Oleksandr Turchynov
Presidente en funciones (2014)
El Euromaidán, la revuelta civil de ímpetus revolucionarios y deriva violenta que en febrero de 2014 forzó un drástico cambio de régimen político en Ucrania, situó en la jefatura del Estado al hasta entonces dirigente opositor Oleksandr Turchynov. Investido por la Rada titular del poder legislativo y de paso presidente en funciones en lugar del esfumado y destituido Viktor Yanukóvych, y con mandato hasta las elecciones del 25 de mayo, Turchynov es el más leal colaborador y lugarteniente de Yuliya Tymoshenko, en cuyo segundo Gobierno (2007-2010) sirvió como viceprimer ministro. Desde su fundación en 1999 figura como el número dos de Patria (Batkivshchyna), el partido liberal conservador y europeísta que lidera la carismática Tymoshenko.
Considerado un excelente organizador político, carece sin embargo de predicamento popular, tal como pudo apreciarse en las masivas manifestaciones y disturbios iniciados en noviembre de 2013 como reacción a la negativa de Yanukóvych, ya impugnado por su autoritarismo y su corrupción, a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea; entonces, resultaron más visibles y elocuentes personalidades del campo opositor como Vitaliy Klitschko y Arseniy Yatsenyuk, este segundo colega del partido y ahora primer ministro. Ahora bien, ninguno de ellos fue capaz de encauzar la agresividad de los manifestantes armados y vinculados a sectores ultranacionalistas de extrema derecha, cuya acción directa resistió eficazmente la brutal represión policial y finalmente puso a la fuga a Yanukóvych, quien desde entonces viene denunciando el "golpe de Estado"
Nada más ser investido por los diputados, Turchynov proclamó la reposición de las prioridades proeuropeas de Ucrania, pero a los pocos días afrontó el formidable desafío separatista abierto en la República Autónoma de Crimea, donde unas nuevas autoridades favorables a Moscú se declararon en rebelión bajo el amparo del Ejército ruso, el cual ocupó de hecho la península con aparentes intenciones anexionistas. El presidente denunció la "agresión" perpetrada por Rusia, que dio lugar a una crisis internacional.
(Texto actualizado hasta febrero 2014)
1. Coadjutor de las empresas partidistas de Pavlo Lazarenko y Yuliya Tymoshenko
2. Fiel número dos del partido Patria
3. Presidente de Ucrania en funciones tras la revuelta de Euromaidán
1. Coadjutor de las empresas partidistas de Pavlo Lazarenko y Yuliya Tymoshenko
Oriundo de la gran ciudad oriental de Dnipropetrovsk, en 1986 se graduó por el Instituto Metalúrgico local, luego Academia Metalúrgica Nacional, tras lo cual entró a trabajar en la compañía estatal Kryvorizhstal, la principal productora de acero en la entonces República Socialista Soviética Ucraniana. En sus años mozos Turchynov fue un miembro activo del Komsomol, la Liga de las Juventudes Comunistas, y a partir de 1987 encabezó el departamento de agitación y propaganda (agitprop) del Komsomol en el óblast de Dnipropetrovsk. Dentro del Partido Comunista Ucraniano (KPU), la rama republicana del PCUS, se adhirió a la facción progresista partidaria de la reforma democrática y de profundizar en el pluralismo político inaugurado por la Perestroika de Mijaíl Gorbachov.
El komsomolet en jefe de Dnipropetrovsk era Serhiy Tihipko, un ingeniero que tras producirse la desintegración de la URSS y el acceso de Ucrania a la independencia en 1991 se desembarazó de sus credenciales comunistas y emprendió una lucrativa carrera de ejecutivo bancario en el emergente sector privado, mientras Ucrania emprendía una desordenada transición desde la economía planificada al libre mercado. Turchynov, muy interesado en la actualidad informativa nacional y deseoso de participar en la creación de opinión pública en el nuevo curso político, estrenó su ciudadanía postsoviética formando parte del equipo de colaboradores de Tihipko. Este, a su vez, se vinculó al entorno de Leonid Kuchma, diputado del Bloque Interregional de Reformas y miembro descollante del llamado clan de Dnipropetrovsk, un potente lobby político-empresarial basado en la patria chica de Turchynov y con orientaciones parcialmente prorrusas.
En octubre de 1992 Kuchma fue nombrado primer ministro de Ucrania por el presidente Leonid Kravchuk y se llevó consigo a Kíev a todo su equipo de ayudantes y asesores, entre los que figuraba el joven Turchynov. Kuchma colocó a Turchynov en la esfera del Gobierno en calidad de asesor personal para cuestiones económicas y cuando en diciembre de 1993, luego de ser apartado por Kravchuk del Ejecutivo, se puso al frente de la Unión Ucraniana de Industriales y Empresarios, el antiguo metalúrgico permaneció a su diestra como vicepresidente de la entidad. A estas alturas, Turchynov ya había expandido su red de relaciones personales a otras dos figuras destacadas de los ámbitos, íntimamente conectados en la nueva Ucrania independiente, de la política y la gran empresa: eran Pavlo Lazarenko, representante presidencial y gobernador regional de Dnipropetrovsk, considerado el principal preboste del clan de poder homónimo, y Yuliya Tymoshenko, rica y ambiciosa empresaria del sector energético, llamada a desempeñar en los próximos años un papel económico y político de primera magnitud.
A partir de 1994 Turchynov dirigió el Instituto de Reformas Económicas, un think tank de orientación liberal, y encabezó también el Laboratorio de Investigación de Economía Sumergida de la Academia Nacional de Ciencias. En este período, Kuchma desempeñó su primer mandato como presidente de la República, mientras que Lazarenko ascendió a viceprimer ministro y, en 1996, a primer ministro. Sin embargo, en junio de 1997 Lazarenko cayó súbitamente en desgracia con Kuchma por una serie de divergencias políticas. Tras la ruptura entre Kuchma y Lazarenko, que como líder del grupo parlamentario Yednist (Unidad) había formado parte del siempre difuso y cambiante partido del poder -donde empezó a llevar la voz cantante el clan rival de Donetsk, región que tenía por gobernador a Viktor Yanukóvych y cuyas autoridades eran intensamente prorrusas-, Turchynov se mantuvo leal al segundo.
En septiembre de 1997, de cara a las elecciones legislativas de marzo de 1998, Turchynov y Lazarenko reactivaron un movimiento político que ya habían puesto en marcha en 1994 pero que desde entonces habían dejado languidecer, sumiéndose en un estado de latencia. Se trataba de Hromada (Comunidad), al que situaron en la oposición a Kuchma y para el que reclamaron un ideario de corte socialdemócrata. En octubre siguiente, Hromada celebró en Kíev una convención extraordinaria que proclamó la pretensión de "echar al régimen de Kuchma mediante el mecanismo constitucional de las elecciones". Lazarenko fue elegido presidente nominal del partido, aunque el principal organizador y estratega era Turchynov. A la empresa política se sumó Tymoshenko, reclutada como jefa del "gabinete en la sombra" de Hromada.
En las parlamentarias del 29 de marzo de 1998 Turchynov ganó el mandato de diputado en la Verjovna Rada o Consejo Supremo, pero Hromada, con 24 escaños, quedó en un discretísimo quinto lugar tras el KPU, el Movimiento Popular (Ruj, principal fuerza de la oposición, sólido en las regiones occidentales, de tendencia centroderechista, nacionalista y proeuropea), el Bloque de Socialistas (SPU) y Campesinos (SelPU), y el Partido Democrático Popular (NDPU).
En febrero de 1999 Turchynov y Tymoshenko cerraron filas en defensa de su proyecto político cuando Lazarenko, tras haber sido puesto en libertad por las autoridades de Suiza, que le habían arrestado temporalmente bajo la acusación de lavado de dinero, fue despojado de la inmunidad parlamentaria para responder en casa de una serie de delitos económicos cometidos presuntamente en su etapa de primer ministro. Lazarenko intentó zafarse de la acción de la justicia ucraniana escapando a Estados Unidos, pero las autoridades norteamericanas le denegaron el asilo político y emprendieron sus propias acciones penales contra él.
En marzo, mientras Lazarenko permanecía en prisión preventiva en Estados Unidos, sus dos lugartenientes en Kíev levantaron acta de desahucio del ex primer ministro y, basándose en Hromada, optaron por seguir adelante con un nuevo partido. La más interesada en reforzar su caché político era Tymoshenko, sobre la que recaían fuertes sospechas de enriquecimiento ilícito en el boyante negocio de la comercialización del gas importado de Rusia, el cual se habría visto impulsado por los sobornos al Gobierno Lazarenko. Así, arrastrando a la mayoría de los diputados de Hromada, Tymoshenko y Turchynov crearon Batkivshchyna (Madre Patria), un grupo parlamentario independiente que en julio de 1999 obtuvo el registro como partido con el nombre de Asociación Panucraniana Batkivshchyna (VOB). La magnate tomó el puesto de presidenta de la formación y Turchynov, en lo sucesivo su inseparable escudero, portavoz y defensor, los de vicepresidente primero y jefe del grupo parlamentario.
A diferencia de Hromada, Batkivshchyna empezó adoptando una línea progubernamental y se adhirió sin reservas al partido del poder. Turchynov se acomodó en su papel auxiliar de apoderado de la llamada princesa del gas, al tiempo que su jefa alcanzaba el estrellato político como viceprimera ministra del Gobierno encabezado por el reformista liberal Viktor Yúshchenko. El primer ministro encomendó a Tymoshenko las misiones de reordenar el sector de la energía, pasto del chanchullo y el fraude, y de negociar con Gazprom, el monopolio estatal ruso del gas, un contrato de suministro más ventajoso para Ucrania, aunque por el momento rehusó formar con ella una alianza política.
A principios de 2001 el número dos de Batkivshchyna, megáfono en mano, condujo las manifestaciones callejeras de los militantes y simpatizantes del partido en protesta por la destitución, arresto y prisión provisional de Tymoshenko, acusada por la Fiscalía General de un ramillete de delitos económicos presuntamente cometidos en comandita con Lazarenko. Por su parte, Tymoshenko se consideraba víctima de una venganza política de la camarilla de Kuchma y los clanes oligárquicos afines, los cuales estaban siendo perjudicados por las nuevas reglas del juego impuestas por ella a los negocios energéticos con Rusia y por la campaña anticorrupción desatada en el sector.
Una vez puesta en libertad y ganada su batalla en los tribunales, Tymoshenko se reunió con Turchynov para organizar el Bloque Electoral Yuliya Tymoshenko (BYuT), plataforma de la oposición radical a Kuchma que amalgamó a Batkivshchyna y otras fuerzas del centro y la derecha liberales, como el Foro de Salvación Nacional (FNP), la Asamblea Popular (UNPS, más conocida como partido Sobor), el Partido Republicano (URP), el Partido Republicano Conservador (UKRP) y el Partido Cristiano Demócrata (KDP).
Sólo Turchynov, Tymoshenko y otros 20 candidatos ganaron el escaño en la Rada en los comicios del 31 de marzo de 2002. Como Hromada en 1998, el BYuT tuvo un debut electoral francamente mediocre y fue superado por el Bloque Nuestra Ucrania (BNU) de Yúshchenko, el KPU de Petro Symonenko y la coalición propresidencial Por una Ucrania Unida (ZYU), capitaneada por Volodymyr Lytvyn y de la que formaba parte el Partido de las Regiones (PR) de Viktor Yanukóvych, nombrado primer ministro por Kuchma en noviembre siguiente.
2. Fiel número dos del partido Patria
Las denuncias de fraude lanzadas por Turchynov y Tymoshenko tras las decepcionantes elecciones legislativas de 2002 marcaron el punto de no retorno de su campaña de denuncia frontal y beligerante del régimen de Kuchma, cuyos rasgos autoritarios y corruptos iban acentuándose. Parece ser que fue por esta época cuando el vicepresidente de Batkivshchyna comenzó una actividad pastoral en la comunidad religiosa baptista, fe cristiana minoritaria profesada por aproximadamente 140.000 ucranianos. Hasta el día de hoy, Turchynov ha desarrollado labores de predicador seglar en su iglesia de Kíev, el Centro Palabra de Vida, que está integrada en la Unión Baptista Evangélica de Ucrania.
Las funciones organizativas y coordinadoras de Turchynov, un hombre de presencia discreta que en apariencia no aspiraba a desempeñar roles políticos principales, adquirieron más relieve en el convulso año de 2004, que marcó un hito en la historia de la Ucrania independiente. Primero, prestó sus servicios a la candidatura presidencial de Yúshchenko, pactada con Tymoshenko como parte de los acuerdos de la coalición Fuerza del Pueblo. A continuación, durante la célebre Revolución Naranja, el vasto movimiento de resistencia cívica convocado por Yúshchenko y Tymoshenko para denunciar el grosero fraude perpetrado en favor del candidato del oficialismo, Yanukóvych, en la segunda vuelta electoral del 21 de noviembre, Turchynov volvió a ser eclipsado por el popular ex primer ministro, víctima de un criminal intento de envenenamiento que le dejó con graves secuelas físicas, y por la combativa y carismática Tymoshenko, erigida en la Pasionaria de la Plaza de la Independencia (Maidan Nezalezhnosti) de Kíev.
El 4 de febrero de 2005, una vez instalado Yúshchenko en la Presidencia tras el desenlace negociado de la crisis y consistente en la repetición de la segunda vuelta electoral (con victoria esta vez para el opositor), Tymoshenko formó un Gobierno de coalición en el que Turchynov no obtuvo asiento. Sin embargo, los jefes de la Revolución Naranja confiaron a Turchynov un alto cargo del Estado de naturaleza bastante sensible y posiblemente adecuado a su perfil de hombre calculador y eficiente en el trabajo interno, la dirección del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), donde reemplazó a Ihor Smeshko.
El octavo director del SBU desde su puesta en marcha en septiembre de 1991 pero el primero sin un pasado en la KGB soviética o en el ámbito de la Defensa, Turchynov se propuso, así lo anunció, profesionalizar la agencia, con justa mala prensa entre la población, y erradicar las prácticas de las escuchas telefónicas sin control judicial y el espionaje interno concebido como arma del Ejecutivo contra determinados oponentes políticos. En lo sucesivo, el SBU tendría que ceñirse a sus cometidos oficiales del combate al crimen organizado, la vigilancia antiterrorista, la defensa de la integridad territorial de Ucrania y el contraespionaje exterior.
El paso de Turchynov por el SBU fue, empero, efímero. No por deméritos propios, sino por el conflicto político que estalló entre el presidente Yúshchenko y la primera ministra Tymoshenko, quienes fueron incapaces de entenderse en cuestiones fundamentales como la política económica, la campaña de reprivatizaciones y la persecución de las corruptelas del régimen de Kuchma. El 8 de septiembre de 2005, como culminación de sus desencuentros, Yúshchenko destituyó a su aliada de manera fulminante, nombró para sucederla a Yuriy Yejanúrov, el gobernador de Dnipropetrovsk y miembro de su nuevo partido, la Unión Popular Nuestra Ucrania (NSNU), y abrió una etapa de entendimiento parlamentario con el PR de Yanukóvych. Junto con Tymoshenko fue despedido Turchynov, que regresó a la actividad parlamentaria.
Tras este serio revés político, comentaron en su momento medios de comunicación ucranianos, pudo abrirse una crisis de confianza en las relaciones personales entre Tymoshenko y Turchynov. El rumor cobró intensidad en febrero de 2006 cuando Turchynov encajó la apertura en su contra de una causa penal por la presunta destrucción de un dosier del SBU sobre el poderoso empresario y jefe mafioso ucraniano Semion Mogilevich, que figuraba en la lista de los criminales más buscados por el FBI. Dicha documentación confidencial, sugirieron algunos medios, sería altamente comprometedora para Tymoshenko porque pondría sobre el tapete ciertos tratos clandestinos con el temido Mogilevich, quien dirigía impunemente su imperio criminal desde Moscú. La acusación a Turchynov fue formulada por la Fiscalía del Estado, pero al cabo de unos meses quedó desestimada.
Por otro lado, en marzo, Turchynov demandó al ministro del Interior, el socialista Yuriy Lutsenko, por haber dicho que en su breve paso por la dirección del SBU el año anterior la agencia se había dedicado a pinchar comunicaciones telefónicas entre los liderazgos de Ucrania y Rusia. El desencuentro que pudiera haberse producido entre Turchynov y Tymoshenko quedó zanjado a tiempo para las elecciones legislativas del 26 de marzo de 2006. Nuevamente el segundo de lista, Turchynov ganó su tercer mandato consecutivo en la Rada, donde el BYuT, integrado por Batkivshchyna y el Partido Social Demócrata Ucraniano (USDP) de Vasyl Onopenko, ascendió al segundo lugar con el 22,3% de los votos y 129 escaños, ganando la partida a los partidarios del presidente Yúshchenko y quedando a la zaga del PR, que venció por mayoría simple.
Tras estas votaciones, el BYuT, el BNU y el Partido Socialista (SPU) negociaron y acordaron un Gobierno basado en la antigua coalición naranja de 2004, pero en el último momento la operación naufragó por la deserción del líder del SPU, Oleksandr Moroz. Como resultado, el regionalista Yanukóvych volvió a ser primer ministro en agosto con el respaldo de yushchenkistas, socialistas y comunistas.
Los avatares pendulares de la política ucraniana devolvieron a Turchynov a posiciones de poder en el servicio de Estado el 18 de diciembre de 2007, cuando Tymoshenko retornó triunfalmente a la jefatura del Gobierno, y con atribuciones institucionales reforzadas, a raíz de la reconciliación formal con Yúshchenko y como resultado de la mayoría absoluta, de 228 escaños, sumada por sus respectivos bloques en las elecciones anticipadas del 30 de septiembre. Al constituirse el nuevo Gabinete de coalición, Turchynov asumió uno de los tres puestos de viceprimer ministro, siendo los otros dos para Ivan Vasyunik (NSNU) y Hryhoriy Nemyria (BYuT).
Las limitaciones de Turchynov, incapaz de desprenderse de su imagen grisácea, en las lides políticas de carácter individual quedaron bien de manifiesto en las elecciones a la alcaldía de Kíev del 25 de mayo de 2008. Aunque Tymoshenko hizo campaña por él y los yushchenkistas respaldaron su candidatura, es decir, a pesar de que gozó del apoyo de los dos cabezas del poder ejecutivo en la República, el viceprimer ministro, con un paupérrimo 19,1% de los votos, se estrelló frente al jefe municipal aspirante a la reelección, el liberal cristiano Leonid Chernovetskyi, acusado habitualmente de autoritarismo, venalidad y extravagancia.
En la campaña para las elecciones presidenciales del 17 de enero de 2010, a las que se presentaban Tymoshenko, Yúshchenko y Yanukóvych, Turchynov coreó las denuncias de su jefa política de que los dos Viktor, tras una apariencia de incompatibilidad, estaban conspirando en la sombra para tumbarla en la segunda vuelta y acto seguido echarla del Gobierno. Lo cierto era que desde la espectacular destitución de septiembre de 2005, Tymoshenko y Yúshchenko no habían dejado de verse más que como acérrimos rivales. Sus relaciones, decididamente acres y hostiles, fueron empeorando a medida que la popularidad de presidente iba evaporándose.
Al final, en la segunda vuelta del 7 de febrero, Yanukóvych, con un programa que apostaba por estrechar las relaciones económicas con Rusia, resultó más seductor que la oferta de su adversaria de volcarse con la integración euro-atlántica. Las denuncias de fraude del BYuT –bastante incongruentes, pues quienes las presentaban dirigían el Gobierno- cayeron en saco roto y el 25 de febrero Yanukóvych tomó posesión del cargo que no había podido conquistar en 2004.
A los pocos días, la mayoría parlamentaria que daba soporte al Gobierno Tymoshenko se desintegró al declarar rota su alianza con el BYuT los bloques de Yúshchenko y de Lytvyn, el presidente de la Rada. El 3 de marzo, el voto conjunto del PR, el BNU-NS, el Bloque de Lytvyn y el KPU defenestró a la primera ministra mediante una moción de censura. En la jornada siguiente Tymoshenko fue efectivamente cesada y Turchynov tomó las funciones de primer ministro provisional, hasta la constitución del nuevo Gobierno. La mudanza se produjo el 11 de marzo con la investidura por la rada del Gabinete de Mykola Azárov, el nuevo jefe del PR.
A partir de junio de 2011, el liderazgo subalterno de Turchynov en el principal bloque de la oposición ucraniana adquirió una nueva dimensión con el arranque del juicio contra Tymoshenko y su inmediato ingreso en prisión por los cargos de abuso de poder y malversación de fondos, cometidos presuntamente cuando la firma con Rusia en 2009 del acuerdo que había puesto término a la llamada guerra del gas. Según la Fiscalía, la entonces primera ministra había negociado los contratos energéticos con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en unas condiciones "desfavorables" para Ucrania y sin consultar con los restantes miembros del Gobierno.
En octubre de 2011 el tribunal que la juzgaba declaró a Tymoshenko culpable y la condenó a siete años de prisión, a tres años de inhabilitación para ocupar cargos públicos y al pago de una multa de 1.500 millones de hryvnyas. Mientras la rea anunciaba que apelaría al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, sus colaboradores, con Turchynov a la cabeza, calentaron las calles con manifestaciones de protesta. La organización convocante era el Comité de Resistencia a la Dictadura (KOD), puesto en marcha en agosto y que colocó bajo una misma bandera reivindicativa a Batkivshchyna y a una pléyade de formaciones de variado signo, aunque casi todas encuadradas en el centro-derecha liberal y proeuropeo; de hecho, varias procedían del devaluado campo yushchenkista, incluidas sus principales representantes.
Estas eran: Nuestra Ucrania (ex NSNU), que era el partido del propio Yúshchenko; el Frente por el Cambio (Front Zmin) del ex presidente de la Rada Arseniy Yatsenyuk; la Autodefensa del Pueblo (Narodna Samooborona) del antiguo ministro del Interior, Yuriy Lutsenko, quien se encontraba también preso y a espera de juicio; el USDP (luego denominado ¡Adelante, Ucrania!) de Natalia Korolevska; el Partido del Orden y las Reformas (PRP) de Serhiy Sobolev, como el USDP integrante del BYuT; el veterano pero muy disminuido Ruj; el Partido Europeo de Ucrania (EPU) de Mykola Katerynchuk; el Partido de los Defensores de la Patria (PZB) de Yuriy Karmazin; y la Unión Panucraniana Libertad (Svoboda) de Oleh Tyahnybok, que a diferencia de los restantes socios profesaba una ideología nacionalista de extrema derecha.
Las denuncias por los miembros del KOD y en particular por los tymoshenkistas de que el proceso contra la ex primera ministra estaba políticamente motivado y obedecía a las instigaciones del Gobierno de Yanukóvych, quien estaría ansioso por desembarazarse de su archienemiga antes de las elecciones legislativas de 2012, fueron respaldadas por la Unión Europea, que metió en el congelador las firmas del Acuerdo de Asociación y del Área de Libre Comercio Amplia y Profunda (DCFTA), cuyos textos ya estaban finalizados. La UE reclamó sin ambages la puesta en libertad de Tymoshenko, hospitalizada bajo estricta vigilancia desde abril 2012 y que afrontaba un segundo juicio, esta vez por evasión fiscal.
Con su superiora entre rejas, el liderazgo operativo del BYuT quedó en manos de Turchynov. Mientras que la portavocía ante los medios y la representación personal de Tymoshenko en su campaña internacional de demanda de auxilio (acuciada por sus malas condiciones carcelarias, que estaban afectando a su salud, y por el maltrato recibido de sus celadores, que la empujó a declararse en huelga de hambre) fue asumida por su hija Yevhenia, sobre Turchynov recayó la responsabilidad de reorganizar el movimiento político para ajustarlo a las nuevas condiciones electorales impuestas por el poder, que entre otros cambios prohibían la concurrencia de bloques en los comicios del 28 de octubre de 2012.
En consecuencia, el BYuT como tal quedó desactivado y Batkivshchyna siguió adelante como partido individual, pero reforzado con la absorción de la Autodefensa del Pueblo de Lutsenko y la creación de una única lista electoral, apellidada de la "Oposición Unida", a la que se engancharon el Frente por el Cambio de Yatsenyuk, el PRP de Sobolev, el Ruj y otras agrupaciones menores. De la operación se descolgaron, a causa de una serie de recelos y diferencias, los partidos de Yúshchenko y Korolevska, que de paso causaron baja en el KOD.
Turchynov y sus colegas no consiguieron suplir el verbo movilizador y la seducción mediática de Tymoshenko, cuya ausencia física de la campaña pasó factura a Batkivshchyna. La principal fuerza de la oposición reunió el 25,5% de los votos por el sistema proporcional, cinco puntos menos que el BYuT en 2007, y sumó 101 escaños, frente a los 156 sacados entonces. En otras palabras, Batkivshchyna perdió cerca de dos millones de votos. El PR de Yanukóvych y Azárov, muy fuerte en los oblasts orientales de cultura rusófona aunque también favorecido por el nuevo código electoral, volvió a ser la opción más votada y con ganancia de escaños.
Dadas las circunstancias de amplio rechazo, dentro y fuera de casa, a la persecución judicial y a las condiciones carcelarias que padecía Tymoshenko, el rendimiento en las urnas de Batkivshchyna podía considerarse un gran fracaso. Muy contrariada por estos resultados, Tymoshenko, que seguía hospitalizada en Járkiv, se declaró otra vez en huelga de hambre para denunciar la "falsificación" electoral. Los argumentos de la oposición no fueron corroborados por la OSCE, aunque esta sí advirtió un "retroceso" en los estándares de calidad democrática por el abuso de los recursos administrativos del Gobierno a la hora de favorecer a los candidatos oficialistas, la cobertura desequilibrada de la campaña por los medios de comunicación, la opacidad de los recursos financieros de los partidos en liza y, en suma, el "papel excesivo del dinero" en las actividades proselitistas.
En este período de sinsabores para Turchynov y los tymoshenkistas, las únicas gestiones fructíferas fueron las que permitieron, el 15 de junio de 2013, la fusión en el seno de Batkivshchyna del Frente por el Cambio de Yatsenyuk, quien encabezaba el grupo parlamentario en la Rada y pasó a compartir la función de vicelíder de facto del partido, y el PRP de Sobolev. En abril anterior, los ex ministros Lutsenko y Heorhiy Filipchuk, quienes venían cumpliendo sendas condenas carcelarias por malversación de fondos públicos y abuso de competencias, recibieron el indulto presidencial y fueron puestos en libertad. Sin embargo, Yanukóvych no extendió sus medidas de gracia a Tymoshenko, a la que ni siquiera se le concedía la posibilidad de recibir tratamiento médico en el extranjero.
3. Presidente de Ucrania en funciones tras la revuelta de Euromaidán
El 29 de noviembre de 2013, en la cumbre de la Asociación Oriental en Vilna, Yanukóvych, desdiciéndose de lo reiterado durante meses y dejando claro que había sucumbido a las intensas presiones de Moscú, rehusó firmar el Acuerdo de Asociación con la UE. La contramarcha del presidente, que tenía enormes implicaciones geopolíticas, encolerizó a los partidarios de la integración en la UE, los cuales ya venían manifestándose desde el día 21 en el centro de la capital. Fue el comienzo de la revuelta de Euromaidán (literalmente, europlaza), en alusión al epicentro físico de las algaradas, la Plaza de la Independencia de Kíev.
En los primeros momentos de la airada protesta popular, llena de ecos de la Revolución Naranja de 2004 pero con visos de una mayor virulencia, Turchynov integró con Yatseniuk, Lutsenko y Vitaliy Klychkó, el cabeza de la Alianza Democrática Ucraniana por la Reforma (UDAR), un colectivo de dirigentes de la oposición liberal proeuropea comprometidos con las consignas de rebelión cívica pacífica. Se denunciaba el portazo dado a la UE, pero también las cortapisas democráticas, los abusos de poder y la corrupción estatal. Sin embargo, Turchynov no fue el más conspicuo y elocuente de este grupo de líderes de la oposición parlamentaria, grupo que a su vez fue rápidamente desbordado por la dinámica de los manifestantes, en particular los más radicales. Estos últimos, descritos como militantes de sectores de la derecha ultranacionalista, con el rostro cubierto, blandiendo barras metálicas y empleando armas pirotécnicas caseras, no dudaron en lanzarse contra la policía antidisturbios para adueñarse del Maidán y atrincherarse en el corazón de la urbe.
A lo largo de diciembre, el Euromaidán fue adquiriendo unas dimensiones multitudinarias y un cariz revolucionario, de insurrección abierta.
Mientras que los líderes opositores, presionados por una calle que no controlaban, plantearon las exigencias de la renuncia del Gobierno y el cese de la represión como pasos previos a la marcha también del presidente, los manifestantes, convertidos en milicianos con tácticas paramilitares, combatieron contra las fuerzas de seguridad por el control del Maidán y edificios institucionales como el Ayuntamiento, que llegaron a tomar, y la sede de la Administración Presidencial, que pusieron bajo asedio. Su objetivo no era otro que el inmediato derrocamiento del régimen de Yanukóvych, llamado por ellos "la banda mafiosa". Las refriegas, muy violentas, transformaron la plaza y sus alrededores en un paisaje de guerrilla urbana.
En los últimos días de enero de 2014 la crisis ucraniana se agravó con el recuento de los primeros muertos. El virtual triunvirato de jefes opositores formado por Klychkó, Yatseniuk y Tyahnybok, el líder de la derechista Svoboda, sostuvo varias reuniones con Yanukóvych, pero las partes fueron incapaces de desactivar el conflicto. Turchynov, fuera de foco, no llevó una voz cantante en este diálogo de alto nivel con el oficialismo, que abordó medidas de apaciguamiento como la formación de un Gobierno de coalición, fórmulas de reparto del poder y la concesión de una amnistía a los manifestantes detenidos.
Sin embargo, prevalecieron la desconfianza mutua, la intransigencia, en particular por parte del bando opositor, y, elemento decisivo, la autonomía de los alzados en la calle, que dictaban el curso de los acontecimientos y la agenda política. Lo que más temían Turchynov y sus colegas era enemistarse con los manifestantes radicales, que gozaban de respaldo popular, así que procuraron modularse a sus tesis maximalistas. El 28 de enero el primer ministro Azárov presentó la dimisión, que fue aceptada por Yanukóvych, y el viceprimer ministro Serhiy Arbúzov se convirtió en primer ministro en funciones. La Rada derogó también las polémicas leyes antiprotesta, recientemente aprobadas, que restringían el derecho de reunión y endurecían las penas por manifestaciones ilegales.
El 18 y el 19 de febrero la tensión se recrudeció por el intento de desalojo policial de la plaza, operación que fracasó en mitad de un caos de llamas, detonaciones y humaredas, y que se saldó con al menos 26 muertos, varios de ellos agentes del orden. El 20 de febrero el Maidán fue el escenario de una tremenda batalla a tiro limpio en la que francotiradores emboscados dispararon a matar contra los opositores y algunos de entre ellos respondieron con armas automáticas. La masacre provocada por los gubernamentales elevó el balance provisional de tres días de violencia desatada a los 75 fallecidos.
Ucrania amagaba con deslizarse por la pendiente de la guerra civil. Para impedirlo, el 21 de febrero, Yanukóvych, los partidos de la oposición y el denominado Consejo del Maidán, urgidos por los alarmados mediadores europeos, alcanzaron un acuerdo sobre el anticipo a este año de las elecciones presidenciales, la formación de un Gobierno de unidad y el restablecimiento de las enmiendas constitucionales de 2004 -abolidas en 2010-, que habían recortado los poderes del jefe del Estado y ajustado el sistema de Gobierno a un modelo mixto, entre semipresidencialista y parlamentario. La Rada aprobó el documento, y de paso una amnistía para los implicados en los últimos disturbios y la suspensión del ministro del Interior, Vitaliy Zajarchenko, quien se encontraba ilocalizable.
La crisis parecía encaminarse a una solución negociada, pero a las pocas horas llegó un desenlace tan repentino como inesperado. En la mañana del 22 de febrero, ante la desaparición de las fuerzas del orden que custodiaban el edificio, las "autodefensas" de los manifestantes, bien pertrechadas con cascos, escudos y porras, y desplegándose con disciplina militar, tomaron el edificio de la Administración Presidencial. Yanukóvych y sus oficiales se habían esfumado, creando a primera vista un vacío de poder.
Sin perder un minuto, la Rada sesionó para elegir a Turchynov presidente del Legislativo a la vez que primer ministro en funciones. El lugarteniente de Tymoshenko sucedía en la primera posición a Volodymyr Rybak, cesado a voluntad propia aduciendo problemas de salud, y en la segunda a Arbúzov. Asimismo, los diputados, incluidos los del PR, declararon que Yanukóvych se encontraba en "paradero desconocido" y que por tanto estaba incapacitado para desempeñar sus funciones constitucionales; en consecuencia, la titularidad presidencial quedaba vacante hasta la celebración de elecciones, las cuales fueron convocadas para el 25 de mayo. La trepidante jornada terminó con el anuncio por Yanukóvych, presuntamente desde la ciudad oriental de Járkiv, de que había sido objeto de un "golpe de Estado" y con la liberación de Tymoshenko, quien en silla de ruedas fue llevada al Maidán, donde arengó a la enfervorizada muchedumbre.
Al día siguiente, 23 de febrero, la Rada confirió a Turchynov "los poderes del presidente de Ucrania de acuerdo con el artículo 112 de la Constitución". Este artículo decía textualmente: "En el caso de una conclusión prematura de la autoridad del presidente de Ucrania de conformidad con los artículos 108, 109, 110 y 111 de esta Constitución, el descargo de deberes del presidente de Ucrania, por el período hasta la celebración de elecciones y la asunción del próximo presidente de Ucrania, será cubierto con la investidura del primer ministro de Ucrania".
En sus primeras declaraciones como jefe del Estado, Turchynov recalcó que las nuevas autoridades del país estaban listas para emprender con Rusia "un diálogo renovado, justo y basado en unas relaciones de igualdad y buena vecindad", pero teniendo siempre presente la "opción europea de Ucrania". También sugirió que, una vez producida la caída del régimen de Yanukóvych, la protesta callejera ya no tenía razón de ser. Sin embargo, los manifestantes armados se negaron a desmovilizarse y continuaron aposentados en el Maidán a la espera de los siguientes movimientos políticos.
El 26 de febrero Yatsenyuk fue designado por el Maidán primer ministro de un Gobierno de coalición y al día siguiente la Rada dio luz verde al Gabinete, que resultó ser bastante excluyente, aunque su colchón parlamentario presentaba una mayor amplitud y pluralismo. Los puestos quedaron repartidos entre Batkivshchyna, Svoboda, los activistas del Consejo del Maidán y personas independientes. Ni la UDAR de Klychkó ni el PR, que había dado la espalda a Yanukóvych y ahora renegaba de él, obtuvieron presencia en el Gobierno Yatsenyuk. Al mismo tiempo, Turchynov, cuyas atribuciones incluían la comandancia suprema de las Fuerzas Armadas Ucranianas, se hizo eco de los temores a que el drástico cambio de poder en Kíev alentara el "separatismo" de las regiones orientales y meridionales con poblaciones significativa o predominantemente rusófonas, donde ya habían comenzado las expresiones de rechazo..
El 27 de febrero esta amenaza para la unidad territorial y la soberanía de Ucrania tuvo una dramática plasmación en la República Autónoma de Crimea, donde contingentes de hombres armados, identificados inicialmente como secesionistas prorrusos, se hicieron con el control de las sedes del Ejecutivo y la Rada regionales en Simferópol. Los diputados crimeanos destituyeron al Gobierno del primer ministro Anatoliy Mohyliov, del PR, y nombraron otro abiertamente prorruso encabezado por Sergey Aksyónov, líder del partido Unidad Rusa, a la vez que convocaron un referéndum para ampliar la autonomía republicana. En la jornada siguiente, hombres uniformados y reciamente armados con una apariencia plenamente castrense, aunque sin lucir insignias identificativas, tomaron posiciones en el aeropuerto militar de Sebastopol y el aeropuerto internacional civil de Simferópol. Apenas había dudas de que trataba de soldados rusos, probablemente de la Flota del Mar Negro.
Desde Kíev, Turchynov advirtió a Rusia que todo movimiento militar fuera de las bases que tenía arrendadas en Crimea se consideraría una "agresión abierta" y que la presencia militar rusa en la península debía atenerse estrictamente a los acuerdos adoptados por los dos Estados. Más aún, El mandatario ucraniano acusó al Kremlin de estar preparando un escenario similar al de Georgia en 2008, cuando el país transcaucásico fue invadido por el Ejército ruso con el pretexto del auxilio a las repúblicas rebeldes de Abjazia y Osetia del Sur, atacadas previamente por las fuerzas gubernamentales de Tbilisi.
Medios de comunicación y analistas de todo el mundo no dudaron en describir los turbadores sucesos de Crimea como el primer paso del presidente Putin para, al socaire de la remoción de su aliado Yanúkovych, considerada ilegal por el Kremlin, anexionar a la Federación Rusa la estratégica península. Crimea era la única región de Ucrania donde los ucranianos étnicos constituían minoría (de acuerdo con el censo de 2001, el 58% de sus casi dos millones de habitantes se describía como étnicamente ruso) y donde el ruso era el idioma hegemónico en todos los ámbitos de uso, tanto en las instituciones como en la calle.
La anexión de Crimea, ya ocupada de facto por el Ejército ruso, era un escenario de evocaciones imperialistas que violaría flagrantemente el derecho internacional y que fácilmente podría dar pie a una crisis mundial de impredecibles consecuencias, pero para el pujante nacionalismo ruso resultaba inexcusable, pues se trataría de "reparar" una injusticia histórica cometida con Rusia: el cambio de jurisdicción territorial forzado en 1954 por Nikita Jrushchev, quien separó a Crimea de la República Socialista Soviética Federativa Rusa para entregársela a la Republica Socialista Soviética Ucraniana.
Oleksandr Turchynov está casado con Hanna Volodymyrivna Turchynova, catedrática de lenguas extranjeras en la Universidad Pedagógica Nacional Dragomanov, y es padre de un chico. El político tiene una faceta menos conocida, la de novelista y autor de relatos de ficción que entraman la corrupción, los negocios turbios y los abusos políticos, es decir, algunos de los escenarios más característicos de la Ucrania contemporánea.
En 2004 apareció en las librerías su novela (título traducido al español) La ilusión del miedo, un complejo "thriller psicológico condimentado con citas de la Biblia e ilustrado con pinturas del Bosco", tal es la descripción que de la obra hace la BBC en su perfil de Turchynov publicado en febrero de 2014. Al año de poner a la venta este libro, Turchynov escribió un guión cinematográfico basado en el mismo y que dio pie al rodaje de una película de igual nombre dirigida por Aleksandr Kirienko. Ucrania presentó esta película como candidata al Óscar de Hollywood al mejor filme en lengua no inglesa en la 81ª edición de los Premios de la Academia, en 2008. Sin embargo, la representante ucraniana no fue escogida para las cinco nominaciones al Óscar.
(Cobertura informativa hasta 1/3/2014)