Líbano, un futuro roto con la mirada puesta en el pasado: la frágil propuesta de un alto el fuego
La lluvia de bombardeos aéreos y las incursiones terrestres han provocado el asesinato de al menos 3.700 personas, mientras 15.000 han resultado heridas y más de un millón se han visto obligadas a desplazarse de sus hogares. El pequeño país mediterráneo, de unos 250 kilómetros cuadrados, cuenta con poco más de cinco millones de habitantes. La historia de la región ha demostrado que nunca es la última guerra de Israel en el Líbano. El Ejército hebreo penetró en el sur del país de los cedros en 1978, en 2000, en 2006 y ahora en 2024. "Netanyahu ha demostrado su disposición de mantener abiertos varios frentes de guerra", asegura el investigador sénior asociado al Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) y especializado en Oriente Medio, geopolítica global y seguridad, Pere Vilanova. Asegura que en 2006 parecía una incursión muy controlada: "Aguantaron 33 días y muchos soldados se tuvieron que ir". Este año ha vuelto a entrar para "neutralizar a Hizbulá, pero hay otra situación sobre el terreno", añade. La gran diferencia, es que en 2006 se veía a las tropas israelíes entrar y salir para "demostrar que si querían podían", explica.