Rumen Radev

Rumen Radev, un general de aviación en la reserva y sin experiencia política que hasta hace unos meses comandó la Fuerza Aérea de su país, ha sido el ganador de las dos vueltas de la elección presidencial celebrada en Bulgaria en la primera quincena de noviembre de 2016. Candidato independiente pero representando al opositor Partido Socialista (BSP), Radev ha batido a Tsetska Tsacheva, la aspirante de la formación en el Gobierno, el conservador GERB del primer ministro Boyko Borisov; este, materializando el aviso lanzado durante la campaña ante la posibilidad de que el oficialismo encajara el fracaso que finalmente se ha producido, ha presentado la dimisión el 14 de noviembre, al día siguiente del balotaje, decisión que aboca al país miembro de la UE y la OTAN a unas elecciones legislativas anticipadas.

El triunfo de Radev, cuyo mandato de cinco años al cabo del lustro presidencial de Rosen Plevneliev (del GERB) arranca el 22 de enero de 2017, es visto como un avance de la influencia de Moscú en el espacio ex soviético europeo, ya que este antiguo piloto de cazas MiG preconiza el levantamiento de las sanciones de la UE a Rusia por sus injerencias en Ucrania y pide no ver al Kremlin como un "enemigo". Ahora bien, el presidente electo matiza que llevar a un cauce más fluido las relaciones con Vladímir Putin, molesto con Sofía por el cierre del espacio aéreo búlgaro a los aviones rusos que participan en la campaña de bombardeos en Siria, no debería entrañar "un retroceso de los valores euro-atlánticos".


(Texto actualizado hasta noviembre 2016)

1. General del Ejército búlgaro
2. Elección presidencial en 2016 contra los designios del Gobierno Borisov

1. General del Ejército búlgaro

Oriundo de Dimitrovgrad, al sur del país, en 1982 completó la educación secundaria en la Escuela de Matemáticas de Haskovo y acto seguido se enroló en la Escuela Superior Georgi Benkovski de Dolna Mitropoliya, centro formativo de la Fuerza Aérea Búlgara, con la intención de convertirse en piloto de combate. En 1987 obtuvo la graduación como el primero de su promoción con el rango de teniente y fue asignado al 15 Regimiento de Cazas basado en Ravnets.

En los 12 años siguientes, tiempo en el cual Bulgaria experimentó los profundos cambios políticos y económicos derivados de la caída del régimen comunista y la instauración de la democracia liberal en los históricos sucesos de 1989-1990, Radev sirvió en la base aérea de Ravnets, desde 1996 como comandante de un escuadrón de cazabombarderos MiG-29 con el grado de capitán y a partir de 1998 como subcomandante de instrucción de vuelo con los galones de mayor. Además, recibió adiestramiento y formación académica en tácticas de combate y entrenamiento en la Escuela para Oficiales de Escuadrón que la Fuerza Aérea de Estados Unidos tenía en su Base de Maxwell, Alabama, así como en el Colegio Rakovski de Defensa y Estado Mayor de Sofía, donde, insiste su currículum oficial, se graduó con las máximas calificaciones.

En 1999 fue transferido a la sección de instrucción de vuelo de la Base Aérea de Graf Ignatievo y al año siguiente, ya como coronel, recibió nociones de defensa aérea en las instalaciones de la OTAN en Bruselas. Para entonces, Bulgaria, anterior miembro del Pacto de Varsovia y uno de los más dóciles aliados con que había contado Moscú en el extinto bloque soviético, era un firme candidato a ingresar en la Alianza Atlántica -aspiración que efectivamente iba a ser realizada en 2004-, y la oficialidad de sus Fuerzas Armadas empezaba a implicarse en la fase preparatoria de asimilación de los sistemas, códigos y tácticas de la que fuera organización defensiva enemiga. Como piloto de combate, Radev, que en total iba a acumular más de 1.400 horas de vuelo, había estado a los mandos de los sucesivos modelos de los MiG rusos que componían la aviación militar búlgara, y ahora comenzó a familiarizarse con las prestaciones de los principales cazas de fabricación occidental, como el F-15, el F-16, el F-18 y el Eurofighter Typhoon. Entre 2002 y 2003 volvió a las aulas de la Base de Maxwell para sacarse un Máster militar en Estudios Estratégicos.

La carrera castrense de Radev siguió subiendo peldaños hasta llegar a lo más alto. En 2005, tras un lustro destacado como jefe de Estado Mayor de la instalación, fue ascendido a comandante de la Base de Graf Ignatievo. En 2007 entró en el generalato, dos años después se convirtió en subcomandante en jefe de la Fuerza Aérea y finalmente en 2014 tomó las charreteras de general de división para comandar esta rama de las Fuerzas Armadas Búlgaras.


2. Elección presidencial en 2016 contra los designios del Gobierno Borisov

A lo largo de su trayectoria en la milicia, Radev había sido un soldado estrictamente profesional que acataba con disciplina las órdenes de sus superiores y que cumplía con su trabajo sin meterse en política. Ahora bien, no dejó de trascender un forcejeo con el Gobierno Borisov por la renovación de la flota de la menguada Fuerza Aérea, cuya columna vertebral eran una treintena de cazas MiG 29, cazas Sujoi Su-25 y helicópteros multiuso Eurocopter AS 532 Cougar: el general quería que los nuevos aparatos fueran de moderna fabricación y no adquiridos de segunda mano. En Bulgaria regía un sistema de democracia parlamentaria bastante fluido, con un historial de grandes vaivenes electorales y frecuentes cambios de Gobierno.

En 2009 salió elegido primer ministro el ex mando policial y alcalde de Sofía Boyko Borisov, líder del partido de centroderecha proeuropeo Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB), al que una furiosa protesta ciudadana espoleada por los problemas económicos y los escándalos de corrupción hizo caer en febrero de 2013. Tres meses después tuvieron lugar unas elecciones legislativas que volvieron a ser ganadas con mayoría simple por el GERB, pero solo el Partido Socialista Búlgaro (BSP) que entonces dirigía el ex primer ministro Sergey Stanishev estuvo en condiciones de formar un Gobierno de coalición, cuya jefatura fue confiada al tecnócrata Plamen Oresharski. El Gobierno Oresharski sucumbió a su vez en julio de 2014 en medio de otro estallido social y el país acudió de nuevo anticipadamente a las urnas el mes de octubre. El GERB volvió a perder escaños y a alejarse de la mayoría absoluta, pero los socialistas de Mihail Mikov lo hicieron mucho peor, de manera que Borisov, en noviembre, estuvo de vuelta al frente del Gobierno apoyado en un complicado engranaje de alianzas parlamentarias.

El 17 de agosto de 2016 el BSP, relegado otra vez a la oposición y liderado desde mayo anterior por Kornelia Ninova, y el pequeño partido socialdemócrata Alternativa para el Renacer de Bulgaria (ABV), animado por el ex presidente de la República Georgi Purvanov y que hacía poco se había retirado del Gobierno Borisov por diferencias en torno a la reforma del código electoral, catapultaron a Radev al escenario político nacional por todo lo alto con el anuncio de que el general, ya cesado como comandante en jefe de la Fuerza Aérea, era su candidato a presidente de la República en las elecciones que tocaban el 6 de noviembre y de las que debía salir el sucesor de Rosen Plevneliev, elegido para el cargo en 2011 en nombre del GERB y quien no deseaba optar a la reelección.

La de Radev fue presentada por sus patrocinadores como una candidatura "independiente" destinada a devolver a la Presidencia de la República, un puesto de naturaleza esencialmente ceremonial y cuyo titular estaba supeditado a las pautas políticas emanadas de la Asamblea y el Gobierno, el carácter neutral que según ellos había quedado en entredicho en estos años con Plevneliev. Borisov, tras zanjar los rumores sobre que podría postularse él mismo, se decantó por una dirigente de su partido, Tsetska Tsacheva, presidenta de la Asamblea Nacional en la actual legislatura, como la candidata del oficialismo.

Sin embargo, rehusaron respaldar a Tsacheva los dos socios, ambos conservadores, que le quedaban al GERB, el Bloque Reformista (RB), que tenía ministros en el Gobierno, y el nacionalista de derechas Frente Patriótico (PF), que daba soporte desde la Asamblea; cada uno nominó a su propio candidato. Inquieto, Borisov avisó que si Tsacheva no ganaba, él presentaría la dimisión y el país iría de cabeza a unas elecciones legislativas anticipadas, con lo que de alguna manera convertía la elección presidencial en un plebiscito sobre su persona. Por otro lado, la ABV de Purvanov cambió pronto de parecer y presentó también un candidato propio.

Radev captó la atención del público con un discurso de tintes rusófilo y nacionalista. Saliendo al paso de las presentes desavenencias entre Sofía y Moscú por la negativa del Gobierno Borisov, de acuerdo con las instrucciones de la OTAN, a permitir el uso del espacio aéreo búlgaro a los vuelos de suministro de la Aviación rusa destacada en las operaciones de bombardeo contra el Estado Islámico en Siria, y marcando el contrapunto a las críticas abiertas de Plevneliev a las políticas del Kremlin y Vladímir Putin, el antiguo piloto de MiG indicó que la UE tenía que levantar las sanciones impuestas a Rusia por su injerencia en Ucrania y la anexión de Crimea en 2014.

"Hemos perdido bastante declarando a Rusia poco más o menos que un enemigo", reflexionaba el militar metido a estadista, quien con estas palabras evocaba el alto grado de dependencia económica y, sobre todo, energética que el país eslavo más pequeño tenía del mayor. "Estoy convencido de que las sanciones no ayudan, sino que solo causan daño. Rusia y los países europeos salen igualmente perjudicados", manifestó Radev durante la campaña. Tal como lo veía él, era necesario mejorar las relaciones con Rusia, aunque eso no debía suponer para Bulgaria, puntualizó, "un retroceso de los valores euro-atlánticos".

De paso, Radev alabó al candidato republicano para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Donald Trump, porque su plataforma alentaba "una gran esperanza de encontrar una solución pacífica para los conflictos de Siria y Ucrania, evitando una mayor confrontación y la escalada". Asimismo, el candidato del BSP apeló a incrementar la vigilancia en la frontera con Turquía en Tracia para impedir que Bulgaria llegara a ser "el gheto migratorio europeo".

Su órdago le salió mal a Borisov. El 6 de noviembre los electores búlgaros pusieron en cabeza al pretendiente de la oposición socialista con el 25,4% de los votos, seguido de Tsacheva con el 21,9%. Habría, por tanto, una segunda vuelta al cabo de una semana. En la estacada quedaron otros 19 aspirantes, entre ellos Krasimir Karakachanov (tercero) por el PF, el ex primer ministro Oresharski, que concurría como independiente (quinto), el representante del RB Traycho Trayko (sexto) y el ex ministro de Exteriores Ivailo Kalfin por la ABV (séptimo). La participación en esta primera vuelta ascendió al 57,5%. El ganador provisional, con un tono completamente político, manifestó: "La gente le ha dicho no a la apatía y ha votado por el cambio".

El 13 de noviembre Radev confirmó que su aldabonazo del día 6 no había sido una sorpresa efímera al llevarse la Presidencia con el 59,4% de los sufragios. El, hasta cierto punto, inesperado resultado de la elección a la jefatura del Estado búlgaro emplazó a Borisov, sonoramente abofeteado por las urnas, a hacer honor a su promesa. Así que en la jornada siguiente el primer ministro transmitió su dimisión al presidente saliente de la República, Plevneliev, quien seguiría en el cargo hasta la toma de posesión de Radev, fijada para el 22 de enero de 2017.

Rumen Radev está casado en segundas nupcias y tiene dos hijos fruto de su primer matrimonio. Según su biografía oficial se expresa en inglés, alemán y ruso.

(Cobertura informativa hasta 14/11/2016)