La Cumbre de Ciudades de las Américas: una apuesta por la diplomacia sincrónica

Opinion CIDOB 767
Data de publicació: 05/2023
Autor:
Ricardo Martínez, investigador sénior, Programa Ciudades Globales, CIDOB y Agustí Fernández de Losada, investigador sénior y director, Programa Ciudades Globales, CIDOB
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Las relaciones entre los gobiernos de las ciudades y sus estados-nación pueden ser sincrónicas, competitivas o ambas cosas a la vez. La Cumbre de Ciudades de las Américas celebrada en abril en Denver (EEUU) demuestra como en un mundo cada vez más urbanizado son múltiples los beneficios que derivan de la búsqueda de sinergias entre las diversas expresiones de la diplomacia pública. 

El 1 de junio de 2017 el entonces presidente de Estados Unidos Donald Trump declaró haber sido elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburg y no a los de París, anunciado así la decisión (formalizada tres años después) de retirar a su país del Acuerdo de París. El entonces alcalde de Pittsburgh, Bill Peduto, respondió inmediatamente en nombre de su ciudad repudiando la decisión del presidente. Ese mismo día, él y otros 406 alcaldes estadounidenses emitieron un comunicado manifestando su compromiso de honrar los objetivos establecidos por el acuerdo internacional de lucha contra el cambio climático. 

La era Trump escenificó de la manera más vívida posible qué pasa cuando los gobiernos locales de un país unen fuerzas para promover políticas de interés global, como la acción climática, a pesar del desinterés o inclusive oposición por parte de su gobierno nacional. Las ciudades estadounidenses buscaron sinergias con múltiples actores y forjaron alianzas con ciudades homólogas más allá de sus fronteras para poder superar las limitaciones políticas y administrativas impuestas por el gobierno federal. Sin embargo, a pesar del apoyo sustantivo por parte de redes de ciudades internacionales, la misma confrontación de las ciudades estadounidenses con la Casa Blanca fue su principal punto débil. Al tiempo que aumentaban sus esfuerzos para limitar el calentamiento global a nivel local, su marco de acción se vio inevitablemente restringido por la ausencia de liderazgo de los EEUU en la lucha contra el cambio climático a nivel internacional.

Pero ¿qué pasa cuando las ciudades y su país están alineados a nivel internacional y operan en armoniosa sincronía? La mejor forma de esbozar una respuesta a esta pregunta es volver a mirar a los EEUU hoy en día. Dos años después de la toma de posesión de Joe Biden, el país ha dado un giro de 180 grados. El Departamento de Estado ha puesto sobre la mesa una estrategia para reforzar la diplomacia subnacional partiendo de la constatación de que la acción exterior de ciudades y estados puede y debe ser una herramienta poderosa para reforzar la diplomacia estadounidense. Una estrategia que se enmarca en un contexto de competición con China por la hegemonía del orden global y de fuertes tensiones geopolíticas derivadas del conflicto en Ucrania. 

Prueba de esta visión de mayor calado es la decisión de nombrar a Nina Hachigian como primera representante especial para la diplomacia subnacional en el seno del Departamento de Estado. Diplomática de carrera y antigua vicealcaldesa de Los Ángeles para asuntos internacionales, la embajadora Hachigian tiene la misión de hacer de puente entre la política exterior de EEUU y la cada vez más relevante acción internacional de las grandes ciudades y los estados, liderando una apuesta sin precedentes en el país y en el mundo. Una apuesta que viene acompañada por algunos de los principales centros académicos, think tanks y organizaciones filantrópicas del país, como el German Marshall Fund, la Brookings Institution, el Truman Centre o Bloomberg Philanthropies, por poner algunos ejemplos. 

Es en el marco de dicha estrategia que se sitúa la primera Cumbre de Ciudades de las Américas celebrada en Denver del 26 al 28 de abril. Un encuentro que escenificó la voluntad de la administración Biden de reforzar los lazos con las Américas a través del diálogo político con los líderes y las lideresas locales de toda la región. En Denver estuvieron algunos de los políticos con mayor peso y proyección en la región, como las alcaldesas de Bogotá, Ciudad de México o Montevideo, las dos últimas potenciales candidatas presidenciales en sus países, o los alcaldes de Atlanta, Miami o Rio de Janeiro. Todos ellos acompañados de representantes de las principales redes de ciudades que operan en las Américas y a escala global (CGLU, Metropolis, C40, ICLEI o Mercociudades), bancos de desarrollo como el BID o la CAF, algunos de los más prestigiosos centros académicos y think tanks estadounidenses, y de representantes del sector privado y de la sociedad civil. 

La agenda debatida en Denver incluyó temas tan variados como la acción climática, la promoción de la igualdad de género o la financiación de infraestructuras. Sin embargo, a la vez que subrayó la contribución fundamental de las ciudades a la hora de abordar retos globales, el encuentro hizo hincapié en el imperativo de proteger la democracia a nivel local, tal y como lo resaltó el secretario de Estado Blinken en la clausura de la cumbre. En este sentido, la promoción del diálogo político regional a través del impulso de la diplomacia subnacional y la relevancia de la agenda democrática escenifica una apuesta que cobra aún más significado en un contexto de fuertes tensiones geopolíticas y de retorno a la confrontación entre bloques

No ha de sorprender por ello que, aun no siendo parte del continente americano, varios alcaldes ucranianos, incluido el de Kiev, Vitali Klitschko, participaran en el evento. Los vínculos entre ciudades se están mostrando como canales clave para visibilizar el apoyo a Ucrania, y el gobierno de EEUU es consciente de ello. De la misma forma, poner sobre la mesa la agenda democrática y reseñar los valores compartidos envía un claro mensaje a los gobiernos latinoamericanos sobre la creciente influencia en el terreno económico y comercial que tiene China en la región. Algo que preocupa en Washington, y mucho. Finalmente, el éxito de la Cumbre de Denver debería servir para que otros actores de relevancia global como la UE tomen buena nota de la importancia que tienen los alcaldes y las alcaldesas para el diálogo político. A las puertas de la Cumbre birregional UE–CELAC, Bruselas no debería pasar por alto esta realidad que tan bien ha sabido leer el Departamento de Estado de los EEUU.

Palabras clave: ciudades, Denver, Cumbre de las Américas, Estados Unidos, diplomacia pública, acción exterior, diálogo político