Lennart Meri

El primer presidente de la República de Estonia independiente, entre 1992 y 2001, fue un estadista carismático y polifacético que impulsó decisivamente las negociaciones para los ingresos del pequeño país báltico en la OTAN y la Unión Europea. Fallecido en marzo de 2006 a los 76 años, Lennart Meri encarnó el nacionalismo estonio caracterizado por el conservadurismo, el antisovietismo y el apego a las libertades democráticas, pero en su caso con un enfoque más filosófico o cultural que político, como correspondía a un erudito con muchos años de experiencia en campos tales como la etnografía, la historia y el documentalismo gráfico.

1. Personalidad cultural del nacionalismo estonio
2. Una década como presidente de la República
3. Peculiaridades del estadista y defunción


1. Personalidad cultural del nacionalismo estonio

Hijo del diplomático y traductor literario Georg-Peeter Meri, que en 1919 luchó contra el Ejército Rojo después de la caída del imperio zarista y de la declaración de independencia del país, entre 1935 y 1939 cursó estudios primarios en escuelas de Berlín, París (en el Liceo Janson de Sailly) y Tallinn, algunas de las capitales en que su padre estuvo destinado. En 1941, meses después de la anexión de Estonia por la URSS, toda la familia fue deportada a Siberia por la NKVD de Stalin, corriendo la misma suerte de miles de ciudadanos de las tres repúblicas bálticas.

Meri, además de emplearse en el trabajo de maderero para ganarse su sustento y el de los suyos, inició en este duro exilio forzoso su educación secundaria, que pudo completar en Tallinn en 1946, al año de recibir la familia permiso para regresar. En 1948 ingresó en la Facultad de Historia e Idiomas de la Universidad de Tartu y se graduó cum laude en 1953. Durante estos años de estudiante su padre volvió a ser arrestado y él hubo de financiar sus clases y mantener a la familia con la venta de artículos académicos. Al no permitirle las autoridades soviéticas ejercer la profesión de historiador, desarrolló una carrera artística como dramaturgo en el prestigioso Teatro Vanemuine (1953-1955), profesor en la Escuela de Arte de Tartu y productor radiofónico (1955-1961), además de realizar varias expediciones antropológicas por diversas regiones y países de Asia central y el lejano oriente soviético, hasta la costa del Pacífico, atraído por su exotismo cultural.

El caso era que estaba muy interesado en rastrear las vicisitudes históricas de la familia lingüística fino-ugria, no indoeuropea y de origen asiático, a la que pertenece el idioma estonio. En 1963, adquirida ya una reputación literaria como autor de relatos de viajes y recreaciones históricas, ingresó en la Unión de Escritores Estonia (EKL), ente que intentaba salvaguardar la identidad cultural nacional frente a los intentos de homogeneización del régimen soviético. En los años setenta y ochenta Meri continuó escribiendo libros, como el aclamado Hõbevalge (Plata Blanca), de 1976, una reconstrucción de la historia de los países bálticos, y produciendo para la compañía Tallinnfilm documentales de temática etnológica, algunos de los cuales fueron premiados en festivales cinematográficos fuera de la URSS, donde su obra, calificada de "nacionalista burguesa", tuvo varias prohibiciones. Sucedió con su película de 1977 Linnutee tuuled (Los vientos de la vía láctea), cofinanciada por Finlandia y Hungría, que no pudo exhibirse en la URSS pero que recibió una medalla de plata en el Festival de Cine de Nueva York.

Sus cortometrajes, documentales y ensayos escritos fueron usados como material lectivo en centros de enseñanza de Finlandia. Por otro lado, su buen conocimiento de los idiomas francés, alemán, inglés, finlandés y ruso le permitió acometer la traducción al estonio de obras de Erich Maria Remarque, Graham Greene, Pierre Boulle o Aleksandr Solzhenitsyn, continuando así con la labor de su padre, quien había traducido a Shakespeare. Entre 1985 y 1987, al tiempo que participaba en la Asociación para la Preservación de la Herencia Nacional, y ya conseguida la autorización para sus salidas fuera de la URSS, ejerció de secretario de relaciones exteriores de la EKL. En 1988 fundó y se erigió en director del Instituto Estonio, una entidad privada dedicada a promover los intercambios académicos y culturales con Occidente y cuyas misiones en las capitales europeas del norte iban a convertirse tras la independencia en las primeras embajadas del Estado.

En 1989 fue uno de los principales animadores del Frente Popular Estonio (Rahvarinne), amalgama de personalidades y movimientos nacionalistas, ecologistas y de preservación cultural que comenzó a exigir abiertamente la independencia de la URSS. El 12 de abril de 1990, a poco menos de un mes de las primeras elecciones libres al Consejo Supremo, ganadas por los independentistas, y de la declaración unilateral de independencia, Meri fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno frentepopulista de Edgar Savisaar. Hasta su salida del Ejecutivo el 23 de abril de 1992 para servir como embajador en Helsinki, trabajó por el reconocimiento diplomático de Estonia y su admisión en la ONU, la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) y otros organismos internacionales.


2. Una década como presidente de la República

Meri se presentó como candidato de la coalición nacionalista conservadora Pro Patria (Isamaa) a las primeras elecciones presidenciales directas celebradas el 20 de septiembre de 1992. Si bien perdió ante el aspirante a la reelección como titular de la jefatura del Estado, el ex comunista Arnold Rüütel, presidente del Consejo Supremo, con el 29,8% de los votos, al no haber alcanzado ningún candidato la mayoría requerida hubo de dirimir la elección el Riigikogu o Parlamento, y en su votación del 5 de octubre se impuso el veterano intelectual. El 6 de octubre, Meri inauguró su mandato de cuatro años y por obligación constitucional cesó su militancia partidista en el Rahvarinne.

El 20 de septiembre de 1996, apoyado por partidos de los arcos derechista y centrista-liberal, Meri fue reelegido con 196 votos frente a cuatro contrincantes por un Colegio Electoral, convocado tras dos rondas de votación parlamentaria fallidas (el 26 y el 27 de agosto), y compuesto por 374 diputados y representantes municipales. Este segundo período presidencial, quinquenal, inició su andadura el 7 de octubre. Bajo su presidencia, que se trataba de un puesto de prestigio y limitado a funciones de representación internacional del Estado y de arbitrio del juego político (aun siendo el sistema de gobierno de tipo parlamentario, la facultad presidencial de nombrar al primer ministro alcanzaba considerable relevancia, dadas la complejidad del sistema de partidos y las insuperables dificultades para formar mayorías monocolor), el proceso de integración de Estonia en las organizaciones euro-atlánticas progresó con firmeza.

Los jalones principales de este proceso pautado por Meri fueron los ingresos en el Consejo de Europa (14 de mayo de 1993), la Asociación para la Paz de la OTAN (3 de febrero de 1994) y la UEO (3 de mayo de 1994), así como la solicitud de ingreso en la Unión Europea (27 de noviembre de 1995) y su aceptación (13 de diciembre de 1997), siendo Estonia la primera república báltica en conseguirlo dada su mejor situación económica. Para Meri, historiador de la Estonia presoviética, estas inserciones eran en realidad un retorno al tronco común europeo, del que el país fue separado por la fuerza durante la ocupación soviética. Con este perfil nacionalista y occidental, propio de quien batalló contra el olvido de la memoria y la identidad estonias durante la larga etapa soviética, las relaciones institucionales de Meri con sus interlocutores rusos estuvieron expuestas a tiranteces por litigios territoriales y la situación de los derechos cívicos de la minoría rusa.

Meri, que venía exigiendo una disculpa oficial por la anexión y la ocupación "colonial" de la URSS, se reunió con su homólogo ruso en Moscú el 26 de julio de 1994 para ultimar la retirada de las últimas tropas rusas, mudanza que tuvo lugar al cabo de un mes, el 31 de agosto, y que, según algunos testimonios periodísticos, costó una acalorada discusión en el despacho presidencial del Kremlin. Pero las tensiones bilaterales continuaron por la tajante oposición del Gobierno ruso tanto al ingreso de Estonia en la OTAN, defendida por Meri con vehemencia y como parte de un proceso colectivo que debía incluir a otros nueve países de la Europa central y oriental, como a la nueva ley de ciudadanía, firmada el 1 de febrero de 1995.

Igualmente criticado por los organismos europeos, el texto elevaba de dos a cinco los años mínimos de residencia para acceder a la ciudadanía estonia y, por tanto, a la plenitud de derechos sociales y políticos, lo que para las autoridades del Kremlin significaba excluir a una parte substancial de la minoría rusófona, que constituía algo menos de la tercera parte de la población de Estonia. Un tono algo más integrador ofreció la ley sobre el uso del idioma estonio por los funcionarios locales y representantes públicos; Meri rehusó promulgar dos veces, el 4 de diciembre de 1997 y el 2 de enero de 1998, unas enmiendas restrictivas por considerar que violaban la Constitución al otorgar al Gobierno la valoración del grado de conocimiento idiomático por los aspirantes a tales puestos. En tercera lectura, las enmiendas fueron promulgadas el 13 de febrero de 1999, aunque la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) siguió expresando su disconformidad.

A lo largo de 1998 Meri llamó a introducir nuevas enmiendas a la ley de ciudadanía para permitir su concesión a miles de hijos de inmigrantes nacidos después de 1992. No en vano, las instancias europeas venían recomendando medidas adicionales que acelerasen el ritmo de naturalizaciones de los habitantes no ciudadanos, con lo que la actuación liberal de Meri se asemejó a la de su colega de Letonia, Guntis Ulmanis, confrontado con igual tesitura. Consciente de los riesgos políticos, diplomáticos y hasta económicos que entrañaba el desencuentro permanente con Rusia, cuyo desenlace iba a depender, empero, de las políticas que adoptaran los sucesivos gobiernos de mayoría liberal o conservadora, Meri fomentó los posicionamientos comunes y la cooperación con sus colegas de Letonia y Lituania, así como los apoyos de la Europa escandinava -Finlandia en particular- y de Alemania.


3. Peculiaridades del estadista y defunción

El 8 de octubre de 2001 Meri terminó su mandato, que en virtud de la Constitución no podía ser renovado una segunda vez, y entregó el testigo a Rüütel, vencedor en la elección efectuada el 21 de septiembre por el Colegio Electoral, ya que, como en 1996, el Riigikogu fue incapaz de investir a un candidato. Los medios de comunicación indicaron que Meri, si bien no hizo ninguna declaración al respecto, habría preferido tener como sucesor a Peeter Tulviste, presidente del Consejo Municipal de Tartu y antiguo rector de la universidad local.

Meri se despidió del servicio al Estado con un alto nivel de aceptación del público, que tendía a verle como una figura paternal cuya autoridad moral y honestidad, proyectadas con actitud vigilante, ponían el necesario contrapeso a las prácticas censurables de los miembros del gobierno de turno (espionaje político, tráfico de intereses, corruptelas económicas, peleas por las cuotas de poder), las cuales no dudó en fustigar en público en numerosas ocasiones. Con estas credenciales, resultó ser la persona idónea para representar al Gobierno estonio en la delegación nacional que tomó parte en los trabajos de la Convención sobre el futuro de Europa, primer hito en el proceso de elaboración del futuro Tratado Constitucional Europeo, la cual funcionó entre febrero de 2002 y julio de 2003.

Hombre con fama de excéntrico, mordaz e imprevisible, así como de proclive a alterar los protocolos (un episodio particularmente memorable fue la "rueda de prensa" que en cierta ocasión montó para los periodistas en los lavabos del aeropuerto de Tallinn, de regreso de un viaje a Japón, para llamar la atención sobre la decrepitud de las instalaciones del aeródromo), Meri era un conversador infatigable que podía desplegar un estilo jovial y dicharachero sin dejar de resultar sofisticado, y dejar boquiabiertos a sus contertulios con su erudición y poliglotía. Su impresionante currículum intelectual y su perfil polifacético le valieron ser descrito como "uno de los pocos políticos renacentistas" en el liderazgo internacional. El novelista Mihkel Mutt, que estuvo a su servicio como secretario de prensa, le describió como una "enciclopedia andante".

Meri recibió numerosas condecoraciones nacionales y extranjeras, así como doctorados honoríficos por las universidades finesas de Helsinki (1986), Lapland (1999) y Turku (2000), y premios tales como el Europeo Coudenhove-Kalergi de la Fundación homónima finlandesa (1996), el de la Libertad del Instituto de Estudios Este-Oeste, con sede en Nueva York (1996), el Anual del Foro Crans Montana, Estados Unidos (1997), el de la Libertad otorgado por la Internacional Liberal (1999) y el Max Schmidheiny de la Libertad de la Universidad suiza de St. Gallen (2001). También, fue distinguido como Europeo del Año 1988 por un jurado presidido por Jacques Delors a instancias del semanario francés La Vie.

Además de la EKL estuvo vinculado a la Unión de Cinematógrafos Estonios, la Sociedad Kalevala (desde 1975), la Sociedad Literaria Finlandesa (desde 1976), la Unión de Escritores Finlandeses (desde 1982), el Club Pen-Estonia (desde 1989), la Academia Europea de las Artes, las Ciencias y las Humanidades (desde 1993), el Consejo Internacional de la Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo (desde 1995) y el Consejo Interparlamentario contra el Antisemitismo (desde 1997). Fue miembro también del Club de Madrid.

Lennart Meri falleció en un hospital de Tallinn el 14 de marzo de 2006, 15 días antes de cumplir los 77 años, al cabo de una "prolongada y grave enfermedad", de acuerdo con el escueto comunicado de la oficina presidencial. Su salud se había resentido fatalmente desde mediados del año anterior, cuando le fue diagnosticado un tumor cerebral y sufrió dos intervenciones quirúrgicas. El 26 de marzo fue oficiado un funeral de Estado y de carácter ecuménico -en consideración de la amplia variedad de confesiones cristianas de Estonia- en la iglesia capitalina de Kaarli y su cuerpo recibió sepultura en el Cementerio del Bosque de Tallinn. El estadista estuvo casado dos veces. Su primera esposa, Regina, con la que tuvo dos hijos y una hija, se separó de él en 1987 y emigró a Canadá. Posteriormente contrajo segundas nupcias con una actriz de teatro 20 años más joven, Helle Pihlak.

(Cobertura informativa hasta 1/6/2006)