Elecciones en Kosovo: un voto de cambio que incomoda a la UE

Opinion CIDOB 655
Data de publicació: 03/2021
Autor:
Pol Bargués-Pedreny, investigador principal, CIDOB
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El partido Vetevendosje! (autodeterminación, en albanés) consiguió el 48% de los votos en las elecciones parlamentarias de Kosovo celebradas el 14 de febrero. La nueva formación derrotó ampliamente a los dos partidos que han dominado la arena política desde el fin de la guerra (1998-1999): el Partido Democrático de Kosovo (PDK) y la Liga Democrática de Kosovo (LDK). Vetevendosje! podrá gobernar en solitario y promete acabar con la corrupción, una renovación democrática y un cambio generacional, tan ilusionante para los jóvenes como preocupante para Europa. Su triunfo refleja el agotamiento con el statu quo y evidencia los límites de la supervisión internacional de Kosovo. 

Vetevendosje! se creó en 2005 como un movimiento social, de origen estudiantil, que organizaba protestas masivas en favor de la autodeterminación de Kosovo, que a menudo acarreaban encontronazos violentos con la policía. El movimiento destacó por sus fuertes críticas al proceso de construcción del estado liderado por la misión de paz de la ONU (UNMIK) y su oposición al Plan Ahtisaari de 2007 (un plan ideado por el enviado especial, Martti Ahtisaari, que recomendaba la independencia de Kosovo de Serbia, pero al mismo tiempo proponía la descentralización del país y la continua supervisión de una misión internacional). En una de las imágenes icónicas de ese periodo, Vetevendosje! añadió una “F” y una “D” a la “UN” de los vehículos de Naciones Unidas para que se leyera “FUND”, que significa “fin” en albanés. Para su líder, Albin Kurti, la autodeterminación de Kosovo no solo implica independizarse de Serbia sino también el fin de la supervisión internacional. “Queremos la soberanía de Kosovo. No pedimos nada más ni nada menos de lo que tienen otros estados de Europa”, me dijo Kurti en el café Pan Expert de Pristina, en noviembre de 2013, justo después de ganar las elecciones municipales en la capital. Vetevendosje! se constituyó como partido político en 2010 y desde entonces su popularidad ha ido creciendo. En las elecciones de 2019 se impuso con el 26% de los votos y, tras meses de negociaciones, gobernó en coalición con el LDK, con Kurti como presidente del gobierno. Sin embargo, la coalición se deshizo pronto. En marzo de 2020, en plena pandemia y después de fuertes presiones de Estados Unidos, los socios de Kurdi lideraron una moción de censura para apartarlo del poder. 

Entrevisté a Kurti por primera vez en 2008, luego en 2013, y en 2016 me reuní con otros miembros de su partido, como parte de un estudio que analiza la evolución de las intervenciones internacionales en los Balcanes. Uno de los argumentos que más llama la atención de Vetevendosje! es su voluntad de dar autoestima a los kosovares como pueblo capaz de autogobernarse y construir un estado propio que pueda consolidar la paz. Defienden este planteamiento (que puede considerarse “nacionalista” y muchos califican también de “populista”) apelando a la movilización y politización constante, y llevando las protestas al límite, como cuando Kurti tiró gas lacrimógeno en el Parlamento para impedir que se votara un acuerdo con Montenegro en el que Kosovo perdía parte del territorio (acción penada por el Consejo Judicial de Kosovo y que podría impedir a Kurti volver a ser primer ministro). Más allá de las formas extremistas, Vetevendosje! y su argumento de autogobierno son incómodos para los partidos tradicionales en Kosovo, para Serbia y la región, y también para las organizaciones internacionales, especialmente para la Unión Europea, por dos motivos principales.  

Primero, porque la defensa del autogobierno dificulta el diálogo para la  normalización de las relaciones con Serbia, que se inició en 2011, facilitado por la UE. Este diálogo presupone que Belgrado y Pristina, a través de sus altos mandatarios, deben cooperar y llegar a acuerdos en asuntos diplomáticos, políticos, económicos o de seguridad. Durante la campaña, y después de su victoria, Kurti ya ha dicho que el diálogo con Serbia es su sexta o séptima prioridad (la gestión de la pandemia, la creación de empleo, o acabar con la corrupción están muy por delante). El partido siempre ha mantenido una posición firme y beligerante, reticente a los avances de diálogo con Belgrado (se opuso, por ejemplo, a la propuesta de intercambiar territorios con Serbia a cambio de que el gobierno serbio reconociera la independencia de Kosovo). Precisamente porque la autodeterminación no es negociable para Vetevendosje!, es difícil pensar que el partido ceda a intercambios de fronteras o propuestas que impliquen limitar la autonomía de Kosovo en algunos de sus territorios habitados por la minoría serbia. En la última década, lograr que fructifique este diálogo ha sido la obsesión y el reto de los altos representantes de la UE, pero toda cooperación posible se ha convertido en disputa: desde discusiones sobre la protección a las minorías en Kosovo o la imposición de tasas arancelarias a los productos de Serbia, a la campaña de Serbia para lograr que otros países retiren el reconocimiento de la independencia de Kosovo. Una de las últimas controversias fue entorno a la posibilidad de que sea Serbia quien facilite vacunas a Kosovo. 

Segundo, el discurso de autogobierno de Vetëvendosje! también desafía la supervisión de la UE, que se ejerce desde la misión civil EULEX y que debería culminar con la integración de Kosovo como estado miembro (ahora es solamente un “potencial candidato” y el proceso negociador puede alargarse hasta el final de la década de 2030). Según la UE, es necesario, además de normalizar las relaciones y la cooperación con Serbia, una reforma gradual de las instituciones y conseguir un sistema judicial democrático, transparente, eficiente e inclusivo. Aunque Vetevendosje! abandera una regeneración democrática, sus propuestas dinamitan el avance lento y escalonado hacia la estabilidad y sostenibilidad que promueve la UE. Por ejemplo, Vetevendosje! siempre ha apelado a que se convoque un referéndum de unificación con Albania, o ha refutado las cuotas de representatividad para minorías o el sistema de descentralización territorial (todas son líneas rojas para la UE). Las propuestas de Vetevendosje politizan la agenda cotidiana y polarizan los posicionamientos políticos, que la UE percibe como un riesgo para la estabilidad interna de Kosovo.  

Vetevendosje! ha ganado las elecciones con una agenda anti-corrupción osada, con la que quiere renovar lo que consideran como el “antiguo régimen” ­– el elitismo, clientelismo y nepotismo de los partidos tradicionales – del que la UE, según esta formación, es cómplice. Con un discurso ‘catch-all’, más centrista que en sus inicios, y con la promesa de devolver el poder a la gente, Vetevendosje! recoge el malestar generalizado por una economía bajo mínimos, unos representantes políticos incapaces de atender las preocupaciones sociales (el paro entre los menores de 30 años ha superado el 50% en varias ocasiones en los últimos diez años), y un proceso de integración europea moribundo. Aunque Vetevendosje! cree que el futuro de Kosovo está en la UE, no es un socio obediente ni aplicado. Su triunfo es una crítica a la generación que luchó en la guerra y fracasaron en la democratización y construcción de Kosovo, pero también siembra dudas sobre el modelo de gobernanza de la UE que mantiene alienados a los pueblos de su periferia.

Palabras clave: Kosovo, UE, Vetevendosje!, elecciones, Serbia, Plan Ahtisaari, Albania

 

 

 

E-ISSN: 2014-0843