Walid al-Muallem

El rostro diplomático del régimen de Bashar al-Assad desde el inicio de la insurrección popular y la subsiguiente guerra civil en Siria es, como la mayoría de los altos cargos del aparato gubernamental y el ala civil de la dictadura, un miembro de la comunidad sunní. En su caso, además, se trata de un veterano servidor estatal familiarizado con Occidente, perfil que no ha sido óbice para el despliegue, dentro de unas formas de salón, de una retórica intransigente y agresiva.

Este economista de titulación formado en El Cairo inició su carrera en el servicio exterior en 1964, al año de la conquista del poder por el partido Baaz, del que es miembro. Desde 1975, durante la presidencia de Hafez al-Assad, desempeñó una serie de puestos diplomáticos en el extranjero y funcionariales en el Ministerio de Asuntos Exteriores, entre los que destacó el de embajador en Estados Unidos entre 1990 y 2000. Viceministro de Exteriores en 2005, en febrero del año siguiente alcanzó la titularidad del Ministerio en sustitución de Farouk ash-Shara, nombrado por Assad vicepresidente de la República.

Ya antes del estallido de la revuelta popular en 2011, Muallem se distinguió como uno de los colaboradores de Assad más estrechamente comprometidos con la alianza triangular con Irán y Hezbollah, el partido-milicia shií de Líbano. Tras sumergirse el país en la espiral de violencia, el ministro, cuya nueva competencia de Expatriados le obligaba teóricamente a interesarse por la suerte de los cientos de miles de paisanos huidos de la represión y los combates, y refugiados en Líbano, Jordania, Turquía y otros lugares, hizo de portavoz de las tesis oficiales del régimen, sobre que Siria hacía frente a una agresión de fuerzas "terroristas" con patrocinios foráneos y que cualquier intervención militar de Estados Unidos y sus aliados en apoyo de los rebeldes sería la culminación de la "flagrante" campaña de "injerencias".

Mientras transmite el mensaje de que Damasco está "comprometido" con una "solución política" para el conflicto, Muallem ha defendido la continuidad de Assad en cualquier fórmula de reparto de poder o gobierno de transición, ha denunciado la imposición de sanciones contra el régimen y ha rechazado los llamamientos de la ONU a detener las operaciones militares y socorrer a la población civil. También, se burló de las preocupaciones occidentales por las armas químicas y hasta negó la existencia de la Shabiha, la temible milicia baazista responsable de innumerables crímenes y atrocidades. En junio de 2012 el presidente reforzó con el rango de viceprimer ministro su peso en el Gobierno, encabezado a partir de agosto por Wael al-Halqi.

Desde enero de 2014 el ministro sirio ha obtenido mayor proyección internacional como cabeza de delegación en la Conferencia de Ginebra II, celebrada en la localidad suiza de Montreux. Las conversaciones, oficialmente de paz pero por el momento sin la menor incidencia en los frentes de guerra, donde reinan la destrucción y el exterminio, sientan por primera vez en una misma mesa al Gobierno baazista y a la máxima organización opositora, la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Sirias (CNFROS), junto con representantes de la ONU, Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la Liga Árabe. En la Conferencia, devenida diálogo de sordos, Muallem ha tenido unas intervenciones vehementes en las que ha vuelto ha desacreditar a los opositores, convertidos en esa sala en interlocutores legítimos, tachándolos de meros "traidores", "terroristas" y "agentes a sueldo de los enemigos de Siria".

(Texto actualizado hasta 21/2/2014. El viceprimer ministro y ministro de Exteriores Walid al-Muallem falleció por causas naturales el 16/1/2020 a la edad de 79 años).