Boris Trajkovski

Licenciado en Derecho en 1980 por la Universidad San Cirilo y San Metodio de Skopje, adquirió la especialización de asesor jurídico en las ramas comercial y laboral, y posteriormente amplió su formación en Estados Unidos con estudios de Teología. En el país americano se convirtió a la doctrina protestante del metodismo, de la que hizo proselitismo cuando volvió a Macedonia -donde los practicantes del cristianismo ortodoxo son amplia mayoría-, además de adquirir el dominio del idioma inglés y el primer bagaje internacional que años después tan útiles le iban a ser en su carrera política. Durante 17 años, mientras colaboraba a difundir la doctrina metodista como predicador seglar, trabajó al frente del departamento legal de la compañía constructora Sloboda, sita en la capital de la que hasta el 15 de abril de 1991 fue la República Socialista de Macedonia, parte de una República Federativa Socialista de Yugoslavia en vías de extinción por la emergencia en su seno de proyectos nacionalistas incompatibles.

El 18 de septiembre de aquel año, previa obtención de la sanción popular a través de un referéndum, el Parlamento macedonio, donde los ex comunistas reconvertidos a socialistas y los nacionalistas de derecha ostentaban una cuota de representación similar desde las elecciones libres de noviembre de 1990, proclamó la independencia de la República, la cual afrontó un complicado proceso de reconocimiento internacional a la vez que intentaba salir indemne del rosario de brutales guerras étnicas que asolaban otros territorios ex yugoslavos, primero Croacia, luego Bosnia-Herzegovina y posteriormente Kosovo, en el último caso en su misma linde fronteriza.

El 8 de abril de 1993 Macedonia fue admitida en la ONU con el nombre de Ex República Yugoslava de Macedonia (FYROM, en la sigla inglesa); se trataba de una designación provisional, hasta que se acordara con el Gobierno griego, aferrado a una posición intransigente que no desdeñaba el bloqueo económico como medida de presión, la definición de los símbolos y atributos del Estado macedonio, que para Atenas no debían entroncar con la tradición histórica de Alejandro Magno ni alentar sospechas de irredentismo en pro de la Gran Macedonia, a costa de la Macedonia griega y de parte de Bulgaria.

En 1997, cuando se cumplía un quinquenio del Gobierno de coalición encabezado por Branko Crvenkovski, de la ex comunista Unión Social Demócrata de Macedonia (SDSM), Trajkovski abandonó el sector privado y accedió al puesto de jefe del gabinete del alcalde de Kisela Voda, un distrito de Skopje. Desde 1992 era militante de la Organización Revolucionaria Interna de Macedonia-Partido Democrático para la Unidad Nacional Macedonia (VMRO-DPMNE), la formación de la oposición nacionalista que se había apuntado una mínima mayoría en las elecciones de 1990 pero que había fracasado estrepitosamente en las de octubre de 1994 al no obtener ningún escaño.

Cuando se aproximó a la política en el nivel de representación local Trajkovski presidía la Comisión de Relaciones Exteriores del VMRO-DPMNE y asesoraba en cuestiones internacionales al líder del partido, Ljubco Georgievski. De hecho, a lo largo de la década de los noventa Trajkovski fue instrumental en el establecimiento de lazos con otros partidos y organizaciones de centroderecha de Europa occidental y Estados Unidos, donde el VMRO-DPMNE era poco conocido y proyectaba invariablemente una imagen negativa relacionada con el chovinismo eslavomacedonio.

Después de haber jugado un papel relevante en el período decisivo de 1990-1992, cuando Macedonia se las arregló para separarse de la moribunda Yugoslavia sin provocar derramamientos de sangre -luego marcando un extraordinario contaste con lo sucedido en Croacia, Bosnia-Herzegovina e incluso Eslovenia- y sin atraer los apetitos expansionistas del poder serbio, el VMRO-DPMNE hizo seis años de travesía en el desierto que tocaron a su fin con las elecciones legislativas del 18 de octubre y el 1 de noviembre de 1998.

Dando un espectacular vuelco a la balanza política, el partido de Trajkovski, aliado a la Alternativa Democrática (DA), una agrupación de orientación socialdemócrata y de base multiétnica presidido por el intelectual Vasil Tupurkovski, se alzó con la victoria con el 38,2% de los votos y 62 escaños, luego mayoría absoluta en la Sobranie o Asamblea. El 30 de noviembre Georgievski constituyó un gobierno de coalición tripartito cuyo tercer vértice era el Partido Democrático de los Albaneses (DPA, o PDSh en su sigla albanesa) de Arben Xhaferi, y en el que Trajkovski recibió el puesto de viceministro de Asuntos Exteriores al cabo de unas semanas, en enero de 1999, poniéndose a las órdenes del ministro Aleksandar Dimitrov, de la DA.Desde su oficina diplomática, en principio de bajo rango para una persona de su perfil y su potencialidad, Trajkovski se dio a conocer ante la opinión pública nacional y durante la guerra de Kosovo (1998-1999) ganó prominencia como coordinador de la agencia gubernamental responsable de la ayuda humanitaria y la atención a los refugiados.

A estas alturas de la década Macedonia era la única república ex yugoslava que había conseguido librarse de los estragos bélicos desatados tras la desintegración del Estado federal, y las autoridades tuvieron de hacer un peligroso encaje de bolillos para no verse arrastradas al conflicto que enfrentaba a muerte en la provincia limítrofe bajo la soberanía de Belgrado a la guerrilla separatista del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) y a las fuerzas policiales y militares serboyugoslavas, sobre todo cuando la llegada de 350.000 refugiados kosovares de etnia albanesa encendió los ánimos de la población eslavomacedonia.

Ésta, proclive a simpatizar con la causa serbia, o más exactamente, a rechazar de plano las pretensiones independentistas de los albanokosovares, temía un reforzamiento, demográfico y político, de la ya importante minoría albanesa local, unos 400.000 ciudadanos según el censo facilitado por las autoridades -esto es, algo más de la quinta parte de la población total-, que a su vez era solidaria con los padecimientos de sus hermanos de etnia en Kosovo. Precisamente, Trajkovski se presentó ante la agitada opinión pública de su país como un moderado contrario a exacerbar las tensiones étnicas y a poner en peligro el buen entendimiento con los gobiernos occidentales, titulares de todas las llaves financieras que Macedonia requería con urgencia, lo que, a su entender, debía implicar una política de generosidad con los desplazados kosovares.

El 1 de marzo de 1999, sólo tres semanas antes de que la OTAN comenzara la campaña de bombardeos aéreos contra objetivos serbios en Kosovo y la propia Serbia para obligar al régimen de Slobodan Milosevic a evacuar de la provincia sus fuerzas, que magnificaban su represión de día en día hasta tomar el aspecto de una limpieza étnica a gran escala, expiró el mandato de la misión de cascos azules, la Fuerza de Despliegue Preventivo (UNPREDEP), que la ONU tenía en Macedonia desde marzo de 1995. Sin embargo, las potencias occidentales siguieron velando por la seguridad del país balcánico a través de la Fuerza para Kosovo (KFOR) bajo mando de la OTAN, parte de cuyos efectivos se concentraron en territorio macedonio desde meses antes de entrar pacíficamente, el 12 de junio, en la provincia serbia.

Tomando buena nota de su excelente imagen pública, el VMRO-DPMNE escogió a Trajkovski como su candidato a las elecciones presidenciales de octubre, de las que iba a salir el sucesor del cauteloso y hábil primer jefe del Estado, el octogenario Kiro Gligorov, de la SDSM. En la primera ronda, el 31 de octubre, Trajkovski fue superado por el postulante oficialista, Tito Petkovski, ex presidente de la Sobranie, con el 33,2% de los votos. Pero en la segunda vuelta, disputada el 14 de noviembre, la concentración del voto útil, traducido en el rechazo a la reelección de los socialdemócratas, concedió la victoria al primero con el 52,9%. Para frenar a Petkovski se movilizaron en favor de Trajkovski los dos candidatos más adelantados que habían quedado eliminados en la primera vuelta, que no eran otros que los postulados por los socios de gabinete del VMRO-DPMNE (extraña fragmentación del voto oficialista que puso de relieve las dificultades por las que atravesaba la coalición gobernante): el propio Tupurkovski por la DA y Muharem Nexhipi por el DPA.

De hecho, se constató un voto masivo por Trajkovski en las regiones occidentales de mayoría albanesa, tan abrumador que Petkovski y la SDSM formularon acusaciones de fraude en estos distritos. Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) admitieron la comisión de irregularidades merecedoras de investigación, pero consideraron los comicios "satisfactorios en un sentido general". El 5 de diciembre se repitieron las elecciones en los colegios sospechosos, pero los resultados fueron casi idénticos a los del resto del país.

El 15 de diciembre de 1999 Trajkovski tomó posesión del cargo -desde el 19 de noviembre desempeñado interinamente en funciones por el presidente de la Sobranie, Savo Klimovski- con un mandato de cinco años, hasta diciembre de 2004. Aunque la Constitución sólo le prohibía desempeñar funciones orgánicas en un partido y no hablaba específicamente de ruptura de la filiación, Trajkovski se dio de baja como militante del VMRO-DPMNE para mitigar cualquier sospecha de tendenciosidad. Por lo demás, aun siendo el sistema político macedonio de tipo parlamentario, la Presidencia de la República retenía importantes funciones en cuestiones capitales como las relaciones exteriores, la seguridad interior y la defensa. En su discurso inaugural, Trajkovski se presentó como el presidente de todos los macedonios y aseguró que no iba a permitir que la intolerancia étnica minase la estabilidad del país, tan trabajosamente salvaguardada desde el acceso a la independencia.

Sus primeras actuaciones exteriores confirmaron este perfil, ganado a pulso, de dirigente mesurado y occidentalista, con la mirada muy puesta en la OTAN y en la Unión Europea (UE). En febrero de 2000 declaró en Canadá que su país esperaba un aumento de la asistencia de Occidente a todos los niveles, como recompensa por su actitud de colaboración durante la campaña de Kosovo y en particular por haber aceptado a miles de refugiados dentro de sus fronteras, lo cual tuvo un impacto negativo en los ya de por sí limitados recursos económicos de Macedonia, entre los países de renta más baja de Europa. Poco después declaró en Estonia que no habría estabilidad en la región mientras el presidente federal yugoslavo, Milosevic, permaneciera en el poder.

El verdadero estreno internacional de Trajkovski fue con motivo de la histórica cumbre que el 25 de octubre de 2000 reunió en Skopje con carácter informal a los dirigentes de siete estados balcánicos (todos menos Bosnia-Herzegovina), más Turquía, en el ámbito del llamado Proceso de Cooperación de Europa del Sudeste (PCES), una de las varias iniciativas de diálogo y cooperación regionales, surgida en 1996. Entre los asistentes de esta primera cita de los jefes de Estado y de Gobierno del PCES estuvo el flamante presidente yugoslavo, Vojislav Kostunica, aupado al poder que legítimamente le correspondía por decisión de las urnas a raíz de la insurrección popular que derribó la autocracia de Milosevic.

Poco después, el 24 de noviembre, el estadista macedonio asistió en Zagreb a la I Cumbre UE-Balcanes Occidentales, que para Skopje revistió un hito particular, ya que allí se dio carpetazo a las negociaciones comenzadas en abril anterior sobre el Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA), siguiente jalón en la larga marcha hacia Bruselas tras el Acuerdo de Cooperación vigente desde el 1 de enero de 1998, y que era el primer instrumento de esa naturaleza suscrito por la Comunidad Europea con un país balcánico occidental.

El AEA establecía un diálogo político sobre Derechos Humanos y protección de las minorías en democracia, y preveía alcanzar un área conjunta de libre comercio en 10 años; en el recorrido, Macedonia avanzaría en la adaptación a las exigentes normas del libre mercado imperantes en el espacio comunitario y, sin exponer Bruselas ninguna fecha o compromiso, se iría preparando para un eventual ingreso en la UE en un futuro que no podía ser sino lejano. El AEA fue firmado el 9 de abril de 2001 en Luxemburgo a la par que el Acuerdo Interino que daba aplicación inmediata a los aspectos comerciales sin necesidad de esperar a la conclusión del proceso de ratificación, en 2003 o 2004.

El 22 y el 23 de febrero de 2001 la capital macedonia volvió a reunir una cumbre, ésta ya de carácter oficial, del PCES, en cuyo seno Trajkovski actuó como el dirigente nacional más dinámico. En esta ocasión, el presidente macedonio y sus colegas condenaron el recrudecimiento de las provocaciones armadas de grupos albaneses radicales en los tramos meridionales del límite entre Kosovo y el valle de Presevo en la propia Serbia. Al prolongarse este recodo en la frontera con Macedonia y pese a estar toda la región vigilada por la KFOR, la reactivación de partidas guerrilleras albanokosovares y su comisión de actos terroristas contra la población autóctona serbia levantó temores en el Gobierno de Skopje sobre una extensión de la inestabilidad a su territorio. Ciertamente, la franja de seguridad de 5 km de anchura dentro del Serbia a lo largo de la demarcación con Kosovo no estaba impidiendo las incursiones de la guerrilla de Presevo y la frontera macedonio-kosovar ni siquiera tenía esa zona colchón. En realidad, los activistas armados procedentes de Kosovo se movían a placer de un lado al otro ante la pasividad de la KFOR.

Los peores augurios sobre un estallido en Macedonia se confirmaron en marzo al poco de inaugurarse la albanófona Universidad del Sudeste de Europa en Tetovo, vieja reivindicación de los partidos albaneses a la que el Gobierno de Georgievski dio satisfacción. La casa de estudios, que iba a impartir sus clases en albanés, macedonio e inglés, fue inaugurada el 11 de febrero en un acto encabezado por Trajkovski, Xhaferi y Max van der Stoel, alto comisionado de la OSCE para las Minorías Nacionales. Tras varios días de incidentes y escaramuzas protagonizados por partisanos albaneses en la frontera con Kosovo, el 4 de marzo las fuerzas de seguridad macedonias pasaron a librar combates de entidad con un autodenominado Ejército de Liberación Nacional (UCK, significativamente, la misma sigla que el grupo que combatió en Kosovo), produciéndose los primeros muertos.

El ejecutivo macedonio, desbordado por estas violencias que amenazaban con degenerar en la gran conflagración que el país había esquivado desde la independencia, protestó ante la OTAN por lo que consideraba una desidia en la vigilancia de la frontera de Kosovo, de donde parecían proceder los partisanos, y negó que la insurgencia se nutriera de elementos albanomacedonios. Tanto el presidente como el primer ministro esgrimieron una respuesta contundente al "extremismo y el terrorismo", y apelaron a la comunidad internacional para que impidiese "la desestabilización de Macedonia", que podría principiar "el fin de la paz en toda la región". El UCK lanzó un plantel de exigencias que se resumían en la redefinición profunda del estatus de los albaneses, con el reconocimiento de su especificidad en la Constitución, la equiparación de derechos nacionales y lingüísticos, y proporcionalidad de empleos en la función pública.

Trajkovski, en tanto que comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, supervisó las operaciones militares y en varias ocasiones se dejó ver vestido con el uniforme de campaña, ofreciendo una estampa insólita al tratarse de un político eminentemente civilista, pacífico y apaciguador. Sin embargo, en esta gravísima crisis lo que estaba en juego era la supervivencia de Macedonia como Estado, y las declaraciones de firmeza no fueron ahorradas. El presidente fue invitado al Consejo Europeo de Estocolmo, el 23 de marzo, y allí recibió de los líderes comunitarios el reconocimiento del derecho del Estado macedonio a repeler por la fuerza a los extremistas albaneses, así como seguridades, que entonces parecieron un tanto hueras, de que la UE "no iba a tolerar" otra guerra en los Balcanes.

A lo largo de la crisis fueron perfilándose las posturas de los dos máximos responsables políticos del país. Así, Trajkovski, aunque desesperado por momentos y mientras de puertas al exterior imploraba un día sí y el otro también el socorro militar de la OTAN, fue capaz de mantener las formas institucionales propias de su cargo, el de presidente suprapartidista de todos los macedonios, y se esforzó en involucrar a las fuerzas parlamentarias sin distingos étnicos en el cierre de filas contra la agresión del UCK y en la forja de un consenso nacional; Georgievski, en cambio, sintiéndose traicionado por las potencias occidentales e incluso por su socio albanés en el Gobierno, el DPA, el cual, ciertamente, hizo suyas la mayoría de las demandas del UCK (que no los métodos), dio rienda suelta a su cólera con Estados Unidos y los aliados europeos, a los que acusó lisa y llanamente de asistir a los rebeldes.

En el transcurso de unos meses el país lindó, si no la vivió en algunos momentos, una guerra civil de incalculables consecuencias fruto de las metástasis del no resuelto problema de Kosovo y con demostraciones de polarización y odio étnicos en la sociedad macedonia. Las sucesivas ofensivas del Ejército, limitado en hombres y pertrechos, contra las posiciones del UCK en Tetovo y otros baluartes cerca de la frontera, resultaron sólo eficaces en parte, pues la guerrilla, golpeada eficazmente por los bombardeos artilleros, resolvía replegarse para emerger poco después y tender mortíferas emboscadas en las que mató a decenas de soldados del Gobierno. La impresión era que, desde una perspectiva estratégica, el débil Estado macedonio no contaba con medios para aniquilar al UCK, ni siquiera para mantenerlo a raya en sus refugios fronterizos.

Ignorando las imputaciones de los políticos del VMRO-DPMNE, la OTAN, a través de su secretario general, el británico George Robertson, y la UE, con su alto representante de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), el español Javier Solana, emprendieron una mediación conjunta que puso toda la carne en el asador de la diplomacia preventiva (para ser más exactos, contentiva y pacificadora, ya que el conflicto, que no podía llamarse sino bélico, aunque de dimensiones todavía limitadas, ya estaba en marcha) en lo que debía ser una mesa de diálogo y negociación al más alto nivel entre el Estado macedonio y los representantes democráticos de la minoría albanesa. Ni Trajkovski ni los facilitadores internacionales aceptaron negociar con el UCK.

Trajkovski preparó el terreno convocando a los partidos a un proceso de diálogo político que el 13 de mayo fructificó en un gobierno de concentración de carácter interino presidido por Georgievski e integrado por el VMRO-DPMNE, la SDSM, el DPA, el más moderado Partido de la Prosperidad Democrática (PDP, PPD en su sigla albanesa) y los minoritarios partidos Liberal de Macedonia (LPM) y Liberal Demócrata (LDP). En vísperas de este logro, el presidente exhortó a una población en la que afloraban indignadas expresiones de rechazo a la, así se veía, condescendencia de las potencias occidentales con los insurgentes, a respaldar al Ejecutivo en su apuesta por "la paciencia, la tolerancia, la determinación y la voluntad de compromiso" para terminar con la crisis; la "horrible alternativa", advirtió, sería "una sociedad dividida en el torbellino de la guerra".

Después de varios altos el fuego violados por ambas partes y de conatos de extensión de la guerra a la misma Skopje y otras ciudades, escenarios de serios motines antialbaneses y antioccidentales a cargo de encolerizados militantes nacionalistas que exigieron la renuncia de Trajkovski por "traición" (el 6 de junio, incluso, unos desconocidos realizaron contra la oficina presidencial disparos que rebotaron en los cristales antibala del edificio), las fuertes presiones internacionales sobre los partidos negociadores condujeron a un acuerdo global de paz que fue ultimado el 8 de agosto en Ohrid y firmado cinco días después en Skopje, en una ceremonia nada festiva, por Trajkovski, Georgievski (visiblemente disgustado, ya que se sentía objeto de un diktat internacional), Crvenkovski e Imer Imeri por el PDP, con Solana, Robertson y los enviados especiales de la UE, François Léotard, y de Estados Unidos, James Pardew, como testigos.

En la víspera del acuerdo y en ínterin hasta su firma, el UCK asesinó a 17 soldados macedonios en dos emboscadas, la aviación realizó los primeros bombardeos contra posiciones rebeldes en Tetovo y se descubrieron en las proximidades de Skopje varios cadáveres de albaneses con las trazas de haber sido ejecutados sumariamente. Los acuerdos de Ohrid establecían el desarme y la desmovilización de los guerrilleros en un proceso conducido por una fuerza de la OTAN de 3.500 soldados. A cambio, el Gobierno se comprometía a amnistiar a todos los rebeldes que no hubiesen cometido crímenes susceptibles de ser perseguidos por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia con sede en La Haya, y a sacar adelante un abanico de reformas legales y administrativas satisfactorias para el segundo grupo étnico el país.

Una parte importante del documento se refería al idioma albanés: la adquisición de oficialidad en aquellas áreas donde los albaneses representasen al menos el 20% de la población, la autorización de su uso en la Sobranie y la redacción bilingüe de las leyes. Se establecía además el aumento del 3% al 23% en la cuota de efectivos policiales de origen albanés hasta 2003, y, en una medida de gran trascendencia, la concesión de instrumentos legales a los albaneses para oponerse en la Sobranie a normas referidas a su nacionalidad que ellos considerasen impuestas o lesivas.

El UCK asumió al día siguiente de su firma los términos del acuerdo y procedió a negociar con la OTAN los detalles técnicos de la requisa de armas por etapas, que comenzaría antes de la aprobación por los diputados de la ley de amnistía y que debería estar completada en 45 días a más tardar. El Consejo Atlántico aprobó el 15 de agosto el envío a Skopje de una avanzadilla de 400 soldados británicos y checos en misión logística previa al despliegue del contingente principal, integrado mayormente por británicos y en menor medida por tropas de Alemania, Italia, Francia, Grecia, España y otros países, hasta alcanzar los 3.500 hombres previstos.

La operación, denominada Cosecha Esencial (Essential Harvest), se puso en marcha el 22 de agosto, cuando el Consejo constató la durabilidad y solidez del alto el fuego, y se dio por concluida el 26 de septiembre. Entonces, de común acuerdo con un satisfecho Trajkovski, se activó la Operación Zorro Ámbar (Amber Fox), un dispositivo de aproximadamente 1.000 soldados comandado por Alemania y con la misión específica de proteger a los cerca de 300 observadores enviados por la OSCE y la UE para supervisar la aplicación de los acuerdos de Ohrid.

El 16 de noviembre, en un ambiente enrarecido por la depresión económica, los escándalos de corrupción en el Gobierno, los ataques contra efectivos de la OTAN -perpetrados, según la prensa internacional, por elementos ultranacionalistas eslavos en conexión con la Policía paramilitar del Ministerio del Interior y sectores extremistas del partido en el poder-, nuevos chispazos intercomunitarios y la postura desafiante de Georgievski frente a los gobiernos occidentales, tuvo lugar la votación parlamentaria de las 15 enmiendas a la Constitución, aprobadas de muy mala gana por los diputados del VMRO-DPMNE. El mismo día, Trajkovski decretó una amnistía de ex combatientes del UCK de acuerdo con las condiciones de los acuerdos de Ohrid. Días después, el 21 de noviembre, la SDSM de Crvenkovski, que como su rival conservador dirigía ya todos sus actos en clave preelectoral, abandonó el Gobierno de unidad nacional.

A finales de año, Trajkovski se declaró optimista sobre el futuro del país afirmando que "podemos concluir que ya hemos dejado atrás el clímax de la crisis", si bien apuntó como labores pendientes la devolución de la seguridad a todos los puntos del país y el retorno de los desplazados a sus hogares. Manifestó que "debemos aprender a perdonar y esforzarnos en convivir", y que seguían teniendo plena vigencia los "objetivos estratégicos de Macedonia a largo plazo", a saber, las membresías plenas en la UE y la OTAN. Hay que mencionar aquí la entrada en vigor del AEA el 10 de junio de 2002

A lo largo de 2002, la misión Amber Fox fue varias veces prorrogada hasta que el 16 de diciembre la OTAN, a petición expresa de Trajkovski, que no quería bajo ningún concepto que Macedonia se quedara sin algún tipo de tutela armada de las organizaciones euroatlánticas, la reemplazó por el operativo Armonía Aliada (Allied Harmony), 450 hombres con funciones expresas de vigilancia de la seguridad en un contexto considerablemente más destensado. Previamente, el 15 de septiembre, tuvieron lugar las elecciones legislativas, que dieron la victoria a la coalición de la SDSM y el LDP; el 1 de noviembre Crvenkovski volvió a presidir el Gobierno y aceptó como socio en el mismo al partido albanés más votado, la Unión Democrática por la Integración (DUI) de Ali Ahmeti, líder político y comandante de la UCK durante la subversión del año anterior y a quien el VMRO-DPMNE consideraba un terrorista sin atenuantes. Dio comienzo así una cohabitación entre Crvenkovski y Trajkovski que no chirrió, salvo algún encontronazo, como a la hora de nombrar al nuevo comandante en jefe del Ejército, y que resultó muy positiva para la estabilidad del país.

El 31 de marzo de 2003 tocó a su fin la presencia de la OTAN en Macedonia con el traspaso del testigo a la UE, que desplegó la primera misión militar de su historia, un contingente de 400 soldados bajo el nombre de EUFOR-Concordia. El 21 de junio siguiente Trajkovski asistió en Tesalónica la II Cumbre UE-Balcanes Occidentales. El 15 de diciembre, el compromiso adquirido por la UE con la estabilización del país se prolongó con la misión EUPOL-Próxima, de carácter civil y consistente en 200 agentes de Policía. La progresiva disminución de las fuerzas extranjeras y la desmilitarización de su mandato fueron suficiente botón de muestra de la mejora de la situación global de la seguridad en Macedonia.

Trajkovski empezó 2004, último año de su mandato, con elevados niveles de aceptación entre sus paisanos y el respeto de todos los gobiernos europeos, de Estados Unidos y las organizaciones euroatlánticas. Se daba por hecho que optaría al segundo ejercicio quinquenal que la Constitución le permitía, y su reelección en otoño se antojaba altamente probable. Él mismo estaba alentando las especulaciones de que podría concurrir sin la etiqueta del que había sido su partido, el VMRO-DPMNE, que de hecho ya había anunciado su rechazo a endosarlo como candidato propio, y jugar la carta del aspirante independiente, tal como sugería su cortejo del voto albanés.

Sin embargo, la fatalidad más trágica le salió al paso a Trajkovski. El 26 de febrero, temprano, el estadista tomó vuelo desde Skopje con destino a la ciudad bosnia de Mostar, donde debía asistir a la Conferencia Internacional de Inversiones en Bosnia-Herzegovina. Poco después de las ocho de la mañana, los radares de navegación aérea perdieron el contacto con el aparato presidencial, un vetusto turbohélice bimotor Beechcraft Super King Air B-200 de fabricación estadounidense, que presumiblemente se había estrellado en una zona agreste de Herzegovina, en las proximidades de Stolac, a unos 30 km al sur de Mostar. A bordo, además de Trajkovski, iban otras ocho personas, cuatro colaboradores, dos guardaespaldas y los dos pilotos, y su muerte se dio prácticamente por segura en un accidente que pudo ser ocasionado por un error de los controladores aéreos de tierra pertenecientes a Fuerza de Estabilización de la OTAN, la SFOR, agravado por las malas condiciones climatológicas.

El Gobierno macedonio celebró una reunión de emergencia (Crvenkovski retornó a toda prisa desde Dublín, donde ese mismo día iba a entregar a la presidencia del Consejo de la UE la solicitud formal de ingreso de Macedonia en la organización) en la que declaró "perdido" a Trajkovski y la asunción de sus funciones presidenciales con carácter provisional, tal como estipula la Constitución, por el presidente de la Sobranie, a la sazón Ljupco Jordanovski (SDSM). Efectivos de la Policía bosnia y soldados de la SFOR organizaron un dispositivo de rastreo del avión siniestrado que se vio dificultado por la niebla y por el hecho de que toda la zona había sido densamente minada durante la guerra civil de 1992-1995.

Al día siguiente, 27 de febrero, los equipos de búsqueda localizaron al bimotor destrozado y los nueve cadáveres en un paraje montañoso entre los pueblos de Rotimlja y Huskovici, a mitad de camino entre Stolac y Mostar. Confirmado el magnicidio, las autoridades macedonias declararon tres días de duelo oficial y recibieron los mensajes de pésame de los líderes mundiales, destacando por su desolación las condolencias de los responsables de la UE y la OTAN que había trabajado codo con codo con Trajkovski desde la crisis nacional de 2001.

Después de certificar un equipo de forenses sus identidades con pruebas de ADN, el 3 de marzo los cuerpos de Trajkovski y los demás fallecidos fueron trasladados en un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos desde Sarajevo a Skopje. El féretro presidencial quedó expuesto al luto público en la Sobranie y el 5 de marzo tuvieron lugar los funerales de Estado, a los que asistieron la viuda y los huérfanos de Trajkovski, Vilma, Sara y Stefan, las máximas autoridades del Estado, delegaciones de 59 países y organizaciones, inclusive una veintena de presidentes y primeros ministros, y una enorme muchedumbre de ciudadanos que se mostraron vivamente doloridos. Después de una sencilla ceremonia metodista, el malhadado mandatario fue inhumado en el cementerio Butel de la capital.

(Cobertura informativa hasta 1/4/2004)