Surayud Chulanont

Desde el primero de octubre de 2006 rige en Tailandia un Gobierno civil transitorio presidido por un antiguo general y comandante en jefe del Ejército con fama de íntegro y hasta entonces conocido, paradójicamente, por su reluctancia a mezclar milicia y política. Nombrado por la junta militar que el 19 de septiembre, en una quiebra del orden constitucional sin precedentes en 15 años e ignorando las condenas internacionales, derrocó con la aquiescencia del rey Bhumibol al Gobierno legal de Thaksin Shinawatra —acusado por los golpistas de corrupto y de dividir a la sociedad—, Surayud tiene mandato hasta finales de 2007 para convocar nuevas elecciones e intentar pacificar el sur del país, escenario de una violenta subversión islamista. Su gestión interina, sin embargo, va a ser paralela a un proceso constituyente que podría suponer una remilitarización de la democracia parlamentaria tailandesa, hoy por hoy en suspenso.

(Nota de edición: esta biografía fue publicada el 10/10/2006. El ejercicio de Surayud Chulanont como primer ministro de Tailandia concluyó el 29/1/2008. El sucesor de Surayud en la jefatura del Gobierno fue Samak Sundaravej, cuyo Partido del Poder del Pueblo (PPP, thaksinista) resultó vencedor de las elecciones generales del 23/12/2007).

1. Un militar profesional alejado de la política
2. Elección como primer ministro en 2006 por la junta golpista


1. Un militar profesional alejado de la política

Su acceso la Escuela Preparatoria de las Fuerzas Armadas de Tailandia, tras cursar las enseñanzas primaria y secundaria en los colegios Saint Gabriel y Suankularb Wittayalai de Bangkok, continuó la tradición militar de sus ascendientes. El abuelo materno, Phraya Sri Sitthi Songkhram, fue jefe del Estado Mayor del I Ejército Real y uno de los cabecillas militares que en octubre de 1933 participaron en el fallido golpe de Estado del príncipe Boworadet contra el Gobierno del general Phraya Phahol Pholphayuhasena —quien meses atrás había obligado al rey Prajadhipok a declarar la monarquía constitucional—, resultando muerto en los combates.

El padre, el teniente coronel Phayom Chulanont, también se involucró en la política, pero desde posiciones opuestas a las de su reaccionario suegro: descontento con la corrupción y los abusos del Gobierno real, en 1949 intentó derrocar al primer ministro y mariscal ultraderechista Plaek Pibulsonggram, pero fracasó y hubo de escapar a China, donde se acogió a la protección del triunfante régimen comunista de Mao Zedong. A principios de 1957, cuando su hijo tenía 13 años, Phayom regresó a Tailandia para disputar un mandato parlamentario en las elecciones de marzo, el cual ganó, aunque apenas tuvo tiempo de ejercerlo porque meses después se produjo el golpe de Estado del mariscal Sarit Thanarat. Dado a la fuga de nuevo, esta vez optó por unirse al clandestino Partido Comunista de Tailandia (PCT), de cuyo Comité Central se convirtió en miembro con el alias de Camarada Too Khamtan.

Mientras su progenitor practicaba en la jungla la subversión armada como jefe del Estado Mayor del brazo guerrillero del PCT, el Ejército de Liberación Popular de Tailandia, el joven Surayud escogió servir lealmente al rey Bhumibol Adulyadej y al déspota militar de turno, primero Sarit y a partir de 1963 el mariscal Thanom Kittikachorn. Tras graduarse en la Escuela Preparatoria entró como cadete en la Real Academia Militar Chulachomklao de Bangkok, centro del que salían —y así ha sido hasta el día de hoy— casi todos los altos mandos militares tailandeses, varios de los cuales, debido a la arraigada tradición golpista y de participación de los militares en la política de partidos, llegaban a ser primeros ministros.

Durante más de cuatro décadas Surayud fue construyendo una carrera de militar profesional que le llevó hasta el generalato y a la comandancia en jefe del Ejército. En todo este tiempo se abstuvo de tomar parte en las siete rebeliones, cuatro triunfantes y tres fracasadas, perpetradas por altos mandos de la milicia contra gobiernos encabezados tanto por civiles como por uniformados, y acató las órdenes de sus sucesivos superiores. En la década de los sesenta sirvió en varias unidades del Ejército, entre ellas una de artillería ligera y otra de paracaidistas. Desde 1969, como oficial al mando de un pelotón de fuerzas especiales, participó en operaciones de combate contra la insurgencia del PCT, frente en el que, paradójicamente, tenía como enemigo a su propio padre. Surayud le vio por última vez cuando todavía era alumno de la Escuela Preparatoria. Fue en una fugaz visita en la que Phayom Chulanont explicó a los miembros de su familia las razones que le habían empujado a convertirse en un rebelde comunista. Mermado de salud, el antiguo teniente coronel marchó convaleciendo de una enfermedad a Beijing, donde falleció a principios de la década siguiente.

En 1972 Surayud fue asignado a la Escuela de Operaciones Especiales del Ejército como instructor de tácticas de lucha contrainsurgente y en 1978 recibió el mando del cuarto batallón del 23º Regimiento del Ejército. Este destino le permitió entrar en el círculo del general Prem Tinsulanonda, paradigma del alto oficial que compatibilizaba los roles militares y los políticos, siendo sucesivamente senador, diputado, asesor del primer ministro, viceministro del Interior y, a partir de 1979, ministro de Defensa. Cuando a finales de 1978 Prem ascendió a la posición de comandante en jefe del Ejército, Surayud entró a su servicio. El vínculo personal y profesional entre los dos oficiales se consolidó en los ocho años, desde marzo de 1980 hasta agosto de 1988, en que Prem, un militar moderado con inclinaciones democráticas, fungió de primer ministro al frente de varios gobiernos de coalición multipartitos y revestidos de la legitimidad emanada de las elecciones legislativas de 1983 y 1986.

En esta época la hoja de Surayud fue alternando los servicios burocráticos con los de comando. De jefe de departamento en el Centro de Operaciones del Ejército en 1980, pasó a subjefe del Estado Mayor de la I División, acuartelada en Bangkok, en 1981. Un año más tarde estuvo de vuelta en los cuarteles de Lopburi para comandar la I Fuerza de Operaciones Especiales, que en 1983 adquirió el estatus de regimiento. En 1986 fue ascendido a general de dos estrellas con despacho en la Secretaría Permanente de la Defensa, oficina perteneciente al Ministerio de Defensa. Éste fue el cometido más cercano a una función de tipo gubernamental de los que tuvo a lo largo de toda su carrera en el Ejército. En 1989 volvió a enfundarse el uniforme de campaña como comandante de la I División de Operaciones Especiales.

Al parecer —su biografía oficial es extremadamente parca en éste y los demás capítulos de su trayectoria, y las semblanzas de la prensa regional no aportan muchas pinceladas más—, Surayud desempeñó misiones de inteligencia que tuvieron como área de operaciones la frontera camboyana. Se trataba de un escenario de choques esporádicos, algunos muy violentos, con el Ejército de Vietnam en ocasiones en que éste se adentraba en territorio tailandés para perseguir a la guerrilla de los derrocados Jmeres Rojos, los cuales a su vez eran auxiliados por el Ejército Real con los pertrechos enviados por China y con adiestramiento militar. El general cimentó también una muy buena relación con el Ejército de Estados Unidos, país que conocía desde que en los años setenta realizara sendas capacitaciones en la Escuela de Mando y Estado Mayor General (CGSC) de Fort Leavenworth, Kansas, y dentro de un programa gestionado por la Secretaría de Defensa.

Surayud añadió a sus charreteras la tercera estrella de general y asumió la jefatura del Mando de Operaciones Especiales en 1992, el año en que el general Suchinda Kraprayoon, comandante en jefe del Ejército y hombre fuerte del país desde el golpe de Estado que en febrero de 1991 había derrocado al Ejecutivo democrático del ex general Chatichai Choonhavan, se apropió de la jefatura del Gobierno con el respaldo de cinco partidos políticos promilitares que habían obtenido representación en la elecciones de marzo.

El nombramiento de Suchinda por el rey Bhumibol el 7 de abril desencadenó una masiva protesta popular que en una primera fase fue brutalmente reprimida por las tropas, antes de que la intervención del monarca obligara al general a claudicar el 24 de mayo. En este mayo sangriento de 1992, que inauguró una prolongada etapa de democracia parlamentaria, varias decenas de civiles, estudiantes de universidad la mayoría, fueron asesinados por los militares. La prensa local informó entonces que soldados supeditados a Surayud estuvieron entre los que habían disparado contra los estudiantes. El general no lo negó, pero aseguró que esas órdenes no habían partido de él, y de paso criticó y lamentó todo lo sucedido.

De hecho, las Fuerzas Armadas estuvieron divididas durante esta crisis, con la emergencia de un sector militar contrario a los planes de legitimación en el poder de Suchinda que tenía como líder visible al ex general Chamlong Srimuang, y la reaparición de Prem en una constructiva función de mediador. Aunque mantuvo lo más parecido a una cautelosa neutralidad, Surayud traía la opinión de que los militares no debían meterse en política, un pensamiento que reforzó desde entonces y del que también era partícipe el nuevo comandante en jefe del Ejército, el general Wimol Wongwanich.

La carrera militar de Surayud alcanzó sus peldaños cimeros en los años de mayor estabilidad democrática del país asiático, siendo la figura política más descollante del momento Chuan Leekpai, líder del Partido Demócrata (PP) y primer ministro entre septiembre de 1992 y julio de 1995, y de nuevo desde noviembre de 1997. En septiembre de 1994, luego de recibir una última instrucción lectiva en la Escuela de Defensa Nacional de Bangkok, fue nombrado por Wimol comandante del II Ejército, con cuartel general en Nakhon Ratchasima y jurisdicción militar sobre el cuadrante nororiental del país. Por su antigüedad, debió ser ascendido a general de cuatro estrellas en 1995, pero la promoción se retrasó en un año, al parecer debido a las intrigas y zancadillas que había entre las diversas camarillas militares. Desde 1997 sus actividades estuvieron ceñidas a la asesoría del Ejército.

El 18 de septiembre de 1998 Surayud creía haber llegado al tope del escalafón y consideraba el pase anticipado al retiro, que le correspondía en 2003, cuando el primer ministro Chuan, inesperadamente, ya que había al menos cinco generales de más graduación candidatos al puesto, le nombró comandante en jefe del Ejército en sustitución del general Chettha Thanajaro. Aconsejado al parecer por Prem Tinsulanonda, ahora miembro del Consejo Privado del rey, Chuan se decantó por Surayud por tratarse de "un militar profesional" y "un símbolo de la modestia y la diligencia", y le encomendó la misión de acometer una profunda reforma del Ejército, que arrastraba el lastre de la corrupción.

El 1 de octubre de 1998 Surayud asumió el cargo con la firme intención de acabar con lo que él mismo llamaba "la mafia militar", y de mejorar la profesionalidad y la eficiencia de los soldados. Para ilustrar la filosofía que pretendía aplicar, renunció al escaño de senador de nombramiento real que por derecho le correspondía, ya que la elección directa de la totalidad de los miembros de la Cámara alta que establecía la nueva Constitución, promulgada hacía justamente un año, no entraría en vigor hasta que se renovara la legislatura. También, rehusó sentarse en las juntas directivas de una serie de empresas estatales donde las Fuerzas Armadas gozaban de participación.

Bajo la comandancia en jefe de Surayud, el Ejército tailandés abordó una drástica reducción de sus efectivos (190.000 hombres en servicio, que Surayud creía posible recortar hasta los 46.000 en 2007), se desprendió de algunas de las estaciones de radio y televisión que poseía como un privilegio abusivo, y restringió la concesión de créditos bancarios a sus miembros. Asimismo, participó en la fuerza multinacional de interposición en Timor Oriental y emprendió una cooperación con el Ejército de la vecina Myanmar para combatir el tráfico de drogas regional, aunque por otra parte adoptó una política protectora de los refugiados de las minorías étnicas shan y karén, lo cual no fue del agrado de la junta militar gobernante en la antigua Birmania. Las disposiciones anticorrupción, las iniciativas para reducir las actividades empresariales y financieras de los uniformados, y las insistentes llamadas a hacer más nítida la separación entre los estamentos militares y civiles le granjearon a Surayud no pocos enemigos entre sus colegas de profesión, que obstaculizaron seriamente su labor.


2. Elección como primer ministro en 2006 por la junta golpista

En agosto de 2001 Surayud fue confirmado en la comandancia en jefe del Ejército por el nuevo primer ministro, Thaksin Shinawatra, un antiguo superintendente de la policía capitalina convertido en magnate de las telecomunicaciones al frente del conglomerado Shin Corporation y posteriormente incursionado en la política con tintes populistas como ministro del Gobierno, jefe del partido Phalang Dharma fundado por Chamlong Srimuang y más tarde líder de una formación propia, el Thai Rak Thai (TRT), cuya contundente victoria en los comicios de enero de aquel año le había catapultado al poder ante la perplejidad del establishment político y militar.

Esta inicial muestra de confianza del primer ministro —quien comenzó su mandato sin disipar las sospechas de incurrir en incompatibilidades constitucionales en relación con sus intereses empresariales privados— en el general comenzó a quebrarse a mediados de 2002. Fue a raíz de lanzar Surayud una campaña militar contra el tráfico de opiáceos en el célebre Triángulo de Oro, que incluyó penetraciones en Myanmar para destruir laboratorios de procesado de heroína controlados por el denominado Ejército del Estado Unido de Wa (UWSA), una organización paramilitar involucrada en el negocio del narcotráfico. Estas operaciones, unidas a unos bombardeos de la artillería tailandesa a lo largo de la frontera en apoyo de los rebeldes shan, provocaron la cólera del régimen militar de Yangón, que transmitió su enfado al Gobierno de Bangkok. Thaksin estaba interesado en relanzar los intercambios comerciales con Myanmar, así que acogió estos incidentes armados con bastante disgusto.

Surayud aseguró que sus tropas se limitaban a preservar la seguridad nacional en la siempre inflamable frontera con Myanmar, y mostró su intención de continuar comandando el Ejército hasta el momento de su jubilación. Sin embargo, Thaksin cortó por lo sano y el 2 de agosto de 2002 nombró nuevo comandante del Ejército al general Somdhat Attanand, hasta ahora jefe del Estado Mayor. A modo de compensación, Surayud fue designado comandante supremo de las Fuerzas Armadas, un cargo ceremonial porque en la práctica no encerraba ningún mando operativo. Disciplinadamente, Surayud asumió su último rol activo en el Ejército y el 1 de octubre de 2003, cumpliendo lo previsto, dijo adiós a más de cuatro décadas de profesión militar con la entrega de la comandancia suprema al general Attanand, quien a su vez cedió la jefatura del Ejército al general Chaiyasit Shinawatra, un primo carnal de Thaksin.

Una vez retirado de la milicia, Surayud reiteró que no le interesaba meterse en política y cumplió la promesa hecha en septiembre de ingresar en un monasterio budista para llevar una vida de monje durante unas semanas. El 14 de noviembre, concluido este intermedio religioso, el rey le nombró miembro de su Consejo Privado, el gabinete de asesoría regio del que era presidente su antiguo mentor castrense, Prem.

Desde este puesto de prestigio y apolítico, Surayud fue testigo del paulatino deterioro del Gobierno de Thaksin a partir de su arrolladora victoria en las elecciones generales de febrero de 2005, cuando el TRT, aparentemente inmune a las acusaciones de opacidad gestora y autoritarismo que llovían sobre su jefe, capturó en la Cámara de Representantes una mayoría absoluta de 375 escaños sobre 500 con el 60,7% de los votos. Pero un año después, la venta por la familia del primer ministro del 49% de participación que mantenía en el holding Shin Corporation a una compañía de inversiones del Estado de Singapur por el precio de 1.900 millones de dólares, operación que quedó exenta de impuestos y que además eludió, a través de sociedades interpuestas, las restricciones legales a la inversión extranjera en sectores estratégicos nacionales, desencadenó un vasto movimiento de protesta popular que capitanearon las clases profesionales medias de Bangkok. A Thaksin sus detractores le exigían la dimisión por unos supuestos de abuso de poder, corrupción y nepotismo.

En un intento de sortear la presión de las fuerzas cívicas, reunidas en la Alianza Popular por la Democracia (APD), Thaksin apeló a la movilización de sus seguidores, muy numerosos entre los estratos de bajo nivel socioeconómico y en las áreas rurales del este, el norte y el oeste, y convocó elecciones anticipadas para el 2 de abril. La maniobra del primer ministro resultó infructuosa porque los partidos de la oposición boicotearon en bloque los comicios y convirtieron en pírrica la ganancia por el TRT de 460 escaños en unas circunscripciones donde concurría en solitario.

Aunque la participación media fue del 65%, en Bangkok y en el sur del país los electores se abstuvieron masivamente, bien no acudiendo a votar, bien marcando la opción abstencionista, rechazando las candidaturas oficialistas, que ofrecían las papeletas electorales. En la mayoría de las circunscripciones de la capital el TRT recibió menos votos que el número de papeletas abstencionistas. El 5 de abril Thaksin renunció temporalmente a las funciones de jefe del Gobierno. El 8 de mayo el Tribunal Constitucional invalidó las elecciones y ordenó la celebración de nuevos comicios, para los que se estableció la fecha del 15 de octubre. El 23 de mayo, para irritación de sus adversarios, que habían cantado victoria a raíz de los últimos sucesos, Thaksin reasumió el cargo de primer ministro.

Además, el caos político se superpuso a la escalada de violencia sectaria, con un balance de cientos de muertos desde enero de 2004, que azotaba la región extremo meridional de Pattani, englobando a las provincias de Pattani, Yala y Narathiwat, y haciendo frontera con Malasia, donde un potente movimiento separatista con trazas de chovinismo religioso (islamismo radical) y étnico (elemento malayo) perpetraba una campaña de atentados y ataques contra objetivos distintivos de la cultura tai y budista, dando pie a la Policía y el Ejército para practicar una cruda represión.

Así de revueltas estaban las cosas en Tailandia cuando el 19 de septiembre de 2006, mientras Thaksin se encontraba en Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU, el comandante en jefe del Ejército desde octubre de 2005, el general Sonthi Boonyaratkalin, un oficial conocido por sus cordiales lazos con Surayud, a cuyas órdenes había servido en el Mando de Operaciones Especiales, y también con Prem, encabezó un golpe de Estado de las Fuerzas Armadas que sin encontrar el menor atisbo de oposición derrocó al Gobierno y tomó todo el poder.

Se constituyó una junta militar denominada Consejo para la Reforma Democrática bajo una Monarquía Constitucional (días después el nombre fue recortado para quedarse en Consejo para la Reforma Democrática, sin más aditamentos) integrada por seis altos oficiales: el general Sonthi (jefe de la junta); el comandante en jefe de la Armada, almirante Sathiraphan Keyanon (vicejefe primero); el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, mariscal Chalit Pookpasuk (vicejefe segundo); el comisionado general de la Policía, teniente general Kowit Wattana (vicejefe tercero); el general Winai Phattiyakul (secretario general); y, el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, general Ruangroj Mahasaranon (asesor jefe).

Los golpistas declararon la ley marcial y el toque de queda, suspendieron la Constitución, disolvieron el Parlamento y el Tribunal Constitucional, cancelaron la repetición de las elecciones de abril, prohibieron las manifestaciones y todas las actividades políticas de los partidos, impusieron la censura informativa y arrestaron al viceprimer ministro y ministro de Justicia, Chidchai Vanasatidya, amén de otros miembros del Gabinete depuesto y del TRT. También, ordenaron a tres comisiones estatales que investigaran a conciencia la presunta corrupción generada por el Gobierno Thaksin así como las controvertidas operaciones empresariales de la familia Shinawatra.

El 27 de septiembre los militares publicaron una Carta o Constitución Interina que entre otras disposiciones convertía al Consejo para la Reforma Democrática en una institución permanente con el nombre de Consejo para la Seguridad Nacional y facultaba al mismo para nombrar a los miembros del Gobierno y de la Asamblea Nacional, la cual a su vez designaría una Asamblea Constituyente para la elaboración de la nueva Constitución permanente. El proceso transitorio culminaría en octubre de 2007 con la celebración de elecciones generales y la formación de un gobierno con arreglo a los resultados en las urnas.

Invocando en todo momento la lealtad a la monarquía y al rey Bhumibol, de quien el día 20 obtuvo legitimación formal mediante un nombramiento regio que le confirmaba como presidente de la junta militar devenida a Gobierno de facto, Sonthi justificó el derrocamiento de Thaksin porque el primer ministro había "causado un daño sin precedentes a la sociedad, extendido la corrupción y el nepotismo, e interferido en agencias independientes, dañándolas hasta dejarlas inoperantes". Una vez "controlada la situación" y "restauradas la normalidad y la unidad", transcurridos unos días, la junta cedería la función ejecutiva a un gobierno interino presidido por un civil y que permanecería en el poder por un año, hasta las prometidas elecciones.

Como candidatos a encabezar este gobierno de transición la prensa barajó a Surayud, al gobernador del Banco Central, Pridayathorn Devakula, al presidente del Tribunal Administrativo Supremo, Ackaratorn Chularat, y al secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCED), Supachai Panitchpakdi. Pero fue la opción de Surayud, que el 27 de septiembre se pronunció en contra del retorno de Thaksin al país porque ese escenario pondría en peligro "la reconciliación nacional", la que se impuso al cabo de un rápido proceso de consultas que involucró al general Sonthi, al rey y al consejero jefe de Palacio, Prem.

El 1 de octubre Sonthi emitió con el aval real el nombramiento de Surayud como vigesimocuarto primer ministro de la monarquía constitucional, con un mandato circunscrito al plazo antedicho. Sin solución de continuidad, el general retirado prestó juramento del cargo en presencia de los miembros del en adelante Consejo para la Seguridad Nacional. Surayud vestía el uniforme de gala, blanco, con insignias y hombreras doradas, reservado para estas ocasiones, lo cual, dicho sea de paso, proporcionaba una estampa marcial que a los ojos de la comunidad internacional generaba confusión sobre su estatus formalmente civil. Entre tanto, los carros de combate que habían sido desplegados para ejecutar el golpe continuaban apostados en una serie de puntos neurálgicos de Bangkok. Todas las disposiciones antidemocráticas de la junta seguían en vigor, empezando por la ley marcial.

Surayud declaró que su Gobierno de naturaleza civil iba a estar "basado en la justicia" y guiado por los objetivos de asegurar "la felicidad de la gente" y la "autosuficiencia" por delante del crecimiento económico, y de llevar la paz a la región de Pattani, donde la insurgencia islamista no daba signos de aminorar. La oposición partidista al Gobierno del TRT, con el PP a la cabeza, acogieron satisfactoriamente el nombramiento del ex comandante en jefe del Ejército, al que tenían por un dignatario solvente que cumpliría las promesas de normalización democrática. En cuanto a la APD, anunció su autodisolución ya el 21 de septiembre al entender que el derrocamiento de Thaksin manu militari hacía innecesaria su existencia.

Una semana más tarde Surayud completó su equipo ministerial, donde destacaban las personalidades tecnocráticas desligadas de la política y por tanto susceptibles de mostrar condescendencia promilitar. Resultaba evidente que el hombre fuerte en la sombra iba a continuar siendo el general Sonthi. Para ministro de Finanzas Surayud escogió al gobernador bancario Pridayathorn, para ministro de Exteriores al antiguo embajador en Washington Nit Pibulsonggram y para titular de Defensa al ex general Boonrawd Somtas, un viejo compañero de armas y amigo personal. El rey Bhumibol dio su plácet al Gabinete, que prestó juramento ante él 9 de octubre.

(Cobertura informativa hasta 10/10/2006)