Robert Guéi
Presidente de la junta militar y de la República (1999-2000)
Perteneciente a la etnia yacouba, grupo minoritario que se concentra en el oeste del país, se formó como soldado profesional en la Escuela Militar Preparatoria de Ouagadougou, Burkina Faso, en la Academia Militar de Saint-Cyr, Francia, y en la Escuela Superior de la Guerra de París.
En los años ochenta, siendo oficial del Estado Mayor del Ejército de Tierra marfileño, protagonizó un pequeño escándalo cuando puso a disposición de su esposa, candidata en las elecciones municipales, algunos vehículos oficiales del Ejército para ser empleados en su campaña. Esta presunta intromisión de Guéi en actividades políticas fue sancionada por las autoridades, que le destinaron al puesto de Korhogo, en el norte del país.
En 1990, en el contexto de las protestas estudiantiles prodemocracia, el presidente desde la independencia de Francia en 1960, Félix Houphouët-Boigny, nombró a Guéi jefe del Estado Mayor, aunque de momento siguió con el rango de coronel. Como hombre de la máxima confianza del anciano dictador, el 17 de junio de 1991 Guéi dirigió la violenta incursión punitiva del Ejército contra el campus de Yopougon, en Abidján, centro de la protesta estudiantil contra la perpetuación en el poder del presidente mediante las elecciones fraudulentas del 28 de octubre anterior.
Los desmanes de las Fuerzas de Intervención Rápida Para-Comandos (FIRPAC), unidad represiva creada por Guéi, fueron investigados por una comisión oficial que estableció la responsabilidad directa en los hechos del jefe del Estado Mayor. No obstante, Houphouët-Boigny se negó a castigarlo y, antes al contrario, lo ascendió a general de brigada en reconocimiento "a sus servicios eminentes a la nación". La ley de amnistía de enero de 1992, de la que se beneficiaron varias decenas de opositores demócratas, salvaguardó también a Guéi y a la cúpula militar de posibles acciones judiciales en su contra por el citado suceso.
Guéi mantuvo su posición tras la muerte de Houphouët-Boigny y la sucesión por Henri Konan Bédié en la Presidencia en diciembre de 1993. Bédié mantuvo intacto el predominio del Partido Democrático de Côte d'Ivoire-Agrupación Democrática Africana (PDCI-RDA) sobre la vida pública y no realizó, aparte del pluralismo funcional, avances sustanciales en la democratización del país.
La primera señal del distanciamiento entre Guéi y Bédié se produjo con motivo de las elecciones presidenciales del 22 de octubre de 1995, boicoteadas por la mayoría de la oposición y precedidas por choques mortales entre partidarios y opositores del presidente, cuando en una declaración pública el primero descartó la posibilidad de que el Ejército saliese de nuevo a la calle para desempeñar tareas policiales. Por su flagrante desobediencia de las órdenes presidenciales y mientras circulaban rumores de golpe de Estado, Guéi fue destituido como jefe del Estado Mayor y a cambio fue nombrado ministro del Servicio Cívico, cartera que luego cambió por la de Juventud y Deportes.
En noviembre de 1996 Guéi y otros altos oficiales, acusados por la nueva jerarquía militar nombrada por Bédié de fomentar un complot golpista, fueron dados de baja de las Fuerzas Armadas. En septiembre de 1999 Guéi se acogió a una ley de amnistía, que no obstante le denegó el regreso al servicio activo en el Ejército. Cuando el 24 de diciembre de 1999 grupos de soldados amotinados aparecieron en las calles de Abidján disparando sus armas y saqueando establecimientos, lo que parecía un motín por cuestiones salariales se reveló horas más tarde como un golpe de Estado contra Bédié, quien, tras llamar en vano a la resistencia, hubo de marchar al exilio francés vía Togo bajo la protección del Gobierno de París.
El día de Navidad, Guéi, en uniforme de combate, apareció ante los medios de comunicación como el líder del golpe y presidente de un Comité Nacional de Salvación Pública (CNSP) o junta militar, de nueve miembros, que impuso el toque de queda y suspendió la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo y el Consejo Constitucional.
Guéi justificó su acción, que quebraba 39 años de orden constitucional y poder civil ininterrumpidos (de hecho, Côte d'Ivoire era uno de los escasos países del continente que no había conocido la plaga golpista), con el argumento de que urgía "crear las condiciones necesarias para una democracia real y la celebración de elecciones libres y transparentes" en el país, añadiendo que devolvería el poder a los partidos políticos "sólo después de barrer la casa", si bien en el período de transición que se abría estaría dispuesto a compartir las tareas del Gobierno con representantes de la sociedad civil.
La irrupción de los militares en Côte d'Ivoire se producía al final de un semestre de rápido deterioro de la crisis política y económica en que se hallaba sumido el país desde hacía un lustro. En África Subsahariana, en aquel momento, sólo Comores y Guinea Bissau tenían un gobierno castrense (si bien Níger apenas unos días antes había retornado al poder civil y países como Congo-Brazzaville, Burundi o Rwanda presentaban un fuerte componente militar en sus élites dirigentes).
Recientemente, la nueva ola represiva contra las organizaciones de estudiantes y los partidos políticos de la oposición, el fracaso de las negociaciones entre el Gobierno y el FMI para el reescalonamiento de la deuda externa a cambio de unos presupuestos de austeridad, y la caída adicional de los precios del cacao (del que Côte d'Ivoire es el primer productor mundial), habían provocado una fuerte contestación social, cuya expresión en manifestaciones, huelgas y disturbios precipitó la intervención del sector del Ejército leal a Guéi, a quien no se opusieron los generales considerados afectos al presidente depuesto.
El propio Guéi apuntó como causa inmediata del golpe los intentos de Bédié para impedir la candidatura presidencial en las elecciones de octubre del dirigente opositor Alassane Ouattara, último primer ministro de Houphouët-Boigny y ex subdirector del FMI, quien, como ya sucediera en los comicios de 1995, había sido declarado inhábil por la atribuida nacionalidad burkinesa de sus padres. El caso es que las primeras medidas de la junta se encaminaron claramente a favorecer al partido de Ouattara, el Reagrupamiento de Republicanos (RdR, con fuertes apoyos en el norte musulmán), cuyos dirigentes y militantes encarcelados fueron puestos en libertad. El mismo Ouattara se presentó triunfalmente en Abidján el 29 de diciembre procedente de Francia, declarando que el país no había sufrido un golpe de Estado, sino "una revolución apoyada por todos los marfileños".
Los partidos políticos de la oposición se congratularon de la remoción del Gobierno conservador y autoritario de Bédié pero, excepto el RdR, se mostraron cautelosos sobre las intenciones de la junta, que entretanto había recibido la condena de Francia, Estados Unidos y buena parte de los países africanos (en especial Nigeria, Sudáfrica y Malí), obligando a Guéi a realizar una gira promocional por varios estados de la región.
El 4 de enero de 2000 el mandatario militar se nombró a sí mismo presidente de la República y jefe de un Gobierno cívico-militar de transición que integraba al RdR (el partido mejor representado con tres ministerios, incluidos los de Economía y Finanzas), el PDCI-RDA y personalidades independientes. Quedó excluido el Frente Popular Marfileño (FPI) de Laurent Gbagbo, el partido socialista que a comienzos de los noventa encabezó la oposición al régimen de Houphouët-Boigny y que ahora desconfiaba de la alianza tácita entre Guéi y Ouattara. En cualquier caso, los militares se reservaron los ministerios clave de Interior, Seguridad y Defensa, cartera ésta que encabezó el propio Guéi hasta el 18 de mayo, cuando nombró un primer ministro en la persona de Seydou Elimane Diarra.
El 23 de julio de 2000 Guéi obtuvo el 86,5% de votos afirmativos en el referéndum sobre una nueva Constitución que, entre otras disposiciones, facultaba al CNSP para entregar los poderes a un presidente civil y a un Parlamento elegidos en las urnas a más tardar seis meses después de la promulgación del texto.
A la espera de las elecciones presidenciales y legislativas, el Gobierno de Guéi afrontó en breve espacio de tiempo dos crisis que pusieron en cuestión su estabilidad. Del 4 al 6 de julio se produjo una asonada de soldados en demanda de una paga especial por su participación en el levantamiento de diciembre, y luego, el 18 de septiembre, Guéi fue atacado en su residencia de Abidján por un comando de militares norteños con la intención aparente de asesinarle.
Este confuso episodio, que dejó una decena de muertos por ambas partes y al que siguió, cuatro días después, la fulminante destitución y fuga de los generales Lassana Palenfo y Abdoulaye Coulibaly, respectivamente los números dos y tres de la junta así como ministros del Gobierno, puso de manifiesto las fuertes tensiones que ocasionó el anuncio por Guéi, dado de baja en el Ejército, de concurrir como candidato en las elecciones presidenciales, contraviniendo así su promesa inicial de no aspirar al poder más allá de lo estrictamente necesario.
A los oficiales defenestrados, que hallaron asilo en la embajada de Nigeria, se les consideraba también simpatizantes de Ouattara, quien se había encontrado con la desagradable sorpresa de una enmienda constitucional, introducida a última hora antes de la promulgación de la nueva Carta Magna en agosto, sobre la obligatoriedad para los candidatos presidenciales de demostrar el origen marfileño de sus padres. En efecto, el 6 de octubre el Tribunal Supremo descalificó a Ouattara, Bédié y otros 12 aspirantes del registro de candidatos, y sólo dio el visto bueno a cinco, entre ellos Guéi, Gbagbo y Francis Wodie, líder del Partido del Trabajo (PIT) y tercer opositor relevante al régimen del PDCI-RDA. La medida excluyente fue recibida con aspereza por Francia y la Unión Europea y tensó extraordinariamente la campaña para las elecciones presidenciales del 22 de octubre de 2000.
Nada más cerrarse las urnas el FPI tuvo la certeza de un fraude masivo en favor de Guéi. El 24 el presidente disolvió la Comisión Nacional Electoral (CNE) que estaba revisando el escrutinio y se declaró vencedor con el 52,7% de los votos. A su oponente le adjudicó el 41%, a pesar de que hasta ser interrumpido el recuento apuntaba a la situación inversa. Gbagbo rechazó esta versión, se declaró a su vez presidente electo con el 59,3% de los sufragios, 26 puntos más que Guéi, y amenazó con lanzar una revuelta "a la yugoslava". En realidad, el estallido popular se produjo espontáneamente, tan pronto como Guéi hizo su anuncio.
El 25, en un ambiente de preguerra civil por los choques entre manifestantes y soldados lealistas, Guéi huyó en helicóptero de Abidján a, presumiblemente, Cotonou, en el vecino Benín, al constatar la defección de miembros de la Junta, que reconocieron la victoria de Gbagbo. Al día siguiente, luego de que la CNE confirmara su victoria con el 59,3% de los votos, Gbagbo prestó juramento como presidente de la República.
Tras diversas especulaciones sobre su paradero (sí hubo constancia al menos de que su familia se hallaba en Cotonou), el 13 de noviembre Guéi reapareció inesperadamente en Yamoussoukro, la capital administrativa del país, para sostener con Gbagbo un encuentro al cabo del cual se difundió un comunicado solicitando a la milicia de Guéi pleno acatamiento a las nuevas autoridades.
Sin embargo, semanas después Gbagbo acusó al ex militar, establecido en una villa al oeste del país, de reclutar mercenarios liberianos con propósitos desestabilizadores, pero no emprendió ninguna acción contra él. Luego, en febrero de 2001, se anunció que Guéi estaba entre los dirigentes del nuevo partido político Unión para la Democracia y la Paz en Côte d'Ivoire (UDPCI), que se nutrió fundamentalmente de antiguos miembros del PDCI.
En noviembre Guéi asistió al Forum Nacional de la Reconciliación convocado por Gbagbo para intentar superar la grave polarización política y étnica que pendía como una espada de Damocles sobre el país. Ante los presentes, Guéi hizo una alocución más justificativa que contrita sobre sus actuaciones de 1999 y 2000, no obstante su evidente carácter antidemocrático y anticonstitucional y haber arrastrado al país al marasmo de violencia e inestabilidad en que se encontraba.
En enero de 2002 no faltó al muy esperado encuentro entre los cuatro cabezas de facción de la política nacional, en julio participó en las elecciones departamentales -con muy discretos resultados- y en agosto integró a su partido en el gobierno de unidad nacional ofrecido por el presidente. La cuota de representación de la UDPCI, sólo una cartera de las 37, no satisfizo al ex dictador, que probablemente se sintió desplazado de los conciliábulos políticos entre Gbagbo, Ouattara y Bédié.
Así que a comienzos de septiembre, entre acusaciones a Gbagbo de mala gestión y de detener injustificadamente a partidarios suyos, declaró rota su participación en el Ejecutivo, suscitándose dudas sobre las intenciones inmediatas de un antiguo militar golpista que no desistía de tener parcelas de poder con legitimación política.
El 19 de septiembre de 2002, mientras Gbagbo estaba en Italia, estalló una violenta revuelta militar en Abidján que presentó toda la traza de un golpe de Estado; los rebeldes, algunos en uniforme militar y otros vestidos de civil, fueron repelidos por la Policía paramilitar leal al presidente. La situación distaba de normalizarse cuando se difundió la noticia de que en el curso de la refriega Guéi fue muerto en un control de carreteras en la parte baja de Abidján por disparos de fuerzas gubernamentales, tras desobedecer su vehículo las órdenes de parar.
A la espera de determinar los móviles y filiaciones de los subversivos, que se hicieron fuertes en algunas ciudades sin intención de rendirse, así como el balance de víctimas (un centenar largo según cálculos preliminares), se conjeturó con que la rebelión pudo ser un intento de Guéi de recuperar el poder por la fuerza, pero esta vez con fatal desenlace para él.
(Cobertura informativa hasta 1/10/2002)