Václav Havel

El dramaturgo checo Václav Havel, una de las personalidades más apreciadas y respetadas de la política europea contemporánea, nunca pretendió hacer carrera en ese campo y menos aún convertirse en presidente de su país. La dimensión histórica de su figura es el resultado del compromiso indeclinable de un intelectual humanista, tímido pero valiente, amable aunque punzante, metido a defensor de causas éticas y a luchador por la libertad y la democracia.

Havel fue adquiriendo prestigio como autor teatral de vanguardia en paralelo a sus actividades disidentes y resistentes contra el régimen comunista de la antigua Checoslovaquia. Cofirmante de la célebre Carta 77, que invocaba los Derechos Humanos en los años de la normalización posteriores a la aplastada Primavera de Praga, sufrió varios períodos de detención y fue preso de conciencia antes de erigirse en el líder indiscutible del movimiento popular de protesta contra esta gris dictadura centroeuropea, en un bloque soviético que se desmoronaba. La Revolución de terciopelo de 1989, hecha triunfar por el Foro Cívico de Havel, dio paso a una rápida y limpia transición a la democracia cuyo primer gran hito fue la elección del literato bohemio, el antepenúltimo día del año, como presidente de la República.

Reelegido en las votaciones libres de 1990, dos años después Havel dimitió decepcionado por la falta de apoyos en la Asamblea y en protesta por la disolución de la federación pactada por los gobiernos de las dos repúblicas integrantes, la Checa y la Eslovaca. Como máxima autoridad de esta Checoslovaquia democrática y terminal, Havel jugó un papel esencial en la retirada de las tropas de la URSS, que acordó con Mijaíl Gorbachov, y en la extinción, también en 1991, del Pacto de Varsovia y el COMECOM. Su brillante hacer exterior incluyó sendos tratados de amistad y buena vecindad con dos potencias, Alemania y Rusia, de las que los checos guardaban amargos recuerdos de soberanía usurpada. También, fue un gran impulsor de la cooperación política y comercial de los países ex comunistas de la Europa central.

Tras ser el último presidente checoslovaco, este "agnóstico político", como a sí mismo se llamaba, aceptó ser el primer presidente de la República Checa, independiente el 1 de enero de 1993. Privado esta vez de verdaderos poderes ejecutivos pero revestido de una formidable fuerza moral, quien creía que la práctica política debía ser ante todo un ejercicio de ética concentró sus servicios en la diplomacia, donde realizó dos empresas estratégicas fundamentales para el anclaje occidental del país: los ingresos en la OTAN (1999) y la Unión Europea (2004). Aunque adalid de la no violencia en las reclamaciones ciudadanas, Havel distó de abanderar el pacifismo en la convulsa escena internacional. Así, fue un ardiente defensor de la intervención de la OTAN en las guerras de Bosnia y Kosovo, y luego, alineándose con Estados Unidos en el día después del 11-S, respaldó las invasiones de Afganistán y —en una postura polémica y discutida— Irak.

En 1998 Havel fue reelegido para un segundo mandato quinquenal y en 2003 se despidió del Castillo de Praga, donde le tomó el relevo el ex primer ministro Václav Klaus, antiguo colega del Foro Cívico y cuyas políticas económicas ultraliberales criticó mientras ambos compartieron el Ejecutivo. En los últimos años de su vida, el laureado ex presidente puso su experiencia al servicio de la Europa de los valores, sin dejar de escribir y de interesarse por sus aficiones de siempre, que incluían el teatro del absurdo, la poesía experimental, el rock underground, el jazz y la ecología. El 18 de diciembre de 2011, a los 75 años de edad, el dramaturgo-estadista falleció por causas naturales siendo ya un superviviente nato, pues desde hacía décadas su salud crónicamente quebradiza venía sufriendo un sinfín de dolencias y operaciones, las cuales amenazaron con llevárselo a una edad más temprana.

(Texto actualizado hasta 11 enero 2012).

1. Dramaturgo disidente en la Checoslovaquia comunista
2. Portavoz de la Revolución de terciopelo y presidente de la República
3. Jefe de Estado de la Chequia independiente
4. Los últimos años de un dirigente histórico
5. Reconocimientos y producción literaria


1. Dramaturgo disidente en la Checoslovaquia comunista

Hijo de un prominente hombre de negocios y perteneciente a una familia activa en la vida social y cultural de Praga, terminó los estudios primarios en 1951, en los primeros años de la República Socialista de Checoslovaquia, pero su extracción social burguesa dificultó grandemente su acceso a la educación superior. Durante un lustro trabajó como aprendiz un laboratorio químico mientras por las tardes asistía a clases en una escuela preparatoria de la universidad, hasta obtener la graduación en 1954.

Puesto que no le permitieron cursar una carrera de Humanidades, en 1955 optó por matricularse en la Facultad de Economía de la Universidad Técnica de Praga, de la que fue alumno hasta 1957. A continuación, realizó el servicio militar obligatorio de dos años. En 1959, sus inclinaciones artísticas, manifestadas en artículos publicados en gacetas literarias y en cenáculos de poesía, donde declamaba pequeñas creaciones líricas, terminaron por proporcionarle una ocupación adecuada a su perfil en el Teatro ABC de Praga, donde empezó a trabajar como tramoyista.

En 1960 se vinculó al también praguense Teatro de la Balaustrada, donde muy pronto pasó de montar escenografías a realizar labores creativas, primero como productor literario y luego como director de obra adjunto. Entre 1962 y 1966, al tiempo que representaba en la Balaustrada sus primeras piezas dramáticas, como la exitosa Záhradní slavnost (El partido del jardín), una sátira de cuatro actos sobre el lenguaje de los burócratas, se formó en Teoría del Arte Dramático en la Academia de Artes Escénicas de Praga (DAMU) y formó parte del equipo editorial de la revista literaria Tvárin. Más tarde ingresó en el Círculo de Escritores Independientes, un foro abocado a chocar con la oficialista Unión de Escritores y que le eligió su presidente, así como en el Comité Checo de grupo PEN.

Opuesto a la invasión soviética de agosto de 1968 que aplastó la Primavera de Praga, el movimiento de reformas políticas impulsado por el primer secretario del gobernante Partido Comunista de Checoslovaquia (KSC), Alexander Dubcek, Havel sufrió un primer castigo al año siguiente, mientras se imponía la normalización del comunismo checoslovaco por orden de Moscú, consistente en la prohibición de escenificar su obra teatral.

Las autoridades pusieron en su punto de mira al dramaturgo, cuyos escritos habían contribuido a la apertura de Dubcek desde el terreno cultural y que ahora eran denunciados por subversivos. A caballo entre Kafka y Orwell, con piezas como Vyrozumění (El memorándum), drama de 12 actos de 1965, que tres años después llegó a estrenarse en Nueva York, o Ztížená možnost soustředění (La creciente dificultad de concentración), de 1968, Havel ponía en solfa, atacándolas en sus aspectos más absurdos o risibles como la jerigonza retórica empleada por los tecnócratas y la intelligentsia adicta al régimen comunista, los usos y las formas de un estado de cosas que le disgustaba.

En el período de la normalización Havel fue presionado para que abandonara el país y finalmente optó por establecerse en el campo, donde siguió escribiendo. Su agente literario se encargó de que sus nuevas creaciones fueran conocidas por el público, mediante un contrato de publicación con una editorial alemana. Por un tiempo, hubo de ganarse el sustento trabajando en una planta de cerveza. No cejó, empero, en sus actividades disidentes, que incluyeron la celebración en su casa rural de conciertos musicales con letras prohibidas por el régimen. Ávido seguidor de las novedades del rock underground, Havel, según reveló más tarde, encontró inspiración en las ácidas canciones de artistas occidentales como Lou Reed o Frank Zappa, a los que años después, siendo presidente, iba a traer a tocar a Checoslovaquia. Otra de sus pasiones musicales era el jazz.

En 1972 el autor suscribió una petición de libertad de los presos políticos y en 1975 dirigió una carta pública de protesta al presidente de la República, Gustáv Husák, dos iniciativas osadas que sin embargo no le acarrearon represalias. Cinco años después, Havel adquirió notoriedad fuera de su país por ser el promotor y uno de los tres primeros portavoces, junto con el filósofo cristiano Jan Patocka y el antiguo ministro de Exteriores de Dubcek Jirí Hájek, de la llamada Carta 77, la cual fue dada a conocer a la opinión pública el 1 de enero de 1977, en parte como una reacción de protesta por el encarcelamiento de los miembros de la banda de rock psicodélico The Plastic People of the Universe, icono de la subcultura underground de la Praga del momento, y de la cual Havel era un ferviente admirador.

La Carta 77, suscrita entre otros por el ex dirigente comunista purgado Zdenek Mlynar, el intelectual Václav Benda y el sacerdote Václav Maly, en esencia, exigía al Gobierno checoslovaco el respeto de los Derechos Humanos en cumplimiento de las obligaciones contraídas por el Acta de Helsinki de 1975. La misiva tuvo una amplia repercusión internacional, inclusive, pese a la férrea censura, el bloque soviético, en unos años pródigos en noticias sobre la emergencia de un movimiento de disidencia en los ambientes intelectuales y científicos de la URSS de la era Brezhnev. La reacción de las autoridades ante lo que les parecía un desafío abierto a su monopolio del poder no se hizo esperar. Havel fue puesto bajo custodia policial y en octubre le cayó una primera condena a 14 meses de prisión, aunque la sentencia quedó en suspenso. Mucho peor le fue a Patocka, el reputado filósofo, muerto en marzo en el curso de un interrogatorio policial.

Entre enero y marzo de 1978 el dramaturgo volvió a estar bajo custodia de la Policía. Esta nueva represalia no le disuadió, en abril siguiente, de ayudar a poner en marcha una nueva organización concebida para impulsar las reivindicaciones de Carta 77, el Comité para la Defensa de los Injustamente Perseguidos (VONS). De inmediato, las fuerzas de seguridad emprendieron la desarticulación del VONS y la captura de sus cabecillas. En el caso de Havel, a finales de 1978 le fueron impuestos el arresto domiciliario y la privación de los derechos civiles. El castigo se prolongó durante seis meses y prácticamente se empalmó con un nuevo prendimiento y su envío a prisión en mayo de 1979. En octubre siguiente, un tribunal le condenó a la pena de cuatro años y medio de prisión como culpable del delito de sedición.

El período carcelario se prolongó hasta marzo de 1983, cuando el reo fue liberado por cuestiones de salud. En ningún momento cesó Havel su producción literaria, ahora interesada por las cuestiones éticas y filosóficas; de esa índole eran las dudas y los problemas que acosaban a sus héroes de ficción —el más conocido, Ferdinand Vaněk—, típicamente, escritores que no eran más que los portavoces de las inquietudes y las experiencias personales del autor. En 1982, el Nobel de Literatura irlandés Samuel Beckett, uno de los grandes del Teatro del Absurdo, dedicó a su colega checo su obra corta Catástrofe, que escribió por invitación de la Asociación Internacional de Defensa de los Artistas.

Además, cuando las circunstancias lo permitían, Havel desarrolló actividades de resistencia clandestina, como la firma de octavillas y la redacción de artículos para la prensa samizdat. En su primer ensayo de corte político, Moc bezmocných (El poder de los sin poder), de 1978, el autor teorizaba sobre los conceptos de "dictadura del ritual" y "postotalitarismo", y se interrogaba sobre lo que significaba ser un disidente en un Estado dictatorial como el checoslovaco, condición que para él equivalía a "vivir sin mentiras".

En agosto de 1988, una nutrida manifestación no autorizada conmemoró en las calles de Praga el vigésimo aniversario del aplastado experimento democrático de 1968. Los asistentes, jóvenes en su mayoría, corearon los nombres de Dubcek, Havel y el primer presidente de la República nacida en 1918, el filósofo Tomás Garrigue Masaryk. Al mes siguiente, Havel, ahora ligado al periódico samizdat Lidové Noviny, hizo su primera aparición pública en 19 años dejándose ver en un festival de música folk en Lipnice nad Sázavou, al sudeste de Praga. Por violar los términos de su libertad condicional, las autoridades le mantuvieron cinco días en el calabozo. Acto seguido, en noviembre, volvió a desafiar al poder al añadir su nombre a la lista de fundadores del Comité de Helsinki en Checoslovaquia. Otra vez, la Policía le retuvo durante unos días. En diciembre, el nuevo reto consistió en un discurso a los asistentes de una concentración de activistas humanitarios autorizada en Praga.


2. Portavoz de la Revolución de terciopelo y presidente de la República

El 15 de enero de 1989 Havel fue detenido por enésima vez en el curso de una manifestación estudiantil en la Plaza de San Wenceslao de la capital. Las reacciones de indignación dentro y fuera del país por este abuso represivo no se hicieron esperar. El 21 de febrero siguiente un tribunal le condenó a ocho meses de prisión con trabajos forzados, de los que sólo cumplió la mitad en un correccional del Estado. El 17 de mayo el disidente recobró la libertad. El Gobierno se sentía inseguro y prefirió apaciguar los ánimos de la calle mandando a su casa al contestatario más conocido del país.

En estos días en que los primeros signos de cambio político, impulsado por las alas reformistas de los propios partidos comunistas, se observaban en Polonia y Hungría, Havel valoraba con pesimismo la posibilidad de que mudanzas similares pudieran abrirse paso en su país. Para él, Checoslovaquia era un "Absurdistán", un país del otro lado del Telón de Acero donde imperaba, más que la coerción objetiva de la dictadura que pisoteaba los Derechos Humanos y silenciaba por el terror, una lúgubre situación cotidiana caracterizada por la mendacidad, el cinismo, el conformismo, la apatía y el fatalismo, conductas generalizadas y compartidas que habían difuminado la divisoria entre gobernantes y gobernados a la hora de establecer responsabilidades. Él mismo contagiado por el desaliento, en el verano de 1989 Havel veía al régimen de los jerarcas Husák, Jakes y Adamec tan petrificado como siempre.

Sin embargo, los acontecimientos tomaron un vericueto tan insospechado como vertiginoso. En octubre, luego de haber vuelto a actuar como portavoz de la Carta 77, Havel fue arrestado y metido en una celda en Pankrac. Como en ocasiones anteriores, su salud delicada requirió su traslado a un hospital. Una vez dado de alta, recuperó la libertad, ya de manera definitiva.

El 19 de noviembre, poco después de comenzar en los países checos y en Eslovaquia multitudinarias manifestaciones espontáneas por contagio de los sucesos extraordinarios que estaban teniendo lugar en la vecina Alemania Oriental (el autócrata comunista, Erich Honecker, había sido defenestrado en octubre y el Muro de Berlín había caído el 9 del mes en curso), y recién llegado él a Praga desde su residencia en el norte de Bohemia, Havel y otros destacados intelectuales y activistas pusieron en marcha el Foro Cívico (Občanské fórum), una plataforma de diversos grupos y movimientos que asumió el liderazgo del proceso contestatario en marcha y canalizó, en ausencia de partidos políticos, las reivindicaciones populares ante las autoridades.

Entre los integrantes del Foro, que fijó su cuartel general en el Teatro de la Linterna Mágica de Praga, figuraban Carta 77, el VONS, el Comité Helsinki, Obroda (Renacimiento), el Movimiento por las Libertades Cívicas (HOS) y la Iniciativa Democrática, así como representantes del movimiento estudiantil y de la Iglesia católica. Junto con Havel ponían rostro al Foro Cívico personas como el democristiano Ján Carnogursky, futuro primer ministro de la República Eslovaca, y el periodista Jirí Dienstbier, quien antes de acabar el año iba a convertirse en el ministro estatal de Asuntos Exteriores. La crisis tocó de lleno al Partido Comunista de Checoslovaquia (KSC) y su secretario general desde 1987, Milos Jakes, se vio obligado a renunciar el 24 de noviembre.

Fue Havel, legitimado para esta misión ante opositores y gobernantes, quien encabezó las negociaciones directas con el primer ministro Ladislav Adamec para la formación de un Gobierno de coalición de mayoría no comunista y, cuando aquel dimitió por no transigir con esta demanda básica del Foro, con su sucesor desde el 10 de diciembre, el pragmático Marián Calfa, quien aceptó dar cabida en su Gabinete a siete ministros etiquetados como independientes, cuatro de los cuales, como Dienstbier en el decisivo puesto de Exteriores, estaban vinculados al Foro. "La verdad y el amor deben prevalecer sobre las mentiras y el odio", afirmó en estas jornadas decisivas Havel, acuñando un máxima que convirtió en el leitmotiv de su inopinado liderazgo nacional.

El 29 de diciembre de 1989, luego de la implosión del KSC (el 20 de diciembre había renunciado a su vez el efímero sucesor de Jakes, Karel Urbánek) y de la dimisión asimismo el día 10 del último símbolo de un régimen desmoronado, el anciano Husák, aconteció en la vida de Havel y en la historia de Checoslovaquia un hito que apenas unas semanas atrás nadie, empezando por él mismo, habría podido imaginar: la investidura del dramaturgo, en la Asamblea Federal y por unanimidad a pesar de su membresía íntegramente oficialista, como presidente de la República, convirtiéndose así en el primer jefe del Estado no comunista desde la dimisión forzada de Edvard Benes en 1948.

En una emotiva sesión donde compartió el protagonismo con el artífice de la experiencia del socialismo con rostro humano fracasada en 1968, Dubcek (quien, por su parte, fue elegido presidente de la Asamblea), Havel pronunció un memorable discurso sobre la recuperación de la soberanía popular tras tantos años de usurpación, primero por el nazismo alemán y luego por el comunismo soviético. Arropado por una muchedumbre eufórica, Havel tomó posesión del cargo en la ciudadela praguense del Castillo, el Prazsky hrad, corazón histórico, político y cultural de la nación checa.

En su alocución de Año Nuevo, el flamante presidente realizó un balance histórico en el que alternó palabras de pesar, incluso de rabia, por lo que habían supuesto cuatro décadas de férula comunista para Checoslovaquia, y de alegría por el desenlace de la Revolución, resumido en la recuperación de la libertad y la democracia. El primer tono señoreó pasajes como el siguiente: "El anterior régimen, armado con su arrogante e intolerante ideología, redujo al hombre a una mera fuerza productiva, y a la naturaleza a una herramienta de producción (…) Convirtió a un pueblo soberano y con talento, un pueblo laborioso y eficiente, en las tuercas y los tornillos de una maquinaria monstruosamente grande, ruidosa y pestilente, cuyo verdadero sentido no estaba claro para nadie". Pero el largo discurso sólo podía terminar con una frase jubilosa: "Pueblo, el Gobierno ha vuelto a vosotros".

Justo al día siguiente, el 2 de enero de 1990, Havel emprendió a las dos Alemanias su primera visita al exterior como presidente. En las semanas siguientes viajó a Polonia (25 de enero), Estados Unidos (19 a 21 de febrero), la URSS (26 de febrero), Francia (19 de marzo), Reino Unido (21 de marzo) e Israel (25 de abril). Este último desplazamiento le registró como el primer mandatario de un país —todavía, aunque sólo sobre el papel— del bloque soviético en desplazarse al Estado judío. Iguales precedentes sentaron sus visitas en marzo de 1991 a la Comisión y el Parlamento europeos, así como al cuartel general de la OTAN en Bruselas, poco antes de la abrogación formal del Pacto de Varsovia.

El 5 de julio de 1990 Havel fue reelegido, por 234 votos contra 50, para un período presidencial de dos años por la Asamblea Federal surgida de las elecciones libres del 8 y el 9 de junio, en las que el Foro Cívico y su homólogo en la República Eslovaca, el Foro Público Contra la Violencia (VPN), obtuvieron una mayoría absoluta de 170 escaños con el 46% de los votos; juntos, los dos Foros formaron un Gobierno federal de coalición sin ministros comunistas que incorporó también a los democristianos eslovacos y cuya presidencia volvió a recaer en Calfa.

Nunca interesado realmente en la política de partidos, el 13 de octubre de 1990 Havel cesó como presidente del Foro Cívico en favor del ministro federal de Finanzas, Václav Klaus. Cumplido su histórico cometido de aglutinar a las fuerzas democráticas durante la Revolución de terciopelo del año anterior y en la transición hasta las primeras elecciones libres, el Foro terminó desintegrándose en abril de 1991 por la concreción de diferentes tendencias ideológicas en su seno. Así, desde diciembre de 1990 convivieron dos facciones en el Foro Cívico, el Club de la Derecha Democrática, de Klaus, y el Club Liberal, de Dienstbier. Havel se mantuvo neutral en la disputa, que culminó con la fundación de dos fuerzas independientes, el Partido Cívico Democrático (ODS) y el Movimiento Cívico (OH), respectivamente, si bien se hizo notar que el partido de Dienstbier reunió a una mayoría de personas del círculo del presidente, por lo demás discrepantes del modelo económico ultraliberal que propugnaba Klaus. Uno de los debates que precipitaron la ruptura del Foro giró en torno al modelo de transición a la economía de mercado, que para Klaus sólo podía ser radical y capitalista sin ambages.

En estos años, Havel trabajó activamente por la inserción de la nueva Checoslovaquia en las estructuras europeas occidentales y por la redefinición de las relaciones diplomáticas bilaterales con los países de interés estratégico para la república centroeuropea, una labor que se vio facilitada por el aprecio general a su trayectoria humana y política. Hecho decisivo que arrumbó el viejo paradigma geopolítico fue la firma en Moscú con Mijaíl Gorbachov, el 27 de febrero de 1990, del acuerdo para la retirada de las tropas soviéticas estacionadas desde el final de la Segunda Guerra Mundial, proceso que quedó completado el 19 de junio de 1991. Meses antes y pocos días después de culminarse este repliegue fueron disueltos respectivamente la Organización del Tratado de Varsovia y el Consejo de Asistencia Mutua Económica (CAME, o COMECOM). Las últimas estructuras del dominio soviético dejaron, pues, de existir. Este doble desenlace, tan esperado como tranquilo (casi pasó desapercibido en los medios de comunicación occidentales), lo persiguió con ahínco Havel haciendo causa común con el primer ministro de Hungría, József Antall, y con el presidente de Polonia, Lech Walesa.

Asimismo, el 27 de febrero de 1992 el presidente suscribió en Praga con el canciller Helmut Kohl un Acuerdo germano-checoslovaco de Relaciones de Buena Vecindad y Cooperación Amistosa , el 1 de abril del mismo año viajó a Moscú para firmar con el presidente Borís Yeltsin un Tratado de Amistad y Cooperación ruso-checoslovaco, y el 26 de agosto de 1993 recibió en Praga al mandatario ruso para la adopción de otro tratado bilateral.

En 1992 Havel mostró su disconformidad con el proyecto de división del Estado checoslovaco fundado en 1918 que empezaron a negociar los gobiernos republicanos checo y eslovaco, fundamentalmente debido a la decisión de sus impulsores de no someterlo a la opinión de los ciudadanos vía referéndum. Contrariado por este proceso, el presidente presentó la dimisión el 17 de julio luego de no prosperar su reelección en varias rondas de votaciones en la Asamblea. Tres días después, Havel desalojó su despacho en el Castillo de Praga, dejando vacante la jefatura del Estado. Las funciones presidenciales fueron asumidas provisionalmente por el recién elegido primer ministro federal, Jan Strásky, del ODS.


3. Jefe de Estado de la Chequia independiente

El golpe de efecto de Havel no frenó, empero, la cuenta atrás para la disolución de la federación, que fue pactada de una manera bastante personal, sustrayéndola de hecho al debate público (por más que la misma gozara del respaldo de la mayoría de la población en ambas repúblicas), por el primer ministro checo, Klaus, y su homólogo de Bratislava, Vladímir Meciar. El premier eslovaco era un ex miembro del VPN que luego había puesto en marcha el Movimiento por una Eslovaquia Democrática (HZDS), partido de tendencia nacionalista populista.

Ahora bien, cuando el 1 de enero de 1993 la República Checa adquirió el estatus de Estado soberano con pleno reconocimiento internacional, Havel aceptó convertirse en su primer presidente. El 26 de enero la Cámara de Diputados le eligió presidente de la República Checa por 109 votos sobre 200, esto es, con el apoyo de las bancadas de los cuatro partidos de la coalición de centro-derecha dirigida por Klaus, más el de algunos diputados opositores del Partido Social Demócrata (CSSD) y el Club de Independientes. El 2 de febrero, a los 56 años, Havel tomó posesión del cargo con un mandato inicial de cinco años.

La fructífera colaboración entre Havel y Klaus en la política exterior, toda vez que compartían una visión proatlantista y procomunitaria (en esta segunda apuesta, el planteamiento del primer ministro era, sin embargo, bastante más tibio), no tuvo reflejo en otros ámbitos de la dirección del Estado. La falta de sintonía fue especialmente llamativa en el caso de la economía, al abrazar el primer ministro un modelo intensamente liberal que fue calificado de thatcherista y mostrarse Havel más sensible a la cohesión social. Cuando en noviembre de 1997 estalló la crisis en el Gobierno de coalición por el escándalo de las donaciones empresariales al ODS, Havel no tuvo nada que objetar a la dimisión forzada de primer ministro y, de paso, realizó vitriólicos comentarios sobre la "fascinación por los datos macroeconómicos" y la "quiebra del imperio de la ley y el orden moral" que, en su opinión, habían caracterizado la gestión de Klaus.

El 20 de enero de 1998 Havel fue reelegido por el Parlamento para un segundo y definitivo mandato de cinco años. Inesperadamente, fue necesaria una segunda votación para alcanzar la mayoría preceptiva. A favor de la renovación presidencial se pronunciaron 99 de los 197 diputados y 47 de los 81 senadores, con lo que el 2 de febrero Havel pudo inaugurar su segundo ejercicio.

Intelectual y estadista de gran prestigio internacional, Havel gozó de una de las mayores cotas de respetabilidad entre los mandatarios europeos y fue incluido en el selecto grupo de líderes en activo que mejor simbolizaban las causas de la libertad y la democracia. En su país era considerado un referente moral más que un árbitro institucional, que es una de las limitadas funciones reservadas a la figura del presidente en el sistema de Gobierno checo, de tipo parlamentario. Su declarado "agnosticismo político" le permitió posicionarse inequívocamente y sin temor a hipotecas políticas contra fantasmas de las sociedades europeas como podían ser la xenofobia, el racismo y la insolidaridad. De ellos no se libró la República Checa, escenario en estos años de graves discriminaciones y agresiones a la minoría gitana, por las que el Gobierno de Praga fue repetidamente amonestado desde la Unión Europea en paralelo a las negociaciones de adhesión.

Tanto durante el Gobierno de Klaus como en el posterior (desde julio de 1998) del socialdemócrata Milos Zeman, Havel ejerció profusamente su reclamado derecho a formular opiniones propias en asuntos de política interior y exterior, posturas que muchas veces no fueron compartidas por el primer ministro de turno y que dieron pie a numerosas tarascadas, sin ahorro de comentarios públicos de parte de un estadista bien conocido por su verbo directo y mordaz, entre los dos cabezas del poder ejecutivo. Otras veces, los posicionamientos de Havel se apartaron del criterio más extendido en los gobiernos o en la opinión pública internacional.

Así, durante la guerra de Bosnia (1992-1995), el presidente checo reclamó con insistencia una actuación más enérgica de las potencias occidentales contra los desmanes criminales de los actores del conflicto, en particular los perpetrados por el bando serbobosnio. Cuando la crisis de Kosovo (1998-1999), fue un ardiente defensor de la intervención de la OTAN para parar la represión de las fuerzas del régimen de Belgrado, aunque la misma no contara con el respaldo explícito del Consejo de Seguridad de la ONU. Precisamente, en 1999 la OTAN emprendió su campaña bélica contra Serbia pocos días después de producirse el ingreso formal, el 12 de marzo, de la República Checa, a la vez que Polonia y Hungría, en la organización defensiva transatlántica. A Havel le cupo, pues, la satisfacción de ver realizarse la primera de sus dos grandes vocaciones de política exterior en el curso de su mandato.

Crítico visceral de Slobodan Milosevic, el presidente serbo-yugoslavo, Havel tuvo en noviembre de 1999 la idea de integrar a dirigentes de la entonces oposición democrática de Serbia en la delegación nacional checa a fin de que pudieran asistir a la cumbre en Estambul de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), donde la República Federal de Yugoslavia estaba suspendida. La heterodoxia del estadista centroeuropeo en el ámbito internacional salió a relucir en planteamientos tales como el cuestionamiento de las soberanías rusa y serboyugoslava sobre Chechenia y Kosovo, respectivamente, las declaraciones favorables al independentismo taiwanés frente a China Popular, o la recomendación de que aviones de la Fuerza Aérea Checa participasen en las operaciones limitadas de castigo anglo-estadounidenses contra el régimen irakí de Saddam Hussein en los años que antecedieron la guerra de 2003. Algunos de estos posicionamientos de Havel no dejaron de suscitar polémica en determinados medios de la izquierda y la militancia antibelicista.

Impulsor principal de la cooperación de los países de Europa Central, con la intención expresa de superar la barrera —psicológica de entrada, pero también, todavía, económica— entre los flancos occidental y oriental del continente, suyas fueron iniciativas de profundo calado como el Grupo de Visegrad, formado con Polonia y Hungría el 15 de febrero de 1991 para coordinar las conversaciones con la entonces Comunidad Económica Europea y establecer un Acuerdo de Libre Comercio de Europa Central (CEFTA), o las reuniones informales de todos los presidentes de la región, la primera de las cuales organizó en la ciudad bohemia de Litomysl en abril de 1994.

Havel fue uno de los líderes europeos que más alto y más nítido habló tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington: exhortó a la solidaridad sin fisuras con Estados Unidos, solicitó la participación de la República Checa en la coalición internacional contra el terrorismo puesta en marcha por la Administración Bush (el Gobierno Zeman, en efecto, adoptó tal paso, poniendo a disposición de Estados Unidos medios militares) y justificó y expresó su "apoyo absoluto" a las operaciones de guerra emprendidas en Afganistán para derrocar al régimen talibán y capturar a los jefes de Al Qaeda.

En los meses siguientes y a lo largo de 2002, el presidente checo se refirió en varias ocasiones a los "sacrificios" que requerían la salvaguardia de "los valores de la libertad y la civilización", los cuales, según él, debían ser defendidos "con las armas, de ser necesario". En la quinta edición de la conferencia internacional Forum 2000, celebrada en Praga en octubre de 2001 por su personal iniciativa, el mandatario afirmó que los ataques del 11-S constituían un "desafío a toda la humanidad", instó a la formación de una "gran coalición espiritual" de líderes religiosos del mundo para ayudar a combatir "el odio y el fanatismo" y, haciendo un particular uso de una controvertida expresión de Bush, alertó contra ese "mal que puede ser tan rápidamente globalizado".

Receptivo a la posibilidad de extender las represalias militares a Irak por su potencial desestabilizador en la proliferación de armas de destrucción masiva y por sus presuntos vínculos con la red terrorista Al Qaeda, Havel explicó personalmente a Bush, en la Casa Blanca el 18 de septiembre de 2002, que una guerra contra el país árabe le parecía admisible siempre y cuando Estados Unidos no actuara unilateralmente, la intervención se apoyara en una "gran coalición internacional", como la de 1990 cuando la invasión de Kuwait, y resultara evidente que el régimen de Saddam violaba los nuevos mandatos de la ONU.

El 21 de noviembre de 2002 Havel hizo de anfitrión en Praga del Consejo Atlántico reunido al nivel de jefes de Estado y de Gobierno y que invitó a siete países europeos del antiguo bloque comunista a suscribir el Tratado del Atlántico Norte en torno a 2004. Havel aprovechó esta ocasión en la que, próximo el final de su mandato presidencial, recibió todo tipo de elogios y felicitaciones a modo de homenaje, para enfatizar su conocida tesis de que Rusia, en tanto que "poder euroasiático" con una esfera geopolítica propia, debía mantener el más alto nivel de cooperación con la OTAN, pero que nunca podría ser un Estado miembro de la organización, cuyo máximo espacio comprendía "desde Alaska hasta Tallinn".

Tres días antes de la importante cita de la OTAN en Praga, el Consejo de Ministros de la UE estableció el 1 de mayo de 2004 como la fecha en que la República Checa, al final de un trabajoso proceso de transformación y adecuación a los parámetros comunitarios en todo un elenco de normas y estructuras políticas, económicas y sociales, y en compañía de otros nueve países aspirantes, iba a ingresar en la organización europea, brindando otra gran satisfacción al presidente checo.

Durante su presidencia, Havel sufrió varias hospitalizaciones e intervenciones quirúrgicas, algunas de bastante gravedad. A la extirpación de un tumor canceroso en el pulmón derecho en diciembre de 1996 le siguieron el tratamiento, en la Clínica Universitaria de Innsbruck, de una perforación del intestino grueso en abril de 1998 y la cuarta traqueotomía, seguida inmediatamente de una crisis cardíaca, practicada en agosto siguiente. Sobre la frágil salud del presidente pesaban muchos años de adicción al tabaco, el cual, al igual que el consumo de alcohol, prometió abandonar a sus doctores en enero de 1997. Su esposa desde 1964, Olga Splichalova, que inspiró sus reflexiones Dopisy Olze (Cartas a Olga), escritas en prisión entre 1979 y 1982, falleció tras una larga batalla contra el cáncer el 27 de enero de 1996 a los 62 años de edad. El 4 de enero de 1997 el presidente contrajo segundas nupcias con la actriz Dagmar Veskrnová, 17 años más joven que él, en una ceremonia privada que no fue anticipada a los medios de comunicación.

A partir de 2001, no dejó de sorprender la intensa agenda de trabajo de Havel, en un bienio en que padeció crisis de salud casi continuas: la bronquitis crónica contraída a raíz de la extirpación de un tercio del pulmón derecho en 1996, las alteraciones cardíacas y las infecciones de neumonía le impusieron tantas hospitalizaciones y curas de reposo que abundaron las especulaciones sobre su dimisión y hasta se suscitó el temor de que no llegara vivo al final del mandato, el 2 de febrero de 2003.

Con tozudez, Havel quiso terminar su presidencia sin novedad y lo consiguió. El 30 de enero de 2003, en vísperas del mutis institucional, que hizo con unas cotas de popularidad entre sus paisanos todavía altas pero sensiblemente inferiores a las que había disfrutado en los primeros años noventa, Havel volvió a las portadas de la prensa internacional como uno de los ocho gobernantes europeos signatarios del documento de apoyo a la política de Estados Unidos frente a Irak cuyos artífices fueron el británico Tony Blair, el español José María Aznar y el italiano Silvio Berlusconi. La adhesión del presidente checo a esta declaración de cierre de filas tras Estados Unidos contrastó con el parecer de la mayoría de sus conciudadanos, tres cuartas partes de los cuales, según sondeos del momento, eran contrarios a la inminente invasión de Irak.


4. Los últimos años de un dirigente histórico

Un estadista de la talla de Havel no podía permanecer ocioso en su jubilación del servicio político, siempre que su renqueante salud se lo permitiera. El ex presidente checo se encontró a gusto haciendo sus aportaciones a las causas de los Derechos Humanos y la construcción europea desde la dimensión filosófica y moral. En 2004 matizó su independencia ideológica expresando su apoyo al diminuto Partido Verde checo, un movimiento que no sorprendió por cuanto ya era conocida su afinidad a las causas ecologistas, patente desde la década de los ochenta.

Tras su puesta en marcha en 2006 en Nueva York por la iniciativa del activista venezolano Thor Halvorssen Mendoza, la Human Rights Foundation (HRF) reclutó a Havel para presidir su Junta de Directores y su Consejo Internacional. Esta membresía le permitió canalizar su preocupación por la situación de la disidencia cubana y los casos de violaciones de los Derechos Humanos en varios países de América Latina, inquietud que hizo extensible a los escenarios dictatoriales de Myanmar y Bielarús. En mayo de 2009 la HRF celebró en la capital noruega su primer Oslo Freedom Forum, que contó con el checo para el panel de conferenciantes. En octubre de 2008 Havel entró como socio inaugural en el European Council on Tolerance and Reconciliation (ECTR), ONG fundada en París por el ex presidente polaco Aleksander Kwasniewski y el filántropo y líder comunitario judío Viatcheslav Moshe Kantor, con el propósito de monitorizar las manifestaciones de racismo, xenofobia y antisemitismo en el continente.

Otras filiaciones de Havel tras abandonar el Castillo de Praga fueron el Centro Shimon Peres por la Paz, de cuyo Directorio Internacional fue miembro, el Club de Madrid de antiguos jefes de Estado y de Gobierno, el Club de Roma, en calidad de miembro de honor, y la Fundación Memorial Víctimas del Comunismo, con sede en Washington DC, que en 2003 le incorporó a su Consejo Asesor Internacional y le galardonó con su Medalla de la Libertad Truman-Reagan. El 3 de junio de 2008 Havel figuró entre los signatarios de la Declaración de Praga sobre Conciencia Europea y Comunismo, manifiesto que, evocando el espíritu de la Carta 77, propuso establecer un Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo. La iniciativa fue acogida con gran interés por el Parlamento Europeo, que rápidamente aprobó su plasmación oficial. Así, el 23 de agosto de 2009 la UE celebró su primer Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo, o Día Internacional del Listón Negro, concebido para "recordar con dignidad e imparcialidad a las víctimas de todos los regímenes totalitarios y autoritarios".

En paralelo a todas estas actividades, Havel continuó adelante con la fundación lanzada conjuntamente con su esposa Dagmar en 1997, al poco de casarse. La Fundación Dagmar y Václav Havel VIZE (visión) 97, con ella al frente del Patronato y él de miembro del mismo, siguió involucrada en un amplio abanico de proyectos cooperativos en las esferas de la educación, la cultura, la asistencia social y la salud, particularmente en el campo de la prevención del cáncer intestinal. Además, en julio de 2004 fue constituida la Biblioteca Václav Havel, dedicada a preservar la obra literaria y el legado intelectual del autor. De nuevo, Dagmar Havlová desempeñó un papel fundamental en la creación de la entidad.

El ex mandatario no dejó de cultivar sus sólidos vínculos con la élite dirigente y académica de Estados Unidos. Amigo personal del matrimonio Clinton (con Bill, los cordiales encuentros habían incluido veladas musicales en clubs de jazz praguenses) y de la ex secretaria de Estado Madeleine Albright (hija de emigrantes judíos checos), en 2005 y 2006 visitó diversas instituciones culturales del país norteamericano y en abril de 2009 conoció en Praga, con motivo de la cumbre Unión Europea-Estados Unidos, al presidente Barack Obama.

En julio del año anterior, Havel, Kwasniewski, el también ex presidente Walesa y otros dirigentes poscomunistas de la región habían enviado a Obama una carta abierta en la que le pedían que Washington no debilitara su interés en la seguridad de los países del antiguo bloque soviético en la Europa central y oriental. Esa era su impresión, a la luz de la intención por la nueva Administración demócrata de abandonar el plan de la Administración Bush de instalar interceptores y radares del sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos en Chequia y Polonia. En la misiva, los firmantes reprochaban a Obama que quisiera mejorar a toda costa, en aras del desarme nuclear bilateral, las relaciones con Rusia, potencia a la que seguían viendo con recelo, toda vez que en la misma estaba "de vuelta un poder revisionista que persigue una agenda del siglo XIX con tácticas y métodos del siglo XXI", tal como habían podido apreciar en la guerra ruso-georgiana por Osetia del Sur en 2008.

En noviembre de 2007 Havel sorprendió a sus paisanos con la publicación de su primera obra teatral, una tragicomedia en cinco actos, en casi dos décadas, desde antes de la Revolución de 1989. La pieza escénica, titulada Odcházení (La retirada), fue estrenada en el Teatro Archa de Praga en mayo de 2008 con gran éxito de público. La crítica destacó que el autor había basado esta sátira sobre la pérdida del poder y la vacuidad del lenguaje político contemporáneo en El rey Lear de Shakespeare y en El jardín de los cerezos de Chéjov. A continuación, Odcházení se representó en el idioma inglés en teatros de Londres y Filadelfia.

Animado por la buena acogida a su última producción literaria, el autor se atrevió a rodar una adaptación para el cine, su opera prima en este arte. La película dirigida por el ex presidente e interpretada por Dagmar Havlová en uno de los papeles protagonistas se estrenó en las salas de su país el 22 de marzo de 2011. Esta vez, la crítica, nada dispuesta a la indulgencia, coincidió en valorar que Havel no tenía ningún talento para transmitir historias a través del celuloide. Entre medio, en 2010, el autor publicó Prase (El Cerdo), obra que llevaba escrita desde 1987, y Pět Tet, un sketch-secuela de la obra de 1975 Vernisáž (Revelando).

En marzo de 2011 Havel acudió a la première de Odcházení muy demacrado y casi sin poder sostenerse de la debilidad. Días atrás había recibido el alta médica tras diagnosticársele una inflamación severa de las vías respiratorias. En enero de 2008 ya había sido hospitalizado debido a una arritmia cardiaca. Sus bronquios, maltratados desde hacía muchos años por las entradas y salidas de prisión, la adicción del fumador, el cáncer pulmonar y las múltiples neumonías, ya no daban para más. Havel aún pudo asistir a la fiesta de celebración de su 75 cumpleaños, el 5 de octubre, y presidir la decimoquinta edición de su Forum 2000, días después en Praga también, evento en el que, sin la ayuda de asistentes o de apoyos físicos, fue capaz de conferenciar ante el atril y de recibir a las autoridades participantes con talante conversador, muestra postrera de vitalidad que sorprendió a los presentes. El 10 de diciembre un visiblemente extenuado Havel recibió en la capital a su viejo amigo el Dalai Lama.

La muerte del ex presidente, en su casa de Hrádecek, Vlcice, en la región bohemia de Hradec Králové, y acompañado por su mujer, se produjo el 18 de diciembre de 2011 a causa de las "complicaciones sufridas tras una larga enfermedad", según el parte médico reproducido por los medios. El deceso fue comunicado a la nación por el primer ministro, Petr Necas. Al día siguiente, mientras se agolpaban los mensajes de condolencia procedentes de todo el país y del extranjero, la capilla ardiente de Havel fue abierta al tributo ciudadano en la antigua iglesia de la Encrucijada de Praga, templo desacralizado en el siglo XVIII y rescatado de la ruina por la Fundación VIZE 97 entre 1999 y 2004, año en que el edificio reabrió sus puertas como centro cultural.

El 21 de diciembre el féretro fue trasladado a la Sala de Vladislao del Castillo de Praga, escenario de la asunción presidencial de 1989, en un cortejo fúnebre con honores militares y estatales, y que reunió a miles de personas a lo largo de la conocida como Ruta Real de Praga. El 23 de diciembre tuvo lugar la misa funeral en la Catedral de San Vito. Al oficio religioso, que cerraba los tres días de luto oficial decretados por el Gobierno, asistieron el presidente Klaus, el primer ministro Necas y las demás autoridades del Estado, amén de un impresionante séquito de líderes mundiales, europeos en su gran mayoría, que incluía una treintena larga de presidentes y primeros ministros, en activo o retirados. No faltaron el matrimonio Clinton, Albright, Nicolas Sarkozy, David Cameron y el polaco Walesa. Concluida la ceremonia, los restos mortales de Havel fueron recogidos por sus deudos, que, cumpliendo la voluntad del difunto, les dieron cremación. Las cenizas del ex presidente recibieron sepultura en el panteón familiar.


5. Reconocimientos y producción literaria

La relación de galardones del Havel literato y el Havel estadista es abundantísima. Entre otros, fue distinguido con los siguientes premios: Obie de teatro (Estados Unidos, 1968, 1970 y 1984); Estatal de Literatura Europea (Austria, 1968); Plaisir de teatro (Francia, 1981); Erasmus (Países Bajos, 1986); Olof Palme (Suecia, 1989); Karl Renner (Austria, 1989); Simón Bolívar (Venezuela, 1990); W. Averell Harriman de la Democracia (Estados Unidos, 1991); Carlomagno (Alemania, 1991), Onassis (Grecia, 1993); Theodor Heuss (Alemania, 1993); Indira Gandhi de la Paz, el Desarme y el Desarrollo (India, 1993); Internacional Catalunya (España, 1995); al Entendimiento Internacional de la Fundación Fulbright (Estados Unidos, 1997); Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (España, 1997); Mundial Cino Del Duca (Italia, 1997); al Estadista Europeo del Año (Estados Unidos, 1997), Open Society de la Universidad Central Europea (Hungría, 1999); Puerta Olímpica del Comité Olímpico Internacional (2000); de Ciudadanía Hanno R. Ellenbogen (Chequia, 2002); Gandhi de la Paz (India, 2003); y Embajador de Conciencia (Amnistía Internacional, 2003).

En cuanto al Premio Nobel de la Paz, Havel fue varias veces propuesto para el mismo, pero su palmarés no llegó a incorporarlo. En 2009 el ex presidente fue merecedor del Premio Quadriga, otorgado anualmente por una ONG berlinesa de ese nombre, pero en 2011 lo devolvió después de que Quadriga anunciara que el ganador de la edición de ese año era el primer ministro ruso, Vladímir Putin. En el capítulo de condecoraciones, se citan: la Orden de las Artes y las Letras (Francia, 1989); la Gran Cruz de la Legión de Honor (Francia, 1990); la Medalla F. D. Roosevelt de las Cuatro Libertades (Estados Unidos, 1990); la Medalla del Consejo de Europa (1990); la Orden del Águila Blanca (Polonia, 1993); la Medalla de la Libertad de Filadelfia (Estados Unidos, 1994); la Orden de Isabel la Católica (España, 1995); la Orden de Bath (Reino Unido, 1996); la Medalla Memorial de Yitzhak Rabin (Israel, 1996); la Gran Cruz del Mérito (Alemania, 2000); la Medalla Presidencial de la Libertad (Estados Unidos, 2003); y la Orden de Canadá en grado de Companion (2003).

Asimismo, le fueron otorgados honores académicos por las universidades de Nueva York, Toronto, Técnica de Dresden, Río de Janeiro, Le Mirail de Toulouse, Lawrence de Wisconsin, Columbia, Hebrea de Jerusalén, Masaryk de Brno, Bayreuth, Nacional Taras Shevchenko de Kíev, Libre de Bruselas, Wroclaw, Stanford, Harvard, Glasgow, Vilnius, Bucarest, Oxford, Pretoria, Manitoba y Riga, así como el Trinity College de Dublín y el Institut d'études politiques de Paris.

La producción teatral del autor se compone de los siguientes títulos (traducidos al español): Motormorphosis (1960); Autostop (1960); Una tarde con la familia (1960); El partido del jardín (1963); El memorándum (1965); La creciente dificultad de concentración (1968); Mariposa en antena (1968); Ángel custodio (1968); Los conspiradores (1971); La ópera del mendigo (1972); Audiencia (1975); Revelación (1975); El descanso de la montaña (1976); Protesta (1978); El error (1983); Largo desolato (1984); La tentación (1985); Re-desarrollo (1987); El Cerdo (1987); Mañana (1988); La retirada (2007); y Pět Tet (2010). Su obra más personal es Anticodis, un libro muy experimental que combina una serie de piezas poéticas compuestas entre 1964 y 1989 con caligramas, repeticiones minimales y otros recursos visuales.

En su faceta de ensayista y biógrafo de sus vivencias, algunas escritas desde la cárcel, Havel publicó los siguientes libros de no ficción: El poder de los sin poder (1978); Protocolos (1966); Cartas a Olga (1983); Sobre la identidad humana (1984); Inquietando la paz (1986, libro de entrevistas); La responsabilidad como destino (1990); Meditaciones estivales (1991); Hacia una sociedad civil (1994); Discursos políticos (1994); El arte de lo imposible (1998); y Sea breve, por favor (2007). Este último libro, aparecido en el mercado anglosajón bajo el título de To the Castle and Back, es un tomo de memorias que combina las declaraciones en formato de entrevista y textos seleccionados de sus documentos de trabajo como presidente; en él, Havel enfatiza el asombro que le produjo en su momento y le seguía produciendo el hecho de haberse convertido en un líder político nacional, algo que nunca pretendió pero que le sobrevino casi sin darse cuenta, como el resultado ineluctable de un acelerón de la historia del que era partícipe.

(Cobertura informativa hasta 11/1/2012)