Japón: antes y después del 11 de marzo

Nota Internacional CIDOB 41
Data de publicació: 11/2011
Autor:
Dra. Àngels Pelegrín Solé, Instituto de Economía de Barcelona (IEB), Universidad de Barcelona
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Notes internacionals CIDOB, núm. 41

Japón es un caso muy particular. La hasta principios de este año segunda economía mundial ha vivido, como ninguna otra economía de corte occidental, una serie de crisis sucesivas. El gráfico 1 muestra la evolución del PIB en términos reales para Japón desde 1960 hasta hoy. Tal como se observa, desde que estalló la burbuja, en 1990, se han producido tres periodos de crisis, el primero de 1991 a 1994, el segundo entre mediados de 1997 y finales de 1998, y el tercero en el 2001, todos ellos seguidos de sus perspectivas de recuperación. La primera crisis se produjo debido al estallido de la burbuja económica al aumentar el tipo de interés, con una fuerte pérdida de valor de los activos inmobiliarios y de los valores en bolsa. Esta crisis duró 3 años y fue la más larga del periodo. La segunda crisis coincidió con el incremento del impuesto general sobre el consumo del 3 al 5 por cien, lo que generó un descenso casi inmediato de la demanda de consumo debilitando la economía. En este periodo además se agudizó la crisis financiera, desembocando en la mayor crisis bancaria y crediticia que se solapó con las crisis financieras del sudeste asiático y la pérdida temporal de determinados mercados asiáticos. La tercera crisis se produjo en el año 2001 en medio de la recesión de Estados Unidos y la crisis de las telecomunicaciones. Ante esta situación, las acciones implementadas por el gobierno japonés se centraron por un lado en la desregulación de la economía y la ampliación del acceso al mercado japonés, en medidas coyunturales de política monetaria, como la disminución del tipo de interés de forma progresiva, hasta situarlo en el 0,5 a partir de 1996 y poniendo en marcha un ambicioso programa de estímulo fiscal. Pese a tales medidas el crecimiento real de la economía se ha mantenido por debajo del 2 por cien en la mayor parte de los noventa, el desempleo ha superado el 5 por cien desde el año 2001 y los precios no han dejado de descender desde 1999. Los problemas del sistema financiero han provocado una menor disposición de los bancos a conceder préstamos, y en consecuencia una contracción del crédito.

Durante el periodo 2002-2007, Japón ha experimentado un estable y continuo crecimiento económico. La contribución de las exportaciones, a China especialmente, y la formación bruta de capital fijo de las empresas exportadoras han sido determinantes en el crecimiento del PIB real y han permitido al país superar en el 2010 la grave crisis financiera internacional, mientras que el consumo privado y la inversión de las empresas orientadas al mercado doméstico han tenido un comportamiento mucho más modesto. A pesar de éstas perspectivas favorables durante el año 2010 y parte del 2011 la deflación se ha resistido a desaparecer, la tasa de paro ha continuado manteniéndose alta comparada con los niveles anteriores a la crisis y el endeudamiento del sector público se ha situado en uno de los más elevados entre los países desarrollados.

Como ya se ha mencionado uno de los problemas económicos actuales de Japón es el elevado endeudamiento del sector público, consecuencia de las políticas llevadas a cabo durante la crisis. Por un lado el déficit corriente ha experimentado un elevado crecimiento, situándose cerca del 10 por cien del PIB, asimismo el crecimiento de la deuda pública acumulada desde principios de los años noventa ha sido espectacular, pasando de representar cerca del 75 por cien del PIB en 1992 al 220 por cien en el año 2010.

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