Jaume Collboni i Cuadrado

En junio de 2023, tras las elecciones municipales de mayo, Jaume Collboni fue investido nuevo alcalde de Barcelona. Anteriormente teniente de alcalde, Collboni asumió la dirección del Ajuntament de la capital catalana con un programa enfocado en los retos de la vivienda asequible, la transformación urbana, la movilidad sostenible, la transición energética y la seguridad ciudadana. Otro de sus planteamientos es la potenciación del Área Metropolitana de Barcelona, entidad que asimismo preside, como marco necesario para un mayor avance de las posiciones reconocidas en innovación, industria y digitalización, y la plena consecución de la propia agenda social. Muy activa en la esfera del municipalismo abierto colaborativo, Barcelona pertenece a 47 redes, asociaciones y alianzas de ciudades y gobiernos locales de ámbito global.

(Texto actualizado hasta 21 marzo 2024)


Nacido hace 54 años en la ciudad donde ha desarrollado toda su carrera profesional y política, Jaume Collboni i Cuadrado es licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona y posgraduado en Dirección y Organización de Sistemas de Información por la Universidad Pompeu Fabra (UPF). En su etapa estudiantil se afilió al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) e inició un compromiso sindical que el terreno lectivo canalizó en la Asociación de Jóvenes Estudiantes de Cataluña (AJEC), de la que fue secretario general, y en el obrero en la Unión General de Trabajadores (UGT), para la que prestó sus servicios de abogado y de cuya dirección nacional en Cataluña formó parte hasta 2005, al tiempo que representaba al sindicato en el Consejo Económico y Social de España. En 1996 colaboró en la puesta en marcha del Centro de Investigación en Economía y Salud (CRES) de la UPF.

Collboni ha desempeñado numerosos puestos y funciones en las administraciones autonómica, provincial, metropolitana y municipal. En 2005 fue nombrado coordinador del grupo de los socialistas en el Parlament de Cataluña, tres años después entró en la Comisión Ejecutiva del partido y en 2010 salió elegido diputado del Parlament por Barcelona. En la breve IX legislatura autonómica, con el PSC situado en la oposición al Govern de la Generalitat, Collboni asistió a Miquel Iceta en las labores de portavoz del grupo socialista, desde 2011 paralelas a su secretaría de comunicación y su portavocía del partido.

En las elecciones parlamentarias de 2012 Collboni fue reelegido en su escaño, pero en 2014 renunció al mismo para presentarse a las primarias del PSC y convertirse en alcaldable barcelonés. Entre 1979 y 2011 la ciudad condal había tenido cuatro alcaldes socialistas consecutivos —Narcís Serra, Pasqual Maragall, Joan Clos y Jordi Hereu—, y en estos momentos el Ayuntamiento estaba encabezado por Xavier Trias, de la Convergència i Unió (CiU), gobernante asimismo en Cataluña. Tras obtener la candidatura socialista, Collboni contendió en las votaciones municipales de mayo de 2015, que depararon a su partido el quinto puesto. Con todo, él fue uno de los cuatro concejales obtenidos por el PSC, del que pasó a ser presidente municipal.

En mayo de 2016, en virtud del acuerdo suscrito por el PSC y Barcelona en Comú (BComú), el partido de la alcaldesa Ada Colau, Collboni se integró en el equipo de gobierno municipal desde el puesto de segundo teniente de alcalde, tomando a su cargo las áreas de Empresa, Cultura e Innovación. En noviembre de 2017 los comunes, que disponían de 11 concejales, pusieron fin a su pacto con los socialistas y Collboni abandonó la Comisión de Gobierno, si bien permaneció en el Consejo Municipal y continuó presidiendo el Distrito de Horta-Guinardó, en el sector nordeste de la ciudad. Además, siguió siendo vicepresidente de Desarrollo Social y Económico del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

Nuevamente cabeza de lista en las municipales de mayo de 2019, Collboni condujo a su partido a una recuperación en las urnas que se tradujo en el ascenso hasta los ocho concejales, quedando en tercer lugar tras BComú y la lista de la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), liderada por Ernest Maragall. La restauración del pacto BComú-PSC permitió a Colau ser reelegida alcaldesa el 15 de junio y de paso trajo de vuelta a Collboni a la Comisión de Gobierno, esta vez como primer teniente de alcalde y responsable de las áreas de Economía, Trabajo, Competitividad y Hacienda. En julio del mismo año el edil sumó el puesto de vicepresidente primero de la Diputación Provincial de Barcelona y el 19 de diciembre de 2021 el Congreso Extraordinario PSC, con Miquel Iceta de presidente y Salvador Illa de primer secretario, le ratificó en la Comisión Ejecutiva, donde estrenó la posición de viceprimer secretario para Política Municipal.

Programa para las elecciones municipales de 2023

El primero de febrero de 2023 Collboni renunció a su concejalía y abandonó todas sus funciones municipales con el fin de preparar su tercera aspiración a la alcaldía. El programa del PSC para las elecciones del 28 de mayo se articulaba en cinco grandes ejes: sociedad equitativa, transformación y sostenibilidad urbanas con el horizonte temporal de 2030, la promoción económica en aras de un "progreso compartido", la cultura y la seguridad. "Quiero una Barcelona ordenada, de oportunidades y que recupere el orgullo. Una Barcelona que necesita soluciones a los problemas reales de los ciudadanos y ciudadanas, desde el consenso y sin dogmatismos", proclamaba el candidato en sus documentos de campaña.

En materia de vivienda, uno de los grandes problemas de la ciudad por el encarecimiento desmedido de los precios y el déficit de viviendas de promoción pública, Collboni barajaba la salida a la venta o el alquiler de 70.000 pisos adicionales, 25.000 de ellos de protección oficial, y la relegación de la obligatoriedad para los promotores de destinar el 30% de sus proyectos a la vivienda social —norma que según él no estaba incentivando una mayor oferta— en favor de una herramienta alternativa, el Pla 500. Este estaba orientado al acceso a la vivienda por los jóvenes y consistía en descuentos de hasta 500 euros en los alquileres para los menores de 35 años en las listas espera de pisos de protección, a cambio de bonificaciones de hasta el 95% en el IBI y ayudas a la rehabilitación para los arrendadores de los inmuebles, que previamente los cederían al Ayuntamiento por un período mínimo de seis años. La diferencia entre el precio marcado por el propietario y la renta pagada por el inquilino la costearía el Ayuntamiento.

En relación con este sensible tema, el candidato socialista trazaba una separación entre el legítimo derecho a la vivienda digna, más en las situaciones de vulnerabilidad familiar, y la ocupación de casas privadas, lo cual era siempre un "hecho ilegal" y no podía ser la "solución" a la falta de vivienda. Ante este fenómeno, con el que había que tener "tolerancia cero", Collboni proponía crear una oficina municipal para la "prevención de la ocupación delictiva", un nuevo protocolo para los desalojos ágiles de okupas por la Guardia Urbana y la aplicación del recurso legal —aprobado recientemente por el Parlamento catalán— de los desahucios judicializados de inquilinos irregulares o conflictivos de viviendas propiedad de grandes propietarios.

Para las familias más vulnerables a los altos costes de la vida, Collboni planteaba el pago desde el Ayuntamiento de una Renta BCN, ayuda directa, aproximadamente 1.500 euros al año para un hogar tipo con dos menores a cargo, que sería complementaria al Ingreso Mínimo Vital (IMV) del Gobierno de España y a la Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC), la prestación social de la Generalitat. El alcaldable ponía énfasis en la atención primaria de la sanidad y la atención en sus hogares de las personas con dependencia o discapacidad. También, se fijaba el objetivo de universalizar el primer tramo de la educación infantil, de los cero a los tres años, con la ampliación de las plazas de guardería o jardín de infancia, hasta las 11.000, y del número de centros, las Escoles Bressol Municipals, hasta los 125. El programa hablaba de poner en marcha un "plan de choque" para la igualdad educativa.

En el capítulo de urbanismo, Collboni marcaba distancias de las conocidas como Superilles (supermanzanas), el complejo proyecto de la alcaldesa Colau para suprimir tráfico vial de paso, peatonalizar calzadas y abrir zonas verdes en el Eixample, considerado por él "inviable". Como alternativa, ofrecía recuperar una treintena de interiores de manzanas de este distrito central, ganando 9 hectáreas de disfrute público sin eliminar circulación de coches y con una inversión de 171 millones de euros. La idea aquí era hacer de estos patios interiores unos espacios ajardinados comunitarios, tal como en su día los concibiera el ingeniero y urbanista que diseñó el Ensanche barcelonés a mediados del siglo XIX, Ildefons Cerdà.

El concepto de ciudad sostenible y saludable requería un Pla de Nou Verd Urbà, para obtener 80 hectáreas más de zonas verdes e incrementar en otras 20 hectáreas las superficies verdes ya existentes. El candidato prometía duplicar el presupuesto del Plan de Barrios 2024-2027, hasta los 300 millones, y destinar más inversiones municipales a las zonas periféricas en las laderas de la Sierra de Collserola. 

Un actuación prioritaria y de gran envergadura afectaría a 8 km lineales de las rondas de Dalt (B-20) y Litoral (B-10), las grandes vías de circunvalación en los ejes norte y sur de Barcelona, que serían cubiertos gradualmente para ganar 0,5 km2 en espacios peatonales y verdes. Si la obra se completaba por fases hacia 2050, los kilómetros de calzadas tapadas pasarían de los 7,6 actuales a 15,6, es decir, el 60% de ambas circunvalaciones. El ambicioso plan, bautizado Horitzó Rondes 2050, fue presentado por Collboni y el PSC como un ejemplo de "urbanismo transformador", yendo más allá del "urbanismo cosmético", y según sus cálculos costaría 1.500 millones de euros, de los que el Ayuntamiento pondría una parte menor y el grueso se financiaría desde el Estado, la Generalitat y con fondos europeos.

En cuanto a la movilidad, Collboni apostaba, además de por su sostenibilidad, porque no estuviera "supeditada" al urbanismo. Un consistorio bajo su dirección impulsaría las reformas del Aeropuerto de El Prat y el Puerto de Barcelona, iniciaría las obras de transformación de La Rambla, la calle más emblemática de la ciudad, con un plazo de conclusión adelantado, en 2027, y terminaría las obras de conexión de las dos redes del tranvía de superficie, el Trambaix y el Trambesòs, entre las estaciones de Francesc Macià y Glòries por la Avenida Diagonal. En añadidura, buscaría mejorar los servicios de Rodalies, el ferrocarril de cercanías (operado por la compañía estatal Renfe y la Generalitat), y modernizaría varias estaciones de los autobuses interurbanos. Toda una serie de intervenciones paralelas a las próximas ampliaciones, ya pactadas con la Generalitat, de varias líneas del Metro.

Un proceso fundamental, ya en curso, apuntaba a conseguir que la totalidad de los autobuses de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) prescindieran del diésel en 2030, año en que la mitad de la flota tendría que consistir en vehículos de hidrógeno y eléctricos, luego con cero emisiones, y la otra mitad en vehículos de gas natural e híbridos. Tan pronto como en 2024 se fijaba el objetivo intermedio de un 25% de sostenibilidad en los autobuses de TMB. La lucha contra la emergencia climática hacía preciso además elaborar un nuevo plan de mejora de la calidad del aire en la ciudad, comprometida como estaba en la reducción de la huella del carbono.

Por lo que respectaba al turismo, industria que tenía un peso muy importante en la economía local (el 15% del PIB) y de la que Barcelona era un referente internacional de primer orden, Collboni defendía el crecimiento del sector "en calidad, pero no en cantidad"; en lugar de un turismo masificado de "sol y playa", de estancias cortas o de poco gasto, la ciudad debía atraer preferentemente al turista con inquietudes culturales, que hallaba en Barcelona una rica oferta. La política turística local, opinaba el anterior teniente de alcalde, tenía que basarse en la "descentralización" de la recepción de los numerosísimos visitantes, muchos llegados en cruceros con escalas, incentivando una mayor presencia de otros distritos más allá de los archiconocidos Ciutat Vella y Eixample, donde se concentraban los principales monumentos, los museos, los hoteles y los locales de ocio. Al Ayuntamiento le tocaba hacer también una vigilancia más eficiente del alojamiento turístico ilegal.

Sobre este capítulo, el programa electoral decía textualmente: "Barcelona quiere liderar la transformación del turismo urbano a escala internacional, por lo que es necesario afrontar un programa integral de sostenibilidad turística. Queremos transformar el modelo turístico con un mayor encaje y coherencia con el modelo de ciudad y con la vida de la ciudadanía". Personalmente, Collboni estaba convencido de que su ciudad ya estaba "al límite de su carga turística" y que era hora de cambiar de estrategia.

En respuesta a los delitos comunes y los actos vandálicos, Collboni contemplaba reforzar las dotaciones de la Guardia Urbana y Bomberos, una mayor presencia de los Mossos d'Esquadra (la Policía autonómica) en los barrios, la creación de una "alcaldía de noche" para gestionar los servicios nocturnos, mejorar la iluminación en determinadas calles y sanciones más contundentes por conductas incívicas, como pintar grafitis, hacer botellón o tirar basuras en la vía pública. 

El problema del incivismo había que manejarlo con una nueva ordenanza ad hoc y con "mecanismos de justicia rápida", tal como se había hecho cuando los Juegos Olímpicos de 1992. El propósito del PSC de una "seguridad con convivencia" hacía hincapié en la "proximidad" y la "prevención", y el concejal llamado a plasmarlo era Albert Batlle, ya teniente de alcalde con Ada Colau para Prevención y Seguridad, oficina desde la que venía combatiendo el mercadeo ilegal de cannabis y el llamado top manta. "Ordenar el espacio público" pasaba también por unos mejores servicios de limpieza, objeto de un "plan de choque" específico, y mantenimiento del mobiliario urbano.

Durante la campaña electoral, Collboni, quien entre 2011 y 2016 había estado casado con el periodista y productor televisivo Óscar Cornejo, manifestó que tendría "el orgullo de ser el primer alcalde gay de Barcelona", y que como primer edil del consistorio sería un abanderado de los derechos del colectivo LGBTI. El mismo celo se aplicaría en la prevención de las violencias sexistas y machistas, reforzando de ser necesario las políticas de seguridad con una perspectiva de género y creando un protocolo municipal contra el acoso sexual.

Llegada a la Alcaldía, agenda de eventos internacionales y promoción de la "metrópolis federal"

En la elección municipal del 28 de mayo de 2023 el socialista Collboni se midió con cinco contrincantes principales: Colau, aspirante a la reelección, por BComú; el ex alcalde Xavier Trias por Junts per Catalunya; Ernest Maragall por ERC; Daniel Sirera por el Partido Popular (PP); y Gonzalo de Oro-Pulido por Vox. La lista más votada fue la de Junts con el 22,4% y 11 concejales, seguida por el PSC con el 19,8% de los votos y 10 concejales, dos más que en 2019. El sector de Colau retrocedió un edil, quedándose con nueve, y ERC, hasta entonces la primera fuerza empatada con BComú, perdió la mitad de los 10 concejales que tenía. El PP avanzó de los dos a los cuatro puestos y Vox entró por primera vez en el Consejo Municipal con dos representantes.

La impresión inicial era que Trias regresaría a la alcaldía con el respaldo de ERC, pero en la sesión constitutiva de la corporación municipal, el 17 de junio, Collboni dio la sorpresa al ser investido alcalde gracias al apoyo de BComú y el PP, ambos contrarios al candidato de Junts. El PP accedió a facilitar la elección del socialista a condición de que en su Comisión de Gobierno fuera monocolor, sin la participación de los comunes como hasta ahora, luego de franca minoría. Tras ser proclamado alcalde con 21 votos, Collboni confirmó la formación de un Gobierno municipal exclusivamente socialista, pero abierto a "escuchar y dialogar" con las otras fuerzas políticas representadas en el Consejo de 41 miembros.

En sus primeros pronunciamientos como alcalde, Collboni recordó que la vivienda era el "problema número uno" de los barceloneses, subrayó su compromiso con "una ciudad más segura, ordenada y limpia", meta a alcanzar a través del Pla Endreça, y abogó por hacer de Barcelona "la capital económica de Cataluña, de España y del sur de Europa". Una de sus primeras medidas significativas fue la "recuperación de la normalidad institucional" en las relaciones entre el Ayuntamiento y la Corona de España. Así, el 18 de septiembre Collboni fue recibido por el rey Felipe VI en el Palauet Albéniz de Montjuïc; la última reunión de estas características había sido la mantenida por Jordi Hereu y Juan Carlos I en el Palacio de la Zarzuela de Madrid en 2006. Pocos días antes del encuentro entre el alcalde y el monarca, Barcelona inauguró la Capitalidad Europea de la Democracia, condición conseguida en enero de 2023 y que en febrero de 2024 habría de pasar a Viena.

La reputación de la gran urbe catalana como plataforma de proyección internacional iba a recibir un nuevo espaldarazo a lo largo de 2024 y 2025 al acoger una serie de importantes eventos de variada naturaleza: la Conferencia de la Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, organizada por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI); también en el marco de la UNESCO (de la que Barcelona es Ciudad Creativa en la categoría de Literatura), la III Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible-MONDIACULT; la Reunión de Alto Nivel sobre políticas nacionales de la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía (IDRA, lanzada por los presidentes de España y Senegal en la COP27 de 2022 en Sharm El Sheij); la I European Latin America Audiovisual Summit de la feria sectorial Integrated Systems Europe (ISE); el II Congreso de la red European Print Initiatives Collaboration (EPICo); la Bienal de arte Nómada Europea Manifesta 15; o la 37ª edición de la Copa América de Vela. Para 2026 estaba prevista la Capitalidad Mundial de la Arquitectura.

Amén del Mobile World Congress (MWC), cita ineludible de los actores tecnológico-comerciales del mundo de la comunicación móvil y que desde 2006 acontecía anualmente en las instalaciones de la Fira de Barcelona. Como alcaldable de una "ciudad abierta al mundo", Collboni había hablado en su campaña electoral de 2019 de proponer la candidatura de Barcelona como sede de la Expo 2030, pero dos años después se había alineado con Colau en el descarte de esa posibilidad, al no darse las circunstancias. Ahora, Collboni pensaba en reacondicionar los espacios de la Fira de Montjuïc de cara a los actos del centenario de la Exposición Internacional de 1929.

El 27 de julio de 2023 Collboni, con 83 votos a favor, una abstención y un voto nulo, fue elegido para suceder a Trias también como presidente del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), el organismo rector de una administración supramunicipal, creada en 2011, de 636 km2 y 3,3 millones de habitantes —el 42% de toda Cataluña— repartidos en 36 municipios, a la cabeza de los cuales estaba, con 1,66 millones de vecinos empadronados, la ciudad condal. A diferencia del Ayuntamiento barcelonés, el Gobierno de la AMB era ahora de coalición entre el PSC, Junts, ERC y En Comú Guanyem, y manejaba un presupuesto de 2.500 millones de euros, frente a los 3.600 millones gestionados por el consistorio de la capital en su presupuesto de 2023.

Collboni asumió esta nueva función entre reflexiones sobre la necesidad de profundizar los acuerdos intermunicipales y expandir el radio de acción de la AMB, dando lugar a una verdadera "metrópolis federal" de más de 5 millones de habitantes que dispusiese de mayores competencias y se aproximara a las dimensiones de muchos socios, asiáticos y americanos en particular, del concierto global de grandes ciudades. Solo desde una "escala metropolitana" podía una corporación local enfrentar en óptimas condiciones retos como el de la vivienda, la movilidad sostenible, la transición energética y la digitalización.

Así, a Collboni le parecía deseable que la futura AMB o una institución regional equivalente comprendiera no solamente los cinco municipios de la comarca de Barcelonès, 22 de los 30 municipios del Baix Llobregat, siete de los 23 del Vallès Occidental y dos de los 30 del Maresme, sino la totalidad de esas cuatro comarcas y otras tres más, el Alt Penedès, el Vallès Oriental y el Garraf. 160 municipios en total que aunque no amalgamaban una estricta continuidad urbana sí presentaban una trama de relaciones imbricadas y cierta unidad funcional. Los nueve municipios más grandes (Terrassa, Sabadell, Mataró, Rubí, Vilanova i la Geltrú, Granollers, Mollet del Vallès, Vilafranca del Penedès y Martorell) de la llamada segunda corona estaban asociados como Arco Metropolitano de Barcelona, una entidad aglutinadora para la coordinación aunque sin rango administrativo.

El 27 de octubre de 2023 el Ayuntamiento hizo una declaración pública sobre la situación en Oriente Próximo, agravada por el estallido de la guerra en Gaza. Ante esta explosión de violencia, el alcalde ofrecía a israelíes y palestinos el escenario negociador de Barcelona para, primero, poner "fin al sufrimiento de la población civil" y, segundo, "establecer la base para un nuevo acuerdo de paz entre las partes enfrentadas".

Jaume Collboni es miembro del Liderazgo Ejecutivo de la red Eurocities, la Junta Directiva de la Asociación Mundial de las Grandes Metrópolis (Metrópolis), el Comité Directivo del Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán (MUFPP) y el Consejo Rector de Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU), así como presidente de la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras (AICE). En noviembre de 2023 la Junta de Gobierno de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) le eligió como uno de los cuatro representantes de las corporaciones locales de España en el Comité Europeo de las Regiones (CdR), órgano consultivo de las instituciones de la UE. En tanto que alcalde de Barcelona y presidente de la AMB, Collboni preside igualmente el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona y el Consejo General del Consorcio de Turismo de la ciudad. Es vicepresidente también del Consejo General del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).

(Cobertura informativa hasta 21/3/2024).

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