Najla Bouden Romdhane
Primera ministra (2021-2023)
Una geosismóloga sin filiación política y desconocida por el público, Najla Bouden Romdhane, fue la elección sorpresa del presidente Kaïs Saïed para la jefatura del Gobierno de Túnez el 29 de septiembre de 2021. El nombramiento llegó dos meses después de decretar Saïed, en medio de un fortísimo descontento popular, los ceses del primer ministro Hichem Mechichi y de la actividad parlamentaria, y a la semana de anunciar la suspensión parcial de la Constitución promulgada en 2014 y el gobierno personal por decreto. Unos drásticos movimientos que el presidente, arrogado así de plenos poderes, justifica para sacar a Túnez de su marasmo a todos los niveles, situación calamitosa achacada por él a la negligencia y la venalidad de la clase política, y que los partidos de la oposición tachan de ilegales y de ruptura autoritaria, una especie de autogolpe gradual. En cambio, la mayor parte de la calle tunecina, furiosa por la ausencia de mejoras socioeconómicas (al contrario, los estándares de vida han empeorado) y la rampante corrupción tras una década de democracia, por el momento, aplaude las medidas, que han sumido a Túnez en su más grave crisis institucional desde la Revolución de 2011.
El 11 de octubre Najla Bouden, de 63 años, tomó posesión como jefa de un Gobierno formado exclusivamente por técnicos e independientes, y con una amplia presencia femenina. Bouden, cuya gestión estará completamente sometida al proyecto de reforma política concebido por Saïed y del que todavía queda mucho por aclarar, no es solo pionera de género en las instituciones tunecinas: se trata también de la primera mujer primera ministra del Magreb y de todo el mundo árabe. Al seleccionar a Bouden, una científica y académica reputada en su campo y con experiencia en la función pública educativa, Saïed, virtual dirigente absoluto del país, busca imprimir un sello de innovación, eficiencia y rigor con el que espera aquietar las aprensiones de los países amigos de Túnez y la Unión Europea. Estos, dudan de la naturaleza y propósitos de un plan de salvamento nacional donde los partidos políticos quedarían marginados y la Asamblea de Representantes perdería protagonismo en favor de unas asambleas locales de elección popular, tales son las especulaciones sobre lo que el presidente tiene en mente.
En el horizonte asoma una mudanza constitucional que entre otros cambios vaciaría de competencias ejecutivas al jefe del Gobierno en favor del jefe del Estado. Sobre el papel, que no ya sobre los hechos, Túnez es una república de tipo semipresidencialista. Por de pronto, Bouden promete que trabajará para que los ciudadanos, los jóvenes en particular, recobren "la confianza".
(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 18/10/2021. El ejercicio de Najla Bouden Romdhane como primera ministra de Túnez concluyó el 1/8/2023. Su sucesor en la jefatura del Gobierno fue Ahmad Hachani). |
Najla Bouden Romdhane es un ejemplo de la promoción laboral de las mujeres en Túnez bajo el régimen socialista desturiano del primer presidente desde la independencia de Francia en 1956, Habib Bourguiba, un dirigente que combinó nacionalismo secularismo, políticas progresistas y dictadura de partido único. Tras terminar la escuela, la joven recibió una formación científica aplicada en París, obteniendo en 1983 un diploma en Ingeniería Civil por la Escuela Especial de Obras Públicas, Construcción e Industria (ESTP) y sacándose en 1987 el doctorado en Geología Minera por la Escuela Nacional Superior de Minas (ENMP). En este centro, actualmente denominado MINES ParisTech, Bouden defendió con éxito una tesis titulada Contribución al estudio de la fragmentación de macizos rocosos con explosivos.
Especializada en ingeniería geotécnica, análisis de riesgos y gestión de catástrofes del tipo terremotos, Bouden se estableció como profesora en la Escuela Nacional de Ingenieros de Túnez (ENIT), centro al que en 2021 seguía vinculada en calidad de docente, responsable de investigación y coordinadora de un máster de posgrado en Perforación Petrolera encaminado a formar los cuadros de la Compañía Tunecina de Actividades Petroleras (ETAP). También, fue profesor asociada en la Escuela Politécnica de Túnez y figuró en proyectos interuniversitarios con participaciones francesa y europea. Entre 1999 y 2002 dio clases como profesora visitante en el Departamento de Geofísica Aplicada de la Universidad Pierre y Marie Curie (París 6). Según consta en su currículum académico, es miembro de la Asociación Europea de Ingeniería Sísmica (EAEE), el Grupo Norteafricano para Estudios de Terremotos y Tsunamis (NAGET) y el Foro Sismológico de Oriente Medio (MESF). También, ha sido secretaria general de la Asociación Científica de la ENIT (ASENIT) y vicepresidenta del Comité Académico Asesor del Centro Norteafricano de Educación en Ingeniería y Tecnología (NACETE), con sede en Argel y adscrito al sistema académico de la UNESCO. En 2005 recibió la Medalla Nacional al Mérito Educativo, galardón al que 11 años después se sumaría la Orden Nacional del Mérito.
Tras la revolución popular que en 2011 puso fin al régimen postbourguibista del presidente Zine El Abidine Ben Alí y abrió las puertas a una transición democrática considerada ejemplar en su momento (y excepcional, en el contexto de las revueltas de la Primavera Árabe), Bouden empezó a prestar servicios en la función pública del Estado, concretamente en el Ministerio de Educación Superior e Investigación Científica. Primero directora general de Calidad de la Enseñanza, en 2015, durante la presidencia republicana de Béji Caïd Essebsi y el Gobierno de gran coalición dirigido por el agrónomo Habib Essid, continuó como encargada de misión y desde 2016 supervisó la reforma de las titulaciones universitarias.
Contexto de un nombramiento histórico
Hasta aquí, la hoja de vida de Najla Bouden, de la que las sucintas reseñas biográficas de las prensas tunecina y francesa no informan si está casada o tiene hijos. Un perfil estrictamente profesional y alejado de la vorágine política que se mantuvo anónimo para el público general hasta el día de su designación por el presidente Kaïs Saïed para conducir el nuevo Gobierno.
Los prolegómenos de la promoción de Bouden arrancan el 25 de julio de 2021, cuando Túnez se debatía en una crisis aguda donde confluían el hundimiento económico y financiero exacerbado por la COVID-19, la destrucción masiva de empleo, una protesta social con asomos insurreccionales y el descrédito creciente de los partidos y bloques parlamentarios que componían la Asamblea de Representantes del Pueblo, elegida en los comicios de octubre de 2019 con una abstención del 58%. Varios de ellos (Ennahda, Qalb Tounes, Al Islah, Kutla Al Watani, Tahya Tounes y Al Moustakbal) daban respaldo al Gobierno que desde septiembre de 2020 dirigía Hichem Mechichi, jefe de un Gabinete de ministros técnicos sin adscripción partidista.
Aquel día, Saïed, un jurista independiente sin ningún soporte político que en las presidenciales de septiembre de 2019 había hecho furor con su imagen austera y su discurso anticorrupción muy crítico con el sistema, se arrogó todos los poderes al destituir al primer ministro Mechichi y ordenar la suspensión por 30 días de la Asamblea, cuyos representantes perdían de paso la inmunidad parlamentaria. Saïed, arropado por los altos mandos militares y policiales, presentaba su movimiento "provisional" como un acto patriótico de emergencia, por la incapacidad del Gobierno y la fragmentada Asamblea para enfrentar el vendaval de problemas que afligía a Túnez. Pero a los partidos, empezando por el islamista Ennahda, primera fuerza parlamentaria y cuyo líder, Rachid Ghannouchi, presidía la Asamblea, les parecía una salida autoritaria que hacía una lectura interesada y abusiva de los escenarios de excepcionalidad y "peligro inminente" contemplados por el artículo 80 de la Constitución. Según Ghannouchi, Saïed había dado un "golpe contra la Constitución y las instituciones".
En las jornadas siguientes, Saïed cesó también a varios ministros del Gobierno, que permanecía en funciones, y ordenó el despido de cierto número de altos funcionarios. El presidente los sustituyó por personas de su confianza. Más alarmante aún para los partidos fue que el poder judicial abriera unas investigaciones por presuntas violaciones de la normativa sobre financiación electoral contra el Ennahda (afectado de paso por un serio conflicto interno), el Qalb Tounes y el Aïch Tounsi, seguidas del arresto y procesamiento de algunos diputados. El 23 de agosto, Saïed, al parecer decidido a establecer en Túnez un nuevo modelo político donde la democracia representativa al uso fuera reemplazada por una suerte de democracia directa sustentada en asambleas populares locales, dio un paso más en su agenda de reforma radical con la extensión de la suspensión del Parlamento por tiempo indefinido. Dos días después, en un discurso a la nación, el mandatario recalcaba que: "Las medidas excepcionales han sido prorrogadas porque existe una amenaza inminente. Es un peligro persistente. Las actuales instituciones políticas, tal como funcionan ahora, suponen un peligro persistente para el Estado. El Parlamento mismo es un peligro para el Estado".
El 12 de septiembre Saïed anunció que se proponía introducir ciertos cambios inespecíficos en la Carta Magna, pero siguió sin aclarar cuándo nombraría un nuevo Gobierno. Entre tanto, miles de ciudadanos expresaban en las calles de la capital y otras ciudades su respaldo (los más) o su rechazo al proceder del presidente. Ocho días más tarde, el presidente, desde Sidi Bouzid, cuna de la revuelta popular de 2011, confirmó que Túnez tendría pronto un Gobierno "sobre la base de las disposiciones de transición que responden a la voluntad del pueblo". También, anunció una "nueva ley electoral", cuyos detalles no explicó, y, con tono populista, volvió a arremeter contra los partidos y los diputados por su incompetencia y falta de integridad: "El Parlamento se ha convertido en un mercado donde las voces se venden y se compran (…) ¿Necesitáis un Gobierno que satisfaga vuestras necesidades o ladrones que saquearán al país?", preguntó retóricamente a una muchedumbre de partidarios.
Al poco, el 22 de septiembre, llegó otro comunicado presidencial de impacto, que atornillaba las medidas de excepción aplicadas en los dos últimos meses: reunido con las cúpulas de los cuerpos y fuerzas uniformados, Saïed declaraba la suspensión de aquellas secciones de la Constitución que entraban en conflicto con los decretos emitidos desde el 25 de julio, así como el gobierno personal por decreto en una treintena de áreas. Definitivamente, la Asamblea, aunque de iure no disuelta, quedaba suspendida e inoperativa sine díe, y el presidente asumía su función legislativa. La mayoría de los partidos redoblaron sus acusaciones de golpismo y la poderosa Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), hasta ahora prudente, dejó claro que rechazaba cualquier enmienda unilateral de la Constitución. Cuatro formaciones, Attayar, Al Joumhouri, Akef y Ettakatol, declararon a Saïed presidente "ilegítimo" y llamaron a movilizarse. Ennahda, Qalb Tounes, Al Karama y el izquierdista Partido de los Trabajadores se pronunciaron en similares términos . El controvertido proceder del presidente tampoco podía ser fiscalizado por el Tribunal Constitucional, que estaba bloqueado y no sesionaba debido al anterior desacuerdo entre la Asamblea y Saïed sobre la reforma del mecanismo para elegir a sus magistrados.
El 29 de septiembre llegó por fin la esperada designación del nuevo primer ministro, que resultó ser, para sorpresa general, la profesora Bouden. Al nombrar a la experta geóloga, Saïed describió la novedad como "un momento histórico, un honor para Túnez y un homenaje a las mujeres tunecinas". El próximo Ejecutivo, que debía formarse a la mayor brevedad, tenía como misiones "combatir la corrupción", "poner fin al caos que se extiende en muchas instituciones estatales", "luchar contra las diversas crisis por las que atraviesa el país" y "satisfacer las exigencias de la población", un trabajo de gobierno, puntualizaba Saïed, que estaría "en línea con las disposiciones de las medidas excepcionales".
Bouden agradeció en Twitter el "honor" que se le hacía y rubricó las obligaciones que le endosaba el presidente. El 11 de octubre, a la semana de una jornada de marchas multitudinarias de respaldo a Saïed, con una asistencia que el propio mandatario cuantificó en los 1,8 millones de participantes, fue desvelada la lista de ministros del Gabinete Bouden, todos personalidades independientes, los cuales prestaron juramento ante el presidente junto con su jefa ese mismo día. Los medios destacaron el número de mujeres ministras con cartera, ocho de 24. Ellas eran las titulares de Justicia (Leïla Jaffel), Finanzas (Sihem Boughdiri), Industria, Energía y Minas (Neila Nouira), Comercio, Desarrollo y Exportaciones (Fadhila Rabhi), Equipamiento y Hábitat (Sarra Zaâfrani), Asuntos Culturales (Hayet Guettat), Medio Ambiente (Leila Chikhaoui) y de la Familia, la Mujer, la Infancia y la Ancianidad (Amel Moussa). Además, figuraba una secretaria de Estado para la Cooperación Internacional (Aïda Hamdi). Esta última servía en el Ministerio de Asuntos Exteriores, conservado por su titular en el Gobierno Mechichi (Othman Jerandi). En total, de los 26 integrantes del Gabinete, 10 eran mujeres, incluida Bouden.
La flamante primera ministra explicó que las prioridades de su Gobierno incluían algo tan elemental pero tan complejo como "restablecer la confianza": la del ciudadano en la administración y el servicio público, la de los interlocutores extranjeros en el país y la de los "jóvenes en sí mismos", punto este último que solo podría lograrse "si el joven se siente ciudadano que disfruta plenamente de sus derechos". En su discurso de toma de posesión, Bouden añadió que garantizar la seguridad "en todas sus dimensiones", reactivar la economía, mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y su poder adquisitivo, y luchar contra la corrupción, "flagelo que torpedea la confianza en cualquier intento de reforma radical y real", serían sus ejes operativos. La siempre influyente UGTT dio la bienvenida al nuevo Ejecutivo.
(Cobertura informativa hasta 18/10/2021)