Rami Hamdallah

Un académico de Fatah y la OLP
Oriundo de Anabta, localidad del norte de Cisjordania que en el momento de su nacimiento, en 1958, aún formaba parte del Reino de Jordania —nueve años más tarde todo el territorio iba a ser arrebatado por Israel en la Guerra de los Seis Días—, tuvo acceso a una formación universitaria que repartió entre Ammán y Manchester. En 1982 obtuvo la licenciatura en Lingüística por la casa de estudios británica, tras lo cual fue reclutado como docente de Inglés por la Universidad Nacional Al-Najah de Nablus. En 1988 se sacó el título de doctor también en el Reino Unido, en la Universidad de Lancaster, y justo una década después, rigiendo ya en Cisjordania y Gaza la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con Yasser Arafat de presidente, se convirtió en el rector de Al-Najah.

Bajo la tutela de Hamdallah, Al-Najah multiplicó sus servicios lectivos y en 2011 se situó en la séptima posición en un ranking de las 100 mejores universidades del mundo árabe que confeccionó el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España. En esos momentos, Al-Najah, la más grande institución académica palestina, ofrecía 74 licenciaturas y 38 maestrías, y cada año 4.000 nuevos alumnos iniciaban sus cursos. En total, sus cuatro campus acogían a 22.000 estudiantes y a 300 profesores repartidos en 19 facultades.

El mandato universitario de Hamdallah, empero, también conoció algunos episodios polémicos. En 2010, seis profesores fueron arrestados por las fuerzas de seguridad de la ANP acusados de pertenecer a una organización caritativa vinculada al partido islamista Hamas, el cual, desde el violento conflicto armado de 2006-2007 con Fatah, el partido dominante en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y liderado por el sucesor de Arafat, Mahmoud Abbas, se había hecho fuerte en la franja de Gaza, donde había instalado un Gobierno rival. Luego, en 2011 un juzgado palestino ordenó el arresto de un profesor de Ciencia Política, Abdel Sattar Qassem, que había criticado abiertamente al rector, más la expulsión de cuatro alumnos de la Universidad. El responsable académico se había quejado a las autoridades y, según informaron las prensas palestina disidente e israelí entonces, ese movimiento desde el Rectorado había provocado la detención y el despido de Qassem.

Estos sucesos arrojaron un ligero tinte político a una carrera profesional desarrollada estrictamente en la academia. Fuera de las aulas y el mundo educativo, la actividad pública de Hamdallah era de escaso relieve, si bien en 2002 fue nombrado secretario general de la Comisión Electoral Central Palestina, órgano del que fue además vicepresidente en 2011. Hamdallah era miembro de Fatah, pero no formaba parte de sus estructuras dirigentes, el Comité Central y el Consejo Revolucionario.

Primer ministro de Palestina en 2013 y el fallido Gobierno de unidad con Hamas
Mantenerse al margen del primer plano de la política palestina y gozar de un prestigio únicamente de tipo cultural convirtieron a Hamdallah, a los ojos del presidente Abbas, en un buen candidato a primer ministro del Estado de Palestina (que como entidad autoproclamada, en 1988, y parcialmente reconocida ya por la Asamblea General de la ONU acababa de suplantar a la ANP, en consecuencia desaparecida, a efectos de representación nacional) en sustitución del dimitido Salam Fayyad, un economista perteneciente al pequeño partido Tercera Vía que desde 2007 venía encabezando el Gobierno de la OLP con sede en la ciudad cisjordana de Ramallah.

Fayyad presentó su renuncia el 10 de abril de 2013, en un momento de frustrante punto muerto en el interminable conflicto palestino-israelí, al cabo de 13 años de sangrientas convulsiones bélicas, un ramillete de iniciativas de paz frustradas y, para complicar aún más el escenario, la fractura de facto instalada en la ANP desde la voladura por los aires del Gobierno de unidad entre Fatah y Hamas en la miniguerra civil palestina 2007. Si bien las perspectivas pacificadoras en el marco de los históricos Acuerdos de Oslo de 1993 hacía tiempo que estaban difuntas, el Gobierno de Estados Unidos ya conducía un nuevo esfuerzo diplomático para intentar traer de vuelta a palestinos e israelíes a la mesa de negociaciones, una labor harto complicada por el intenso cruce de recriminaciones mutuas.

Así, si Abbas acusaba al Gobierno derechista israelí de Binyamin Netanyahu de sabotear las perspectivas de diálogo con su política de expansión colonial judía en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén oriental, contraviniendo el derecho internacional y la propia ley de Israel, este último advertía al anterior que su campaña unilateral para conseguir el reconocimiento del Estado de Palestina por gobiernos y organizaciones de todo el mundo suponía un obstáculo decisivo para cualquier acuerdo sobre el statu quo. Tres días después de recibirla en su despacho, Abbas aceptó la dimisión de Fayyad y casi dos meses después, el 2 de junio, el presidente palestino encargó formar el nuevo Gobierno a Hamdallah. Los observadores destacaron que la carencia por Hamdallah de una base de apoyos políticos, a diferencia del tecnócrata pero políticamente ambicioso Fayyad, le prefiguraba como un servidor gubernamental muy controlable por Abbas y Fatah.

El nombramiento de Hamdallah no fue reconocido por Hamas, uno de cuyos dirigentes, Ismail Haniya, quien fuera primer ministro por poco tiempo, entre 2006 y 2007, del efímero Gobierno de unidad en toda la ANP, seguía conduciendo el Ejecutivo palestino paralelo de Gaza. Hamdallah tuvo listo su Gabinete y tomó posesión al frente del mismo el 6 de junio, pero el 20 del mismo mes, en una confusa contramarcha nada rara en la tornadiza política palestina, el rector universitario anunció que dimitía debido a un "conflicto sobre su autoridad y competencias". Hamdallah decidió plantarse en protesta por los intentos de marcarle el terreno por parte de los dos viceprimeros ministros, Muhammad Mustafa y Ziad Abu Amro, quienes también fungían de asesores de Abbas. En la jornada siguiente, de nuevo por sorpresa, Hamdallah retiró su propia renuncia, pero el 23 de junio Abbas se la aceptó, aunque solo como preámbulo de su segundo nombramiento para el cargo, el 13 de agosto.

La extraña secuencia institucional había que enmarcarla, además de en los clásicos forcejeos en la cúpula del poder palestino, en las maniobras diplomáticas que desembocaron en la reanudación, el 14 de agosto, de las conversaciones directas entre palestinos e israelíes tras tres años de interrupción. La enésima tentativa de alcanzar un marco estable de paz lo protagonizaron en Jerusalén el veterano negociador palestino Saeb Erekat, la ministra israelí Tzipi Livni y el secretario de Estado de la Administración Obama, John Kerry, quien oficiaba de mediador.

Con este trasfondo, Hamdallah, del que los donantes internacionales esperaban más progresos en las esferas de la transparencia presupuestaria, la buena gobernanza económica y la cooperación con Israel en materia de seguridad, confirmó a los miembro de su Gabinete, que prestaron juramento por segunda vez el 19 de septiembre. El nuevo primer ministro explicó que su administración empezaba teniendo un carácter "transitorio", hasta que pudiera formarse un Gobierno de unidad con Hamas, elemento clave del proceso formal de reconciliación abierto en 2010 y que hasta la fecha no había arrojado fruto alguno.

La elevación de Hamdallah a la jefatura del Gobierno de Ramallah tuvo la virtud de desatascar dicho proceso, y eso pese a que Hamas había tachado de "ilegal" la designación por Abbas del académico. El 23 de abril de 2014 Fatah y Hamas sellaron un acuerdo de reconciliación que preveía la instalación del Gobierno de unidad y la celebración de elecciones al Consejo Legislativo en Cisjordania y Gaza; los últimos comicios, los de 2006, habían sido ganados por el partido islamista. Al día siguiente, el Gobierno israelí, que consideraba al poder de Gaza una entidad terrorista enemiga susceptible de ser atacada al menor gesto de hostilidad, elevó una enérgica protesta por esta transacción y declaró suspendidas las negociaciones con los emisarios de Abbas. El 25 de abril Hamdallah presentó su renuncia para permitir al presidente emitir un voto de confianza en su persona. El 29 de mayo, en efecto, Abbas, encomendó a Hamdallah la formación del Gobierno de unidad nacional.

El 2 de junio echó a andar el nuevo Ejecutivo con jurisdicción sobre la parte no ocupada de Cisjordania y sobre Gaza, de manera que en la franja meridional, desocupada y descolonizada unilateralmente por Israel en 2005, el Gobierno Haniya quedó disuelto. De todas maneras, no podía hablarse en realidad de una coalición, pues los ministros del segundo Ejecutivo Hamdallah eran todos tecnócratas no afiliados, si bien en su gran mayoría exhibían diversos grados de lealtad a Abbas o a Fatah. Paradójicamente, ninguno de los ministros mostraba vínculos cercanos a Hamas. Si el Gobierno Hamdallah recibía la denominación de unitario se debía únicamente a que era el resultado de un pacto de convivencia con la organización que dirigía desde el exilio Jaled Meshal.

Ahora bien, zanjar la fractura institucional en Palestina no equivalía a enterrar las mutuas desconfianzas y malquerencias. Para empezar, en Gaza, pese al cese del Gobierno Haniya, la autoridad seguía ejerciéndola de facto Hamas. Además, el Gobierno de Hamdallah era técnicamente ilegal, pues el Consejo Legislativo, controlado por Hamas, se negó a darle el visto bueno. Con todo, este déficit de legitimidad resultó ser menos oneroso que la reanudación, con la mayor de las virulencias, del estado de guerra abierta entre Hamas y el Ejército de Israel, que entre el 8 de julio y el 26 de agosto sometió a Gaza a un devastador castigo militar, aéreo y terrestre, la Operación Borde Protector, la cual se saldó con la muerte de dos millares largos de palestinos, entre civiles y militantes, y de 66 soldados y seis civiles israelíes.

La última guerra de Gaza vino a echar combustible a los rescoldos de la vieja animosidad entre Fatah y Hamas, que se enzarzaron en otra ronda de acusaciones, sobre la irresponsabilidad criminal del segundo al provocar a Israel con disparos de cohetes y sobre la insolidaridad, también criminal replicaba Hamas, del primero con la lucha de resistencia frente a la agresión israelí en Gaza. En octubre de 2014 hubo un atisbo de reconducción de las relaciones interpalestinas, imprescindibles para iniciar las labores de reconstrucción de la franja, con la celebración por Hamdallah de un Consejo de Ministros en la ciudad de Gaza. Pero acto seguido, comenzó una espiral de enfrentamientos en la Ciudad Vieja de Jerusalén y de ataques de radicales palestinos contra población judía en asentamientos de colonos y en áreas urbanas de Israel.

En marzo de 2015 la Policía a las órdenes de Hamdallah practicó decenas de detenciones de miembros de Hamas en Cisjordania. En abril, quedó interrumpido el diálogo interministerial en Gaza. Finalmente, el 17 de junio, el Gobierno mal llamado de unidad dimitió en bloque, si bien Abbas trasladó a Hamdallah la consigna de seguir en su puesto y supervisar la "remodelación técnica" que el presidente, con el boicot airado de los islamistas, pensaba acometer. En lo sucesivo, el Gobierno de Hamdallah fue presentado como uno "de consenso". En estas circunstancias de ruptura, las elecciones legislativas que según el acuerdo de abril de 2014 debían celebrarse en el plazo de seis meses quedaron postergadas indefinidamente.

Rami Hamdallah perdió a tres de sus hijos, dos gemelos de once años y un hermano de nueve, en un accidente de tráfico.

(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 23/6/2016. El ejercicio de Rami Hamdallah como primer ministro de Palestina concluyó el 13/4/2019, luego de serle aceptada la dimisión (29/1/2019) por el presidente Mahmoud Abbas y una vez fracasado (19/10/2016) el segundo Gobierno de unidad entre Fatah y Hamás. Su sucesor fue Mohammad Shtayyeh).