Anneli Jäätteenmäki
Primera ministra (2003); eurodiputada (2004-2019)
Hija de granjeros, en 1980 se licenció en Derecho por la Universidad de Helsinki y poco después comenzó a ejercer la abogacía en la administración del Estado, en la Comisión de Negociados de la Oficina de Autoridades Locales. En 1982 fue elegida concejala en el consistorio de su Lapua local, una pequeña ciudad del oeste del país, en las listas del Partido del Centro (Keskusta), formación históricamente vinculada a los intereses del campo finlandés (de hecho, hasta 1965 se llamó Liga Agraria) que desde 1954 venía acaparando junto con su contrincante por la izquierda, el Partido Socialdemócrata (SDP), los turnos de la jefatura del Gobierno nacional.
Precisamente ahora, a comienzos de 1982, el Keskusta, bajo el liderazgo de Paavo Väyrynen, no presidía el Gobierno, si bien continuaba en el mismo coligado con el SDP, prolongando una tradición de participación en el Ejecutivo de una u otra manera que se prolongaba desde la Segunda Guerra Mundial. El propio Väyrynen había sido el ministro de Exteriores desde 1977 y ahora el puesto fue a parar a Pär Stenbäck, líder de otro partido de la coalición gobernante, el Popular Sueco (SFP), quien durante unos meses requirió a Jäätteenmäki para que prestara asistencia en los servicios jurídicos del Ministerio. Cumplido este cometido, antes de terminar el año Jäätteenmäki se estableció como abogada privada en Lapua, profesión que ejerció durante un lustro. En 1983 Väyrynen regresó al frente de Exteriores y recuperó a su compañera de partido para servir en el Ministerio en calidad de asesora política.
En 1986 el partido le nombró responsable de la agenda legislativa del grupo parlamentario en el Eduskunta y en las elecciones generales del 15 y 16 de marzo de 1987 ganó su primer mandato de diputada nacional, por la circunscripción de Vaasa. En estos comicios el Keskusta ganó dos escaños más que en la consulta de 1983, pero en las negociaciones para la formación del nuevo Gobierno el SDP del primer ministro saliente, Kalevi Sorsa, y el conservador Partido de la Coalición Nacional (KOK), liderado por Harri Holkeri, se pusieron de acuerdo para apartar a los centristas del Ejecutivo, con el segundo de primer ministro. Jäätteenmäki, por lo tanto, ejerció como diputada de la oposición para el resto de la legislatura, a lo largo de la cual formó parte de diversas comisiones parlamentarias y de la delegación finesa ante el Consejo Nórdico.
En las elecciones del 17 de marzo de 1991 el Keskusta, bajo la batuta de su nuevo y joven líder, Esko Aho, cosechó un éxito resonante con el 24,8% de los sufragios y 55 de los 200 escaños del Eduskunta, una ganancia respectivamente de 7,2 puntos de voto y 15 actas con respecto a la edición de 1987, que supuso los mejores resultados en la historia de la formación. Se trató de la primera vez desde 1962 (cuando el ML quedó en primer lugar también) que los socialdemócratas no eran el partido más votado. El 26 de abril de 1991 Aho, en tanto que cabeza de la lista más votada, formó un gobierno cuatripartito de nítida impronta conservadora con el KOK, el SFP y la Liga Cristiana Finlandesa (SKL), mientras que en el Eduskunta Jäätteenmäki ascendió al puesto de vicepresidenta del grupo parlamentario centrista, además de pasar a presidir la Junta Asesora de la Administración de Prisiones y de integrar el Consejo Supervisor del Banco de Finlandia.
El 1 de mayo de 1994 Jäätteenmäki fue nombrada por Aho ministra de Justicia, cometido por el que hubo de cesar como número dos del grupo parlamentario, y ese mismo año contrajo matrimonio con Jorma Melleri, un periodista de televisión. Sin embargo, esta primera experiencia como responsable gubernamental no llegó al año, ya que en las elecciones del 19 de marzo de 1995 el Keskusta, con un descenso al 19,9% de los votos y los 44 escaños, fue ampliamente superado por el SDP, cuyo líder, Paavo Lipponen, articuló una coalición de pintoresco componente ideológico (la prensa vino en denominarla de "arco iris") con el KOK, el SFP, los ecologistas de la Liga Verde (VIHR) y los ex comunistas de la Alianza de Izquierda (VAS), la cual tomó posesión el 13 de abril.
En la legislatura que comenzaba, Jäätteenmäki, reelegida en su escaño, desarrolló su labor política en la oposición parlamentaria y en su vieja concejalía municipal en Lapua. En el Eduskunta pasó a integrar nuevas comisiones parlamentarias y fungió de jefa adjunta del grupo de legisladores fineses en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. En las elecciones siguientes, las del 21 de marzo de 1999, el Keskusta aumentó su representación a los 48 escaños con el 22,4% de los votos y le pisó los talones al partido de Lipponen, pero éste fue capaz de renovar la coalición de cinco partidos con retención de una amplia mayoría absoluta en el Eduskunta. Cuando se abrió el nuevo período de sesiones, Jäätteenmäki volvió a la función de segunda del grupo de diputados centristas.
La insatisfactoria experiencia de los comicios de 1999, más su derrota personal en las elecciones presidenciales de enero y febrero de 2000 ante la candidata del SDP, la ministra de Exteriores Tarja Halonen, indujo a Aho a retirarse temporalmente de la jefatura del Keskusta con el objeto de tomarse un "año sabático" y dedicarse a impartir clases en la Universidad de Harvard. La baja se tramitó en la convención bianual del partido el 18 de junio de 2000 y Jäätteenmäki fue elegida para presidir la agrupación en funciones con un estrecho margen de votos, 883 contra 839, frente a otro aspirante al puesto, a la sazón mujer también, la diputada Maria Aula.
Aho estuvo de vuelta en junio de 2001, pero como quiera que no había superado su, en apariencia, frustración o desmotivación de la política, en enero de 2002 el ex primer ministro anunció que en la próxima convención bianual del partido cesaría definitivamente al frente del mismo. Entonces, Jäätteenmäki, que ya venía esforzándose en una campaña promocional de su persona ante la militancia de base y ante distintos colectivos sociales y profesionales del país, informó de su postulación para suceder a Aho y de su voluntad de romper la imagen del Keskusta, imperante en el resto de partidos, de ser un interlocutor poco flexible a la hora de forjar equilibrios y consensos, necesidad insoslayable y diaria para cualquier fuerza con vocación de poder, en un sistema partidista descentralizado y estable que hoy por hoy no permite a un partido gobernar en solitario con mayoría absoluta.
Haciéndose eco de las preferencias del público expresadas en los sondeos de valoración de líderes, el 15 de junio de 2002, la convención del Keskusta reunida en Hämeenlinna eligió a Jäätteenmäki presidenta del partido con el 55% de los votos de los compromisarios, seguida por el diputado y politólogo Olli Rehn con el 29%. Con la mirada puesta ya en las elecciones generales de 2003, Jäätteenmäki presentó un programa político socialmente orientado que, paradójicamente, prefería destacar y hacer suyas algunas de las políticas y objetivos perseguidos por el Gobierno de Lipponen en lugar de atacarlas, no obstante hallarse el país en una fase de anemia económica.
Así, Jäätteenmäki apostó por reducir la muy elevada tasa de paro, superior al 9%, a menos del 5% en un plazo de siete años, por convocar un grupo de trabajo intersectorial para estudiar posibles soluciones al acuciante problema del desempleo, y por eliminar completamente las desigualdades de género en todos los ámbitos de la sociedad. Además, revirtiendo una postura acendrada de los centristas hasta la víspera (de siempre, el Keskusta ha pasado por un defensor de la independencia nacional, la neutralidad y la especificidad finlandesas), Jäätteenmäki se subió a la estrategia de los socialdemócratas de suscitar un debate político sobre la oportunidad o no, dados los drásticos cambios internacionales desde los años noventa del pasado siglo, del ingreso de Finlandia en la OTAN.
En vísperas de las elecciones del 16 de marzo de 2003 la crisis internacional de Irak pivotó sobre la campaña de los partidos y la líder centrista aprovechó el general sentir contrario a una guerra que se presumía inminente para adoptar un discurso pacifista y para criticar a Lipponen por, en su opinión, no dejar patente la posición oficial del país de solucionar la crisis en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU. Más aún, la líder centrista, basándose en ciertas informaciones confidenciales del Ministerio de Exteriores, acusó a Lipponen de estar en conversaciones con Estados Unidos sobre la posible inclusión del país escandinavo en la relación de naciones adheridas a la coalición internacional contra Irak, lista que la superpotencia americana divulgó cuando vio que no tenía apoyos en la ONU para sacar adelante una resolución específica autorizando el uso de la fuerza contra Irak con el pretexto del desarme. Según Jäätteenmäki, Lipponen habría aceptado en principio una contribución finlandesa para el Irak de posguerra consistente en un contingente militar en misión de pacificación.
Los partidos de Jäätteenmäki y Lipponen llegaron a los comicios codo con codo en las encuestas y al final, por unos pocos miles de votos, los centristas ganaron la partida. Con el 24,7% de los sufragios, el Keskusta recuperó la condición perdida en 1995 de partido más votado y capturó 55 escaños, entre ellos el de Jäätteenmäki, que en esta ocasión encabezó la lista por Helsinki en lugar de la de Vaasa, aunque el SDP no sólo retuvo exactamente la cuota de voto de 1999, sino que en el reparto de actas le tocaron dos más. Eufórica, Jäätteenmäki recibió el primer turno para intentar formar Gobierno y sobre el particular declaró que estaba abierta a negociar con todo el mundo. Sin embargo, de entrada el KOK de Ville Itälä, el principal perjudicado en la jornada electoral, indicó que no estaba interesado en seguir en un gobierno presidido por el Keskusta. En cuanto al SDP, por analogías programáticas y por buena compatibilidad personal con Lipponen no obstante las pullas de campaña, era un socio dispuesto a renovar en el Ejecutivo bajo una presidencia de Jäätteenmäki.
La inminencia de la invasión estadounidense de Irak aconsejó a Jäätteenmäki acelerar las negociaciones para formar Gobierno, que a partir del 25 de marzo hizo en calidad de presidenta del Eduskunta, a pesar de estar llamado este mandato a ser efímero. Alcanzado un acuerdo con el SDP y el SFP, que otorgaba un respaldo parlamentario de 116 diputados, el 14 de abril Jäätteenmäki fue la encargada de proponer su propio nombre como candidata a primer ministro a la presidenta Halonen, la cual, en cumplimiento del trámite institucional, realizó la preceptiva designación. Al día siguiente, Jäätteenmäki fue investida en el Eduskunta con 117 votos a favor y 72 en contra, y el 17 prestó juramento de su cargo junto con sus ministros, de los cuales ocho eran centristas, ocho socialdemócratas y dos populares.
Con la asunción de Jäätteenmäki, Finlandia obtuvo a la primera mujer jefa de Gobierno de su historia y de paso se convirtió en la primera república de Europa con dos mujeres ocupando simultáneamente las supremas magistraturas del Estado; entre 1979 y 1990 una monarquía, el Reino Unido, marcó el primer registro de estas características en las personas de Isabel II y Margaret Thatcher. Antes que Jäätteenmäki, fueron primeras ministras de un país europeo Thatcher, la portuguesa Maria de Lourdes Pintasilgo, la noruega Gro Harlem Brundtland, la yugoslava Milka Planinc, las lituanas Kazimiera Prunskienė e Irena Degutienė, la francesa Edith Cresson, la polaca Hanna Suchocka, la turca Tansu Çiller y la búlgara Reneta Indzhova.
En el contexto mundial, el único precedente republicano del caso finlandés era el de Sri Lanka entre 1994 y 2000, cuando fungieron de presidenta Chandrika Kumaratunga y de primera ministra (madre de la anterior a la sazón) Sirimavo Bandaranaike. La singularidad finesa no sorprendía tanto si se recordaba que las mujeres tienen un peso importante en la política nacional de un país que en 1906 fue el primero del continente en conceder el derecho de sufragio a su población femenina. Por lo demás, en el nuevo Eduskunta 75 de los 200 diputados eran mujeres.
La nueva responsable finlandesa se hizo cargo de una oficina que tras la reforma constitucional de 2000 había visto incrementadas sus atribuciones a costa de la Presidencia de la República, en un refuerzo del sistema parlamentario. Con la confianza que brindaba poseer el balance de cuentas públicas más saneado de la Unión Europea (UE) después de Suecia y un índice de precios, en torno al 1,6%, que se sitúa por debajo de la media comunitaria, Jäätteenmäki apostaba por incrementar el gasto en el Estado del bienestar finlandés, mejorando las dotaciones sociales en educación y sanidad y, sobre todo, por crear empleo, con mucho, el principal problema del país, que en marzo vio ascender la tasa de inscritos en las oficinas del paro al 9,9%, consolidándose su posición en el furgón de cola de la UE, sólo por delante de España.
La tarea se presentaba difícil con una coyuntura económica pertinazmente débil y más cuando la primera ministra prometía recortar los impuestos, todo lo cual iba a tener que reflejarse necesariamente en una disminución del superávit presupuestario. Ahora bien, todas las perspectivas quedaron truncadas porque transcurrido un mes largo desde la toma de posesión, el retorno con fuerza inusitada de la polémica sobre la documentación confidencial en torno a Irak a la que ella había tenido acceso para arremeter contra Lipponen en la campaña electoral, derivó en un fenomenal escándalo que, inopinadamente, sepultó la recién iniciada jefatura de Gobierno de Jäätteenmäki y, de paso, su carrera política.
El revuelo se inició con una iniciativa parlamentaria para esclarecer el origen de la filtración de los documentos clasificados del Ministerio de Exteriores que informaban de reuniones entre funcionarios del Gobierno y personal estadounidense sobre Irak. Jäätteenmäki compareció ante el Eduskunta para asegurar que ella no había indagado activamente para obtener esa documentación, sino que le había llegado a sus manos inesperadamente a través de un colaborador de la presidenta Halonen. Las explicaciones de Jäätteenmäki no convencieron a la mayoría de los grupos parlamentarios, y las dudas sobre su sinceridad adquirieron tintes de certeza refutadora cuando el mencionado asesor presidencial salió a notificar que la primera ministra había, en efecto, solicitado los documentos durante la campaña. Jäätteenmäki fue acusada entonces de mentir al Eduskunta y también de la ilegalidad de publicar en su página web de internet extractos de unas informaciones clasificadas para cuyo acceso, a la postre, ella no tenía autorización en calidad de diputada y jefa de la oposición.
Jäätteenmäki rechazó haber incurrido en irregularidad alguna, pero no tuvo otra salida, el 18 de junio, que la dimisión, tramitada de mala gana a sabiendas de que renunciar significaba asumir una mácula ignominiosa en una carrera política que acababa de alcanzar el peldaño más prestigioso, carrera que ahora parecía abocada a su final. A la espera de la designación por el Keskusta de su sucesor, Jäätteenmäki continuó en el cargo por unos días más. El SDP y el SFP informaron que la mudanza no iba a afectar a la coalición tripartita gobernante. El candidato natural para la sucesión era Matti Vanhanen, ministro de Defensa y vicepresidente del Keskusta, que en el pasado había rivalizado con Jäätteenmäki por el liderazgo del partido. Vanhanen fue investido primer ministro el 24 de junio, el mismo día en que Jäätteenmäki resignó también como presidenta del Keskusta, si bien se decidió que ella continuara en este puesto partidario hasta un congreso extraordinario previsto para octubre, cuando Vanhanen, casi con toda seguridad, le dará relevo.
(Cobertura informativa hasta 21/7/2003)