Víktor Zubkov

En septiembre de 2007, el sorpresivo nombramiento por el presidente Putin para el puesto de primer ministro de Víktor Zubkov, un oscuro aunque respetado servidor gubernamental, responsable hasta ahora del Servicio Federal de Supervisión Financiera, ha disparado las cábalas sobre las intenciones políticas del jefe del Estado ruso, que en mayo de 2008 termina su segundo mandato cuatrienal improrrogable. Al hacerse con un cargo que se creía reservado para algún alto oficial más influyente y popular, como el primer viceprimer ministro Serguéi Ivanov, este antiguo koljoznik de la etapa soviética con fama de luchador riguroso contra los crímenes económicos se convierte de golpe en un serio candidato potencial a la Presidencia en las elecciones de marzo, y suscita las sospechas de que Putin confía en él, más que como un verdadero sucesor, como un comodín de transición que le permitiría seguir en el poder más allá de 2008 al frente del Gobierno y retomar el mando del Kremlin en 2012.

(Nota de edición: esta biografía fue publicada originalmente el 17/10/2007. El ejercicio de Víktor Zubkov como primer ministro de la Federación Rusa concluyó el 8/5/2008. Su sucesor en la jefatura del Gobierno fue Vladímir Putin, luego de concluir este su primer período presidencial de ocho años y de dejar paso en la jefatura del Estado a Dmitri Medvédev. A continuacion, y hasta el 21/5/2012, Zubkov sirvió como primer viceprimer ministro).

1. Trayectoria en las administraciones regional y federal
2. Inesperado nombramiento por Putin como primer ministro de Rusia


1. Trayectoria en las administraciones regional y federal

Entre 1958 y 1960 trabajó en la ciudad de Monchegorsk, en el óblast de Múrmansk, en el extremo noroccidental de la URSS, muy lejos de su Sverdlovsk natal en los Urales, como obrero instalador en una compañía de reparaciones mecánicas y en una explotación minera de la planta Severonikel. Posteriormente recaló en Leningrado para estudiar Economía en el Instituto de Agricultura de la ciudad del Neva, por el que se graduó en 1965. Años después iba a obtener un doctorado en Economía merced a un trabajo de tesis sobre los gravámenes a la industria minera en la región de Leningrado.

En la gran urbe del Báltico el futuro primer ministro desarrolló el grueso de su carrera como burócrata del PCUS y funcionario del Estado. A partir de 1967, luego de realizar el servicio militar obligatorio de 18 meses de duración, desempeñó durante 18 años funciones rectoras en koljozes, o granjas colectivas, del óblast leningradense, siendo sucesivamente vicedirector del koljoz de Krasnaya Slavyanka, director de un criadero de reses de raza en Razdolye y director general de la asociación de granjas Pervomaiskoye, especializada también en la producción de vacuno. Fue en 1985, coincidiendo con la llegada de Mijaíl Gorbachov a la Secretaría General del PCUS, cuando Zubkov se colocó en la nomenklatura comunista local. Tras fungir sucesivamente de jefe de la administración del distrito de Priozersk, primer secretario del Comité del Partido en dicha ciudad karelia y vicejefe del Departamento de Agricultura e Industria Alimentaria en el Comité regional ascendió, en 1989, a vicepresidente primero del Comité Ejecutivo del óblast, teniendo como directo superior al futuro viceprimer ministro ruso Yuri Yárov.

En enero de 1992, al poco de producirse la defunción de la URSS e iniciar su andadura la nueva Rusia democrática bajo el liderazgo de Borís Yeltsin, Zubkov entró al servicio de Vladímir Putin, un antiguo agente del KGB que por aquel entonces encabezaba el Comité de Relaciones Exteriores del Ayuntamiento de la rebautizada San Petersburgo, siendo el alcalde el político reformista Anatoli Sobchak. Zubkov colaboró estrechamente con este alto funcionario de la administración local once años más joven que él en calidad de primer adjunto en la oficina internacional de San Petersburgo, desde la que trabajaron por la atracción de inversiones privadas foráneas para proyectos empresariales y de infraestructuras, forjándose entre los dos hombres una relación profesional y unos vínculos personales que iban a resultar cruciales para el encumbramiento ulterior de la carrera del primero.

El 3 de noviembre de 1993, mientras Putin se aprestaba a ocupar la vicealcaldía de San Petersburgo, Zubkov fue nombrado vicedirector del Servicio Estatal de Impuestos de la Federación Rusa a la vez que jefe de la Oficina de Inspecciones Fiscales de San Petersburgo. En los cinco años siguientes, que discurrieron en paralelo al meteórico ascenso de Putin en las instancias del poder del Kremlin, Zubkov desarrolló una labor anónima en la ardua empresa de ampliar la base de ingresos tributarios del erario público y así atajar el déficit fiscal del Gobierno, esfuerzo que cosechó algunos éxitos hasta que sobrevino la tormenta monetaria y bursátil del verano de 1998, la cual se tradujo inmediatamente en una recesión económica y en el recorte de la capacidad recaudadora del fisco federal.

El 23 de diciembre de 1998, siendo primer ministro Yevguieni Primakov, Yeltsin reorganizó el Servicio Estatal de Impuestos y elevó su estatus convirtiéndolo en Ministerio de Recaudación de Impuestos y Tributos. El último director de la agencia, Georgi Boos, fue nombrado ministro, y el cargo adjunto que Zubkov titularizaba hasta ahora quedó abolido. En los tres años siguientes Zubkov estuvo al frente de la Dirección del Ministerio de Recaudación de Impuestos en San Petersburgo y el óblast de Leningrado, con rango de viceministro a partir de julio de 1999.

En el verano de 1999 Zubkov hizo su primera incursión en la política representativa con soporte electoral, la postulación para gobernador del óblast de Leningrado, siendo asistido como jefe de campaña por Borís Gryzlov, quien poco después iba a adquirir notoriedad como jefe del grupo parlamentario del partido propresidencial Unidad (Yedinstvo) en la Cámara baja de la Asamblea Federal antes de convertirse en ministro del Interior y en presidente de la Duma Estatal. La tentativa no salió bien: el 19 de septiembre, con el 8,6% de los votos, el viceministro terminó en cuarta posición en una liza que ganó Valeri Serdyukov. El gusanillo de la política de partidos picó sólo levemente a Zubkov, que en 2000, siendo ya Putin el presidente de la Federación, dirigió la oficina del Yedinstvo en San Petersburgo pero que luego, en abril de 2001, no quiso tomar parte en la fusión de esta formación con el bloque centroizquierdista Patria-Toda Rusia (OVR), dando lugar a un gran partido oficialista, Rusia Unida. En lo sucesivo, Zubkov se desenvolvió como un servidor gubernamental sin afiliación política.

El 5 de noviembre de 2001 Putin nombró a su antiguo colaborador jefe del nuevo Comité de Supervisión Financiera (Rosfinmonitoring), un organismo creado por decreto cuatro días atrás y adscrito al Ministerio de Finanzas, al que el Kremlin encomendó la misión de rastrear los flujos financieros sospechosos de engrasar actividades criminales o terroristas. En tanto que responsable del Rosfinmonitoring, Zubkov adquirió el rango de viceministro federal de Finanzas, trabajando a las órdenes del ministro Aléksei Kudrin. La dirección fiscal en San Petersburgo y Leningrado la transmitió Zubkov a Anatoli Serdyukov, que venía asistiéndole como vicedirector y que era su propio yerno, al estar casado con su hija Yulia.

Como responsable de la llamada por los medios de comunicación "inteligencia financiera" del Gobierno ruso, que de hecho no estuvo operativa hasta febrero de 2002, Zubkov, apoyándose en un marco legal ad hoc que facultaba al Comité para recabar información sobre toda transacción regulada de más de 600.000 rublos (unos 18.000 euros), se esmeró en detectar y desmantelar las redes de lavado de dinero pertenecientes a las mafias y los negocios corruptos, consiguiendo unos éxitos que tuvieron su reflejo en la decisión tomada en octubre de 2002 por el Grupo de Acción Financiera (FATF, cuerpo intergubernamental creado por el G-7 en 1989 y que opera desde los cuarteles de la OCDE en París) de retirar a Rusia de su lista negra de países "no cooperativos" en la lucha concertada contra el blanqueo de capitales, dos años después de su inclusión en la misma por la inacción de las autoridades federales en este terreno.

En 2003, Zubkov, por mandato del primer ministro Mijaíl Kasyánov, elaboró una lista negra propia de Rusia sobre la base de las recomendaciones hechas por el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) y el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR). El 9 de marzo de 2004 el Rosfinmonitoring adoptó el nombre oficial de Servicio Federal de Supervisión Financiera y siete días después Putin confirmó a Zubkov en su puesto dentro del nuevo Gabinete presidido por Mijaíl Fradkov. En cuanto a Serdyukov, ascendió a viceministro de Impuestos y en julio del mismo año se puso al frente del nuevo Servicio Federal de Impuestos.

En los siguientes tres años, Zubkov continuó ejerciendo su cometido cuasi policial, mostrando un celo que causó malestar en otras oficinas del Gobierno y, por supuesto, en el mundo de los negocios. Su afán fiscalizador le llevó a proponer que el Estado pudiera verificar sin restricciones los haberes de "personas con poder público significativo" y monitorizar los movimientos de las cuentas bancarias de determinados políticos, sus familias y sus socios económicos. También, reclamó que se modificara la ley para que el Estado pudiera congelar por un período de 45 días los activos financieros de cualquier banco o empresa sospechosa de lavar dinero negro, sin que hubiera abierto un proceso judicial.

En líneas generales, Zubkov ejecutó una nueva regulación financiera que se tradujo en una fiscalización eficiente de alto número de bancos de crédito, fondos de pensiones, casas de empeño y casinos, entre otros negocios caracterizados por la opacidad de sus operaciones. En agosto de 2004 anunció que su oficina disponía de una lista de organizaciones sospechosas de financiar actividades terroristas y que la misma había sido facilitada a todos los bancos del país. Ese mismo mes, el periódico Nezavisimaya gazeta informó que el Rosfinmonitoring manejaba una base de datos con 2,5 millones de operaciones comerciales dudosas.

Según algunos observadores, los esfuerzos de Zubkov por recolectar la mayor cantidad de información posible sobre todo tipo de operaciones financieras, depósitos bancarios y transacciones monetarias perseguían no sólo erradicar la corrupción, sino también cortarles las alas a aquellos miembros de las élites dispuestos a financiar proyectos políticos y empresas electorales que no fueran del agrado de Putin, un presidente dotado de amplísimos poderes que ya había ganado su batalla particular a los oligarcas, los magnates de la industria y la banca que en la era de Yeltsin habían gozado de una enorme influencia política.

Putin encontraría especialmente atractiva la labor realizada por este veterano miembro del conocido informalmente como el clan de San Petersburgo, un grupo de antiguos amigos y colaboradores forjado en su etapa de regidor municipal y del que el presidente se valía como cantera de nombramientos para cargos del Ejecutivo que exigían especiales responsabilidad y confianza, ya que se modulaba bien con su perfil de antiguo profesional de la inteligencia y el espionaje al servicio del Estado. No cabía duda de que Zubkov era uno de los hombres más y mejor informados sobre los subterráneos de la economía rusa.

De todas maneras, el jefe del Rosfinmonitoring era un dignatario del entramado del Kremlin tan poco conspicuo como los sigilosos movimientos de capital a los que seguía la pista. En 2006 el Centro de Investigación de la Opinión Pública Rusa (VCIOM) confeccionó un ranking de los 100 políticos más influyentes del país y Zubkov aparecía en él sólo en la posición 84.


2. Inesperado nombramiento por Putin como primer ministro de Rusia

Fue precisamente esta escasa preeminencia política y social de Zubkov, que en el fondo no se correspondía con la importancia del trabajo realizado, lo que explicaba el asombro que produjo la decisión de Putin de designar al economista el 12 de septiembre de 2007, a tres días de cumplir los 66, primer ministro de Rusia en sustitución de Fradkov, luego de presentar éste su dimisión y de solicitar la disolución del Gobierno con el objeto de "estructurar el poder" en consonancia con el período preelectoral del curso político, ya que en diciembre tocaba celebrar las elecciones a la Duma y en marzo del siguiente año las presidenciales.

El momento político era ambiguo. De acuerdo con la Constitución, Putin no podía optar a un tercer mandato cuatrienal consecutivo, luego en mayo de 2008 debería entregar el testigo a un sucesor salido de las urnas. Meses de especulaciones sobre si, valiéndose de un Parlamento enteramente dócil y dominado por Rusia Unida, y de una ciudadanía que aplaudía mayoritariamente su gestión cortada por un sesgo autoritario, impulsaría una reforma constitucional para poder presentarse a la segunda reelección, habían terminado a fuerza de desmentir tal escenario el interesado, que parecía convincente.

Hasta ahora mismo, dos eran los capitostes del Kremlin que gozaban de la condición de grandes favoritos para la sucesión, alimentada por los medios de comunicación públicos y privados: Dmitri Medvédev, jurista de 42 años, primer viceprimer ministro desde 2005 y anteriormente jefe de la Administración Presidencial, y Serguéi Ivanov, ex general del SVR de 54 años, primer viceprimer ministro desde el mes de febrero, cuando cedió el Ministerio de Defensa a Anatoli Serdyukov, y anteriormente secretario del Consejo de Seguridad. Los dos eran muy estrechos colaboradores de Putin y los más populares e influyentes jerarcas del clan de San Petersburgo. Ivanov tenía una reputación de halcón, mientras que Medvédev era visto como más liberal.

El salto de cualquiera de los dos, así como de otros oficiales que teóricamente contaban con menos posibilidades -como el viceprimer ministro Serguéi Naryshkin, el jefe de la Administración Presidencial Serguéi Sobyanin, el presidente de los Ferrocarriles de Rusia Vladímir Yakunin y Borís Gryzlov, presidente de Rusia Unida y de la Duma-, a la jefatura del Gobierno, siguiendo el esquema protagonizado por el propio Putin en 1999, habría sido interpretado como el banderazo de salida de una carrera presidencial con ganador prácticamente seguro. En febrero de 2007 Putin había afirmado que no iba a proponer un sucesor de entrada, pero que respaldaría a un candidato una vez iniciada la campaña electoral.

Sin embargo, la nominación del oscuro y provecto Zubkov vino a trastocar todas las cábalas. Un día después de ser designado, el 13 de septiembre, el todavía jefe del Rosfinmonitoring dio una segunda campanada al indicar que no descartaba postularse para la Presidencia "si hago algo como primer ministro". Esta afirmación, que necesariamente debía de contar con la previa aquiescencia de Putin, estimuló ahora la suposición de que el presidente, que con 54 años no era todavía un hombre mayor para la política, podría estar acariciando un plan de continuidad en el poder consistente en la promoción de Zubkov a la jefatura del Estado en 2008, lograda la cual, aquel le nombraría primer ministro para dirigir el Gobierno hasta el final del cuatrienio; en 2012, una vez vencido el período en blanco prescrito por la Constitución, Putin se presentaría a las elecciones presidenciales para –otra presunción en este hipotético cronograma- ganarlas y volver a tomar posesión del Kremlin.

Si el escogido ahora para dirigir el Gobierno hubiesen sido Ivanov o Medvédev, semejante proyecto no habría merecido mucha credibilidad. Pero en 2012 Zubkov tendría 70 años, una edad más que apropiada para jubilarse y declinar la reelección, aunque la Constitución no establecía límites de longevidad. Otros analistas proponían que la paciencia de Putin no sería tanta y que Zubkov podría dimitir, quizá citando motivos de salud, en su favor antes de terminar el mandato. Si este escenario de futuro tenía fundamento, entonces Zubkov se plegaría a ser un dócil peón en el gambito del actual jefe del Estado, aunque cómo conjugar las ganas de mandar de Putin con la absoluta supremacía institucional del presidente Zubkov en el tiempo que durara esta interinidad pactada era algo que merecía una explicación. También cabía suponer que Putin no sería primer ministro y que se limitaría a contar los cuatro años fuera del poder, pero tratando de preservar su ascendiente político; entretanto, el leal Zubkov le guardaría el puesto.

El 14 de septiembre Putin estimuló el suspense al pronunciar desde Sochi las siguientes palabras: "Ahora hay al menos cinco personas que pueden competir por la Presidencia y pueden ser elegidas. Es bueno que otra persona haya aparecido, y que los ciudadanos rusos dispongan de una selección de candidatos donde elegir". El presidente se refería a seis candidatos representativos de todo el espectro político, no sólo del oficialismo. La mención de Zubkov estaba implícita, y los otros cinco podrían ser tanto Ivanov, Medvédev, Naryshkin y Gryzlov, como el ex primer ministro Kasyánov, que jugaba ya en el campo opositor y que había deslizado sus ambiciones al respecto, así como los incombustibles líderes de los partidos Yábloko, Grigori Yavlinski, y Comunista, Guennadi Zyugánov.

De hecho, el presidente, inquirido por los académicos con los que se reunía para que fuera más preciso sobre su particular quiniela, mencionó expresamente a Ivanov, a Yavlinski y a Zyugánov, y según uno de los presentes, también citó a Zubkov. Más aún, Putin dedicó elogiosas palabras a Zubkov, al que describió como un "verdadero profesional", un "administrador brillante" y una "persona de gran experiencia". Además, confirmó que quería mantenerse "políticamente activo" tras su retirada presidencial en mayo de 2008 y no descartó presentarse de nuevo a la Presidencia "en 2012 o 2016". Pese a todo, no pocos observadores seguían apostando por Ivanov como el verdadero hombre en la antesala presidencial.

Mientras Putin confería plausibilidad a las conjeturas arriba expuestas, el mismo 14 de septiembre, la Duma, en una investidura meramente ritual habida cuenta de la mayoría absoluta -305 diputados- de Rusia Unida y que además se desarrolló con inusitada presteza, aprobó el nombramiento de Zubkov con 381 votos a favor, 41 en contra –procedentes de la bancada comunista- y 8 abstenciones. El resultado estaba cantado luego de anunciar los grupos del ultranacionalista Partido Liberal Democrático y Rusia Justa su respaldo al nominado presidencial.

En su discurso programático ante el pleno de la Cámara, el nuevo primer ministro declaró tener tres prioridades: reforzar la industria armamentística, mantener la estabilidad económica y luchar contra la "corrupción que empapa nuestra sociedad", tarea para la que se iba a valer de una "unidad especial" de próxima creación. Asimismo, arremetió contra la mala gestión del "bloque social" del Gobierno, amonestación que fue entendida como la no renovación de la confianza en el ministro de Salud y Desarrollo Social, Mijaíl Zurábov.

El 24 de septiembre, luego de reprender severamente ante las cámaras de televisión, con un estilo autoritario y teatral que traía al recuerdo los modos soviéticos, a dos ministros en la última reunión del Gabinete saliente, Zubkov presentó a Putin la composición del nuevo Gobierno, que no experimentaba grandes cambios y que tuvo que principal novedad la inclusión de dos mujeres, Elvira Nabiullina, para la cartera de Desarrollo Económico y Comercio, y Tatiana Gólikova, en sustitución del impopular Zurábov. Todos los pesos pesados del Ejecutivo retuvieron sus puestos: los primeros viceprimeros ministros Ivanov y Medvédev, el ministro de Exteriores Serguéi Lavrov, el responsable de Interior Rashid Nurgalíyev, el de Finanzas Aléksei Kudrin y en Defensa Serdyukov, cuya oferta de dimisión aduciendo razones de parentesco no fue aceptada por su suegro, además de tratarse de un responsable más subordinado al presidente que al primer ministro.

(Cobertura informativa hasta 1/10/2007)