Mary Lou McDonald

Las elecciones generales del 8 de febrero de 2020 marcaron el final de 87 años de bipartidismo en Irlanda con la elevación al primer puesto del Sinn Féin, la fuerza que tras impulsar la independencia nacional en 1921 quedó sumida en la irrelevancia por cuestionar el statu quo y luego en la marginalidad por convertirse en el brazo político de la organización terrorista IRA. La artífice de este hito es Mary Lou McDonald, sucesora en 2018 del líder histórico del partido, Gerry Adams, y exponente de un recambio generacional que sin aparcar el objetivo básico del republicanismo irlandés, la consecución de una Irlanda unida, ha incorporado a su programa de izquierda un marcado contenido social en respuesta a las demandas ciudadanas de vivienda y de unos mejores servicios públicos. Para McDonald, el éxito electoral del Sinn Féin es una "revolución en las urnas".

Su identificación con las campañas de reformas como las que liberalizaron el matrimonio homosexual y el aborto, en el país que fuera el más católico y conservador de Europa, confirió a McDonald una imagen de modernidad sin vínculos con el IRA -a diferencia de Adams- y el paramilitarismo católico, junto con el extremismo protestante unionista y las fuerzas de seguridad británicas protagonistas de los trágicos The Troubles, la era de violencia política y sectaria en Irlanda del Norte. Ahora, McDonald defiende un manifiesto equilibrado entre la meta nacionalista de un referéndum panirlándes sobre la unificación de la isla, según ella más factible a raíz del Brexit, y el compromiso con la equidad social, en una Irlanda que vuelve a sorprender por su crecimiento económico pero que presenta importantes déficits en infraestructuras.

El hecho de que el Sinn Féin siga sin deslegitimar el sangriento historial del IRA 22 años después del Acuerdo de paz de Viernes Santo ha incidido menos en las preferencias el electorado, en particular el joven, que en la actitud del Fine Gael y el Fianna Fáil, los dos partidos de centro-derecha que hasta ahora han venido alternándose en el poder y cuyo origen se remonta, precisamente, al Sinn Féin original. Ambos, sobre todo el derrotado Fine Gael del Taoiseach (primer ministro) saliente, Leo Varadkar, miran con mucho recelo al Sinn Féin, tachado también de populista, lo que complica sobremanera la formación del próximo Gobierno, que tendrá que ser de amplia coalición.

Las opciones de McDonald para convertirse en la primera mujer Taoiseach de Irlanda se ven muy limitadas porque su partido está en un virtual triple empate parlamentario con el Fianna Fáil (este sacó menos votos, aunque le aventajó en un escaño) y el Fine Gael, y su opción favorita, la de forjar una alianza izquierdista con los verdes, los laboristas, los socialdemócratas y otros dos partidos pequeños no suma la mayoría absoluta en el Dáil. La rama del Sinn Féin en Irlanda del Norte, liderada por Michelle O'Neill, vicepresidenta del partido, ya gobierna en este territorio del Reino Unido desde el establecimiento del Ejecutivo autonómico en 1999.


(Texto actualizado hasta marzo 2020)

1. Miembro de los cuadros del Sinn Féin sin vínculos con el IRA
2. Sucesora de Gerry Adams en el liderazgo del partido
3. Triunfo en las elecciones de 2020 al Dáil


1. Miembro de los cuadros del Sinn Féin sin vínculos con el IRA

Nacida en un hogar dublinés de clase media, su etapa escolar transcurrió en el colegio católico privado que la congregación de monjas Notre Dame des Missions Sisters tenía en su barrio del sur de la capital, Churchtown. Luego estudió en el Trinity College, donde obtuvo un Bachelor's degree en Literatura Inglesa, y completó su formación superior con unas clases de Gestión de Recursos Humanos en la Universidad de la Ciudad de Dublín y un Master of Arts degree en Estudios de Integración Europea cursado en la Universidad de Limerick.

Políticamente, la joven estuvo vinculada primero al partido del que eran votantes sus padres, el Fianna Fáil, que desde hacía muchas décadas venía turnándose con su rival tradicional, el Fine Gael (de no muy diferente tendencia liberal conservadora y orientación centroderechista), en el Gobierno de Irlanda. El Fianna Fáil, de la mano de los Taoiseach o primeros ministros Charles Haughey y Albert Reynolds, gobernó entre 1987 y 1994, luego siguió un Gabinete del Fine Gael encabezado por John Bruton y en 1997 el primero regresó al poder con Bertie Ahern.

Sin embargo, en 1999, a rebufo de las expectativas de paz y normalización abiertas en Irlanda del Norte por el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, McDonald decidió adherirse al Sinn Féin, histórico partido del republicanismo irlandés y situado en la izquierda que era decisivo en la política norirlandesa pero que en la propia Irlanda, ya desde los primeros años de la independencia nacional en 1922, venía subsistiendo como fuerza irrelevante o marginal. El Sinn Féin estaba mal visto por extensos sectores de la población, sobre todo los no votantes del Fianna Fáil, debido a su actuación como brazo político de la organización terrorista IRA. De hecho, tanto el Fianna Fáil como el Fine Gael eran antiguas creaciones de los líderes fundadores de la Irlanda independiente, quienes se habían rebelado contra el Imperio Británico y luego negociado con Londres como jefes del Sinn Féin original.

Antes de que sus actividades en el Sinn Féin hicieran de ella una política profesional a tiempo completo, McDonald desempeñó diversos trabajos remunerados. Según su semblanza oficial, la joven ejerció en la consultora empresarial Irish Productivity Centre (IPC), fue investigadora en el think-tank Institute of International and European Affairs (IIEA) de Dublín e impartió capacitación laboral en los medios sindicales. También, vivió un año en España dando clases de inglés.

Desde mediados de los años noventa McDonald fue uno de los principales animadores del Irish National Congress (INC), una organización suprapartidista pero plenamente identificada con la meta fundamental del nacionalismo republicano irlandés, la consecución de una Irlanda unida. En 2001 dejó la presidencia del INC y entró en la dirigencia del Sinn Féin, liderado desde Belfast por Gerry Adams. Al año siguiente, McDonald fracasó en su primer intento de salir elegida Teachta Dála (TD) o miembro del Dáil, el Parlamento de Irlanda, por Dublín Oeste, en unos comicios sin embargo fructíferos para su formación, la cual saltó del único diputado sacado la vez anterior (las elecciones de 1997, que habían puesto fin a 37 años de travesía extraparlamentaria del Sinn Féin) a los cinco representantes con el 6,5% de los votos.

En junio de 2004 McDonald se convirtió en una celebridad nacional al tratarse del primer candidato del Sinn Féin irlandés que ganaba el escaño en el Parlamento Europeo. Junto con ella partió para Estrasburgo su colega Bairbre de Brún, representante del partido electa en Irlanda del Norte. En sus cinco años en la Eurocámara, McDonald, integrada en el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europa/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL), destacó en los debates relacionados con las políticas de empleo y asuntos sociales. También fue la vocera de la campaña del Sinn Féin contra la ratificación del Tratado de Lisboa, el cual fue rechazado por el electorado irlandés en un primer referéndum constitucional el 12 de junio de 2008 pero aprobado en la segunda consulta celebrada el 2 de octubre de 2009.

Su actuación a nivel europeo consagró a McDonald como una de las principales figuras del Sinn Féin y en perfecta sintonía con el líder histórico de la formación, Adams, 21 años mayor que ella y considerado su mentor. Así, en la Ard Fheis o Asamblea partidaria anual celebrada el 20 y el 21 de febrero de 2009 en Dublín, la eurodiputada fue elegida vicepresidenta del Sinn Féin en lugar del veterano Pat Doherty, quien venía ocupando el puesto desde 1988. El encumbramiento interno de McDonald contrastó con una secuencia personal de reveses electorales que empezó en las generales de mayo de 2007, cuando volvió a quedarse sin el mandato por Dublín Central (en todo el país el Sinn Féin ganó entonces un puñado adicional de votos, hasta el 6,9%, pero perdió a uno de sus cinco diputados) y continuó en las europeas de junio de 2009, cuando su adversario del Partido Socialista, Joe Higgins, le arrebató el escaño por Dublín.

Solo al tercer intento, en los comicios del 25 de febrero de 2011, pudo McDonald ganar el acta de TD, por la circunscripción de Dublín Central. El suyo fue uno de los 14 escaños logrados por el Sinn Féin en las elecciones que marcaron el despegue de la formación panirlandesa, si bien, con el 9,9% de los votos, los de Adams se hallaban en un lejano cuarto lugar, por detrás del Fianna Fáil que ahora lideraba Micheál Martin, el Partido Laborista de Eamon Gilmore y el ganador de la contienda electoral, el Fine Gael de Enda Kenny, nuevo Taoiseach en sucesión de Brian Cowen, del Fianna Fáil.

En los cinco años siguientes, la vicelíder, McDonald, además portavoz del grupo en el área de fiscalidad, y, el líder, Adams, quien debuto como miembro del Dáil, practicaron una oposición áspera al Gobierno de coalición del Fine Gael y los laboristas. Con un argumentario muy similar al esgrimido en Grecia por el izquierdista Alexis Tsipas y empleando una retórica que concitó abundantes recriminaciones de populismo, el dúo opositor arremetió contra la prolongación de las medida de ajuste y austeridad, mientras Irlanda siguió sometida a las duras condiciones del programa del rescate crediticio aprobado por la Eurozona en 2010 y que estuvo vigente hasta 2013.

McDonald en particular, cultivó para el Sinn Féin una imagen de partido no únicamente concentrado en la irrenunciable meta nacionalista de la unificación de Irlanda e identificado con la legitimidad de la lucha armada, es decir, con el terrorismo, en Irlanda del Norte (al punto de que muchos en el Reino Unido y en la República de Irlanda estaban convencidos de que tanto Adams como su número dos en Irlanda del Norte, Martin McGuinness, habían seguido siendo comandantes del IRA, o como mínimo pertenecido a la organización que declaró el alto el fuego definitivo en 1997, en paralelo a sus actividades legales en la negociación y la representación políticas). Para la diputada, el Sinn Féin era una fuerza progresista comprometida con la equidad social y abanderada de movimientos de reforma como las legalizaciones del matrimonio homosexual y el aborto, campañas en las que ella en particular estaba teniendo un papel muy relevante.


2. Sucesora de Gerry Adams en el liderazgo del partido

En las elecciones del 26 de febrero de 2016 al Dáil McDonald renovó su escaño por Dublín Central, mientras que el partido experimentó un nuevo avance y, con 13,8% y 23 diputados, se aupó al tercer lugar, a la zaga ya solo del Fine Gael y el Fianna Fáil. Kenny siguió siendo el Taoiseach, hasta que en junio de 2017 cedió el liderazgo del Fine Gael a Leo Varadkar, el ministro de Protección Social. Como nuevo Taoiseach, Varadkar heredó un Ejecutivo monocolor y técnicamente de minoría, si bien su estabilidad parecía asegurada en virtud del "pacto de confianza y apoyo" suscrito por Kenny y Martin tras las votaciones de 2016.

En cuanto al Sinn Féin, vislumbró un momento de relevo generacional en su liderazgo, el cual iba a presentar de paso un amplio rostro femenino. En la Ard Fheis de noviembre de 2017 Adams volvió a ser reelegido al frente del partido, pero solicitó la convocatoria de una asamblea especial para escoger a un nuevo líder: él, tras 35 años de presidente y próximo a ser septuagenario, deseaba abandonar gradualmente la primera línea de la política, de manera que en 2020 tampoco buscaría la reelección en el Dáil.

Nadie dudó entonces de que su discípula y predilecta, McDonald, se convertiría en la nueva presidenta del Sinn Féin. El partido siguió un procedimiento formal de presentación de nominaciones, pero en realidad no hubo ninguna competición interna: la vicepresidenta era el único aspirante al puesto. Como resultado, el 20 de enero de 2018 McDonald fue anunciada como presidenta electa del partido y el 10 de febrero siguiente la Ard Fheis extraordinaria, en Dublín, hizo la ratificación oficial.

Para flanquear a McDonald desde el puesto de vicepresidente, el Sinn Féin se decantó, sin sorpresa también, por Michelle O'Neill, desde el año anterior la líder del partido en Irlanda del Norte, en reemplazo del fallecido Martin McGuinness. En Irlanda del Norte el Sinn Féin no había hecho más que crecer desde la primera elección a la Asamblea de Stormont en 1998, cuando todavía era la cuarta fuerza política e iba a remolque de los dos partidos del campo unionista británico, el UUP y el DUP, y del Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), entonces la principal formación del nacionalismo irlandés, mucho más moderada que el Sinn Féin e inequívocamente opuesta al terrorismo del IRA y la violencia del paramilitarismo católico.

Cinco legislaturas después, sin embargo, el Sinn Féin ostentaba la segunda posición en la Asamblea con una cota electoral rayana en el 28%, a poco más de 1.000 votos de distancia del DUP de la ministra principal Arlene Foster. Ya en 2007 McGuinness había desplazado al SDLP del puesto de viceministro principal de Irlanda del Norte; si O'Neill no desempeñaba esa función ahora era simplemente porque desde enero de 2017 las instituciones autonómicas estaban suspendidas como consecuencia del desacuerdo entre los partidos unionistas y nacionalistas sobre diversos aspectos del reparto del poder y la agenda legislativa.

Los primeros exámenes en las urnas del Sinn Féin bajo el liderazgo de McDonald fueron bastante decepcionantes. Por de pronto, su candidata en las elecciones presidenciales del 26 de octubre de 2018, la eurodiputada Liadh Ní Riada, quedó en un discreto cuarto lugar con el 6,4% de los votos. El ganador fue el titular aspirante a la reelección, el independiente Michael Higgins, al que respaldaba el Fianna Fáil.

Luego, el 24 de mayo de 2019, Irlanda celebró simultáneamente elecciones europeas y municipales; en esta ocasión, la formación republicana vio esfumarse más de 100.000 votos en ambas consultas. De los tres eurodiputados obtenidos en 2014, perdió dos. En Irlanda del Norte, donde tenía una posición considerablemente más fuerte, el Sinn Féin también registró descensos, aunque menos acusados. McDonald escuchó valoraciones sobre unos resultados "desastrosos" y hubo de reconocer que el partido había tenido "un mal día", si bien intentó restar trascendencia al revés afirmando que estos vaivenes eran normales en política y que ella, como líder, encajaba lo sucedido como una "prueba de personalidad".


3. Triunfo en las elecciones de 2020 al Dáil

El envite decisivo eran las elecciones al Dáil de febrero de 2020. Para el Sinn Féin, los sondeos de intención de voto fueron moderadamente alentadores hasta últimos de 2019; a partir de entonces, y con más énfasis desde enero de 2020 (coincidiendo con el restablecimiento, tras tres años de bloqueo, de la Asamblea y el Ejecutivo de Irlanda del Norte, donde Michelle O'Neill debutó como viceministra principal al lado de la unionista Arlene Foster), el partido de McDonald despegó enérgicamente en las encuestas, hasta el punto de ponerse en situación de paridad con el Fine Gael y el Fianna Fáil, a los que incluso llegó a superar en varios muestreos. Los comentaristas apuntaron que el electorado joven, para el que el pasado de violencia sectaria en Irlanda del Norte era algo remoto que solo conocían de oídas o de lecturas y que emocionalmente no les involucraba, encontraba atractivo al Sinn Féin por su entusiasta identificación con los cambios y reformas de tipo progresista, en el país que en su día fuera el más católico y conservador de Europa.

Para estas elecciones, McDonald y sus colegas presentaron un "manifiesto por el cambio" y un programa de marcado contenido social, de título Dando un respiro a trabajadores y familias. La formación opositora quería aumentar el gasto público en base a una subida de impuestos a las rentas altas y las compañías, y ofrecía toda una batería de medidas para remediar la crisis en la oferta de vivienda y ampliar la red de servicios básicos como los hospitales, las guarderías y los medios de transporte, a fin de cubrir las necesidades de una población que, a diferencia de lo que sucedía en otros países europeos, estaba en rápido crecimiento, al igual que la economía. Estos déficits de infraestructuras y la brecha creciente en la equidad intergeneracional tenían a mucha gente enfadada y de seguro iban a hacer perder votos al Fine Gael del primer ministro Varadkar.

Ahora bien, el programa electoral no alteraba un ápice el objetivo histórico del Sinn Féin, que no era otro que el final del gobierno británico sobre los seis condados del Norte y la unificación de Irlanda. McDonald fue muy insistente sobre la necesidad de celebrar a medio plazo un referéndum de reunificación en las dos Irlandas, más considerando que los "efectos negativos" de la partición de la isla en 1921 iban a verse agudizados por el "caos" del Brexit, que amenazaba con restablecer una "frontera dura" entre dos territorios: el del Norte, separado de la UE y desvinculado acaso también de sus normas sobre la libre circulación de personas y mercancías; y el del Sur, integrado en la UE y en el Espacio Económico Europeo.

El Sinn Féin no se fiaba ni siquiera de que un Reino Unido retirado de la UE y gobernado por el ala euroescéptica del Partido Conservador fuera a respetar en la frontera terrestre de las dos Irlandas la llamada Common Travel Area (CTA), que desde 1923 permitía el tránsito de ciudadanos irlandeses y británicos sin control de pasaportes. Además, recordaba la formación opositora, el referéndum de unificación era un escenario implícitamente reconocido por el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, el cual reconocía al "pueblo de la isla de Irlanda, él solo", el "derecho a ejercer su autodeterminación".

La decisión soberana que los irlandeses pudieran tomar al respecto, e inseparable del consentimiento expresado por la mayoría del pueblo de Irlanda del Norte, sería vinculante para los gobiernos de Londres y Dublín, seguía indicando el Acuerdo en su apartado de Asuntos Constitucionales. En su manifiesto electoral, el Sinn Féin afirmaba que si el resultado de ese referéndum fuera favorable a la unificación, entonces el Norte "sería automáticamente parte de la UE", El propio Acuerdo de Viernes Santo, que había traído la paz a la martirizada Irlanda del Norte tras las tres décadas de The Troubles y más de 3.500 muertos, corría peligro si el Gobierno británico se decantaba por un Brexit duro o desordenado que derivara en una sucesión de medidas unilaterales perjudiciales para los irlandeses, advertía McDonald. "Irlanda no puede ser el daño colateral del Brexit" aseveró la dirigente, al tiempo que recordaba que en el referéndum de 2016 la opción de la permanencia en la UE había ganado en Irlanda del Norte con el 55,8% de los votos y de manera abrumadora en los distritos de mayoría católica.

Lo que sucedió en las elecciones del 8 de febrero de 2020 sacudió la política irlandesa con el estrépito de un terremoto: el Sinn Féin, con el 24,5% de los votos, 10 puntos más que en 2016, se alzó como el primer partido del país, si bien el peculiar sistema electoral proporcional, del tipo voto único transferible, favoreció al Fianna Fáil, que con dos puntos menos sacó un escaño más que los 37 puestos adjudicados al Sinn Féin. De todas maneras, solo podía hablarse de triunfo histórico de los de McDonald, bien que sin réditos de poder ejecutivo asegurados, y de fracaso de las dos fuerzas que desde hacía 87 años habían formado un imbatible duopolio con alternancia en la República de Irlanda. Así, el Fianna Fáil de Martin perdió dos puntos de voto en relación con los comicios de 2016 y el Fine Gael de Varadkar cayó al tercer lugar con un retroceso del 4,7%, sufriendo sus peores resultados desde las elecciones de 1948. El otro gran beneficiado de la jornada fue el Partido Verde de Eamon Ryan, cuarto por delante de un fundido Partido Laborista de Brendan Howlin.

En sus primeras reacciones ante los militantes del partido y la prensa, una eufórica McDonald negó que el Sinn Féin se hubiera lucrado con un voto de protesta y describió los resultados como una "revolución" que ponía "fin al sistema de dos partidos". Ahora, el Sinn Féin buscaría un acuerdo con los verdes de Ryan y las agrupaciones pequeñas de la izquierda, a saber, los laboristas de Howlin, los socialdemócratas de Catherine Murphy y Róisín Shortall, y los independientes de la alianza Solidaridad-El Pueblo Antes que los Beneficios (S-PBP).

Sin embargo, incluso la suma de esas cinco fuerzas distaba de alcanzar los 80 diputados necesarios para gobernar con mayoría. Durante la campaña, McDonald no había descartado la posibilidad de llegar a acuerdos con el Fianna Fáil o con el Fine Gael. Ahora bien, Varadkar era tajante en descartar cualquier pacto con el Sinn Féin, partido que era "no compatible" con el Fine Gael, por motivos éticos -su legitimación de la lucha armada del IRA- y políticos; él creía que lo más conveniente para Irlanda era una gran coalición Fianna Fáil-Fine Gael con un Taoiseach rotatorio, que empezaría siendo Martin. En cuanto al jefe del Fianna Fáil, en principio no contemplaba la colaboración con McDonald, aunque tampoco dejaba cerrada la puerta.

McDonald no perdió el tiempo en iniciar conversaciones con las formaciones de la izquierda con la esperanza de poder formar un Gobierno que sería "ideal" si dejara fuera al Fianna Fáil y al Fine Gael. Por de pronto, tocaba el intento de investir al nuevo Taoiseach, quien luego dispondría de tiempo para articular el Gobierno. El 20 de febrero la votación tuvo lugar en el Dáil y a la misma se presentaron los cuatro principales cabezas de facción, ninguno de los cuales tuvo éxito. McDonald mereció 45 apoyos frente a 84 votos en contra y 29 abstenciones, mientras que para Martin, Varadkar y Ryan los resultados desfavorables fueron respectivamente de 41-97-19, 36-107-16 y 12-115-28. Al punto, Varadkar presentó la dimisión y siguió como Taoiseach en funciones.

Mary Lou McDonald está casada desde 1996 con Martin Lanigan, un inspector de la compañía distribuidora Gas Networks Ireland. La pareja ha tenido dos hijos, Iseult y Gerard.

(Cobertura informativa hasta 10/3/2020)