Alexander Schallenberg

(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada originalmente el 20/10/2021. El 2/12/2021 Alexander Schallenberg presentó la dimisión y cuatro días después cedió el puesto de canciller federal de Austria Karl Nehammer, nuevo presidente del ÖVP en lugar de Sebastian Kurz. Schallenberg recobró su anterior cargo de ministro de Exteriores en el Gabinete Nehammer).

En Austria, el ministro de Asuntos Europeos e Internacionales, Alexander Schallenberg, asumió la Cancillería Federal el 11 de octubre de 2021 en lugar de Sebastian Kurz, dimitido en la antevíspera por un escándalo que le salpica gravemente.

Este diplomático de linaje aristocrático fue la solución de compromiso adoptada por el Partido Popular Austríaco (ÖVP) y Los Verdes para preservar su coalición de Gobierno, vigente desde enero de 2020 y amenazada con una moción de censura de los tres partidos de la oposición parlamentaria, el Socialdemócrata (SPÖ), el de la Libertad (FPÖ) y NEOS. Los Verdes emplazaron a Kurz a abandonar la Cancillería ante las acusaciones formuladas contra él y su círculo de colaboradores del Ministerio de Finanzas por la Fiscalía Anticorrupción; esta investiga una trama para comprar al tabloide Österreich con cargo a fondos públicos la publicación de encuestas de opinión manipuladas favorables a Kurz y su partido, hecho constitutivo de unos presuntos delitos de malversación y soborno. Kurz, cuyo primer Gobierno de 2017-2019 (en coalición con el FPÖ) también sucumbió a causa de un escándalo de corrupción, el turbio Ibiza-Affäre, se resistió inicialmente a renunciar insistiendo en la falsedad de las imputaciones, pero el 9 de octubre dio ese paso "para evitar el caos y garantizar la estabilidad". La coalición negra-verde ha quedado de esta manera preservada. El vicecanciller federal sigue siendo el líder de la formación ecologista, Werner Kogler, mientras que el ministerio liberado por Schallenberg, el sustituto "irreprochable" que Los Verdes exigían, ha ido a Michael Linhart.

Como ministro de Exteriores desde 2019, Schallenberg, que solo en 2020 se hizo miembro del ÖVP, acató lealmente las directrices de Kurz. Una de las señas de identidad del canciller cesado es su visión fuertemente restrictiva del control de las fronteras, el tratamiento de la inmigración y la concesión del asilo, siendo partidario de externalizar en gran medida la gestión por la UE de los flujos migratorios. Un enfoque duro próximo al de los países del Grupo de Visegrad y que quedó bien patente justo antes de la crisis gubernamental en Viena con la negativa a acoger refugiados afganos. Hace dos años, el joven Kurz terminó saliendo airoso del Ibiza-Affäre, que no le involucró a él personalmente sino al su entonces socio de coalición, el líder del derechista FPÖ, Heinz-Christian Strache, y retornó a la Cancillería por la puerta grande, como resultado de las elecciones de septiembre de 2019. Ahora, está por ver si a medio o largo plazo Kurz conseguirá zafarse de los coletazos de aquel caso (sospechas de dar falso testimonio a la comisión parlamentaria) y de las acciones emprendidas por la Fiscalía en relación con este segundo asunto, cuyo impacto negativo para el ÖVP ya reflejan los sondeos. Sin embargo, Kurz, un político ambicioso y dinámico, mantiene la condición de presidente del partido y de paso ha tomado la jefatura de la bancada en el Nationalrat, lo que le otorga un obvio ascendiente sobre el Gobierno de su sucesor. Un aparente estatus de canciller en la sombra, avisa la oposición, que el mismo Kurz se ha apresurado a desmentir.

El nuevo canciller, un hombre con un perfil más funcionarial que político al que la compleja coyuntura nacional obliga a imprimir un sello propio, afronta los desafíos de acelerar la recuperación económica, tras la recesión pandémica del 6,7% sufrida en 2020 (acompañada de un déficit del 8,9% del PIB, superior al promedio europeo, y de una deuda del 84%, volumen ligeramente menor que la media de los 27), y de acelerar la campaña de vacunaciones, más retrasada que en muchos países de la UE, para doblegar la cuarta ola nacional de la COVID-19. Por cierto que Schallenberg dio positivo en el test del coronavirus en octubre de 2020, contagio que superó sin consecuencias. En teoría, Schallenberg dirigirá el Gobierno austríaco hasta el final de la legislatura, prevista en 2024, si antes no sobrevienen nuevas convulsiones que rompan el curso político. Por el momento, aunque cayendo con rapidez, el ÖVP se mantiene primero en las encuestas de intención de voto, donde remonta posiciones el SPÖ de Pamela Rendi-Wagner.


(Texto actualizado hasta octubre 2021)

El decimosexto canciller austríaco de la posguerra nació en 1969 en Berna, donde su padre, el diplomático Wolfgang Schallenberg, miembro de una familia ennoblecida bajo el Imperio de los Habsburgo, con estatus condal hereditario desde 1666, dirigía la Embajada de Austria en Suiza. De esa nacionalidad era la madre, hija a su vez de un potentado de la banca helvética. La infancia y adolescencia del joven transcurrieron luego en India, España y Francia, destinos profesionales de su padre embajador. De allí se trajo sendos dominios idiomáticos del inglés, el español y el francés, añadidos a su alemán nativo. Decidido a continuar la vertiente diplomática de su linaje de aristócratas, Schallenberg empezó estudiando Derecho en la Universidad de Viena, por la que obtuvo la licenciatura en 1994 (un curso de la carrera lo realizó en la Universidad de Panthéon-Assas, o París II), para luego especializarse en Derecho Europeo en las aulas del Colegio Europeo de Brujas. Un año antes de completar este prestigioso posgrado, en 1995, realizó una práctica de investigación en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI) de París.

En 1997, con 28 años, Schallenberg ingresó en la plantilla diplomática el Ministerio Federal de Asuntos Exteriores; el ministro en aquella época era Wolfgang Schüssel, presidente del conservador Partido Popular Austríaco (ÖVP) y número dos del Gobierno de gran coalición encabezado por el socialdemócrata Viktor Klima, donde Schüssel fungía asimismo de vicecanciller federal. En 1999 fue ascendido a jefe de la unidad del Ministerio sobre Temas Fundamentales de la Integración Europea y al año siguiente, coincidiendo con la subida de Schüssel a la Cancillería en coalición con el partido derechista FPÖ, fue destinado a la oficina de la Representación Permanente de Austria ante la UE, donde dirigió el Departamento Legal.

Schallenberg dejó en 2005 su asesoría jurídica en Bruselas para llevar la portavocía de prensa de la entonces ministra austríaca de Exteriores, Ursula Plassnik, miembro popular del segundo Gobierno Schüssel. Esta función auxiliar en el Ejecutivo se prolongó a partir de 2007 y hasta 2013 mientras en la Cancillería Federal se sentaron los socialdemócratas Alfred Gusenbauer y, desde 2008, Werner Faymann. En este nuevo período de gran coalición en la política austríaca, el superior directo de Schallenberg en el Ministerio fue Michael Spindelegger, desde 2011 además líder del ÖVP y vicecanciller federal. A partir de 2009 Schallenberg simultaneó la labor de portavoz de Spindelegger y la jefatura de la unidad ministerial sobre Coordinación de Actividades de Información

Colaborador de Sebastian Kurz
La llegada del jovencísimo Sebastian Kurz al reestructurado Ministerio Federal para Europa, Integración y Asuntos Exteriores en diciembre de 2013, en el momento de formarse el segundo Gobierno Faymann de gran coalición, imprimió un empuje a la carrera funcionarial y diplomática de Schallenberg, hasta entonces anodina. Al iniciarse 2014, Kurz, estrella ascendente del ÖVP y, con solo 27, 17 años más joven que su subalterno ministerial, nombró a Schallenberg director de la unidad de Estrategia y Planificación Política. Al parecer, Kurz, cuyo breve pero brillante bagaje gubernamental se limitaba a la Secretaría de Estado para la Integración del Ministerio del Interior, recurrió al experimentado Schallenberg para que le pusiera al tanto en los entresijos del área internacional. El vínculo personal se afianzó en 2016, año en que Schallenberg se hizo cargo de la Sección para Europa del Ministerio.

En mayo de 2017 Kurz, coronando su fulgurante carrera política, sucedió al dimitido Michael Spindelegger en el mando del ÖVP y en diciembre siguiente, de resultas de la ruptura de la gran coalición con el SPÖ del canciller Christian Kern y la victoria de los populares en las elecciones generales de octubre, fue investido canciller federal en coalición con el FPÖ de Heinz-Christian Strache. El encumbramiento de Kurz no supuso para Schallenberg, su asistente y a la vez su mentor, el nombramiento para el puesto que aquel desocupaba, el Ministerio Federal de Exteriores. La oficina recayó en Karin Kneissl, una diplomática y politóloga con más recorrido y que, al igual que él, no era miembro del ÖVP. De hecho, Schallenberg vio un tanto rebajada su posición desde la oficina de jefe de coordinación de la Sección IV del Ministerio.

La ocasión de hacer el salto le llegó a Schallenberg al cabo de año y medio, en circunstancias de marejada política nacional. Fue a raíz del escándalo, el conocido como Ibiza-Affäre, que precipitó la dimisión del vicecanciller Strache, seguida de la ruptura entre el ÖVP y el FPÖ, y la caída del Gobierno minoritario de Kurz en una moción de censura parlamentaria impulsada por los socialdemócratas de Pamela Rendi-Wagner y el FPÖ, ahora liderado por Norbert Hofer. El 30 de mayo de 2019 el presidente de la República, Alexander Van der Bellen, zanjó la crisis nombrando primera ministra a Brigitte Bierlein, una veterana magistrada que estaba a punto de concluir su ejercicio como presidenta del Tribunal Constitucional y que recibió el mandato de conducir el Gobierno Federal hasta las elecciones adelantadas a septiembre.

El 3 de junio Bierlein articuló un Gabinete que, por primera vez desde la proclamación de la II República en 1945, no se basaba en partidos sino que integraba en exclusiva a ministros sin afiliación política. Aunque intensamente vinculado al ÖVP, Schallenberg no pertenecía al partido, por lo que técnicamente era independiente. Un perfil que le cualificó para ser incluido en el Gabinete Bierlein como ministro para Europa, Integración y Asuntos Exteriores, así como ministro de la Cancillería. Luego, el ÖVP, sólidamente conducido por Kurz, se impuso con autoridad en los comicios del 29 de septiembre, que brindaron a la formación conservadora 71 escaños en el Nationalrat con el 37,5% de los votos, una ganancia sustancial con respecto a las elecciones de 2017. Kurz se entendió con Los Verdes de Werner Kogler y el 7 de enero de 2020 retornó triunfalmente a la Cancillería en virtud de una coalición de mayoría inédita en la historia de la República. Sin sorpresas, Schallenberg fue confirmado en su ministerio federal, que el 29 de enero recuperó el nombre portado entre 2007 y 2014, el de Asuntos Europeos e Internacionales. Al poco, el ministro se dio de alta en la militancia del ÖVP.

Alexander Schallenberg estuvo casado con la franco-belga Marie-Isabelle Hénin. La pareja, unida en matrimonio en 1995, tuvo cuatro hijos antes de divorciarse.

(Cobertura informativa hasta 1/2/2020)