Milos Zeman
Presidente de la República (2013-2023); primer ministro (1998-2002)
El ex primer ministro Milos Zeman ha sido el ganador de las elecciones presidenciales, primeras directas desde la independencia, celebradas en enero de 2013 a doble vuelta en la República Checa. Su mandato quinquenal arranca el 8 de marzo. Con este antiguo líder del Partido Social Demócrata (CSSD), en la actualidad presidente honorario del Partido de los Derechos Cívicos-Zemanovci (SPOZ, puesto en marcha tras marcharse del CSSD en 2007), en 1998 se abrió un paréntesis izquierdista de ocho años en el gobierno del país centroeuropeo, antes y después controlado por el derechista Partido Cívico Democrático (ODS). Su Ejecutivo, minoritario y monocolor, completó sin novedad la legislatura en 2002. Entonces, Zeman optó por no presentarse de nuevo en virtud de un polémico pacto de estabilidad con el líder del ODS, Václav Klaus, precisamente el hombre al que ahora sucede en la jefatura del Estado y con quien viene manteniendo una curiosa relación bipolar de antagonismo ideológico rico en escaramuzas y apoyo mutuo por intereses prácticos.
Como jefe del Gobierno checo, Zeman, un político de fuerte personalidad y verbo punzante, pilotó la recuperación económica, dejando atrás la recesión y la espiral inflacionaria heredadas del fracasado Gabinete Klaus, aunque no consiguió reducir el déficit público ni el desempleo. De puertas al exterior, el país ingresó en la OTAN en 1999 e hizo avances decisivos para la adhesión, ya en 2004, a la Unión Europea. Posteriormente mantuvo unas relaciones borrascosas con dos de sus sucesores en el mando del CSSD, los primeros ministros Vladimír Spidla y Jirí Paroubek, y en 2003 protagonizó una primera tentativa presidencial en la que se estrelló frente a Klaus.
Esta vez, Zeman, favorecido por el sufragio universal, se ha impuesto al candidato del Gobierno de centro-derecha, Karel Schwarzenberg, aristocrático ministro de Exteriores, tras librar una áspera campaña en la que ambos contrastaron sus respectivas interpretaciones históricas de la deportación en masa de la minoría alemana de Checoslovaquia tras la Segunda Guerra Mundial. Aunque Zeman ha empleado una retórica asimilable al nacionalismo checo de signo antigermano (en Alemania y en Austria se le tacha de populista de izquierdas), su europeísmo con matices le acerca a Schwarzenberg y le aleja de Klaus. Se espera que con él en el Castillo de Praga, valiéndose de unas atribuciones supeditadas al Gobierno y el Parlamento pero no meramente protocolarias, la República Checa abra un nuevo capítulo de relaciones con el núcleo rector de la UE tras la etapa de euroescepticismo a ultranza de Klaus. La cohabitación con el primer ministro del ODS, Petr Necas, podría experimentar fricciones en relación con la política económica, pues Zeman viene fustigando las medidas de austeridad y los recortes sociales.
(Nota de edición: esta biografía fue publicada originalmente el 7/2/2013. Milos Zeman ganó un nuevo mandato como presidente de la República Checa en las elecciones a dos vueltas de 1/2018. Este segundo y definitivo ejercicio de cinco años concluyó el 9/3/2023, fecha en que Zeman traspasó la jefatura del Estado a su sucesor electo, Petr Pavel). |
1. Actividades en la época comunista y adhesión al Partido Social Demócrata
2. El Gobierno Zeman de 1998-2002
3. Relaciones tormentosas con Vladimír Spidla
4. Fundación de un partido propio y elección presidencial en 2013
1. Actividades en la época comunista y adhesión al Partido Social Demócrata
Hijo de un funcionario de correos y de una maestra de escuela que se divorciaron al poco de nacer él, el muchacho fue criado sólo por la madre y asistió al colegio en su natal Kolín, ciudad de la región de Bohemia Central. Tras terminar la secundaria se puso a trabajar y en 1965 comenzó a estudiar por correspondencia en la Universidad de Economía de Praga. En 1967 prosiguió su formación en las aulas universitarias y dos años después consiguió graduarse con una tesina sobre la predicción de la actividad económica.
A comienzos de 1968, durante la Primavera de Praga, el joven se afilió al Partido Comunista de Checoslovaquia (KSC) atraído por las reformas liberalizadoras de su primer secretario, Alexander Dubcek, pero no tardó en criticar las injerencias soviéticas en la conducción de los acontecimientos. Decepcionado, en julio solicitó ingresar en el renacido Partido Social Demócrata Checoslovaco (CSSD), histórica formación política, con 90 años de existencia, que en 1948 había sido absorbida por el KSC y que ahora, al socaire de la apertura de Dubcek, intentaba recuperar su autonomía. Sin embargo, la invasión soviética en el mes de agosto y la normalización política emprendida por el nuevo hombre fuerte del KSC obediente a Moscú, Gustáv Husák, desbarataron los planes de Zeman, que como otros muchos miles de paisanos fue a parar a las listas negras del régimen. La represalia retardada llegó en 1970 con la expulsión del KSC, siendo la inmediata consecuencia la dificultad para encontrar empleo.
En 1971 consiguió ser contratado por un modesto centro de formación física. Allí creó un gabinete de investigaciones sociológicas cuyos análisis críticos de la actualidad checoslovaca le acarrearon el cierre del local en 1984. A continuación, entró a trabajar una compañía agropecuaria, donde se dedicó a elaborar modelos de simulación de sistemas agrícolas. La especialidad adquirida en la diagnosis y la prospectiva de la realidad social y económica del país convirtieron a Zeman en colaborador ocasional, aunque mirado con lupa, del Instituto de Investigación Económica de Praga y del Instituto de Predicción Económica de la Academia Checoslovaca de Ciencias. Al final, la intolerancia de las autoridades prevaleció y en 1989 Zeman fue despedido de la granja donde estaba en nómina.
En noviembre de aquel año Zeman participó en las manifestaciones populares prodemocráticas que prendieron la Revolución de Terciopelo contra la dictadura comunista y se unió al Foro Cívico, la plataforma que asumió el liderazgo del movimiento contestatario en marcha y cuyo principal dirigente era el dramaturgo y disidente Václav Havel. La llegada del orden democrático a Checoslovaquia permitió a Zeman cambiar drásticamente su errática trayectoria y cruzar las puertas de la política profesional.
En las históricas elecciones libres de junio de 1990, ganadas con claridad por el Foro Cívico, Zeman se hizo con un mandato en la Cámara de la Naciones, la cámara alta de la Asamblea Federal, la cual luego confirmó a Havel en la Presidencia de la ahora denominada República Federal Checa y Eslovaca. Durante la legislatura, el diputado presidió el Comité de Presupuestos y expresó críticas al sistema de privatización mediante bonos adoptado por el Gobierno Federal de Marián Calfa. Cuando en la República Checa se avivaron las dudas sobre la viabilidad de la federación, Zeman se mostró partidario de mantener los vínculos con Eslovaquia en el marco de una unión de tipo confederal. Estos posicionamientos le endilgaron la etiqueta de izquierdista en el seno del Foro Cívico.
El Foro, de hecho una amalgama de sensibilidades y tendencias bastante dispares, terminó desintegrándose en varios partidos independientes en abril de 1991. Zeman se ubicó en el grupo parlamentario de una de las tres fuerzas principales resultantes de la ruptura, el Movimiento Cívico, pero luego se aproximó al viejo CSSD, que en marzo de 1990 había celebrado un congreso organizativo bajo la dirección de Jirí Horák.
En junio de 1992 Zeman materializó su alta en el CSSD justo a tiempo para ser reelegido en sus listas como miembro de la Asamblea Federal, donde pasó a formar parte de la Cámara del Pueblo, la cámara baja. Su progresión en el CSSD fue de lo más fulgurante, pues de encabezar la sección del partido en Praga pasó a alcanzar, en tan sólo ocho meses, la mismísima presidencia nacional. Así lo decidieron los asistentes al Congreso celebrado el 27 y el 28 de febrero de 1993 en la ciudad bohemia de Hradec Králové. Zeman tomó el relevo a Jirí Horák en una asamblea que decidió también, luego de la extinción pactada de la federación binacional el último día de 1992, el cambio de nombre del partido, que dejó de ser checoslovaco para denominarse checo.
En los años siguientes a su elección al frente de los socialdemócratas checos, Zeman convirtió al CSSD, un partido minoritario que sólo poseía 16 escaños sobre 200 en la Cámara de Diputados del Parlamento republicano, en una alternativa de poder al gobernante Partido Cívico Democrático (ODS), la formación conservadora y ultraliberal liderada por el primer ministro Václav Klaus, antiguo colega suyo del Foro Cívico, en cuyo seno había capitaneado la principal escisión, la derechista.
En las elecciones parlamentarias del 31 de mayo y el 1 de junio de 1996 el CSSD, con el 26,4% de los votos, tres puntos menos que el ODS, y 61 escaños, ascendió de la tercera a la segunda posición a costa de su teórico rival por la izquierda, el Bloque Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM), sacándole una diferencia de 39 escaños y 16 puntos de voto. El KSCM, liderado por Jirí Svoboda y Miroslav Grebenícek, era el heredero directo del desaparecido KSC, pero, a diferencia de los partidos socialistas de Polonia y Hungría, no renegaba apenas de los planteamientos marxistas, limitando así sus expectativas electorales. El resultado en las urnas de 1996 fue un sorpasso a la checa que canceló la anómala distribución de fuerzas en el campo de la izquierda.
Como líder de la oposición, a pesar de sus grandes diferencias ideológicas con Klaus y de su reputación de radical cuando conquistó el liderazgo del partido en 1993, Zeman se mostró proclive al compromiso básico, alternando los momentos de aproximación en áreas como la política exterior (muy señaladamente, la apuesta por el ingreso en la OTAN) con otros de enfrentamiento, incluso de tipo personal, a propósito de la política económica.
La manifestación más notable de entendimiento entre Zeman y Klaus tuvo lugar nada más comenzar la nueva legislatura, el 27 de junio de 1996, con la elección del primero para presidir la Cámara de Diputados a cambio del apoyo de su partido al Gobierno de coalición tripartito de Klaus, que había perdido la mayoría absoluta. Sin embargo, los socialdemócratas se saltaron este pacto a las primeras de cambio, al ausentarse del hemiciclo durante la sesión de voto de confianza al nuevo Ejecutivo. Año y medio después, en noviembre de 1997, Zeman fue testigo de la estrepitosa caída de Klaus, forzado a dimitir por un escándalo de corrupción que afectaba a su partido y que hizo trizas la coalición gobernante, en mitad, además, de una avalancha de malos datos económicos.
2. El Gobierno Zeman de 1998-2002
En las elecciones anticipadas del 19 y el 20 de junio de 1998 el CSSD, beneficiado por el descrédito del ODS, cuyo neoliberalismo económico había producido dolorosos desgarros en el tejido social y arrastrado al país a una cruda recesión, conquistó la victoria con el 32,3% de los sufragios y 74 escaños. Se trataba, sin embargo, de una débil mayoría, que hacía imposible el gobierno el solitario. Tras infructuosas conversaciones con el ODS y la Unión Cristiana y Democrática-Partido Popular Checoslovaco (KDU-CSL) en aras de un gobierno de coalición, Zeman sí consiguió de Klaus, el 9 de julio, un acuerdo por el que su partido conseguía las presidencias de las dos cámaras parlamentarias a cambio de un compromiso de supervivencia básico, que los conservadores se abstuvieran de iniciar o respaldar mociones de censura contra el Gobierno de minoría del CSSD. El polémico Pacto de Estabilidad Política, válido en principio para toda la legislatura, venía a ser la reedición a la inversa del compromiso de 1996.
Los pequeños partidos de centro, marginados de las componendas de los grandes, arremetieron contra un ejercicio de realpolitik no por ya ensayado menos sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que durante la campaña Zeman había tenido que soportar las feroces diatribas demagógicas de Klaus, quien le pintó de comunista emboscado peligroso para la democracia, mientras que el líder conservador había sido tachado de "thatcherista" por su adversario. Sus defensores arguyeron que el acuerdo CSSD-ODS iba a proporcionar estabilidad y garantías de funcionamiento a un Gobierno congénitamente débil en un cuatrienio decisivo para las aspiraciones de integración de la República Checa en las organizaciones euro-atlánticas. Havel nombró a Zeman primer ministro el 17 de julio, cinco días después se constituyó el Gobierno monocolor y el 19 de agosto el flamante Gabinete superó el voto de confianza del Parlamento. Conforme a lo estipulado, Klaus fue investido ahora presidente de la Cámara baja, donde tomaba el testigo precisamente a Zeman, y unos meses más tarde su colega de partido Libuse Benesová asumió la titularidad de la Cámara alta.
Zeman llegó al poder con la intención de poner en orden la economía (1998 cerró con un retroceso del PIB del 1,2%), revertir la tendencia alcista del desempleo, aumentar el gasto público, frenar la privatización de sectores considerados sensibles como la educación, la sanidad y los ferrocarriles, y combatir la corrupción. Asimismo, debía acometer las reformas demandadas por la Comisión Europea para el ingreso del país en la Unión Europea, que pasaban por mayores inversiones en los capítulos agrícola, medioambiental y energético. Las negociaciones oficiales de adhesión estaban en marcha desde el 31 de marzo de este año.
Transcurrido el primer año, sin embargo, el Gobierno Zeman ya había acumulado una serie de contratiempos por el afloramiento de nuevos casos de corrupción, entre ellos la presunta financiación ilegal del CSSD, y controversias de variada índole, que se saldaron con ceses y dimisiones. La más sonada de esta primera hornada de bajas gubernamentales fue la del titular de Finanzas, Ivo Svoboda, obligado por Zeman a marcharse en julio de 1999 tras serle formulados unos cargos policiales en relación con una trapacería financiero-empresarial cometida dos años atrás. El siguiente en caer, en diciembre, fue uno de los viceprimeros ministros, Egon Lansky, quien adujo problemas de salud pese a ser el centro de una controversia por la investigación judicial de un depósito irregular en un banco austríaco.
Los dos siguientes años conocieron otras cuatro renuncias de peso: en marzo de 2000 se marchó el titular del Interior, Václav Grulich, molesto con las intrigas políticas a tres que se traían Zeman, Klaus y Havel; en octubre del mismo año causó baja el ministro de Justicia, el independiente Otakar Motejl, pero para convertirse en el primer ombudsman de la República Checa; en abril de 2001 entregó la carta de dimisión el viceprimer ministro y sucesor de Svoboda en Finanzas, Pavel Mertlík, por discrepancias con Zeman en el capítulo de las privatizaciones; y menos de un mes después fue despedido el responsable de Defensa, Vladimír Vetchy, después de alentar las especulaciones sobre unos negocios armamentísticos con China que no eran bien vistos por Estados Unidos.
El ingreso en la OTAN el 12 de marzo de 1999 no se vivió en Chequia con el entusiasmo observado en Polonia y Hungría, y la intervención militar, días después, de la Alianza Atlántica contra la Serbia de Slobodan Milosevic para detener la represión en Kosovo alentó las actitudes escépticas en Praga. Zeman, que hasta poco antes de llegar al Gobierno se había mostrado favorable a someter a referéndum la entrada en la OTAN, si bien propugnado el voto afirmativo, informó a Bruselas que "aceptaba" los bombardeos aéreos en Yugoslavia y autorizó el paso de convoyes y los sobrevuelos del espacio aéreo checo.
Esta posición, aunque más tibia que la de los otros gobiernos de la región, varios de los cuales no eran miembros de la OTAN, fue sin embargo suficiente para salvaguardar las responsabilidades adquiridas ante la organización y mantuvo una cierta equidistancia entre las posturas de Klaus, decididamente en contra de las operaciones militares (con lo que se hacía eco de la mayoría de la población), y el presidente Havel, que incluso negó la soberanía de Serbia sobre Kosovo. Luego, en febrero de 2000, toda Europa central vivió con intensidad las repercusiones de la llegada del partido ultraderechista de Jörg Haider al Gobierno de Austria. Desde Praga, Zeman fue uno de los dirigentes regionales que reaccionaron con más hostilidad.
Por aquel entonces, uno de los aspectos del panorama nacional más criticados por las instancias internacionales era la situación de la minoría gitana, objeto de unas expresiones de racismo de la población eslava donde no faltaban las agresiones físicas. Aunque la ONU valoró como bien intencionada la política integradora adoptada por el Gobierno Zeman, consideró sus medidas "insuficientes" y "poco efectivas", alertando de paso contra la creación de un "mini apartheid" en la República Checa.
En noviembre de 2000, el informe emitido por la Comisión Europea sobre el progreso de las negociaciones de adhesión puso sobre el tapete el rezago checo en la concreción de determinadas reformas esenciales, lo que alentó el temor a que el país pudiera descolgarse del pelotón de países solicitantes que marchaba en cabeza. Un año después, la Comisión destacaba que Praga había hecho grandes avances y la condición de país pionero dejó de suscitar dudas, si bien seguían pendientes de acometer una serie de reformas legales para asimilar el acervo de la Comunidad en aspectos tales como la función pública, a fin de hacerla totalmente independiente de los intereses privados. En 2001 Bruselas también le reclamó al Gobierno Zeman mayores esfuerzos en la lucha contra la corrupción administrativa, las redes de tráfico de personas y la discriminación de los gitanos, así como la compleción de reformas estructurales imprescindibles para el correcto engranaje económico de la República Checa en el Mercado Único Europeo, caracterizado por su elevada competitividad.
Estadista muy interesado en fortalecer las relaciones con los países del entorno salidos del bloque comunista, en particular Polonia, Hungría y Eslovaquia, Zeman fue además uno de los gobernantes de la antigua Europa del Este que cuando los ataques terroristas del 11-S con mayor presteza salió a solidarizarse y a ofrecer plena colaboración a Estados Unidos. El compromiso checo quedó fijado con el envío a Afganistán, campo de batalla contra los talibanes y Al Qaeda, de una unidad antiquímica de 300 hombres.
Desde finales de 2000 el Gobierno de Zeman se resintió de la fuerte polémica en torno al control político por el Parlamento de la televisión pública checa, Ceská Televize (CT), pero la plena vigencia del pacto con el ODS, partido que el 13 de enero de 2001 hizo piña con el CSSD en la votación que aprobó enmendar la ley reguladora del medio, le aseguró la conclusión de la legislatura sin más novedad. El 6 de abril de 2001, haciendo un balance satisfactorio de su gestión hasta la fecha y subrayando los avances del "huracán legislativo" para armonizar las normas checas con las de la UE, Zeman renunció a la presidencia del CSSD en el XXX Congreso del partido. Al día siguiente fue elegido para el puesto un lugarteniente de confianza, Vladimír Spidla, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.
El primer ministro anunció con mucha antelación que no se presentaría a la reelección en los comicios de 2002; durante un tiempo, incluso, sopesó hacer coincidir las bajas en la jefatura del partido y el Gobierno. Zeman trasladó a la persona que le sucediese la responsabilidad de domeñar el desempleo, aumentado en casi dos puntos desde 1998 (en abril de 2002 la tasa era del 8,8%, si bien año y medio atrás había rebasado ampliamente el 9%), y el déficit fiscal, elevado también pese a la recuperación de las tasas de crecimiento positivo gracias a las inversiones foráneas y al dinamismo del comercio checo en el espacio económico europeo. Otra noticia positiva en este balance de claroscuros era el fuerte descenso de la inflación, pues el 10,7% de media computado en 1998 quedó reducido a una tasa interanual del 1,25% en junio de 2002.
En febrero de 2002, faltando cuatro meses para las elecciones, el primer ministro checo provocó un embarazoso incidente diplomático al calificar a los alemanes étnicos que vivían en la región fronteriza de los Sudetes (anexionada por la Alemania nazi en 1938 en virtud de los Acuerdos de Múnich) antes de la Segunda Guerra Mundial de "quinta columna de Hitler" y justificar su deportación en masa después de la contienda por el Gobierno checoslovaco, ya que así vieron "cumplidos sus deseos de tener su hogar en el Reich". El canciller alemán —y socialdemócrata a la sazón— Gerhard Schröder dejó patente su disgusto por estas declaraciones cancelando una visita que tenía previsto realizar a Praga en marzo. Los roces germano-checos venían de atrás, debido al mantenimiento en servicio de la polémica central atómica de Temelin, en Bohemia Meridional, motivo también de fuertes protestas por parte de Austria, que era el paradigma del desajuste de las normativas checas con la reglamentación de la UE en materia de seguridad nuclear.
En las parlamentarias del 14 y el 15 de junio de 2002 el CSSD, con Spidla de cabeza de lista, revalidó su condición de primer partido del país con el 30,2% de los sufragios y 70 de los 200 escaños de la Cámara de Diputados, unos resultados sólo ligeramente inferiores a los cosechados en 1998 y que resultaban especialmente meritorios porque apenas dos semanas antes de la cita con las urnas el ODS comandaba las encuestas. Antes de los comicios, Zeman dijo a las claras que le gustaría ver renovado el pacto con el ODS, pues había resultado provechoso para la estabilidad política y las reformas proeuropeas, aunque aclaró que Spidla era libre de emprender negociaciones con otras formaciones y que él no interferiría en la formación del nuevo Ejecutivo. La ambigua química entre Klaus y Zeman no funcionaba con Spidla, quien cerró la puerta a un nuevo entendimiento con el ODS y el 12 de julio alineó un Gobierno de coalición con los democristianos de la KDU-CSL y los liberalconservadores de la Unión de la Libertad-Unión Democrática (US-DEU).
3. Relaciones tormentosas con Vladimír Spidla
Al poco de producirse el cambio de Gobierno, Zeman se perfiló como aspirante del CSSD para disputar la próxima elección parlamentaria del presidente de la República. El procedimiento, complicado, era el siguiente: en la primera votación los candidatos intentarían ganar sendas mayorías absolutas por separado en las dos cámaras del Parlamento; si no había vencedor, tendría lugar una segunda votación que enfrentaría a los dos candidatos en cabeza de acuerdo con las mismas reglas; si persistía la indefinición, los dos finalistas irían a una tercera votación donde ya bastaba la mayoría absoluta considerando el conjunto de los 281 diputados y senadores. Si aún así no había ganador, el proceso volvería al punto de partida.
El veterano Havel, con la salud muy quebrantada, terminaba su segundo e improrrogable mandato en febrero de 2003. Otro de los que quería sucederle era Klaus, quien se aseguró la nominación por su partido. La ambición del ex primer ministro mereció el respaldo de las bases socialdemócratas, que dejaron clara su preferencia en una elección primaria abierta a la militancia, pero el aparato del partido quería imponer a Jaroslav Bures, el último ministro de Justicia del Gobierno Zeman. Spidla mismo tampoco veía con buenos ojos la opción de su predecesor, que se movía con claros asomos de rivalidad. Las divisiones entre los distintos sectores eran fuertes y al final cada parte se salió con la suya: Spidla impuso la candidatura de Bures en la creencia de que su favorito derrotaría a Klaus en la primera tanda de votaciones. Y Zeman se reservó para una segunda tanda, pues estaba convencido de que Bures fracasaría en la primera.
Una crisis de incalculables consecuencias quedó conjurada en el CSSD, pero en realidad no hubo ningún acuerdo, pues nadie cedió. Irritado por la terquedad electoral de Zeman, Spidla arremetió contra su antiguo protector, al que calificó de "símbolo de políticas periclitadas" y cuyo hipotético salto a la Presidencia de la República comparó con un "camino al infierno". Las reacciones airadas del aludido, bien conocido por sus exhibiciones de carácter y su verbo contundente, no se hicieron esperar.
Finalmente, uno y otro perdieron. El 15 de enero de 2003 Bures compitió con el comunista Miroslav Krízenecky, Klaus por el ODS y Petr Pithart, el presidente del Senado, por la KDU-CSL. El pretendiente socialdemócrata, privado del voto por la mitad de los parlamentarios de su propio partido y tal como Zeman había vaticinado, cayó eliminado a las primeras de cambio, aunque luego Klaus y Pithart no pudieron imponerse el uno al otro en las dos votaciones que siguieron. La segunda tanda de votaciones tuvo lugar el 24 de enero y en ella Zeman se enfrentó a Klaus y a Jaroslava Moserová, de la Alianza Cívica Democrática (ODA). Zeman obtuvo el visto bueno del Comité Ejecutivo Central del CSSD, pero Spidla y los liderazgos de la KDU-CSL y la US-DEU rehusaron cualificarle como el candidato del Gobierno. Los socios menores de la coalición se decantaron por Moserová.
Como resultado de esta desunión en el oficialismo, Zeman sufrió el mismo fiasco que Bures: fue segundo tras Klaus en la votación efectuada en la Cámara de Diputados, pero sólo recogió cinco apoyos en el Senado, resultando tercero en esta votación y quedando por tanto apeado del proceso. Tampoco ahora los dos finalistas lograron romper el impasse, así que hubo de acudirse a una tercera ronda de votaciones el 28 de febrero. Esta vez Klaus consiguió doblegar al adversario presentado por los partidos del Gobierno, un independiente, el filósofo y ex ministro de Educación Jan Sokol. Spidla y Zeman se echaron los trastos a la cabeza, culpándose mutuamente del humillante desenlace de las elecciones presidenciales. El primero habló de "estrategia equivocada" y afirmó que había sido un error nominar a "un miembro del núcleo duro del partido", mientras que el segundo presentó la actitud refractaria del primer ministro como un auténtico sabotaje a su aspiración. El intercambio de denuestos arreció cuando Spidla comprendió que existía un movimiento interno azuzado por Zeman para removerle al frente del CSSD.
Tras esta decepcionante experiencia, Zeman se retiró de los focos e inició una temporada de descanso en su casa de campo en la región de Vysocina. Sin embargo, siguió moviendo importantes hilos en el CSSD y haciendo una efectiva labor de zapa contra Spidla. A finales de marzo de 2003, en el XXXI Congreso del partido, Jirí Rusnok, el recién destituido ministro de Industria y Comercio y hombre de la facción de Zeman, con quien había sido ministro de Finanzas entre 2001 y 2002, disputó infructuosamente el liderazgo orgánico a Spidla, quien salió reelegido.
En abril del año siguiente Zeman volvió a desatar la caja de los truenos al reclamar públicamente a sus camaradas que descabalgaran a Spidla y rompieran la coalición con el centro-derecha, ya que "en todos los partidos hay que hacer de vez en cuando una limpieza de ratas", explicó. Según el ex primer ministro, los socialdemócratas debían elegir un nuevo líder y gobernar en solitario pero con apoyo parlamentario de los comunistas. El ambiente de motín instigado por Zeman resultó instrumental en la temprana caída, en efecto, de Spidla. En junio de 2004, tocado por el desastroso resultado de las elecciones al Parlamento Europeo y confrontado a una mayoría hostil en el Comité Ejecutivo Central de su formación, el dirigente presentó la dimisión como jefe del partido y del Gobierno. Su sucesor fue Stanislav Gross, el joven ministro del Interior desde el año 2000, quien había mantenido diferencias con Zeman en el pasado pero que no encontró ahora beligerancia por su parte.
Sin embargo, Gross tuvo un recorrido efímero, de menos de un año, pues en marzo de 2005 la KDU-CSL dio portazo al Gobierno y el primer ministro treintañero, ya en la picota por el escándalo a propósito de un lujoso apartamento adquirido en Praga, se sintió incapaz de continuar. El cuarto líder y primer ministro del CSSD en menos de tres años fue Jirí Paroubek, un dirigente que tampoco procedía del círculo de Zeman y que fue acogido por este con bastante frialdad.
En los años siguientes, Zeman se mantuvo activo en el candelero político nacional. En 2005 publicó un libro de memorias, Jak Jsem Se Mylil v Politice (la traducción literal del título es Qué equivocado estaba en la política), que fue un gran éxito de ventas. En 2006 participó en la campaña del CSSD para las elecciones legislativas, en las que los socialdemócratas mejoraron sus resultados con respecto a 2002 y recobraron exactamente las cuotas de votos y escaños sacadas en 1998, pero el ODS tuvo un salto mucho más vigoroso y ganó los comicios con mayoría simple, tras lo cual su líder, Mirek Topolánek, formó un precario Gobierno monocolor. Paroubek ofreció a Zeman ser el candidato del CSSD en la elección presidencial de febrero de 2008, pero el veterano dirigente no veía posibilidades de batir a Klaus, aspirante a la reelección, y declinó la oferta. Más tarde el principal partido de la oposición optó por endosar la candidatura del economista independiente Jan Svejnar, quien perdió ante Klaus.
4. Fundación de un partido propio y elección presidencial en 2013
En marzo de 2007 Zeman entró en confrontación directa con Paroubek a raíz de la denuncia interpuesta por un abogado, Zdenek Altner, quien exigía al CSSD una enorme cantidad de dinero, al cambio 667 millones de euros, en concepto de honorarios y sanciones por la defensa legal en 1997, cuando Zeman lideraba la formación, de los intereses de los socialdemócratas en un litigio por la propiedad de la histórica sede del partido en Praga, la Casa del Pueblo. El caso se complicó cuando un periodista, Jaroslav Novák, denunció a Zeman ante la Policía acusándole de haber firmado con Altner un contrato lesivo para la tesorería del partido. Paroubek tachó a Altner de chantajista e insinuó que Zeman estaba tras su demanda por impago, mientras que Zeman expresó su convicción de que la denuncia de Novák contra él tenía como muñidor a Paroubek. El 21 de marzo, dos días antes del congreso en el que Paroubek optaba a la reelección, Zeman zanjó cinco años de disputas con sus sucesores al frente del CSSD anunciando la marcha del partido en el que había militado desde 1992.
Resuelto a dirigir su propio proyecto político de izquierda, el antiguo gobernante organizó primero un grupo cívico de apoyo, la Asociación de Amigos de Milos Zeman. El siguiente paso fue, el 17 de octubre de 2009, anunciar la creación de una fuerza política propiamente dicha, el Partido de los Derechos Cívicos (Strana Práv Obcanu, SPO). En enero de 2010, con el fin, así se adujo, de evitar confusiones con otro partido de nuevo cuño y de signo derechista, el de los Ciudadanos Libres (Strana Svobodnych Obcanu, SSO), el SPO añadió a su nombre la coletilla La Gente de Zeman (Zemanovci), generando la sigla SPOZ.
El 6 de marzo siguiente el SPOZ celebró su congreso fundacional, en el cual Zeman fue elegido por los delegados primer presidente orgánico. Varios ministros del Gobierno de 1998-2002 le secundaban en este empresa política: Miroslav Gregr, Jan Fencl, Eduard Zeman y Jaromir Schling. El SPOZ se presentaba como una formación de ideario nítidamente socialdemócrata y proeuropeo, luego el contraste con el ODS en el Gobierno y Klaus en la Presidencia no podía ser más manifiesto, aunque desde el principio estuvo envuelta en cierta polémica al saberse que sus principales proveedores de fondos eran Miroslav Slouf, antiguo asesor personal de Zeman e influyente lobbista mirado con lupa por sus nexos con Frantisek Mrázek, un poderoso empresario de tintes mafiosos asesinado en 2006, y Martin Nejedly, representante en Chequia de la compañía petrolera rusa LUKoil.
El debut electoral del SPOZ, en las legislativas de mayo de 2010, fue muy decepcionante. Zeman se inscribió para competir por un escaño en Ústí nad Labem, en la región bohemia de Ústecky, que era la circunscripción de Paroubek, pero ni él ni ningún compañero de lista ganó el mandato porque, con el 4,3% de los votos, el SPOZ no superó la barrera del 5% exigida a los partidos por el sistema electoral, de tipo proporcional, para obtener representación en la Cámara baja. Zeman asumió toda la responsabilidad por el fracaso y presentó la dimisión irrevocable. En noviembre un congreso extraordinario eligió como nuevo presidente del SPOZ a Vratislav Mynár, pero Zeman retuvo la condición de padre conceptual del partido en calidad de presidente honorario.
En febrero de 2012 Zeman, con 67 años, anunció su intención de presentarse a las elecciones presidenciales que tocaba celebrar en un año y que, por primera vez desde la independencia nacional, iban a ser directas, decididas por sufragio universal. La enmienda constitucional había sido aprobada por la Cámara de Diputados en diciembre de 2011 a iniciativa de los tres partidos del Gobierno centroderechista de Petr Necas (constituido en julio de 2010), a saber, el ODS, TOP 09 y Asuntos Públicos (VV), y con el respaldo del CSSD, ahora liderado por Bohuslav Sobotka.
Para registrar su candidatura, los aspirantes debían respaldarla en 50.000 firmas de ciudadanos o bien en el apoyo expreso de 20 diputados o 10 senadores. En junio Zeman presentó casi 83.000 firmas, el que más de los seis candidatos que optaron por esta modalidad de aval. El Ministerio del Interior inscribió en total nueve postulaciones, entre ellas la del pintoresco Vladimír Franz, un compositor y artista gráfico que tenía el cuerpo enteramente cubierto de tatuajes. Previamente, en mayo, Klaus, el mandatario saliente, dio la bienvenida a la aspiración de Zeman y de una manera implícita le señaló como su favorito personal porque se trataba de una "figura significativa de la política checa que ha hecho algo por su país". El candidato del SPOZ, lejos de sentirse incomodado por los parabienes de su viejo adversario, acogió encantado la "muestra de simpatía" del jefe del Estado hacia su persona.
Hasta noviembre de 2012 todos los sondeos situaron a Zeman por detrás del también ex primer ministro (2009-2010) Jan Fischer, una personalidad independiente. Faltando dos meses para las elecciones, Zeman tomó la delantera, teniendo como principales perseguidores, aún a la zaga de Fischer, al independiente Vladimír Franz, al socialdemócrata Jirí Dienstbier y al aristócrata septuagenario Karel Schwarzenberg, quien era el ministro de Exteriores y viceprimer ministro del Gobierno Necas, ahora mismo bastante castigado en las encuestas por el programa de austeridad, y el líder del partido TOP 09, de planteamientos liberal-conservadores y europeístas.
La campaña electoral propiamente dicha vino marcada por los tonos ásperos y la enganchada personal entre Zeman y Schwarzenberg a propósito del sensible tema de la suerte corrida por la antigua minoría germano-checoslovaca tras la destrucción del imperio nazi. El ministro de Exteriores, quien de hecho era el jefe de la Casa de Schwarzenberg, una familia de nobles de estirpe bohemio-franconia, y ostentaba el título de príncipe, volvió a expresar sus conocidas opiniones muy críticas con la expulsión forzosa y violenta, practicada entre 1945 y 1948 por la restaurada República Checoslovaca bajo el mando del presidente Edvard Benes y en alianza con los comunistas, de cerca de 3 millones de alemanes étnicos y checos germanohablantes que vivían en los Sudetes, donde eran ampliamente mayoritarios, y en otras partes del país.
El 11 y el 12 de enero de 2013 los checos desfilaron por los colegios electorales. El escrutinio otorgó un 24,2% de los votos a Zeman y tan sólo ocho décimas menos a Schwarzenberg, quien de manera inesperada desbancó a Fischer y se coló en la segunda vuelta. Los dos finalistas se comprometieron a no atacarse verbalmente para que la campaña discurriera por unos cauces de corrección y civismo, pero las chispas saltaron el 18 de enero en el segundo debate televisado entre los candidatos. Ante las cámaras, Schwarzenberg abrió el fuego al afirmar que la expulsión de los ciudadanos checoslovacos de etnia alemana acabada la contienda mundial fue un crimen de guerra y que los redactores de los llamados Decretos de Benes, el marco legal que amparó aquella deportación masiva, hoy serían procesados por la Corte Penal Internacional. Entonces, Zeman salió en tromba: "Quien señala a uno de los presidentes de Checoslovaquia como un criminal de guerra habla como un sudetak [alemán de los Sudetes] y no como un presidente".
Fuera de los platós televisivos, el equipo electoral de Zeman echó más cizaña al sacar a colación la supuesta filiación nazi de los ascendientes de la esposa austríaca de Schwarzenberg, quien vivió en Austria desde 1948, cuando su familia vino huyendo del golpe comunista en Praga, hasta la Revolución de 1989. Cierto era que la mujer de Schwarzenberg, la condesa Therese zu Hardegg, residía habitualmente en Viena y no hablaba el checo. Al decir de los comentaristas, Zeman supo explotar en el electorado ciertos prejuicios históricos contra los aristócratas y los alemanes, retratando de forma sutil al ministro de Exteriores como un patricio que no era lo suficientemente checo ni patriótico, mientras que él sería un hombre del pueblo, un plebeyo perfectamente identificado con los problemas sociales y la tradición nacional republicana.
Hasta el final de la campaña, cabeceras de la prensa checa mantuvieron en ascuas el ambiente con titulares sensacionalistas en favor o en contra de los candidatos. Desde Alemania y Austria, medios periodísticos y políticos llamaron la atención sobre la retórica "populista" de Zeman y criticaron enérgicamente que las elecciones presidenciales del país vecino estuvieran explotando los sentimientos antigermanos, arraigados y latentes en una parte no desdeñable de la sociedad checa. El primer ministro del ODS, Necas, reveló que votaría por su socio del Gobierno, aunque sin mucha convicción. En cuanto al euroescéptico presidente saliente de la República, Klaus, volvió a echar un capote a Zeman al afirmar que si su sucesor era Schwarzenberg, un hombre muy ligado al fallecido Václav Havel y eurófilo declarado, él pensaría seriamente en "emigrar" al extranjero.
La segunda vuelta se disputó los días 25 y 26 de enero y, con el 54,8% de los votos, fue ganada por Zeman, quien por lo tanto tomaría posesión de su despacho en el Castillo de Praga el 8 de marzo con un mandato de cinco años. "Habéis mostrado vuestra ciudadanía activa. Prometo que seré la voz de todos, al ser elegido de forma directa", afirmó Zeman en su primera comparecencia, donde matizó que pretendía "ser el presidente de los diez millones más pobres (Chequia tiene 10,5 millones de habitantes), y no de los padrinos de las mafias que chupan la sangre a esta sociedad".
Entre 1971 y 1978 Milos Zeman estuvo casado con Blanka Zemanová, madre de su hijo mayor, David. En 1993, tras un largo período de soltería, el político contrajo segundo matrimonio con Ivana Bednarciková, una asistenta política 21 años más joven que le dio su segundo vástago, Katerina, nacida en 1994. En 2012 y 2013 Katerina fue un rostro muy visible en la campaña electoral de su padre, quien tras ganar la elección presidencial la presentó como la próxima "primera dama informal" del país. Esto iba a ser así porque la primera dama oficial, su esposa Ivana, era reacia a aparecer en público debido a su timidez.
(Cobertura informativa hasta 7/2/2013)