Reseñas de libros. El orden internacional tiene también problemas en la retaguardia
Oriol Costa, profesor agregado, Universitat Autònoma de Barcelona (UAB); investigador senior asociado, IBEI
Reseña de libro: De Wilde, Pieter; Koopmans, Ruud; Merkel, Wolfgang; Strijbis, Oliver y Zürn, Michael (eds.). The struggle over borders: cosmopolitanism and communitarianism. Cambridge University Press, 2019, 288 págs.
El programa electoral de Vox para las elecciones generales de 23 de julio de 2023, que en el momento de escribir estas líneas todavía no han tenido lugar, incluye cerca de 20 referencias a los «globalistas», el «globalismo» y aún a las «élites globalistas»; promete eliminar «todo el gasto público relacionado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030», a la que el partido contrapone una sedicente Agenda España; y critica la «[sumisión del] interés nacional a la voluntad de organizaciones y fuerzas extranjeras». Hasta no hace tanto tiempo, este lenguaje era ajeno a los parámetros tradicionales (precisamente) del debate nacional, y por tanto puede resultar todavía extraño para muchos conciudadanos. Pero no representa más que la llegada tardía a España de un proceso internacional (paradójicamente) de restructuración del conflicto político, particularmente agudo en pero no limitado a Europa y Estados Unidos, que ha puesto en el centro del debate el valor de las fronteras y las relaciones entre dentro (la nación) y fuera (la sociedad internacional).
Esta es la cuestión que ya en 2019 trataron De Wilde, Koopmans, Merkel, Strijbis y Zürn en un libro coeditado con una ristra de otros autores igualmente notables. Es todavía una de las contribuciones más logradas sobre el asunto. Es un libro que debería leerse o releerse para entender los últimos años y el devenir próximo de muchos países europeos y no solo europeos.
A la vez, el libro resulta de gran interés para entender también la transformación del orden internacional, lo que justifica la inclusión de esta reseña en el número de la revista Afers que el lector tiene entre sus manos (o en su pantalla). La aparición de un eje de competición política acerca de cuáles deberían ser las relaciones entre la nación y lo internacional, en términos económicos (intercambios comerciales, inversiones), culturales (migraciones, refugiados y más en general los valores cosmopolitas) y políticos (la autoridad de las instituciones internacionales), nos habla de la evolución de los sistemas de partidos. Pero es también fundamental para entender el cambio de actitud de algunos países acerca de componentes clave del orden internacional. La mutación populista y nativista de amplios sectores de la derecha en Estados Unidos y Europa (esto es, en el corazón mismo del Occidente que sostiene el orden internacional) debe ser vista en esta perspectiva. La reacción que ha desencadenado en otros partidos, empujados a responder a las preocupaciones explotadas y alimentadas por estos actores, también. También el centro y la izquierda han conocido versiones de este mismo proceso, si bien marcadamente más limitadas y tenues.
La apertura de este nuevo eje de conflicto político ha sido vista como una reacción contra la segunda globalización y la consiguiente desnacionalización de las relaciones económicas, sociales y políticas. Conforme a este diagnóstico, al eje izquierda-derecha debería sumársele ahora la divisoria que separa a comunitaristas y cosmopolitas; es decir, a los partidarios de la demarcación y de la integración respecto de aquellos que están al otro lado de una frontera política (que puede ser geográfica, étnica o de origen, entre estados o dentro de ellos).
En este sentido, el libro de De Wilde et al. aborda un conjunto de cuestiones interrelacionadas: ¿Hasta qué punto se ha dado efectivamente este proceso?; ¿Alcanza para calificar este conflicto acerca de las fronteras como un nuevo clivaje entre dos campos opuestos, con capacidad para estructurar el conjunto del conflicto político?; ¿Se dan estos procesos más allá de Europa, donde se han descrito de manera más insistente, y más allá de Occidente?; ¿Qué grupos y actores están en cada lado de la divisoria? Para dar respuesta a estas preguntas, el libro analiza la posición de las élites y de la ciudadanía en general (en ambos casos mediante encuestas) acerca de cinco temas para los que la relación entre lo interno y lo internacional es crítica: la regulación del comercio internacional, las migraciones, el cambio climático, los derechos humanos y la autoridad política (esto es, su transferencia más allá del Estado-nación). Y lo hace en cinco países distintos, Estados Unidos, Alemania, Polonia, Turquía y México, y en dos organizaciones supra- o internacionales, la Unión Europea y Naciones Unidas.
Las respuestas que los autores dan a las preguntas antes planteadas son empíricamente detalladas y llenas de matices, y conceptualmente muy ricas. No se pueden presentar aquí en toda su complejidad. Para eso está el libro. Pero su orientación general puede resumirse de la siguiente forma. En primer lugar, se da una respuesta positiva a la pregunta inicial: sí, la globalización y la desnacionalización están cambiando el conflicto político y lo están haciendo más allá de Europa. En segundo lugar, esto tiene implicaciones democráticas y normativas notables porque las élites (político-ejecutivas, económicas, epistémicas y culturales) y, por tanto, los detentadores del poder (o de las distintas esferas de poder, incluso cuando se enfrentan entre sí) son sistemáticamente más cosmopolitas que los ciudadanos en general, sus organizaciones o incluso aquellos que rinden cuentas ante ellos, como los miembros de los legislativos. En tercer lugar, estos conflictos se dan y se darán no únicamente dentro de los confines de los sistemas políticos nacionales, sino también a través de y entre distintos niveles de agregación política, en la medida que los actores supranacionales son notablemente más cosmopolitas que los nacionales. Y finalmente, aunque todavía pueda ser temprano para alcanzar una conclusión definitiva, la fractura entre cosmopolitas y comunitaristas puede convertirse en un verdadero clivaje estructurante de la política, y no únicamente una reacción temporal contra la globalización, estando este proceso ya muy avanzado en Europa.
Las ramificaciones de estos argumentos son múltiples y de enorme importancia. Sugiero únicamente las tres que se antojan más inmediatas. De Wilde et al. alumbran como mínimo tres de las múltiples crisis que vivimos en este momento: la crisis de los sistemas políticos nacionales, la crisis del orden internacional, y la crisis de la gobernanza legítima. Procedo por orden.
Para empezar, el libro arroja luz sobre la transformación de las agendas del debate político, los desplazamientos de las posiciones de algunos grupos sociales y la emergencia de fuerzas políticas que se movilizan alrededor de estas nuevas agendas y demandas de representación. El tenor y contenido del debate político, la composición de los gobiernos, las correlaciones de fuerzas en la UE y la salud de la república estadounidense están todas ahora moldeadas por los cambios descritos en el libro.
En lo relativo a la crisis del orden internacional, Conflicts over borders avisa de lo profundo de sus raíces. No se trata únicamente del desacople entre el reparto del poder dentro de las instituciones de dicho orden y las preferencias de las potencias que han ganado influencia en las últimas dos décadas; ni tampoco tiene que ver solo con que la mayor competición entre grandes potencias dificulte la cooperación entre ellas. Todo ello es cierto e importante, pero la crisis del orden internacional se debe también a que las coaliciones domésticas que lo habían sostenido ya no existen, o han perdido componentes, o más en general han visto reducirse su capacidad para construir consensos (permisivos).
El último aviso del libro se da en términos de la crisis de la gobernanza legítima. El conflicto entre cosmopolitas y comunitaristas no hace más que exacerbar la contradicción cierta entre el hecho de que las democracias se organizan nacionalmente (excepto en la UE, y con límites) y la constatación de que los principales retos a los que nos enfrentamos son globales en vez de nacionales. También buena parte de las referencias éticas clave de nuestras sociedades las concebimos como universales y, por tanto, ubicadas más allá de los límites de la democracia. El desanudador que desanude este nudo, buen desanudador será.
Revista CIDOB d’Afers Internacionals, nº 134, p. 155-157
Cuatrimestral (mayo-septiembre 2023)
ISSN:1133-6595 | E-ISSN:2013-035X