Rudolf Schuster

Su padre pertenecía a la exigua minoría alemana carpática, que remonta el origen de sus asentamientos en la región al siglo XII y que tras la Segunda Guerra Mundial fue casi eliminada por completo -al igual que los alemanes de los Sudetes checos- por el nuevo Gobierno checoslovaco y las fuerzas de ocupación soviéticas mediante una bárbara política de deportaciones y asesinatos. En los años del régimen pronazi de monseñor Tiso, de 1939 a 1945, los eslovacos de etnia alemana sumaban alrededor de 150.000, pero el primer censo de la posguerra, el de 1950, estableció que apenas superaban los 5.000. Hoy en día, las estadísticas oficiales informan que la minoría se mantiene estable en esos cinco millares, si bien el número real podría ser dos o tres veces mayor.

De todas maneras, el futuro presidente de Eslovaquia nunca hizo de su linaje germano, que, sin ir más lejos, proclama su apellido (schuster significa zapatero en alemán), un rasgo de especificidad, en un país habitado muy mayoritariamente por eslovacos étnicos, es decir, eslavos. Conoció las pesadumbres de la guerra y la posguerra de niño, y en 1959 obtuvo la licenciatura por la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Técnica de Bratislava, título al que en 1984 iba a añadir un doctorado en Ecología por la Facultad de Minería de la misma casa de estudios. En 1960 se integró como ingeniero proyectista en el Instituto de Planificación Agrícola Regional de Bratislava y hasta 1962 simultaneó esta actividad profesional con la de auxiliar en el Instituto de Hidrología e Hidráulica de la Academia Eslovaca de Ciencias. Aquel año fue contratado por la VSZ, una gran empresa metalúrgica de su Kosice natal especializada en obras públicas, para llevar su departamento de inversiones.

Su filiación desde 1964 al Partido Comunista de Eslovaquia (KSS), la rama regional del gobernante Partido Comunista de Checoslovaquia (KSC), le permitió alcanzar en la VSZ altos puesto directivos, en el departamento de investigación y en la oficina de asistencia técnica. Schuster no se involucró en el movimiento reformista impulsado en 1968 por su paisano Alexander Dubcek y otros líderes del KSC, de efímera vida. Conformando un expediente de militante comunista no problemático, Schuster se libró de sufrir cualquier represalia durante la normalización desatada por el primer secretario del KSC designado por los invasores soviéticos, Gustáv Husák, que acarreó la cárcel, el exilio interior o el despido laboral para miles de miembros del partido checos y eslovacos.

En 1974 Schuster dejó su empresa para entrar como subdirector de los servicios municipales del ayuntamiento de Kosice. En 1979 renovó aquella posición de adjunto, pero en el apartado económico, y en 1983 se convirtió en alcalde de la ciudad. En 1986, al poco de ingresar en el Comité Central del KSC, cesó como edil y pasó a presidir el Consejo Regional de Eslovaquia Oriental, hasta el 30 de noviembre de 1989, cuando fue elegido presidente del Consejo Nacional Eslovaco o Parlamento de la república. Esta promoción a tan elevado puesto político se produjo en el contexto del derrumbe del monopolio comunista del poder y la apresurada jubilación de los viejos jerarcas prosoviéticos ante la presión de las manifestaciones populares, y luego se respetó como parte de la transacción entre el KSS y las organizaciones democráticas eslovacas, agrupadas en el Foro Público contra la Violencia (VPN) de Vladímir Meciar. No considerado un comunista dogmático, como presidente del Legislativo republicano Schuster hizo su aportación a la transición suave al nuevo régimen de libertades.

Schuster mantuvo su membresía en el KSS hasta la desintegración del partido a principios de 1990. Llegado ese momento, no se unió ni al grupo socialista reformista de Peter Weiss, que puso en marcha el Partido de la Izquierda Democrática (SDL), de doctrina socialdemócrata, ni a la facción ortodoxa minoritaria, que continuó activa en la escena política sin cambio de sigla y sin renegar del marxismo-leninismo, ni a los Socialdemócratas Eslovacos (SDSS) de Dubcek. Schuster se convirtió, por tanto, en un político sin filiación cuya experiencia y caché las nuevas autoridades estatales no estaban dispuestas a desaprovechar. Así, en junio de 1990 el nuevo Gobierno federal checoslovaco salido de las elecciones libres que otorgaron la victoria al VPN y al Foro Cívico (OF), su homólogo en los países checos, le nombró embajador en Canadá, misión diplomática que desempeñó hasta 1992.

Cuando el 1 de enero de 1993 Eslovaquia emprendió su andadura como Estado independiente merced al acuerdo de extinción de Checoslovaquia negociado con los checos, Schuster se puso al servicio del Ministerio de Asuntos Exteriores. El 18 de noviembre de 1994 ganó, como candidato independiente, la elección a la alcaldía de Kosice, arrebatándosela al postulante del Movimiento por una Eslovaquia Democrática (HZDS). Éste era el partido dominante en el sistema parlamentario, de confusa ideología centrista y nacionalista. Su líder indiscutible era Meciar, defenestrado en marzo como primer ministro -por segunda vez desde 1991- a instancias de una defección en el HZDS que le hizo perder la mayoría parlamentaria. Dicho sea de paso que Meciar retornó al Gobierno en diciembre merced a su contundente victoria en las urnas en compañía de la extrema derecha nacionalista y, paradójicamente, la extrema izquierda no comunista.

En los cuatro años siguientes, Schuster se destacó como un dirigente local populista -el mismo rasgo del que hacía gala el pendenciero y autoritario Meciar- y con gancho entre sus paisanos, pero carecía de una base partidista y su ascendiente en la política nacional era mínimo. A comienzos de 1998, no obstante, su figura empezó a cobrar relevancia en Bratislava al sondearle el SDL, que entonces dirigía Jozef Migas, como el candidato de compromiso de los principales partidos de la oposición al puesto de presidente de la República, cuya elección correspondía al Consejo Nacional. Al alcalde de Kosice le atrajo la idea, pero en las formaciones contrarias al poderoso HZDS, que no se ponían de acuerdo en un sinfín de puntos y cuyo único consenso parecía ser la imperiosa necesidad de desalojar del poder al detestado Meciar, existían muchas dudas al respecto.

Para reforzar sus posibilidades presidenciales (que, sin embargo, no se plasmaron por el momento), Schuster lanzó el 5 de abril de 1998 su propia fuerza política, el Partido del Entendimiento Civil (SOP). La nueva agrupación reclamó para sí el centro del espectro político y presentó un programa que hacía hincapié en el desarrollo de la sociedad civil y la orientación del país a las estructuras euro-atlánticas occidentales, unas metas, en su opinión, puestas en entredicho por el Gobierno de Meciar. Con el apoyo financiero del magnate Jozef Majsky y la colaboración del ex ministro de Exteriores del HZDS Pavol Hamzík, que había roto con Meciar el año anterior de resultas del monumental fiasco del referéndum sobre el ingreso en la OTAN, Schuster se buscó el deseado hueco en la escena política nacional, con la idea central de echar a Meciar del poder.

En las elecciones legislativas del 25 y el 26 de septiembre de 1998 se planteó aquella eventualidad cuando el HZDS ganó una mayoría relativa mínima y los partidos de la oposición sumaron una holgada mayoría absoluta. En su debut electoral, el SOP obtuvo el 8% de los votos y 13 escaños, discreto rendimiento que le convirtió en la sexta fuerza parlamentaria detrás de, además del partido de Meciar, la también nueva Coalición Democrática Eslovaca (SDK), que era una federación pentapartita animada por el democristiano Mikulás Dzurinda, el SDL de Migas, el Partido de la Coalición Húngara (SMK) de Béla Bugár y el Partido Nacional Eslovaco (SNS) de Ján Slota, el socio gubernamental del HZDS.

Tras semanas de arduas negociaciones, Schuster, Dzurinda, Migas, Búgar y los cabezas de tres partidos integrantes de la SDK, Ján Carnogursky por el Movimiento Cristiano Demócrata (KDH), Ivan Brndiar por el Partido Democrático (DS) y el ex primer ministro Jozef Moravcik por la Unión Democrática (DU), alcanzaron un acuerdo de coalición. En el alambicado ejecutivo que Dzurinda constituyó el 30 de octubre, Schuster colocó a dos ministros de su partido, Hamzík, en Integración Europea y con el rango de viceprimer ministro, y Maria Machová, en Privatizaciones y Propiedad Nacional.

Schuster, que había ganado el escaño de diputado en el Consejo Nacional y que el 18 de diciembre obtuvo además la reelección como alcalde de Kosice, se reservó como candidato de la coalición gobernante para las elecciones presidenciales directas, convocadas tras aprobar la mayoría de diputados la requerida enmienda constitucional. Los comicios debían poner fin a una insólita vacancia en la jefatura del Estado que venía prolongándose desde la expiración del mandato del anterior titular, Michal Kovác, el 2 de marzo de 1998, debido al fracaso de las sucesivas votaciones parlamentarias, a lo que no había sido ajeno el obstruccionismo practicado por el HZDS.

El pasado de comunista no comprometido con la Primavera de Praga y el relativamente discreto bagaje internacional -estaba su embajada checoslovaca en Ottawa entre 1990 y 1992- de Schuster suscitaron dudas en algunos miembros de la coalición, en particular Carnogursky, ministro de Justicia, sobre la idoneidad de su candidatura presidencial, como tampoco faltaron los calificativos de político "oportunista" y "maniobrero" por parte de algunos creadores de opinión, quienes también ironizaban sobre su tendencia a cuidar al máximo una fotogenia de hombre joven y dinámico, no obstante ser un maduro sexagenario.

Con todo, Schuster gozaba de popularidad, según apuntaban las encuestas, y su victoria frente a Meciar parecía segura si el voto del campo opositor no se dividía con un segundo aspirante. El panorama se aclaró cuando Kovác retiró su candidatura reeleccionista y expresó su apoyo al alcalde de Kosice, de manera que el 15 de mayo de 1999 éste se puso en cabeza de la decena de candidatos con el 47,3% de los votos, 10 puntos más que el ex primer ministro. En la segunda y definitiva vuelta del día 29, batió a Meciar con el 57,2% de los sufragios. El 15 de junio Schuster tomó posesión de la Presidencia de la República Eslovaca con un mandato de cinco años y cerró un vacío institucional que no tenía precedentes en las democracias europeas.

Schuster, que por incompatibilidad constitucional renunció a su acta de diputado, cesó como alcalde y de paso también como presidente y miembro del SOP (el 26 de junio Hamzík asumió el liderazgo del partido), manifestó que sus esfuerzos se iban a centrar en la superación del "aislamiento internacional" de Eslovaquia heredado de la época de Meciar, la mejora de las relaciones con la República Checa y la "reconciliación de todos los eslovacos". Titular de un puesto que la Constitución eslovaca relega a funciones mayormente representativas, protocolarias y de procedimiento con arreglo al sistema parlamentario, Schuster se estrenó resuelto a no servir de mera correa de transmisión de las decisiones del Gobierno y a explotar la legitimidad reforzada que le confería su elección por sufragio universal.

El flamante presidente pasó a ejercer su reivindicado papel suprapartidista y arbitral del juego político. Durante su ejercicio, que coincidió desde el principio hasta el final con el traqueteante Gobierno de Dzurinda, Schuster defendió las nuevas legislaciones sobre el uso de lenguas minoritarias y sobre la privatización de empresas estratégicas del Estado, demandadas desde la Unión Europea (UE).

Pero también ejerció su derecho de veto legislativo (meramente suspensorio, ya que los diputados pueden forzar la promulgación legal con una nueva aprobación por mayoría, hechas o no enmiendas al texto, que es precisamente lo que hicieron) a determinados proyectos normativos que, por diversas razones, no le gustaban. Así sucedió con las reformas de la ley del aborto, el sistema de salud y el sistema de pensiones, la regulación del IVA comercial con los países de la UE, la introducción del nuevo impuesto fijo a las empresas o la llamada ley de la Memoria Nacional, que abría la puerta a la desclasificación de los archivos de la policía secreta del antiguo régimen comunista. Todas estas propuestas de ley generaron rifirrafes de mayor o menor calado entre Schuster y el Gobierno.

Por otro lado, el 4 de mayo de 2001 Schuster se tragó el sapo de ejecutar la demanda formulada por Dzurinda de destituir al viceprimer ministro Hamzík, salpicado por un escándalo de corrupción que envolvía a un subalterno. Días después, el presidente enfureció al primer ministro al nombrar a su rival en el gabinete, Carnogursky, ministro del Interior interino para cubrir la vacancia del dimitido Ladislav Pittner. Dzurinda se había propuesto a sí mismo para ejercer esa provisionalidad, aunque luego se salió con la suya, como mandaba la Constitución, en la concesión de la cartera a un hombre de su confianza, Ivan Simko. Schuster se vio envuelto, pues, en las turbulencias que zarandeaban al Gobierno, en numerosas ocasiones al borde de la ruptura. De aquí en adelante, el presidente no dejó de verter críticas a Dzurinda y sus ministros porque, a su entender, ignoraban las preocupaciones cotidianas de la población en lo económico y lo social, eran incapaces de asegurar la estabilidad del Ejecutivo y no combatían convincentemente a la corrupción.

Por lo que se refiere a las relaciones internacionales, donde el presidente podía desempeñar un rol destacado, destacaron los encuentros de Schuster con los dirigentes de Hungría para analizar la situación de la importante minoría magiar en Eslovaquia, así como sus entrevistas con los gobernantes y funcionarios de la UE y la OTAN, que fueron instrumentales para el buen curso de las dos apuestas de adhesión, las cuales, con gran satisfacción por su parte, se vieron coronadas en el tramo final de su mandato. En 2003 el presidente pidió el sí en el referéndum sobre el ingreso en la UE y respaldó la participación del Ejército eslovaco con unas decenas de soldados, encuadrados en una unidad de limpieza química, en la ocupación de Irak tras la invasión anglo-estadounidense de marzo.

En el primer aniversario de su asunción, el 14 de junio de 2000, y horas después de anunciar, sin explicar los motivos, que no se presentaría a la reelección en 2004, Schuster fue presa de una aguda inflamación infecciosa en el intestino grueso con perforación de colon que le situó al borde de la muerte. Intervenido de urgencia en el Hospital Kramare de Bratislava el 18 de junio, y de nuevo cinco días después por complicaciones en el posoperatorio, el presidente pasó desde el 28 de junio una costosa convalecencia en la misma clínica universitaria de Innsbruck, Austria, que en 1998 había tratado la enfermedad intestinal de su homólogo checo, Václav Havel. Dada la gravedad del parte médico, Dzurinda y Migas, presidente del Consejo Nacional, se repartieron las funciones del jefe del Estado entre el 3 y el 31 de julio. El 1 de agosto Schuster fue internado en un sanatorio cercano a Innsbruck y 14 días después estuvo de vuelta en su domicilio en Kosice para completar su recuperación. Luego de someterse a nuevas intervenciones quirúrgicas en Innsbruck, el 20 de noviembre reanudó sus funciones normales en Bratislava.

A Schuster los facultativos le recomendaron que no castigara su cuerpo con demasiados ajetreos. En julio de 2001 inició en Brasil unas vacaciones de un mes de duración que en teoría debían apartarle temporalmente del trajín inherente a su cargo. Con todo, el presidente explicó que pretendía rememorar in situ el viaje que su padre, Alojz Schuster, había realizado por la jungla en 1927 para rodar una película sobre las tribus indígenas. Su esposa Irena y sus dos hijos adultos, Peter e Ingrid, le acompañaron en la expedición. Cabe indicar aquí que Schuster había heredado de su padre la pasión por la fotografía y el documentalismo gráfico, y que de su maña como camarógrafo constituían prueba un buen número de programas televisivos y proyectos de investigación académicos producidos tiempo atrás.

Sin embargo, el asueto aventurero de Schuster en el país sudamericano resultó de lo más accidentado. El 24 de julio, el presidente tuvo que ser hospitalizado en Cuiabá, capital del estado de Mato Grosso, aquejado de una intoxicación alimentaria y de deshidratación. Y el 11 de agosto, ya repuesto él de lo anterior, la familia al completo tuvo que ser rescatada de las aguas del Río Negro cuando se declaró un incendio en la lancha que les acercaba a Manáos y a la confluencia con el Amazonas. Por fortuna, los Schuster salieron ilesos del siniestro, pero una vez en casa, la prensa eslovaca arremetió contra el presidente por sus "extravagantes" vacaciones y le acusó de sobreponer la promoción de su persona al tratamiento de los problemas institucionales y los asuntos públicos. En enero de 2002 Schuster y su mujer sufrieron otro accidente, ahora de tráfico, cuando el vehículo presidencial se vio envuelto en una colisión múltiple de camino a Bratislava. El mandatario sufrió en esta ocasión heridas leves que hicieron necesaria una breve hospitalización.

Pero las peripecias no terminaron ahí. En agosto siguiente, Schuster fue ingresado en el Hospital Militar de Bratislava con un cuadro malfuncional en corazón, pulmones y vesícula biliar. Los médicos detectaron en su sangre unas toxinas que relacionaron con una infección bacteriana, pero no fueron capaces de certificar el origen de la dolencia. Los medios nacionales especularon con una ingesta de setas venenosas, y la familia acrecentó el misterio interponiendo una denuncia criminal contra un anónimo envenenador. Schuster aceptó someterse a un examen exhaustivo en el Hospital General de Viena, pero en la capital austríaca no fueron más explícitos que en Bratislava.

A mayor abundamiento, en septiembre del mismo año la Policía eslovaca concluyó una investigación al cirujano que había operado a Schuster en junio de 2000 de su infección intestinal y halló indicios suficientes para que la Fiscalía General solicitara el procesamiento del doctor por "negligencia". En diciembre, el propio Schuster anunció su intención de presentar sendas demandas contra los hospitales nacionales que le habían atendido en el último bienio. Schuster se declaró muy descontento con la calidad de la asistencia sanitaria recibida en su país, hizo notar que su salud mejoró con rapidez tan pronto como le trasladaron a Austria, y sopesó exigir una compensación económica de 450.000 coronas (alrededor de 11.000 dólares) a los hospitales del Ministerio del Interior y de Kramare, dinero que, si ganaba el pleito, donaría a otros centros de salud del país.

A pesar de que su popularidad había menguado mucho entre un público que asistía con interés a la estrella ascendente de nuevos líderes políticos como Pavol Rusko, de la Alianza del Nuevo Ciudadano (ANO), y Robert Fico, del partido Smer, y, sobre todo, a pesar de su accidentada salud, Schuster anunció el 30 de enero de 2004 que quería optar al segundo mandato. La liza de las presidenciales se prometía muy reñida, habida cuenta de la multiplicidad de los candidatos, varios de los cuales eran políticos con solera, pero las encuestas no sonreían al aspirante reeleccionista. En apoyo de Schuster salieron algunos diputados del Smer y el renacido KSS, cuyo aval era necesario para registrar la candidatura, y, fuera del Parlamento, hizo lo mismo la Confederación de Sindicatos Eslovacos (KOZ), que apreciaba en el presidente sus constantes manifestaciones de preocupación por el nivel de vida de la población y la situación de la cobertura social dispensada por el Estado.

Schuster dejó claro que concurría como independiente, sin el soporte de ningún partido. Desde luego, por cuenta del SOP no podría ser, ya que la formación por él fundada había dejado de existir el 1 de marzo de 2003 al fusionarse con el pujante partido Smer, en los términos acordados por Hamzík y Fico. Las elecciones legislativas de septiembre de 2002 habían sellado el destino de una agrupación política un tanto deslavazada que no supo o no pudo arraigar en el abigarrado sistema de partidos eslovaco: en aquella ocasión, el SOP recogió un mísero 1,4% de los votos y perdió la representación parlamentaria.

El 3 de abril de 2004 Schuster tuvo que conformarse con el 7,4% de las papeletas, quedando en cuarto lugar y por tanto apeado en primera vuelta. El presidente saliente quedó a mucha distancia del infatigable Meciar, de Ivan Gasparovic, por el Movimiento por la Democracia (HZD), y de Eduard Kukan, el ministro de Asuntos Exteriores, por la Unión Cristiano Demócrata Eslovaca (SDKU), el partido de Dzurinda. Schuster reconoció el veredicto de las urnas y anunció su retirada de la política, no sin señalar que aún era "demasiado pronto" para juzgar su contribución a la democracia eslovaca y que la historia ya se encargaría de hacer el veredicto. Así las cosas, el 1 de julio Schuster cedió la oficina presidencial al inopinado vencedor de las elecciones, Ivan Gasparovic.

El ex presidente eslovaco es doctor honoris causa por las universidades Técnica de Kosice (1998), Berg (1999) y de Tecnología de Bratislava (2002), además de por la Academia Diplomática de Moscú (2001). Ha escrito varios libros sobre la historia de Kosice y la región oriental de Eslovaquia, así como el tomo de memorias Ultimatum (1998), la pieza literaria Hlavna (1997) y el guión teatral Jan Bocatius (1998). Es asimismo miembro de la Unión de Escritores Eslovacos.

(Cobertura informativa hasta 1/11/2004)