Min Aung Hlaing

El 1 de febrero de 2021 la oligarquía militar que en los últimos 59 años y con distintos ropajes ha detentado el poder en Myanmar liquidó de un plumazo la experiencia del cogobierno de facto con las autoridades civiles de la Liga Nacional por la Democracia (NLD). El cabeza del golpe de Estado, continuador de las usurpaciones violentas de 1962 y 1988 y nuevo dictador a todos los efectos, es el general Min Aung Hlaing, desde 2011 comandante en jefe de las Fuerzas Armadas (Tatmadaw).

En 2016, culminando una engañosa transición política, Min Aung Hlaing accedió a que el partido del estamento castrense, el del Desarrollo y la Solidaridad de la Unión (USDP), fuera desplazado del Ejecutivo por la líder opositora Aung San Suu Kyi y su agrupación, ganadores de las elecciones legislativas de 2015 por abrumadora mayoría. Entonces, el general aseguró que el Ejército acataba la voluntad de las urnas, y que permanecería "neutral" e "imparcial" en el nuevo curso político. El aparente modus vivendi entre los militares y la NLD, favorecido por la hostilidad a la minoría musulmana Rohingya a partir de un sustrato ideológico común (nacionalismo, fe budista), pero a la vez tensionado por la reclamación, estéril, de Aung San de una reforma constitucional que redujera las prerrogativas abusivas de los uniformados en las instituciones del Estado, saltó por los aires tras los comicios del 8 de noviembre de 2020. La mayoría absoluta recrecida de los liguistas fue contestada por el USDP y las Tatmadaw, que denunciaron un supuesto fraude a gran escala. Atrás quedaba un lustro de relaciones cordiales, al menos de cara a la galería, entre el general Min Aung Hlaing y Aung San Suu Kyi, la consejera de Estado, ministra de Exteriores y primera ministra en la práctica.

Semanas de rumores y advertencias propalados por el propio comandante en jefe desembocaron en la fulminante acción golpista del primero de febrero. Sin hallar ninguna resistencia o contestación en los primeros momentos, las tropas a las órdenes de Min Aung Hlaing se hicieron con el control de los puntos estratégicos de Rangún y la capital Naypyidaw. También, pusieron bajo arresto a Aung San y a sus principales colaboradores y dirigentes de la NLD, ente ellos el presidente de la República, Win Myint, y el vicepresidente segundo, Henry Van Thio. La Asamblea de la Unión o Parlamento quedó disuelta y el estado de emergencia fue declarado por el período de un año. El vicepresidente primero y miembro del USDP, Myint Swe, asumió la Presidencia en funciones, pero acto seguido transfirió toda la autoridad a Min Aung Hlaing. El Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, órgano de 11 miembros creado por la Constitución de 2008 y a través del cual los militares ya venían tomando decisiones clave con independencia de un Gobierno donde además poseían los ministerios de Defensa, Interior y Fronteras, anunció que se investigarían las denuncias de fraude electoral y que nuevas votaciones tendrían lugar al cabo de 12 meses, presunta duración por tanto del período transitorio.

Al día siguiente, 2 de febrero, Min Aung Hlaing remató su captura del poder absoluto con la creación de una junta, el Consejo Administrativo del Estado. Integran la junta ocho generales, con Min Aung Hlaing al frente, y otros tantos civiles, inclusive seis políticos de cinco partidos en la oposición a la NLD. Entre ellos figuran el USDP y la Fuerza Democrática Nacional (NDF), una escisión del bando de la Premio Nobel de la Paz, en los últimos años repudiada internacionalmente por su justificación de los crímenes cometidos contra los rohingyas de Rakhine por el Ejército a las órdenes de Min Aung Hlaing.

Ahora, Min Aung Hlaing y su número dos, el general Soe Win, como él objeto desde 2019 de sanciones estadounidenses a causa del genocidio Rohingya y señalado por actos de corrupción y enriquecimiento ilícito al socaire del enorme poder empresarial de las Fuerzas Armadas, afrontan el castigo de parte de la comunidad internacional y la movilización de los ciudadanos birmanos, que, desafiando los fusiles, han comenzado una campaña de protestas pacíficas masivas. Los manifestantes exigen la vuelta al orden legal, la liberación de Aung San, sobre la que ya penden unos cargos fabricados que podrían costarle una larga pena carcelaria, y que China retire su apoyo tácito a los golpistas. El nuevo hombre fuerte de Myanmar está respondiendo a la desobediencia de la sociedad civil con la represión a tiros, detenciones, la ley marcial y el toque de queda en las principales ciudades. También, con el apagón de las redes sociales de Internet, medio que Min Aung Hlaing, un militar con ínfulas de estadista (en 2016 logró ser recibido en Bruselas por la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, y en 2017 se reunió en Rangún con el papa Francisco, de viaje pastoral en Myanmar), ha usado profusamente para justificar la persecución de los rohingyas y para autopromocionarse.

La promesa del general de celebrar elecciones libres dentro de un año y de ceder el Gobierno a los vencedores de las mismas es recibida con escepticismo, máxime al sospechársele la ambición de ser investido presidente de la República por la Asamblea, proyecto que la aplastante victoria de la NLD en las elecciones de noviembre (sus resultados neutralizaron de nuevo la cláusula antidemocrática del 25% de los escaños reservados a las Tatmadaw) vendría a torpedear. Hay que recordar que el mandato del derrocado presidente Win Myint expiraba el 30 de marzo, y que poco después, en julio, a Min Aung Hlaing, al cumplir los 65 años, le tocaba jubilarse del servicio activo. De materializarse aquel escenario, se produciría en Myanmar una situación análoga a la vivida en la vecina Tailandia con los sucesos de 2014-2019.

(Cobertura informativa hasta febrero 2021)

Min Aung Hlaing tenía cinco años cuando en 1962 el general Ne Win truncó la experiencia multipartidista que desde la independencia nacional en 1948 venía liderando en Birmania el partido antecesor de la NLD, la Liga Antifascista por la Libertad del Pueblo. Hijo de un ingeniero funcionario del Gobierno, el joven cursó un año de Derecho en la Universidad de Rangún, pero en 1974 abandonó estos estudios al conseguir ser admitido en la Academia de Servicios de la Defensa.

El futuro hombre fuerte de Myanmar desarrolló una carrera militar bastante convencional. Fue escalando rangos en los tiempos que marcaba el escalafón, y a la vez ganándose una reputación de oficial discreto y ultraconservador, siempre leal a las cúpulas militares de la línea dura. No se han facilitado datos precisos sobre su situación en el Ejército cuando el aplastamiento de la histórica revuelta prodemocrática de 1988, trágico suceso que supuso la caída del régimen socialista fundado por el general Ne Win, la constitución de la junta militar del general Saw Maung y el arresto de Aung San Suu Kyi, quien en 1990 vio cómo las Tatmadaw se negaban a reconocer el triunfo electoral de su partido y se aferraban al poder. Sin embargo, se sabe que Min Aung Hlaing, como tantos compañeros de promoción imbuidos de nacionalismo autoritario, se endureció en las operaciones de combate contra las distintas insurgencias armadas que operaban en el empobrecido país del sudeste asiático.

La biografía de Min Aung Hlaing adquiere más luz como protegido del general Than Shwe, el oficial que en 1992 desplazó a Saw Maung como comandante en jefe de los Servicios de la Defensa (estructura interarmas de las Fuerzas Armadas) y presidente de la junta militar, el Consejo de Estado para la Restauración de la Ley y el Orden (SLORC), redenominado Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo (SPDC) en 1997. Al parecer, Min Aung Hlaing se colocó en la órbita de Than Shwe ya en la época en que este era el coronel al mando de la 88ª División de Infantería Ligera, a principios de la década de los ochenta.

En 2002 Min Aung Hlaing fue ascendido a comandante regional en Shan, estado oriental de la Unión de Myanmar, en la frontera triangular con China, Laos y Tailandia, que toma su nombre del grupo étnico allí mayoritario. Como tal, participó en las discusiones regulares con dos guerrillas del movimiento nacionalista Shan surgidas del colapso en 1989 del Partido Comunista de Birmania y anteriormente combatidas por la 88ª División, el Ejército Unido del Estado Wa (UWSA) y el Ejército de la Alianza Democrática Nacional (NDAA). Min Aung Hlaing permaneció al lado de Than Shwe en la crisis intramilitar de 2004, saldada con el cese y detención del poderoso general Khin Nyunt, jefe de la Inteligencia del Ejército, primer ministro y abierto a entablar negociaciones con Aung San Suu Kyi, quien pasaba por su tercer período de arresto domiciliario sin cargos ni juicio.

Los despachos de prensa sitúan el acceso de Min Aung Hlaing al vértice del poder marcial entre 2008 y 2009, cuando el oficial fue promovido al generalato y a la jefatura de la Oficina de Operaciones Especiales-2 (BSO-O), responsable de la seguridad y la contrainsurgencia en los estados Shan y Kayah. En particular, se le atribuye la dirección de una ofensiva contra el Ejército de la Alianza Democrática Nacional de Myanmar (MNDAA) en la región de Kokang. Asimismo, estuvo identificado con la brutal represión de la llamada Revolución Azafrán de 2007, una ola contestataria de la sociedad civil, encabezada por monjes y estudiantes, contra la prolongación de la dictadura.

Siempre a la diestra de Than Shwe, Min Aung Hlaing reemplazó a su colega de rango Shwe Mann al frente del Estado Mayor Conjunto de la Defensa en junio de 2010 y poco después, el 30 de marzo de 2011, con 54 años, sucedió a su mentor, dos décadas más viejo, como comandante en jefe de los Servicios de la Defensa. El cambio de mando supremo en las Tatmadaw coincidió con el retorno formal de Myanmar al Gobierno constitucional civil: la junta militar, el SPDC, quedó disuelta y la jefatura del Estado fue asumida por un presidente de la República investido por los diputados, el general retirado Thein Sein, hasta entonces primer ministro así como presidente del USDP, el partido creado por los militares para participar en el nuevo juego político y que en los comicios de noviembre de 2010 se había hecho con todo el control de la Asamblea de la Unión gracias al boicot de la NLD. En adelante, Thein Sein, ex soldado con fama de posibilista, iba a ser el responsable de completar el plan de reformas democráticas y liberación de presos políticos que, si no era saboteado por sus mismos hacedores, conduciría inexorablemente a la subida de Aung San Suu Kyi y su partido al Ejecutivo birmano.

Min Aung Hlaing fue por tanto uno de los máximos protagonistas del reparto de papeles escenificado por las Tatmadaw en el período 2010-2011: si compañeros generales como Thein Sein (presidente de la República), Tin Aung Myint Oo (vicepresidente primero), Shwe Mann (presidente de la Cámara de Representantes del parlamento bicameral), Khin Aung Myint (presidente de la Cámara de Nacionalidades y de la Asamblea de la Unión), Than Htay (ministro de Energía y futuro jefe del USDP) y Myint Swe (ministro jefe de la región de Rangún y futuro vicepresidente de la República) optaron por colgar el uniforme y reclicarse en políticos civiles dotados de elevadas atribuciones, él permaneció en la milicia como el sucesor estamental designado por Than Shwe, ahora jubilado.

Si bien el Gobierno del USDP, semidemocrático todo lo más, únicamente era civil de fachada, Min Aung Hlaing, general de tres estrellas desde 2011 y de cuatro estrellas, el máximo del escalafón, a partir de 2013, adoptó un rol constructivo de colaborador desde las Tatmadaw con las reformas emprendidas por el presidente Thein Sein. Resultó determinante su actuación en las prolijas discusiones de paz con las guerrillas y movimientos subversivos a los que el Gobierno reconocía con el estatus de "organizaciones étnicas armadas" (OEA). Entre noviembre de 2011 y marzo de 2012 el Ejército suscribió una decena de altos el fuego con otras tantas organizaciones en armas, activas en los estados Karen, Shan, Chin, Mon y Kayah. El proceso ganó impulso con el llamado Acuerdo Nacional de Alto el fuego, firmado en octubre de 2015 por Thein Sein y los representantes de ocho OEA en Naypyidaw, la capital oficial de Myanmar desde 2005. En este período, el general mantuvo contactos con altos oficiales del Ejército y el Gobierno chino en aras de una cooperación bilateral en materia de defensa y con respecto al conflicto armado en el estado Kachin.