Prabowo Subianto

 

En su tercer intento en estas lides, Prabowo Subianto, candidato del movimiento conservador-populista Gerindra y un colectivo de siete partidos aliados, ganó la elección presidencial del 14 de febrero de 2024 en Indonesia; con el 59% de los votos, se ahorró la segunda vuelta. Antiguo general del Ejército y desde 2019 ministro de Defensa, su figura ocupa un lugar prominente en la vida política de la andadura democrática del país. Sin embargo, en su historial militar pesa su participación en las sangrientas operaciones represivas de la dictadura (1967-1998) del presidente Suharto, de quien fue yerno y al que sirvió lealmente hasta el mismo día de su caída.

Con sus 280 millones de habitantes, Indonesia es el cuarto país más populoso del mundo y la tercera democracia más grande tras India y Estados Unidos. Su economía, ampliamente diversificada y a la que las industrias extractivas de recursos naturales y las exportaciones de bienes aportan porciones cuantitativamente menores, viene creciendo desde el inicio del siglo a un ritmo muy regular que oscila en torno al 5% anual; la recesión pandémica fue leve, del 2%. En estas elecciones, Prabowo ha hablado de alcanzar una tasa del 7% gracias al aumento de las inversiones foráneas en industria y tecnología. Considerando el PIB/PPA, este país en desarrollo y economía emergente de ingresos medios-altos ocupa el séptimo lugar en la tabla global, superando de hecho a las economías de Francia, Reino Unido o Brasil. Por peso demográfico, situación estratégica, riqueza minera (destacando el níquel, esencial para la fabricación de baterías para coches eléctricos, del que un tercio de la producción mundial se concentra aquí) y potencial industrial, Indonesia tiene un futuro prometedor por delante.

Prácticamente un archipiélago-continente por la multiplicidad de islas, etnias e idiomas que lo componen, Indonesia, donde el Islam es profesado por el 87% de la población, ha logrado tejer con toda esta variedad física y humana un modelo nacional de estabilidad, moderación y convivencia. La situación actual es el resultado de una evolución positiva partiendo de un escenario sumamente convulso que hace un cuarto de siglo llegó a comprometer la integridad estatal. El terrorismo yihadista, muy activo años atrás en Sulawesi y Java, ha caído a niveles residuales, mientras que la mayoría de los conflictos de tipo sectario, comunitario o secesionista, exacerbados tras el final del Nuevo Orden de Suharto, pudieron ser reconducidos por la vía negociada. El único conflicto armado activo, de baja intensidad, es el que desde hace seis décadas afecta a las provincias de Papúa.

El presidente saliente, Joko Widodo, se despide con un elevado nivel de popularidad por la sensación de legado bonancible en la modernización económica, el desarrollo humano y las relaciones internacionales, al haber hecho de Indonesia un interlocutor privilegiado de las grandes potencias y un país de peso en el G20 y el TPP11, además de las membresías en la APEC y ASEAN. Ahora bien, un sector de la sociedad indonesia considera preocupantes cambios acometidos en sus diez años de mandato como la interrupción de la moratoria de la pena de muerte para los reos de narcotráfico, la prohibición de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, la pérdida de impulso de la lucha anticorrupción o el deterioro de la libertad de prensa. 

No menos polémico fue el nombramiento de Prabowo como ministro de Defensa para desactivar su agresiva impugnación del resultado electoral de 2019, cuando el general retirado volvió a ser derrotado por Widodo en justa liza. Además, Widodo, del centrista Partido Democrático Indonesio por la Lucha (PDIP), necesitaba sumar a la formación derechista de Prabowo, el Gerindra, tercera fuerza de la Cámara de Representantes Populares, a su proyecto de supercoalición de Gobierno. Ahora en 2024, el candidato del PDIP, Ganjar Pranowo, ha quedado en un distante tercer puesto. La controvertida alianza personal entre Prabowo y Widodo alcanza al compañero de fórmula del primero para el puesto de vicepresidente: la candidatura recayó en el hijo mayor del segundo, Gibran Rakabuming Raka. Los retrocesos que la dimensión liberal del sistema indonesio ha podido experimentar en la última década han sido parejos al aumento de la influencia política del conservador Prabowo, quien a golpe de apariciones festivas en TikTok, bailando y luciendo su rostro más amable, ha sabido captar el voto joven antes capitalizado por Widodo.

No obstante su siniestra aureola de oficial impulsivo violador de los derechos humanos (aunque nunca tocado por la justicia penal), su reputación de nacionalista radical y los guiños lanzados al islamismo intransigente en las campañas presidenciales de 2014 y 2019, ahora, Prabowo, de 72 años, indica que continuará la línea de su predecesor en el Palacio Merdeka de Yakarta, la cual, con algunas reservas, puede ser calificada de equilibrada y pragmática. Con respecto a la guerra de Ucrania, Widodo ha venido ofreciendo a Moscú y Kyiv una mediación a partir de la condena de la invasión rusa y preocupado por las salpicaduras del conflicto europeo en el comercio internacional, pues Indonesia es bastante dependiente de los cereales ucranianos y los fertilizantes rusos. Está por ver si mantendrá este intento de canal diplomático, hasta la fecha estéril, el nuevo mandatario, quien en 2023 hizo una propuesta de paz que no contemplaba la previa retirada por Rusia de los territorios invadidos. Por otro lado, quien se definió en su momento como un "militar constitucionalista" y es dueño de un ingente patrimonio empresarial presenta una afinidad exterior prochina y, en general, proasiática. 

(Texto actualizado hasta 22 febrero 2024)

 

 

Hijo del influyente economista Sumitro Djojohadikusumo, quien fuera varias veces ministro con los presidentes Sukarno y Suharto, el elevado estatus de su familia le aseguraba una buena posición profesional entre las élites javanesas que dirigían el país desde la independencia nacional, arrancada a los Países Bajos por la vía de la insurrección armada en 1949, dos años antes de nacer él. Sin embargo, en lugar de abrazar la formación universitaria y economicista de sus mayores, el joven, que recibió una educación escolar plurilingüe en varios países de Europa y Asia, paradas temporales del exilio de su padre en su época de opositor a Sukarno y asociado a grupos separatistas de Sumatra, optó por labrarse una carrera en las Fuerzas Armadas de la República de Indonesia (ABRI). En 1970, una vez completado el bachillerato en la American School de Londres, se enroló como cadete en la Academia Militar de Magelang, donde tuvo como compañero de promoción a otro futuro presidente de la República, Susilo Bambang Yudhoyono.


 

LUGARTENIENTE E HIJO POLÍTICO DE SUHARTO

En 1974 Prabowo obtuvo la graduación como oficial y dos años después fue asignado al Mando de Fuerzas Sandhi Yudha (Kopassandha), posteriormente llamado Mando de Fuerzas Especiales (Kopassus). Sus superiores le destinaron a Timor Oriental, el antiguo territorio portugués que el general y presidente Suharto había ordenado invadir en diciembre de 1975 para suprimir la república proclamada por los independentistas locales y a continuación anexionarlo como una provincia indonesia más. La agresión de Yakarta desafió las resoluciones de la Asamblea General de la ONU, que reclamaba la descolonización de la parte este de la isla sobre cuya mitad occidental Indonesia ya ejercía la soberanía. 

El oficial veintañero fue puesto al frente de una unidad de comandos del Ejército intensamente involucrada en los combates contra el Frente Revolucionario de Timor Este Independiente (FRETILIN) y su brazo guerrillero, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Timor Este (FALINTIL). Con el rango de teniente, Prabowo comandó la misión que en diciembre de 1978 condujo a la captura e inmediato asesinato de Nicolau dos Reis Lobato, comandante en jefe de las FALINTIL, presidente del FRETILIN y primer ministro y presidente en funciones de la autoproclamada República Democrática de Timor Este (RDTL). Algunas fuentes señalan que la columna de Prabowo fue guiada hasta el escondrijo de Lobato por un hermano colaboracionista de este.

A Lobato le tomó el relevo Xanana Gusmão, nuevo líder político y militar de la resistencia timoresa, quien consiguió eludir las operaciones de sus enemigos para eliminarle. El servicio de Prabowo en Timor Oriental duró un lustro más, tiempo en el cual los timoreses padecieron una brutal ocupación que iba a prolongarse hasta la liberación, forzada por la intervención internacional, en 1999. Esta ocupación adquirió proporciones genocidas por la conjunción del hambre y las epidemias como consecuencia de los operativos de tierra quemada conducidos por el Ejército Indonesio, y las matanzas directas de paisanos considerados rebeldes, disfrazadas por las autoridades de "campañas de pacificación". Las distintas formas de violencia mataron a aproximadamente 200.000 timoreses, es decir, un cuarto de la población indígena. 

Hoy, sus detractores creen que Prabowo pudo estar personalmente involucrado en algunas de estas violaciones humanitarias a gran escala; en particular, los familiares de las víctimas le acusan de estar detrás de la conocida como masacre de Kraras, perpetrada en el verano de 1983 en el municipio de Viqueque como represalia por una emboscada de las FALINTIL y que costó la vida a más de 200 civiles. El antiguo militar refuta esta imputación y otras que vendrían más adelante.

1983 fue también el año en que Prabowo accedió por todo lo alto a los círculos del poder del régimen anticomunista y prooccidental de Suharto, el llamado Nuevo Orden, al contraer matrimonio con la segunda hija del dictador, Siti Hediati Hariyadi, llamada popularmente Titiek Suharto. Al año siguiente la pareja alumbró a su único hijo, Ragowo Didit Hediprasetyo. Carente de inquietudes militares o políticas y dedicado a las actividades artísticas y creativas, Didit Hediprasetyo llegaría a convertirse en un exitoso diseñador de moda afincado en Francia.

Ser yerno de Suharto, el autoritario y corrupto mandamás de Indonesia, era toda una garantía de brillantes ascensos en las ABRI para Prabowo, quien sin embargo siguió siendo un oficial esencialmente de campo, movilizado en operaciones especiales sobre el terreno, y no de despacho. En 1985 asistió a un curso avanzado para oficiales de infantería en Fort Benning, Georgia, del que salió capacitado para liderar un batallón de fuerzas aerotransportadas del Mando de la Reserva Estratégica del Ejército (Kostrad). En 1993, ostentando el rango de teniente coronel, volvió a dirigir operaciones antiguerrilleras en Timor, en diciembre de 1995 recibió los galones de comandante general del Kopassus y en mayo de 1996 se desplazó a las montañas de Papúa con motivo de la Operación Mapenduma, organizada para rescatar a un grupo de científicos capturados por el separatista Movimiento Papúa Libre (OPM). Una vez liberados los rehenes supervivientes, Prabowo desencadenó una ofensiva contra los rebeldes.

En marzo de 1998, en un momento de creciente descontento popular por la aguda crisis económica y financiera, el desempleo al alza y el hartazgo de la mayoría de la población tras tres décadas de persecuciones, abusos, elecciones amañadas y corrupción galopante, Prabowo fue nombrado comandante en jefe del Kostrad en sustitución del general Sugiono. El veterano dictador quería blindarse con la ayuda de un grupo de altos oficiales de toda confianza y su yerno, ascendido a teniente general y cuyo perfil de militar politizado ya había quedado de manifiesto con sus intimidaciones a los periódicos que eludían las consignas oficiales y a políticos de la oposición, estaba listo para acatar las órdenes que se le dieran, incluso para actuar por su cuenta si era preciso. La ocasión se planteó en mayo al estallar en las principales ciudades de Java y Sumatra una serie de masivas protestas antigubernamentales que tomaron también un cariz de pogromos contra la minoría étnica china.

Marcando un contraste con la cautela del general Wiranto, comandante en jefe de las ABRI y ministro de Defensa, Prabowo dio rienda suelta a su celo represivo y desplegó a los soldados del Kostrad para que reimpusieran el orden por la fuerza en Yakarta y Yogyakarta, sumidas en el caos por los disturbios y los saqueos. Unidades de refuerzo del Kopassus fueron enviadas a toda prisa desde Timor y a las tropas del Gobierno se les unieron bandas de matones civiles procedentes de Sumatra. Todo este dispositivo a las órdenes directas de Prabowo, partidario de decretar la ley marcial, sembró el terror entre los manifestantes durante unos días, pero la protesta no amainó y al final Suharto, presionado por sus colaboradores más moderados y desvalido por Estados Unidos, se plegó a dimitir. Era el 21 de mayo de 1998. 

El nuevo presidente, Bacharuddin Jusuf Habibie, hasta entonces vicepresidente de la República, empezó de inmediato a desmantelar el Nuevo Orden en aras de una rápida reforma democrática y una de sus primera medidas fue despedir a Prabowo de la comandancia del Kostrad, transferida en funciones al general Johny Lumintang. Habibie y Wiranto se aliaron para impedir la pretensión del teniente general, cuyas reacciones temperamentales conocían bien, de convertirse en el jefe de las ABRI, tras la cual adivinaban su ambición de la misma Presidencia de la República. De hecho, corrió el rumor de que Prabowo había infiltrado a sus hombres en la protesta de los estudiantes e instigado los ataques a la comunidad chino-indonesia para favorecer sus intereses personales. Todo, en un confuso marco de intrigas y movimientos fácticos en la cúpula del régimen al percatarse sus capitostes de que el anciano Suharto estaba acabado.


 

ASPIRANTE DERECHISTA EN LA INDONESIA DEMOCRÁTICA

Para Prabowo, arrastrado por su suegro y caído en desgracia, fue el comienzo de un período oscuro del que iba a sobreponerse completamente. Su matrimonio acabó en divorcio y las ABRI, en adelante llamadas Ejército Nacional de Indonesia (TNI), le expulsaron de sus filas con deshonor, al hallarle culpable de "malinterpretar órdenes" en el secuestro y maltrato de 23 estudiantes anti-Suharto entre 1997 y 1998, cuando estaba al mando del Kopassus. El desafuero se saldó con la muerte de uno de los jóvenes y la desaparición de 13 compañeros, a los que no volvería a verse. 16 años después, Prabowo iba a admitir los secuestros, pero solo de quienes sobrevivieron a sus captores y fueron liberados, y justificando su proceder porque él solo "obedecía órdenes". 

1998 el TNI apreció también indicios de una tentativa golpista por su parte en las primeras horas de la presidencia de Habibie, al que un furibundo Prabowo habría intentado someter presentándose en el Palacio de Merdeka al frente de un pelotón de soldados del Kostrad. Con todo, ningún juzgado o fiscalía emprendió acciones contra Prabowo por estos hechos y ni siquiera hay constancia de denuncias formales. En cambio, varios de sus subordinados sí fueron juzgados, condenados y presos.

El ex uniformado estuvo tres años exiliado en Jordania y a su vuelta en 2001, con las aguas ya remansadas, estrenó la faceta de próspero hombre de negocios de la mano de su hermano menor, el rico empresario Hashim Djojohadikusumo. Mientras Indonesia recobraba y consolidaba la democracia bajo las presidencias de Abdurrahman Wahid (1999-2001), del Partido del Despertar Nacional (PKB), y Megawati Sukarnoputri (2001-2004), jefa del Partido Democrático Indonesio por la Lucha (PDIP) e hija del padre de la independencia, Prabowo fue amasando una gran fortuna, clave para financiar sus futuras campañas políticas. Su conglomerado de empresas, el Nusantara Group, comercializaba pasta de papel, carbón, derivados del petróleo, aceite de palma y pesca, entre otros productos del sector primario. Además, empezó a cultivar la imagen de defensor de los pequeños productores del campo.

En abril de 2004 Prabowo contendió en la elección interna de la candidatura presidencial del Partido de los Grupo Funcionales (Golkar), la agrupación derechista que había detentado la hegemonía bajo Suharto y que ahora retenía una posición muy influyente en la Era de la Reforma (Reformasi), al tratarse de la segunda fuerza parlamentaria y participar en el Gobierno de coalición de Sukarnoputri. El anterior comandante de la Reserva Estratégica fue el menos votado de los cinco pretendientes, a la cabeza de los cuales estaba el ex general Wiranto; luego, en la elección presidencial directa y a doble vuelta de julio y septiembre, Wiranto quedó tercero tras Sukarnoputri y el postulante vencedor, Susilo Bambang Yudhoyono por el Partido Democrático (PD, de centro moderado), aunque a cambio el Golkar se encaramó a la primera posición en la Cámara de Representantes Populares (DPR).

Tras este revés, Prabowo entró en el Consejo Asesor del Golkar, hasta su renuncia en julio de 2008. Para entonces, su hermano Hashim y otros partidarios, la mayoría procedentes del Golkar también, ya habían organizado para él un partido de nuevo cuño y guiños populistas llamado Movimiento de la Gran Indonesia (Gerindra). Lanzado el 6 de febrero y con el profesor de Agricultura Suhardi de presidente, el Gerindra se presentaba como una formación de credo nacionalista perfectamente ajustada al Pancasila, el credo ético formulado por Sukarno en los años de la Revolución Nacional contra los holandeses e incorporado al préambulo de la Constitución de 1945 a modo de ideario cardinal del Estado, el cual descansa en cinco preceptos: la creencia en Dios, la unidad nacional, el humanismo internacional, la democracia representativa y la justicia social.

De cara a las elecciones presidenciales de julio de 2009, Prabowo trabó una alianza nada previsible con la ex presidenta Sukarnoputri, quien aceptó la entente PDIP-Gerindra para impedir la reelección de Yudhoyono. Prabowo se presentó para vicepresidente en el binomio encabezado por Sukarnoputri, pero solo obtuvieron el 26,8% de los votos. En las legislativas, el Gerindra tuvo un debut harto discreto y, con menos del 5% de los votos, metió a 26 diputados en la DPR de 560 miembros. El partido de Prabowo permaneció en la oposición a lo largo del segundo Gobierno de Yudhoyono, pero el entendimiento con el PDIP, un partido de centro progresista, no fue renovado; al final de la legislatura, se acercó al PD y el Golkar.

Prabowo se preparó a fondo para disputar la elección presidencial del 9 de julio 2014, a la que acudió arropado por todos los partidos del arco oficialista. La importante subida de su agrupación en los comicios del 9 de abril, hasta los 73 escaños con el 11,8% de los votos, le hizo concebir las mejores expectativas. Además del devaluado PD de Yudhoyono, sin candidato propio y plegado a servir de mero soporte del Gerindra y su plataforma conservadora, los valedores de Prabowo eran el Golkar, el Partido del Mandato Nacional (PAN, centro-derecha islámico), el Partido de la Justicia y la Prosperidad (PKS, derecha islamista), el Partido del Desarrollo Unido (PPP, centro-derecha islamista) y el extraparlamentario y también islamista Partido de la Estrella Creciente (PBB). La alianza sexpartita de Prabowo reunía 353 diputados en la DPR, es decír, una amplia mayoría absoluta. La candidatura a vicepresidente recayó en el jefe del PAN, Hatta Rajasa.

El único pero potente adversario de Prabowo era Joko Widodo, alias Jokowi, carismática figura de humildes orígenes con un currículum de alcalde de Surakarta y gobernador de Yakarta. Widodo era la personalidad estrella del PDIP, escogida por el partido para candidatear en lugar de una Sukarnoputri en horas bajas tras dos derrotas consecutivas, y su opción fue abrazada por el PKB (centrista) del ya fallecido ex presidente Wahid, el NasDem (centro-izquierda), el Partido de la Conciencia Nacional (Hanura, centro) y el Partido Indonesio de la Justicia y la Unidad (PKPI). 

Prabowo libró una campaña incómoda, sometido al renovado escrutinio de las organizaciones pro-derechos humanos por su oscuro historial en los años del Nuevo Orden y comprobando cómo el dinámico Widodo se metía en el bolsillo a los electores jóvenes con su estilo moderno y sus mensajes de fuerte orientación social. A la avalancha de inversiones y subsidios sociales prometida —no sin algún exceso populista— por Widodo y el claro compromiso del candidato demócrata con el libre mercado y el comercio abierto, Prabowo, siempre nacionalista y con un matiz prochino en cuanto a la política exterior, contrapuso el proteccionismo agrícola y la reducción de las importaciones alimentarias, medidas sin duda del agrado del campesinado. Al final, Widodo resultó más convincente y se llevó la victoria con el 53,1% de los votos. Prabowo tuvo un mal perder y rehusó reconocer los resultados publicados por la Comisión General de Elecciones (KPU). Sin embargo, la denuncia de supuesto fraude en su contra fue desestimada por la Corte Constitucional. A Prabowo le quedó el consuelo de ejercer como el líder de la oposición al nuevo Ejecutivo, al mando de un bloque que dominaba el Parlamento.

Para su segunda tentativa electoral, las presidenciales del 17 de abril de 2019, Prabowo, que en septiembre de 2014 asumió la presidencia nominal del Gerindra tras producirse el fallecimiento de Suhardi y cuyo nombre apareció en los Paradise Papers de 2017 sin mayor repercusión, contó con un elenco de adhesiones achicado. El PD, el PAN y el PKS renovaron sus respaldos, pero el Golkar, el PPP y el PBB esta vez se decantaron por Widodo, aspirante a la reelección para un segundo período de cinco años. Sandiaga Uno, vicegobernador de Yakarta y miembro del Gerindra, fue escogido por Prabowo para la Vicepresidencia. Tampoco esta vez hubo éxito. Montado en una ola de popularidad, el mandatario en ejercicio recibió el 55,5% y volvió a batir al antiguo teniente general, al que votaron el 44,5% de los electores participantes, dos puntos menos que en 2014. El gancho de Widodo, que podía ofrecer a los votantes una plétora de realizaciones económicas y sociales, fue superior a la retórica nacionalista de Prabowo, llena de evocaciones trumpistas, sobre la necesidad de restaurar la "grandeza" de Indonesia.

La reacción negativa del perdedor fue más agresiva que la vez anterior. Volvió a denunciar un fraude "masivo y sistemático" que al margen de su campo nadie más apreció dentro o fuera de Indonesia, impugnó los resultados oficiales de la KPU y evitó poner freno a las algaradas violentas de sus seguidores más exaltados, que condujeron a la intervención de la Policía antidisturbios con un balance de ocho muertos y cientos de heridos. El rechazo por la Corte Constitucional de su demanda el 27 de junio no puso fin a la pataleta de Prabowo, que solo pudo ser aplacado por Widodo con el ofrecimiento de entrar en su próximo Gabinete llevando un ministerio de gran peso, el de Defensa. El 15 de julio Prabowo escenificó su acatamiento del resultado electoral, felicitó e incluso pidió disculpas a Widodo, que el 23 de octubre, tras prestar juramento de su segundo mandato presidencial, nombró a su nuevo aliado ministro de Defensa en lugar de Ryamizard Ryacudu, titular del cargo desde 2014. El Gerindra, que ahora disponía de 78 diputados en la DPR, cinco más que en la legislatura precedente, se integró así en el nuevo Gobierno Indonesia Adelante, supercoalición de hasta 11 partidos que solo dejaba fuera al PKS de Sohibul Iman.

Como ministro de Defensa, Prabowo dispuso un aumento importante del gasto militar y la adquisición de nuevas unidades modernas para la Fuerza Aérea y la Armada. En octubre de 2020 visitó Estados Unidos en respuesta a la invitación del secretario de Defensa Mark Esper y previo levantamiento por Washington de la vieja sanción que pesaba en su contra por su identificación con las violaciones humanitarias durante los años de Suharto. En junio de 2023 propuso a Ucrania y Rusia un plan de paz de tres puntos —cese de hostilidades, establecimiento de zonas desmilitarizadas en las líneas del frente y referendos en los territorios disputados— que tuvo una mala acogida internacional —salvo por China— y mereció la respuesta tibia de Widodo. El presidente matizó que la proposición de su ministro, auque positiva, no era más que una invitación al diálogo entre las partes en guerra y no representaba la posición oficial de Indonesia, cuyas condena de la invasión rusa y exigencia de la retirada de los territorios ucranianos ocupados eran claras.

En agosto de 2022 Prabowo aceptó la tercera nominación presidencial por su partido, en enero de 2023 lanzó oficialmente su precampaña y en octubre siguiente registró su candidatura en nombre de la Coalición Indonesia Avanzada (KIM), donde el Gerindra capitaneaba al Golkar de Airlangga Hartarto, el PD de Agus Harimurti Yudhoyono (hijo del ex presidente), el PAN de Zulkifli Hasan, el PBB de Yusril Ihza Mahendra, el Partido de la Solidaridad Indonesia (PSI) de Kaesang Pangarep, el Garuda de Ahmad Ridha Sabana y el Gelora de Anis Matta. En un formidable golpe de efecto, el binomio presidencial de Prabowo fue completado con el alcalde de Surakarta, Gibran Rakabuming Raka, quien era el primogénito de Widodo. La candidatura del vástago del presidente, de 36 años, fue habilitada por el Tribunal Constitucional no obstante estipular la Constitución del país el mínimo de la cuarentena de edad para optar a la Vicepresidencia o la Presidencia de la República. 

Prabowo se enfrentaba a dos rivales: Ganjar Pranowo, hasta septiembre de 2023 gobernador de Java Central y designado por el PDIP (pero no arropado por su conmilitón Widodo, quien por el contrario deslizó sus simpatías por la plataforma de su hijo y el todavía su ministro de Defensa), el cual recabó los apoyos del PPP, el Hanura y el Perindo; y el independiente Anies Baswedan, ex gobernador de Yakarta y sostenido por el PKB, el PKS, el NasDem y el Ummat.

(Cobertura informativa hasta 22/2/2024)