Chen Shui-bian

Perteneciente a una familia de campesinos pobres autóctonos del sur de la isla, nació en 1950, pero sus padres no registraron el hecho ante las autoridades hasta pasado un año, desfase que quedó reflejado en su partida de nacimiento. Los Chen apuraron sus ahorros en la educación de su hijo, quien se graduó con altas calificaciones tanto en la escuela primaria de Lungtién, en el condado de Tainán, como en las escuelas superiores de Tsengwen, de primer grado, y Tainán, de segundo grado. En 1969 consiguió la mejor puntuación nacional en los exámenes de acceso a la Universidad Nacional de Taiwán y fue admitido como alumno en el Colegio de Comercio.

Impresionado por el discurso del político Huang Hsin-chieh, opositor al régimen autoritario de Chiang Kai-shek y del partido nacionalista Kuo Min Tang (KMT, establecido en la isla desde el triunfo militar de los comunistas de Mao Zedong y la proclamación de la República Popular en el continente en 1949), Chen decidió cambiar la carrera de empresario por la de abogado, por lo que en 1970 se matriculó en el Colegio de Derecho. En 1973, sin haber acabado la licenciatura todavía, recibió una beca de la universidad en atención a su brillante rendimiento académico que aprovechó para sacarse el título de abogado. Se convirtió en el más joven letrado del país y empezó a trabajar a tiempo parcial en una firma privada especializada en litigios internacionales.

En 1974 se licenció como el número uno de su promoción y pasó a ejercer la abogacía con carácter exclusivo, adquiriendo una reputación como experto en Derecho marítimo. En 1980 su acomodada posición profesional experimentó un giro radical cuando, animado por su esposa, aceptó defender a ocho miembros de la oposición, entre ellos su antiguo inspirador, Huang Hsin-chieh, procesados por un tribunal militar por participar el año anterior en una manifestación en la ciudad de Kaohsiung que degeneró en incidentes violentos. Los acusados fueron sentenciados conforme a la ley marcial entonces vigente. En lo sucesivo Chen, simultaneando la profesión jurídica con el activismo político, militó en las causas de la democracia y los Derechos Humanos, así como en la no menos problemática de la independencia de Taiwán.

Ésta constituía un verdadero anatema para el KMT, pero era igualmente rechazada por sectores que se consideraban opuestos a la dictadura de los Chiang (Chiang Ching-kuo sucedió a su padre tres años después de fallecer en 1975). Tanto unos como otros insistían en la exclusiva legitimidad estatal de la República de China (ROC), la misma China republicana proclamada en Nanjing por el doctor Sun Yat-sen, fundador del KMT, el primer día de 1912, en el curso de la Revolución que acabó con el régimen imperial de la dinastía manchú, y negaban la legitimidad de los “bandidos comunistas” instalados en el continente, es decir, la República Popular China (RPC). De hecho, todo el entramado jurídico-institucional del régimen del KMT presentaba un estado de provisionalidad política y de excepción militar; este duraría hasta el día en que la ROC recuperara el territorio continental del que fue expulsada en 1949.

En 1981 Chen obtuvo su primer mandato representativo como consejero municipal del distrito cuarto de Taipei y en 1984, después de asistir a una conferencia de académicos taiwaneses en Estados Unidos y de iniciarse en la edición periodística, dio los primeros pasos para articular una suerte de partido de oposición, —algo intolerable para el KMT, por el momento firmemente asentado en el monopolio político—, en tanto que miembro de la recién establecida Asociación Taiwanesa de Derechos Humanos. Antes de acabar el año fue acusado de libelo por una opinión vertida en la revista mensual que dirigía, Formosa. convertida con su tirada de 100.000 ejemplares en el principal órgano de difusión opositor, y en 1985 fue condenado a un año de prisión y multado con dos millones de nuevos dólares taiwaneses por un tribunal de Taipei.

Chen empleó sus conocimientos legales para retrasar la ejecución de la sentencia, así que dimitió como consejero municipal de Taipei y se presentó a la elección para magistrado de distrito en su Tainán natal. En noviembre de 1985 perdió esta apuesta días después de que el vehículo en que viajaba fuera embestido por un tractorista, un extraño accidente que ofreció visos de atentado. Chen salió ileso, pero su esposa, Wu Shu-chen, quedó paralizada de cintura para abajo y quedó recluida en una silla de ruedas. Esta difícil circunstancia familiar se agravó en junio de 1986 cuando Chen fue sentenciado en firme a ocho meses de prisión, los cuales empezó a cumplir el día 10 en la penitenciaría de Tucheng junto con los otros dos condenados por la acusación de libelo.

Mientras Chen estaba preso el veterano Huang Hsin-chieh estableció la primera fuerza organizada de la oposición desde 1949, el Partido Democrático Progresista (MCT), de corte democrático y liberal, al calor de las primeras medidas liberalizadoras adoptadas por el presidente Chiang Ching-kuo. El MCT, fundado el 28 de septiembre de 1986 en régimen de semiclandestinidad, tomó parte en las elecciones del 6 de diciembre de aquel año para cubrir 73 escaños del Yuan Legislativo (Li fa Yuan) y 84 de la Asamblea Nacional (Kuo-Min Ta-Hui).

Órgano legislativo supremo, la Asamblea Nacional había sido elegida por primera vez en el continente en 1947 con carácter vitalicio y desde 1969 venía renovándose sin periodicidad fija, en las llamadas "elecciones suplementarias", para cubrir las bajas dejadas por los denominados “diputados de edad”, que iban falleciendo paulatinamente. Se trató de la primera vez que la oposición pudo participar organizada, sin tener que etiquetar a sus candidatos como independientes, y entre los 12 escaños que ganó en el Yuan figuró el de la esposa de Chen, registrada en lugar de él en la lista electoral.

Su salida de prisión en febrero de 1987 convirtió a Chen en una de las figuras más populares del MCT. En esta primera legislatura frustrado de mandato ejerció de "asistente especial" de su esposa mientras continuó practicando la abogacía privada. El levantamiento el 15 de julio de 1987 de la ley marcial, que técnicamente ponía fin al estado de guerra con la RPC vigente desde 1947, fue apuntado como un éxito personal por el MCT, al tratarse de una de sus reivindicaciones principales.

La llegada a la presidencia de la República de Lee Teng-hui en enero de 1988 supuso una aceleración de las reformas internas y externas impulsadas por el KMT en un sentido claramente democrático, pero también de revisión de la doctrina de los Chiang sobre la "entidad política hostil" instalada en el continente. Lee, consciente de que la batalla por el reconocimiento diplomático exclusivo venía perdiéndola Taiwán desde que en 1971 la RPC le arrebatara el escaño en la ONU, animó los contactos diplomáticos para entablar negociaciones bilaterales con vistas a una paz duradera y a la reunificación nacional.

Beijing ofreció entonces una unificación según la fórmula de "un Estado, dos sistemas" (aplicado con éxito en Hong Kong desde 1997), pero Lee replicó que tal aspiración no debía hacerse a costa de la libertad, la democracia y el desarrollo equitativo de Taiwán, formulando a cambio el modelo de "un Estado, dos entidades políticas", lo que llevaba implícito la búsqueda previa de la legitimidad internacional de Taiwán. Tal política suscitó el rechazo de un sector conservador y tradicional del KMT, que sospechaba que Lee —nacido en la isla— albergaba tentaciones independentistas, y supuso un revulsivo para el MCT, el cual tuvo que aclarar su postura al respecto.

Aquel año el partido opositor estableció un programa inequívocamente independentista fundado en la "autodeterminación y la soberanía del pueblo taiwanés", quien debería expresar sus aspiraciones mediante un referéndum. Chen se identificó con el ala moderada, de acuerdo con la idea, pero entendiéndola como una solución defensiva ante cualquier maniobra unilateral de la RPC o el KMT que fuera en perjuicio de los intereses y las libertades democráticas de la población insular. Desde 1991 el MCT y Chen predicaron abiertamente la fórmula "una China, un Taiwán", una solución binacional que desató las iras de Beijing y que perfiló el foso que les separaba de la doctrina tradicional del KMT.

El MCT en parte justificaba su postura por el gran aislamiento diplomático que había acarreado la insistencia en la exclusividad nacional china de las relaciones bilaterales y multilaterales. Así, en 1997 la ROC sufrió un fuerte varapalo cuando Sudáfrica decidió reconocer a la RPC, lo que supuso la automática ruptura de relaciones con el Gobierno de Taipei, cuyo plantel de reconocimientos quedó reducido a una treintena de Estados de peso menor en América y África. Por lo demás, desde el ingreso de Tuvalu en septiembre de 2000, Taiwán se quedó, junto con Suiza y el Vaticano, como uno de los tres últimos estados del mundo no pertenecientes a la ONU.

En las segundas elecciones parciales al Yuan, el 2 de diciembre de 1989, el MCT, que tras el levantamiento en el mes de enero anterior de las restricciones sobre los partidos pudo presentarse bajo esa sigla, se apuntó el 33% de los sufragios y 21 de los 102 escaños en disputa, uno de los cuales fue para Chen. Situado ahora como jefe del grupo parlamentario del MCT en el Yuan, Chen se distinguió como el más activo diputado a la hora de presentar proyectos y enmiendas de ley para la completa democratización del poder legislativo. Desde marzo de 1992 supervisó las repercusiones militares de la revisión de la doctrina sobre la RPC en tanto que director del Comité de Defensa del Yuan.

El 21 de diciembre de 1991 la Asamblea Nacional, libre ya de los "diputados de edad" (de los que quedaban pocos supervivientes) fue renovada en un 80% en unos comicios que otorgaron al MCT el 23,9% de los votos. El 19 de diciembre de 1992 se celebraron las primeras elecciones al Yuan enteramente democráticas y, aunque el KMT volvió a asegurarse una cómoda mayoría, el MCT, con sus 50 escaños (sobre 161) y el 31% de los votos, quebró definitivamente 45 años de hegemonía política. El tirón electoral de Chen, reelegido en su escaño, le convirtió a los ojos de su partido en el candidato idóneo para el importante puesto de alcalde de Taipei, para lo que presentó una plataforma reformista que hacía hincapié en la eficiencia gestora, la extensión de los servicios de asistencia social, el desarrollo de las comunicaciones y la promoción de las actividades culturales y cívicas. Así, en los comicios municipales del 3 de diciembre de 1994, que globalmente otorgaron al MCT los mejores resultados de su historia —el 39,4%—, el carismático político se convirtió en el primer edil capitalino elegido por sufragio universal.

En los años siguientes, las opciones del MCT frente al KMT se mantuvieron abiertas en el poder legislativo. Obtuvo el 33% de los votos y 54 escaños (sobre 225) en las elecciones del 2 de diciembre de 1995 para el Yuan, y el 29,6% y 99 escaños (sobre 334) en las del 23 de marzo de 1996 para la Asamblea Nacional. No obstante, en las elecciones presidenciales que se celebraron simultáneamente en la segunda convocatoria, el candidato del MCT, Peng Ming-min, sólo recibió el 21,1% de los sufragios. La cómoda reválida obtenida por Lee Teng-hui en 1996 —se trató de la primera elección democrática de un mandatario chino en los 5.000 años de historia de esta civilización—, se explicó tanto por la ambigüedad del líder del KMT en la cuestión de la unificación, que pudo haber atraído a partidarios de otras opciones además de la dicotomía planteada, como por sus méritos en la superación total del pasado dictatorial, reconocidos por un electorado cada vez más desapegado de los antiguos lemas.

En junio de 1998 el MCT fue sacudido por una polémica sobre las modalidades de la pretendida independencia de Taiwán. Para su presidente, Hsu Hsin-liang, no debía descartarse la unificación en el futuro si la RPC evolucionaba hacia un sistema democrático. Esta eventual dejación de la independencia taiwanesa sobre la idea de "un Estado, un sistema" fue acogida negativamente por los demás dirigentes del partido y forzó la dimisión de su inspirador. Chen tampoco aceptó la idea de Hsu, que consideró ingenua por sustentarse en la expectativa de que la RPC terminara abrazando la democracia liberal y el pluripartidistmo a largo plazo, pero insistió en la necesidad de aumentar los contactos bilaterales para excusar malentendidos y los riesgos de un conflicto armado.

Aunque su gestión se valoró positivamente por la reforma administrativa y la reducción de los problemas del tráfico y la delincuencia, en las elecciones del 5 de diciembre de 1998 Chen perdió la alcaldía de Taipei ante el popular candidato del KMT, el ex ministro de Justicia Ma Ying-jeou, quien hizo frente común con el Nuevo Partido (HT), fundado por escindidos del KMT descontentos con la política liberal y los presuntos devaneos soberanistas del presidente Lee. El inesperado varapalo, que pudo haber parado en seco la carrera de cualquier otro político, relanzó, paradójicamente, la de Chen, que se prefiguró como el candidato del MCT para las elecciones presidenciales de 2000. Haciéndose eco de las preferencias expresadas en los sondeos de opinión, en julio de 1999 el partido le nominó para esta aspiración. Por lo demás, en las elecciones al Yuan que se celebraron también en diciembre de 1998 el MCT cosechó otro fracaso al no evitar la nueva mayoría absoluta del partido del poder. Anclado en el 29,6% de los votos, con todo el MCT ascendió a los 70 escaños.

En los meses siguientes Chen protagonizó una frenética gira de viajes dentro y fuera del país para dar a conocer sus propuestas, que, centradas en las políticas internas y de seguridad regional —con acento en los enfoques pragmáticos y cooperativos—, no se supeditaron a la cuestión de la independencia, tan proclive a monopolizar el discurso del MCT visto desde el exterior. Sobre el particular, dirigió a Beijing una oferta de "diálogo constructivo, reconciliación y paz permanente", y aseguró que no figuraba en su agenda ni la proclamación de la independencia ni la convocatoria de un referéndum, ya que dichas medidas pondrían al país "al borde la guerra". Esta salida, opinaba, no se planteaba perentoria toda vez que Taiwán, en la práctica, hacía tiempo que se desenvolvía como "un país soberano e independiente".

La reacción de China Popular fue de desconfianza y advertencia: la aventura independentista, incluso la mera negativa a iniciar negociaciones prounificación, no serían toleradas. Esto es, seguía en pie la disyuntiva tradicional de unificación o guerra. No obstante la virulencia verbal, en vísperas de las elecciones las autoridades comunistas no adoptaron la táctica de amedrentar al electorado taiwanés con unas maniobras militares que, con gran ostentación, tensaron la campaña de las históricas presidenciales de 1996, que les resultaban irritantes por su sentido democrático. En esta ocasión el régimen de Beijing, aún consciente del ascenso del sentimiento independentista en Taiwán, optó por esperar el desenlace electoral con una mezcla de admonición y cautela.

Las encuestas sugerían una nueva confirmación del KMT, pero el 18 de marzo de 2000 las urnas hicieron realidad el histórico vuelco: Chen ganó con el 39,3% al independiente James Soong y al candidato del KMT, el vicepresidente de la República Lien Chan. Los periodistas locales apuntaron que esta vez el entorno de Lee sí pagó por su indefinición, a caballo entre los independentistas y los nacionalistas de la vieja escuela; más aún, en los últimos tiempos venía especulándose con una secreta preferencia de Lee por Chen a costa de su delfín oficial, en base a sus mutuas alabanzas.

Al día siguiente de su victoria Chen reincidió en los mensajes de apaciguamiento al presidente chino Jiang Zemin, quien, en un tono inesperadamente mesurado (el cual no ocultaba el pasmo de la RPC por la derrota del KMT) replicó que la puerta a encuentros en la cumbre estaba abierta, siempre que Taiwán reconociera su inseparable pertenencia a la nación China. Chen asintió en empezar a negociar sobre este concepto, pero como un punto de la agenda, no como una precondición, a fin de alcanzar un “tratado de paz”. Además, aclaró que sólo conversaría en un plano de igualdad.

A la hora de defender el buen entendimiento con el continente el presidente electo hizo hincapié en los aspectos económicos, pues, hostilidad diplomática aparte, el hecho es que Taiwán es el principal inversor en la RPC y ésta a su vez es el segundo interlocutor comercial de aquella luego de Estados Unidos. Así, informó que su administración revisaría la legislación restrictiva de los intercambios directos en el comercio, el transporte y las comunicaciones, a fin de adaptarla a la realidad arriba descrita. Por lo demás, Chen heredaba una coyuntura económica inmejorablemente más sólida que en los demás países tigres y dragones de la región, de los que Taiwán fue el único en salir relativamente airoso de la gran crisis financiera y monetaria de 1997-1998. Las razones de la salvedad taiwanesa apuntaban a su holgada reserva de divisas, a sus altos tipos de interés y a la propia orientación de su comercio a Estados Unidos y la RPC.

En este campo, Chen propugnaba mantener las perspectivas de crecimiento con una doble actuación: por un lado, desarrollando las industrias especializadas en componentes informáticos y otras altas tecnologías y, por el otro, sometiendo a una reforma estructural al sector público, muy extenso y fundamentado en los vínculos tradicionales entre empresarios y políticos, consustanciales con el dominio hegemónico del antiguo partido-Estado. La perspectiva de privatizaciones y desregulaciones asemejaba a Chen, por ejemplo, a su homólogo surcoreano, Kim Dae Jung, llegado al poder en 1998 con similares planteamientos de superación o renovación de una forma de entender la política y los negocios.

El 20 de mayo Chen prestó juramento como décimo presidente de la ROC, enlazando con la legitimidad republicana iniciada en el continente en 1911 por Sun Yat-sen, y el primero no perteneciente al KMT, uno de los últimos partidos hegemónicos históricos que pasaba a la oposición (aquel mismo año corría igual suerte el otro paradigma mundial, el PRI mexicano). Inmediatamente nombró primer ministro a Tang Fei, un veterano oficial del KMT. Esta designación indicó el interés del equipo de Chen en aprovechar la experiencia gestora adquirida por el partido nacionalista, toda vez que —aspecto que él asumió explícitamente— el MCT se reconocía como un neófito en la economía y las finanzas.

El 20 de junio Chen propuso a Jiang un encuentro en la cumbre a la coreana (apenas unos días antes los líderes de Corea del Norte y del Sur habían celebrado su histórico encuentro en Pyongyang), pero éste descartó cualquier aproximación en ese sentido si Taipei no reconocía antes el principio de una sóla China. El día 29 el presidente taiwanés, inesperadamente, reconoció la existencia de una sóla China, expresión que, declaró, cada parte debería poder interpretar a su criterio. Este cambio de actitud de Chen, a diferencia de lo que había manifestado durante la campaña, fue interpretado como la más clara reserva ante la opción independentista en un político que nunca había militado en el bando de los radicales de la causa. Poco después, el 13 y el 14 de agosto, realizó una visita de paso a Estados Unidos que no tuvo rango oficial ni recepción por miembros del Gobierno, puesto que la RPC mantiene relaciones diplomáticas con la potencia americana —como todas las demás, excluyentes— desde 1979.

En los meses siguientes el presidente taiwanés encajó reveses domésticos y éxitos exteriores. En el primer terreno, el KMT se valió de su mayoría parlamentaria para bloquear las reformas económicas presentadas por el Gobierno y de paso hacer parecer al MCT un incompetente en la cuestión. Esto provocó el 4 de octubre la dimisión del primer ministro Tang, para cuyo reemplazo Chen nombró al viceprimer ministro, Chang Chun-hsiung, del MCT. En el segundo terreno, el 28 de diciembre Beijing aceptó la propuesta de Chen de activar parcialmente los intercambios directos en el comercio y las comunicaciones, —legalmente posibilitados por la parte taiwanesa al remover el Gobierno prohibiciones de cinco décadas de antiguedad—, entre la provincia de Fujian en el continente y los puertos isleños de Quemoy y Matsu, bajo soberanía taiwanesa.

Chen Shui-bian está en posesión de sendos doctorados honoríficos en Derecho y Ciencias Políticas por las universidades coreanas de Kyungnam y Yong-In, respectivamente, más un tercero en Economía por la Academia Plejanov de Economía de Moscú.

(Nota de edición: esta biografía fue publicada originalmente el 20/3/2001. Chen Shui-bian obtuvo un segundo y definitivo mandato de cuatro años como presidente de la República de China en las elecciones del 20/3/2004. Concluido aquel, Chen fue sucedido en la jefatura del Estado por el presidente electo del KMT, Ma Ying-jeou, el 20/5/2008).