Kamala Harris

(Documento publicado originalmente el 30/9/2020. Véase nota de actualización hasta el 20/1/2021).

Kamala Harris, senadora por California y antigua fiscal general del estado de la costa oeste, acompaña a Joe Biden en la candidatura del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020 en Estados Unidos. De ganar a la fórmula oficialista de Donald Trump y Mike Pence por el Partido Republicano, esta abogada con una trayectoria pionera en su doble carrera judicial y política se convertiría en la primera mujer vicepresidenta y también en el primer titular de color y de origen asiático. Tras retirarse en la precampaña de las primarias demócratas y pedir el voto para el anterior vicepresidente con Barack Obama, Harris fue escogida por Biden para secundarle en su apuesta por la Casa Blanca, convencido de su gancho entre los electorados femenino y afroamericano, en plena ola de protestas del movimiento Black Lives Matter. La selección de Harris, que el 20 de octubre cumple 56 años, tendría también un cálculo más a largo plazo, pues Biden, en el supuesto de ganar ahora, posiblemente desistiría de buscar la reelección en 2024 y pondría en bandeja la nominación de su colega 22 años más joven.

Hija de un matrimonio interracial (de jamaicano e india) y descrita a sí misma como "afro-indo-americana", Harris dedicó 27 años al trabajo de fiscal en su estado, alcanzando en 2004 la Fiscalía del Distrito de San Francisco y en 2011 la Fiscalía General de California. Buscó con ahínco el procesamiento y condena de los acusados de delitos graves como los homicidios y robos con violencia, las agresiones sexuales y los abusos infantiles, y se aplicó con celo también en casos penales concernientes al narcotráfico, los derechos de los consumidores y la salud ambiental. Otro posicionamiento fue su activo rechazo de la llamada Proposición 8, aprobada por los electores californianos en el referéndum de 2008 pero anulada por inconstitucional en 2013, enmienda que mantuvo un lustro congelada la legalización en el estado del matrimonio de personas del mismo sexo. Sus peticiones de penas contundentes y de fianzas elevadas, junto con su postura variable sobre la pena de muerte -vigente en California-, le granjearon una reputación de fiscala dura ciertamente interesada en sacar de circulación a los delincuentes más peligrosos y de proteger a la familias de los barrios conflictivos, pero también, se opinaba desde sectores liberales y de la izquierda, poco cuidadosa con los derechos procesales de los sentados en el banquillo.

Como senadora por California, a partir de enero de 2017 y en la oposición a la mayoría republicana del Congreso y la Administración Trump, Harris reeditó en el Capitolio de Washington la fama de interrogadora incisiva e implacable, de estilo "policial" según algunos, que había adquirido en los tribunales de San Francisco y Sacramento. Así se vio en las audiencias de confirmación de nombramientos para altos cargos federales y en las tensas sesiones de testificación durante la investigación del Russiagate, en la que ella tomó parte en tanto que miembro del Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia. La senadora reclamó las dimisiones de los dos fiscales generales nombrados por Trump, Jeff Sessions y William Barr, y luego figuró entre los impulsores del impeachment contra el presidente por los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso, proceso de juicio y destitución al que la mayoría republicana del Senado dio carpetazo en febrero de 2020 con la absolución del mandatario. Como miembro de los comités del Presupuesto y de Justicia, Harris ha combatido las políticas fiscal y migratoria de Trump, y como integrante del Comité de Seguridad Interior viene examinando, con igual criterio crítico, la respuesta del Ejecutivo a la COVID-19.

El 21 de de enero de 2019 Harris lanzó su precandidatura demócrata a la Presidencia con el mensaje de que la democracia en Estados Unidos estaba siendo "atacada como nunca antes" desde la llegada de Trump a la Casa Blanca. Su plataforma, calificada de centro progresista o de centro-izquierda dentro de un partido escorado a la izquierda militante por el empuje de figuras como Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez y Elizabeth Warren, incluía entre otras las siguientes propuestas: una sanidad universal a través de la generalización del programa público Medicare (pero, a diferencia de la propuesta del socialista Sanders, manteniendo la opción de las aseguradoras privadas en la prestación del servicio); un alivio de impuestos a las clases medias y bajas por un total de 3 billones de dólares; facilidades tributarias para los inquilinos; la condonación de deudas estudiantiles hasta los 20.000 dólares; y, en materia migratoria, la reactivación del programa DACA para proteger a los jóvenes dreamers de la deportación y posibilitarles la ciudadanía. Kamala encargó la dirección de su campaña a su propia hermana, tres años más joven, la abogada Maya Harris.

Pese a sus habilidades oratorias y su facilidad para la sonrisa, Harris falló clamorosamente en los prolegómenos del proceso de primarias, el cual de hecho no llegó a disputar. Incapaz de meterse en el pelotón de favoritos en una carrera altamente concurrida y competitiva, la senadora decidió retirarse el 3 de diciembre de 2019, a dos meses aún del arranque oficial de las primarias, alegando falta de fondos. Siguió así los pasos de Kirsten Gillibrand, retirada el 28 de agosto, y se adelantó a los abandonos sucesivos de Marianne Williamson (10 de enero) y, ya con las primarias en marcha, las otras tres precandidatas demócratas, Amy Klobuchar (2 de marzo), Elizabeth Warren (5 de marzo) y Tulsi Gabbard (19 de marzo). Como todas ellas, Harris, el 8 de marzo de 2020, se decantó por Biden frente a Sanders, el cual a su vez suspendió su campaña el 8 de abril.

El 11 de agosto Biden presentó a Harris como su compañera de fórmula, definiéndola como una "luchadora audaz por el humilde y una de las mejores servidoras públicas del país". Acabaron así las especulaciones sobre las preferencias de Biden para conformar su ticket, luego de barajar los observadores hasta seis opciones: además de Harris, la senadora por Massachusetts Warren, la congresista por Florida Val Demmings, la gobernadora de Nuevo México Michelle Lujan Grisham, la alcaldesa de Atlanta Keisha Lance Bottoms y la ex consejera de Seguridad Nacional Susan Rice. Punto añadido, con la formación del tándem, Biden y Harris dejaban enterradas todas las críticas y recriminaciones, y no precisamente suaves, que se habían prodigado el año anterior. Ahora, coincidían en denunciar que Trump había dejado a Estados Unidos "por los suelos" y que el país "clamaba por liderazgo". Tras la demócrata Geraldine Ferraro en 1984 y la republicana Sarah Palin en 2008, Harris se trataba de la tercera mujer nominada por alguno de los dos partidos hegemónicos para la Vicepresidencia de Estados Unidos. Y, claro estaba, era la primera afroamericana en disputar esa elección.

Por último, el dúo presidencial fue proclamado por la Convención Nacional Demócrata, reunida en Milwaukee, Wisconsin, el 18 y el 19 de agosto. En su discurso de aceptación, Harris instó a votar por Biden, un candidato capaz de "reunirnos a todos, negros, blancos, latinos, asiáticos, indígenas, para lograr el futuro que colectivamente queremos", y añadió: "El fracaso de liderazgo de Donald Trump ha costado vidas y sustentos (...) Somos una nación en duelo. Duelo por la pérdida de vidas, la pérdida de empleos, la pérdida de oportunidades, la pérdida de normalidad (...) Aunque este virus nos afecta a todos, seamos honestos, no es un infractor con igualdad de oportunidades. Negros, latinos e indígenas están sufriendo y muriendo de manera desproporcionada. Esto no es una coincidencia: es efecto del racismo estructural (...) Estamos en un punto de inflexión. El caos constante nos deja a la deriva. La incompetencia nos hace sentir miedo. La insensibilidad nos hace sentir solos".

(Cobertura informativa hasta el 30/9/2020.

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Nota de actualización hasta el 20/1/2021:

El 7 de noviembre de 2020, tras cuatro días de tensión poselectoral por la lentitud y lo ajustado del escrutinio en una serie de estados clave, y por las alegaciones de fraude vertidas por el presidente Trump, Joe Biden se impuso en Pensilvania, uno de los cinco estados que quedaban por decidir. Con ello, el candidato demócrata, pese a los conteos inconclusos de Arizona, Nevada, Georgia y Carolina del Norte, alcanzó los 270 votos electorales y técnicamente se convirtió en presidente electo de Estados Unidos, a la espera de las confirmaciones oficiales del Colegio Electoral y el Congreso. Sin embargo, Trump, aspirante republicano a la reelección, rehusó aceptar su derrota y anunció impugnaciones en los tribunales federales y estatales centradas en el voto por correo. Finalmente, la fórmula Biden/Harris ganó 306 votos de 25 estados, más el Distrito de Columbia y el correspondiente al 2º Distrito de Nebraska (81.281.891 votos populares, el 51,3%); la fórmula Trump/Pence obtuvo 232 votos de 25 estados, más el correspondiente al 2º Distrito de Maine (74.223.254 populares, el 46,9%).

El 23 de noviembre Trump, aunque aferrado al no reconocimiento de su derrota, autorizó a su Administración para que empezara a trabajar con el equipo demócrata con vistas a la transición. El 8 de diciembre la Fiscalía General de Texas presentó al Tribunal Supremo de Estados Unidos una demanda para impedir que el Colegio Electoral asumiera los votos enviados por Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, ganados todos por Biden. El 11 de diciembre el Tribunal Supremo desestimó la demanda Texas v. Pennsylvania y tres días después el Colegio Electoral de Estados Unidos ratificó la victoria de Biden con 306 votos.

El último paso, protocolario, antes de las tomas de posesión de Biden y Harris el 20 de enero de 2021 era la certificación de los votos electorales por el Congreso de Estados Unidos. El 6 de enero, la sesión conjunta de las cámaras fue interrumpida por el asalto y ocupación violentos del Capitolio por miles de manifestantes, previamente arengados y espoleados por Trump y sus aliados políticos. Desalojado el edificio con el resultado de cinco muertos, los congresistas y senadores reanudaron la sesión y, ya en la madrugada del día 7, certificaron los resultados electorales, no sin votarse, con resultado negativo, sendas objeciones republicanas a los votos de Arizona y Pensilvania. Trump condenó la algarada y accedió a una "transición ordenada". El 13 de enero la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, aprobó un proceso de impeachment contra el todavía presidente por el cargo de "incitación a la insurrección".

(Para más información, pueden consultarse los documentos especiales de CIDOB «Elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos: las propuestas electorales de Donald Trump y el Partido Republicano, y de Joe Biden y el Partido Demócrata», y «Protagonistas de la transición política de 2020-2021 en Estados Unidos: Crisis poselectoral, asalto al Capitolio, segundo impeachment y nuevo Gobierno».)&nbsp
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La californiana Kamala Harris, natural de Oakland, es hija del matrimonio interracial entre el economista postkeynesiano Donald J. Harris, oriundo de Jamaica, y la nutricionista y endocrinóloga Shyamala Gopalan, emigrada de India. Ambos poseían el título académico de doctores y alcanzaron prestigio y reconocimiento en sus respectivas áreas profesionales. Cuando Kamala tenía siete años, sus progenitores se divorciaron y ella y su hermana menor Maya continuaron viviendo en Berkeley bajo el cuidado de la madre, quien además de dedicarse a la biomedicina era activista del movimiento de derechos civiles. Más tarde mudaron su residencia a Montreal, Canadá, donde Gopalan trabajó varios años como investigadora de oncología. La joven completó la high school en Westmount, Quebec, en 1981, tras lo cual comenzó estudios de Ciencias Políticas y Economía en la Universidad Howard de Washington, D.C. Una vez graduada en 1986 con el título de Bachelor of Arts, regresó a su estado natal para formarse como abogada en el Hastings College of the Law de la Universidad de California.

En 1989 Harris se cualificó como Juris Doctor y al año siguiente fue admitida en el Colegio de Abogados de California. En vez de dedicarse a la práctica privada, defendiendo a clientes en demandas civiles o acusaciones criminales, y de orientarse a casos relacionados con los derechos civiles de su comunidad, la afroamericana, la veinteañera prefirió el trabajo de fiscal público. Su primer cometido en este ámbito del derecho penal fue como fiscal de distrito adjunta en el condado de Alameda. Ella, en su presentación en la web de campaña para las elecciones de 2020 como compañera de fórmula de Joe Biden y candidata a la Vicepresidencia, explica que en Alameda inició su "lucha en favor de las familias trabajadoras, enfocada a procesar los casos de agresión sexual de menores".

Carreras judicial en la Fiscalía y política en el Senado
Su siguiente servicio, a partir de 1998, fue en la oficina del Fiscal del Distrito de San Francisco, Terence Hallinan, quien la reclutó para supervisar los casos por crímenes tipificados como homicidios, robos, allanamientos y agresiones sexuales, particularmente si los acusados ya tenían historial delictivo. En 2000 Harris se concentró en los casos de maltrato infantil y negligencia parental circunscritos a la ciudad de San Francisco y en 2002 empezó a preparar su aspiración al puesto electivo de Fiscal del Distrito, que se sometía a votación en 2003. Contrincante de su anterior jefe, Hallinan, Harris se llevó la Fiscalía con el compromiso de lograr una mayor contundencia condenatoria en los juicios penales, sobre todo en los casos por delitos de sangre, sexuales y de violencia doméstica, y si los acusados eran reincidentes.

El 8 de enero de 2004 Harris tomó posesión como la primera mujer fiscal jefe de San Francisco, ciudad y condado que arrastraban una tasa de homicidios muy superior a la media nacional, y también como el primer titular de color de la oficina. En los siete años siguientes, Harris, contraria en principio a solicitar la penal de muerte -vigente en el estado de California- para los reos de crímenes particularmente graves y partidaria, en tales casos, de la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, materializó sus promesas de conseguir que los tribunales y jurados del distrito dictaran más sentencias condenatorias por delitos violentos y de narcotráfico, y que los acusados implicados en ilegalidades con armas de fuego tuvieran que pagar fianzas más elevadas.

Además, puso en marcha un programa de reinserción educativa y laboral destinado a jóvenes delincuentes condenados por primera vez por trapichear con droga o cometer robos sin violencia, y creó una Unidad de Delitos de Odio para proteger a hijos de padres LGBT. Otra iniciativa fue su campaña para concienciar de los peligros del absentismo escolar, problema que a su entender, en tanto que antecedente personal de muchos adolescentes y adultos jóvenes que cometían delitos o eran víctimas de los mismos, debía considerarse una cuestión de seguridad pública. En particular, instó a los fiscales a solicitar castigos de multa para los padres llevados a los tribunales por despreocuparse de la escolarización de sus hijos.

Ya en noviembre de 2008, con dos años de antelación, Harris anunció su intención de presentarse a la elección del Fiscal General de California. De nuevo, se trataba de una alta oficina estatal desde siempre ocupada por hombres de raza blanca. Harris confiaba en suceder a Jerry Brown, quien se postulaba para gobernador del estado (ya lo había sido entre 1975 y 1983) y que, como ella, era miembro del Partido Demócrata. En junio de 2010 la fiscal jefe de San Francisco se impuso en la primaria demócrata y fue nominada para disputar con el republicano Steve Cooley, su colega del condado de Los Ángeles, la elección estatal prevista para el 2 de noviembre del mismo año. La votación dio lugar a un escrutinio embarullado y a unos resultados parciales muy ajustados, pero situando a Harris en cabeza. El 24 de noviembre, cuando Harris seguía provisionalmente primera con el 46% de los votos y sacándole menos de un punto de ventaja a su oponente republicano, Cooley decidió no prolongar más el impasse y concedió su derrota, convirtiendo a la demócrata en fiscala general electa.

Desde la Fiscalía General de California, oficina con sede en Sacramento y en la que fue inaugurada el 3 de enero de 2011, Harris reeditó varias de sus posiciones conocidas en materia de derecho penal y en la promoción de los derechos de la comunidad LGBT, y perfiló otros enfoques jurídicos dentro de su elenco de competencias como máxima responsable del correcto cumplimiento de las leyes bajo la jurisdicción del Departamento de Justicia de California. Por lo general, sus instrucciones y diligencias apuntaban al castigo sin lenitivos de las infracciones de la ley proporcionalmente a su gravedad, actitud que en algunos juicios por delitos violentos habituales fue considerada reaccionaria en ambientes liberales de izquierda. La fiscal general urgió a perseguir y procesar con todo rigor los delitos contra el medio ambiente y la seguridad pública, intensificó la coordinación judicial con México en la lucha transnacional contra los carteles de la droga y las mafias del tráfico de personas, vigiló con celo los abusos de los grandes bancos en las ejecuciones hipotecarias y protegió los derechos de los consumidores en terrenos comerciales como la telefonía móvil y el software informático. Una de sus innovaciones en el estado fue la Unidad eCrime para la persecución de delitos por Internet.

En noviembre de 2014 Harris fue reelegida para un segundo período de cuatro años frente al republicano Ronald Gold. Unos meses antes, la fiscal general contrajo matrimonio con Douglas Emhoff, abogado privado de Los Ángeles especializado en litigios de la industria del entretenimiento y padre de dos hijos fruto de un anterior matrimonio, Ella y Cole, a los que Harris adoptó como hijastros. La ceremonia civil fue oficiada en el tribunal de Santa Bárbara por la propia hermana menor de la novia, Maya Harris, asimismo abogada.

Precisamente ahora, tras 24 años de ejercicio en las fiscalías de San Francisco y California, Harris consideró que había llegado el momento de dar el salto a la política legislativa federal. La ocasión se planteó con el anuncio por la veterana Barbara Boxer, senadora por California desde 1993, de su retirada del Capitolio en las elecciones de 2016. Harris lanzó su precandidatura el 13 de enero de 2015 y el 7 de junio de 2016 disputó la elección primaria estatal, que en California tenía la particularidad de integrar en un único proceso competitivo a todos los precandidatos, independientemente de su partido. De acuerdo con el sistema, la primaria definía a dos candidatos, los cuales luego volvían a enfrentarse en la elección senatorial.

Harris fue el aspirante más respaldado con el 37,9% de los votos y en segundo lugar quedó Loretta Sánchez, miembro de la Cámara de Representantes y colega del Partido Demócrata. Un nutrido elenco de postulantes republicanos, ninguno de los cuales llegó al 8% de los votos, fue eliminado. Esta ausencia de candidatura republicana para la cámara alta del Congreso de Estados Unidos, la cual se renovaba en una tercera parte cada dos años, no tenía precedentes en California. El fracaso de los republicanos en las primarias californianas se veía magnificado por el hecho de que el otro senador del estado era igualmente una demócrata, Dianne Feinstein, en su escaño desde 1992 y cuyo mandato no tocaba renovar ahora. Dato añadido, también era demócrata el gobernador del estado, Jerry Brown, el fiscal general al que Harris había tomado el relevo en 2011.

Harris encaraba como favorita la elección legislativa del 8 de noviembre de 2016, condición que se vio reforzada tras recibir el apoyo de gran número de autoridades y mandatarios del partido, empezando por el presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden. Sin sorpresas, Harris batió a Sánchez con el 61,6% de los votos en la misma jornada que a nivel nacional resultó fausta para el Partido Republicano, pues retuvo la mayoría en las dos cámaras del Congreso y, sobre todo, vio llegar a la Presidencia a su candidato Donald Trump. El 3 de enero de 2017 Harris cesó en la Fiscalía General de California y tomó posesión como senadora júnior del estado. La prensa se apresuró a consignar que Harris, de 52 años, hacía el senador afroamericano número diez en la historia de Estados Unidos, el segundo mujer luego del registro de Carol Moseley Braun, senadora por Illinois en 1993-1999, y el primero de cualquiera de los dos sexos en California.

Kamala Harris es doctora honorífica en Derecho por la Universidad del Sur de California (2015) y en Humanidades por la Universidad Howard (2017). La senadora ha publicado dos ensayos encuadrados en sus trayectorias judicial y política, Smart on Crime: A Career Prosecutor's Plan to Make Us Safer (2009) y The Truths We Hold: An American Journey (2019). Además, es autora del texto del libro ilustrado para niños Superheroes Are Everywhere (2019).

(Cobertura informativa hasta 3/1/2017)