Shigeru Ishiba
Primer ministro (2024-)
El 27 de septiembre de 2024 Shigeru Ishiba, personalidad destacada del Partido Liberal Democrático (PLD o Jiminto), diputado desde 1986 y especialista en las áreas de seguridad y defensa, se hizo, tras cuatro tentativas fallidas, con la presidencia de la formación conservadora que salvo dos breves paréntesis viene gobernando Japón desde 1955.
Ishiba, de 67 años, fue investido el 1 de octubre primer ministro en sucesión del renunciante Fumio Kishida, elegido en 2021 y presa de un problema habitual en los líderes del Jiminto: el desgaste acelerado y la caída en los sondeos por los endémicos casos de corrupción en el seno del partido y el déficit de gancho o empuje personal. Kishida anunció su marcha por anticipado el 14 de agosto, tras meses encajando críticas a su manera de enfrentar el escándalo por la vasta trama de sobornos y financiación ilegal que salpicaba a numerosos responsables del partido, acarreó dimisiones ministeriales y supuso la disolución de varias facciones internas.
En el último cuarto de siglo, dos figuras de peso eludieron esta persistente tendencia erosiva: el carismático Junichiro Koizumi (2001-2006) y el tenaz Shinzo Abe (2006-2007, 2012-2020), del que Ishiba fue notorio detractor. Este último fue trágicamente asesinado en 2022 por un sujeto que quería vengarse de la sectaria Iglesia de la Unificación, de cuya influencia perniciosa en la sociedad no se libra el Jiminto, otro turbio asunto que Kishida se propuso atajar. Esta por ver si el veterano Ishiba, que no trae precisamente una aureola de popularidad aunque sí un historial de probidad, será capaz de marcar una tendencia duradera al mando del Gobierno nipón.
En la interna liberaldemócrata, Ishiba, que desde hacia ocho años estaba ausente del Ejecutivo, eliminó primero a siete adversarios y en la segunda vuelta derrotó a la ministra Sanae Takaichi con el 52,6% de los votos efectuados por los 367 miembros de la Dieta, el Parlamento bicameral de Japón, y los 368 delegados de las prefecturas.
Tras ser elegido primer ministro por la Dieta con el respaldo de 291 representantes y 143 senadores, Ishiba presentó un Gabinete que incluyó a dos de sus contrincantes, Yoshimasa Hayashi, confirmado como secretario jefe, y Katsunobu Kato, nuevo responsable de Finanzas. Para Exteriores nombró a Takeshi Iwaya, en Defensa a Gen Nakatani y a Seiichiro Murakami en Interior. Por lo demás, la coalición con el aliado tradicional del Jiminto, el partido budista Komeito, fue renovada. Dentro de su agrupación, Ishiba está flanqueado por el ex primer ministro (2020-2021) Yoshihide Suga como vicepresidente orgánico y por Hiroshi Moriyama como secretario general.
El perfil y la trayectoria de Shigeru Ishiba, considerado moderado o centrista en un partido donde conviven diferentes sensibilidades y que en conjunto se sitúa en la derecha, apuntan a la continuidad de las principales políticas adoptadas por Kishida en los ámbitos doméstico e internacional, a cuál más revuelto, pero probablemente con algunos retoques, buscando una mayor efectividad.
En casa urge tonificar la economía, que coquetea con la recesión —Alemania acaba de desbancar a la potencia asiática en el tercer lugar del ranking mundial de PIB—, está expuesta a los repuntes inflacionarios —cuando antes el problema más grave era la deflación, cambio de tendencia en los precios que en marzo de este año llevó al Banco de Japón, en la primera subida en 17 años y poniendo fin a su estrategia de máxima flexibilidad monetaria, a redespegar los tipos de interés de cero tras mantenerlos anclados en el 0,1% negativo desde 2016—, arrastra la debilidad aguda del yen —con el consiguiente encarecimiento de las importaciones de alimentos, petróleo y materias primas— y adolece de una gigantesca deuda pública, la cual podría superar el 260% del PIB este año. A Ishiba le preocupan sobremanera la caída sin freno de la natalidad y la disminución de la población, para él el mayor desafío de carácter interno que afronta el país.
De puertas afuera, Ishiba proseguirá la campaña de rearme histórico de las Fuerzas de Autodefensa (FAD), un mayor gasto militar del que siempre fue abogado. Lo mismo por lo que respecta a la intensificación de la cooperación y las relaciones en materia de seguridad con Estados Unidos y Corea del Sur, que con Kishida adquirieron una dimensión trilateral, frente a los distintos niveles de asertividad y amenazas que representan China Popular y, en particular, Corea del Norte. Kishida suscribió un pacto bilateral de defensa y seguridad con Australia, el Acuerdo de Acceso Recíproco (RAA), y profundizó los nexos con otros gobiernos amigos de Extremo Oriente y Europa.
A lo largo de su carrera, quien fuera ministro de Defensa en 2007-2008 dijo muchas veces que Japón tenía que dotarse de misiles capaces de alcanzar y destruir las rampas de misiles norcoreanos, regularmente lanzados al mar de Japón y en ocasiones sobrevolando el archipiélago, para un hipotético ataque "preventivo", y también que debía preservar la capacidad tecnológica de construir la bomba atómica, sin llegar a hacerlo efectivamente, a modo de elemento "disuasorio". Todo esto no se concilia bien con la Constitución pacifista de Japón, de cuya revisión Ishiba es partidario. Este mismo 2024 Ishiba expuso su propuesta de una "OTAN asiática" para contrarrestar la temible capacidad armamentística de Corea del Norte, potencia nuclear de facto.
La visión de Tokyo sobre un Indo-Pacífico Libre y Abierto (FOIP), enfocada en los países de la ASEAN, se superpone al Diálogo de Seguridad Cuadrilateral Quad, lanzado igualmente por el difunto Shinzo Abe y que incorpora a Estados Unidos, India y Australia. Estos marcos de entendimiento político están desarrollándose en paralelo a los acuerdos de liberalización comercial CPTPP y RCEP, de los que Japón es socio, y son compatibles con el Marco Económico Indo-Pacifico para la Prosperidad (IPEF), impulsado por Estados Unidos. Por otro lado, desde la invasión de Ucrania en 2022 también suscita temores Rusia, a la que el Gobierno Kishida impuso sanciones y acusó de tener "ocupadas ilegalmente" las Islas Kuriles del sur.
Ishiba, político muy crítico con el pasado imperialista y agresor de Japón, contrario a cualquier indulgencia con los crímenes cometidos por sus Fuerza Armadas en la Segunda Guerra Mundial, suscribe toda la dinámica exterior emprendida por Kishida, pero con matizaciones. No obstante su idea de una "OTAN asiática", preferiría no ir hacia la confrontación con China, que agita la región con sus alardes militares frente a Taiwán, y Rusia. También, propugna unos mayores "independencia" y "equilibrio" en el Tratado de Cooperación y Seguridad con Estados Unidos, cardinal en la defensa del archipiélago, algo que según él tendría que incluir la concesión a las FAD de una facilidad en la isla estadounidense de Guam.
La sucesión de Kishida por Ishiba ha traído la convocatoria de elecciones generales anticipadas para el 27 de octubre. A pesar de su mala imagen por el reguero de escándalos, el Jiminto parece que revalidará la mayoría absoluta de que viene disfrutando desde 2012 gracias en buena medida a la incapacidad del Partido Constitucional Democrático (Rikken Minshuto), principal fuerza de la oposición orientada al centro progresista, para ilusionar a los electores.
(Texto actualizado hasta 7 septiembre 2024).
BIOGRAFÍA
Shigeru Ishiba constituye un ejemplo de preboste tradicional del Jiminto, con una vocación política heredada de familia y una larga nómina de cargos en su haber. No obstante, en su historial abundan los pronunciamientos críticos con el presidente de turno y los gestos retadores, además de exponer planteamientos algo más progresistas que los de otros dirigentes. Su padre, Jiro Ishiba, fue un burócrata que fungió de gobernador de su prefectura natal, Tottori, en la costa sur de la isla de Honshu, y luego, por unos meses en 1980, de ministro del Interior en el Gobierno de Zenko Suzuki, además de representar al partido en la Cámara baja de la Dieta.
Ishiba, que al cumplir los 18 fue bautizado en la Iglesia Unida de Cristo de Japón, la mayor denominación cristiana protestante del país, cursó la carrera de Derecho en la Universidad Keio de Tokyo y tras graduarse trabajó en el Banco Mitsui durante unos años. Al producirse la muerte de su padre en 1981, el ex primer ministro Kakuei Tanaka, amigo de la familia, le animó a meterse en política encuadrado en su facción mayoritaria de los liberaldemócratas, el Club Mokuyo, paso que el joven resolvió dar en 1983, el año de su matrimonio con su novia Yoshiko. En las elecciones generales de 1986, Ishiba, con 29 años, una edad revolucionariamente baja para los estándares de la época, ganó su primer mandato en la Cámara de Representantes por la circunscripción de Tottori, el cual iba a renovar de manera consecutiva 11 veces hasta 2021, aunque no siempre en las filas del Jiminto.
Al principio de su carrera parlamentaria, Ishiba se especializó en política agrícola, pero posteriormente se mostró interesado en las cuestiones de seguridad y defensa, de las que acabaría convirtiéndose en un auténtico formulador intelectual. En junio de 1993, siendo viceministro parlamentario de Agricultura, Bosques y Pesca, figuró entre los diputados disidentes del Jiminto que votaron a favor en la moción de censura lanzada por el Partido Socialista contra el Gobierno del que él mismo formaba parte y que supuso la caída del primer ministro Kiichi Miyazawa, elegido en 1991.
En las subsiguientes elecciones anticipadas, históricas por suponer el desalojo del Jiminto del poder por primera vez desde su creación en 1955, Ishiba fue reelegido diputado en la lista del Partido de la Renovación de Japón (Shinseito) de Tsutomu Hata e Ichiro Ozawa, una de las recientes escisiones reformistas del Jiminto junto con el Nuevo Partido Pionero (Shinto Sakigake) de Yukio Hatoyama y el Nuevo Partido de Japón (Nihon Shinto) de Morihiro Hosokawa. Ishiba no recibió ningún puesto en los efímeros gabinetes de coalición de Hosokawa y Hata, rápidamente idos a pique por las diferencias entre unos socios con agendas e ideologías dispares, y en diciembre de 1994 pasó a ser miembro del Partido de la Nueva Frontera (Shinshinto), surgido de la fusión del Shinseito, el Nihon Shinto, los budistas del Komeito y otras dos formaciones menores.
En 1996, descontento con el estilo maquinador y autoritario del líder del Shinshinto, Ozawa, Ishiba abandonó un partido mal cohesionado y en franca descomposición. Durante unos meses siguió en la brecha parlamentaria como independiente, hasta que en 1997, con el Jiminto reinstalado en el Gobierno de la mano de Ryutaro Hashimoto, uno de los jefes de la facción Heisei Kenkyukai (continuadora del Club Mokuyo de Tanaka), reanudó su vieja militancia. En julio de 2000, siendo primer ministro Yoshiro Mori, el diputado por Tottori recobró la Secretaría Parlamentaria de Agricultura, Bosques y Pesca, y en diciembre siguiente pasó a hacerse cargo de la Secretaría Parlamentaria de Defensa.
Ministerios con Fukuda, Aso y Abe, y cuatro intentos frustrados de liderar el partido
En enero de 2001 Mori nombró a Ishiba vicedirector general de la Agencia de Defensa, el organismo del Estado al cargo de la dirección política de las Fuerzas de Autodefensa —de facto, las Fuerzas Armadas de Japón, pero ampliamente limitadas en sus capacidades operativas por la Constitución pacifista de la posguerra—, si bien tres meses después cesó en este puesto al formarse el nuevo Gabinete de Junichiro Koizumi. Sin embargo, en su remodelación gubernamental de septiembre de 2002, Koizumi retiró a Gen Nakatani la Dirección General de la Agencia de Defensa y confió esta a Ishiba, quien adquirió así el rango de ministro de Estado.
En los dos años siguientes, Ishiba ayudó a Koizumi, archipopular primer ministro con una aureola de reformista transgresor y de liberal radical, a conceptualizar su visión de un Japón mucho más dinámico en las relaciones internacionales sobre el pilar de una defensa robustecida, cerrando filas con Estados Unidos frente a las nuevas amenazas globales y abordando una enmienda constitucional que levantara las restricciones a los despliegues de las FAD fuera del archipiélago, reforma delicada que se quedó en el tintero. En febrero de 2003 Ishiba advirtió que Japón, como legítima medida de autodefensa, podría lanzar un ataque preventivo contra Corea del Norte si llegaba a la conclusión de que el régimen de Kim Jong Il estaba preparando un ataque con misiles balísticos contra el archipiélago. A los pocos días, Pyongyang realizó un ensayo de misil, una unidad antinaval de corto alcance que cayó a 60 km de la costa norcoreana en el mar de Japón.
Ahora bien, Ishiba no sintonizaba del todo con Koizumi. Así, consideraba desacertada la polémica práctica del primer ministro y otros políticos del Jiminto con perfiles de halcón, de lo más irritante para China y Corea del Sur, de realizar visitas de reverencia al santuario shintoísta de Yasukuni, cenotafio de todos los caídos en las contiendas bélicas del moderno Japón, incluidos los reos de crímenes cometidos en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, él era partidario de borrar los nombres de los criminales de guerra de Clase A del memorial del santuario. Consistente con la postura filochina de su anterior mentor Kakuei Tanaka, primer ministro que en 1972 normalizara las relaciones diplomáticas bilaterales, Ishiba opinaba que no debían escatimarse medios para estrechar las relaciones con Beijing, sin demérito eso sí del apoyo a la democracia taiwanesa.
En mayo de 2004 Ishiba y otros miembros del Gobierno se vieron salpicados por un escándalo al trascender que, supuestamente por descuido, habían dejado de pagar varias cotizaciones mensuales al sistema nacional de pensiones. El director de Defensa resistió las presiones públicas para que dimitiera, pero en septiembre Koizumi optó por sacarle del Ejecutivo. La exclusión se prolongó tres años. El 27 de septiembre de 2007, luego de ganar su séptimo mandato parlamentario, Ishiba recibió del nuevo primer ministro, Yasuo Fukuda, un alto puesto para el que parecía especialmente cualificado, la titularidad de la cartera de Defensa. El Ministerio, que suponía transformar la anterior Agencia de Defensa en un departamento ejecutivo del Gobierno, había sido creado en enero anterior, pero el entonces primer ministro, Shinzo Abe, había preferido poner a su frente a otros; en el lapso de nueve meses, Fumio Kyuma, Yuriko Koike y Masahiko Komura dirigieron el Ministerio.
El ejercicio de Ishiba como ministro de Defensa no cumplió el año. Siguió de cerca las nuevas pruebas norcoreanas de misiles sobre el mar, dirigidas básicamente a intimidar a Corea del Sur. A diferencia del lanzamiento de 1998 para poner un satélite en órbita y de los otros seis lanzamientos efectuados entre 2009 y 2022, fueron cohetes de corto alcance que cayeron cerca de la costa de Corea del Norte y no llegaron a sobrevolar Japón. El ministro dio más que hablar por cultivar una imagen de desenfadado otaku en materia de defensa. Así, Ishiba manifestó que él no tenía duda de las existencia del los ovnis y que su origen era sin duda extraterrestre, no tratándose de artefactos de un país extranjero, por lo que en caso de avistamiento ovni sería "complicado" determinar si el fenómeno supondría o no una violación del espacio aéreo nipón. Ahora bien, de producirse una irrupción del monstruo Godzilla, comentó en tono de broma, entonces sí tendría que movilizar a las FAD para enfrentársele y evitar la destrucción de Japón.
La dimisión de Fukuda, superado por la inminente caída de la economía en la recesión y el bloqueo legislativo en el Senado, el 1 de septiembre de 2008 animó a Ishiba a lanzar su primera postulación a la presidencia del Jiminto. Un mes antes, el 2 de agosto, Fukuda le había despedido del Ministerio de Defensa. La elección interna tuvo lugar el 22 de septiembre e Ishiba, con solo 25 votos sobre 527, quedó el último de los cinco aspirantes. La presidencia del Jiminto y por ende la condición de primer ministro se las llevó Taro Aso, ex ministro de Exteriores, actual secretario general del partido y personalidad de credenciales nacionalistas y conservadoras. Con Aso, Ishiba regresó al Gabinete en calidad de ministro de Agricultura, Bosques y Pesca, otro departamento en el que tenía experiencia.
La derrota del Jiminto en la elección de julio de 2009 a la Asamblea Metropolitana de Tokyo impelió a Ishiba a reclamar la dimisión de Aso, otro primer ministro prematuramente quemado. A continuación, el de Tottori retuvo el escaño en las elecciones generales del 30 de agosto, al tiempo que su partido sufría un descalabro sin precedentes y, por primera vez en su historia, era descabalgado del primer puesto en la Cámara por el opositor Partido Democrático (Minshuto) de Yukio Hatoyama, quien el 16 de septiembre formó un Gobierno de coalición con el Partido Socialdemócrata.
El ya ex ministro de Agricultura no salió a disputar la sucesión de Aso en la jefatura del Jiminto, la cual fue ganada por Sadakazu Tanigaki. El nuevo presidente del partido reconocía las cualidades intelectuales de Ishiba, así que le nombró presidente del Consejo de Investigaciones Políticas, especie de think tank interno desde el que Ishiba expresó ideas como que Japón debía conservar la capacidad técnica de desarrollar armas nucleares, por más que no las necesitara, a modo de elemento disuasorio, así como dotarse de una unidad de combate semejante al Cuerpo de Marines de Estados Unidos. En septiembre de 2011 Ishiba fue apartado por Tanigaki del Consejo de Investigaciones Políticas, al tiempo que se desvinculaba de la facción Heisei Kenkyukai, encabezada por Yuji Tsushima.
La segunda apuesta de Ishiba por liderar el Jiminto se dirimió el 26 de septiembre de 2012, mientras el partido continuaba en la oposición al Gobierno centrista y social-liberal del Minshuto. Sin embargo, resultaba meridianamente claro que el Jiminto no tardaría en recobrar el poder, habida cuenta del colapso en las encuestas del partido de Yukio Hatoyama, Naoto Kan y Yoshihiko Noda, tres primeros ministros sucesivos que no fueron capaces de mantener la confianza del público en medio del descontrol de la deuda, la pertinaz deflación, la catástrofe del terremoto-tsunami de Tohoku y el subsiguiente desastre nuclear de Fukushima.
Previo autodescarte de Tanigaki, Ishiba se midió con cuatro contrincantes. Estos eran: Nobuteru Ishihara, secretario general del partido, ex ministro, candidato también en la elección interna de 2008 e hijo del polémico gobernador de Tokyo Shintaro Ishihara, principal rostro de la extrema derecha nacionalista; Nobutaka Machimura, uno de los más destacados barones del partido y jefe de la facción Seiwa; Yoshimasa Hayashi, anterior ministro de Defensa y vicepresidente del Consejo de Investigaciones Políticas; y seguramente el más potente de todos, el ex primer ministro Abe, ahora mismo solo diputado y que buscaba su segunda oportunidad con una enérgica plataforma de reafirmación nacional de Japón en la diplomacia, la seguridad y la defensa, y de combate resolutivo a las patologías que lastraban su economía.
El colegio electoral liberaldemócrata lo formaban 497 electores: 197 miembros de las dos cámaras de la Dieta y 300 delegados de las prefecturas. En la primera ronda, Ishiba dio la campanada y se puso en cabeza con 199 votos, seguido de Abe con 141. Ellos pasaron la criba para disputar la segunda vuelta, en la que solo podían votar los 197 parlamentarios. El 26 de septiembre, con 108 respaldos, Abe fue proclamado vencedor, tras lo cual ofreció el cargo de secretario general a Ishiba, quien aceptó de buena gana. En las elecciones adelantadas al 16 de diciembre Abe condujo a una resonante recuperación al Jiminto, que junto con su aliado tradicional, el Komeito, alcanzó la supermayoría de dos tercios en la Cámara.
Ishiba no obtuvo plaza por el momento en el Gobierno y se mantuvo en la Secretaría General del partido. Desde allí, siguió exponiendo reflexiones propias de los halcones en cuestiones de defensa, de los que Abe era ejemplo preclaro. Por ejemplo, cuando en 2013 Corea del Norte, liderada ya por Kim Jong Un, realizó su tercer test atómico subterráneo, disparó nuevos misiles de corto alcance sobre el mar y amenazó a Corea del Sur, Estados Unidos y Japón con la posibilidad de un ataque nuclear, Ishiba reiteró que su país debería disponer de misiles balísticos capaces de alcanzar el país vecino y neutralizar sus bases de lanzamiento de misiles a modo de primer golpe preventivo, si era que preveía un ataque inminente contra su territorio, algo que sin embargo la Constitución nipona no permitía.
El 3 de septiembre de 2014 Ishiba cedió la Secretaría General del partido a Tanigaki para sentarse en el segundo Gobierno Abe como ministro al cargo de la Superación del Declive Demográfico y la Revitalización de las Economías Locales, oficina nueva y de carácter eminentemente estratégico. Al constituir Abe su tercer Gobierno como resultado de las elecciones generales de diciembre de 2014, nuevamente victoriosas para el Jiminto, Ishiba fue confirmado en su puesto. En septiembre de 2015, contradiciendo sus críticas acerbas al faccionalismo tradicional del partido, el ministro y diputado anunció la articulación de su propia facción interna, de nombre Suigetsukai. En la remodelación ministerial del 3 de agosto de 2016 Abe ofreció el Ministerio de Agricultura a Ishiba, pero este, cansado al parecer de cargos que no satisfacían sus ambiciones, declinó y abandonó el Gabinete.
Ishiba estaba incubando rencor hacia Abe, así que se preparó para desafiarle en la próxima elección interna de la presidencia del partido, que tocaba en 2018; en la de septiembre de 2015, Abe había sido reelegido por otros tres años sin oposición. El tercer y contundente triunfo del Jiminto en las generales de octubre de 2017 bajo el firme liderazgo de Abe no disuadió a Ishiba de su propósito retador, que no halló imitadores. Ishiba llegó a la votación del 20 de septiembre de 2018 con escasas posibilidades y, en efecto, fue derrotado por el primer ministro, que capturó el 81,8% de los votos de los parlamentarios y el 55,3% de los votos de los delegados prefecturales.
En agosto de 2020 Abe anunció su marcha debido a sus problemas de salud, una colitis ulcerosa que requería atención hospitalaria intermitente. Entonces, el Jiminto convocó una interna extraordinaria a la que se presentaron Ishiba, por cuarta vez en su carrera, Fumio Kishida, ministro de Exteriores en 2012-2017, y Yoshihide Suga, el secretario jefe del Gabinete desde 2012. El 14 de septiembre de 2020 tuvo lugar la votación con desenlace pésimo para Ishiba, que quedó tercero con el 6,6% de los votos parlamentarios y el 29,8% de los prefecturales, el 12,7% en conjunto. El vencedor con una amplísima mayoría fue Suga, en cuyo Gobierno ni Ishiba ni Kishida fueron invitados a participar. En septiembre de 2021, la renuncia temprana de Suga provocó una nueva elección interna a la que Ishiba no se animó a entrar. A cambio, respaldó a uno de los cuatro candidatos, Taro Kono, el cual fue vencido por Kishida. El 4 de octubre Kishida alineó su Gobierno, donde tampoco figuraba Ishiba.
(Cobertura informativa hasta 1/1/2022).
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