Brigitte Bierlein

El Ibiza-Affäre, el más sonado escándalo político en la historia reciente de Austria, desembocó el 3 de junio de 2019 en la elevación a la Cancillería Federal de Brigitte Bierlein, hasta la fecha presidenta del Tribunal Constitucional. Jurista veterana con una trayectoria de funcionaria estatal a caballo entre la fiscalía y la judicatura, Bierlein, que estaba a punto de jubilarse al cumplir los 70, fue la persona escogida por el presidente de la República, Alexander Van der Bellen, para conducir un Gabinete exclusivamente técnico y de gestión, hasta las elecciones anticipadas de septiembre. Ella tomó el relevo al -37 años más joven- canciller Sebastian Kurz, líder del Partido Popular Austríaco (ÖVP) y jefe de un Gobierno sucumbido tras la secuencia de sobresaltos institucionales que el 17 de mayo detonó el video que involucraba a su socio de coalición, el vicecanciller Heinz-Christian Strache, líder del partido de extrema derecha FPÖ y dimitido fulminantemente, en un más que aparente caso de corrupción.

De esta manera tan inesperada, Bierlein se ha convertido en la primera mujer canciller de Austria, al frente de un Gobierno que es también el primero sin presencia de partidos desde la proclamación de la II República en 1945. El caso es que Bierlein ya sentó varios precedentes de género a lo largo de su carrera judicial. Su perfil no es partidista, si bien sus dos promociones en el Tribunal Constitucional desde 2002, primero como vicepresidenta de la corte y luego, en 2017, como presidenta, fueron a instancias de la alianza del ÖVP y el FPÖ. El Gabinete con mandato temporal de Bierlein es un equipo paritario de ministros independientes. Según la primera ministra, se trata de transmitir la "experiencia", la "sensibilidad política" y la "confianza" que los ciudadanos, estupefactos por el escándalo de Strache y sus consecuencias, esperan del Ejecutivo.


(Texto actualizado hasta junio 2019)

La primera mujer canciller federal de Austria, llegada al puesto en junio de 2019 en unas circunstancias de todo punto ajenas al normal curso de la democracia parlamentaria, es una figura apolítica cuya trayectoria profesional se ha desarrollado exclusivamente en el mundo del derecho. Nacida en un hogar vienés de clase media, tras completar el bachillerato en el Gymnasium Kundmanngasse Brigitte Bierlein estudió la carrera de Leyes en la Universidad de Viena y en 1971 obtuvo el título de Doktor der Rechte (Dr. iur.). En los cuatro años siguientes estuvo preparándose para juez y tras aprobar el preceptivo examen fue asignada a los tribunales de distrito de la capital, donde ejerció en varios casos penales relacionados con la legislación sobre la propiedad.

Cuatro décadas entre la fiscalía y la judicatura
En 1977 Bierlein dejó el dictado de sentencias en cortes locales en favor de la función fiscal en la Fiscalía Pública (Staatsanwaltschaft) de Viena, una actividad de la justicia penal que le parecía más atractiva. A lo largo de una década larga, Bierlein fue adquiriendo experiencia y ganando estatus funcionarial en el cuerpo de fiscales de Austria. En 1987, además, trabajó unos meses para el Departamento de Derecho Penal del Ministerio de Justicia: esto fue lo más cerca que estuvo de las tareas del Gobierno Federal antes de su inesperado nombramiento como primera ministra del país en 2019.

Bierlein fue designada en 1990 abogada general adjunta a la Fiscalía General del Tribunal Supremo (Generalprokuratur beim Obersten Gerichtshof), cargo que desempeñó por 12 años. Además, formó parte del equipo de examinadores de jueces y fiscales de la Alta Corte Regional de Viena. En 2001 asumió la presidencia de la Asociación de Fiscales Austríacos (StAV) e ingresó en el Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Fiscales (IAP), una ONG creada en 1995 con el patrocinio de las oficinas de las Naciones Unidas en la capital austríaca.

En 2002 el Gabinete del canciller federal Wolfgang Schüssel, cabeza de una accidentada coalición derechista entre su agrupación, el Partido Popular Austríaco (ÖVP), y el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) de Jörg Haider, recomendó el nombramiento de Bierlein para una magistratura del Tribunal Constitucional (Verfassungsgerichtshof, abreviado VfGH) y concretamente la Vicepresidencia de la corte.

La nominación, que debía ser consensuada por el Gobierno Federal con las dos cámaras del Parlamento, el Nationalrat y el Bundesrat, y luego hecha nombramiento por el presidente de la República, generó controversia a propósito de la cualificación de la fiscal, que ciertamente poseía mucha práctica en la persecución de delitos pero pocas alforjas como jueza, y que tampoco ofrecía el típico perfil académico de autor de ensayos jurídicos.

Se habló de una preferencia por Bierlein, frente a otros candidatos con unos currículos más relacionados con el derecho constitucional, por unos meros criterios de afinidad política. Desde el Partido Socialdemócrata (SPÖ), en la oposición al Gobierno Schüssel, se recordó que la pareja sentimental de la fiscal, el juez Ernest Maurer, tenía una estrecha amistad con el polémico líder del FPÖ, Haider, quien había rehusado ser el vicecanciller y ostentar un puesto en el Ejecutivo federal para continuar como gobernador del estado de Carintia. Otra interpretación era que a Bierlein el Gobierno la había escogido más que nada para aumentar la presencia femenina en un alto tribunal formado casi exclusivamente por hombres. Como en otras ocasiones de asunción de puestos antes y después a lo largo de su carrera, Bierlein iba a sentar un precedente de género convirtiéndose en la vicepresidenta del VfGH.

En noviembre de 2002 Bierlein recibió el nombramiento del presidente federal, Thomas Klestil, y el primero de enero de 2003 se enfundó la toga de magistrada constitucional. En esos momentos, Schüssel y Haider estaban negociando la formación de un segundo Gobierno de coalición a modo de segunda oportunidad para el entendimiento entre el ÖVP y el FPÖ, pues el primer Gabinete negro-azul había naufragado en septiembre y el país había tenido que acudir anticipadamente a las urnas en noviembre.

Bierlein sirvió en la corte que presidía el juez Karl Korinek y luego, desde 2008, el juez Gerhart Holzinger. Como en 2002, el siguiente ascenso profesional de Bierlein iba a producirse a instancias de un Gobierno del ÖVP y el FPÖ, el que el 18 de diciembre de 2017 inauguraron Sebastian Kurz, líder de los populares y nuevo canciller federal, y Heinz-Christian Strache, líder de los liberales de extrema derecha y flamante vicecanciller federal.

Una de las primeras tareas del nuevo Ejecutivo era, precisamente, proponer un reemplazo de Holzinger, al que con 70 años cumplidos le llegaba el momento de jubilarse. Fue a iniciativa sobre todo del FPÖ que el Gobierno puso sobre la mesa el nombre de Bierlein, una jueza bastante veterana también, pues tenía ya 68 años. Eso suponía que Bierlein tendría que abandonar igualmente el VfGH dentro de poco, en 2019. Días atrás, el 4 de diciembre, el VfGH había reclamado todos los titulares de prensa por, en una histórica sentencia favorable a la demanda de los colectivos LGBT, zanjar que la prohibición del matrimonio de personas del mismo sexo en Austria era contraria a la Constitución nacional.

El 31 de diciembre de 2017, tal como estaba previsto, Holzinger se retiró de la judicatura del Estado y la vicepresidenta del VfGH le sustituyó provisionalmente en funciones. Luego, el 23 de febrero de 2018, el presidente de la República, Alexander Van der Bellen, confirmó a Bierlein como presidenta del VfGH, la primera mujer en una nómina cronológica de una decena de titulares que se remontaba a 1919.

La larga etapa de Bierlein en el VfGH trascurrió con normalidad y sin repercusiones de carácter personal, más allá de sus frecuentes apariciones públicas en el marco de una activa vida social. A diferencia de su pareja, el finalmente retirado juez Maurer, protagonista en sus últimos años de ejercicio profesional de varias sentencias polémicas que fueron percibidas como condescendientes con los planteamientos racistas de los círculos neonazis y la ultraderechista. En 2006 Maurer alcanzó notoriedad internacional por ser el juez que absolvió y ordenó la puesta en libertad del historiador británico de la Segunda Guerra Mundial David Irving, famoso por negar la responsabilidad de Hitler en el Holocausto, quien se hallaba cumpliendo en Austria una condena de tres años de prisión como reo de actividades nacionalsocialistas, delito en Austria.

Inopinada canciller federal de Austria a raíz del Ibiza-Affäre
El 17 de mayo de 2019 Bierlein, a poco más de un mes de cumplir los 70 años, vivía sus últimos meses en la VfGH y en la profesión judicial cuando la actualidad austríaca fue sobresaltada por un terremoto político cuyas implicaciones institucionales en cascada iban a terminar afectándola a ella de una manera bastante especial.

Aquel día, los medios alemanes Der Spiegel y Süddeutsche Zeitung publicaron que en 2017, antes de las elecciones generales del 15 de octubre -las cuales iban a ser ganadas con mayoría simple por el ÖVP de Kurz, quien ya estaba listo para pactar con la extrema derecha-, Strache y un dirigente subalterno del FPÖ, Johann Gudenus, se habían entrevistado en una casa alquilada de Ibiza, España, con una joven que decía ser sobrina del oligarca ruso Igor Makarov y que les ofrecía asistencia económica directa y propaganda de prensa para su partido a cambio de favores políticos cuando llegaran al Gobierno, en el sentido de facilitar al citado empresario privado ciertos contratos estatales y negocios.

La historia era ilustrada con una grabación de video donde podía verse a Strache en actitud e indumentaria informales y mostrándose más que receptivo al chanchullo que se le proponía. Según Der Spiegel, durante el encuentro quien meses después iba a ser el vicecanciller de Austria se jactó de sus contactos con personas del entorno del Kremlin dirigidos a establecer una "colaboración estratégica". En el video, además, Strache confesaba su envidia del panorama de los medios de comunicación que imperaba en la Hungría del primer ministro nacionalista Viktor Orbán, y, junto con Gudenus, insinuaba, citando casos y dando nombres, que el FPÖ se lucraba con una red de donaciones irregulares, en apariencia sobornos encubiertos, que implicaba a varias empresas e inversionistas austríacos y que tenía ramificaciones internacionales

El escándalo, descomunal, prendió al instante. Al día siguiente, 18 de mayo, Strache, acorralado, convocó una rueda de prensa para anunciar su dimisión irrevocable como vicecanciller federal y líder del FPÖ, y no sin presentarse como la víctima de una trampa tendida por una "trama criminal" de enemigos que, aprovechando un momento de debilidad personal "extremadamente bochornoso" ("era el típico comportamiento de macho borracho deseoso de impresionar a la invitada atractiva, me comporte como un adolescente", explicó patéticamente el político a modo de excusa), buscaba apuntarse con su cabeza un "asesinato político selectivo" para hundir el Gobierno.

La reacción inicial de Kurz fue la de mantener la coalición con el FPÖ en funciones y anunciar que acababa de proponer al presidente Van der Bellen la convocatoria de elecciones anticipadas "lo más pronto posible". Sin embargo, dos días después, el 20 de mayo, el canciller despidió fulminantemente al ministro del Interior del FPÖ, Herbert Kickl, con el fin de disipar cualquier sombra de duda sobre la imparcialidad de las investigaciones oficiales para determinar si lo dicho por Strache en el video era constitutivo de delito. Airados, todos sus conmilitones del Gobierno, con el ministro de Transportes Norbert Hofer, líder en funciones del FPÖ, a la cabeza, renunciaron a sus carteras y dieron portazo al ÖVP.

El 22 de mayo Kurz rehizo el Gabinete cubriendo las bajas con ministros independientes y del ÖVP. Pero el día 27 el canciller, que se había quedado en franca minoría parlamentaria, sucumbió a una moción de censura presentada en el Nationalrat por el pequeño partido Jetzt, de ideología ecologista e izquierdista, y que fue apoyada por los diputados del SPÖ y el FPÖ. Definitivamente, el Gobierno Kurz estaba liquidado. El 28 de mayo todos los ministros continuaron en funciones salvo Kurz, al que sucedió como canciller en funciones el vicecanciller sustituto de Strache, Hartwig Löger, ministro de Finanzas y personalidad independiente.

Fue en estas circunstancias insólitas que 30 de mayo el presidente Van der Bellen, dentro de sus atribuciones constitucionales y previa consulta con las fuerzas parlamentarias, resolvió encargar la formación de un Gobierno técnico, puramente de gestión y temporal, hasta las elecciones anticipadas de septiembre, a la presidenta del Tribunal Constitucional que estaba a punto de jubilarse. Bierlein asumió el mandato y el 3 de junio tomó posesión al frente de un Gabinete estrictamente apartidista, sin precedentes en la historia nacional. El nuevo vicecanciller, y ministro de Justicia, era Clemens Jabloner, otro veterano del poder judicial, y a este le seguían diez ministros también independientes, cinco hombres y cinco mujeres. Los titulares de Exteriores, Interior, Defensa y Finanzas eran respectivamente Alexander Schallenberg, Wolfgang Peschorn, Thomas Starlinger y Eduard Müller, todos con bagaje en la función pública y el servicio de Estado.

La nueva canciller explicó que su plantel de ministros reunía "la experiencia y la sensibilidad política" que el gobierno del país precisaba hasta los comicios de dentro de cuatro meses, un ínterin en el que el Ejecutivo nacional estaba obligado a transmitir "confianza" a los ciudadanos.

(Cobertura informativa hasta 5/6/2019)