Svetozar Marovic

Se formó en la Escuela de Derecho de la Universidad de Titogrado, ahora Podgorica, y pertenece a una de las últimas generaciones de dirigentes políticos locales bregados en las instituciones de la antigua República Socialista de Montenegro, a su vez parte de la extinta República Federativa Socialista de Yugoslavia, fundada por Tito en 1945. Recorriendo la secuencia clásica de otros jóvenes funcionarios comunistas, Marovic militó en la Liga de la Juventud Socialista de Montenegro, que también presidió, y luego en la Liga de los Comunistas de Montenegro (SKCG), que era la sección republicana de la Liga de los Comunistas Yugoslavos, el partido único a nivel federal.

Durante varios años desempeñó funciones jurídicas y financieras en el ayuntamiento de Budva, una ciudad de la costa adriática al sudoeste de la capital, antes de convertirse en alcalde del municipio. A finales de los años ochenta dio el gran salto a la política nacional como miembro tanto de la Presidencia de la SKCG como de la Presidencia colectiva de la República. De hecho, Marovic integró, junto con Momir Bulatovic y Milo Djukanovic, el trío de líderes "jóvenes, elegantes y listos", según rezaba la propaganda que los rodeaba, impulsados desde Belgrado por el presidente de los socialistas serbios, Slobodan Milosevic, que consiguió desplazar a la vieja guardia titista de Montenegro en lo que vino a denominarse la "revolución antiburocrática".

En las elecciones pluralistas de diciembre de 1990 Marovic ganó el escaño de diputado en la Asamblea Popular y se aseguró una presencia señera en el nuevo curso político, que se presumía democrático. El vencedor de estos comicios fue, con total rotundidad, la SKCG, que en junio de 1991 pasó a denominarse Partido Democrático de los Socialistas de Montenegro (DPS) bajo el liderazgo de Bulatovic, a la sazón presidente republicano. Según indican algunos despachos de prensa, a Marovic correspondió escoger el nombre de la nueva agrupación.

Opacado por las dos personalidades fuertes del oficialismo, Bulatovic y, desde la jefatura del Gobierno, Djukanovic, a lo largo de la década de los noventa Marovic llevó una trayectoria discreta como legislador, ya en la Asamblea de Podgorica, que presidió a partir de diciembre de 1994, ya en la Cámara de los Ciudadanos de la Asamblea Federal en Belgrado, el Parlamento de la República Federal de Yugoslavia, que Montenegro y la república hermana de Serbia proclamaron en abril de 1992 con los restos del viejo Estado socialista, volado por los aires por los nacionalismos centrífugos de eslovenos, croatas y bosniomusulmanes, y centrípeto del Partido Socialista Serbio (SPS) de Milosevic.

En tanto que tercer vértice del poder del DPS en Montenegro, en la segunda mitad de la década Marovic fue asomándose al público como una personalidad liberal, identificada con las reformas políticas y económicas, y crecientemente crítica tanto con la posición hegemónica detentada por su antiguo promotor serbio dentro de la Federación como con la alianza servil que a éste le brindaba Bulatovic, de inalterables lealtades proserbias. A lo largo de 1997 las discrepancias entre Marovic y Bulatovic subieron de tono y en esta porfía el presidente del Legislativo salió a aliarse con el primer ministro Djukanovic, cuya pugna particular con el bloque milosevista pasó a mediatizar todos los aspectos de la vida política montenegrina, hasta configurarse una polarización de fuerzas.

Al principio, Marovic demandaba sobre todo la profundización de las reformas y un modelo federal construido sobre bases más democráticas e igualitarias. Su escepticismo con las pretensiones soberanistas de Djukanovic pudo ubicarle en una suerte de postura media entre la noción de Montenegro como mera república satélite de Serbia que practicaba Bulatovic y el independentismo más o menos agazapado que promovía el primer ministro. Tácticamente, empero, Marovic y Djukanovic estaban en el mismo barco y colaboraron para frustrar los intentos de Bulatovic y sus seguidores de recuperar el poder perdido en el seno del DPS, que era como decir influjo perdido por Milosevic en la política montenegrina.

Tras la victoria de Djukanovic en las presidenciales republicanas de octubre de 1997 y la formación en febrero de 1998 de un Gobierno de coalición, exclusión hecha de los partidarios de Bulatovic, presidido por Filip Vujanovic, Marovic vio realzada su función institucional mientras endurecía su postura frente a las maniobras de Milosevic, que se había hecho elegir presidente federal luego de expirar su mandato como presidente de Serbia. Por ejemplo, Marovic demandó al régimen de Belgrado que dialogara con los independentistas albaneses de Kosovo y tachó de ilegal y de golpe letal a la Federación la decisión unilateral de Milosevic, el 19 de mayo de 1998, de nombrar a Bulatovic -que acababa de formar el Partido Popular Socialista de Montenegro (SNPCG) para competir con el DPS en las legislativas de casa- para el puesto de primer ministro federal, tras lo cual elaboró con Djukanovic una estrategia de boicot a las instituciones federales.

Marovic y Djukanovic apostaron por el candidato unitario de la Oposición Democrática de Serbia (DOS), Vojislav Kostunica, para presidente federal en las trascendentales elecciones del 24 de septiembre de 2000, aunque boicotearon los comicios legislativos con el argumento de que se celebraban sobre la base de una reforma constitucional impuesta por Milosevic, el cual, dicho sea de paso, perdió el envite de las urnas y días después el poder merced a una insurrección popular en Belgrado.

En los meses siguientes, Marovic estuvo involucrado en las conversaciones de Djukanovic con las nuevas autoridades democráticas de Serbia sobre una profunda revisión de la unión entre las dos repúblicas, de manera que se satisfacieran las demandas montenegrinas de soberanía. Después de haber sido reelegido dos veces en el puesto, en noviembre de 1996 y en junio de 1998, el 7 de junio de 2001 Marovic abandonó la presidencia de la Asamblea montenegrina coincidiendo con el inicio de la quinta legislatura desde 1990 y pasó a concentrar sus actividades en la política partidaria como vicepresidente del DPS. A esas alturas, Marovic se había aproximado mucho a las aspiraciones independentistas de Djukanovic y a su defensa del instrumento del referéndum popular para alcanzar la estatalidad de Montenegro, aunque sobre esta delicada cuestión esgrimió una actitud más cauta que su jefe institucional y partidario; así, Marovic expuso sus dudas y preocupaciones por la oportunidad de tal consulta en unas circunstancias francamente adversas, con el doble rechazo a la independencia de los interlocutores internacionales, en especial la Unión Europea (UE), y de la oposición parlamentaria capitaneada por el SNPCG.

A comienzos de 2002 la mediación de la UE resultó decisiva para que Djukanovic terminara abandonando su plan de referéndum y, en consecuencia, las autoridades de Belgrado accedieran a abrir negociaciones interrepublicanas, en las que Marovic jugó un papel principal. Así, el 14 de marzo Djukanovic, Kostunica y el primer ministro serbio, Zoran Djindjic, suscribieron en Belgrado un "acuerdo de principios" sobre la continuidad del Estado serbo-montenegrino sobre bases prácticamente confederales, con instituciones de los poderes ejecutivo y legislativo comunes y competencias reducidas a la política exterior, la defensa, las relaciones económicas exteriores, el comercio interior y los asuntos de Derechos Humanos y minorías étnicas. Aspectos clave como la economía interior, la moneda, la seguridad y el orden público, las aduanas y el control de las fronteras quedaban bajo competencia de las repúblicas. Además, durante tres años Serbia y Montenegro no podrían celebrar un referéndum sobre la independencia.

Tras las elecciones legislativas republicanas del 20 de octubre Marovic fue reelegido en su escaño y además se hizo cargo del Comité de Asuntos Exteriores de la Asamblea. El 6 de diciembre una comisión ad hoc adoptó el texto de la Carta constitucional de Serbia y Montenegro, que tal era el nombre del futuro Estado; el 29 de enero de 2003 la Asamblea de Podgorica sancionó esta Carta; el 4 de febrero hizo lo propio la Asamblea Federal, momento en el cual la República Federal de Yugoslavia dejó de existir y nació el nuevo Estado serbo-montenegrino; y, el 3 de marzo, mientras Montenegro se sumía en la acefalia institucional por el fracaso, debido a la baja participación, de las dos rondas para elegir al nuevo presidente de la República (al puesto optaba Vujanovic, luego de ceder la jefatura del Gobierno a Djukanovic), en Belgrado se inauguraba la nueva Asamblea estatal, de 126 miembros, 91 de Serbia y 35 de Montenegro, de los cuales 19 correspondían al DPS y sus tres aliados menores en el Gobierno republicano.

Para el puesto de presidente de Serbia y Montenegro se escogió a Marovic, que reunía la doble condición de hombre de confianza de Djukanovic y de personalidad grata, por su moderación, su distanciamiento nacionalista y su apego al legalismo, a los gobernantes serbios. El 7 de marzo, apenas unos días antes del asesinato de Djindjic en Belgrado, el político montenegrino fue investido por la Asamblea primer presidente del flamante Estado con 65 votos a favor y 47 en contra, y diez días después los diputados aprobaron la composición del Consejo de Ministros, que constitucionalmente le correspondía encabezar a él también, no existiendo en el organigrama institucional la figura del primer ministro.

No obstante concentrar en sus manos todos los poderes ejecutivos de la nueva entidad serbo-montenegrina, los medios internacionales han calificado a Marovic de presidente ceremonial, por el restringido elenco de áreas bajo su competencia (cinco, las arriba citadas, gestionadas por sus respectivos ministros) y por su misma personalidad, ajena a las poses de líder. Ahora bien, si bien es cierto que las decisiones políticas serán tomadas por los gobernantes republicanos, Marovic queda al frente del Consejo Supremo de la Defensa, que toma las decisiones que afectan a las Fuerzas Armadas, y monopoliza las relaciones internacionales de rango estatal.

En sus primeras alocuciones como mandatario, Marovic, presentado en los medios locales como un político con una vertiente intelectual poco común como promotor de eventos culturales en su terruño de Budva, señaló que iba a hacer todo lo posible para que normativas y hábitos que atañen a la organización política y económica de Serbia y Montenegro fueran armonizándose paulatinamente con los estándares europeos occidentales, con vistas a la integración, en un futuro que él mismo reconocía lejano, en la UE.

Su apuesta por la inserción en las estructuras euro-atlánticas incluye la democratización, despolitización y sometimiento al control civil de las Fuerzas Armadas, la entrada en la Asociación para la Paz y el Consejo de Asociación Euro-Atlántica (CAEA) de la OTAN, y el "pleno respeto a las obligaciones internacionales" del Estado, lo que según él hace "imperativa" la cooperación con el Tribunal Penal Internacional de la Haya que juzga los crímenes de guerra cometidos en la antigua Yugoslavia. Sobre este último punto, que ha venido provocando una descomunal controversia política en Serbia, Marovic ha llegado a declarar que "los políticos que están librando una guerra contra la cooperación con La Haya están de hecho librando una guerra contra su propio pueblo".

Aun dentro de este enfoque posibilista, que puede considerarse entre los más audaces de los que hacen gala los líderes serbios y montenegrinos, ya sean de la DOS, el DPS, el SPS o el SNPCG, Marovic ha dicho que está abierto a la idea de un "cambio de estatus" en Kosovo (actualmente en régimen de protectorado internacional, si bien de iure el territorio sigue estando bajo soberanía de Serbia), de manera que la mayoría albanesa "pueda decidir su futuro".

Al mes escaso de su elección, el 3 de abril, a Marovic le cupo la satisfacción de encabezar en Estrasburgo la ceremonia que convertía a Serbia y Montenegro en el 45º miembro del Consejo de Europa. El ministro de Exteriores, Goran Svilanovic, fue el encargado de firmar los instrumentos de la Convención Europea de Derechos Humanos con los protocolos relativos a la abolición de la pena de muerte. El presidente interpretó el acontecimiento como una prueba de que su país deseaba "paz, estabilidad, democracia y plena integración en Europa".

(Nota de edición: esta biografía fue publicada originalmente en 5/2003. El Estado de Serbia y Montenegro dejó de existir en 6/2006 con las proclamaciones de independencia de las repúblicas de Montenegro, el día 3, y de Serbia -de facto-, el día 5. El ejercicio de Svetozar Marovic como presidente del Estado binacional se consideró concluido el 4/6/2006. En el Montenegro independiente, Marovic sirvió posteriormente como viceprimer ministro en 2009-2010).