La integración de políticas urbanas nacionales en África
Hasta hace poco, la mayor parte de los gobiernos africanos negaban el fenómeno de la urbanización, lo cual encuentra su origen en, por lo menos, dos factores. El primero es que la mayoría de partidos políticos que en el pasado lucharon por la independencia contra los poderes coloniales creen firmemente que «liberación» significa volver a la tierra que estos les arrebataron. El otro factor es que la segunda revolución verde y las infraestructuras de transporte –como puertos, carreteras y aeropuertos– fueron el núcleo del discurso del renacimiento africano de los años noventa, popularizado por los expresidentes Thabo Mbeki y Olusegun Obasanjo. Este fenómeno enlazaba con las corrientes ideológicas más nostálgicas sobre la tierra y ponía toda la atención en un África que conseguiría su debido lugar en el orden global (económico) por medio de la productividad de la agricultura y el enriquecimiento de minerales. Asimismo, existía una consideración política esencial: la mayor parte de las fuerzas políticas de la oposición estaban ganando apoyo e influencia en las áreas urbanas donde se celebraban elecciones democráticas, a menudo desplazando del poder al partido dirigente. La expresión más visceral de estos arraigados prejuicios en contra de lo urbano fue el compromiso de cortar de raíz la migración del campo a la ciudad (Smit y Pieterse, 2014).