a torcer en la disputa internacional sobre el nombre oficial del país, que para el Gobierno de Atenas de ninguna manera podía ser el de República de Macedonia porque esa denominación, argüía, podía dar pie a confusiones territoriales al pertenecer a Grecia la parte meridional de la región histórica de Macedonia, de manera que en la Asamblea General de la ONU los representantes de Skopje tenían asignado el nombre provisional de Ex República Yugoslava de Macedonia (FYROM).

Sin embargo, el sorprendentemente buen comportamiento de la economía, que aguantó con mínimos daños las recesiones europeas iniciadas con la crisis global de 2008, y la contención de las tensiones en el frente doméstico potencialmente más desestabilizador (y causante de una cuasi guerra civil en 2001), el configurado en torno a las relaciones entre eslavomacedonios y albanomacedonios, acudieron en socorro de Gruevski, cuya gestión fue respaldada por los electores en las votaciones generales anticipadas de 2008, 2011 y 2014, las cuales, por cierto, presentaron una serie de defectos democráticos y dieron pie a denuncias de fraude desde la SDSM.

Este estado de cosas favorable a la continuidad de Gruevski entró en crisis en febrero de 2015 a raíz de destapar el jefe de la SDSM, Zoran Zaev, un vasto operativo de escuchas telefónicas ilegales mantenido desde hacía años por el entorno del Gobierno y el VMRO-DPMNE, que se dedicaban a espiar las conversaciones de nada menos que 20.000 personas, incluidos políticos, periodistas, policías, jueces, autoridades religiosas y hasta diplomáticos extranjeros. Este turbulento escándalo vino a coronar la larga lista de agravios achacados por sus detractores a Gruevski, ya acusado sistemáticamente de amparar la corrupción institucional, de controlar los medios de comunicación, de interferir en los tribunales de justicia y de manipular las elecciones.

El panorama político se encrespó sobremanera en mayo de 2015 al estallar en la ciudad norteña de Kumanovo unos violentos choques armados, con el resultado de 14 facciosos y ocho policías muertos, entre las fuerzas de seguridad y un grupo de pistoleros que las autoridades identificaron como antiguos guerrilleros albaneses del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), y, al mismo tiempo, iniciarse en Skopje una agresiva campaña de protestas y manifestaciones orquestada por la SDSM y dirigida a forzar la dimisión del primer ministro. La peligrosa situación instalada en Macedonia empujó a la UE a abrir un proceso de mediación entre Gruevski y Zaev que desembocó el 15 julio en el llamado Acuerdo de Przino, cuyos puntos clave eran la inmediata inclusión de miembros de la SDSM en el Gobierno y la renuncia diferida de Gruevski, quien en enero de 2016 tendría que dejar paso a un Gobierno interino encargado de convocar elecciones anticipadas para abril de ese año.


2. Primer ministro interino de Macedonia en cumplimiento del Acuerdo de Przino y regreso de la crisis política en 2016

Las dificultades del diálogo político retrasaron la puesta en marcha del Acuerdo de Przino hasta el 11 de noviembre, momento en que la Sobranie aprobó la incorporación de la SDSM en el Ejecutivo con dos ministros, Oliver Spasovski, nuevo titular de Interior, y Frosina Remenski, ministra de Trabajo y Política Socia. Al cabo de unos días, llegó el informe de progreso de la Comisión Europea sobre la aspiración macedonia de ingresar en la UE; dando un varapalo a la credibilidad del Gobierno, la Comisión hacía notar los "retrocesos" producidos en el país balcánico con respecto a 2014 en los criterios y áreas de democracia y elecciones, reforma administrativa, imperio de la ley, libertad de medios y disciplina financiera.

El siguiente paso era la dimisión de Gruevski, quien efectivamente comunicó su renuncia el 15 de enero de 2016. El VMRO-DPMNE ya tenía decidido que Dimitriev, el leal número dos del partido, fuera su sucesor interino. El 18 de enero la Sobranie, con 72 votos a favor y ninguno en contra, invistió primer ministro a Dimitriev, quien mantuvo intacto el Gabinete de gran coalición entre su formación, la DUI, la SDSM y el pequeño Partido Unido para la Emancipación (OPE), representante de la minoría romaní. La tarea inmediata de Dimitriev era organizar las previstas elecciones anticipadas del 24 de abril, pero este horizonte electoral quedó trastocado a los pocos días debido a la decisión por los socialdemócratas de Zaev de boicotear los comicios al considerar que no se daban las debidas garantías de limpieza y transparencia para celebrarlos.

La reacción inicial de la Sobranie, donde el VMRO-DPMNE y sus aliados poseían la mayoría absoluta con la adición de los 17 diputados de la DUI, fue negarse a posponer las elecciones y mantener la fecha del 24 de febrero como la de la disolución de la Cámara y la terminación de la legislatura. Además, Gruevski, al que favorecían los sondeos, volvería a ser cabeza de cartel, hecho que subrayaba aún más el carácter estrictamente interino del mandato gubernamental de Dimitriev. Sin embargo, en un segundo tiempo, los diputados del VMRO-DPMNE decidieron retrasar el proceso preelectoral dos meses.

Hasta entonces, Dimitriev tuvo que lidiar con el incremento de la presión que ejercían los refugiados y migrantes indocumentados de Oriente Medio en la frontera greco-macedonia, decenas de miles de personas que querían a toda costa abandonar Grecia, sortear las alambradas de espino tendidas en el borde, sobre todo a la altura del paso de Idomeni, y atravesar Macedonia en dirección a Serbia, para desde ahí, dando un rodeo a la herméticamente sellada Hungría, pasar a Croacia e intentar alcanzar Alemania, el deseado final de odisea para la gran mayoría de ellos. El Gobierno de Skopje, tras meses de política de vía libre, que había permitido a cientos de miles de refugiados cruzar Macedonia sin obstáculos de sur a norte, se propuso yugular este flujo masivo, bloqueando efectivamente el ramal meridional de la llamada ruta de los Balcanes.

En abril de 2016 la Policía macedonia continuaba afanada en mantener bloqueada la frontera con Grecia a refugiados e inmigrantes irregulares cuando el país entró en una nueva fase de turbulencias políticas. La Sobranie, finalmente, aprobó disolverse el día 7, de manera que las elecciones tendrían lugar el 5 de junio. No obstante, la SDSM insistió en que este plazo le seguía pareciendo corto para corregir los defectos detectados en las listas del censo, así que mantenía su boicot electoral. A renglón seguido, el 12 de abril, el presidente de la República, Gjorge Ivanov, elegido en 2009 con el respaldo del VMRO-DPMNE, soliviantó aún más los ánimos de la oposición de izquierda con la controvertida decisión de, haciendo uso de sus prerrogativas constitucionales y argumentando que era menester "terminar con la agonía" que ese descomunal escándalo político estaba produciendo al país, decretar un perdón para 56 políticos del VMRO-DPMNE, con Gruevski a la cabeza, que estaban siendo objeto de investigaciones judiciales por su presunta implicación en la red de espionaje telefónico.

La anulación presidencial de las diligencias penales emprendidas por la Fiscalía Especial del Estado volvió a echar a la calle a decenas de miles de iracundos manifestantes, esta vez para exigir las dimisiones tanto de Ivanov como de Dimitriev, al que consideraban cómplice de una descarada operación estatal de encubrimiento e impunidad. Sin embargo, el partido gobernante insistía en que él también estaba interesado en esclarecer el asunto de las escuchas. Desde el exterior, llegaron las recriminaciones y las advertencias de los gobiernos de la UE y la OTAN, en tanto que Rusia se puso de parte del Ejecutivo macedonio. Dimitriev y su Gabinete aguantaron la embestida popular azuzada por la oposición socialdemócrata, pero en mayo el Tribunal Constitucional, en respuesta a un recurso presentado por la DUI, dictaminó que la disolución parlamentaria de abril había violado la Carta Magna, obligando a la Sobranie a desconvocar las elecciones de junio.

La decisión de los diputados revistió de una temporalidad indefinida la interinidad de Dimitriev. El primer ministro, en otro gesto unilateral del oficialismo que no contribuyó a apaciguar los ánimos, propuso a la Sobranie la destitución de los dos ministros socialdemócratas de su Gobierno, Spasovski y Remenski, y su reemplazo por sus segundos en los ministerios, miembros del VMRO-DPMNE.

(Cobertura informativa hasta 1/6/2016)