Mijeil Kavelashvili

Presidente de la República (2024-)
Editado por: Roberto Ortiz de Zárate Arce
Mijeil Kavelashvili, un ex futbolista y militante de la derecha nacionalista antioccidental, fue elegido en diciembre de 2024 presidente de Georgia en unas tensas circunstancias de cisma político y social. Sueño Georgiano, el partido que gobierna la república transcaucásica desde 2012 bajo la batuta del polémico magnate populista Bidzina Ivanishvili, nominó la candidatura "independiente" de Kavelashvili, quien recibió el 100% de los votos del Colegio Electoral.
Esta unanimidad obedeció al boicot de los partidos de la oposición, movilizados contra los resultados de las elecciones legislativas de octubre, según ellos fraudulentos, y la deriva autoritaria y prorrusa del Gobierno del primer ministro Irakli Kobajidze. La represión violenta de las protestas populares, la detención con maltrato físico de figuras opositoras y el portazo de las autoridades de Tbilisi al ingreso en la UE, deseado por la gran mayoría de la población según las encuestas, marcan los primeros meses del mandato de Kavelashvili, un presidente ceremonial que hará de correa de transmisión de las decisiones en la sombra del verdadero hombre fuerte del país, Bidzina Ivanishvili. La legitimidad de Kavelashvili no es reconocida por el Parlamento Europeo, la oposición georgiana al completo y su propia predecesora en el cargo, Salome Zurabishvili.
(Cobertura informativa hasta 16 abril 2025).
BIOGRAFÍA
De 53 años, Mijeil Kavelashvili es un futbolista retirado reconvertido en político que durante 18 años jugó de delantero en el Dinamo de Tbilisi y otros ocho equipos de las ligas profesionales de Rusia (Alania Vladikavkaz), Inglaterra (Manchester City) y, sobre todo, Suiza (Zúrich, Lucerna y otros). Debutó con el balón en 1988, en las postrimerías de la URSS, fue titular de la selección nacional georgiana entre 1991 —el año de la independencia— y 2002, y en total disputó 442 partidos y anotó 175 goles. En 2006 terminó su carrera deportiva en el Fútbol Club Basilea y nueve años después se postuló para presidir la Federación Georgiana de Fútbol, pero la UEFA, dirigida por el francés Michel Platini, se lo impidió por carecer de título universitario.
Tras esta ambición frustrada, en 2016, Kavelashvili tuvo más suerte en el terreno de la política. Así, ingresó y se hizo un hueco en Sueño Georgiano-Georgia Democrática (KO-DS), el partido de tecnócratas gobernante desde las elecciones legislativas de octubre de 2012, adversario del Movimiento Nacional Unido (ENM) del ex presidente (2004-2007, 2008-2013) prooccidental Mijeil Saakashvili y que por entonces se ubicaba vagamente en un centro social liberal, con un programa favorable al ingreso de Georgia en la UE. Su fundador y jefe era el influyente oligarca Bidzina Ivanishvili, primer ministro del país en los meses de transición entre la subida al Gobierno y el fin del ejercicio presidencial de Saakashvili, al que sucedió Giorgi Margvelashvili, un académico no afiliado respaldado por el KO-DS.
En los comicios de octubre de 2016, vueltos a ganar por el KO-DS con una recrecida mayoría absoluta, Kavelashvili fue uno de los 115 diputados obtenidos por el oficialismo. Cuatro años después, el antiguo futbolista consiguió ser reelegido mientras su partido, liderado siempre de facto y en estos momentos de iure también por Ivanishvili, experimentaba un ligero retroceso y perdía 17 escaños.
Escindido y aliado de Sueño Georgiano con un ideario nacional-conservador
En junio de 2022 Kavelashvili y otros dos responsables del KO-DS, Sozar Subari y Dimitri Jundadze, protagonizaron una escisión orgánica que sin embargo no debilitó al oficialismo porque los separados, nueve diputados en total —lo que de hecho hizo perder al KO-DS la mayoría absoluta en el Parlamento— rehusaron declararse en la oposición. En aquellos momentos, Irakli Garibashvili volvía ser el primer ministro e Irakli Kobajidze presidía nominalmente el KO-DS, si bien el intrigante Ivanishvili, desde su puesto de presidente honorario de la formación, era la figura que manejaba los hilos entre bastidores.
El 2 de agosto Kavelashvili, Subari y Jundadze presentaron Poder Popular (KD), un movimiento de planteamientos abiertamente nacionalistas, conservadores y derechistas que venía a exponer con mayor nitidez las posiciones euroescépticas, iliberales y prorrusas ya insinuadas por el KO-DS. El partido del poder se hallaba en plenos viraje ideológico y proceso de acercamiento a Moscú, en medio de la invasión rusa de Ucrania. Este escenario bélico le suscitaba temores no confesos toda vez que Georgia arrastraba desde la década de los noventa sus propios conflictos separatistas en las regiones de Abjazia y Osetia del Sur, autoproclamadas repúblicas independientes con el reconocimiento diplomático y la protección militar de Rusia.
Kavelashvili y sus colegas accedieron a hacer del KD una especie de partido satélite del KO-DS, la plataforma de difusión de los mensajes reaccionarios y de la retórica contra la "injerencia de Occidente" que Ivanishvili y sus lugartenientes, cada vez más acomodaticios a las narrativas del régimen de Putin y dispuestos a reprimir las voces disidentes, veían con interés pero preferían no vocear abiertamente, al menos por el momento.
Por ejemplo, Kavelashvili entonó un discurso muy hostil a la "propaganda agresiva" del movimiento LGBT, cuyas reivindicaciones consideraba incompatibles con la identidad y los valores tradicionales, cristianos y familiares, de Georgia. También, invocando la soberanía nacional, fustigó a la UE por sus requerimientos a Tbilisi de reformas profundas del sistema judicial y otros cambios estructurales, imprescindibles para que los 27 dieran una respuesta positiva a la demanda de adhesión oficializada en marzo de 2022, y a los partidos de la oposición liberal prooccidental, en especial el ENM del encarcelado Saakashvili, por no ser según él más que unos títeres de la Administración Biden y el Partido Demócrata de Estados Unidos.
Más aún, Kavelashvili estaba convencido de que Estados Unidos, en su "insaciable deseo de destruir el país", conspiraba con la oposición doméstica para desatar en Georgia una "revolución de color violenta" en la línea de la Revolución Naranja de 2004-2005 y el Euromaidán de 2013-2014 en Ucrania, o de la Revolución Rosa que en 2003 había conducido al prooccidental Saakashvili al poder en la misma Georgia. Este relato conspirativo-nacionalista caló en el KO-DS, que en 2024, por boca de Irakli Kobajidze, formularía el concepto del "Partido de la Guerra Global", al que Georgia debía enfrentarse para evitar su "ucranización".
En 2023 el KD aplaudió la decisión del KO-DS de promulgar la Ley sobre la Transparencia de la Influencia Extranjera, texto que, a imitación de la legislación rusa, facultaba a las autoridades para etiquetar como "agente de influencia extranjera" a cualquier ONG o medio de comunicación que basase en financiaciones procedentes del exterior al menos una quinta parte sus ingresos. La controvertida proposición de ley era una iniciativa original del sector de Kavelashvili, y el Gobierno de Garibashvili la hizo suya y la sometió al Parlamento. Este terminó aprobándola en tercera lectura en mayo de 2024, haciendo caso omiso de las críticas de la UE —que no obstante concedió en diciembre de 2023 a Georgia el estatus de país candidato a la adhesión—, Estados Unidos y la ONU, y de las furibundas protestas callejeras convocadas por la oposición.
Poco antes, en febrero de 2024, Garibashvili y Kobajidze se intercambiaron los puestos de primer ministro y presidente del KO-DS. Luego, en marzo, el KD celebró un congreso por el que se convirtió en un partido político propiamente dicho, con el diputado Sozar Subari de presidente.
De cara a las elecciones legislativas del 26 de octubre de 2024 el KD accedió a presentar sus candidatos dentro de las listas del KO-DS, por lo que podía hablarse de una virtual reabsorción. Kavelashvili y sus ocho colegas diputados ganaron la reelección y pasaron a integrar un grupo parlamentario oficialista de 89 miembros. Sin embargo, la nueva victoria electoral del partido gobernante fue denunciada como fraudulenta por las alianzas opositoras Coalición por el Cambio, Unidad-Movimiento Nacional (encabezada por el ENM), Georgia Fuerte y Por Georgia, cuyos seguidores emprendieron una segunda ola de protestas multitudinarias con profusión de banderas georgianas y europeas. La UE, que ya en junio había declarado paralizado "de facto" el proceso de adhesión de Georgia, reclamó la investigación independiente de las presuntas irregularidades electorales.
Conflictiva elección presidencial en 2024
El 27 de noviembre, con el país transcaucásico sumido en la convulsión política y social, Bidzina Ivanishvili anunció que Mijeil Kavelashvili era el candidato del KO-DS para la elección indirecta del 14 de diciembre a la Presidencia de la República, alta posición que en virtud de la reforma constitucional de 2017 quedaba despojada de toda capacidad ejecutiva; en adelante, su titular ya solo ejercería funciones representativas y ceremoniales, en el marco de un sistema republicano plenamente parlamentario. En la Presidencia agotaba su mandato de seis años Salome Zurabishvili, diplomática independiente elegida en 2018 con el aval del KO-DS pero que desde entonces se había alejado del oficialismo y ahora se situaba en la oposición radical al mismo, con denuncias, cada vez más subidas de tono, de la deriva autoritaria, euroescéptica y prorrusa del Gobierno.
Esta iba a ser la primera votación presidencial no directa desde 1991: ahora, el jefe de Estado era elegido para un mandato de cinco años por un Colegio Electoral de 300 miembros formado por los 150 miembros del Parlamento y 150 representantes de las administraciones regionales y municipales. Los partidos de la oposición, que ya estaban boicoteando la actividad parlamentaria, se apresuraron a anunciar que no participarían en la elección de Kavelashvili, de todo punto segura en estas circunstancias. El candidato renunció a su acta de diputado para inscribirse como "independiente".
Al día siguiente de la nominación de Kavelashvili por Ivanishvili, el Gobierno, molesto por la reacción adversa de la Comisión Europea y el Consejo Europeo al desarrollo y resultado de las elecciones legislativas, anunció que el proceso de adhesión de Georgia a la UE quedaba "suspendido" hasta finales de 2028; en ese tiempo, Tbilisi no emprendería negociaciones formales ni aceptaría ayuda financiera de Bruselas, afirmó Kobajidze.
Ivanishvili presentó a Kavelashvili como "uno de los miembros más prominentes de nuestro equipo político" y le elogió por su "contribución significativa para la protección de los intereses nacionales de Georgia y el fortalecimiento de la soberanía del país". En su discurso de aceptación de la candidatura presidencial ante el Parlamento, Kavelashvili acusó a Zurabishvili de "violar la constitución" y aseguró que él se encargaría de "devolver la Presidencia a su marco constitucional". También, lamentó el grado de "división", "radicalización" y "polarización" a que había llegado la sociedad georgiana, situación que según él estaba siendo instigada desde el extranjero.
El 14 de diciembre de 2024 Kavelashvili, único candidato, recibió 224 de los 225 efectuados por el Colegio Electoral, con 75 asientos vacíos; 15 días después, el anterior diputado prestó juramento como el sexto presidente de Georgia desde la independencia nacional en 1991. La mudanza en la jefatura del Estado fue efectiva pese a la insistencia de Zurabishvili, con el apoyo de los partidos de la oposición y un amplio segmento de la sociedad civil, en desconocer la legalidad de la elección de Kavelashvili y en reclamar su condición de presidenta legítima pese a la terminación de su mandato.
El 13 de febrero el Parlamento Europeo aprobó una resolución "sobre el nuevo deterioro de la situación política en Georgia" en la que, entre otros puntos, condenaba la represión de los manifestantes, no reconocía a las "autoridades autoproclamadas" del KO-DS establecidas tras las elecciones legislativas del 26 de octubre, que no habían sido "ni libres ni justas", con "vulneración de las normas y reglas democráticas", y seguía reconociendo a Zurabishvili como "presidenta legítima de Georgia y representante del pueblo georgiano".
Mijeil Kavelashvili y su esposa, Tamar Bagrationi, son padres de cuatro hijos. El dirigente georgiano es el segundo caso en la historia de un futbolista profesional que termina convirtiéndose en presidente de su país: antes que él marcó ese registro George Weah, elegido presidente de Liberia en 2018 y quien estuvo al frente del país africano hasta 2024.
(Cobertura informativa hasta 16/4/2025).
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