Paul Biya

Recibió su educación en la Escuela de la misión católica de Ndem, en los seminarios San Tarcisio de Edéa y de Akono, y en el Liceo General Leclerc de Yaoundé, donde recibió el título de bachiller. Posteriormente amplió su formación en París, primero en el prestigioso Liceo Louis le Grand, y luego en la Universidad de la Sorbona, el Instituto de Estudios Políticos y el Instituto de Estudios Superiores de Ultramar, por las que obtuvo, respectivamente, la licenciatura en Derecho Público y sendos diplomas de especialización.

Biya fue, por tanto, uno de los más preparados integrantes de la élite autóctona, formada en Europa y llamada a dirigir el país cuando Francia otorgara la independencia. Dos años después de producirse ésta, en 1962, regresó a Camerún para hacerse cargo del Departamento de Ayuda Exterior del Gobierno, a las órdenes directas del presidente Ahmadou Ahidjo. En 1964 fue nombrado director de gabinete en el Ministerio de Educación Nacional, Juventud y Cultura, y al año siguiente secretario general del ministerio. En diciembre de 1967 pasó a dirigir el Gabinete Civil de Ahidjo y al cabo de un mes tomó la Secretaría General de la Presidencia, con rango de ministro.

En junio de 1970 certificó su prerrogativa sobre el aparato presidencial al recibir su oficina la condición de Ministerio del Estado. El 30 de junio de 1975 Ahidjo le nombró primer ministro y vicepresidente de la Unión Nacional Camerunesa (UNC), el partido único del régimen desde que en septiembre de 1966 se fusionaran la Unión Camerunesa y el Partido Democrático Nacional de Kamerún, que eran respectivamente las fuerzas políticas dominantes en los estados Oriental (francófono) y Occidental (anglófono) del país. Con aquella promoción, Biya se confirmó como la incuestionable mano derecha de Ahidjo y su heredero político. Efectivamente, la reforma constitucional de junio de 1979 estableció que el primer ministro asumiría la jefatura del Estado en caso de vacancia, con lo que la cuestión sucesoria quedó zanjada.

El 4 de noviembre de 1982 Ahidjo, alegando motivos de salud, anunció inesperadamente la dimisión y dos días después Biya asumió la Presidencia con su público parabién. Sin embargo, pronto emergieron graves diferencias personales entre Biya y Ahidjo, presumiblemente porque aquel no estaba dispuesto a la transacción con un ex presidente que, si bien estaba retirado de las tareas gubernativas, conservaba cotas de poder desde su continuidad al frente de la UNC. Tras un ácido cruce de acusaciones, en las que Ahidjo denunció el "régimen policial" de su antiguo protegido, el 22 de agosto de 1983 Biya anunció la desarticulación de un complot tramado por partidarios del anterior -quien sin esperar las seguras represalias huyó a Francia-, y para excusar hipotéticos contragolpes destituyó al primer ministro, Bello Bouba Maigari.

El 27 de agosto las aguas volvieron a su cauce cuando desde el exilio Ahidjo informó que renunciaba a la presidencia de la UNC, a la que Biya fue formalmente elevado el 14 de septiembre. Este inesperado antagonismo se enmarcó en luchas personales por el poder, pero también en una diferente visión de la ordenación territorial de un Estado que, como consecuencia de su doble colonización, presentaba una división de culturas, según un trazo en diagonal, entre el norte-oeste musulmán y anglófono, y el sur-este cristiano y francófono. Ahidjo era un norteño receptivo a los particularismos del antiguo territorio británico y tendía a apoyarse en estructuras de poder de tipo tribal, mientras que el sureño Biya era un firme defensor del Estado centralizado y fuerte, conforme el modelo establecido tras la abolición del federalismo en junio de 1972.

El 14 de enero de 1984 Biya se hizo confirmar en unas elecciones presidenciales con el 99,9% de los votos en virtud a su única candidatura, a pesar de que una reciente enmienda constitucional permitía las candidaturas independientes de la UNC. Días después, el cargo de primer ministro fue abolido y sus funciones en el Consejo de Ministros asumidas por el presidente. El 4 de febrero la nación pasó a denominarse de República Unitaria de Camerún a simplemente República de Camerún, indicando la intención de Biya de borrar toda referencia simbólica a la dualidad cultural del país.

En abril del mismo año Biya sofocó sin ahorro de violencias una intentona golpista de musulmanes norteños, tras la cual le pareció advertir la mano de Ahidjo, quien en febrero había sido condenado a muerte in absentia. Fue ésta la última tentativa seria contra su poder, en lo sucesivo firmemente asentado y con regusto autocrático, decepcionando a los que pensaron que su ascenso iba a traer un cambio democrático. En las elecciones generales del 24 de abril de 1988, siempre en el contexto no competitivo, Biya fue reelegido con el 98,7% de los votos y el Reagrupamiento Democrático del Pueblo Camerunés (RDPC, nuevo nombre de la UNC desde el 24 de marzo de 1985) copó los 180 escaños de la Asamblea Nacional.

La política exterior del presidente camerunés continuó punto por punto la trayectoria moderada y prooccidental de su predecesor. Así, se subordinó a los intereses de Francia en el conflicto de Chad, dando soporte al presidente Hissène Habré frente a las guerrillas locales y el Ejército libio. También formó con el zaireño Mobutu Sese Seko, el togolés Gnassingbé Eyadéma y el gabonés Omar Bongo (todos ellos bastante más veteranos en el ejercicio del poder y, como él -salvo Mobutu, derrocado y fallecido en 1997-, asidos al mismo en la actualidad) el cuarteto de aliados incondicionales de la antigua metrópoli en esta parte de África. Por otro lado, en agosto de 1986 Biya se reunió en Yaoundé con el primer ministro israelí, Shimon Peres, para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas rotas en 1973.

El 19 de diciembre de 1990, en respuesta a una serie de disturbios prodemocracia, contundentemente reprimidos por las fuerzas de seguridad, Biya promulgó el multipartidismo y puso en marcha un proceso de transición dirigido "desde arriba", sin acceder a las exigencias de la oposición, capitaneada por el anglófono Frente Socialdemócrata (SDF), de una conferencia nacional del tipo de las habidas en países vecinos.

Como concesiones, el 26 de abril de 1991 volvió a instaurar la oficina de primer ministro -para la que nombró a Sadou Hayatou-, decretó una amnistía general y anunció elecciones legislativas anticipadas. Pero los partidos de la oposición siguieron exigiendo que se les consultara en la confección de un calendario de transición democrática; entre tanto, pese a los muchos muertos (entre 200 y 300 en dos años) que la estrategia producía frente a un presidente renuente a transigir, siguió organizando protestas y campañas de desobediencia.

El 1 de marzo de 1992 se celebraron los primeros comicios pluralistas desde 1964. Con el boicot de una parte significativa de la oposición, cuyos llamamientos tuvieron más acogida en las regiones de norte, el RDPC obtuvo 88 escaños, esto es, tres por debajo de la mayoría absoluta, seguido de cerca por la Unión Nacional para la Democracia y el Progreso (UNDP) con 68 actas (el SDF practicó el boicot). El 9 de abril Simon Achidi Achu (RDPC) formó un gobierno de coalición con el Movimiento para la Defensa de la República (MDR), que aportaba seis escaños en la Asamblea y aseguraba allí la mayoría absoluta del oficialismo. Al ser Achidi Achu anglófono, Biya pretendía contrarrestar la popularidad de John Fru Ndi, líder del SDF.

El 11 de octubre del mismo año tuvieron lugar las elecciones presidenciales, en las que Biya, con el 39,9% de los votos y una participación del 54%, obtuvo un nuevo mandato, de cinco años, que inauguró el 3 de noviembre. Los dos candidatos de entidad derrotados, Fru Ndi y el ex primer ministro Bouba Maigari, del UNDP, denunciaron la comisión de un fraude a gran escala, imputaciones que fueron asumidas por los observadores internacionales hasta el punto de cuestionar la validez de la consulta. De hecho, la organización estadounidense Instituto Nacional Democrático publicó a finales de mes un informe concluyente sobre la adulteración de las elecciones.

Con el respaldo de Francia, que ha financiado decisivamente una economía muy voluble por las tendencias a la baja en los precios del cacao, el café y el petróleo (las principales producciones) y por el retraso de las reformas estructurales, Biya se sintió autorizado para congelar el proceso democratizador iniciado en 1990 y restaurar un orden dictatorial a todos los efectos. El 18 de enero de 1996 promulgó una Constitución que confirmaba la naturaleza unitaria del Estado y ampliaba la duración del mandato presidencial a siete años.

Durante los años noventa, la reputación internacional de Biya quedó disminuida por las conclusiones muy negativas sobre la situación de los Derechos Humanos en Camerún, fundamentalmente en lo relacionado con la práctica de la tortura, publicadas por la Comisión ad hoc de la ONU y Amnistía Internacional. Por otro lado, el país ha encabezado habitualmente los informes de publicaciones económicas sobre índices de corrupción en el mundo.

En las elecciones legislativas del 17 de mayo de 1997 el RDPC aumentó su representación a los 109 escaños, relegando a la impotencia parlamentaria al SDF y a la UNDP, mientras que en las presidenciales que siguieron el 12 de octubre Biya se aseguró la continuidad en el cargo hasta 2004 con un abrumador 92,6% de los votos frente a ocho candidatos. Entre ellos no estaban ni Fru Ndi ni Bouba Maigari, que llamaron a la abstención por la negativa del Gobierno a crear una comisión electoral independiente y a cederles espacios de publicidad electoral en los medios de comunicación controlados por el Estado.

Ambos procesos estuvieron marcados por la violencia interpartidista, el hostigamiento a votantes de la oposición y nuevas y airadas denuncias de fraude. A finales de año, sin embargo, se abrió una etapa de apaciguamiento con la entrada en el gobierno de ministros de la UNDP (incluido su dirigente) y la recuperación de la actividad económica gracias a los éxitos de Biya en las negociaciones financieras con el FMI y el Club de París de países acreedores.

Desde finales de los noventa, pese a la profusión de conflictos armados en casi todos los estados que rodean a Camerún -que, por contraste, se ha convertido casi en un remanso de estabilidad-, Biya no ha destacado tanto como otros presidentes de la zona en misiones de mediación personal o de envío de tropas de interposición. En esta contención han tenido seguramente que ver las malas relaciones con Nigeria, que ha asumido un rol de liderazgo en África Occidental, a causa de la disputa de la península de Bakassi.

Yaoundé fue el escenario de la XXII Asamblea (cumbre) ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización para la Unidad Africana (OUA), del 8 al 10 de julio de 1996, en la que Biya fue elegido presidente de turno hasta junio de 1997, y de la XXI Conferencia Franco-Africana, del 17 al 19 de enero de 2001. En otra instancia, en noviembre de 1995 la Commonwealth británica admitió la petición camerunesa de ingreso.

El presidente camerunés está en posesión, entre otras distinciones, de la Gran Cruz de la Legión de Honor (Francia), la Medalla de San Jorge (Reino Unido), el Gran Collar de la Orden de Quissam Mohammadi (Marruecos) y la Gran Cruz de la Orden Nacional del Mérito de Senegal. Es asimismo doctor honoris causa por la Universidad de Maryland (Estados Unidos) y profesor honorario de la Universidad de Beijing. En 1999 el Centro de Estudios Políticos sobre la Sociedad (CEPS) de París le concedió su premio internacional.

(Cobertura informativa hasta 1/4/2001)